TITULO : MAS QUE COCHES -Kia duplica beneficios en España respecto a 2022,.
Kia duplica beneficios en España respecto a 2022,.
foto / Los vehículos electrificados representan el 34% de las ventas,.
Las ventas de 304.757 unidades de la marca en Europa en el primer semestre de 2023 suponen un aumento del 3,8% respecto al año pasado,.
Kia continúa su trayectoria récord en Europa en 2023, con unas matriculaciones de 304.757 unidades durante el primer semestre del año, según las nuevas cifras publicadas por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA).
Esto supone un aumento del 3,8% en comparación con el mismo periodo de 2022. Solamente en junio se vendieron 54.611 unidades, un 5,4% más que en el mismo mes del año pasado. Este crecimiento contribuye a mantener constante en el 4,6% la cuota de mercado europea de Kia durante 2023.
Los vehículos electrificados de Kia han representado el 34% de sus ventas en Europa (103.656 unidades) en este periodo. Durante el primer semestre, el Kia más vendido en los mercados de la UE, la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) y el Reino Unido ha sido el nuevo Sportage, con 82.826 unidades. Le siguieron toda la familia Ceed, con 68.758 unidades, y el Picanto, con 39.133 unidades.
La filial española de la firma automovilística Kia, Kia Iberia, registró un beneficio neto de 40,83 millones de euros durante el año 2022, lo que significa casi duplicar los 24,03 millones contabilizados en el ejercicio anterior, según las cuentas a las que ha tenido acceso Europa Press.
La cifra de negocio de la compañía en 2022 ascendió hasta los 1.180 millones de euros, un 20,6% más que la registrada en el ejercicio fiscal precedente, de los que 1.146 millones procedieron de ventas y 33,95 millones de la prestación de servicios.
Asimismo, el resultado de explotación de la empresa fue de 42,94 millones, más del doble del ejercicio anterior (+126,6%). Por su parte, la filial española tuvo un resultado financiero negativo de 3,6 millones de euros, provocados por unos gastos financieros de 1,5 millones y por deterioros y pérdidas por valor de 2,86 millones de euros.
La firma ha explicado que en 2022 alcanzó unas ventas totales en España de 58.412 unidades, un 6,3% más, mientras que su penetración de mercado creció 0,9 puntos porcentuales, hasta tener una cuota de mercado del 7,6%.
Por su parte, la red de concesionarios de Kia Iberia, que cuenta con 81 concesionarios en 227 puntos de venta, ha obtenido una rentabilidad del 3% en 2022 frente al 1,7% registrado en el ejercicio de 2021.
TITULO: Para Todos La 2 - Cursos de Verano de la Complutense: Reflexión sobre el incierto futuro,.
Cursos de Verano de la Complutense: Reflexión sobre el incierto futuro,.
Pedro Halffter: «Klara». Soprano: Ashley Bell. Pianos: Pedro Halffter y Eduardo Frías. Escenografía y montaje técnico: Antonio Amendáriz. Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. 18-VII-2023,.
En el verano de 2022 Pedro Halffter estrenó en Villafranca del Bierzo esta intrigante ópera que muestra a Klara, un robot de última generación a través de un inteligente planteamiento musical y escénico. Poco después la obra se presentó en la Universidad de Harvard. El compositor ha reelaborado la partitura, ha aumentado en casi 20 minutos su metraje y la ha presentado en el curso de las actividades académicas veraniegas de la Universidad Complutense a lo largo de un acto con entrada libre que tuvo bastante público.
Muy atento había que estar desde luego para no perder comba y enterarse de lo que se nos mostraba y contaba. No había ni un solo papel, ni información que orientara previamente el espectador respecto de lo que se le iba a ofrecer y de la finalidad y significado de la trama. Aunque la historia se nos va presentando poco a poco y revelándonos sus misterios y evolución. Tras un extenso preludio de casi diez minutos, en el que se nos informa sobre la pantalla, con la bella cabeza rubia girando lentamente sobre sí misma, acerca del robot que va a ser el protagonista absoluto, se abre el curso de lo que podríamos denominar argumento.
La narración aparece dividida en cuatro partes o, como le gusta decir a Halffter, haikus, breves episodios de origen japonés en los que el robot se hace presente y nos va mostrando sus dudas, reflexiones y cavilaciones. Son como aforismos que tratan de y trasmitir la esencia de una idea o cuestión de una manera tan sutil como directa. Los títulos de esos concisos y reveladores mini relatos son Amanecer, Misterio, Tormenta y Adiós. En cada uno de ellos vamos viendo imágenes, hologramas de bella elaboración, de líneas y colores muy contrastados e imaginativos, que ayudan a embeberse en la melopea constante que emana de los dos pianos, que no cesan en ningún momento de hacerse presentes, dando vida y sentido a las evoluciones de Klara.
