BLOC CULTURAL,

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lunes, 31 de julio de 2023

El Telediario La 1 - Pedro Sánchez: un líder «frío» y agarrado a su propia leyenda ,. / EL MAGO DEL TIEMPO - Cómo sobrevivir al calor de la canícula que azota a los visitantes en Toledo ,. / Volando voy - Jesús Calleja - Kelly Kapowski,.

    TITULO:  El Telediario La 1 -  Pedro Sánchez: un líder «frío» y agarrado a su propia leyenda,.

 

Pedro Sánchez: un líder «frío» y agarrado a su propia leyenda,.

Ante la amenaza de que las elecciones supongan su fin, ha intentado mostrarse más cercano,.

 Pedro Sánchez: un líder «frío» y agarrado a su propia leyenda

 foto / Pedro Sánchez Pérez-Castejón,.

Si en algo coinciden partidarios y detractores del presidente del Gobierno y candidato socialista a las elecciones generales de este domingo 23 de julio, Pedro Sánchez Pérez-Castejón -madrileño nacido el 29 de febrero del bisiesto 1972 en la capital de España, el mayor de dos hermanos varones de una familia de clase media acomodada y muy vinculada al PSOE (su padre militó en el partido e incluso ocupó cargos en la administración de Felipe González), alumno del Ramiro de Maeztu y, como es casi obligado habiendo estudiado en la cuna del Estudiantes, jugador y fanático del baloncesto, casado con Begoña Gómez y padre de dos hijas, la mayor de ellas ya en la mayoría de edad- es que es un hombre frío.

«Es frío, sí, también distante, y es difícil saber lo que piensa», relata un dirigente socialista que ha tenido responsabilidades importantes durante sus mandatos y que le conoce desde su época de diputado raso en el Congreso, adonde llegó dos veces al correr la lista por Madrid, después de haber sido en 2003 concejal en el Ayuntamiento capitalino, su primer cargo institucional tras una vida dedicada a la militancia.

También se licenció en Económicas en el Real Centro Universitario María Cristina de El Escorial, un pequeño centro privado de Madrid (con el tiempo se doctoraría con una tesis que como demostró ABC resultó estar llena de plagios) y tras afiliarse al PSOE siguiendo lo mamado en casa empezó a hacer sus primeros pinitos políticos como asesor del partido en el Parlamento Europeo y más tarde en el gabinete del alto representante de Naciones Unidas en Bosnia durante la guerra de Kosovo, a la sazón Carlos Westendorp, quien fuera el último ministro de Asuntos Exteriores de González.

En resumen, una juventud de universitario bien situado en la organización política donde muchos conocían a su padre, que le permitió tener experiencia internacional (alguno de sus colaboradores le define como un «diplomático frustrado») y en la que solo hubo una disrupción biográfica, entonces obligada por ley, la 'mili'. Sánchez, en una época donde se podía escoger la prestación social sustitutoria y donde la objeción de conciencia estaba muy generalizada, decidió optar por el cuartel, cumpliendo con el servicio militar en Cáceres y luego en Campamento, en Madrid, allí donde ahora su Gobierno ha planeado la construcción de viviendas públicas.

Lo hizo en 1996, curiosamente el año en que José María Aznar llegó a La Moncloa y suprimió definitivamente la 'mili', en virtud a lo acordado en su pacto de investidura con Jordi Pujol. Por esa época Sánchez se movía con desparpajo en el partido, donde su buena planta (otro de los raros consensos entre partidarios y detractores) no pasaba inadvertida, como tampoco su capacidad para hablar en público.

