Nuestras calles se han quedado pequeñas para la periodista
Alejandra Andrade (Madrid, 1979). Tras entrenarse con 'Callejeros', la
reportera de 'Encarcelados' (los jueves, a las 22.30 horas, en La Sexta)
ha cruzado el 'charco' sin hacer escala en playas paradisiacas. Todo lo
contrario. Junto a su compañero Jalis de la Serna denuncia cómo
malviven los españoles en las prisiones latinoamericanas.
- ¿La cárcel más dura?
- En Brasil fuimos a una prisión de máxima seguridad donde
los presos van con un mono naranja, pasan 23 horas en la celda, se
desnudan antes de salir, no pueden mirar a la cara a los funcionarios...
Salí con mal cuerpo al ver la humillación que sufrían. Los españoles
que están recluidos allí están afectados psicológicamente y no tienen
contacto con España.
- En el programa denuncian casos de extorsión.
- Sobre todo les extorsionan sus compañeros. En Perú, había
un chico de 22 años a quien le llamaban 'Pollito'. Este chico se volvió
drogadicto en la cárcel porque tenía una depresión brutal. Allí se fía
la droga y cuando no tienes para pagar es cuando te dan palizas. A este
chico le habían torturado, le habían dado descargas eléctricas...
- ¿Cómo reaccionan los presos al ver la cámara?
- Al principio, cuando contactas con ellos, no quieren
salir. Pero cuando nos ven allí dentro cambian de opinión. Llevan sin
ver a un español mucho tiempo y lo reciben como un apoyo del país. En
Brasil había un señor que se puso a llorar cuando le abracé. Me dijo:
'Hace dos años que no me da un abrazo nadie'. Los que se oponen es
porque su familia no sabe que están presos en Latinoamérica.
- ¿Les han ayudado?
- Los informativos de La Sexta se pusieron en contacto con
el Ministerio de Exterior para preguntar por Paco, un preso de República
Dominicana al que visitamos. Está muy enfermo y no tiene medicinas.
Dijeron que le iban a ayudar, pero no ha habido ningún comunicado. Las
embajadas conocen la situación en la que están porque cada cierto tiempo
van a llevarles dinero. Nos encantaría que esta serie sirviera para que
los consulados ayudaran más a los españoles que están en situaciones
tan espantosas. Y también para que cambien de idea los que se plantean
ser mulas del narcotráfico. Pueden terminar así.
«Se vive mucha tensión»
- ¿Pensó: 'De aquí no salgo'?
- No, aunque he pasado miedo. En La Victoria, en República
Dominicana, me puse nerviosa porque desapareció una compañera durante
una hora y media. Luego apareció sana y salva. Normalmente hay ganas de
salir rapidito porque se vive mucha tensión. He grabado con camellos en
barrios como La Cañada Real y reconoces en sus miradas cuando dicen:
'Hasta aquí has llegado'. Pero allí, como es otro lenguaje, no terminas
de saber qué piensan.
- ¿Tuvo miedo por ser una mujer entre tantos hombres?
- En estas cárceles entran prostitutas, sus mujeres.
Nosotras llamamos la atención bastante al ser europeas, pero se han
comportado. Hubo algún grito y, sobre todo, miradas. Nunca me han
intentado tocar.
- ¿Cómo reacciona al descubrir que entrevista a un asesino?
- Los españoles están por tráfico de droga y con ellos te
sientes protegida. En Brasil estuvimos en un psiquiátrico penitenciario
donde vimos psicópatas, sociópatas... Había uno que había matado a sus
bebés a golpes, otra que quemó el carrito con su hijo dentro, un
violador de niños... Para un periodista son entrevistas brutales, pero
te afecta mucho personalmente.
- ¿Cómo llega usted a casa?
- Aún no me ha dado tiempo a asimilarlo. Cuando termine de
trabajar supongo que me dará el bajón. Además, tengo hijos y cuando
estoy en Madrid intento ser una madre normal para recuperar el tiempo
que he estado fuera de casa.
- ¿Su familia no pasa miedo cada vez que va al trabajo?
- No, porque no soy una inconsciente. Profesionalmente me
pareció súper interesante el programa, pero tengo hijos y no soy una
loquita. En las cárceles siempre íbamos con algo de seguridad y con
mucho cuidado. En Costa Rica queríamos ver a un español que estaba en un
módulo donde hubo problemas con los funcionarios la semana anterior.
Nos dijeron que para entrar teníamos que firmar una carta para
despojarles de responsabilidad si pasaba algo. No entramos, no me la
quería jugar.
- ¿Las cárceles son buenos correccionales?
- Este tipo de cárceles, no. No he entrado en las
españolas, pero algunos reincidentes nos comentaron que las de aquí son
hoteles de cinco estrellas. No creo que la cárcel sea buena para nadie y
menos si no se respetan los derechos humanos. No sirve para nada esta
jungla en la que te sueltan para que se salve el que pueda.
TITULO: Donde comen dos -CARLOS BAUTE PAPA DE UN NIÑO DE 23 AÑOS,.
CARLOS BAUTE PAPA DE UN NIÑO DE 23 AÑOS,.
foto / Carlos Baute tenía un don especial para camelarse a las suegras con su sonrisa. Sí, en pasado, porque desde ayer ha bajado algunos ...
El cantante reconoce ahora que tuvo un hijo en Venezuela cuando solo era un adolescente,.
Carlos Baute tenía un don especial para camelarse a las
suegras con su sonrisa. Sí, en pasado, porque desde ayer ha bajado
algunos puntitos en el ranking de los yernos más deseados. Y todo porque
debutó en el maravilloso mundo de la paternidad con apenas 15 años,
aunque lo guardaba muy en secreto. Ahora que ha tenido que hacer frente a
una demanda en el juzgado, lo ha reconocido: José Daniel Arellán, un
joven venezolano de nada menos que 23 años, lleva su sangre.
La historia se remonta a la adolescencia del artista.
Salía con Nayera, dos años menor que él, cuando ella se quedó
embarazada. Al parecer, al conocer la noticia, la familia de Baute
desapareció del mapa. No fue hasta el funeral del padre de Baute cuando
se vieron las caras por primera vez. Entonces llegaron a un acuerdo para
que la noticia no saliera a la luz. Dicen que el artista prometió
pagarle los estudios siempre que José Daniel no adoptase su apellido,
huyese del mundo del artisteo y no se dejase caer por la televisión.
Pero al final, hace dos años, el joven acudió a los tribunales
reclamando oficialmente la paternidad.
Tras un largo proceso con distintas pruebas, Carlos Baute
se ha adelantado a la sentencia y directamente ha remitido una carta al
juzgado admitiendoque José Daniel es sangre de su sangre. Ahora el
chico solo quiere una cosa más: «Me gustaría saber por qué hemos tenido
que llegar hasta este punto si sabía que era mi padre».
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