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lunes, 12 de septiembre de 2022

Órbita Laika - “¿Podemos confinar a la población?”. Salvador Illa cuenta aquellos días frenéticos de la pandemia ,./ Zona indie - Cine -Arma desnuda . / Todo Caballo - La reina que quiso “ser un caballo” ,./ Generaciones - La NASA pospone hasta el sábado el segundo intento de lanzar el cohete Artemis hacia la Luna,.

 

TITULO: Órbita Laika -  “¿Podemos confinar a la población?”. Salvador Illa cuenta aquellos días frenéticos de la pandemia,.


Lunes -19, 26 - Septiembre a las 22:30  en La 2 / foto,.

“¿Podemos confinar a la población?”. Salvador Illa cuenta aquellos días frenéticos de la pandemia,.

A finales de febrero de 2020, el dirigente socialista, entonces ministro de Sanidad, empezaba a percatarse de la magnitud de la crisis causada por el virus procedente de China. Este es su relato de aquellos momentos difíciles,.

 Coronavirus: Las cicatrices de Wuhan, un año después | Sociedad | EL PAÍS

Alberto, ¿podemos hacer en España lo que están haciendo los chinos? ¿Podemos confinar a la población y restringir movimientos?”, le pregunté durante un almuerzo en el Ateneo [a finales de febrero de 2020, a Alberto Herrera, subsecretario del Ministerio de Sanidad]. Llevaba días dando vueltas en la cabeza a la drástica medida que habían impuesto en China para contener la expansión del virus. Alberto se quedó callado unos segundos con gesto reflexivo, después asintió con la cabeza. Sí, había herramientas jurídicas para hacerlo, pero no existían antecedentes en la historia de España, nunca se había hecho. Solo una vez, durante la crisis de los controladores aéreos, se había aplicado el estado de alarma, militarizando el control aéreo. Pero entonces se había hecho para proteger la libre circulación, no para restringirla como le planteaba ahora, en pro del derecho a la salud. A las pocas horas, Alberto me entregó una nota y un cuadro con las posibilidades que había. Planteaba tres escenarios. El primero, aplicar las previsiones de la legislación sanitaria, ya se había hecho antes, durante la crisis del ébola, por ejemplo. Las comunidades autónomas podían cerrar comercios, suspender actividades, limitar servicios públicos u ordenar el aislamiento de personas enfermas o sus contactos, siempre bajo autorización judicial.

La segunda opción era la Ley de Seguridad Nacional. Se trata de una ley del año 2015 que no se ha aplicado nunca y que, en caso necesario, permitiría que el presidente del Gobierno, y el ministro de Sanidad si lo delegaba el presidente, pudiera decidir que determinados servicios o recursos del Sistema Nacional de Salud pasasen a depender directamente del Ministerio de Sanidad. Algo así como activar una coordinación reforzada. Pero poco más, porque esa ley no prevé la posibilidad de limitar ningún derecho fundamental.

El tercer escenario era el estado de alarma. Permite la limitación de derechos fundamentales como la libre circulación y prevé que el Estado ejerza el mando único, el Gobierno queda facultado para impartir órdenes a todas las autoridades de cualquier administración. Las dudas eran muchas, en realidad todas, porque en España nunca se había aplicado ninguna ley para restringir movimientos o confinar a la población, la medida que había permitido a las autoridades de Wuhan controlar la expansión del virus. Además, todo lo que supusiera limitar derechos provocaba escalofríos. De momento se trataba solo de conocer con qué herramientas no farmacológicas podríamos contar en caso necesario. En ese momento, los casos de infectados por coronavirus no superaban en España el medio centenar.

Escuchar conceptos como restringir o limitar derechos fundamentales eran palabras muy gruesas y coincidí con Alberto en que había que explorar otras vías. No había un manual de uso, nunca se había aplicado en España, así que iríamos paso a paso, en caso necesario subiríamos la escalera peldaño a peldaño. Comenzaríamos por buscar un paraguas de actuación común mediante la publicación de recomendaciones acordadas con las comunidades autónomas. Esto era lo que más se ajustaba con la voluntad que me había manifestado el presidente de respetar al máximo la naturaleza compuesta de nuestro sistema de gobernanza. (…)

