La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Extremadura, con gente,. / RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - Persianas extremeñas para medio mundo,./ Adivina qué hago esta noche - Monica tierno - Una vuelta a casa con mucha responsabilidad ,./ El escarabajo verde - América grande, otra vez,.
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La
hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Extremadura, con gente , fotos,.
Extremadura, con gente,.
Fiesta en una localidad extremeña.
En verano, los pueblos son un cóctel de profesiones y culturas,.
Las
15 horas más intensas del verano las comencé en Galisteo el 12 de
agosto a las nueve y media de la noche, continuaron en Malpartida de
Cáceres a partir de medianoche y acabaron en Ceclavín al día siguiente a
las 12.30 del mediodía comprando pan y mantecados. En medio, el verano
extremeño en estado puro.
Al llegar agosto, los pueblos
de la región están llenos. Un movimiento migratorio temporal, que solo
dura unos días, se produce a la inversa: quienes emigraron a la España
industrializada hace 30 o 40 años regresan al lugar donde nacieron para
disfrutar del encanto de romper con la rutina de las ciudades y tener
una sola preocupación: ¿Qué haré hoy para entretenerme?
Es
decir, vacaciones en estado puro y un retorno estival que cambia la faz
de nuestros pueblos y los llena de emigrantes y de hijos y nietos de
emigrantes, que convierten la región en un universo muy rico donde
conviven profesionales, investigadores, campesinos, universitarios,
artesanos, jubilados, ingenieros, jornaleros, escritores, ganaderos,
industriales, profesores, queseros, vendedores... Un resumen de España
en cada pueblo extremeño y un intercambio de experiencias y culturas que
enriquece el mundo rural.
Comencé esas 15 horas intensas, que
resumían la realidad de agosto en Extremadura, presentando un libro en
la Casa de Cultura de Galisteo. Primer dato sorprendente: a pesar de ser
las fiestas del pueblo y de ser las nueve y media de la noche, la sala
estaba llena. Aunque era grande, no había ni un sitio libre y, tras
haber asistido a actos semejantes en ferias del libro de Cáceres, Mérida
y Badajoz, puedo asegurar que el público de Galisteo fue el más
interesado, el que más preguntas realizó y más inteligentes y el que más
fervor mostró por la literatura. Y en la mesa, un turista paisano,
periodista descendiente del pueblo, pero trabajando en Madrid,
introduciendo el acto con un rigor, una brillantez y una solvencia que
elevaba aquel acto de pueblo, rural, a deshora, en medio de festejos y
en pleno agosto caluroso, a cimas culturales de excelencia inesperada.
Acabado
el acto, al coche y una hora después, llegada a Malpartida de Cáceres.
Terrazas sin mesas libres, ambiente en la calle, alegría en los bares y
una verbena por todo lo alto con más de 2.000 personas alucinando con la
orquesta más popular y contratada de España: Panorama. La España
vaciada y extremeña estaba completamente llena en la noche del 12 al 13
de agosto.
Y las ciudades, atascadas y atestadas en septiembre, se
quedaban sin gente. Al regresar a Cáceres, a eso de las dos de la
mañana, había sitio para aparcar en cualquier calle. Por la mañana, nada
de colas en los semáforos, nada de acecho y lucha por una plaza libre
para aparcar sin zona azul. Comercios cerrados en la popularmente
llamada Semana del Autónomo, la del 15 de agosto, la única del verano en
la que pueden coger unas vacaciones sin perder clientes.
A eso de
las 11, otra vez a la carretera para ir a Ceclavín a pasar unos días
con mis padres en el campo. Nada más llegar, me mandan a comprar el pan y
unos mantecados a la de Antonio. Voy con el coche al pueblo y pretendo
aparcar donde siempre. Imposible: el sitio está ocupado y no es eso lo
peor, sino que, para ser precisos, todos los sitios están ocupados. Doy
vueltas por Ceclavín y no encuentro una sola plaza de aparcamiento
libre. Acabo yéndome al camino de las viñas, donde dejo el coche, casi
en medio del campo.
