TITULO: A vivir que son dos días - A vivir - Cadena SER - Predicar agua y beber vino ,.
A vivir que son dos días - A vivir - Cadena SER,.
Escucha 'A vivir', con Javier del Pino, el programa líder de las mañanas del fin de semana en la Cadena SER.
Predicar agua y beber vino,.
La obsesión posmoderna por las apariencias ha dado lugar a un culto desmedidode la imagen entendida como máscara que esconde y disimula los defectos,.
foto / Dieciséis meses después de ganar las elecciones para fiscal en el estado de Nueva York, Eliot Spitzer se vio obligado a abandonar el cargo. El motivo fue que había sido descubierto recurriendo a los servicios de una dama de compañía. Lo que ni la prensa ni la opinión pública le perdonaban es que se hubiera labrado una reputación como inflexible perseguidor del comercio sexual mientras en privado hacía uso de él.
Llamamos hipócrita a quien hace alarde de bondad cuando en realidad no es bueno; al que se esmera en presentarse ante los demás como paladín de una o varias virtudes que no practica en su vida personal; al que, como el Tartufo de Molière, exagera actitudes piadosas o supuestamente nobles con el fin de obtener un beneficio generalmente opuesto a lo que esas actitudes representan.
No es la hipocresía un vicio de ahora, aunque la obsesión postmoderna por las apariencias haya dado lugar a un culto desmedido de la imagen entendida como máscara que esconde y disimula los defectos de cada cual. Ni siquiera las comunidades más abiertas, liberales y tolerantes se libran de sus pequeñas o grandes hipocresías: parece como si en mayor o menor medida los humanos estuviéramos programados para la doble vida, para el juego del simulacro, para la discordia permanente entre lo que somos y lo que aparentamos ser.
Un somero cotejo de los valores más exaltados por la cultura democrática moderna (la igualdad, la solidaridad, la paz, el antirracismo, la no discriminación de sexos...) comparados con nuestros comportamientos ordinarios daría pruebas sobradas de esta tendencia al fariseísmo.
En Dante encerró a los hipócritas en uno de los círculos de su infierno describiéndolos como "gente pintada" de aspecto cansado y abatido, cubierta con una pesada capa que más parece símbolo de responsabilidad que de pecado. Y es que el hipócrita acaba siendo un esclavo del deber que se ha impuesto al adjudicarse una imagen que no se corresponde con su condición verdadera. Hay un valor indiscutible en aquellos que en público "predican agua, a escondidas beben vino", en palabras de Heine. Es el mérito de permanecer alerta, de cultivar perpetuamente una ficción inconsistente, de vivir bajo los efectos de una contradicción.
La hipocresía necesita una especie de consenso de la colectividad que la convierta en hábito compartido. El "esto no se dice" (aunque "se haga") pasa entonces a formar parte del código ético en vigor, hasta alcanzar el extremo paradójico en que el más virtuoso no es quien actúa consecuentemente con sus principios, sino el que sabe aparentar lo que no es, actuar de forma distinta a como piensa, y todo ello de acuerdo con una costumbre más o menos generalizada.
Es evidente que hay hipocresías consentidas e hipocresías mal vistas según el cuándo y el dónde. Proclamarse de izquierdas no parece entrar en contradicción con tener de asistenta a una inmigrante mal pagada sin darle de alta en la Seguridad Social, pero sí exige utilizar el lenguaje políticamente correcto o ser fiel a determinados medios de comunicación. Ser cristiano no impide escuchar una emisora que difunde mensajes reñidos con la caridad y la misericordia, pero obliga a asistir a misa todos los domingos y días festivos. Y comportamientos semejantes pueden verse en cualquier doctrina o tendencia que haga ostentación de virtud. La honorabilidad tiende a ser el éxito social de la hipocresía.
