TITULO: Cartas Olvidadas -El juez del ‘caso Pegasus’ ordena al CNI que guarde el volcado del móvil de Sánchez y de tres ministros,.
El juez del ‘caso Pegasus’ ordena al CNI que guarde el volcado del móvil de Sánchez y de tres ministros,.
foto / El magistrado ya abrió la posibilidad de que se hubiera sustraído información que afecte a la seguridad nacional,.
El juez José Luis Calama, que investiga la presunta infección de los móviles de miembros del Gobierno con el software espía Pegasus, ha ordenado al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que conserve y ponga a su disposición el volcado que hizo de los móviles del presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y de tres de sus ministros: Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska y Luis Planas, titulares de Defensa, Interior y Agricultura, respectivamente. El magistrado subraya que, cuando la Abogacía del Estado denunció los hechos, se basó en sendos informes confeccionados tras analizar los teléfonos de los afectados.
“Es por ello que surge la necesidad de retener y conservar los efectos o instrumentos relacionados con el delito instruido en la presente causa”, apunta Calama en una resolución dictada este miércoles, donde añade: “Procede acordar la conservación, a disposición de este órgano judicial, de todos los volcados de información verificados sobre los terminales telefónicos referenciados, así como de cuanta información haya podido ser extraída de ellos, y de los informes de toda clase, sean preliminares, definitivos, o de cualquier otro tipo, elaborados al efecto”. El juez considera que el material obtenido de los móviles puede constituir una prueba clave para avanzar en las pesquisas.
El caso Pegasus arrancó en mayo, cuando Calama recibió una denuncia de la Abogacía del Estado por la intrusión con el software espía israelí en los móviles de Sánchez y Robles. Las pesquisas se ampliaron posteriormente tras detectarse más presuntos ataques contra los dispositivos de Grande-Marlaska y Planas. La causa se encuentra parcialmente secreta y el juez ha citado a declarar al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, que ha decidido responder por escrito a las preguntas del instructor —opción a la que pueden acogerse los miembros del Gobierno—.
En otra resolución dictada esta semana, el juez ya afirmó que el presunto robo de datos de los móviles del Gobierno no es solo una cuestión que afecte a su intimidad y abrió la hipótesis de que se hubiera sustraído información que afecte a la seguridad nacional, ya que la ministra de Defensa es una de las perjudicadas. Antes, el magistrado ya había indicado que, como resultado de las pesquisas, pudiera manejarse en la causa “información sensible, que puede estar legalmente clasificada” y que pueda “comprometer gravemente la seguridad del Estado”.
El Gobierno denunció esta intrusión en los teléfonos de Sánchez y sus ministros cuando afrontaba una enorme tormenta política. Citizen Lab, un grupo de analistas vinculado la Universidad de Toronto (Canadá), había denunciado que 63 personadas relacionadas con el independentismo fueron supuestamente atacadas con Pegasus. La entonces directoral de CNI, Paz Esteban, tuvo que dar explicaciones en el Congreso. Después, fue cesada. Sánchez aseguró que su salida respondía a “un fallo grave en la seguridad de las comunicaciones del Gobierno” y que, por tanto, no se debía al espionaje a los secesionistas.
TITULO: Cartas en el Cajon - Vendaval inflacionista,.
Vendaval inflacionista,.
foto / El desgaste de la guerra tiende a deglutir las medidas de respuesta: hay que dotarlas de contundencia y visibilidad,.
La inflación se ha convertido en la primera inquietud de los españoles, por encima del paro, como subraya la encuesta para EL PAÍS del lunes. Es lógico, pues en junio el índice de precios superó por vez primera en cuatro décadas el umbral del 10%. El alza de precios se extiende por toda la eurozona y se ha disparado especialmente desde la invasión rusa de Ucrania. Eso no atenúa el problema, lo agrava desde la óptica de la percepción social. Los ciudadanos parecen detectar que la inflación ha llegado para quedarse, aunque no sea a estos niveles, sino más moderados a medio plazo, como pronostican los organismos internacionales.
Para los precios, las expectativas sociales son decisivas: tienden a enraizarlos, y los desconectan fácilmente de la senda oficial prevista, como coincidieron expertos y banqueros centrales en el foro anual del BCE en Sintra. Según los analistas, los hogares suelen sesgar sus expectativas atendiendo a sus propias experiencias, y con frecuencia suelen sobreactuar. Y esto influye en los mercados, a los que intoxica cualquier ruido. La percepción social de lo que ocurre, aun exagerada o distorsionada, constituye así un dato económico y político esencial.
