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lunes, 9 de septiembre de 2019

La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Extremadura, con gente,. / RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - Persianas extremeñas para medio mundo,./ Adivina qué hago esta noche - Monica tierno - Una vuelta a casa con mucha responsabilidad ,./ El escarabajo verde - América grande, otra vez,.

TITULO: La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA -  Extremadura, con gente,.

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Extremadura, con gente,.

Fiesta en una localidad extremeña. :: HOY/
Fiesta en una localidad extremeña.

En verano, los pueblos son un cóctel de profesiones y culturas,.


Resultat d'imatges de La hora de los Fósforos  La Cope  CARLOS HERRERALas 15 horas más intensas del verano las comencé en Galisteo el 12 de agosto a las nueve y media de la noche, continuaron en Malpartida de Cáceres a partir de medianoche y acabaron en Ceclavín al día siguiente a las 12.30 del mediodía comprando pan y mantecados. En medio, el verano extremeño en estado puro.
Al llegar agosto, los pueblos de la región están llenos. Un movimiento migratorio temporal, que solo dura unos días, se produce a la inversa: quienes emigraron a la España industrializada hace 30 o 40 años regresan al lugar donde nacieron para disfrutar del encanto de romper con la rutina de las ciudades y tener una sola preocupación: ¿Qué haré hoy para entretenerme?
Es decir, vacaciones en estado puro y un retorno estival que cambia la faz de nuestros pueblos y los llena de emigrantes y de hijos y nietos de emigrantes, que convierten la región en un universo muy rico donde conviven profesionales, investigadores, campesinos, universitarios, artesanos, jubilados, ingenieros, jornaleros, escritores, ganaderos, industriales, profesores, queseros, vendedores... Un resumen de España en cada pueblo extremeño y un intercambio de experiencias y culturas que enriquece el mundo rural.
Comencé esas 15 horas intensas, que resumían la realidad de agosto en Extremadura, presentando un libro en la Casa de Cultura de Galisteo. Primer dato sorprendente: a pesar de ser las fiestas del pueblo y de ser las nueve y media de la noche, la sala estaba llena. Aunque era grande, no había ni un sitio libre y, tras haber asistido a actos semejantes en ferias del libro de Cáceres, Mérida y Badajoz, puedo asegurar que el público de Galisteo fue el más interesado, el que más preguntas realizó y más inteligentes y el que más fervor mostró por la literatura. Y en la mesa, un turista paisano, periodista descendiente del pueblo, pero trabajando en Madrid, introduciendo el acto con un rigor, una brillantez y una solvencia que elevaba aquel acto de pueblo, rural, a deshora, en medio de festejos y en pleno agosto caluroso, a cimas culturales de excelencia inesperada.
Acabado el acto, al coche y una hora después, llegada a Malpartida de Cáceres. Terrazas sin mesas libres, ambiente en la calle, alegría en los bares y una verbena por todo lo alto con más de 2.000 personas alucinando con la orquesta más popular y contratada de España: Panorama. La España vaciada y extremeña estaba completamente llena en la noche del 12 al 13 de agosto.
Y las ciudades, atascadas y atestadas en septiembre, se quedaban sin gente. Al regresar a Cáceres, a eso de las dos de la mañana, había sitio para aparcar en cualquier calle. Por la mañana, nada de colas en los semáforos, nada de acecho y lucha por una plaza libre para aparcar sin zona azul. Comercios cerrados en la popularmente llamada Semana del Autónomo, la del 15 de agosto, la única del verano en la que pueden coger unas vacaciones sin perder clientes.
A eso de las 11, otra vez a la carretera para ir a Ceclavín a pasar unos días con mis padres en el campo. Nada más llegar, me mandan a comprar el pan y unos mantecados a la de Antonio. Voy con el coche al pueblo y pretendo aparcar donde siempre. Imposible: el sitio está ocupado y no es eso lo peor, sino que, para ser precisos, todos los sitios están ocupados. Doy vueltas por Ceclavín y no encuentro una sola plaza de aparcamiento libre. Acabo yéndome al camino de las viñas, donde dejo el coche, casi en medio del campo.
En la tahona, mientras me ponen tres libras de pan de caramelo, me cuentan que los vecinos colocan sillas de playa en las calles para reservar sitio para sus coches. Voy a tomar café y las conversaciones son pura miscelánea: de higos, de anestesias, de uvas, de puentes colgantes, de leche de cabra... En las tertulias, conviven el arquitecto y el pastor, el médico y el recolector de higos. Extremadura en verano, vital, cosmopolita, culta... con gente.


