TITULO: España a ras de cielo - Sara Martín Ibáñez taxista ,. - PLANETA CALLEJA - DOMINGO -1- Agosto,.
España a ras de cielo ,.
España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo.
Martes a las 22h30,.
El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista., etc,.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO -1- Agosto .
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,.
Jesús Calleja
enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e
irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y
fascinantes ., etc.
Sara Martín Ibáñez taxista,.
Una cara femenina en el taxi
Sara Martín Ibáñez es, con solo 23 años, la primera mujer taxista de Plasencia; ha empezado a trabajar esta semana y afirma que, en estos primeros días, ha encontrado compañerismo, sorpresa y buenos deseos por parte de sus primeros clientes
El presidente de la Asociación Radiotaxi de Plasencia, Carlos Pena, la considera «una valiente». Es Sara Martín Ibáñez, una joven de 23 años, nacida en Madrigal de la Vera pero residente en la ciudad, que se ha convertido en la primera mujer taxista de Plasencia.
Con una sonrisa permanente y en el asiento del Kia Carens de siete plazas que ha comprado con sus ahorros y la ayuda de su familia, Sara cuenta que le gusta mucho conducir. «Siempre me han encantado los coches y las motos y también trabajar de cara al público, conocer gente nueva y ayudar a las personas, así que, qué mejor trabajo que este».
Se sacó el carné de conducir con 18 años y, tras iniciar estudios de peluquería, lo dejó porque tuvo la oportunidad de trabajar. Se ha dedicado siempre a la hostelería hasta que un amigo taxista, que es «como de mi familia», le dijo que se jubilaba y le ofreció quedarse con su licencia. «Tengo que estar un año asalariada, pagando la licencia y después pasará a mi nombre».
No le importa. Es muy positiva y confiesa que le pareció «una oportunidad buenísima de estar más en contacto con la gente y ayudarla». Reconoce que sabía que no había ninguna mujer taxista en Plasencia.
Esta misma semana, el martes a las cinco de la tarde, en la parada de la puerta del Sol, comenzó a trabajar en un sector en el que, en Plasencia, solo hay hombres. No le echó para atrás. No pensó que fuera a generar rechazo. «Yo pienso que todos somos iguales y no pensé que me fueran a poner mala cara porque yo soy muy alegre y creo buen ambiente e intento ayudar en todo».
Su primer viaje
De hecho, lo primero que hizo fue presentarse a sus compañeros taxistas y ofrecer su ayuda en lo que necesitaran. «Ellos me han dicho lo mismo, la acogida ha sido genial, son superbuenas personas y no tengo ninguna queja». En cuanto a los clientes, la primera «fue una chica de Valencia a la que recogí en la estación de tren y llevé hasta la plaza Mayor. Me dijo: «¡uy!, una chica nueva, cuánto me alegro, me siento superorgullosa de ser tu primera clienta». Fue un viaje muy bueno».
TITULO: Centenarios - Rosario cumple 106 años en Valladolid: «¡Cómo se ha pasado el tiempo!»,.
Rosario cumple 106 años en Valladolid: «¡Cómo se ha pasado el tiempo!»,.
Nació en 1913 en el Pasaje Gutiérrez, trabajó como enfermera y aprendió italiano en la guerra, le tocó la Lotería de Navidad... y no sale a la calle porque ya no se puede poner zapatos de tacón,.
«¡Cómo pasa el tiempo!», exclama Rosario López Giménez, como si sus 106 años fueran un suspiro, un parpadeo, un chasquido con los dedos, un visto y no visto que ojalá no tuviera final. «Mira, mira. Mira qué joven era», dice, con una fotografía en las manos de cuando era soltera, España estaba en guerra y llevaba el pelo 'a lo garçon'., etc,.
TITULO: Un país para reírlo - Hipatia en Mérida: "Evita que cualquier vendedor de humo se convierta en un dios y nos domine", .
martes -20- Julio , a las 22:55 horas en La 2, foto,.
Hipatia en Mérida: "Evita que cualquier vendedor de humo se convierta en un dios y nos domine",.
El cuarto estreno en el Festival de Teatro Cláico se convierte en el mayor éxito del verano hasta el momento,.