Doble contabilidad moral: la hipocresía sienta un pobre a su mesa una vez al año aunque el resto de días y noches coma opíparamente sin tener en la situación de los desfavorecidos. Y es que el hipócrita se considera acreedor de una situación privilegiada que le permite gozar de permisos o dispensas especiales no consentidas a los demás. Este simulacro, esta forma de engaño, es lo que subleva a las personas sinceras cuando descubren la falsificación de las insinceras. No molesta que incurran en comportamientos contrarios a un determinado sentido de la moral; su delito reside en tener dos caras, y las dos sumamente duras.
La Brújula es un programa de radio de la emisora española Onda Cero, presentado y dirigido por David del Cura.
Es el tercer espacio en audiencia en la franja nocturna,
retransmitiéndose entre las 20 y las 24 horas, tiempo que dedica a un
análisis de la actualidad, el deporte, la economía (con el espacio
denominado La Brújula de la Economía) y el debate político., etc,.
La Linterna La Cope ,.
'La Linterna' es el programa de radio informativo, político y económico, cultural y de debate nocturno de la Cadena COPE. Dirigido y presentado desde 2009 por Ángel Expósito, se emite de lunes a viernes de 19:00 a 23:30 horas, correspondiendo la última hora de los viernes a 'La Linterna de la Iglesia', dirigida y presentada por Faustino Catalina.,
La vacuna es la solución,.
Debe prevalecer el criterio de que es infinitamente mayor el beneficio de la vacunación que el riesgo ínfimo de un efecto secundario grave
foto / La pandemia prosigue, y todo ya apunta a que no nos libraremos de una cuarta oleada, más tenue que las anteriores pero con su carga mortífera inquietante, tenga la magnitud que tenga. Pero esta trágica secuencia, que quizá hubiéramos podido mitigar si hubiésemos sido más estrictos en la adopción de medidas preventivas, muestra ya los primeros efectos significativos de las vacunas: las residencias de mayores, que fueron las más golpeadas por el virus en los primeros meses de la pandemia, ya no registran contagios, tras la vacunación masiva de sus inquilinos. Logrado este primer hito, la vacunación avanza cada vez a mayor ritmo, en línea descendente de edad, lo que ya está reduciendo la letalidad de la covid-19 en los hospitalizados. Y se hace evidente que, aunque haya que mantener a toda costa las medidas de seguridad y la lucha contra el contagio, el objetivo preferente es lograr la mayor velocidad de vacunación, de forma que se cumpla el objetivo declarado del Gobierno de que el 70% de los ciudadanos reciban la vacuna antes de que concluya el verano. La celebración de unas elecciones en medio del drama introduce factores extraños y no siempre limpios en el proceso sanitario, como la acusación sin aportar datos hecha por Sánchez de que Madrid falsea sus cifras, pero la sociedad ya ve que lo realmente urgente es la vacunación, pese a ciertas torpezas en la pedagogía sanitaria.
Los científicos han conseguido el prodigio de tener en tiempo récord no una sola vacuna sino varias, cuatro de ellas ya en pleno funcionamiento este mismo mes. Esta precipitación puede haber provocado cierta inseguridad en los pacientes, agravada por las dudas sobre la vacuna de AstraZeneca, pero debe prevalecer el criterio de que es infinitamente mayor el beneficio de la vacunación que el riesgo ínfimo de un efecto secundario grave. Si se explica con paciencia y tesón, no habrá rechazos. Por lo demás, el sistema sanitario europeo en general y el español en particular están respondiendo con eficacia. Estos días, se señalaba como modelo Alemania, que había vacunado a 250.000 personas en una jornada, lo que igualaba los récords logrados por Biden en EE UU; pues bien: en España se vacunó este jueves a 453.682 personas, lo que duplica con creces la tasa alemana en proporción a su población. Y los medios centroeuropeos confirman que las previsiones de la Comisión de vacunar a 300 millones de europeos en el segundo trimestre del año son alcanzables. El final de esta pesadilla está más cerca.
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