En la tahona, mientras me ponen tres libras
de pan de caramelo, me cuentan que los vecinos colocan sillas de playa
en las calles para reservar sitio para sus coches. Voy a tomar café y
las conversaciones son pura miscelánea: de higos, de anestesias, de
uvas, de puentes colgantes, de leche de cabra... En las tertulias,
conviven el arquitecto y el pastor, el médico y el recolector de higos.
Extremadura en verano, vital, cosmopolita, culta... con gente.
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Manuel López Pecero | Empresario
El grupo López Bolaños tiene más de 200 trabajadores en Extremadura y es propietario de una compañía en Brasil
En
cuatro décadas ha convertido a su localidad natal en líder mundial en
la fabricación de persianas. Manuel López Pecero comenzó su andadura
empresarial en 1981 y tiene previsto que al inicio de 2021 el grupo
empresarial López Bolaños, del que es propietario, integre todos los
pasos de la cadena de producción, desde la llegada de la chatarra de
aluminio hasta la salida del producto terminado. Para ello, ha
iniciado un proyecto con el que trasladará desde Fuente del Maestre
hasta la localidad de Villafranca de los Barros toda las fases de
producción. En esta iniciativa, el grupo va a invertir más de 40
millones de euros. La maquinaria y los terrenos del polígono industrial
ya están comprados y durante el próximo año se van a comenzar a preparar
las nuevas instalaciones y a montar las máquinas. «Ahora tenemos que
hacer frente a una hipoteca mensual de 500.000 euros para pagar la
inversión», certifica el propietario sin ponerse nervioso.
Perfil
Manolo
, como le llama todo el
mundo, nació hace 60 años. Tiene dos hijos, Manuel e Inmaculada, pero la
fotografía más grande que hay en su despacho es la de, por el momento,
su único nieto. Toda la vida ha residido en Fuente del Maestre, donde su
familia se dedicaba al campo y, pese a que ha viajado por medio mundo,
nunca se ha planteado vivir fuera de la región.
Al ir
conociendo el resto de números que maneja el grupo –formado por
Cristales y Persianas López, Alumasa y Expalum– la impresión es que se
va reduciendo lo que la primera vez que se escucha parece una cantidad
inasumible. En la actualidad, las tres firmas facturan más de 135
millones de euros al año y en sus sedes extremeñas desempeñan su labor
unos 200 trabajadores de manera directa. «Y otros tantos de empresas
externas que nos hacen el mantenimiento o el transporte», comenta López.
La
primera de las empresas se dedica a la cristalería; la segunda realiza
el proceso de fundición del aluminio y el lacado de las bobinas, y la
tercera a la fabricación y venta de persianas.
«Me gusta viajar, pero soy más de polígonos industriales que de ciudades»
En las instalaciones de Expalum se
fabrican todos los días persianas para las ventanas de mil viviendas y
sus exportaciones llegan a 60 países. Todo desde Extremadura. «En alguna
ocasión me he planteado llevar la empresa fuera de la región, pero
siempre lo he descartado enseguida», reconoce López, que no ve como una
gran complicación los evidentes problemas en las comunicaciones que
tiene Extremadura. «Es cierto que solo podemos sacar la producción por
carretera y mediante camiones, pero poner un vehículo de gran tonelaje
en Madrid me cuesta entre 300 y 400 euros, un porcentaje muy reducido
para los 90.000 euros de producto que lleva cada contenedor», indica el
propietario del grupo, que considera que permanecer en la región le
aporta otras fortalezas a sus empresas.
El precio del suelo
industrial es la principal ventaja desde el punto de vista competitivo,
pero López también destaca la posibilidad de vivir en su pueblo y
rodeado de su gente y de contratar a trabajadores de la zona. «Más del
85% tienen una implicación absoluta con la empresa y miran por el
negocio como si fuera suyo», dice orgulloso este empresario.
