LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Kafka en el baño ,. , fotos,.
Kafka en el baño,.

El cuarto de baño se transmutó con los años en un angustioso jardín botánico entubado en dosis para el día y la noche
De esta realidad abigarrada con cargante
aroma a rosa de mosqueta y PH fisiológico, solo consigo evadirme muy de
vez en cuando, en los hoteles cuando viajo solo, como esos permisos
penitenciarios largamente anhelados o aquella eterna espera para obtener
'la blanca', la licencia de la mili. Entonces gusto de entrar y salir
del baño repetidamente entrecerrando los ojos, contemplando embelesado
aquella bendita y olvidada desnudez de las paredes solo rota por la
presencia atávica del rollo de papel higiénico. Pero son privilegios
efímeros e irreales, pues mi estrenada condición de abuelo ha supuesto
contradictorias sensaciones; las emociones propias de este nuevo
ejercicio deben conjugarse ahora, cuando nos visita el nieto, con una
nueva guerra posmoderna que conlleva una añadida invasión de pañales,
toallitas, cremas para el culito, esponjas y palanganas que han hecho
desaparecer hasta el bidé. Ayuda.TITULO: Antonio Miró, la chaqueta de moda para este invierno,.

Un chaqueta acolchada con las mangas de punto con la calidad y el estilo de Antonio Miro.
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TITULO:
Peter Falk, el teniente Colombo y el perro -Cargas policiales a las puertas de Feval
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Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - Cargas policiales a las puertas de Feval ,. , fotos,.
Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - Cargas policiales a las puertas de Feval ,. , fotos,.
Cargas policiales a las puertas de Feval. La manifestación convocada en Don Benito por las principales organizaciones agrarias para pedir precios justos del campo se ha visto alterada justo al llegar a la institución ferial.
Representantes de las organizaciones agrarias convocantes de esta manifestación han lamentado estos incidentes y han pedido disculpas, tal como ha afirmado el delegado de COAG Juan Moreno.
TITULO: HOY LE TOCA - Charlotte Delbo,.
La palabra exacta y meditada para describir Auschwitz
Se edita el testimonio meditado de Charlotte Delbo, miembro de la resistencia y superviviente de dos campos de concentración
Delbo no era judía. Era miembro de la resistencia francesa y lo demarca en las primeras páginas de su obra, consciente de las clases que había en ese lugar de aniquilación. «Vosotras podéis tener esperanza, pero nosotras...», cuenta que le responde una prisionera judía que con la mano hace un gesto que «alude al humo que asciende». Ese humo de las chimeneas del crematorio donde se reducían a cenizas los cuerpos de los que morían en las cámaras de gas.
Los relatos más contundentes del genocidio nazi se escribieron en primera persona. Memorias sin artificios de ficción que intentaban abarcar el horror desde el detalle de lo personal. No son demasiados y destaca 'Si esto es un hombre', de Primo Levi, inevitable referencia para quien se acerque a este episodio de la historia. Con el tiempo, otros grandes autores han abordado la cuestión desde distintas perspectivas, recurriendo en ocasiones a la novela, como Imre Kertész, que también fue deportado a Auschwitz en 1944, con quince años; o Patrick Modiano, cuya obra suele rondar los campos de concentración, de los que su padre escapó, escondido en París.
Una sola literatura
La voz de Delbo, sin embargo, se desmarca de estos acercamientos, con formalidad literaria. Ensaya la difícil tarea de describir el horror con hermosas composiciones de la palabra. Con el uso casi indistinto de poesía y prosa, recurre a la belleza literaria para contar el dolor, la supervivencia, la amistad y la indiferencia. Lo bueno y lo malo del ser humano enfrentado a extremas condiciones de crueldad, que la autora no simula ni disfraza. Es su humanidad descarnada durante los 27 meses de cautiverio, entre 1943 y 1945.Auschwitz no tiene una literatura femenina y otra masculina. No hay forma de separar en géneros los límites de la infamia y la tortura. En la crudeza transmitida a sus lectores, la obra de Delbo es comparable a la de Levi. El sadismo de los nazis, el invierno, la insalubridad del barracón era la misma para unas y otros. También la locura, la insensibilidad, el brillo lejano de la esperanza, la solidaridad.
Con la palabra exacta cuenta la separación de las mujeres y sus hijos para conducirlos a lo «inconcebible». También cómo observaba los cadáveres de sus compañeras como si fueran los maniquíes de su niñez. La perspectiva que domina, además, es la del testigo, como si ella misma pudiera alejarse de allí si se lo propusiera. Pero a la vez rompe la distancia y encarna el hambre, el temblor y la incertidumbre. «Morir no tiene importancia / en definitiva / cuando se hace dignamente / pero / en la diarrea / en el fango / en la sangre / y que dure / que dure tanto», escribe.
Sin acaparar el relato, dejando fluir su testimonio a través de los otros, a veces en plural, otras en primera persona. Hilvana lo que sabe, lo que imagina, lo que vive, lo que le cuentan, y desgrana la cotidianidad de la resistencia individual y colectiva. Delbo sobrevivió. No así otras mujeres de la resistencia. En el mismo convoy que ella viajaban 230, regresaron menos de 50. Sus voces las recoge Delbo, que en algunos pasajes muestra una doble sorpresa. La de vivir y la de ser capaz contar.
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