TITULO : Un país en la mochila -Peregrinaje en León 'por la paz' ,.
Peregrinaje en León 'por la paz' ,.
foto / El peregrino Alberto Castelló en su paso por León con la Catedral de fondo.
El valenciano Alberto Castelló ha hecho parada en la capital leonesa este lunes durante su trayecto a pie con Santiago de Compostela, Roma y Jerusalén como destinos - Un «modelo de vida» en el que lleva inmerso desde 2013 y con el que ha recorrido distintos caminos de España y de Europa,.
Con la mochila puesta a punto, los pasos al andar marcan el ritmo de un camino con un significado singular: Un peregrinaje por 'la paz'. Eso es lo que está realizando de forma decidida el valenciano Alberto Castelló de Perera y que este lunes le ha llevado a hacer parada en León. Ocasión que ha aprovechado para visitar el Casco Antiguo de la capital y la Catedral a las que ha calificado de «espectaculares».
Un peregrinaje que inició el pasado 14 de mayo cuando salió de su localidad natal, Bocairent (Valencia) y que le llevó en un primer tramo hasta Burgos por el 'camino de la lana'. Desde ahí ha completado el 'camino francés' hasta León, para continuar ya su recorrido dirección Oviedo por el «camino de salvador» en la que tomará el «camino primitivo» para llegar a Santiago. Una vez alcanzado este punto, ya tiene planificado sus próximos destinos: Roma y Jerusalén.
Pero el inicio de las travesías por «la paz» se sitúan mucho más atrás, en concreto en 2013. «Era un momento de mi vida en la que no lo estaba pasando bien. Entonces decidí coger la mochila y empezar a andar», explica Castelló. Desde entonces no ha dejado de andar y andar no solo por diferentes puntos de nuestros país sino también por varios caminos de Europa e incluso ha llegado a ofrecer ayuda humanitaria en Ucrania. Solo la pandemia le obligó a detener su camino, «un tiempo que pasé en Bocairent viviendo en una casa alquilada», señala.
La paz como sentido del camino
De media al día suele recorrer unos 25-30 kilómetros pues reconoce que a partir de esa distancia recorrida se hace «más complicado», máxime si se tiene en cuenta que la mochila pesa unos 30 kilogramos. Una mochila en la que lleva «ropa, un buen saco de dormir y algo para reparar la mochila en caso de ser necesario porque es importante llevar la casa perfectamente», afirma. Además, le acompaña su teléfono móvil, del que no disponía hasta hace poco tiempo.
Aunque puede llegar a parecer todo un desafío, como subraya Alberto Castelló, «no es duro y uno se adapta». Además, «es una cosa de mentalidad y que he elegido yo por mi propia voluntad». Del mismo modo, hace hincapié en la solidaridad de la gente que se va encontrando durante su trayecto y que «sin decir nada, me ayudan dándome comida, acogiéndome en su casa para pasar la noche...».
Una ayuda que le hace un poco más sencillo su peregrinaje por una paz que «da sentido a mi camino y en la que creo firmemente».
TITULO : AQUI HAY TRABAJO - Escribano invierte 65 millones en la compra del 3% de Indra,.
Escribano invierte 65 millones en la compra del 3% de Indra,.
La empresa, especializada en tecnologías de defensa, se convierte en el segundo socio industrial de la multinacional,.
foto / Marc Murtra, presidente de Indra,.
La empresa Escribano Mechanical & Engineering, firma familiar española especializada en innovación y tecnologías de Defensa, ha adquirido un 3% de Indra, en una operación valorada en más de 65 millones de euros. Escribano se convierte así en el segundo socio industrial en Indra e incrementa su posición de referencia en el sector de la defensa en España.
Según ha asegurado la empresa a través de una nota de prensa, la operación es fruto de “una clara apuesta por la solidez de la industria española de Defensa, un sector puntero y estratégico para el desarrollo socioeconómico de nuestro país, con el que Escribano tiene un fuerte compromiso y en el que quiere aportar su experiencia”.