Lo de anoche en el Festival de Mérida fue puro teatro. Por fin, que dirían los puristas, después de tres estrenos (dos comedias y una tragedia) que no terminaron de ser redondos, quizás porque en su génesis no estaban específicamente pensadas para interpretarlas en el descomunal escenario del Teatro Romano y sí giras posteriores. Son los tiempos que corren, también en el teatro.
Hipatia de Alejandría, dirigida por Pedro A. Panco está escrita, pergeñada, ensayada y trabajada por y para Mérida. Y esa la clave de su enorme éxito. Que lo fue. Lo mejor del verano emeritense, al menos hasta el momento, una obra profunda, intensa, magníficamente representada, complementada con un colorido vestuario -de Rafael Garrigós- y una escenografía -de Diego Ramos- espectacular. Además, se volvió a demostrar que no se necesitan grandes estrellas, primerísimas figuras, archiconocidas para el gran público sobre todo por la pequeña pantalla, para que pueda cuajar una obra redonda, honda de principio a fin, como es la escrita por Miguel Murillo.
El texto del veterano dramaturgo extremeño sirve para realizar un magnífico homenaje a la primera gran filósofa y científica de Grecia, magistralmente interpretada por Paula Iwasaki, acompañada por un elenco radiante y que se mueven con frescura, mucho ritmo y también oficio -a pesar de la juventud de la gran parte de la compañía- por el amplio escenario del monumento emeritense. Además, le añade un plus de eficacia la puesta en escena de un vistoso coro de bailarines -con la gran dirección de Cristina Silveira- que representa la conciencia, si es que la tienen, de los dioses y toman la palabra a modo de narradores: "Ay de aquel humano que sueñe con mi trono", lanza como primera y severa advertencia Júpiter, una amenaza que terminará en tragedia para la protagonista, cuyo único pecado es intentar descubrir -a base de mucho trabajo y esfuerzo- los secretos de las múltiples fórmulas científicas, entre ellas el movimiento de los planetas. Que es tanto como indagar en el por qué del temor de los hombres a sus dioses.
Ambientada entre los siglos IV y V d.C., y bajo la dirección de Pedro Antonio Penco, la escenografía de Diego Ramos es tan eficaz como simple: varias tarimas círculares, convertidas en mesas, altares y elipsis con el fin de poner la astronomía, el álgebra y la geometría en el centro de la historia pero dejando el espacio visual necesario a la espalda para que las inmensas columnas del Teatro Romano se conviertan en la mejor recreación de Alejandría. La ciudad más importante del entonces Imperio Romano de Oriente es el crisol de culturas, convivencia y religiones. Conviven en paz entre sus calles, plazas y templos, en total libertad y respeto desde las antiguas creencias grecolatinas hasta las principales monoteístas, como judíos y cristianos.
Todo ello salta por los aires cuando el fanatismo y la ambición, con la excusa de la Cruz de Cristo, desata la persecución del diferente, del inocente o del que se expresa o piensa en libertad. Lo escenifica la posición intolerante del patriarca cristiano Cirilo, que busca a sangre y fuego imponer -con persecuciones, crímenes y destrucciones-una única religión en nombre de Cristo, justo todo lo contrario que predicó Jesús. Alejandría pasa entonces de la sabiduría a las tinieblas.
Durante algún tiempo, y en medio de la sangre esparcida, queda la esperanza que irradia Hipatia, hija del matemático y astrónomo Teón, para que pueda cambiar el curso de los terribles acontecimientos. Con una personalidad arrolladora, sólo le mueve su amor por el conocimiento que hereda su padre y que transmite, ya consagrada, a sus discípulos, todos ellos de distintas creencias, de cargos institucionales o militares y hasta de diferentes clases sociales. A todos ellos les une la búsqueda de la verdad, las dudas científicas ("gira la Tierra o gira el Sol' o las posiciones de las estrellas y, en definitiva, la creencia irrefutable de que el saber y la fe pueden convivir en armonía en el alma de la hombres, firmemente convencidos de que los dioses y la razón no son incompatibles: "El camino es dudar siempre", proclama la filósofa, una y otra vez acercándose a Platón y Aristóteles, creando su propia escuela de seguidores, los neoplatónicos.