Esos días los recuerdo frenéticos. Pedimos a las comunidades autónomas que comenzasen a desempolvar los planes de emergencia hospitalaria. Los técnicos del ministerio hicieron un esfuerzo ímprobo para elaborar y hacer públicos documentos de uso, guías y protocolos dirigidos a los profesionales: el tratamiento de pacientes en atención domiciliaria, en hospitales, medidas no farmacológicas… Unos trabajos en los que contamos con la colaboración de las sociedades científicas. Cuando el 6 de marzo la OMS publicó los objetivos estratégicos a seguir en la lucha contra el covid-19, España ya tenía incorporados buena parte de ellos. Este mismo día, publicamos en la web del ministerio una guía de prevención y control en residencias de mayores y otros centros de servicios sociales de carácter residencial.

Muchas veces me han preguntado por qué no se tomaron medidas más extremas en esos días, por qué no se prohibieron entonces los vuelos con Italia, el país europeo hacia el que se dirigían todas las miradas, tal y como se hizo después. La respuesta sigue siendo hoy la misma que entonces, nuestro empeño era adoptar medidas coordinadas en el seno de la UE, que la movilidad en Europa se acordara conjuntamente, y no serían medidas parciales, de parche. No podrías moverte en avión, pero sí por carretera. (…)

Sabíamos que diariamente entraban en España unas 7.000 personas procedentes del norte de Italia y las principales rutas conectaban con Madrid y Barcelona. Más tarde identificamos algunos de los eventos comerciales en los que participaron ciudadanos de ambos países y que fueron caldo de cultivo para la transmisión del virus: una feria de peletería en Milán en la que participaron empresas de Igualada (Barcelona), La Rioja y Comunidad Valenciana; la feria internacional de arte contemporáneo, Arco, que se celebró a finales de febrero en Madrid; la semana de la moda de Milán… Volví preocupado de Bruselas, mucho. En Europa había distintas percepciones y enfoques, y en España aumentaba día a día el número de contagios. (…)

Jueves, 12 de marzo. Estatus: 2.965 casos, 803 más que el día anterior. Alrededor del 75% del total de casos se encuentran en cuatro comunidades autónomas: Madrid, País Vasco, La Rioja y Cataluña. Madrid es la que se encuentra en peor situación. Contabiliza 1.388 casos, 190 personas ingresadas en hospitales, de las cuales 135 en UCI, y 56 fallecidos (ese día se contabilizaban en España un total de 84 personas fallecidas desde el inicio de la pandemia). (…)

El viernes 13 de marzo tenía comprometida una entrevista con el diario EL PAÍS. Era la primera que concedía a este periódico desde mi nombramiento y no pude elegir peor día. La cita era a las doce. Estuvieron esperando en la Sala de Retratos cerca de tres horas hasta que mi directora de comunicación, Miriam Lorenzo, les pidió disculpas y les informó de que había que posponer la entrevista. (…) Al rato me llamó el presidente. Me preguntó si creía que había que declarar el estado de alarma. Mi respuesta fue afirmativa. Entonces me preguntó por qué. “Presidente, con el marco actual de competencias el trabajo de coordinación nos resta una agilidad que en estos momentos resulta vital, imprescindible. Y además hemos de trabajar coordinados también con nuestros socios europeos, necesitamos tomar medidas globales”. (…)

Antes de colgar, el presidente me convocó a una videoconferencia que se celebraría unos minutos después y en la que también participarían los cuatro vicepresidentes, la ministra portavoz y el ministro de Transportes. (…) “Voy a proponeros convocar el estado de alarma”, anunció el presidente al otro lado de la pantalla tras pedir a Fernando Simón un estatus de situación. La respuesta de todos los convocados a la reunión fue unánime, también Pablo Iglesias. “¿Ministro Illa, estáis preparados en el ministerio para asumirlo?”, me preguntó Pedro Sánchez. “Presidente, estamos a lo que se disponga. Máximo esfuerzo, mi compromiso y el de mi equipo”. (…)

Esa tarde, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo una declaración institucional desde el palacio de la Moncloa, sin preguntas. Anunció la convocatoria al día siguiente de un Consejo de Ministros extraordinario, el tercero en una semana, para acordar el estado de alarma durante un máximo de quince días. Antes, había informado al rey, a la presidenta del Congreso y a las principales fuerzas políticas. Después haría lo mismo con los presidentes autonómicos. Iniciábamos una nueva página en la historia de España. El estado de alarma se declaró con 5.898 casos en nuestro país, después sabríamos que eran muchos más.

