TITULO:
A Crush, la pasta te aplasta - El verano de tu vida - Salvador García
"Pitu" pone música al emotivo encuentro entre Pilar y Mari ,.
El viernes-23- Julio a las 22:00 por La 1, foto,.
El verano de tu vida - Salvador García "Pitu" pone música al emotivo encuentro entre Pilar y Mari,.
Salvador García "Pitu" pone música al emotivo encuentro entre Pilar y Mari,.
El cantante gaditano ha interpretado en el escenario de "El verano de tu vida" las sevillanas "Es mi Huelva por la ría" y "Una madre es lo primero".
Conocemos la historia de Pilar, una mujer que vive en Guadix que de joven vivió en Gibraleón, Huelva. Allí conoció a Mari, una vecina que la trató como una hija durante su embarazo. Toñi Moreno ha propiciado el encuentro entre estas dos mujeres que, aunque vivieron caminos diferentes, siempre se han considerado familia.
La onubense inculcó a su vecina su devoción por la Virgen del Rocío, hasta el punto de que Pilar puso de nombre a su hija Pilar del Rocío. Tras seis años sin verse, las dos amigas se han podido abrazar durante el programa en un emotivo momento al que ha puesto banda sonora Salvador García "Pitu".
En este vídeo puedes disfrutar con las sevillanas "Es mi Huelva por la ría" y "Una madre es lo primero", interpretadas por el cantante gaditano.
TITULO: PUERTA CON PUERTA CANAL EXTREMADURA - Piornal ,.
El carácter alegre de los piornalegos les hará reír y recordar al mismo tiempo. Mercedes "La Cañera" nos recordará cómo lavaban antiguamente las mujeres en el pueblo. Además, nos enseñará sus bordados. Emilia es sin duda la mujer con más abanicos de Piornal, y eso que aquí mucho calor no hace, nos bailará con sus trajes y nos enseñará las manualidades que hace. Desde chica Soraya siempre tuvo una ilusión volver al pueblo de sus padres, y es que esta catalana quiso seguir los pasos de su padre y montar su proyecto de vida aquí. Nueve años lleva Lucy Rees en la sierra. Se vino desde Gales con una manada de caballos salvajes conocidos como Pottokas. Aquí, esta zoóloga estudia su comportamiento en libertad. Beatriz nos cantará la ronda que le cantó a su marido cuando fue Jarramplas, y él, Luis, nos descubrirá los secretos mejor guardados de esta fiesta popular. También conocemos a Messi, que no el futbolista, sino un señor que, en vez de utilizar caldero para hacer migas, lo acaricia y hace música con él. Entraremos en un antiguo sanatorio de tuberculosos que hoy sirve como estudio de pintura y escultura para Enrique, un artista que ha expuesto en las mejores salas de Estados Unidos y por último conoceremos a Cristian un "máquina" de la madera.
TITULO: Trastos y tesoros - CANAL EXTREMADURA - Una azafata santeña tiende un puente aéreo solidario con Cuba,.
Una azafata santeña tiende un puente aéreo solidario con Cuba,.
La joven ha iniciado una campaña para recoger material de primera necesidad y medicinas y llevarlas en su maleta hasta el país caribeño,.
Bajo el lema SOS Cuba, una azafata de vuelo de Los Santos de Maimona, Mayte Godoy, ha iniciado una campaña de recogida de medicinas y productos de primera necesidad para llevarlos hasta las personas necesitadas del país caribeño. Una especie de puente aéreo solidario. «Vuelo con mucha frecuencia a la Habana por cuestiones de trabajo y siempre,.
El papel desempeñado por los gobiernos de España en su relación con el régimen cubano ha sido el de actuar como puente o enlace con el resto de Europa. Todos los presidentes con apenas diferencias de matiz se han atenido a esa tradición que ha permitido, entre otras cosas, distanciar a la Unión Europea del enfoque estadounidense del dosier cubano. Sin embargo, conforme se prolonga la tensión en la isla, la bronca política en España sube de tono, ruidosamente quejoso el PP con la contención de los ministros socialistas al referirse al modelo cubano y con la retórica de Podemos, por lo demás acorde con las raíces de la formación y recordatoria de la vigencia del bloqueo establecido por Estados Unidos.