De esa época, en 1997 en concreto, es una intervención viralizada cuando llegó en 2018 a la presidencia, en el célebre programa de televisión Moros y Cristianos, de Telecinco, en el que en pleno escándalo de los GAL -la guerra sucia contra ETA por la que entró en la cárcel al año siguiente el exministro del Interior socialista, José Barrionuevo- y presentado por Javier Sardá como estudiante de Derecho (sic) un bisoño Sánchez, ya entonces con fijador en el pelo y una camisa a cuadros, empuñó el micrófono para recitar al milímetro el argumentario que por entonces empleaba el PSOE. A saber, que había una «connivencia entre determinados jueces y determinados medios de comunicación» en contra de su partido, algo por lo que señalaba directamente al ínclito Baltasar Garzón, al que no dudaba en acusar de haber instruido el caso de manera sesgada para perjudicar al PSOE. Y cerrando filas aún más con los suyos, confrontó con Javier Nart, quien con el tiempo sería eurodiputado de Ciudadanos, por haber acusado a la cúpula del Gobierno González de haber estado «en el meollo del GAL».

A los veinticinco años, ya tenía clara una premisa: la defensa del partido, en cualquier situación, en cualquier circunstancia. Y si el partido está en apuros, posiblemente sea culpa de algún tipo de conspiración externa orquestada por «poderes» interesados y sus «terminales mediáticas», como repite desde hace dos años, siendo ya el séptimo presidente de la democracia española.

Un mitinero heterodoxo

Su carácter frío es algo que cualquiera que le haya seguido durante dos campañas electorales consecutivas en los dos últimos meses puede corroborar. En un género discursivo como el del mitin, donde es imperativo agitar las emociones del respetable con todo tipo de recursos retóricos, incluida la apelación a las bondades de la localidad en cuestión, Sánchez se muestra como un mitinero heterodoxo, que llega con el discurso muy calculado (no lee su parlamento, pero lo que dice está claramente estructurado y preparado) y rara vez se pasa de los treinta minutos para completarlo.

Tampoco se arriesga con improvisaciones fuera de tono, ni suele replicar a los gritos espontáneos de algún simpatizante. Y siempre, siempre, trata de mantener el control ante lo imprevisto. «Vamos a ver si seguimos con el mitin», llegó a decir en tono casi de bronca en el acto de cierre de campaña de las municipales y autonómicas de mayo en Barcelona, después de que un grupo de activistas climáticos interrumpieran su discurso y el público les gritase «fuera, fuera», mientras los servicios de seguridad les desalojaban.

Así es Sánchez. Trata de seguir su camino, imperturbable, pase lo que pase, y evita que su senda se desvíe siquiera lo más mínimo. Aunque eso resulte imposible en la vida, y singularmente en la política. Bien lo debe saber quien empezó su andadura como secretario general socialista en 2014 definiendo como «populista» a Podemos, a día de hoy sentado en su Consejo de Ministros, quien negó por activa y pasiva que pactaría con Bildu, la formación con la que ha sacado adelante todos los Presupuestos Generales del Estado de su mandato y buena parte de las leyes más señeras de la última legislatura, como la de vivienda o la de memoria democrática, o quien incluso en este final de campaña ha llegado a definir el independentismo como una «ideología caduca», después de haber tenido como aliados parlamentarios a los citados separatistas vascos y a los catalanes de ERC. O quien prometió no indultar a los cabecillas del procés y terminó haciéndolo, además de allanarles el camino con la supresión del delito de sedición del Código Penal y la rebaja de la malversación, dos de los hitos finales de su mandato. O quien…

Pero al margen de los consabidos vaivenes de su trayectoria, de las contradicciones y compromisos incumplidos que en esta campaña ha llegado a tildar de «cambios de opinión en asuntos de Estado», el momento en el que llega Sánchez a sus quintas elecciones generales como candidato del PSOE está marcado por la posibilidad de que sea el fin de su carrera política. No un final elegido por propia voluntad, sino por la del pueblo soberano. Y eso descuadraría a una personalidad tan calculadora. Para que no ocurra, ha echado el resto en el sprint final de campaña. Y quizás sabedor de cómo es percibido, ha tratado de mostrarse más cercano. «Estoy muy emocionado», ha repetido en sus dos últimos mítines, el jueves en Lugo y el viernes en Getafe, con gran éxito de público. Incluso ha coreado algunos de los cánticos de los simpatizantes, como el «ista, ista, ista, España socialista» que posiblemente escuchó por primera vez en su infancia en el barrio de Tetuán, en algún otro mitin junto a su padre.