Encontrar
mano de obra cualificada tampoco es una dificultad en el momento
actual. La mayoría de los puestos de trabajo requieren una formación
específica, pero los institutos y los diversos grados de formación en
materias técnicas ayudan a poner en el mercado laboral a muchos
profesionales. «Los jóvenes extremeños están muy bien preparados
académicamente; cuando empiezan a trabajar en las empresas cogen los
procesos al vuelo», admite López.
Pero
sí tuviera que mencionar dónde se esconde el secreto de su éxito
empresarial, este empresario tiene claro que es la red comercial con la
que han conseguido llegar a clientes de diferentes países. «Nuestro
mercado es el mundo», apostilla, para mencionar que venden en Serbia,
China, Arabia Saudí, Reino Unido, Alemania, Francia, Portugal,
Marruecos, Argelia, Túnez, Estados Unidos...
Esa apuesta por la
internacionalización fue la que permitió al grupo capear la crisis
económica. «Antes de 2007 teníamos el 20% de nuestro volumen de negocio
en el exterior y el 80% en el mercado nacional; ahora le hemos dado la
vuelta y es completamente al revés», resume López.
Evidentemente,
es algo que no se consigue de la noche a la mañana y requiere
importantes esfuerzos, tanto económicos como laborales. La presencia en
ferias internacionales es una constante y todos los años acuden a
varias. En algunas tienen mejores experiencias que en otras. «La de
Moscú fue un fracaso, pero la de Alemania funciona muy bien y hace unos
días me llamó me hijo para decirme que vamos a mandar unos contenedores a
Australia seis años después de que fuéramos a una feria», ejemplifica.
«En alguna ocasión me he planteado sacar la empresa de la región, aunque lo he descartado enseguida»
Es su hijo, con el que comparte
nombre, el encargado de la sección comercial del grupo. «Vive en los
aeropuertos», bromea el dueño, para añadir que actualmente tiene fijada
su residencia en Skopie, la capital de Macedonia, donde vive con su
mujer y su hijo. «Desde allí se mueve muy bien a algunos de los destinos
donde más clientes tenemos que son los países de la antigua
Yugoslavia».
Relevo generacional
Sí vive en Fuente del Maestre su hija Inmaculada, ingeniera de formación, y que también trabaja en el grupo.
Ellos
son los que garantizan el relevo generacional, que es el que explica la
importante inversión económica que este empresario está realizando para
integrar más procesos productivos y modernizar sus instalaciones.
«Tiene sentido porque ellos quieren seguir con las empresas, si no fuera
así a mis 60 años no lo habría hecho», informa López.
Pese al
traslado de la producción a Villafranca de los Barros, algo que responde
a las necesidades de más terreno industrial del que existe en Fuente
del Maestre, no está previsto abandonar la sede actual o dejar de
utilizar las naves en las que ahora se hace la fabricación. Al
contrario, aprovecharán el espacio que dejará libre la maquinaria para
ampliar sus almacenes y, con ello, incluir más referencias en su
catálogo. «Hay muchos productos que la red comercial nos demanda, como
toldos o pérgolas, y que no podemos ofrecer por falta lugares donde
almacenar», indica López.
Manuel López, en su despacho ubicado en Fuente del Maestre. Ese
afán por crecer y avanzar hizo que este empresario decidiera salir de
las fronteras extremeñas e iniciar aventuras empresariales en
Suramérica. Así, el grupo desembarcó en Brasil, donde comenzó a fabricar
sus productos. También realizó una adquisición similar en Argentina,
con la intención de servir desde allí a sus clientes americanos.
