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El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida
- Bolsonaro, el 'mesías' superado por la pandemia,.
La noche encendida,.
'La noche encendida'
no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia,
sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.
Bolsonaro, el 'mesías' superado por la pandemia,.
El esperpento marca la agenda del presidente de Brasil, la sexta economía mundial. El virus que despreció le ha acorralado, mientras la Justicia le investiga a él y a sus hijos,.
No se puede negar que el presidente de Brasil está dotado para el espectáculo, aunque sea haciendo de bufón en tiempos de tragedia. A Jair Bolsonaro -65 años, militar de carrera y político-, la pandemia le ha retratado enarbolando una bandera que desentona con lo que se espera del líder de la sexta economía mundial. Un absoluto desprecio por la ciencia y su negativa a sacrificar el crecimiento económico se han confabulado para aupar al país hasta el segundo puesto de ese ranking funesto que conforman las víctimas del Covid-19. Sus patinazos y salidas de tono se cuentan por decenas, hasta el esperpento.
Bolsonaro llevaba trece meses al frente del país cuando estalló la pandemia. Tras 25 años en el Congreso, un apuñalamiento en plena campaña y unas elecciones ganadas por amplio margen, tenía vía libre para modelar un gobierno a su imagen y semejanza. Aupado al poder por los ciudadanos ricos -y blancos-, su estilo agradaba en un país sumido en el desencanto por los casos de corrupción que, primero, llevaron a Lula da Silva a prisión, y después se cobraron también la cabeza de su heredera, Dilma Rousseff.
Arquetipo de la ultraderecha, Jair anunció a los cuatro vientos que desmantelaría el Estado y combatiría el enchufismo. Él, que tiene a cuatro miembros de su familia ocupando cargos de la Administración -tres hijos y un hermano-, además de una larga lista de amigos.
Su perfil es diáfano. Su primera medida fue la aprobación de un decreto que flexibilizaba la posesión de armas, uno de los pilares de su campaña. Católico confeso, aunque casado con una evangelista, condena la homosexualidad y se opone a la aplicación de leyes que permitan los matrimonios entre personas del mismo sexo o a su derecho a la adopción. De la concepción de su única hija -tiene otros cuatro varones- llegó a decir que «fue porque me dio una debilidad».
Ha defendido la tortura en casos de drogas y secuestros y la ejecución sumaria en crímenes que se demuestren premeditados. Tampoco cabe duda sobre sus inclinaciones raciales: de los afroamericanos ha dicho que «no sirven ni para procrear» y de los indios de la Amazonía, que «mejor estarían comiendo pasto». De Fujimori asegura que fue un «modelo» y de Pinochet, que «tenía que haber matado a más gente» (sic).
Para Gabriel Tortella, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá, «Bolsonaro encaja en la definición que Aristóteles hacía del demagogo, aquella persona que tiraniza a la población con el consentimiento de sus gobernados». Por su parte, Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política, le define como «fundamentalista y sectario. Incapaz de unir al país en torno a un proyecto común, se siente cómodo trabajando desde la división».
Sus intervenciones con motivo del Covid son un cúmulo de despropósitos. «El virus está sobredimensionado». «En mi caso, y dado mi historial de atleta, de contagiarme no tendría de qué preocuparme». Sería como una 'gripecinha', un 'resfriadinho', ha repetido. Atentos a esta otra. «El brasileño debería ser objeto de estudio. No se contagia, aunque le veas saltar a una alcantarilla. Sale y bucea, no le pasa nada».
Eso fue hace dos meses, cuando el país acumulaba 2.915 contagios y 77 fallecidos. Vista la evolución de la crisis, cualquiera en su lugar hubiera optado por morderse la lengua. Pero él no es cualquiera. Lejos de cuidar sus declaraciones en público, Jair desoyó los consejos de su propio ministro de Sanidad y se puso a abrazar en público a sus correligionarios. El 7 de mayo declaró por televisión que iba a organizar una barbacoa en su casa «a la que están todos invitados». Horas más tarde dijo que todo era un 'fake' del que culpó a los periodistas, a los que acusa de sembrar el pánico por la pandemia.