Pero, sobre todo, la obra -nunca antes representada en Mérida- es un canto a esta joven, valiente mártir de la ciencia, y al pensamiento libre, un profundo homenaje a la independencia de la mujer y al conocimiento, como la mejor arma para hacer frente al fanatismo y del machismo ("Eva fue la única que pecó y se dejó seducir", argumenta el obispo Cirilo en la obra).
"Acaso por ser mujer se nos tiene prohibido pensar", se revela Hipatia, tan independiente y sabia como ingenua ante los peligros que la acechan. También es ascética porque ni tiene ni tiempo para pensar en los placeres terrenales, como el amor que le profesa el honesto Orestes, prefecto de Roma, que representa con solvencia Daniel Holguín. El actor es la otra cara de la obra, porque el ensalzar a la mujer no significa destruir al hombre. De ahí importancia de las figuras masculinas en el texto, como el padre de la heronía, que es vital en la educación Hipatia, a la que inculca su pasión por la ciencia, pero también el respeto y comprensión por las diferentes sensibilidades: "Primero, el silencio; luego, la reflexión y en tercer lugar, el estudio", le conmina en todo momento como conducta vital mientras la impetuosa sabia le contesta: "Sólo quiero conocerlo todo". Ahí está concentrado todo el argumento.
Hipatia pagó un alto precio por ello: la tragedia final le llega sin que sus razonamientos, ni sus apelaciones directas al corazón de su verdugo, puedan evitarle el ser linchada hasta una muerte terrible, sentenciada por 'bruja', apaleada por la turba, víctima del extremismo y el fanatismo, pero también la ignorancia mientras nos dejaba un mensaje final para la posterioridad, y tan presente en la actualidad: "Evita que cualquier vendedor de humo se convierta en un dios y nos domine".
TITULO:
Aquí la tierra - Felipe Vela: «Estoy abierto a todo lo que convenga a la ciudad» ,.
Felipe Vela: «Estoy abierto a todo lo que convenga a la ciudad»
El auditor de cuentas cacereño, fundador del partido local Foro Ciudadano, no descarta regresar a la vida política,.
A sus 70 años y tras dar carpetazo a una trayectoria profesional que supera el medio siglo, el empresario, abogado y auditor de cuentas Felipe Vela, fundador del partido local Foro Ciudadano, no descarta regresar a la vida política, según ha declarado a este diario. Está abierto a «todo lo que más convenga a la ciudad», manifiesta, pero no,.
Felipe Vela: «Cáceres duerme la siesta, no hay un revulsivo, ha ido languideciendo y ha perdido la esperanza»
Auditor, consultor, exconcejal del Ayuntamiento de Cáceres. Uno de los hombres clave para entender la historia reciente de Cáceres habla para El Periódico Extremadura en una entrevista en la que se sincera y explica los entresijos que marcaron su trayectoria política y empresarial. Felipe Vela Jiménez, el auditor y consultor que se hizo a sí mismo por su empeño, inteligencia, agudeza y capacidad de trabajo, vive hoy retirado del ruido y de los focos, viviendo la vida que le interesa vivir
-Hable de su infancia...
-Nací en Cáceres hace 66 años, en Peña Aguda, frente a la iglesia, en una casa muy bonita de dos plantas que tenían mis padres. Mi padre era empresario, de la familia Vela, y tenía varios negocios. Mi madre era una mujer muy guapa, que debió estar muy enamorada de mi padre porque tuvo nueve hijos. Durante una época residimos en Trujillo porque los negocios de mi padre así lo demandaban y luego regresamos a Cáceres, a la calle de la Independencia, paralela a Hernán Cortés. Allí teníamos una pandilla importante de amigos: Toñuco, Enrique, Mané, Javi, Aurelio Luna, que ha sido una persona muy importante en mi vida, María Elena Simón... A día de hoy seguimos manteniendo esa amistad, aunque algunos desgraciadamente ya no están.
-¿Cómo era la vida entonces?