La
suerte en ambos países ha sido muy desigual. Mientras que la sede
brasileña, ubicada en Curitiba, sigue en funcionamiento –«es una fábrica
de persianas que va realmente bien», aporta López– recientemente se ha
deshecho de la argentina. «Nos ha resultado imposible ponerla en pie;
cuando llegamos a Argentina el euro costaba cinco pesos, ahora cuesta
cincuenta», explica desde su despacho de Fuente del Maestre. Tampoco
oculta las pocas esperanzas que tiene de acabar recibiendo el dinero por
la venta que ya ha firmado. «La hemos vendido, aunque no la vamos a
cobrar», lamenta, pero su rostro transmite alivio por dejar atrás esa
aventura y sus gestos reflejan que quiere olvidar esa experiencia.
Orígenes
Muy
conocida es la historia de Steve Jobs, fundador de Apple, que fundó su
empresa en un garaje de su familia. Un punto en común tienen los inicios
de Manuel López, que se sitúan en una nave que le habilitó su padre en
el corralón donde guardaba el mulo que utilizaba para las tareas
agrarias. «Él era agricultor y a mí no me gustaban el campo, tampoco era
buen estudiante, así que empecé a aprender el oficio con un carpintero
que era vecino de mi familia», rememora López, que ahí tuvo su primer
contacto con los cristales y las persianas.
«Producimos cada día persianas para mil viviendas y exportamos a más de 60 países»
En 1981 fundó Cristales y Persianas López,
la primera de las empresas del actual grupo y con la que comenzó a
llenar la nave de cristales y a vender a un par de empresas
constructoras, al principio, y a talleres y carpinteros, después. «Junto
a los cristales, nos pedían también persiana y nos fue bien», admite
López, cuyo espíritu emprendedor le llevó a, como él mismo dice, empezar
a «recorrer aguas arriba» los diferentes pasos del proceso productivo
en el sector de las persianas.
Su idea era ser cada vez más
independiente y depender lo menos posible de empresas externas. Así,
adquirió una perfiladora y comenzó a comprar bobinas de lacado para
hacer su propia lama de la persiana.
Un gran paso llegó en 1999
con la constitución de Alumasa, la segunda empresa del grupo, que se
ubicó en Villafranca de los Barros. «En Fuente del Maestre no había
suelo industrial y la corporación de entonces no nos autorizó para
asentarnos en unos terrenos rústicos que teníamos», comenta López sobre
los motivos para salir por primera vez de su pueblo.
Con
el paso del tiempo, en una subasta en Pamplona, esta nueva empresa se
quedó con la maquinaria de la colada continua, para poder fundir el
aluminio. «La idea era quedarnos con el laminado en frío, pero se nos
adelantaron unos ingleses, por ello hay una parte intermedia del proceso
que todavía no controlamos», especifica.
Eso será por poco
tiempo, porque con el traslado definitivo que tiene previsto el grupo
para el próximo año, en 2021 se harán en las nuevas instalaciones de
Villafranca de los Barros todos los pasos de la cadena de producción de
las persianas. «Se integrará el proceso de laminado en frío, el último
que nos falta», expone López Pecero, que añade que solo conoce a otra
empresa a nivel mundial que integre todos estos pasos.
«Los jóvenes salen muy bien preparados de sus estudios, cogen muy rápido los procesos»
A sus 60 años no piensa en jubilarse.
«Esto es lo único que sé hacer», dice. Aunque eso no significa que no
disfrute de sus vacaciones y de sus viajes en familia. «Tengo que
reconocer que soy más de polígonos industriales que de ciudades», ríe
López, que ha aprovechado su presencia en ferias internacionales para
conocer muchos rincones del mundo. «He visto a Pau Gasol jugando en San
Antonio, he podido hacer turismo en Australia...».
Este verano sus
destinos han sido más cercanos. Ha viajado a Macedonia para ver a su
nieto y ha pasado unos días en familia en Venecia. «La verdad es que
también hemos aprovechado para comprar una fábrica allí», concluye.
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Adivina qué hago esta noche -Monica tierno - Una vuelta a casa con mucha responsabilidad ,.
Lunes -9- Septiembre a las 22:55 por La Cuatro, foto.