Sus declaraciones son lo último que uno esperaría escuchar en un sepelio. «¿Que hemos superado en muertos a China? Qué quiere que haga, soy un Mesías pero no obro milagros». «Algunos van a morir, lo siento. No voy a detener una fábrica de automóviles por que haya accidentes». La última perla nos la ha regalado esta semana, cuando el país ha alcanzado los 555.000 infectados y la cifra de fallecidos supera los 32.000. «Lamento las muertes, aunque ese es el destino de todos, ¿no?».
Caída de la popularidad
Tanta ocurrencia le está pasando factura. La popularidad del autoproclamado 'mesías' se desmorona conforme las imágenes de fosas emergen. A esa debacle se ha sumado la devaluación de la moneda, arruinando un sueño que se cimentaba en el crecimiento económico, el freno a la corrupción y borrar la violencia de las calles, causa de 63.000 muertes anuales. Así las cosas, este país de 217 millones de habitantes, de los que 55 viven en la pobreza, ha empezado a deslizarse por una pendiente vertiginosa.
El Covid no es el único problema de Bolsonaro, lastrado por la falta de planificación de su gobierno y las diferencias internas. El mejor ejemplo de estas últimas es la renuncia de Sergio Moro, su ministro más valorado y artífice del encarcelamiento de Lula da Silva. Su marcha le ha dejado en una situación muy comprometida.
Moro acusó al presidente durante su dimisión de haberle presionado para que cambiara al director de la Policía Federal para proteger a sus hijos, conocidos por la interpretación laxa que hacen de las leyes (Flavio, senador, está siendo investigado por desvío de dinero, corrupción y por su implicación con las milicias paramilitares que aterrorizan a Río de Janeiro). Ante el calibre de las acusaciones, la respuesta no se ha hecho esperar. El Tribunal Supremo ha abierto una investigación y mandado llamar a varios ministros para que declaren. Parece que le tienen ganas.
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La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - El jardín imposible está en León , fotos.
El jardín imposible está en León
El canal de Carbosillo, en León capital, se convierte en un escenario ajardinado único en la ciudad - Catedráticos de Ecología y Botánica valoran el espacio creado por especies dedicadas a la jardinería y que han terminado colonizando de forma natural este espacio del Área 17 de la ciudad,.
Cien metros de canal, muro y cemento se han convertido en León capital en un espacio ajardinado de aspecto único, casi paradisiaco.
Ocurre en el canal de Carbosillo, en el Área 17 de la ciudad, a escasos metros del centro comercial Espacio León, en un área cargada de tránsito urbano pero sorprendentemente aislada de todo su entorno.
Allí, como sacado de un lienzo, el trazado de un canal en el que el agua es un bien escaso en su base, se ha convertido en la 'tierra prometida' para especies vegetales especialmente dedicadas a zonas ornamentales.
Un día, otro, y otro más, hasta conseguir forjar en un tejido único para el objetivo de no pocas instantáneas.
Espacio llamativo
Dos catedráticos, Estanislao de Luis, catedrático de Ecología, y Félix Llamas, catedrático de Botánica, destripan en leonoticias las singularidades de este espacio agradable a la vista y con sus propias peculiaridades, entre ellas el tener un carácter invasivo que podría llegar a colonizar con tiempo y pausa el propio entorno del río Bernesga.
No son pocos los leoneses que a su paso por este desconocido canal de Carbosillo se detienen para lanzar una fotografía. La ocasión lo merece, y la vegetación también. «Es un espacio muy llamativo en un entorno urbano», asegura Estanislao de Luis, catedrático de Ecología.
«La vegetación es muy lista»
Asegura que tras «años sin ocupar por parte del humano» es la vegetación quien «reclama su propio terreno». «La vegetación es muy lista y sabe cómo hacerlo», sentencia.