-La vida entonces era pasear de la Fuente Luminosa a la Cruz de los Caídos hasta que dábamos 18.000 vueltas. A los 16 años empezamos a hacer deporte, que fue lo que nos abrió un poco más la mente. Luego vinieron los célebres guateques, íbamos mucho al cine Coliseum, al Astoria... Y de ahí sí tenemos muchas anécdotas divertidas. Luego llegaron las discotecas, empezamos a ir a Faunos, a Bol’s...
-¿Puede hablar de su colegio?
-Mi colegio era el Paideuterion. Entré allí a los 7 años, estuve estudiando hasta los 16 y luego trabajando hasta los 20. Fue una parte muy importante y emblemática que marcó mucho mi vida. Son edades en las que todo te influye y las enseñanzas que recibes quedan ahí. Aquel era un colegio laico, con autoridad. Cuando estuve de monitor y entrenador de baloncesto logramos que esta disciplina fuera una prioridad, recuerdo que un año ganamos al San Antonio en las tres categorías. Después se empezó a desarrollar el balonmano y teníamos una forma de vida más apegada a la naturaleza y el deporte.
-¿Qué profesores había allí?
-Estaba Sebastián Paniagua, que ha fallecido desgraciadamente hace poco, Celso Gómez, José María Rey, Paco Caja (una persona impresionante a la que quise muchísimo), el propio Aurelio Luna, un hombre tremendamente trabajador. La gente decía que tenía mucho carácter, pero yo invitaría a cualquiera a que dirigiera un colegio de 800 alumnos, con 60 alumnos por aula. Era un hombre que sabía de todo: Latín, Historia, Matemáticas, tenía una gran capacidad de trabajo, me enseñó a trabajar.
-Luego llega la Universidad...
-Sí. Estudié la carrera de Comercio entre Badajoz y Cádiz, donde terminé. Posteriormente hice la oposición de auditor censor jurado de cuentas, fui auditor a los 24 años, seguramente el más joven de aquella época. Después estudié Derecho en la Universidad de Extremadura y luego Mediación Civil, Mercantil y Concursal en Alcalá de Henares.
-Lo cierto es que compaginó los estudios con el trabajo...
-Así es. A los 15 o 16 años empecé a alternar los estudios de Comercio con mi trabajo en el Colegio Paideuterion. En una primera fase estuve de educador, luego fui profesor de Educación Física, saqué el título de entrenador de baloncesto, me encargaba de todas las actividades deportivas del colegio, sustituía a algunos profesores... y eso duró hasta los 20 años, que entré a trabajar como director administrativo en Pita Publicidad, estuve un período de año y algo, hasta que me fui a la mili. Al volver del servicio militar, en 1974, monté el despacho y abrí una asesoría fiscal en la Clavellina. Luego compré un local en Virgen de la Montaña y alquilé tres o cuatro más en la parte de abajo. Tenía 26 años y hasta los 28 abrimos primero una boutique de señora, Drink Pub, la Heladería Los Italianos, y una marisquería; y todo ello se conformó en el Pasaje Norba. Digamos que fue una época muy bonita, muy especial, en la que conocí a muchísima gente.
-La apertura del Drink Pub fue una sensación en Cáceres...
-Sí. No había ningún pub en Cáceres en aquel momento, salvo Okey, pero tenía una expectativa más de cafetería. El Drink tenía un concepto más inglés, en madera, moqueta, chester... era un ambiente marino, muy muy bonito. La gente lo recuerda con mucho cariño. De hecho muchas personas me dicen, no sé si con lamento o alegría, ‘Ay, ay, que allí conocí a mi mujer’ (risas).
-Y además tuvo una caseta en la Feria que se llamaba El Globo...
