TITULO:
LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y
FILEMÓN - Doña Leo cocina una sesión chamánica bajo los efectos de la coca.
LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y
FILEMÓN - Doña Leo cocina una sesión chamánica bajo los efectos de la coca. , fotos.
Doña Leo cocina una sesión chamánica bajo los efectos de la coca.
La chef Leonor Espinosa regala en Bogotá Madrid Fusión un rito indígena trufado de referencias cósmicas y ancestrales,.
En el mundo de la cocina -en ocasiones, un universo de egos rampantes- es poco habitual dar un paso atrás y salirse del foco. Leonor Espinosa, artista plástica antes que cocinera, mujer amazónica iniciada en los ritos ignotos de la ayahuasca por el chamán Anastasio, sorprendió cediendo el protagonismo a sus paisanos más olvidados.
Sacó a escena esta «indómita chamana de la cocina iberoamericana, Caribe puro, rupturista, innovadora y ancestral» -como la presentó Benjamín Lana- una representación de la ceremonia del mambeo que, en noches especiales, los muruis, los huitotos y otras etnias amazónicas celebran para conectarse con sus ancestros, para generar pensamientos y llenar el canasto de la abundancia.
Todo comenzó con un hermoso vídeo que mostraba la selva primigenia, riachuelos de prístinas y rumorosas aguas, árboles como gigantes mecidos por el viento... De fondo, el incesante coro del viento, las voces de animales emboscados y el horrísono crujir de las chicharras. «Somos hijos del misterio para el misterio. Usamos plantas sabias que nos enseñan cantos. Estudiamos el universo en una noche en vela», decía una voz en 'off' en un grandilocuente discurso. «La flecha que apunta al corazón del hombre y del universo. La hoja verde de coca, la despensa cósmica», clamaba.
En el centro del escenario había dispuestas tres bancas sobre un círculo de arena y algunos recipientes de barro y palma. Dos indígenas varones se sentaron en las bancas e iniciaron el rito del mambeo. Untaron sus dedos con ambil, un líquido oscuro, viscoso y amargo, con apariencia de alquitrán, hecho de tabaco y sal de monte. Se lo llevaron a la boca. Luego, de un cuenco, tomaron una cucharada de mambe, hojas de coca tostada y cenizas de hoja yarumo, y se colocaron el verde polvo en la parte interior del papo.
Un vídeo mostraba de fondo la manera en que los indígenas talaban leña, recolectaban hojas de coca y tabaco, cómo manos sabias tostaban y preparaban coca y yuca. «La coca es planta sagrada para nosotros, llegada del Padre Creador Momo Inai. La coca es la palabra y por medio de la palabra hacemos aparecer todo lo que se dialoga aquí. Jú», decía ante el fascinado auditorio Aimema Orue, pequeño, enteco y cobrizo, adornado con tatuajes y dibujos.
Lección tribal
«Para preparar el mambe se requiere compromiso y paciencia. Y recibir el consejo de los mayores con mucho respeto. Jú», añadía. Y Aimema fue dando una lección sobre cómo viven las tribus indígenas en la maloca, sus aldeas de viviendas comunales y de la importancia de la yuca en sus vidas. «Es la representación de la mujer; hay una dulce y otra amarga. Ella nos alimenta, nos da fariña, casabe, repa, almidón y la caguana, que es nuestro jugo cotidiano», enumeró.A esas alturas ya había entrado en escena Leo Espinosa, toda vestida de blanco. Tras encender una vela se sumó al rito y tomó su ración de coca y ambil. Los indígenas explicaron que van «al monte por unos días para cazar, recolectar, para coger macambo para caldos y hormigas arrieras y cabezonas».
La atmósfera era espectacular. Asistíamos en vivo a un rito privado y antiguo. Pero, también, a una lección de cocina. Porque los indígenas iban refiriendo en ese viaje los ingredientes que luego Doña Leo, mejor cocinera de América, colocaría en el cazabe, un tiesto de barro del que todos comerían al final. «Gracias por permitirme entender este conocimiento», agradeció Doña Leo. «El conocimiento está abierto», le replicó Aimema Urue.
La performance etnográfica concluyó con quince minutos de cantos rituales, diatónicos, profundos y misteriosos. «Yo no soy la protagonista de mi cocina», diría más tarde Leo Espinosa. «Tengo desde mi trabajo la posibilidad de transmitir un conocimiento ancestral. Y en la vivencia, uno no es el protagonista. El lenguaje es el territorio. Este mambeo es una nueva narrativa, un forma distinta de comunicar, una actividad poética donde el ego del cocinero no se antepone» concluyó.
TITULO: Cocina de producto,.
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TITULO: HOY LE TOCA A - La despensa amazónica en cien bocados ,.
La despensa amazónica en cien bocados,.
Leonor Espinosa propone un viaje etnográfico con destellos culinarios de interés. Se nutre de productos ignotos, reservados en muchas ocasiones a los indígenas, y los lleva a la alta cocina de una gran ciudad en un ambicioso viaje.
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