Monica tierno - Una vuelta a casa con mucha responsabilidad ,.
Mónica Tierno | Directora general de la Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte
En junio de 2018 esta joven dejó Dinamarca para convertirse, con 26
años, en la máxima responsable de una empresa que factura más de 50
millones de euros
A
través de la ventana de su despacho puede ver la evolución de los
cerezos a lo largo de todo el año pues divisa sin tener que levantarse
de la silla un trocito del Valle del Jerte. Mónica Tierno (Plasencia,
1992) tiene su lugar de trabajo diario en la Agrupación de Cooperativas,
de la que es directora general desde el mes de junio del año pasado. Hasta
las instalaciones, que se ubican en el término municipal de
Valdastillas, se desplaza todos los días desde Plasencia, donde reside.
Un trayecto que no llega a los 15 minutos. Y más arriba, en la sierra
que separa el Valle del Jerte de la comarca de La Vera, se encuentra
Cabrero, localidad de la que procede Mónica y en la que sigue residiendo
su familia. Desde la Agrupación, por una carretera estrecha y llena de
curvas, podría estar en apenas 20 minutos en su casa familiar.
Perfil
Joven y muy preparada
Habla perfectamente
español, inglés y alemán y se defiende en danés y en francés. Estudió
Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid. Ha
vivido dos años en Berlín (Alemania) y otros dos en Copenhague
(Dinamarca), donde cursó un Máster en Estudios Empresariales y
Cooperación Internacional al Desarrollo en la Universidad de Roskilde.
También ejerció como delegada en mercados europeos de la Agrupación del
Valle del Jerte.
Es algo que
hace que su sensación sea muy satisfactoria. «Cuando salgo del trabajo y
subo hacia mi pueblo lo que siento es orgullo y me veo como una
privilegiada por poder estar aquí y desarrollarme profesionalmente en
este zona», afirma. Ella se encuentra en una situación que es
extraordinaria para la inmensa mayoría de jóvenes extremeños. A sus 27
años tiene un trabajo acorde a su amplia formación académica y muy cerca
de su casa. «Creo que hay muchos jóvenes como yo que queremos volver y
me considero afortunada de poder hacerlo», asegura. Por ello lamenta que
no haya más personas de su edad en cargos de responsabilidad o en
puestos ajustados a su cualificación. «Sería importante que tanto las
empresas como la administración apostasen por la incorporación de los
jóvenes al mercado laboral», apostilla. La vuelta a la que se
refiere es más geográfica que profesional, porque nunca se ha
desvinculado del todo de la entidad que ahora dirige. Sin embargo, desde
que finalizó la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad
Complutense de Madrid ha estado residiendo en dos grandes capitales
europeas. En Berlín (Alemania) pasó dos años trabajando y en Copenhague
(Dinamarca), otros dos, durante los cuales aprovechó para completar su
formación con un postgrado en la Universidad de Roskilde sobre
Cooperación Internacional al Desarrollo.
«Mientras vivía en el extranjero ejercí como delegada en mercados europeos»
El paso de vivir en estos grandes núcleos
–con más de 1,8 millones de habitantes en el área metropolitana de la
capital danesa y muy próxima a los cuatro millones de residentes en la
alemana– a hacerlo en una ciudad que apenas supera los 40.000 vecinos,
como es Plasencia, significa un gran cambio. Y Mónica tuvo muchas dudas a
la hora de hacerlo. «Uno de mis miedos era perder los idiomas y las
relaciones con personas de ámbitos muy diferentes, porque cuando estás
fuera haces vínculos muy fuertes con personas de los países en los que
estás y que tienen cargos a nivel internacional;todo lo que he aprendido
a nivel cultural y personal me ha aportado mucho», comenta. En
el lado opuesto de la balanza estaba la oportunidad laboral. La
Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte es una de las empresas
más potentes a nivel regional y factura más de 50 millones de euros al
año. Está formada por 15 cooperativas que suman 3.500 socios y más de un
centenar de personas forman su plantilla fija, que puede llegar a picos
próximos al millar de trabajadores en las campañas más fuertes. Además,
muchos de los productos que pasan por la Agrupación –cerezas, castañas,
frutos rojos, higos...– terminan en los mercados exteriores. De esta
forma, Mónica tiene la oportunidad de practicar idiomas de manera más o
menos habitual con clientes extranjeros. «Sigo teniendo relación con
personas de otros países, tanto en los contactos diarios como en las
ferias internacionales a las que acudimos; me resulta muy positivo y
poder comunicarme en su idioma nos facilita la tarea, porque hay gente
que habla español, pero en destinos que son muy importantes para
nosotros, como el Reino Unido, el idioma de contacto es el inglés»,
indica.