La empresa, fundada en 1989 por Ángel Escribano, comenzó su andadura como un pequeño taller de mecanizados. Los dos hijos del fundador, Ángel y Javier Escribano, presidente y CEO actuales, han sido los responsables del gran crecimiento que la compañía ha tenido en los últimos diez años, en los que ha pasado de 80 a 700 empleados, con una facturación estimada para 2023 de 140 millones de euros y con operaciones en más de 20 países.
Uno de los factores que explica el fuerte crecimiento que Escribano ha tenido en los últimos años es la visión que en 2010 comenzó a implementar: conseguir la integración vertical de sus capacidades de fabricación. Por ello, la compañía comenzó una política de I+D+I incorporando a ingenieros y perfiles técnicos para poder controlar toda la cadena de producción de sus productos. En la actualidad, Escribano diseña y fabrica íntegramente sus productos en sus instalaciones de Alcalá de Henares.
Hoy día la plantilla está formada por más de 700 personas, un 40% mujeres, con una edad media de entre 30 y 35 años, siendo ingenieros y perfiles técnicos en su gran mayoría. Para lograrlo, Escribano desarrolla una intensa colaboración con el ámbito académico, promoviendo sinergias con universidades y centros de formación profesional de la Comunidad de Madrid.
En esta línea, Escribano puso recientemente la primera piedra de su futuro Centro Tecnológico en Alcalá de Henares, que aspira a convertirse en un referente en I+D+I y que acogerá las diferentes iniciativas conjuntas con la Universidad de Alcalá de Henares – con quien hace unas semanas ha firmado un convenio para realizar actividades conjuntas de formación e investigación - y con otros centros de formación profesional de la Comunidad de Madrid.
TITULO: 80 cm - Vingegaard dobla a Pogacar ante el espejo del reloj ,.
Vingegaard dobla a Pogacar ante el espejo del reloj ,.
foto / Jonas Vingegaard, coronado tras su aplastante victoria contra el reloj.
El líder reclama el Tour al alejar al esloveno a casi dos minutos mientras Carlos Rodríguez baja a la cuarta plaza y Pello Bilbao se acerca a la sexta,.
«Enséñale al mundo quién es el mejor», le azuzaban a Jonas Vingegaard desde el coche del Jumbo. Lo hizo. El líder arremetió desde la primera curva. A la bicicleta de contrarreloj la llaman 'cabra'. El danés montaba un toro de San Fermín. Embestida. Antes de partir se había enfriado con un ventilador y un chaleco de hielo. Ya en la carretera dejó un reguero de fuego. De sangre ajena. Arrolló. Hachazo. Adiós al empate con Tadej Pogacar. Le sacó 1 minuto y 38 segundos, un abismo en 22,4 kilómetros, y le dejó claro que solo podrá quitarle este Tour con una gesta para remontar los casi dos minutos que pierde. Pogacar lo intentará. Al esloveno no le vale ser segundo. El público asiste a una edición prodigiosa en la que al resto de los ciclistas solo les quedan las migas, eso sí, de oro. Carlos Rodríguez bajó a la cuarta plaza y Pello Bilbao, siempre una apuesta segura, acabó cuarto la contrarreloj y se arrima al sexto puesto de este sensacional Tour.
Vingegaard y Pogacar habían convertido el empate en una obra de arte. Hasta ahora. El danés reclamó la batuta en la contrarreloj. Sin cambiar de bicicleta en la subida final como hizo Pogacar. Pedaleó a pulso, a pura fuerza, en la cota de Domancy y el falso llano hasta la meta en Combloux. Fue Induráin. Rey del reloj. Las diferencias en 34 minutos de esfuerzo fueron tremendas: 1.38 a Pogacar. El tercero, Van Aert, cedió 2.51. Y el cuarto, magnífico Pello Bilbao, casi se fue a los tres minutos (2.55). Carlos Rodríguez, a punto de ser doblado por Pogacar, perdió 3.36 y la tercera plaza del podio. Ahora es de Adam Yates, que le saca 5 segundos. A Pello le separan apenas 10 segundos del sexto puesto de Kuss. El americano se sacrificará por defender a Vingegaard en la montaña que viene. Lo mismo hará Adam Yates por Pogacar. A través de esos dos huecos pueden colarse Carlos y Pello.