Basta acudir a las hemerotecas para dar con episodios tan significativos como el viaje a Cuba de Manuel Fraga y el de Fidel Castro a España, las visitas de José María Aznar y Mariano Rajoy a la isla y la lógica necesidad permanente de preservar las inversiones españolas en la isla presentes y futuras para comprender que más allá o al margen de ideologías, la realpolitik impone sus reglas insoslayables. Los integrantes del Gobierno que, motu proprio o requeridos, han dado su parecer se han atenido al realismo, como lo han hecho los de la Unión Europea, sin olvidarse de reclamar al Gobierno cubano que respete los derechos humanos, la libertad de expresión y la de comunicación.TITULO:
Domingo -25- Julio - LA SEXTA TV -Ambulancias, en el corazón de la
ciudad - La elevada tasa de incidencia covid mantiene a la capital cacereña en riesgo extremo ,.
El domingo -25- Julio Mayo a las 21:30 por La Sexta, foto,.
La elevada tasa de incidencia covid mantiene a la capital cacereña en riesgo extremo,.
De las 1.136 pruebas que se practicaron en el PAC de la Montaña la semana pasada, se confirmaron 40 casos positivos,.
Si
el pasado viernes la tasa de incidencia acumulada en la capital
cacereña era de 312 casos a 14 días y 176 a siete, este lunes, según la
última actualización publicada por el Servicio Extremeño de Salud (SES),
la de dos semanas ha subido ligeramente, hasta los 325,61 casos,
mientras que la de una semana se mantiene en la misma cifra., etc,.
TITULO:
CAFE
GIJON - MANZANAS VERDES - En busca de las mejores olas para surfear de Europa ,.
CAFE GIJON,.
CAFE GIJON,.
Café Gijón - foto,.
MANZANAS VERDES - En busca de las mejores olas para surfear de Europa , .
MANZANAS VERDES - En busca de las mejores olas para surfear de Europa , . fotos,.
En busca de las mejores olas para surfear de Europa,.
Cabalgar sobre una tabla es un buen motivo para viajar hasta los confines del mundo, pero algunos de los rompientes más deseados por los surfistas no están muy lejos,.
En las costas europeas los surfistas pueden vivir momentos mágicos en algunas playas del Cantábrico, de la costa atlántica francesa, en los mares de Gran Bretaña o incluso más allá del Círculo Polar Ártico. Estas son nueve propuestas para los amantes de las olas.
Paraísos surferos en el País Vasco francés
Hendaya, San Juan de Luz, Guéthary y Urrugne son las estrellas surferas del País Vasco francés, que cuenta con más de 50 kilómetros de costa, con playas para todos los gustos, desde la más grande, la de Hendaya, hasta las calas más pequeñas, como las de Guéthary. Con impresionantes olas, pero sin llegar a ser peligrosas, estos arenales son desde hace mucho tiempo metas clásicas de todo aficionado al surf, que además permiten combinar este deporte con otras muchas actividades acuáticas e incluso con tranquilos días playeros en familia. Por seleccionar entre todas las olas posibles, nos quedamos con dos: Côte des Basques, en Biarritz y Parlementia, en Guéthary.
De no ser por La Gravière y las olas de arena de Soorts-Hossegor, la playa de Côte des Basques probablemente se llevaría la palma para practicar surf en Francia gracias a su preciosa rompiente a orillas de un castillo con vistas espléndidas de los Pirineos. Está en el extremo sur de Biarritz y genera olas de izquierdas y de derechas que suelen preferir la bajamar. A decir verdad, la playa ni siquiera existe con pleamar, pero es posible colarse entre las rocas y surcar las olas si la marejada tiene la potencia suficiente. Aquí hay una entregada y numerosa comunidad de surfistas de tabla larga y unas cuantas escuelas de surf. Cuanto más al sur, menos gente y más picos interesantes para tablas cortas. En cualquier caso, hay que hacerse a la idea de que habrá aglomeraciones y disfrutar de un cóctel al atardecer en el bar Etxola Bibi.