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  Persianas extremeñas para medio mundo,.

 

El grupo López Bolaños tiene más de 200 trabajadores en Extremadura y es propietario de una compañía en Brasil


Resultat d'imatges de el tranvia del tiempoEn cuatro décadas ha convertido a su localidad natal en líder mundial en la fabricación de persianas. Manuel López Pecero comenzó su andadura empresarial en 1981 y tiene previsto que al inicio de 2021 el grupo empresarial López Bolaños, del que es propietario, integre todos los pasos de la cadena de producción, desde la llegada de la chatarra de aluminio hasta la salida del producto terminado.
Resultat d'imatges de RADIO - TELEVISIONPara ello, ha iniciado un proyecto con el que trasladará desde Fuente del Maestre hasta la localidad de Villafranca de los Barros toda las fases de producción. En esta iniciativa, el grupo va a invertir más de 40 millones de euros. La maquinaria y los terrenos del polígono industrial ya están comprados y durante el próximo año se van a comenzar a preparar las nuevas instalaciones y a montar las máquinas. «Ahora tenemos que hacer frente a una hipoteca mensual de 500.000 euros para pagar la inversión», certifica el propietario sin ponerse nervioso.

Perfil

Manolo
, como le llama todo el mundo, nació hace 60 años. Tiene dos hijos, Manuel e Inmaculada, pero la fotografía más grande que hay en su despacho es la de, por el momento, su único nieto. Toda la vida ha residido en Fuente del Maestre, donde su familia se dedicaba al campo y, pese a que ha viajado por medio mundo, nunca se ha planteado vivir fuera de la región.
Al ir conociendo el resto de números que maneja el grupo –formado por Cristales y Persianas López, Alumasa y Expalum– la impresión es que se va reduciendo lo que la primera vez que se escucha parece una cantidad inasumible. En la actualidad, las tres firmas facturan más de 135 millones de euros al año y en sus sedes extremeñas desempeñan su labor unos 200 trabajadores de manera directa. «Y otros tantos de empresas externas que nos hacen el mantenimiento o el transporte», comenta López.
La primera de las empresas se dedica a la cristalería; la segunda realiza el proceso de fundición del aluminio y el lacado de las bobinas, y la tercera a la fabricación y venta de persianas.
«Me gusta viajar, pero soy más de polígonos industriales que de ciudades»
En las instalaciones de Expalum se fabrican todos los días persianas para las ventanas de mil viviendas y sus exportaciones llegan a 60 países. Todo desde Extremadura. «En alguna ocasión me he planteado llevar la empresa fuera de la región, pero siempre lo he descartado enseguida», reconoce López, que no ve como una gran complicación los evidentes problemas en las comunicaciones que tiene Extremadura. «Es cierto que solo podemos sacar la producción por carretera y mediante camiones, pero poner un vehículo de gran tonelaje en Madrid me cuesta entre 300 y 400 euros, un porcentaje muy reducido para los 90.000 euros de producto que lleva cada contenedor», indica el propietario del grupo, que considera que permanecer en la región le aporta otras fortalezas a sus empresas.
El precio del suelo industrial es la principal ventaja desde el punto de vista competitivo, pero López también destaca la posibilidad de vivir en su pueblo y rodeado de su gente y de contratar a trabajadores de la zona. «Más del 85% tienen una implicación absoluta con la empresa y miran por el negocio como si fuera suyo», dice orgulloso este empresario.
Encontrar mano de obra cualificada tampoco es una dificultad en el momento actual. La mayoría de los puestos de trabajo requieren una formación específica, pero los institutos y los diversos grados de formación en materias técnicas ayudan a poner en el mercado laboral a muchos profesionales. «Los jóvenes extremeños están muy bien preparados académicamente; cuando empiezan a trabajar en las empresas cogen los procesos al vuelo», admite López.
Pero sí tuviera que mencionar dónde se esconde el secreto de su éxito empresarial, este empresario tiene claro que es la red comercial con la que han conseguido llegar a clientes de diferentes países. «Nuestro mercado es el mundo», apostilla, para mencionar que venden en Serbia, China, Arabia Saudí, Reino Unido, Alemania, Francia, Portugal, Marruecos, Argelia, Túnez, Estados Unidos...
Esa apuesta por la internacionalización fue la que permitió al grupo capear la crisis económica. «Antes de 2007 teníamos el 20% de nuestro volumen de negocio en el exterior y el 80% en el mercado nacional; ahora le hemos dado la vuelta y es completamente al revés», resume López.
Evidentemente, es algo que no se consigue de la noche a la mañana y requiere importantes esfuerzos, tanto económicos como laborales. La presencia en ferias internacionales es una constante y todos los años acuden a varias. En algunas tienen mejores experiencias que en otras. «La de Moscú fue un fracaso, pero la de Alemania funciona muy bien y hace unos días me llamó me hijo para decirme que vamos a mandar unos contenedores a Australia seis años después de que fuéramos a una feria», ejemplifica.
«En alguna ocasión me he planteado sacar la empresa de la región, aunque lo he descartado enseguida»
Es su hijo, con el que comparte nombre, el encargado de la sección comercial del grupo. «Vive en los aeropuertos», bromea el dueño, para añadir que actualmente tiene fijada su residencia en Skopie, la capital de Macedonia, donde vive con su mujer y su hijo. «Desde allí se mueve muy bien a algunos de los destinos donde más clientes tenemos que son los países de la antigua Yugoslavia».