«Creo que hay muchos jóvenes como yo que quieren regresar a España y me considero afortunada»
La situación del mercado de trabajo
en España y la precariedad laboral que sufren, sobre todo, los jóvenes
también hicieron que Mónica sopesase la opción de quedarse en
Copenhague. A favor de descartar la idea de regresar estaba el «estado
del bienestar admirable», como ella misma lo define, que existe en
Dinamarca. El esfuerzo que había realizado para entrar en el
sistema danés –«no es sencillo y hay que dar una serie de pasos, como
mejorar el idioma», detalla Mónica– y la estabilidad que había
conseguido al hacerlo –«algo que en España solo se puede comparar con el
funcionariado», en palabras de esta placentina– pesó mucho a favor de
retrasar algunos años el regreso a su tierra. «Era salir del confort que
había logrado para volver a España, donde conoces tantas historias de
gente que ha vuelto y se ha colocado en lo que ha podido, no en lo que
ha querido», resume. Finalmente,
en su decisión de apostar por Extremadura también tuvo un peso
destacado el aspecto sentimental. «Era una oportunidad de volver a un
lugar en el que he crecido a nivel personal y profesional en diferentes
etapas y un reto que quería asumir, porque la Agrupación tiene un peso
muy importante en el desarrollo de la zona».
Una relación muy larga
Como
muchos jóvenes de la comarca del Valle del Jerte o de Plasencia y de
otros territorios cercanos, Mónica tuvo una de sus primeras experiencias
laborales en la cadena de selección de fruta de la Agrupación de
Cooperativas. Aprovechó las épocas de vacaciones en sus estudios para
ganar algo de dinero con el que darse un capricho, ayudar en la economía
familiar o afrontar el gasto que supone la matrícula de la universidad.
«El objetivo de mi trabajo es que los agricultores puedan seguir viviendo de sus explotaciones»
Con el paso de los años fue
adquiriendo otras responsabilidades dentro de la misma entidad. Durante
los cuatro años que estuvo fuera de España llegó a ejercer como delegada
en los mercados europeos. «Me iban mandando a diversos lugares en
función de las necesidades», explica. Eso hizo que mantuviera la
relación con los responsables de las cooperativas y con el sector, pero
desde otro punto de vista. La experiencia previa y haber pasado
por diferentes puestos, así como el conocimiento del mundo agrario con
el que ha estado vinculada desde pequeña, ya que es hija de agricultores
relacionados con las cerezas, le han servido a la hora de afrontar la
máxima responsabilidad al frente de la Agrupación. Precisamente,
esa vinculación emocional y la posibilidad de trabajar por el beneficio
de su comarca y por un sector al que su familia le ha dedicado tantos
esfuerzos es una de sus principales motivaciones a la hora de desempeñar
su trabajo. «Mi principal objetivo es que los agricultores del Valle
del Jerte, y del resto de comarcas de las que recibimos productos,
puedan seguir viviendo de sus explotaciones y la única forma de
conseguirlo es que estas sean rentables, porque de lo contrario deberían
abandonar su proyecto de vida en la zona», dice, a la vez que reconoce
que le gustaría que los jóvenes vieran el campo como una opción más para
desarrollar su vida de manera plena a nivel personal y profesional.