También Parlementia, situada junto a la pequeña localidad de Guéthary, 10 kilómetros al sur de Biarritz, cuenta con una discreta y moderna comunidad surfista. Cuando llega una marejada importante a la costa oeste de Francia, este lugar es ideal para el surf de olas grandes. Es una ola de arrecife con una doble vertiente: una larga de derechas y una de izquierdas que permite ejecutar un par de giros. Rompe con casi cualquier marejada y es mejor con marea media, pero soporta casi todo lo que le echa el Atlántico. Aunque resulta entretenida todos los días del año, hay meses mejores que otros, e incluso en invierno hay unos días con marejada intensa y viento favorable que los surfistas no dudan en aprovechar. En comparación con Belharra y La Nord (más inestable), Parlementia brinda las mejores olas grandes de la zona.
Thurso y Skirza, surf extremo en Escocia
Thurso es una ciudad de unos 10.000 habitantes en el extremo norte de Escocia, a la que se llega fácilmente desde Glasgow o Edimburgo. Aunque no tiene el mejor clima para practicar este deporte, ha conseguido convertirse en todo un objetivo para los amantes de las olas difíciles, que encuentran en estas aguas escocesas todo un reto, casi más propio de los vikingos que se asentaron en estos parajes hace ya muchos siglos (su nombre significa “sitio del río de Thor” en nórdico antiguo). Como los surfistas, los temibles pueblos nórdicos se sintieron atraídos por la geografía de Thurso, pero por razones diferentes: su profunda bahía formaba un puerto natural perfecto que aprovecharon estratégicamente hasta el siglo XI, cuando su expansión por Gran Bretaña tuvo un final sangriento.
En Thurso los surfistas se enfrentan a un frío gélido, aunque algunos practican surf incluso en invierno cuando el agua se congela y tienen que coger las olas entre bloques de hielo desprendidos. Pese a eso, nunca estarán solos, ya que el surf triunfa en Escocia desde hace años y cada vez atrae a más gente. Cerca de Thurso hay otras rompientes alternativas, algunas completamente desiertas.
En una zona más profunda de la bahía de Thurso está la rompiente Sewer Pipe (o Shit Pipe), que genera olas de arrecife a-frame, tanto de derechas (más uniformes) como de izquierdas (más potentes). Es excelente para aquellos que tienen nivel intermedio y piensan que Thurso está abarrotada o es demasiado complicada. La ola de Sewer Pipe es más pequeña, pero se comporta mejor ante el viento predominante del suroeste y presenta una cara limpia cuando en Thurso soplan vientos laterales. En los mejores momentos aparecen paredes veloces y muy divertidas. No hay que dejarse impresionar por su nombre (“cloaca”): se llama así por las aguas manchadas de turba que fluyen por la desembocadura del río y dan a las olas su característico color marrón.
Cuando las enormes marejadas invernales azotan el condado de Caithness, en el pequeño pueblo de pescadores de Skirza, en la costa este de esta zona de las Highlands, uno quizá tenga la suerte de encontrar una de las olas más legendarias de Escocia: una potente y larga de izquierdas próxima al puerto que rompe sobre unas rocas creando tubos que se prolongan decenas de metros. Al abrigo de una bahía en el extremo nororiental de la isla, Skirza goza de viento de tierra en invierno cuando este sopla con fuerza del oeste (al contrario que Thurso), pero requiere una inmensa marejada del norte o mucho viento del este para adentrarse en la bahía, por lo que es muy voluble. Si, como es probable, no encontramos olas, podemos seguir 11 kilómetros al sur por la A9 hasta la bahía de Sinclair, cuya rompiente está más expuesta a la marejada y ofrece buenas olas de arena de izquierdas y de derechas.