 

 

TITULO :   Zona indie - Cine - Arma desnuda ,.


Este lunes-19, 26 - Septiembre  a las 23:30, en la ‘Zona indie’ de La 2 se emite la película, foto,.

 Arma desnuda

 

Reparto
Como un virus contagioso, varias chicas adolescentes, guapas y atléticas, desaparecen una tras otra en diferentes partes del país sin que la policía pueda hacer nada. Detrás de estas desapariciones está Madam M, líder de un grupo de asesinos internacionales. Su plan: convertirles en asesinas profesionales, asesinas que utilicen su cuerpo desnudo como arma letal. Después de cinco años de duro entrenamiento sólo tres chicas sobreviven,.

 

 TITULO:   Todo Caballo -La reina que quiso “ser un caballo” ,.

 

 La reina que quiso “ser un caballo” ,.

 

Los deportes ecuestres pierden a su monarca, una gran criadora de campeones,.

 La reina que quiso “ser un caballo” | Internacional | EL PAÍS

foto / Los caballos han perdido a su reina. Esto puede parecer un asunto menor y, comparado con otros, realmente lo es. Pero tendrá consecuencias. Una: las carreras de caballos ya no lucirán el mismo glamur. Y dos: se quiebra un viejo y peculiar vínculo entre los Windsor y sus súbditos. Isabel II nunca dijo, como el Ricardo III de Shakespeare, “mi reino por un caballo”. Sí dijo otra cosa: “Me gustaría ser un caballo”. Lo cual puede sonar raro en boca de una monarca a quien fascinaba contemplar cómo sus sementales montaban a sus yeguas, pero fue su respuesta cuando de pequeña le preguntaron qué quería ser de mayor.

Isabel II recibía de sus secretarios algunos resúmenes de prensa. Pero solo leía un periódico, que acompañó cada uno de sus desayunos desde la juventud hasta la muerte: el Racing Post, la biblia de los deportes equinos. En cuanto a libros, devoraba tratados sobre genética caballar, pedigrís de caballos campeones e historias de cuadras ilustres. Aparte de eso, alguna novela de amor. Nada más.

 

Podríamos haber comenzado esta historia con Jorge V, el hombre que inventó el apellido Windsor porque, en plena Gran Guerra, el auténtico apellido de la familia (Saxe-Coburg und Gotha) sonaba demasiado alemán. Jorge V hizo otra cosa: fundó una cuadra real de caballos de competición. Fue él quien eligió los colores que habían de lucir los jinetes: chaleco morado, mangas rojas y gorra negra con adornos dorados.

Su segundo hijo, futuro Jorge VI tras la tormentosa abdicación de Eduardo VIII, heredó la afición por los caballos. La esposa de Jorge VI también amaba las carreras y le encantaba apostar, algo ilegal en la época. En 1943, en plena guerra mundial, entra en escena un hombre llamado William Hill, que había hecho fortuna con un negocio de apuestas ilegales en carreras de galgos y de caballos. Hill creó una cuadra de competición y conoció en ese ambiente a Isabel, la esposa del rey.

 

Con el tiempo, las apuestas se legalizaron y William Hill se convirtió en la mayor empresa del ramo. También con el tiempo, William Hill instaló en las habitaciones privadas de Isabel, ya viuda y reina madre, un teléfono con línea directa a las oficinas centrales para que pudiera apostar discretamente bajo un nombre ficticio.

La futura Isabel II, hija de la reina madre (digámoslo así para evitar confusiones), fue desde siempre una apasionada de los caballos. Montó su primer poni a los cuatro años. Tras la muerte de su padre, Jorge VI, no solo accedió al trono, sino que heredó las cuadras reales. Ahí volcó todas las pasiones que su empleo como reina le obligaba a ocultar. Le daba igual el coste desorbitado de la afición: por un semental se han llegado a pagar 70 millones de euros, y la eyaculación de un gran campeón puede costar hasta 250.000 euros.