«Tengo más ganas que nunca, y estoy más convencido que nunca» ha dicho también, tratando de conjurar los ánimos alicaídos de una formación que perdió el 28 de mayo buena parte de su poder territorial y a la que las encuestas no le sonríen de cara a este domingo. Y desde la mitad de la campaña, cuando casi no había aparecido por mítines y había sufrido el duro revés de perder el debate contra Alberto Núñez Feijóo, el rival del que siempre se ha considerado más superior, apeló a su propia leyenda, a la del político resiliente que en 2016 salió de la secretaría general para volver un año después, tras su resistencia numantina a facilitar con la abstención la investidura de Mariano Rajoy.

Cogiéndole prestado a su admirado Joaquín Sabina el título de su gira de despedida de este año, «Contra todo pronóstico», Sánchez ha recordado en mítines y entrevistas que ganó así, «contra pronóstico», en 2014 a Eduardo Madina y en 2017 a Susana Díaz en las primarias, que evitó el sorpasso de Podemos en 2015 y 2016 («lo que he sudado yo con el sorpasso» confesaba en una entrevista en Onda Cero el último día de campaña) y que igualmente rompió los augurios al sacar adelante la moción de censura contra Rajoy que le aupó al poder. El presidente se ha agarrado a su propia leyenda heroica, cuando más cerca se ha visto de su fin.

 

TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - Cómo sobrevivir al calor de la canícula que azota a los visitantes en Toledo,.

Cómo sobrevivir al calor de la canícula que azota a los visitantes en Toledo,.

 Cómo sobrevivir al calor de la canícula que azota a los visitantes en Toledo

foto / Los turistas que visitan nuestro país también sufren los estragos del verano. Nos hemos trasladado a una de nuestras ciudades más monumentales pero también más calurosas, Toledo. Así se combate la canícula allí. 

 

"¿Cómo se vive una ciudad tan hermosa con tanto calor?", le preguntamos a Scott, un joven estadounidense de New Jersey que ha venido a casarse a la Ciudad Imperial. "Uf... bueno... bueno, estamos todos preparados... llevamos todos nuestra crema solar y vamos todos bien...", responde, acompañado por toda su familia.

Maricarmen, que procede de Barranquilla (Colombia), va bien pertrechada: "Nos venimos preparados con el tanquecito de agua, y nos hidratamos bastante antes de salir de casa, y sombrero, gorra, y traemos dinerito para comprar agua, helados, jugos y refrescos porque hace mucho calor de verdad".

Agua, sombrero y crema solar, vitales para soportar el calor

Cuando las chicharras cantan así es que hace mucho, muchísimo calor. "Tengo un ventilador que me cuelgo en el cuello y me da fresquito... pero me lo he dejado en el hotel", comenta Roger, padre de Scott.

Fabio, guía turístico, intenta ayudar todo lo posible a sus clientes: "Buscamos ante todo sombra. Y en mi caso, también intentar ir por calles donde los clientes puedan encontrar o bien fuentes públicas o bien negocios donde puedan encontrar agua o cualquier otro tipo de bebida".

"Entonces, Verónica... ¿Cómo tenéis acondicionadas vuestras habitaciones?", le preguntamos a Verónica Muñoz, directora del Hotel Boutique Adolfo, a lo que responde: "Desde que entra el cliente, la habitación ya está fresquita y cómoda, y ya a continuación les sugerimos que tomen un refresco o un combinado con vistas a la Plaza de Zocodover"

Habitaciones frescas y acondicionadas en pleno Casco Antiguo

Ahora buscamos métodos de toda la vida contra el calor. Nos dirigimos a uno de los comercios de recuerdos más veteranos de Toledo. "¿Se venden más abanicos ahora?", le planteamos a Julia.

" ¿Cómo no se van a vender ahora los abanicos? ahora se venden... no como esos que se ponen esos cosos modernos... los españoles tenemos que llevar nuestros abanicos... bien bonitos" afirma con su proverbial simpatía.