Sobre las verdes olas de Irlanda: Bundoran y Mullaghmore
En la preciosa costa occidental del norte de Irlanda hay playas que los surfistas conocen como “un paraíso frío”, y el mejor lugar para lanzarse al agua con una tabla es Bundoran, la capital irlandesa del surf, en el condado de Donegal. Aquí las olas importan más que el bronceado, como ocurre en otros paraísos surferos más soleados, y los surfistas auténticos ven sus ventajas. No hay postureo: el que viene lo hace exclusivamente para practicar el surf, no para dejarse ver. El lugar más popular es el conocido como The Peak, un rompiente de arrecife solo apto para los más experimentados, pero hay otras opciones.
A pocos kilómetros al oeste de Bundoran está Mullaghmore, una aldea minúscula. Antes de que se descubriera su gran ola, en la década de 1990, era tristemente célebre como el lugar donde el conde inglés Louis Mountbatten y su nieto de 14 años fueron asesinados en un atentado del IRA en 1979. Gracias al experto en olas grandes Richie Fitzgerald, las slabs de 12 metros que se alzan en las agitadas y gélidas aguas del Atlántico delante de Mullaghmore, o Mully, son ahora muy conocidas entre la comunidad surfista, aunque poca gente se atreve a surcarlas. Como pasa en los otros lugares donde hay olas grandes, vale la pena visitarlo para admirar el espectáculo (en el caso de Mully, el promontorio donde rompe es el mirador ideal).
Y al suroeste de Bundoran, Pampa es una ola pronunciada que obliga a trazar una línea muy rápida si se quiere tener alguna posibilidad de surfear su tubo, de hasta 150 metros de longitud y entre 2,5 y tres metros de altura. Se llama así por un aparatoso cartel publicitario de la aseguradora PMPA que había en las inmediaciones y apareció en la película de surf Litmus (1995), protagonizada por Joel Fitzgerald y Tom Curren. Si parece demasiado bestia, la playa de Rossnowlagh, a ocho kilómetros al sur de Bundoran, es un paraíso para los principiantes.
Otra propuesta irlandesa
Lahinch, situada pocos kilómetros al sur de Galway, en el condado de Clare, en la costa occidental de Irlanda, se ha vuelto muy popular entre surfistas principiantes. Sus rompientes principales (Beach y Left) suelen estar llenos de gente, pero cuando hay oleaje son muy pocos los afortunados que logran ponerse en pie sobre la tabla. Eso no significa que no haya un asentado grupo de surfistas dispuestos a exhibir sus habilidades. Y con dos olas adicionales más complicadas en Lahinch (Cornish Left, una rápida ola tubera de izquierdas, y Shit Creek, una exigente ola de arrecife), y otras rompientes famosas en las inmediaciones, como Crab Island o la intimidante Aileen, no sorprende que esta zona sea uno de los epicentros del surf en el país.
Las olas vascas: Mundaka, Zurriola y Sopelana
Las olas del País Vasco compiten con las de Tarifa y Fuerteventura como los grandes paraísos surferos de España. Pero el Cantábrico tiene algo diferente: son playas abiertas, amplias, con un oleaje intenso. Aquí llegaron los primeros surfistas extranjeros en los años sesenta del siglo pasado y desde entonces no ha parado de crecer su fama internacional. El gran destino es Zarautz, tanto para los novatos como para los experimentados. Es la playa más extensa de Gipuzkoa y sede de muchas competiciones.