“Criar caballos de carreras es como ponerse un grifo en el bolsillo”, dijo una vez Isabel II. A ella no le faltaba el dinero, pero era astuta. En general tenía beneficios, gracias a la compraventa de ejemplares y al alquiler de sus campeones como sementales. Se estima que sus beneficios acumulados en 70 años rondaron, al valor actual de la moneda, los ocho millones de libras, casi nueve millones de euros.

 

También acumuló un palmarés brillante: sus caballos (mantenía habitualmente una veintena de campeones en sus cuadras privadas de Hampshire) participaron a lo largo de 70 años en 3.441 carreras y ganaron en 566 ocasiones. 2021 fue su mejor año: 36 victorias y 550.000 libras (más de 600.000 euros) en premios.

El primer asesor de la joven reina en materia de sementales y cruces fue el séptimo conde Carnarvon, nieto del descubridor de la tumba del faraón Tutankamón junto a Howard Carter. Le sucedió, hasta la muerte de Isabel II, John Warren, yerno del séptimo conde Carnarvon, cuyos establos privados se encuentran en el castillo familiar de Highclere. Esto no viene muy a cuento, pero ya puestos, da igual: Highclere es el castillo que aparece en la serie Downton Abbey. Warren era de los pocos que podían tutear a la reina.

Y ahora volvemos a William Hill, las apuestas y el vínculo peculiar entre la reina y sus súbditos. Las oficinas de William Hill, y las de otras empresas de apuestas, son hoy lugares asépticos y semivacíos: casi todo el negocio se hace online. El sábado esos locales estaban desiertos: la única carrera del día, la de Doncaster, en Yorkshire, se había suspendido por la defunción real, igual que la jornada futbolística. Pero durante décadas esos garitos llenos de humo y de alcohol unieron a la clase obrera y a la familia real (cuya reina madre era una gran apostadora) en un rito peculiar: cuando se apostaba a los “gee-gees”, o “gigis” (el término viene de “gee up”, el grito con que se lanza al caballo a la carrera), no era raro incluir en la papeleta, con cantidades importantes o con una libra simbólica, al caballo de la reina. Un homenaje como cualquier otro.

Criar caballos de competición, como decíamos, es carísimo. Muchos multimillonarios lo hacían, además de por afición, porque implicaba codearse en los hipódromos con la criadora más célebre, Isabel II, en sus momentos de máxima distensión, cuando se permitía gritar y alzar el puño. Para las grandes fortunas estadounidenses y los jeques árabes se ha acabado ese aliciente. Ni Carlos III ni sus hijos han heredado el gusto por el cruce de sementales y yeguas. La princesa Ana, una gran jinete, tampoco siente entusiasmo por el ciclo reproductivo de los equinos.

 

¿Podemos acabar con una anécdota caballuna y de dudosa veracidad? Paul Burrell, antiguo mayordomo de la reina, se la atribuyó al sultán de Baréin. Pero el expresidente francés Jacques Chirac, un hombre de bromas ásperas, aseguraba que fue él quien la protagonizó y le encantaba contar la historia. Como Chirac no caía demasiado bien a Isabel II (en la terrible noche del 31 de agosto de 1997, cuando murió Diana de Gales, costó localizar al presidente francés porque estaba encamado con Claudia Cardinale), parece permisible adjudicársela a él.

La reina y Chirac iban camino de Buckingham en la carroza real cuando uno de los caballos soltó un pedo estruendoso.

Isabel II, al fin y al cabo propietaria de los caballos, se sintió obligada a decir algo. “Lo siento”, murmuró. Chirac se apresuró a responder: “Oh, no se preocupe. Yo creía que había sido el caballo”. Se hizo un silencio sepulcral en el interior de la carroza.

 

TITULO : Generaciones - La NASA pospone hasta el sábado el segundo intento de lanzar el cohete Artemis hacia la Luna,.

 La NASA pospone hasta el sábado el segundo intento de lanzar el cohete Artemis hacia la Luna,.

 La NASA pospone hasta el sábado el segundo intento de lanzar el cohete  Artemis hacia la Luna | Ciencia | EL PAÍS

foto / El primer ensayo de la misión fue abortado el lunes 29 de agosto porque uno de los motores no se enfriaba correctamente, lo que pudo deberse al fallo del sensor de temperatura, según los técnicos,.