Para Pedro Halffter, “Klara” no es una respuesta, sino una reflexión sobre este posible futuro. “La Inteligencia Artificial no es ni buena ni mala en sí misma, los elementos que impactarán en la sociedad serán realmente su desarrollo y su uso”. El compositor quiere que la obra no solo sea una ficción sobre ese futuro cercano, sino que funcione también como una metáfora sobre las personas que se sienten atrapadas en un mundo de limitaciones e ideas preconcebidas. Y que al final del viaje podamos comprender al robot como si fuéramos nosotros mismos. En el segundo episodio, El Misterio o el Secreto, Klara abre una caja y ve una serie de cosas del ser humano que nos muestran meridianamente sus imperfecciones. En ese momento crucial adquiere su verdadera consciencia.
Las evoluciones del personaje, subrayadas por las mágicas y bien trabajadas proyecciones, sus actitudes, sus preguntas, sus reflexiones, son pespunteadas por pasajeras exclamaciones, por rápidas y sorprendentes frases ondulantes pronunciadas en un sintético inglés, en las que mostró la calidad de su voz de soprano lírica Ashlley Bell, homogénea de emisión, flexible, de timbre bien coloreado, con agudos bien puestos y llenos de atractiva sustancia vocal. La voz se plegó muy bien, lo que fue fundamental, al discurrir de las brillantes imágenes y al lecho constante, muchas veces imbricado en los fonemas vocales, proporcionado por los dos pianos.
Se trata de una partitura trabajada al milímetro, detallista y siempre al servicio de la historia, a la que colorea, subraya y explica. Parte de una base tonal constantemente modulante con un desarrollo en principio repetitivo, de raíz minimalista, pero de aire muy informal. Con frases repetidas y variadas, acordes de todo tipo muy expresivos, que a veces se extienden y extasían en exceso. Aunque hay partes en los que el espectro se ensancha, se espesa y nos lleva a mundos armónicos en los que creemos escuchar lejanas resonancias wagnerianas. Es, por supuesto, el pie indispensable y necesario para otorgar forma, color y calor a las reflexiones de la robot que nos da al final un muy discreto y descreído adiós.
Todo funcionó, así nos pareció, medido, bien movido, bien ensayado, de tal forma que la historia fue prendiendo en el público, pese a la falta de información previa. Ante los muchos aplausos se repitió el segundo haiku.
TITULO: Gigantes de La 2 - Saúl Craviotto ,.- Jueves -10- Agosto ,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves -10- Agosto , 23:50 de Televisión Española.
Saúl Craviotto,.
Tokio 2020 - Piragüismo sprint,.
foto / Craviotto lidera el pleno español para las semifinales,.
Tanto el catalán como Carlos Arévalo se han clasificado directamente en K1 200 mientras que Antia Jacome ganó su serie de cuartos en C1 200,.
Buen estreno del piragüismo sprint en estos Juegos de Tokio, ya que todos los representantes nacionales están en semifinales. Sául Craviotto y Carlos Arévalo se han clasificado directamente en K1 200 evitando los cuartos de final. El abanderado de España en la ceremonia inaugural -junto a Mireia Belmonte- ha entrado segundo en su serie solo por detrás del sueco Petter Menning.
Por su parte, Arévalo también ha sido segundo, superado en este caso por el húngaro Kolos Csizmadia. Las semifinales, mañana a las 2.30 hora española. La final sería a las 4.42. También han cumplido Cubelos y Peña, que han ganado su serie del K1-1000 y se clasifican para la semifinal.
Por su parte, en categoría femenina, Antia Jacome ha logrado el pase a las semifinales (mañana a las 2.55 horas) tras ganar su serie de cuartos en C1 200. En la eliminatoria previa había sido tercera, lo que ha obligado a esta carrera extra. Algo similar ha ocurrido con Isabel Contreras. Tras quedar cuarta en su serie de K 1 500 metros, ha logrado la clasificación ganando con holgura en cuartos.
TITULO: ¡ Atención obras ! - Cine -Vida de Little Richard: la "reina" del rock & roll,.
Vida de Little Richard: la "reina" del rock & roll,.