Estanislao recuerda que «la vegetación y la fauna ganan terreno si el hombre no le incordia» y este caso es la evidencia ante el avance de lo ornamental acompasado por la siempre imparable yedra. «Hay humedad y condiciones para que esas especies avancen libremente y creen un paisaje que de otro modo sería imposible«, recuerda.
Desde el punto de vista científico la zona no esconde grandes secretos si bien eso no resta mérito a su impacto visual. Félix Llamas, catedrático de Botánica, recuerda que las plantas que han colonizado ese área de la ciudad son la «wisteria sinensis» y la «wisteria floribunda», ambas llegadas del Este de Asia.
Invasivo
«Lo importante en cantidad son dos especies, la wisteria sinensis y la wisteria floribunda. Son variedades que se emplean en la jardinería ornamental y que avanzan si como es el caso no hay intervención que las controle«, asegura
Precisamente, remarca, esas «wisterias están en una fase inicial de invasión» y conviene no olvidar que se trata de una «leguminosa» que en este caso tiene unas semillas que «no son comestibles» y resultan levemente venenosas.
Junto a su avance se percibe con abundancia la yedra, cuya capacidad colonizadora está fuera de toda duda. La belleza del resultado final es el resultado de una mezcla aleatoria de estas especies naturales y solo se aprecia, concluyen ambos catedráticos, un peligro en el horizonte: «Podría darse el caso que a uno o dos años se invadiera el propio entorno del río Bernesga».
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RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Villanueva de la Serena cuenta desde hoy con un hiperlocal de distribución gratuita,.
RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - Villanueva de la Serena cuenta desde hoy con un hiperlocal de distribución gratuita ,. , fotos.
Villanueva de la Serena cuenta desde hoy con un hiperlocal de distribución gratuita,.
La nueva publicación local en papel y digital ha sido presentada en el Palacio de Congresos,.
El Diario HOY ha comenzado una nueva andadura en Villanueva de la Serena a través de la puesta en marcha del hiperlocal dedicado a la información de la ciudad y sus entidades locales, tanto en la versión de papel como digital. Se trata de una prolongación del proyecto informativo diario que presta HOY, y que fue presentado ayer en el Palacio,.
Decía Ben Bradlee, el mítico director de 'The Washington Post' que hizo dimitir al presidente Richard Nixon por las revelaciones del diario sobre el 'caso Watergate', que los periodistas eran los «mejores detectores de mentiras». En plena era de la posverdad y las noticias falsas, este axioma cobra fuerza. Pese los augurios funestos, alimentados por la incertidumbre que generan las revoluciones tecnológicas, el periodismo no ha muerto. Al contrario, está más vivo que nunca. Miles de
profesionales salen cada día a la calle para observar la realidad, interpretarla con ayuda de expertos, aportar datos y escribir con su firma (garantía de responsabilidad) historias que permitan a los lectores construir su opinión, pero que también les informen, emocionen, sorprendan, entretengan o agiten su intelecto. Eso es el periodismo. Contar la vida. Y contarla de verdad.
Con este compromiso cumplimos a diario los periodistas de Vocento, nuestro grupo editorial. Desde 'El Norte de Castilla', decano del grupo y la cabecera más antigua de España, donde lo llevan haciendo desde hace 163 años, a ABC, desde hace 114 años. Y así, en los otros diez periódicos de Vocento, 'El Correo', 'El Diario Vasco', 'El Diario Montañés', 'El Comercio', 'Las Provincias', 'La Verdad', 'La Rioja', 'Hoy', 'Sur' e 'Ideal', que celebra su quince aniversario este 2017.