Los que buscan olas espectaculares, tienen que ir a Meñakoz, en Sopelana, una playa salvaje, a 33,5 kilómetros al oeste de Mundaka, apta para todos, desde principiantes hasta profesionales que compiten en los torneos que acoge con frecuencia. La rompiente se halla en un bonito tramo costero donde un arrecife rocoso crea un pico fiable y uniforme en la esquina oeste del arenal con marea alta. Cuando la marea se retira, queda una ola de arena. Es un lugar concurrido, pero sus olas intimidan menos que las vecinas. La mejor época para surfear aquí es de octubre a abril. En Mundaka encontramos una de las 10 mejores olas del mundo, con buenas olas de izquierdas solo para especialistas y una ola tubular de gran longitud. Está al final de la ría de Guernika, en la reserva de la biosfera de Urdaibai.
Para el surf urbano, una buena opción es Zurri (La Zurriola o playa de Gros), la única playa consagrada al surf en San Sebastián, una ciudad de casi 200.000 habitantes y el primer sitio del golfo de Vizcaya donde se asentó este deporte durante la década de 1970. A pocos pasos de las calles peatonales del casco viejo, célebres por sus bodegas, bares de pinchos y restaurantes con estrellas Michelin, la playa y sus surfistas inyectan dinamismo a uno de los ejes culturales de Europa. Pese a las aglomeraciones y a los mudables bancos de arena que condicionan la calidad de la ola, Zurri no deja de ser uno de los mejores rompientes urbanas del mundo.
El surf inglés: Cornualles, Yorkshire y Devon
Miles de personas se congregan todos los años en Fistral Bay, en Newquay (en el condado británico de Cornualles). Y si el destino de surf más conocido del Reino Unido es un poco caótico, es porque a estas alturas todo el mundo sabe que goza de olas de calidad todo el año (tanto es así que cada agosto acoge el Festival Boardmasters). En el Reino Unido el surf se originó en Newquay; a juzgar por los antiguos anuncios vacacionales, los británicos empezaron a surcar olas sobre tablas de madera en los años treinta, a las que siguieron las tablas Malibú introducidas por los socorristas australianos a principios de la década de 1960. Hoy, el panorama está tan influido por el de Australia que hay quien dice que los surfistas locales han incorporado un ligero deje nasal a su acento de Cornualles.
Un famoso destino de surf de Inglaterra está en el norte, en Scarborough, en el condado de North Yorkshire. La autoproclamada primera ciudad-balneario del país recibe visitantes por sus aguas desde el siglo XVII, aunque el surf llegó a finales de los sesenta y no despegó hasta veinte años después. Gracias a sus características, cuenta con la mayor oferta de tiendas de surf en toda la costa de Reino Unido, bañada por el mar del Norte. De entre las dos bahías de la ciudad, North Bay es la más activa debido a que recibe las marejadas del norte y las grandes marejadas del sureste que rompen bajo el castillo. South Bay ofrece olas de arena y una veloz ola de arrecife de derechas en el extremo sur y, como su prima del norte, prefiere la marea baja-media. Tampoco hay que perderse los paseos en burro, los salones recreativos y el elegante Grand Hotel.
Otro de los destinos del país convertido en meca surfera es la Riviera inglesa, en el condado de Devon, más conocido por el cream tea y sus pastas de té (scones), así como por sus ondulantes y verdes colinas, sus páramos y sus pintorescos pubs. También por ser la tierra natal de famosos marinos británicos (Francis Drake, Walter Raleigh y Francis Chichester). Actualmente triunfa por el surf gracias a la constante marejada de su costa norte. En una de sus localidades, Lynmouth, se produce una ola perfecta cuando la enorme marejada del oeste golpea el suroeste de Inglaterra y soplan vientos del sur o del sureste. Son extremadamente largas y alcanzan los tres metros de altura.
Tablas en el Atlántico portugués
Guincho, Peniche, Ericeira, Lourinha, Nazaré… a lo largo de toda la costa central del Atlántico portugués se suceden los nombres con muchas connotaciones para los aficionados al surf. Cercanas, accesibles y con algunas de las olas más grandes de Europa, estos enclaves tienen además otros atractivos añadidos: pueblos tranquilos, playas bordeadas de dunas, atardeceres inolvidables, restaurantes marineros y, para los españoles, su cercanía.