-Sí. En el año 77 decidí montarla. Yo no quise montar un globo, pero con Juan Luis ‘Pinqui’, como se le conoce (un amigo importante), y también con la colaboración de Pepe Higuero, decidimos montar unas atracciones en Cáceres y contratamos a un promotor musical que se llamaba Nando Mora. Nos fuimos a Madrid e hicimos un programa increíble con las actuaciones de Paco Martín, Laredo, Pablo Abraira, Los Amigos de Gines, Los Romeros de la Puebla, María Jiménez, Lola Flores y se desnudó Susana Estrada, que fue un boom. Nosotros lo que habíamos hecho fue licitar y quedarnos con el terreno de la caseta del ayuntamiento que estaba en el ferial. Cuando fuimos a buscar una caseta no había y como ya teníamos firmados los contratos nos hicimos con El Globo. ¿Qué ocurría? que el globo no cabía en la feria porque estaban las luces y los postes. Entonces empecé a dar vueltas con el coche y me fijé en un solar impresionante que había en la Cruz de los Caídos, donde estaban las casas de los maestros. Así que hablé con Corrales, que era una persona encantadora y que me dio todas las facilidades. Lo montamos allí y esa fue la razón del éxito.
-¿Y cómo era Cáceres entonces?
-Cáceres no ha cambiado mucho. Cáceres ha tenido siempre una parte muy enraizada en la tradición aristocrática. Cáceres no es una ciudad industrial, es una ciudad de comercio.
-Cáceres sí tuvo su florecimiento...
-Lo tuvo fundamentalmente porque había un CIR (una base militar), una universidad laboral (de la que por cierto fui profesor) y porque llegó la Universidad de Extremadura; con ella se produce el efecto del botellón y la movida, que fue lo que hizo que todo el mundo quisiera venir a estudiar a Cáceres. Aquello fue un revulsivo muy importante que concentró una iniciativa y una actividad que en el mismo momento que se acabó dejó Cáceres como un yermo, como si hubieran pasado las hordas. Cáceres siempre ha tenido como atractivo nunca utilizado el centro histórico. Hemos presumido siempre de nuestro centro histórico, pero le hemos puesto una valla, y deberíamos haberlo abierto. Hubo un alcalde que lo dejó precioso, Alfonso Díaz de Bustamante, pero luego ha faltado la iniciativa del resto de los alcaldes de envolverlo en celofán y sacarlo fuera. Hoy Cáceres tiene un auge de visitas que se podría haber producido hace 15 o 20 años y no se hubiera tenido lugar ese parón. ¿Qué pasa cuando llega ese parón? Pues que en mi opinión Cáceres se echa la siesta, y duerme la siesta. Y Cáceres todavía no ha despertado de la siesta. Hay una generación joven que ya no es de Cáceres, que es del mundo, porque hoy las ciudades tienen menos relevancia porque estamos en las redes sociales. Ha habido un paréntesis, no ha habido un revulsivo, de modo que Cáceres ha ido languideciendo y ha perdido la esperanza.
-Hable de su paso por la política...
-La política, como le pasó a Newton, salvando las distancias, surge como casi todo en esta vida, por casualidad. Yo he sido especialista en Derecho Concursal, en Derecho de Quiebras y Suspensiones. La primera la hice en el año 74, estábamos en el 2002 y básicamente era el que trabajaba todos esos asuntos en Cáceres. Tenía la asesoría fiscal, tenía la auditoría, tenía la consultoría, una presión importantísima de trabajo, un buen despacho, con mucha gente, muy bien organizado... En ese momento recibo una llamada telefónica de José María Saponi para invitarme a entrar en política. Digamos que esa fue la semilla. Me lo dijo, lo pensé, estuve analizándolo... Quería hacer otras cosas diferentes. En mi vida no ha habido nunca una única actividad sino que las he compaginado porque es mi carácter. José María me dijo que él necesitaba una persona de mi experiencia económica para sanear las cuentas del ayuntamiento. Le dije que sí y entré en política como independiente en el Partido Popular, puse mis condiciones y no se cumplieron. Entonces creé Foro Ciudadano (siempre agradeceré la labor de la jefa de prensa y coordinadora de campaña, Laura Alcázar Agudelo). Fuimos pioneros en crear un partido ciudadano con el que concurrimos a las elecciones.
-¿Qué condiciones no se cumplieron?