«Las reglas de juego en el sector primario han cambiado; ahora hay que adelantarse a los competidores»
En esa línea, es consciente de que la única
forma de hacerlo es lograr que los productores sean competitivos en un
mercado global. Así, Mónica cree que es necesario fortalecer la marca
Valle del Jerte y apoyarse en las ventajas que aportan las especiales
características de la agricultura de montaña que se realiza en el norte
de la región. Estas peculiaridades –explotaciones en pequeñas parcelas,
de carácter familiar y con poca mano de obra– la hacen mucho más
flexible y facilitan la implementación de cambios. «También nos cuesta
más sacar adelante las producciones y no podemos competir en precio con
los productores en intensivo», declara Mónica, que reconoce que el
sector primario es reacio a las modificaciones y cuesta convencer a la
gente de que se necesitan nuevas variedades o diferentes formas de
producir. «Los jóvenes deben comprender que las reglas del juego
actuales ya no son las mismas que hace dos, tres o cuatro décadas y que
su mentalidad debe ser que no se puede vivir con lo mismo con lo que
vivían los abuelos y hacer las cosas igual; ahora hay que ir un poco por
delante de los competidores», detecta. Por ello, cuando decidió
hacerse cargo de la dirección de la Agrupación lo hizo pensando que solo
un proyecto a largo plazo le permitiría establecer cambios de calado y
más en productos estacionales. «Todavía no me ha dado tiempo a
arrepentirme de venir», ríe.
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América grande, otra vez,.
Los bustos gigantes de presidentes de EE UU se alinean en el parque de Williamsburg, en el Estado de Virginia./ foto,.
Un nuevo Museo de los Presidentes pretende sacar de la ruina los parques temáticos de los mandatarios de EE UU
Los legados de todos y cada uno de los 44 presidentes que han dejado su huella en la historia de Estados Unidos
(desde Washington a Obama; el de Trump está por ver) suelen ser un
camino de ida y vuelta, a caballo entre la fascinación inicial, el
fracaso y la redención final. Algo muy parecido le sucede hoy al
fantasmagórico Presidents Park, que reúne los enormes bustos de sus
primeros 43 mandatarios. Hace 17 años, el escultor David Adickes quiso hacer una versión corregida y aumentada del famoso Monte Rushmore.
En este promontorio situado en Dakota del Sur se esculpieron hace 90
años los rostros de los presidentes Washington, Jefferson, Roosevelt y
Lincoln. Fue un homenaje al origen y consolidación del 'sueño
americano'. Cada uno de esos cuatro colosales bustos tallados en granito
alcanza una altura de 18 metros. Consciente de que el binomio
patriotismo y capitalismo (o sea, negocio a la vista) van siempre de la
mano en EE UU, a Adickes no le costó demasiado lograr inversionistas
para su propio 'american dream'. Se puso manos a la obra. Durante
dos años esculpió esos 43 rostros. Como su trabajo empezó casi con el
nuevo siglo, los últimos inquilinos de la Casa Blanca los fue
incorporando sobre la marcha. Creó imágenes de seis metros de alto que, a
pesar de estar huecas, pesan 18 toneladas cada una. En 2004 inauguró su
primer Presidents Park en Lead, también Dakota del Sur, lo que
convertía a este estado en el 'corazón' de la imaginería patriótica.
Se acabaron los dólares
Tanto
gustó la idea, que Adickes logró fondos para abrir dos nuevos centros
de adoración presidencial en Williamsburg (Virginia) y Houston (Texas),
su ciudad natal. Sin embargo, los problemas financieros llegaron pronto.