Relevo generacional

Sí vive en Fuente del Maestre su hija Inmaculada, ingeniera de formación, y que también trabaja en el grupo.
Ellos son los que garantizan el relevo generacional, que es el que explica la importante inversión económica que este empresario está realizando para integrar más procesos productivos y modernizar sus instalaciones. «Tiene sentido porque ellos quieren seguir con las empresas, si no fuera así a mis 60 años no lo habría hecho», informa López.
Pese al traslado de la producción a Villafranca de los Barros, algo que responde a las necesidades de más terreno industrial del que existe en Fuente del Maestre, no está previsto abandonar la sede actual o dejar de utilizar las naves en las que ahora se hace la fabricación. Al contrario, aprovecharán el espacio que dejará libre la maquinaria para ampliar sus almacenes y, con ello, incluir más referencias en su catálogo. «Hay muchos productos que la red comercial nos demanda, como toldos o pérgolas, y que no podemos ofrecer por falta lugares donde almacenar», indica López.
Manuel López, en su despacho ubicado en Fuente del Maestre.
Manuel López, en su despacho ubicado en Fuente del Maestre.
Ese afán por crecer y avanzar hizo que este empresario decidiera salir de las fronteras extremeñas e iniciar aventuras empresariales en Suramérica. Así, el grupo desembarcó en Brasil, donde comenzó a fabricar sus productos. También realizó una adquisición similar en Argentina, con la intención de servir desde allí a sus clientes americanos.
La suerte en ambos países ha sido muy desigual. Mientras que la sede brasileña, ubicada en Curitiba, sigue en funcionamiento –«es una fábrica de persianas que va realmente bien», aporta López– recientemente se ha deshecho de la argentina. «Nos ha resultado imposible ponerla en pie; cuando llegamos a Argentina el euro costaba cinco pesos, ahora cuesta cincuenta», explica desde su despacho de Fuente del Maestre. Tampoco oculta las pocas esperanzas que tiene de acabar recibiendo el dinero por la venta que ya ha firmado. «La hemos vendido, aunque no la vamos a cobrar», lamenta, pero su rostro transmite alivio por dejar atrás esa aventura y sus gestos reflejan que quiere olvidar esa experiencia.

