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Mari Luz Gutiérrez - La mujer que vendía cultura por las casas de Cáceres .
La mujer que vendía cultura por las casas de Cáceres.
Mari Luz Gutiérrez formó parte durante 36 años de la red de distribuidores en Cáceres del Círculo de Lectores, que este mes ha cesado su actividad,.
De ser agente -una vendedora de libros- pasó años después a distribuidora, tras lo que logró una relación más sólida con la empresa, que le proporcionó contrato y Seguridad Social los últimos 17 años. Fue instructora y coordinadora de vendedores en la provincia. Hace unos meses se jubiló, aunque continúo colaborando con la firma, que en estos días ha echado el cierre de forma definitiva después de 57 años. «Vino el delegado de Badajoz y me dijo: ya cerramos», explica con un viso de tristeza.
Círculo de Lectores se fundó en 1962 con la idea de llevar la lectura a todos los hogares en tiempos en los que el comercio electrónico no podía ser ni siquiera una ensoñación futurista ni tampoco proliferaban las grandes superficies de libros, que cambiaron el concepto de las librerías a finales de los 90. La idea que alumbró el negocio decayó poco a poco, y los socios fueron quedándose por el camino. En el año 2000 el gigante editorial Planeta adquirió la mitad de Bertelsmann (grupo al que pertenecía Círculo de Lectores) y en 2014 pasó a tener el control del 100% de la compañía. El pasado 6 de noviembre se hacía público el cese de la actividad. Mari Luz ya estaba enterada del punto y final de un sello que le hizo moverse por toda la provincia, entablar una relación duradera con innumerables clientes y lograr una nómina generosa. «Era muy buena vendedora, lo decía todo el mundo», señala.
«Hablaba mucho con la gente, había personas que me invitaban a comer a su casa»
Madre de cuatro hijos, recuerda también el
paso que tuvo que dar para empezar esta actividad. «Tenía a mi niña muy
pequeña, no tenía ni un año, la metí en Fátima, en la guardería e iba a
recoger revistas o a entregar pedidos», relata volviendo a atrás en el
tiempo. En esos inicios se ocupaba de varias zonas de Cáceres. En los
buenos tiempos de Círculo de Lectores había cerca de una docena de
vendedores en la ciudad, y un número similar cubriendo el resto de la
provincia, estima de cabeza Mari Luz Gutiérrez.500 clientes
Ella ha llegado a tener en torno a los 500 clientes fijos, que disminuyeron hasta el centenar en los últimos tiempos. La fidelidad latía detrás de cada uno de esos encargos. Y también, destaca Mari Luz, el gusto por la calidad, una de las señas de identidad de esta editorial que fraguó su éxito en la España vacía de hace unas décadas, cuando triunfaban fórmulas paralelas de ventas de otros productos como los cosméticos Avón o los célebres envases de Tupperware. El cara a cara y la compra directa enganchaban a los españoles mucho antes de que el comercio se hiciera a través de una pantalla.Su trabajo era acudir a los domicilios con la revista , en donde podían encontrarse todos los contenidos bibliográficos que Círculo de Lectores ofrecía. El cliente encargaba lo que le interesaba y hacía el pedido, que se le entregaba también en mano. El compromiso era una compra cada dos meses, aunque «a veces me decían que en ese momento no podían».
Premios
Su salto a la provincia le llevó por Navalmoral, Plasencia, Trujillo y Valencia de Alcántara, Alcántara, en donde coordinaba a otros agentes sumados a la red. A Mari Luz le cuesta encontrar elementos negativos en su trayectoria, algo que le disgustara. «A mí me gustaba mucho el trabajo, por eso he seguido tantos años». Y cuenta sin pudor, con ese orgullo de las cosas bien hechas, que logró varios premios por ser la número 1 en ventas, por lo que logró varios viajes. «He estado en Cuba, he estado en Marrakech, traía una nómina a casa que mi marido se quedaba sorprendido». En esta etapa su marido también entró como vendedor. Se dedicaba por las tardes a las zonas que Mari Luz había dejado por ocuparse de otras áreas en la provincia. Recuerda con cariño viajes a Barcelona para formarse.Reconoce que entre viaje y viaje a veces no tenía el tiempo necesario para leer, pero ella iba preparada para hacer recomendaciones porque se empollaba al dedillo la revista en donde se podían elegir los títulos. «También hablaba mucho con la gente y recogía sus opiniones». Eso también le guiaba a la hora de sugerir la compra de tal o cual libro. El boca a boca literario siempre funciona y era también uno de los pivotes de Círculo de Lectores, funcionar como una especie de club en el que sus integrantes se sintieran parte de algo. «Había gente que me invitaba a comer a sus casas».
Recientemente la empresa quiso ampliar su negocio y, además de libros, vendía otros objetos. Mari Luz constata que la cosa «no funcionó» porque «ahora la gente tiene todo tipo de cosas más accesibles». Ella seguía apostando por los libros. En su casa, en la Avenida Ruta de la Plata, no se puede ocultar a lo que ha estado dedicada todos estos años.
En varias habitaciones los volúmenes se apilan en las estanterías en doble o triple fila. Hay obras clásicas, muchos cómics, colecciones completas. Desde que murió su marido, hace cuatro años, le cuesta más la idea de deshacerse de todo ese legado de letras.
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