 

El segundo intento de dar el primer paso hacia la reconquista de la Luna se retrasa un día. La NASA ha preferido ser prudente y tratarán de lanzar la misión Artemis I desde Cabo Cañaveral el sábado 3 de septiembre, en lugar del viernes, como estaba previsto, con lo que ganarán tiempo para tenerlo todo listo para la nueva tentativa. La decisión de suspender el lanzamiento durante el primer intento, el lunes 29 de agosto, por culpa de un raro fallo en un motor está pesando en la NASA. La agencia espacial estadounidense la había planeado como la primera de las tres ventanas para el despegue, a la que seguirían el 2 y el 5 de septiembre, lo que daba margen de tranquilidad a los ingenieros espaciales.

Durante una rueda de prensa a última hora del día, los responsables de la misión Artemis I reconocieron que no estaban seguros del motivo por el que uno de los motores no se enfrió correctamente durante la maniobra de repostaje del cohete durante la cuenta atrás. Incluso llegaron a admitir la posibilidad de que en realidad lo que falló fue el sensor que transmite los datos de temperatura, que no había vuelto a probarse desde que salió de la fábrica. John Honeycutt, responsable del cohete SLS, aseguró que no es “tremendamente inusual” que pase algo así, después de pasar un día examinando lo sucedido. La próxima ocasión, los técnicos comenzarán el llenado de los tanques de combustible unos 30 o 45 minutos antes para contar con más margen para el proceso.

El lanzamiento se intentará el sábado a partir de las 14:17 hora local en Florida (20:17 hora peninsular española), en una ventana de lanzamiento de dos horas. Los especialistas de NASA consideran que las condiciones meteorológicas no serán las más recomendables, con solo un 40% de posibilidades de tener un cielo idóneo, pero aun así tratarán de poner el cohete en el espacio ese día. El tercer intento, en caso de fracasar, sería el lunes 5 a las 17:12 hora local. Las posibilidades para el despegue se acabarían definitivamente durante una corta ventana de oportunidad el martes 6 de septiembre.

Un fallo del motor 3

El cohete SLS, el más poderoso de la historia, tenía previsto despegar de Cabo Cañaveral, Florida (EE UU), a partir de las 8.33 (a las 14.33 hora peninsular española) el lunes, pero ni siquiera llegó con la cuenta atrás en marcha a esa hora. Durante toda la mañana se sucedieron los contratiempos, como el mal tiempo o una grieta en el aislante térmico entre los tanques de oxígeno líquido e hidrógeno líquido. Pero fue una incidencia en uno de los cuatro motores del vehículo de lanzamiento lo que motivó que se suspendiera la intentona. El motor número 3 no se enfriaba correctamente y, al ser incapaces de dar con la solución, los ingenieros suspendieron la cuenta atrás cuando faltaban 40 minutos. Primero, provisionalmente; más tarde, de forma definitiva.

El administrador de la NASA, Bill Nelson, minimizó el aplazamiento: “Así funciona el negocio espacial”, declaró, para después recordar que él mismo despegó al quinto intento en su viaje al espacio, a bordo del transbordador espacial Columbia, en 1986. “Se arreglará y volaremos”.

Los fallos detectados durante esa primera intentona han generado ciertas dudas sobre la situación general del programa Artemis, que pretende devolver a la humanidad a la Luna. Mientras el cohete permanece en la mítica plataforma de lanzamiento 39B, estrenada el 18 de mayo de 1969 con la misión Apolo 10, los nubarrones se ciernen sobre el plan después de que fracasara el primer intento de lanzamiento sin ni siquiera haberse identificado el problema. Más si cabe después de saberse que la NASA nunca llegó a ensayar un llenado completo de los tanques de combustible antes del 29 de agosto.

El plan del programa Artemis es devolver a la humanidad a la Luna. Este lanzamiento pertenece a la misión Artemis I, que llevará a la nave Orion, impulsada por el cohete SLS y tripulada por maniquíes y muñecos, a orbitar el satélite terrestre y regresar a la Tierra al cabo de 42 días. La misión Artemis II, prevista para 2024, haría el mismo recorrido, pero esta vez tripulada por astronautas. Y en 2025, si todo marchara bien, se aterrizaría en la Luna a una mujer astronauta y a una persona no blanca, según anuncia la NASA.

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