Orígenes

Muy conocida es la historia de Steve Jobs, fundador de Apple, que fundó su empresa en un garaje de su familia. Un punto en común tienen los inicios de Manuel López, que se sitúan en una nave que le habilitó su padre en el corralón donde guardaba el mulo que utilizaba para las tareas agrarias. «Él era agricultor y a mí no me gustaban el campo, tampoco era buen estudiante, así que empecé a aprender el oficio con un carpintero que era vecino de mi familia», rememora López, que ahí tuvo su primer contacto con los cristales y las persianas.
«Producimos cada día persianas para mil viviendas y exportamos a más de 60 países»
En 1981 fundó Cristales y Persianas López, la primera de las empresas del actual grupo y con la que comenzó a llenar la nave de cristales y a vender a un par de empresas constructoras, al principio, y a talleres y carpinteros, después. «Junto a los cristales, nos pedían también persiana y nos fue bien», admite López, cuyo espíritu emprendedor le llevó a, como él mismo dice, empezar a «recorrer aguas arriba» los diferentes pasos del proceso productivo en el sector de las persianas.
Su idea era ser cada vez más independiente y depender lo menos posible de empresas externas. Así, adquirió una perfiladora y comenzó a comprar bobinas de lacado para hacer su propia lama de la persiana.
Un gran paso llegó en 1999 con la constitución de Alumasa, la segunda empresa del grupo, que se ubicó en Villafranca de los Barros. «En Fuente del Maestre no había suelo industrial y la corporación de entonces no nos autorizó para asentarnos en unos terrenos rústicos que teníamos», comenta López sobre los motivos para salir por primera vez de su pueblo.
Con el paso del tiempo, en una subasta en Pamplona, esta nueva empresa se quedó con la maquinaria de la colada continua, para poder fundir el aluminio. «La idea era quedarnos con el laminado en frío, pero se nos adelantaron unos ingleses, por ello hay una parte intermedia del proceso que todavía no controlamos», especifica.
Eso será por poco tiempo, porque con el traslado definitivo que tiene previsto el grupo para el próximo año, en 2021 se harán en las nuevas instalaciones de Villafranca de los Barros todos los pasos de la cadena de producción de las persianas. «Se integrará el proceso de laminado en frío, el último que nos falta», expone López Pecero, que añade que solo conoce a otra empresa a nivel mundial que integre todos estos pasos.
«Los jóvenes salen muy bien preparados de sus estudios, cogen muy rápido los procesos»
A sus 60 años no piensa en jubilarse. «Esto es lo único que sé hacer», dice. Aunque eso no significa que no disfrute de sus vacaciones y de sus viajes en familia. «Tengo que reconocer que soy más de polígonos industriales que de ciudades», ríe López, que ha aprovechado su presencia en ferias internacionales para conocer muchos rincones del mundo. «He visto a Pau Gasol jugando en San Antonio, he podido hacer turismo en Australia...».
Este verano sus destinos han sido más cercanos. Ha viajado a Macedonia para ver a su nieto y ha pasado unos días en familia en Venecia. «La verdad es que también hemos aprovechado para comprar una fábrica allí», concluye.


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Lunes -9- Septiembre  a las 22:55 por La Cuatro, foto.
 
 Monica tierno - Una vuelta a casa con mucha responsabilidad ,.
 
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En junio de 2018 esta joven dejó Dinamarca para convertirse, con 26 años, en la máxima responsable de una empresa que factura más de 50 millones de euros


A través de la ventana de su despacho puede ver la evolución de los cerezos a lo largo de todo el año pues divisa sin tener que levantarse de la silla un trocito del Valle del Jerte. Mónica Tierno (Plasencia, 1992) tiene su lugar de trabajo diario en la Agrupación de Cooperativas, de la que es directora general desde el mes de junio del año pasado.
Hasta las instalaciones, que se ubican en el término municipal de Valdastillas, se desplaza todos los días desde Plasencia, donde reside. Un trayecto que no llega a los 15 minutos. Y más arriba, en la sierra que separa el Valle del Jerte de la comarca de La Vera, se encuentra Cabrero, localidad de la que procede Mónica y en la que sigue residiendo su familia. Desde la Agrupación, por una carretera estrecha y llena de curvas, podría estar en apenas 20 minutos en su casa familiar.