Mucho antes de esos tres lustros, las redacciones estaban dominadas por el martilleo de las máquinas de escribir y de la neblina del humo del tabaco que se colaba entre los teclados de las 'Olivetti'. Tiempos ya pasados que añoran los más veteranos y que no volverán. La linotipia es ahora una pieza de museo. Pero quizá dentro de unos años también lo sean los móviles en los que hoy se consume la información. La revolución tecnológica ha sido una constante en nuestra profesión. Y lo seguirá siendo. Pero la esencia del periodismo permanece inalterable. Mikel Ayestaran, corresponsal de Vocento en Oriente Próximo, lo expresa así desde su experiencia: «Da igual que sea en 140 caracteres o en 14.000 palabras: lo importante es el fondo. Hemos cambiado la forma de comunicar, con más inmediatez y proximidad. Pero lo fundamental es el contenido. Aún no ha llegado el momento en el que una máquina sustituya el valor del testimonio directo que un reportero pueda dar sobre el terreno». La labor del periodista es clave, pero tambiénañade Ayestaran la de otros artífices de la información, como los editores. «Recuerdo casos como el de Siria. El acceso a la información que tiene el reportero es limitado. Pero el volumen de datos publicados en la red es impresionante. La figura de la persona que filtra este material desde la redacción y, a la vez, mantiene una relación fluida con el reportero es fundamental».
En cifras
2002 Es el año de nacimiento del Grupo Vocento tras la fusión del Grupo Correo y Prensa Española. En este 2017 cumplimos 15 años, si bien algunas de nuestras cabeceras ya han conocido tres siglos, como El Norte de Castilla (1854) o el semanario Blanco y Negro (1891), origen de ABC, cuyo primer ejemplar se publicó en 1903.
13 diarios Además del diario nacional ABC, doce periódicos regionales (El Correo, El Diario Vasco, El Diario Montañés, El Comercio, El Norte de Castilla, La Rioja, Hoy, Las Provincias, La Verdad, Ideal, Sur y La Voz de Cádiz), los suplementos XL Semanal, Mujerhoy, Corazón y las revistas Inversión & Finanzas y Código Único conforman nuestro Grupo, que además, cuenta con un canal de televisión, una productora y un canal de radio.
2,2 millones Vocento es líder en el mercado de prensa escrita a nivel nacional con más de 2,2 millones de lectores diarios. Ocho de cada diez lectores de periódicos de nuestro ámbito de influencia compran algún diario de Vocento.
2.707 trabajadores Forman parte de la plantilla de Vocento, que cuenta, además, con cientos de colaboradores.
Paradójicamente, esta vez ha sido la revolución tecnológica la que, lejos de matar el oficio, ha hecho que la sociedad lo pida a gritos. No es baladí que el diccionario Oxford haya elegido 'posverdad' como palabra del año. Ese fenómeno consiste en que 'lo que aparenta ser verdad es más importante que la propia verdad'. Y tiene a Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, como máximo exponente. Uno de los ejemplos más sonados, el bulo de que Obama nació en África. Una mentira fabricada con tal delicadeza que pocos podrían decir si era tal o no. Y es que el medio digital y las redes sociales son un potente altavoz para mensajes que llegan a la sociedad. Y calan en ella independientemente de su grado de veracidad.
Contra las noticias falsas
Tal es el fenómeno de la difusión de noticias falsas que incluso se discute si ha influido en el resultado electoral estadounidense. Tal es su dimensión que partes interesadas como la red social Facebook ha anunciado a bombo y platillo su lucha contra ellas. En esta marea de informaciones sin referencia, los referentes, los medios tradicionales, cobran fuerza.
Diarios como 'The Washington Post' no han hecho otra cosa que hacer su trabajo con más ahínco si cabe: han redoblado su maquinaria periodística de 'fact check', es decir, comprobación de la veracidad de los mensajes de la mano de un profesional antes de difundirlos. Martin Baron, director del rotativo americano, ha incorporado más reporteros para seguir a la Administración Trump, ha aumentado la cobertura en todo el país no solo la capital existe y ha formado un equipo de investigación rápida: ocho periodistas en busca de la verdad que el poder esconde. Y la audiencia lo ha agradecido. Las suscripciones digitales se han disparado tras el triunfo del republicano. Algo que, según declaró Baron en una reciente conferencia en Madrid, se ha debido al «respaldo del público a un medio cuestionado por el poder». The New York Times ha registrado el mismo auge.