-Lo que yo quería era sanear las arcas del ayuntamiento, porque fue para lo que me llamó José María Saponi. Como profesional me dejó muy mal sabor de boca no poder poner encima de la mesa cuáles eran los problemas que tenía en aquel momento la ciudad: un déficit tremendo, que primero cuantifiqué en 10 o 12 millones de euros, (que ahí se asustaron). Luego llegó a superar los 20 millones y lo cerró Lorenzo de la Calle cuando fue concejal de Economía, que de alguna manera me hizo bueno, porque habló de cifras reales: unos 40 millones que se saldaron con el canon del agua, (por eso pagamos el precio tan alto de agua). Pero en realidad había una segunda parte por la que me fui: quería intentar despertar de la siesta a la ciudad. Para ello ideamos el Proyecto Intramuros porque la ciudad antigua no se vendía. Ese proyecto concitó la participación de personas importantes y muy preparadas que al amparo de la Fundación Siglo XXI, de la que soy fundador y presidente, financió la iniciativa para llevarla a cabo. Cuando Foro Ciudadano obtuvo representación municipal tras las elecciones, doné ese proyecto a la Junta de Extremadura para que a través de la candidatura de Cáceres 2016 a la Capitalidad Europea de la Cultura se pudiera llevar a efecto. Ahí entra la remodelación de la plaza Mayor y no lo he dicho nunca, pero lo voy a decir ahora: tengo que reivindicar la autoría de la plaza, la idea de la plaza y entre comillas el padre de la plaza soy yo, no hay nadie más. Es verdad que Carmen Heras era la alcaldesa y es verdad que luego vino el Partido Popular, pero como político fue Felipe Vela el que dijo: ‘Esta plaza hay que renovarla’. Cáceres 2016 sacó los pliegos que, por cierto, se adjudicaron a personas muy preparadas en actuar en otros centros históricos nacionales. Aquel fue un proceso absolutamente limpio, yo no participé en la mesa de contratación porque quería quedar al margen de cualquier tipo de especulación. Es el momento de aclararlo porque todos los días leo todos los padres que ha tenido la plaza cuando además fue criticadísima en su momento.
-Es verdad, lo pusieron verde...
-Sí. Todo el mundo se metió con Felipe Vela porque la plaza era una barbaridad. Claro, mientras duraron las obras. Pero hoy la plaza le ha dado vida a la ciudad y los hosteleros son los que pueden decir si su vida ha cambiado antes y después de la plaza. No quiero ningún galón, pero no voy a consentir que nadie diga que ha hecho la plaza cuando no es verdad.
-Y facilitó un pacto de gobierno...
-Gobernó el único que podía hacerlo: el Partido Socialista. Una cosa que quiero dejar clara y que nunca se ha contado es que cuando se celebran las elecciones en las que saco el acta de concejal por Foro Ciudadano, mantengo una reunión con José María Saponi en su despacho para decirle que no pasaba nada, que no había ningún problema para seguir apoyándolo, y hablamos de condiciones. Me dijo literalmente que no olvidara que el alcalde era él. Le contesté: ‘Serás el alcalde si te elegimos’. Pero él insistía: ‘No, yo soy el alcalde de Cáceres’. Es decir, tenía un concepto patrimonialista de la ciudad de Cáceres, lo ha tenido siempre. Luego me ha dedicado muchas cosas cariñosas, yo nunca he respondido a ninguna. Después tuve una reunión con el presidente del Partido Popular, Laureano León, que vino a mi despacho. Nos sentamos allí y me dijo: ‘Bueno, supongo que no vais a llegar a un acuerdo’. Yo no supe interpretar aquello, o si lo sé interpretar me lo dejo para dentro. Es decir, que cuando Felipe Vela se sienta a negociar con el Partido Socialista es porque no quedaba otro partido. José María Saponi en aquel momento podría perfectamente haberme dicho qué cosas podría haber hecho o no de mi programa político. Yo estuve sentado con José María, y no quiso saber absolutamente nada, no le interesó nada de lo que le dije. Cuando una persona no quiere que lo apoyes no lo puedes apoyar. Eso sí, me amenazó claramente y creo sinceramente que a José María, que ha sido una excelente persona y un buen alcalde, ya le estaban sobrando años de alcaldía. Lamento tener que hablar así, pero es que he oído muchas cosas que no me han gustado y que no son verdad. El Partido Popular no quiso seguir gobernando la ciudad de Cáceres y si el Partido Popular no la gobernaba, le tocaba a Carmen Heras. Y no me quedó más remedio que apoyarla porque alguien tenía que gobernar.