Perfil

Joven y muy preparada
Habla perfectamente español, inglés y alemán y se defiende en danés y en francés. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid. Ha vivido dos años en Berlín (Alemania) y otros dos en Copenhague (Dinamarca), donde cursó un Máster en Estudios Empresariales y Cooperación Internacional al Desarrollo en la Universidad de Roskilde. También ejerció como delegada en mercados europeos de la Agrupación del Valle del Jerte.
Es algo que hace que su sensación sea muy satisfactoria. «Cuando salgo del trabajo y subo hacia mi pueblo lo que siento es orgullo y me veo como una privilegiada por poder estar aquí y desarrollarme profesionalmente en este zona», afirma. Ella se encuentra en una situación que es extraordinaria para la inmensa mayoría de jóvenes extremeños. A sus 27 años tiene un trabajo acorde a su amplia formación académica y muy cerca de su casa. «Creo que hay muchos jóvenes como yo que queremos volver y me considero afortunada de poder hacerlo», asegura. Por ello lamenta que no haya más personas de su edad en cargos de responsabilidad o en puestos ajustados a su cualificación. «Sería importante que tanto las empresas como la administración apostasen por la incorporación de los jóvenes al mercado laboral», apostilla.
La vuelta a la que se refiere es más geográfica que profesional, porque nunca se ha desvinculado del todo de la entidad que ahora dirige. Sin embargo, desde que finalizó la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid ha estado residiendo en dos grandes capitales europeas. En Berlín (Alemania) pasó dos años trabajando y en Copenhague (Dinamarca), otros dos, durante los cuales aprovechó para completar su formación con un postgrado en la Universidad de Roskilde sobre Cooperación Internacional al Desarrollo.
«Mientras vivía en el extranjero ejercí como delegada en mercados europeos»
El paso de vivir en estos grandes núcleos –con más de 1,8 millones de habitantes en el área metropolitana de la capital danesa y muy próxima a los cuatro millones de residentes en la alemana– a hacerlo en una ciudad que apenas supera los 40.000 vecinos, como es Plasencia, significa un gran cambio. Y Mónica tuvo muchas dudas a la hora de hacerlo. «Uno de mis miedos era perder los idiomas y las relaciones con personas de ámbitos muy diferentes, porque cuando estás fuera haces vínculos muy fuertes con personas de los países en los que estás y que tienen cargos a nivel internacional;todo lo que he aprendido a nivel cultural y personal me ha aportado mucho», comenta.
En el lado opuesto de la balanza estaba la oportunidad laboral. La Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte es una de las empresas más potentes a nivel regional y factura más de 50 millones de euros al año. Está formada por 15 cooperativas que suman 3.500 socios y más de un centenar de personas forman su plantilla fija, que puede llegar a picos próximos al millar de trabajadores en las campañas más fuertes.
Además, muchos de los productos que pasan por la Agrupación –cerezas, castañas, frutos rojos, higos...– terminan en los mercados exteriores. De esta forma, Mónica tiene la oportunidad de practicar idiomas de manera más o menos habitual con clientes extranjeros. «Sigo teniendo relación con personas de otros países, tanto en los contactos diarios como en las ferias internacionales a las que acudimos; me resulta muy positivo y poder comunicarme en su idioma nos facilita la tarea, porque hay gente que habla español, pero en destinos que son muy importantes para nosotros, como el Reino Unido, el idioma de contacto es el inglés», indica.
«Creo que hay muchos jóvenes como yo que quieren regresar a España y me considero afortunada»
La situación del mercado de trabajo en España y la precariedad laboral que sufren, sobre todo, los jóvenes también hicieron que Mónica sopesase la opción de quedarse en Copenhague. A favor de descartar la idea de regresar estaba el «estado del bienestar admirable», como ella misma lo define, que existe en Dinamarca.
El esfuerzo que había realizado para entrar en el sistema danés –«no es sencillo y hay que dar una serie de pasos, como mejorar el idioma», detalla Mónica– y la estabilidad que había conseguido al hacerlo –«algo que en España solo se puede comparar con el funcionariado», en palabras de esta placentina– pesó mucho a favor de retrasar algunos años el regreso a su tierra. «Era salir del confort que había logrado para volver a España, donde conoces tantas historias de gente que ha vuelto y se ha colocado en lo que ha podido, no en lo que ha querido», resume.
Finalmente, en su decisión de apostar por Extremadura también tuvo un peso destacado el aspecto sentimental. «Era una oportunidad de volver a un lugar en el que he crecido a nivel personal y profesional en diferentes etapas y un reto que quería asumir, porque la Agrupación tiene un peso muy importante en el desarrollo de la zona».