No hay que alejarse mucho de Lisboa para disfrutar de unas buenas olas. Tanto al sur como al oeste de la capital portuguesa se extienden decenas de playas, lenguas de arena y calas orientadas en todas direcciones e idóneas para el surf en cualquier condición. Solo con tomar uno de los ferris que cruzan el Tajo regularmente en dirección sur se llega a las playas de Costa de Caparica, separadas por pequeños muelles y expuestas al oleaje. En cambio, si te diriges al oeste de Lisboa, las cosas se pondrán aún más interesantes con olas de arena, de arrecife y de roca frecuentadas por devotas comunidades surfistas locales. La más famosa es la de Carcavelos, una ola de arena con un labio grueso que se considera épica con una marejada decente del oeste o del suroeste.
Guincho por ejemplo, a solo media hora en coche de Lisboa, es uno de los grandes paraísos del surf mundial, con un tremendo oleaje. Hacia el norte, el pintoresco pueblo blanco de Ericeira se extiende sobre acantilados y con unas playas doradas que son un imán para los surfistas, con su oleaje constante y con uno de los mejores rompientes de arrecife de Europa, que es sede de campeonatos internacionales.
Pero si le pedimos a un portugués que diga un destino de surf, seguro que nombra Peniche. Esta pequeña península tiene un perfecto arenal urbano y varios enclaves surferos cerca, como Nazaré. Al sur de este arenal urbano, y separadas de este por el espigón del puerto, se extienden la larga y salvaje Praia do Salgado y la radical Praia Norte, donde el surfista estadounidense Garrett McNamara batió en 2011 el récord de cabalgar la ola más grande del mundo (24 metros de altura). Desde entonces, este pueblo de pescadores se ha convertido en lugar de peregrinación para los surferos, que acuden a Nazaré en busca de sus olas gigantes: llegan a los 30 metros debido a un cañón submarino de cinco kilómetros de profundidad que apunta hacia la playa. Menos conocidas son las olas de Baleal (muy buenas para principiantes) o las tranquilas playas de Foz do Arelho.
En realidad, toda la costa portuguesa (no solo la central) está llena de rincones inexplorados por los surfistas. Por ejemplo, la región portuguesa de Minho, que limita con Galicia. Allí no hay rompientes de fama mundial, pero su escarpado litoral arropado por impresionantes colinas boscosas ofrece mucha variedad. Como en Moledo do Minho y Vila Praia de Âncora, donde uno no deja de preguntarse si la ola de roca que se esconde detrás de la próxima esquina será una perfecta y vacía. Se aconseja llevar un buen neopreno (el agua está fría incluso en pleno verano) y recorrer el área con calma en una autocaravana.
Klitmøller, la gélida danesa
Puede que Dinamarca sea más famosa por sus vías ciclistas que por sus rompientes de surf, pero eso no ha impedido que la franja costera que bordea el pintoresco pueblo pesquero de Klitmøller se haya ganado el discreto sobrenombre de “la Hawái fría”. Es un paraíso surfista muy poco tropical, pero si el viento sopla con fuerza también atrae a amantes del windsurf y del paddleboard. Situado en la región de Jutlandia Septentrional, en el noroeste del país, la rompiente de Klitmøller genera olas de arrecife de izquierdas y de derechas. Otras buenas olas en los alrededores son Bunkers, Inside Reef y Vorupør Bay.