Fue una «drag queen» y un predicador: un libro ofrece una visión íntima de un hombre torturado, que abdicó de su trono del rock cuando creyó ver el apocalipsis: una vida entre el cielo y el infierno
Tenía la cabeza grande y el cuerpo pequeño. Un ojo más grande que otro. La pierna derecha de Little Richard era más corta que la izquierda, por lo que cojeaba y caminaba arrastrando un pie. Le llamaban lisiado y deforme. “Me decían de todo: maricón, nenaza, capullo, monstruo”, recordaba el artista, quien, lejos de amilanarse, respondía con amaneramientos femeninos, maquillaje y agua de rosas. Él sabía que no era como los demás niños y no cabe duda de que su vida, la de la primera superestrella del rock & roll, en ningún sentido fue convencional. Richard no rehuía la pelea cuando era necesario y terminaba con su preciosa carita llena de sangre. Pero cualquiera podía ver cuáles eran sus auténticas inclinaciones. Sus maneras no pasaban desapercibidas tampoco para su padre, Bud, un hombre creyente que regentaba un bar y traficaba con alcohol durante la Ley Seca y por ello, antes de cumplir 17 años, su padre le echó de casa. En “La extraordinaria vida de Little Richard” (Libros Cúpula), Mark Ribowsky ofrece una visión íntima de un hombre torturado, que abdicó de su trono del rock cuando creyó ver el apocalipsis y terminó renegando de su propia identidad por la culpa y la incomprensión.
El joven Richard había encontrado un empleo en el Douglas Theatre de Macon (Georgia) su localidad natal. Allí vio actuar a Sister Rosseta Tharpe, la verdadera madre del rock & roll y se quedó deslumbrado. Él había aprendido a cantar y a tocar algún instrumento en la escuela y las iglesias a las que iba, las de las respectivas congragaciones de sus padres. También empezó a hacerlo junto a predicador, el doctor Nobilio, a quien acompañaba lanzando sus exclamaciones y sus “whooo” característicos. Incluso cantó con un extraño grupo cuyo líder vendía aceite de serpiente desde el escenario. Dormía en los campos y los caminos y recibía palizas constantemente. Expulsado de casa, aprende a buscarse la vida. Actúa en los locales nocturnos donde se admite a negros y homosexuales. Encuentra trabajo fregando platos y toma apuntes mentales de lo que serán sus primeras canciones. Recibe su apodo, el de “Little”, de Ethel Wynnes, la dueña de un club nocturno que se apiada de él y le alimenta con delicias sureñas. Por cierto que, después de dar el estirón, Richard medía más de metro ochenta y no tenía defectos físicos apreciables. Un bigote y la sonrisa perfecta eran los luminosos de su infinita vanidad.
Entra en el circuito del “chitlin'” y empieza a girar por el inframundo del blues cabaretero. Es muy conocido en todos los locales para gays del Sur. Allí se traviste por primera vez y da rienda suelta a su interpretación más salvaje. Su personaje “drag queen” incendia al público y su blues salvaje se hace famoso en el circuito para negros. Así es como le llega la oportunidad de grabar para RCA, pero la casa de discos pretende de Richard que no se salga de los cánones del sonido convencional. No conseguirá ni un solo éxito, peo al menos logra algo importante: su padre se siente orgulloso de él y se reconcilian. Durante sus inicios, Richard trabaja con todo tipo de managers y promotores de la escena “chitlin”, dominada por negros que se comportan como blancos: violentos, groseros y estafadores. Su carrera nos despega pero su fama ya es inmensa. También emergen las contradicciones latentes: “Los objetivos de Richard parecían contradictorios al mezclar lo secular con lo religioso, ser atrevido y a la vez espiritualmente convencional y aplicar cánones centenarios a nuevas abstracciones de individualismo, hedonismo y distorsión de género”, escribe Ribowski.
Un truco de genio
Así que Richard Penniman no encontraba todavía el lugar para ser Little Richard. Su personalidad, en conflicto permanente con su entorno, tampoco encontraba acomodo comercial en un sector discográfico conservador. Así que se tenía que conformar con lavar platos en la terminal de autobuses, donde llevaba a cabo sus encontronazos sexuales. Y así, con ese erotismo de los transeúntes, de los clientes pasajeros y de los amores efímeros nació el primer himno de la historia del rock. Si bien la paternidad del género puede estar en cuestión, nadie puede discutir que “Tuti Frutti” fue el aldabonazo del género. Con la introducción más famosa de la historia de la música, “A-wop-bop-a-loo-bop” seguido de una serie de frases lascivas que fueron suavizadas o eliminadas en la primera versión grabada. La canción era un torrente de energía, una bola de ritmo que fue grabada con un pequeño truco artesanal. El productor Bumps Blackwell tuvo la genial idea de poner un micrófono entre Richard y el piano y otro dentro del piano. En aquellos tiempos prehistóricos, donde las grabadoras apenas tenían dos pistas, ese truco generó un efecto duplicado que lanzó la canción. De todas las tomas, Bumps eligió la primera, en la que Richard aporreaba con más fuerza el piano. La canción tuvo éxito pero todavía más logró la versión de Pat Boone, un artista que blanco rebajó la dicción sureña y el carácter “negro” de la original. Little Richard acumuló resentimiento en su alma del profundo sur.