Una relación muy larga

Como muchos jóvenes de la comarca del Valle del Jerte o de Plasencia y de otros territorios cercanos, Mónica tuvo una de sus primeras experiencias laborales en la cadena de selección de fruta de la Agrupación de Cooperativas. Aprovechó las épocas de vacaciones en sus estudios para ganar algo de dinero con el que darse un capricho, ayudar en la economía familiar o afrontar el gasto que supone la matrícula de la universidad.
«El objetivo de mi trabajo es que los agricultores puedan seguir viviendo de sus explotaciones»
Con el paso de los años fue adquiriendo otras responsabilidades dentro de la misma entidad. Durante los cuatro años que estuvo fuera de España llegó a ejercer como delegada en los mercados europeos. «Me iban mandando a diversos lugares en función de las necesidades», explica. Eso hizo que mantuviera la relación con los responsables de las cooperativas y con el sector, pero desde otro punto de vista.
La experiencia previa y haber pasado por diferentes puestos, así como el conocimiento del mundo agrario con el que ha estado vinculada desde pequeña, ya que es hija de agricultores relacionados con las cerezas, le han servido a la hora de afrontar la máxima responsabilidad al frente de la Agrupación.
Precisamente, esa vinculación emocional y la posibilidad de trabajar por el beneficio de su comarca y por un sector al que su familia le ha dedicado tantos esfuerzos es una de sus principales motivaciones a la hora de desempeñar su trabajo. «Mi principal objetivo es que los agricultores del Valle del Jerte, y del resto de comarcas de las que recibimos productos, puedan seguir viviendo de sus explotaciones y la única forma de conseguirlo es que estas sean rentables, porque de lo contrario deberían abandonar su proyecto de vida en la zona», dice, a la vez que reconoce que le gustaría que los jóvenes vieran el campo como una opción más para desarrollar su vida de manera plena a nivel personal y profesional.
«Las reglas de juego en el sector primario han cambiado; ahora hay que adelantarse a los competidores»
En esa línea, es consciente de que la única forma de hacerlo es lograr que los productores sean competitivos en un mercado global. Así, Mónica cree que es necesario fortalecer la marca Valle del Jerte y apoyarse en las ventajas que aportan las especiales características de la agricultura de montaña que se realiza en el norte de la región. Estas peculiaridades –explotaciones en pequeñas parcelas, de carácter familiar y con poca mano de obra– la hacen mucho más flexible y facilitan la implementación de cambios. «También nos cuesta más sacar adelante las producciones y no podemos competir en precio con los productores en intensivo», declara Mónica, que reconoce que el sector primario es reacio a las modificaciones y cuesta convencer a la gente de que se necesitan nuevas variedades o diferentes formas de producir. «Los jóvenes deben comprender que las reglas del juego actuales ya no son las mismas que hace dos, tres o cuatro décadas y que su mentalidad debe ser que no se puede vivir con lo mismo con lo que vivían los abuelos y hacer las cosas igual; ahora hay que ir un poco por delante de los competidores», detecta.
Por ello, cuando decidió hacerse cargo de la dirección de la Agrupación lo hizo pensando que solo un proyecto a largo plazo le permitiría establecer cambios de calado y más en productos estacionales. «Todavía no me ha dado tiempo a arrepentirme de venir», ríe.

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América grande, otra vez,.

Los bustos gigantes de presidentes de EE UU se alinean en el parque de Williamsburg, en el Estado de Virginia. /BRENDAN SMIALOWSKI / AFP
Los bustos gigantes de presidentes de EE UU se alinean en el parque de Williamsburg, en el Estado de Virginia./ foto,.

Un nuevo Museo de los Presidentes pretende sacar de la ruina los parques temáticos de los mandatarios de EE UU


Los legados de todos y cada uno de los 44 presidentes que han dejado su huella en la historia de Estados Unidos (desde Washington a Obama; el de Trump está por ver) suelen ser un camino de ida y vuelta, a caballo entre la fascinación inicial, el fracaso y la redención final. Algo muy parecido le sucede hoy al fantasmagórico Presidents Park, que reúne los enormes bustos de sus primeros 43 mandatarios.
Hace 17 años, el escultor David Adickes quiso hacer una versión corregida y aumentada del famoso Monte Rushmore. En este promontorio situado en Dakota del Sur se esculpieron hace 90 años los rostros de los presidentes Washington, Jefferson, Roosevelt y Lincoln. Fue un homenaje al origen y consolidación del 'sueño americano'. Cada uno de esos cuatro colosales bustos tallados en granito alcanza una altura de 18 metros.
Consciente de que el binomio patriotismo y capitalismo (o sea, negocio a la vista) van siempre de la mano en EE UU, a Adickes no le costó demasiado lograr inversionistas para su propio 'american dream'. Se puso manos a la obra.
Durante dos años esculpió esos 43 rostros. Como su trabajo empezó casi con el nuevo siglo, los últimos inquilinos de la Casa Blanca los fue incorporando sobre la marcha. Creó imágenes de seis metros de alto que, a pesar de estar huecas, pesan 18 toneladas cada una. En 2004 inauguró su primer Presidents Park en Lead, también Dakota del Sur, lo que convertía a este estado en el 'corazón' de la imaginería patriótica.