Feroe: olas árticas
Situadas entre Islandia y Escocia y rozando el Círculo Polar Ártico, las islas Feroe fueron así bautizadas por los vikingos por la abundancia de ovejas que encontraron (Føroyar podría traducirse como “islas de los corderos”). Este archipiélago a merced de las gigantescas marejadas del Atlántico se convirtió en una referencia para la comunidad surfista a partir del 2015 gracias a un documental de Chris Burkard. Desde entonces, muchos profesionales y sus séquitos de fotógrafos se han aventurado hasta aquí para surcar olas frente a acantilados escarpados y montañas verdes a pesar del frío extremo. El escaso número de surfistas locales y extranjeros crece año tras año, pero conviene contratar a un guía porque las rompientes pueden resultar peligrosas y de difícil acceso. Las mejores olas aparecen con las marejadas primaverales y otoñales y son aptas para surfistas de nivel avanzado y experto. El lugar de acceso a las grandes olas es Tórshavn.
TITULO: LA AVENTURA DEL SABER TVE - Trabajar 24 horas al día en el paraíso ,.
Trabajar 24 horas al día en el paraíso,.
Navegar por Ibiza y Formentera es un sueño al alcance de cualquiera. Mi tarea es proporcionar seguridad y arribar a calas secretas,.
Las cinco de la mañana. Por el portillo, abierto sobre mi cabeza en el salón del velero, acaba de llegarme un aroma a pinos, fritura y civilización desde Es Canar. Ha rolado el viento. El barco bornea.
Para mí, que duermo como las liebres, con un ojo siempre abierto, ese giro sutil del aire ha sonado como un cañonazo. Me incorporo y salgo a cubierta descalzo, sin hacer ruido. En los cuatro camarotes del barco, la tripulación (mis clientes) duerme plácidamente tras una jornada de sol, baños, navegación y cervezas en Ibiza.
Me acerco a proa, compruebo la cadena del ancla y las luces de posición de este Oceanis de 13 metros de eslora, la distancia a la costa... Y, claro, chequeo que el otro barco que ha decidido pasar noche en este fondeadero de la isla de Tagomago se mantenga bien alejado. Esta es mi vida de sereno insomne, velar por el sueño de mi tripulación y enseñarles a distinguir constelaciones en la noche estrellada.
Me presento. Soy Unai Cilleruelo, de Bilbao, capitán de la Marina Mercante y este año cumpliré los 50. Navego a vela desde niño y, desde hace 30 años, soy patrón en todo tiempo y en todos los mares del mundo con www.atlantikcharter.com. Todo OK. Vuelvo al sofá del salón.
A las ocho empieza la actividad. Antes de que humeen el café y las tostadas, los chicos se pegan el primer chapuzón. Teo y Andrea gritan como chiquillos. Ducha rápida en la plataforma de baño... y Gracia enseña al grupo el cuello de ánfora que encontró buceando a pulmón aquí mismo. Algo excepcional. La semana pasada hubo temporal y desenterró el tesoro...
Arranchamos el barco y les explico el plan del día. Motor en marcha y vamos, suave, suave, con rumbo sudeste, hacia Formentera, mientras las parejas descansan, retozan o se embadurnan de bronceador (mi insistencia en evitar rojeces e insolaciones es proverbial).
Como preguntan, les explico el nombre de cada cabo y su función, el modo correcto de cobrar las escotas, la manera de leer una carta náutica y conectar 'el chino', el piloto automático: basta tocar dos botones para que el Alohe I obedezca como un corderito. Pero los primeros días, a todos les gusta coger el timón.
«¡Salta el viento: delfines!»
Vuelvo a mirar el parte. Todo cuadra. Dejamos atrás el Faro de Tagomago. Cabo Roig y Santa Eularia asoman por la popa. El mar está en calma. Rumbo a los Freus, esos bajos de aguas transparentes, inverosímiles, con fondos de roca y arena que nos regalan todos los tonos del verde y del azul y que protegen esa joya rara que es Formentera.
-¡¡¡Delfines, delfines!!! –grita Paula, que va sentada en el balcón de proa y hace de vigía–.