Una vez más se demuestra que el lector responde al oficio bien hecho. Para el consejero delegado de 'The New York Times', Mark Thompson, lo que de verdad importa es garantizar que «las viejas generaciones entreguen sus conocimientos a las nuevas». A su entender, no hay mayor amenaza que «el desprecio del periodista a la audiencia». «La solución pasa por tomar a nuestra gente en serio, y eso es lo bueno que tiene un sistema por suscripción, que piensas en ellos como tu público, no como tus anunciantes», argumenta Thompson, un veterano periodista de 59 años que también fue director general de la BBC.
La relación de confianza que se establece con el lector es fundamental. Algo que brilla especialmente en medios locales e hiperlocales, muy vinculados a su comunidad. En este contexto, el periodista y su nombre es la firma de un compromiso. «Es muy importante controlar mucho de lo que hablas y que el lector lo sepa, que se fíe de ti. De ahí que la firma sea algo importantísimo. Cuesta mucho ganarla y muy poco perderla», observa por su parte el corresponsal de Vocento en Oriente Próximo.
El periodismo en Estados Unidos está ahora en el punto de mira porque le ha tocado lidiar con un presidente que trata a los medios tradicionales como «escoria». Pero, sin ir tan lejos, los profesionales del periodismo de Vocento comparten el mismo afán de sus colegas que trabajan para evitar que la ciudanía viva en una 'realidad virtual'.
Los formatos cambian y el modo en el que el periodista se relaciona con las fuentes y sus destinatarios también. Pero no la esencia. «La clave, a mi juicio, es combinar el mejor periodismo con la tecnología más avanzada para crear experiencias increíbles y distribuir esas experiencias a la audiencia más grande posible», explica Emilio García-Ruiz, jefe de la edición digital de 'The Washington Post'. En este contexto, las redes sociales tienen hoy un papel importante García-Ruiz piensa que la gente sabe filtrar la información mucho mejor de lo que se cree. «A mí me preocupa lo contrario: muchas personas sólo tienen información parcial porque no permiten opiniones contrarias en sus redes», argumenta el directivo de 'The Washington Post'.
Mark Thompson, en resumen, recomienda no volverse loco con la acogida de las informaciones en redes sociales. Ni una película es buena por su recaudación ni una crónica es mala por las pocas veces que ha sido retuiteada. «Hay que tratar a nuestros lectores como adultos. No se puede dar por sentado que no les interesan las noticias serias ni que tienen poco tiempo para leer. Hay que tomarles en serio», sentencia.
Las redes sociales
Desde el punto de vista del periodista, «las redes han cambiado nuestra forma de relacionarnos con las fuentes, de informarnos y también de dar eco a nuestro trabajo. Son fuente y plataforma. Pero nada más», apunta Ayestaran. Dar cuenta de la actualidad a diario con rigor es un duro trabajo que no siempre es ni conocido ni reconocido. Pero detrás de un párrafo aparentemente insignificante puede haber decenas de llamadas para comprobar que es cierto lo que se escribe. Y no solo eso: detrás de cada periodista hay un equipo de diseñadores, fotógrafos, editores, ilustradores o publicistas que hacen posible el arte de poner en la calle un periódico cada día o mantener informado al minuto a su comunidad a través de internet.
Hoy más que nunca, es necesario un periodismo que separe el trigo de la paja. «La democracia demanda un periodismo de calidad. La red pone a disposición del público una avalancha de información de forma anónima, lo cual pasa factura, porque es necesario discernir lo verdadero de lo que no lo es. El auge de las noticias falsas es consecuencia del peso decreciente del periodismo. Si la opinión pública está desinformada, la democracia hace aguas», sentencia Manuel Martín Algarra, catedrático de Opinión Pública de la Universidad de Navarra. Cuando publicar no cuesta nada, el filtro periodístico se convierte en un servicio social esencial.
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