En 2010, una deuda de 3,3 millones de dólares (unos 3 millones de
euros) obligó a cerrar los de Lead y Houston. Los bustos iniciaron
su particular viaje al destierro. Unos fueron vendidos a
coleccionistas, otros destruidos e incluso alguno acabó en el jardín de
algún hotel. Con el Presidents Park que quedaba en Virginia, el
escultor trató de vender sus esculturas. No le compraron ninguna. Ni por
el precio de coste (100.000 dólares). Ahogado en sus finanzas, David
Adickes no podía ni pagar el traslado de sus piezas fuera de la finca,
por lo que se las regaló al contratista Howard Hankins, encargado de
hacer lo mismo que los talibán hicieron con los bustos de Bamiyán
(Afganistán): destruirlos. Repentinamente, esa labor se le hizo
muy pesada. «Simplemente no podías aplastar esas cabezas», reconoció
Hankins, un hombre de negocios con su propia empresa de construcción.
Entonces, decidió llevarse las piezas a su granja en Croaker. Está
apenas a 16 kilómetros del parque abandonado, pero fue una complicada
labor de ingeniería. El resultado es visible hoy en Croaker. Por
allí andan John Adams, Ulysses S. Grant, 'Ike' Eisenhower, John F.
Kennedy... y otras insignes cabezas de la historia americana con la nuca
abierta para meter los ganchos de las grúas en el traslado. Sin
pedestales. El polvo, las manchas y el inexorable avance de la
naturaleza han erosionado los altivos rostros que han esculpido la
historia del planeta de los dos últimos siglos. Solo falta Barack
Obama, el anterior presidente jubilado, pero «alguien se escapó con la
cabeza de Obama en miniatura», dijo un enfurecido Hankins. Para
acabar de complicarse la vida, la finca empezó a recibir la visita de
curiosos, gamberros y 'frikis' que le obligaron a gastar aún más dinero
en proteger el lugar y firmar un costoso seguro. Las malas
noticias empezaron a cambiar la pasada primavera con la visita de John
Plashal, un fotógrafo cautivado por los enclaves en desuso. Le pidió
permiso para traer al lugar a docenas de fotógrafos y curiosos. Pagando,
claro.
El recorrido nocturno
El 'ojo
fotográfico' de Plashal ha dado nueva vida al paraje. Ahora organizan
todo tipo de recorridos y charlas temáticas. El más popular es el que se
realiza de noche. «Las estatuas asumen un nivel completamente nuevo y
espeluznante bajo los cielos nocturnos». El retratista lanzó el nuevo
reto en forma de reflexión: «Es desconcertante cómo a nadie le importaba
ver estas estatuas cuando eran accesibles en un parque público y ahora
todo el mundo quiere verlas ya que están en descomposición y en gran
parte inaccesibles». Así que entre ambos han ideado un
renacimiento de las piezas. Pretenden recaudar al menos 1,5 millones de
dólares para financiar la mudanza y preservar sus estatuas. El
constructor Hankins sueña cómo «diseñar y construir un nuevo Museo de
los Presidentes». Y como todo 'ave fénix' con sello comercial
americano, el objetivo es superar lo anterior. Porque Howard Hankins ha
tenido «una visión», como explica en su web
(www.thepresidentialexperience.com). El nuevo santuario se ubicaría en
Urban Crescent (Virginia) y en él se han embarcado ya unos cuantos
inversionistas. El renacido parque histórico pretende incluir como
pieza central una réplica de la Casa Blanca, construida a escala y con
material de época, que además funcionaría como hotel para las visitas.
Los huéspedes podrán dormir en las habitaciones como las que ocupa el
inquilino del inmueble más poderoso de la Tierra. Incluso poner los pies
encima de la mesa del Despacho Oval al más puro estilo George W. Bush
(el último busto erigido por el escultor David Adickes). O celebrar
enlaces o bailes en su salón de bodas. En su sueño, Howard Hankins
se compromete a recrear lo que llama «una versión convincente de la
historia de la Casa Blanca», incluyendo a todas las personas que han
trabajado allí en sus 220 años de existencia. Le fascinan las grandezas
del poder. Aunque ni una palabra de sus miserias.
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