El grito hace saltar de sus asientos en la bañera al grupo. «¡Están ahí!», dice Alicia. Desde la cocina (donde prepara sus «afamadas» gildas para el aperitivo) asoma Justo, como impulsado por un resorte. Los delfines vienen a proa, nos miran, se cruzan bajo el tajamar. Todos, con los móviles en las manos. No sé si los ven. En nada, las imágenes estarán en Instagram. Esa moda de sacarse fotos para decir he estado ahí... Hummmm. Y las ganas de hacerlo todo. T-O-D-O.
«Los veo felices, hechos a la mar y a sus tiempos. Acaban por hacerse amigos del barco y disfrutan como chiquillos»,.
Mi tarea es ponerles de acuerdo, que disfruten del momento y que entiendan que la mar tiene su propio tiempo. Casi siempre lo consigo. La vida en el barco, la camaradería y la complicidad suelen ganarles. Aunque todos piensen en ir a Ushuaïa, discoteca de moda y primera asignatura de cualquier visita a Ibiza.
Es mediodía. Salta el viento. Puntual a su cita. Arriba génova y mayor. Con calma. Hay risas cuando el barco se acelera con la brisa. Con esta mar bella el velero, generoso, apenas escora. Hacemos un través precioso. La corredera marca nueve nudos.
-¡¡¡¡¡Unaaaai!!!!! Esto es vidaaa..., –exclama Justo–.
Ayer llamé por teléfono al vigilante de la posidonia y pedí que me reservara boya en Espalmador, la lengua de arena frente a Formentera. En dos viajes de la neumática, acerco a mis clientes a la playa. Les indico dónde está la famosa zona de los baños de barro. Varias tablas de paddel surf se acercan al Alohe I. Cambiamos risas por botes de cerveza.
Todos a bordo de nuevo. Hoy han preparado para comer una ensalada templada, espaguettis carbonara, macedonia de frutas y café con mantecado. Cervezas, mucha agua y cava muy frío. (Siesta: y yo, ojo avizor)
Vamos al puerto de La Sabina.
Yates, sabinas y famosos
El paisaje es de una belleza prístina, absoluta. La tripu calla. Señalan con el dedo los enormes yates que parecen deglutir la isla de las sabinas. Ha vuelto el Yas, de 141 metros, también el A, del ruso Melnichenko y el Halcón Maltés, con sus tres mástiles gigantes. Yo soy un romántico. Me van los veleros clásicos. No olvido el día en que llevé a mis clientes a ver el atardecer a Cala Saona y delante del Sol se recortaron los tres palos del Adix, el bergantín goleta de Jaime Botín, que parecía levitar sobre las aguas. Messi, Neymar, Cristiano y otros futbolistas aficionados al P2 de Dom Pérignon también se dejan ver en esta isla colonizada por italianos.
Canal 9. Marina Formentera al habla. Amarro. Justo y Paula me ayudan. Aprovecharé para cargar baterías y hacer agua. Les doy sus tarjetas de la Marina, para que usen duchas y baños.
Bajan a tierra. Alquilan un coche y bicis eléctricas. Se despiden agitando mucho los brazos mientras yo compruebo amarras. Unos van a El Beso Beach, en Les Illetes. El de las gildas cenará con su esposa en Janis, de Sara Valls; otros se bañarán en Es Caló pero todos confluirán en Cap de Barbaria y en el Faro de la Mola, siguiéndole el rastro a 'Lucía y el sexo'. Los veo felices. Hechos a la mar, caminan balanceándose. Todos acaban por hacerse amigos del velero. Y eso me agrada. Tengo cien escenarios, cien paisajes en mi cabeza y los pongo a su disposición. Vamos donde nos lleve el viento.
No les digáis nada. Les tengo preparada una sorpresa. Mañana, cuando amanezca, saldré en silencio. Solo. Pondré rumbo Este y se despertarán en una cala que aparece de repente entre los acantilados. Una caleta donde sólo entra un barco. El nuestro. Es julio, son las Pitiusas, pero cumplirán su sueño de bañarse, desnudos, en una cala solitaria. Secreta.
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