-¿Cómo valora el gobierno Heras?
-Me parece que estamos donde estamos porque en los gobiernos de Heras y Saponi no hubo una gestión política capaz de estar a la altura de las circunstancias de lo que la ciudad necesitaba. Luego se buscaron excusas, que si no había mayoría, que si había un comunista que planteaba problemas... no, el comunista hacía su labor, como ahora la hace Podemos, pero para eso hay que tener cintura política, capacidad, ganas de trabajar... Y hablo de la época en la que estuve en el ayuntamiento. Yo cometí errores, no hubiera podido ser el salvador de nada, pero creo que no se aprovechó la parte que Foro Ciudadano podía aportar. No hay que olvidar que Foro Ciudadano tuvo 3.500 votos. Además no pudimos utilizar más papeletas porque nuestra bisoñez política nos hizo llegar tarde, nadie nos echó una mano. Si hubiéramos tenido papeletas hoy Cáceres hubiera sido otra historia. Pero no porque yo sea mejor o peor sino porque lo que queríamos era trabajar por la ciudad. Antes se trabajaba por los partidos y por el puesto. Y esto lo digo claramente: los alcaldes que he conocido han estado más preocupados siempre de su sillón y, sobre todo, de la influencia de la Junta de Extremadura, porque aparte de copar sus actividades políticas, tenía mucho que decir. El dinero viene de donde viene y Cáceres tenía un presupuesto deficitario. Y Cáceres no tenía dinero para hacer una política adecuada, pero no se supo sacar el dinero necesario de la Junta, como sí lo supo hacer Mérida y Badajoz. Eso se llama gestión, por eso digo que los alcaldes estaban más preocupados de las inauguraciones y las fotos y los equipos estaban todos en la dinámica de lo que los partidos mandaban.
-Hable del gobierno actual...
-No hago ninguna valoración porque no lo conozco. Desconecté. Cuando me marché en el 2009 dejé de seguir la política. Tengo que reconocer que de la prensa local no leo la parte política. Sé que Elena Nevado es la alcaldesa, pero no sabría decir la composición del equipo de gobierno ni quiénes son los representantes del resto de los partidos. No es que no quiera hacer una valoración política, es que no puedo. Mi valoración es ciudadana: Cáceres es una ciudad sin esperanza en la que como no nos motivemos un poco, y va a ser difícil, languidecerá. Eso lo dice todo el mundo.
-¿Salió hastiado de la política?
-Nooo. Es que una de las características que he tenido siempre en mi trayectoria vital es que cuando una etapa se acaba, se acaba. He dejado de ser auditor de cuentas porque me jubilé hace cuatro años y no he vuelto a hablar de auditorías. Es decir, la única vida que me interesa es la que hago en este momento.
-¿Y cómo es su vida?
-Sigo manteniendo mi actividad como abogado y mediador, tengo algunos asuntos que me permiten seguir al día, pero mi vida consiste en disfrutar mucho de mi casa, en ir a Isla Cristina, que tengo una vivienda muy bonita que acabo de reformar para disfrutar de la playa, seguir subiendo a Asturias... Aquí están mis libros, escribo, tengo un blog, disfruto de los amigos. Tengo pocos y buenos amigos y desde luego tengo la plusvalía más importante de mi vida, que son mis tres hijas y mis nietos: un nieto encantador y tres nietas que son unas preciosidades, las dos últimas son gemelas. Así que mi vida de hoy no tiene nada que ver con la anterior porque ya he contribuido con la ciudad y me merezco un descanso que no puedo retrasar más.
-¿Puede hacer balance estos años?
-He tenido mucha lucha entre lo que hacía y lo que quería hacer. Sí digo, y lo digo para cuando le toque a usted, que cuando ya paras, cuando llega este momento, es inevitable el análisis retrospectivo y hay muchas cosas que duelen, cosas que hubieras querido hacer de otra forma, pero la vida está llena de errores y aciertos. No cambiaría nada y reconozco que tengo una vida rica, interior y muy conmigo mismo.
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