Aceptó la derrota favorecida por el sistema y siguió persiguiendo el éxito. Publicó muchas grabaciones bajo un contrato “horroroso” que le daba medio centavo por disco. “¿Pero cómo se puede partir un centavo?”, preguntaba irónico. Pero su vida estaba en la carretera, donde lograba éxito arrollador. Aparecía vestido como la Reina de Inglaterra, como el Papa, pero el disfraz duraba poco, porque se lo quitaba casi todo. Recibía prendas de ropa interior femenina. “Lucille”, de hecho, trata sobre un hombre vestido de mujer “al que llamábamos Reina Sonya”. Era una letra que había escrito en la terminal de autobuses Greyhound a la que le puso el ritmo de un tren abandonando Macon. Nadie ganaba tanto en directo: 10 o 15.000 dólares por noche. Mantenía a toda la familia pero se volvió codicioso y desconfiado. Llevaba siempre un arma consigo. Su vida era un disparate. El pecado le acechaba. “Cuando tenía todas aquellas orgías, me iba y cogía la Biblia”, decía el cantante, que muchas veces despertaba a los participantes de la loca noche sexual leyéndoles pasajes y preceptos sagrados.
Fue entonces cuando se embarcó en aquella gira por Australia que lo cambió todo. En el avión, vio un motor de hélice arder. Sobrevolando el Pacífico, vio una luz enorme acercarse. Richard estaba en pánico y comenzó a rezar. Cuando descendió del avión en Melbourne, aseguró que unos ángeles habían sostenido a la nave. Se recuperó del susto y tocó durante cuatro días ante una multitud febril. Pero a la noche siguiente, cuando se sentó al piano, vio una bola de fuego ascender hacia el cielo. Cuando terminó el concierto, le dijo a la banda: “Ya está. He terminado. Dejo el espectáculo para volver a Dios”. Y así lo hizo: se retiró. Sus discos se seguían vendiendo, pero le daban igual. Ingresó en una universidad de predicadores pero no muestra demasiado arrepentimiento. Le denuncian por homosexual. Abandona la carne, predica, pide matrimonio a la chica perfecta. Llega a un acuerdo con Art Rupe para cobrar 11.000 dólares de los derechos de autor no percibidos, pero renuncia a perpetuidad a sus canciones.
Resurrección y caída
Con el tiempo, recupera el interés por la música gracias al gospel. Gira con su adorada Mahalia Jackson y acepta una propuesta para actuar en Inglaterra sin saber que le presentan como el rey del rock mientras él pretenda cantar solo temas espirituales. En el trayecto a las islas, en barco para evitar motores ardiendo a 20.000 pies, predica todos los días sobre la cubierta del trasanlántico. Y cantó gospel la primera noche, pero, al presenciar cómo Sam Cooke, su telonero, arrasaba cantando rock... no pudo soportar quedar por debajo. La noche siguiente incendió al público en “modo frijol saltarín” con todos sus trucos: se lanzó al público desde el escenario, disciplina en la que puede considerársele un precursor. Fingió un desmayo y, cuando la audiencia enmudeció, se levantó de un brinco lanzando “wooos”... El rey ha vuelto y su éxito favorece a los grupos británicos underground que le idolatran. Uno de ellos, los Beatles, era un conjunto más conocido en Hamburgo que en Inglaterra. El astuto Brian Epstein logra aproximarse a Richard y Don Arden, el promotor de la gira de Richard, y los Beatles le hacen de teloneros y de perritos falderos. Richards regresó al rock, al alcohol y las drogas, pero su carrera nunca volvió a vivir la gloria de los primeros días. Publica varios trabajos que fracasan y vuelve a las andadas. Fuma marihuana y prueba heroína y cocaína. Se emborracha públicamente. Sigue acumulando el resentimiento contra el mundo. Sus discos no venden nada y la culpa es de todos menos de él mismo. Sin embargo tendrá un momento de resurrección en el festival de Toronto y Atlantic City que deja boquiabierto al mundo. Por su vida excesiva y sus escándalos sexuales fue expulsado de las congregaciones religiosas. Tras la muerte de su hermano, se limpió de nuevo y hasta vendió biblias a domicilio.
Pobre Jimi Hendrix
Tenía diez años menos que Richard, pero Jimi Hendrix ya era muy conocido por su estilo como guitarrista. Admiraba a Little Richard y consiguió entrar en su banda, pero la cosa salió regular. Jimi adoptó de él los sombreros con pluma, el pañuelo en la cabeza, la visceralidad en escena. Pero terminó harto de no cobrar lo que correspondía, del ego desmedido de su patrón y, en el tramo, final, de ser el objeto de las hormonas desatadas de Richard. «Hendrix era, no solo heterosexual, sino aparentemente homófobo», dice Ribowsky. Por supuesto, los largos solos del guitarrista irritaban a la que debía ser la única estrella sobre el escenario. Le echaron porque «no era puntual y esta todo el día tonteando con las chicas». Dos estrellas demasiado grandes para una sola velada,.
No hay comentarios:
Publicar un comentario