Parece sorprendente que siendo tan rotunda esa percepción, y tan activo el Gobierno en intentar responder a ella —en línea y cuantía bastante similares a las de los vecinos europeos—, cunda, sin embargo, el pesimismo sobre la efectividad de las medidas adoptadas. Solo uno de cada cuatro españoles las bendice, más de un tercio las critica, y un tercio corto es indiferente, según la encuesta de 40dB. para este periódico. ¿Por qué resulta tan desesperanzado el estado de opinión?
Por múltiples factores. En primer lugar, porque más del 94% de la población se siente agraviada en uno u otro grado por el alza de precios. Y, en cambio, no tiene en consideración los datos de empleo, que le parecen menos relevantes en la medida en que los directamente acuciados por el desempleo alcanzan el 13% de los activos y el 7% del conjunto de la población. La súbita inflación, en cambio, es un fenómeno universal y transversal, que afecta también a las clases medias.
Se trata, por otro lado, del tercer envite económico crítico en un solo trienio: la parálisis de la pandemia, el shock de suministros de la recuperación y, ahora, el disparo de la inflación. La guerra en un lugar cercano como Ucrania, y con la perspectiva de que puede durar todavía mucho, refuerza las impresiones de la gente de que se va a ir a peor: las incertidumbres son tantas que amenazan con deglutir cualquier paquete de respuesta pública. Junto a todo esto, algunos grupos de presión exigen aumentos de tipos de interés desmedidos en su favor, y ambientes conservadores propagan el catastrofismo, tan acariciado por los populismos extremistas. Llueve sobre mojado.
Por eso corresponde al Gobierno enfatizar sus respuestas a las incógnitas que va suscitando la guerra, agilizarlas y ampliar su cuantía cuanto sea necesario y, quizá también, recalibrarlas para ser más selectivo en las medidas, focalizándolas para ayudar a los más vulnerables. Con contundencia y visibilidad. No es solo por su propio interés, sino por el del país entero, que no debe, ni puede, ni merece vivir esta compleja situación —de avances formidables como en el paro y angustias graves en los precios— desde la pasividad o el escepticismo.
TITULO : REVISTA TENIS - Sí, Carlos Alcaraz ya está aquí: gana el US Open y es el número uno más joven de la historia,.
Sí, Carlos Alcaraz ya está aquí: gana el US Open y es el número uno más joven de la historia,.
Carlos Alcaraz - foto,.
El murciano deshace el nudo final ante Ruud (6-4, 2-6, 7-6(1) y 6-3, en 3h 20m) y a sus 19 años eleva en Nueva York su primer Grand Slam. Es el cuarto español que toca la cima y el tenista más precoz en ganar un grande desde Nadal (2005),.
Las puertas de la historia se abren de par en par, y cruza el marco Carlos Alcaraz. En la Arthur Ashe, todo el mundo en pie y móviles en alto durante el último punto. A sus 19 años, el español celebra su primer grande (6-4, 2-6, 7-6(1) y 6-3 a Casper Ruud, en 3h 20m) y ya es el número uno más joven de la historia del tenis, desbancando al australiano Lleyton Hewitt, que hizo cumbre con 20 años y nueve meses en 2001; también es el campeón de un grande más precoz desde que Rafael Nadal alzara el Roland Garros de 2005. Es decir, el advenimiento ya es una realidad. Lo que se adivinaba se cumple en Nueva York: “Quiero llegar a lo más alto y ganar un Grand Slam, trabajo cada día para eso”. Dicho y hecho. Sí, Alcaraz ya está aquí.
Resuelve el español el último brete –en la final, solo cinco puntos más que Ruud, que también aspiraba al trono y queda como dos del mundo– y se funde en un abrazo con su padre y con su equipo. Emocionado, porque la situación lo merece y al fin y al cabo no deja de ser un advenedizo que no alcanza la veintena, se acuerda en el discurso de su madre y de su abuelo, que no han podido viajar: “Esto es algo con lo que soñaba desde que era un niño”, dice mientras la profecía se cumple y la historia lo empareja con su técnico, Juan Carlos Ferrero, Nadal, Carlos Moyà, Arantxa Sánchez Vicario y Garbiñe Muguruza como españoles que han tocado el techo del circuito; figura, además, como el más joven en conquistar Flushing Meadows desde que lo hiciera el formidable Pete Sampras (19 años y 28 días) en 1990.