Por un día, los dos inseparables del Tour corrieron sin el peso de la sombra del otro. Esta vez el combate era contra el cronómetro. Vingegaard, líder en la salida con 10 segundos de margen, no iba a cruzar guantes solo con Pogacar. La pelea era de cara contra el espejo. El reloj. Las manecillas que marcaban el paso en 22 kilómetros con formato de cronoescalada a dos cotas, la Cascada del Corazón y Domancy, la pared donde Bernard Hinault fusiló uno a uno a todos sus rivales para alzar como un forzudo el arcoíris de campeón del mundo en 1980. Dicen que antes de aquella histórica gesta el bretón mandó a uno de sus auxiliares poner a enfriar champán en la nevera. Sabía lo que iba a pasar. Vingegaard también pudo brindar tras la contrarreloj. Aunque fue un sorbo. Queda Tour. Queda la rabia de un campeón como Pogacar.
La carrera necesita a los dos. ¿Qué sería del Tour si uno no estuviera? Un monólogo del otro. Adam Yates, el tercero, está a casi 9 minutos. Las dos sombras volverán a encontrarse en la jornada que viene, la del tremendo col de la Loze, el más exigente de esta edición. ¿Pagará alguno el sobreesfuerzo de la crono? El futuro no obedece a nadie. Está por escribir. En eso confía Pogacar. Como en 2022, ha recibido una paliza del mismo rival, Vingegaard. No está habituado. Tiene a su compañero Adam Yates para poner nervioso al líder. Pero también tiene clavada una buena estocada.
El plan del líder se cumple
Con la cima albina del Mont Blanc atenta a lo que sucedía, Vingegaard y Pogacar se sometieron a un test individual. El único. El líder danés, que había preferido ser conservador en los Alpes, se ha mantenido fiel al plan del equipo Jumbo. Todo cuadraba. El libro de ruta hasta aquí había sido perfecto, con victorias en la Itzulia y el Dauphiné. El esloveno, en cambio, venía de un tropiezo en primavera, en la Lieja-Bastogne-Lieja, que le partió una muñeca y le trompicó el camino al Tour. Durante la jornada de descanso del lunes dijo que estaba «bien». Vingegaard dijo más: «Siento que estoy mejorando». Eso había parecido el domingo en la subida final a Saint Gervais Mont Blanc. Pogacar, más explosivo, no tuvo dinamita para reventar al líder. ¿Perdió Vingegaard la ocasión de replicar y alejar a su adversario? Tenía guardada una bala en el reloj.
Los dos se han torturado a diario. El resto del pelotón compite asfixiado. A ninguno de los dos nunca nadie le ha exigido tanto. Exploran sus límites desde la gran salida en Bilbao. A dúo han conseguido ya que esta edición sea un éxito de audiencia. El domingo, récord histórico, 8,7 millones de espectadores vieron en directo el final de la decimoquinta etapa. El público disfruta como nunca de esta pelea a mordiscos entre dos ciclistas extraordinarios.
La salida de la crono estaba en Passy, llena de sanatorios para que el aire alpino cure las enfermedades respiratorias. Allí murió Marie Curie, premio Nobel de Física y de Química. Decía que un científico es como un niño al que los fenómenos naturales le impresionan igual que los cuentos de hadas. Así corre Pogacar. El lunes, durante la jornada de descanso, lo pasó bomba dándose chapuzones en una piscina. Con salto mortal incluido. ¿Una imprudencia? Sí. Pero él es así. El Tour es su cuento de hadas. Debutó en 2020 y lo ganó, como en 2021. Hasta que en 2022 llegó Vingegaard y abrió el libro de la Grande Boucle por otra página, la suya. El danés le batió en esa edición y va camino de repetir. También el Tour es su sueño infantil. En la cota de Hinault, el danés agarró este cuento de hadas y se lo puso bajo el brazo. Pogacar aún quiere quitárselo. A jugar en los Alpes y los Vosgos.
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