Nuestros antepasados sabían muy bien como protegerse de la canícula y prueba de ello son estos zaguanes que podemos encontrar por todo el Casco Antiguo de Toledo. El frescor de estos espacios nos dará el respiro necesario para poder seguir con nuestra visita. Otros refugios son el centenar de iglesias, conventos y museos repartidos por esta Ciudad Patrimonio de La Humanidad.

Uno de los más hermosos es el Museo de Santa Cruz. "Yo recomiendo estar bajo techo, y un techo como este, pocos techos hay como los que tiene el Museo de Santa Cruz y sí, es un lugar perfecto, ideal para estas fechas" asegura el director de este espacio, Antonio Dávila.

Espacios tradicionales e innovadores para estar al abrigo de la canícula

Museos tradicionales y otros menos convencionales como es el Museo Cromática, espacio que ha recibido el título del Museo más original del mundo. "Un edificio del siglo X, que conserva parte de la edificación original, eso hace que los muros conserven el frescor natural. Luego, cocktelería y arte. Una combinación perfecta para pasar una tarde de verano" asevera bebida en mano Sara Díaz, subdirectora de este interesante lugar.

 

TITULO:  Volando voy -  Jesús Calleja -  Kelly Kapowski ,.

 Este domingo -13 - Agosto a las 21.30,Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',fotos,.

  Kelly Kapowski,.

 

«Ni estoy delgada ni soy perfecta»: la actriz que sucumbió al mito de Kelly Kapowski en ‘Salvados por la campana’

La intérprete californiana de 49 años, conocida por conquistar a millones de jóvenes en la serie juvenil de los noventa, se reinventa ahora como estrella de la televisión gastronómica tras denunciar el escrutinio mediático al que se ha visto sometida por su físico.


Fue el amor de verano de millones de jóvenes en todo el mundo. En España, concretamente, conocimos a Kelly Kapowski en 1990 y durante buena parte de la década protagonizó nuestros mediodías estivales con el mismo entusiasmo con el que copaba el corazón de Zack Morris. Era inevitable. La protagonista de Salvados por la campana fue creada como epítome del arquetipo de ‘novia de América’, una versión adolescente de lo que las Julia Roberts o Meg Ryan representaban en la gran pantalla por aquel entonces. Capitana del grupo de animadoras del instituto Bayside High, así como de los equipos de voleibol o natación, estudiante brillante pero sin caer en la pedantería, compañera tierna y divertida y con una belleza deslumbrante protagonizada por su gran sonrisa, sus ojos oceánicos y ese lunar en el pómulo digno de los mitos de Hollywood. Tal era la excelencia en todos los apartados de su álter ego, que la convirtió en una estrella internacional en apenas unos meses, que Tiffani Thiessen, la actriz que le daría vida, acabaría sucumbiendo ante un listón imposible de replicar en la vida. “Nunca fui como Kelly. Ella era la cheerleader y la perfecta vecina de al lado. Yo crecí en este negocio, nunca fui al colegio. Tampoco fui animadora ni asistí al baile de fin de curso. No tuve ninguna de esas experiencias”, confesaría la intérprete californiana, que lleva un cuarto de siglo intentando desligarse de los estándares exigidos por el papel más célebre de su carrera.

Reparto original de ‘Salvados por la campana’. 

A sus 49 años, Thiessen está ya muy lejos de volver a frecuentar los niveles de fama internacional que le reportó su trabajo en Salvados por la campana o Sensación de vivir, donde cambiaría su registro para interpretar a Valerie, una especie de femme fatale. Casada con el actor e ilustrador Brady Smith desde 2005, tiene dos hijos (Harper y Holt) y, a pesar de que hace un par de años volvió a aparecer en el intento de resurrección –infructuosa– de Salvados por la campana, está completamente dedicada a su faceta como “estrella de la televisión gastronómica”. Tras presentar su propio programa de recetas (Dinner at Tiffani’s), ahora también ejerce como conductora de un formato de vídeos divertidos sobre cocina para la MTV (Deliciousness) y tiene dos libros en el mercado. En el último, Here We Go Again, que será lanzado este próximo mes de septiembre, busca darles una nueva vida a las sobras de comida.