Se acabaron los dólares

Tanto gustó la idea, que Adickes logró fondos para abrir dos nuevos centros de adoración presidencial en Williamsburg (Virginia) y Houston (Texas), su ciudad natal. Sin embargo, los problemas financieros llegaron pronto. En 2010, una deuda de 3,3 millones de dólares (unos 3 millones de euros) obligó a cerrar los de Lead y Houston.
Los bustos iniciaron su particular viaje al destierro. Unos fueron vendidos a coleccionistas, otros destruidos e incluso alguno acabó en el jardín de algún hotel.
Con el Presidents Park que quedaba en Virginia, el escultor trató de vender sus esculturas. No le compraron ninguna. Ni por el precio de coste (100.000 dólares). Ahogado en sus finanzas, David Adickes no podía ni pagar el traslado de sus piezas fuera de la finca, por lo que se las regaló al contratista Howard Hankins, encargado de hacer lo mismo que los talibán hicieron con los bustos de Bamiyán (Afganistán): destruirlos.
Repentinamente, esa labor se le hizo muy pesada. «Simplemente no podías aplastar esas cabezas», reconoció Hankins, un hombre de negocios con su propia empresa de construcción. Entonces, decidió llevarse las piezas a su granja en Croaker. Está apenas a 16 kilómetros del parque abandonado, pero fue una complicada labor de ingeniería.
El resultado es visible hoy en Croaker. Por allí andan John Adams, Ulysses S. Grant, 'Ike' Eisenhower, John F. Kennedy... y otras insignes cabezas de la historia americana con la nuca abierta para meter los ganchos de las grúas en el traslado. Sin pedestales. El polvo, las manchas y el inexorable avance de la naturaleza han erosionado los altivos rostros que han esculpido la historia del planeta de los dos últimos siglos.
Solo falta Barack Obama, el anterior presidente jubilado, pero «alguien se escapó con la cabeza de Obama en miniatura», dijo un enfurecido Hankins.
Para acabar de complicarse la vida, la finca empezó a recibir la visita de curiosos, gamberros y 'frikis' que le obligaron a gastar aún más dinero en proteger el lugar y firmar un costoso seguro.
Las malas noticias empezaron a cambiar la pasada primavera con la visita de John Plashal, un fotógrafo cautivado por los enclaves en desuso. Le pidió permiso para traer al lugar a docenas de fotógrafos y curiosos. Pagando, claro.

El recorrido nocturno

El 'ojo fotográfico' de Plashal ha dado nueva vida al paraje. Ahora organizan todo tipo de recorridos y charlas temáticas. El más popular es el que se realiza de noche. «Las estatuas asumen un nivel completamente nuevo y espeluznante bajo los cielos nocturnos». El retratista lanzó el nuevo reto en forma de reflexión: «Es desconcertante cómo a nadie le importaba ver estas estatuas cuando eran accesibles en un parque público y ahora todo el mundo quiere verlas ya que están en descomposición y en gran parte inaccesibles».
Así que entre ambos han ideado un renacimiento de las piezas. Pretenden recaudar al menos 1,5 millones de dólares para financiar la mudanza y preservar sus estatuas. El constructor Hankins sueña cómo «diseñar y construir un nuevo Museo de los Presidentes».
Y como todo 'ave fénix' con sello comercial americano, el objetivo es superar lo anterior. Porque Howard Hankins ha tenido «una visión», como explica en su web (www.thepresidentialexperience.com). El nuevo santuario se ubicaría en Urban Crescent (Virginia) y en él se han embarcado ya unos cuantos inversionistas.
El renacido parque histórico pretende incluir como pieza central una réplica de la Casa Blanca, construida a escala y con material de época, que además funcionaría como hotel para las visitas. Los huéspedes podrán dormir en las habitaciones como las que ocupa el inquilino del inmueble más poderoso de la Tierra. Incluso poner los pies encima de la mesa del Despacho Oval al más puro estilo George W. Bush (el último busto erigido por el escultor David Adickes). O celebrar enlaces o bailes en su salón de bodas.
En su sueño, Howard Hankins se compromete a recrear lo que llama «una versión convincente de la historia de la Casa Blanca», incluyendo a todas las personas que han trabajado allí en sus 220 años de existencia. Le fascinan las grandezas del poder. Aunque ni una palabra de sus miserias.

 

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