Si nada se tuerce o no se produce una irrupción más luminosa, este 11 de septiembre marca un antes y un después para el tenis. Se corona Alcaraz en Nueva York, luce orgulloso el 1 y la historia gira la tuerca, dándole la bienvenida a una nueva etapa; si alcanza la magnitud de era Alcaraz, como se insiste estos días, ya se verá. Así pinta, pero es pronto; hay casos y casos y más casos de talentos extraviados. Los fogonazos de Thiem o Medvedev en los últimos tiempos, los de Murray, Wawrinka, Del Potro o Cilic antes, interrumpieron de manera momentánea la extraordinaria tiranía de los tres gigantes, aunque sin llegar a suponer nunca una amenaza real para el establishment. Solo intimidó de verdad el escocés. Al margen de él, enorme mérito el suyo, chispazos. Poco más.
Lo de Alcaraz, sin embargo, pinta bien diferente por momento, edad y maneras. Recuerdan su eclosión y su aterrizaje en la cima a las de las grandes figuras de este deporte. Disfruta y hace disfrutar. Tiene los mejores mimbres. Es un valiente en medio de un ejército de jóvenes especuladores; sí, hay vida más allá del saque. Y sobre todo, quiere, déficit entre la nueva generación de jugadores. En un tenis anquilosado y de sentido único, trallazo va trallazo viene, su propuesta se abre paso y seduce a partes iguales. Hacía mucho que un jugador no entraba con tantísima fuerza ni tanta decisión, ni que retara con tanto descaro. Sin miedo. Ya ha reducido a Nadal y Djokovic, y este recorrido en Nueva York ha revelado una nueva arista: sabe sufrir.
Órdago del noruego
Ahora bien, tiene 19 años, un largo trecho en la maduración y una final es una final, más si es la primera de un grande; si no, que se lo pregunten a un tal Djokovic, vencido por Federer en su estreno de 2007, en Nueva York precisamente. Durante un rato, Alcaraz se atrapa. Normal. Aunque Ruud encaje el primer juego antes de que empiece el partido, por el desequilibrio en los aplausos a uno y otro en la recepción, es un tipo duro de pelar en el cuerpo a cuerpo y aprovecha el filo hilo sobre el que transcurre el duelo para desestabilizar. Endurece el desarrollo y exprime los tramos parejos, sabedor de que la escalinata hacia el trofeo pasa por ahí para él. Si deja jugar y concede una sola burbuja de oxígeno al murciano, sus opciones desaparecerían.
Alcaraz comienza viento en popa y se adjudica el primer parcial, pero el rival le exige en cada peloteo. No hay un punto sin debate. Tiene clase Ruud, puro academicismo, pero también posee un brazo considerable. Si coge confianza y lo arma, la descarga es eléctrica y suele llegar a buen puerto. No es un jugador al que convenga subestimar. A su rendimiento no le acompañan títulos de magnitud, pero en esta tarde neoyorquina que avanza con el techo de la Arthur Ashe cerrado (llueve sobre Queens) tiene ganas de hacer un buen roto. Todo apunta al español, pero él se rebela. Y lo hace a lo grande. Ante la esperada coronación del novel y todo el envoltorio en clave alcaraziana de la final, el noruego lanza un órdago.
“¡Charlie, convéncete!”
En una carrera hacia la red, Alcaraz falla y lanza un raquetazo a la cinta. Está pasando un mal rato. Enfrente, Ruud, 23 años, escupe bolas como una máquina tragaperras. No lo ve claro Juan Carlos Ferrero y arenga a su chico: “¡Charlie, convéncete de que tienes que ir a por el partido!”. “¡Positivo todo el rato!”. “¡Vamos a ponernos duros en las tres primeras bolas!”. Sufre y padece el murciano, pero termina levantándose; el sino de esta singladura americana que ha completado a base de agallas. Sorteó una bola de partido contra Jannik Sinner en los cuartos; batió en cinco sets a Marin Cilic en los octavos; y remontó en otros tantos a Frances Tiafoe en las semifinales. Contra Ruud, otra vez, más sufrimiento y la misma reacción: se crece cuando toca.
Con el agua al cuello en el tercer set, el nórdico dispone de dos opciones para llevárselo, pero Alcaraz las aborta yéndose a la red. Sortea el español ese fuego, firma un punto espectacular y la central revienta. El impacto anímico sobre su adversario es bestial, que hasta ese momento había sido superior en todos los intercambios al límite. Sabe Carlitos dónde, cuándo y cómo pegar, virtud reservada para un club muy exclusivo. Dos a uno por encima, emocionalmente le ha dado un bocado decisivo al partido, que resuelve a velocidad de crucero y a base de buen hacer, aplicado hasta la última bola porque Ruud no afloja en absoluto. Aun así, el noruego se resigna y acaba cediendo. Era el día y el campeón lo sabía. Se decía que era un fuera de serie.
Y así es. Aquí está Alcaraz.
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