La californiana se ha reinventado como referente de la televisión gastronómica. 

La actriz ha denunciado en diferentes ocasiones la crudeza del escrutinio sobre su físico al que se ven sometidas las mujeres conforme van cumpliendo años, dice haber luchado contra eso desde la adolescencia. “He tenido problemas con mi peso desde los 17 años. Había mucha presión añadida porque he trabajado con mucha gente muy guapa y delgada, y a mí me han pedido mis productores que pierda peso. Duele de verdad, pero esto es parte de este negocio. La gente espera que esté delgada y sea perfecta… pero no lo soy”, alegó la intérprete en la revista Forbes, tras hablar sin complejos sobre los 20 kilos de peso que ganó en el embarazo de su hija o durante el reciente confinamiento por la pandemia. “Las actrices jóvenes se enfrentan a una presión adicional para lucir de una determinada manera y tener una talla concreta. Pero yo no era una chica de talla S y no trabajaba para conseguirlo. Nunca fui el arquetipo de modelo delgada”.

Thiessen se convirtió en uno de los mitos eróticos de la televisión de los noventa.

Antes de conseguir el papel que la catapultaría a la primera línea mediática, Thiessen ya tenía experiencia como modelo. Siendo solo una niña participó en diferentes concursos de belleza y con 13 años fue coronada como Miss Junior America. Tres años después era elegida como ‘Modelo del año’ por Cover Girl y aclamada como una “sex-symbol” de la televisión como Kelly Kapowski. “Todo fue muy repentino y muy abrumador. En las firmas de los centros comerciales acudían 5.000 niños que querían mi autógrafo. Doy mucho mérito a mis padres por haberme mantenido con los pies en la tierra hasta el día de hoy”, explica. Tras vivir diferentes relaciones con compañeros de reparto como Mark-Paul Gosselaar (Zack) y Mario Lopez (A.C. Slater), en 1999 Thiessen vivió el momento más difícil de su carrera después de que su pareja por aquel entonces, el también actor David Strickland, se quitara la vida en un hotel de Las Vegas.

La muerte de su novio coincidió con el gran momento de la carrera cinematográfica de la californiana, cuando Woody Allen la eligió para aparecer en su película Un final made in Hollywood. En el filme Thiessen daba vida a Val, una actriz que intenta seducir a un director de cine para que resucite su carrera sin saber que el cineasta acaba de quedarse ciego. El estreno de la película la llevó a pisar la alfombra del festival de Cannes y a ser vestida durante todo el tour de promoción por Giorgio Armani, pero esta supuso su última oportunidad para trabajar en una producción de gran nivel.

Thiessen posa junto a Woody Allen y Debra Messing en el festival de Cannes.

Antes de eso, Thiessen ha recordado las múltiples oportunidades que tuvo para engrosar su carrera con papeles tan memorables como el de Kapowski. Además de rechazar aparecer en la serie Embrujadas, Thiessen perdió el papel de Rachel Green en Friends, que fue a parar a manos de Jennifer Aniston. “Era demasiado joven. Era todavía un poco joven para poder cuadrar con el resto del reparto”, corroboró la actriz. Sin embargo, su momento profesional más agridulce llegó tras perder, en la última audición y tras decenas de castings, uno de los papeles principales en El mundo nunca es suficiente, una de las películas de James Bond protagonizadas por Pierce Brosnan. En un tiempo en el que dar el salto de la televisión al cine no era tan sencillo ni tan común como hoy en día, la estadounidense vio en la saga 007 la oportunidad de trasladar su fama catódica a la gran pantalla, pero el rol de chica Bond acabó en manos de Denise Richards. “Me quedé devastada. Recuerdo meterme en el coche y conducir hasta la playa y quedarme ahí durante horas, solo quería estar sola. Me dolió muchísimo porque lo deseaba muchísimo», dijo en una entrevista. «De todo aquello aprendí a no querer nada con tanta fuerza porque en esta industria lo más normal es que no te den el papel».

 

El elenco original volvió a reunirse hace un par de años para el reboot de la serie,.

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