EL clásico Falta un día,.
Todos los caminos llevan a Messi / foto,.
No estará a tope, pero Luis Enrique ya demostró hace 13 meses con Luis Suárez que ante el Madrid quiere a los cracks siempre en el campo. Si juega, se le multiplicarán los problemas a Benítez.
Leo Messi jugará el sábado contra el Real
Madrid en el clásico del Santiago Bernabéu. Eso es seguro. La duda,
relativa, es si saldrá de inicio o esperará a la segunda parte o a la
última media hora, ya sea para arreglar lo que no funcione o para buscar
una hipotética sentencia. La decisión única no será de Luis Enrique,
que consultará con el argentino hasta el último momento como no puede
ser de otra forma tratándose del mejor jugador del mundo y de una
cuestión de sensaciones, de sentir la rodilla segura tras dos meses de
baja y unos siete entrenamientos con balón entre dos sesiones con el
filial, la pasada semana, y cinco con el primer equipo, en la presente.
El pasado martes incluso se montó un partidillo informal con algunos juveniles, jugadores del filial y del primer equipo para probarle. Superó el examen con un golazo y buen tono, pero, aunque no trascendieron las imágenes, seguro que nadie le entró con la contundencia de un partido oficial, como lo harían Pepe, Ramos o Varane en el clásico.
A favor del técnico juega que el ‘10’ ha madurado en el último año y medio hasta el punto de que ahora es capaz de controlar su ambición deportiva y esperar su momento si realmente no está convencido de su estado físico. Ya lo hizo esta misma temporada en el Vicente Calderón, aunque no por una lesión, sino por el nacimiento de su segundo hijo, que apenas le permitió descansar antes del encuentro. Entró en el campo en el 59’ con 1-1 y logró el 1-2. Y durante este periodo de baja siempre ha tenido claro que no iba a acortar los plazos para reaparecer con Argentina antes que con el Barça porque simplemente era imposible. Pese a la evidencia, no son pocos los que en su país le han acusado de dar prioridad al clásico sobre su selección.
Messi ya no está obsesionado con los Balones de Oro, aunque recuperará el trofeo en breve. La doble paternidad le ha sentado bien fuera del campo y en el terreno de juego está más tranquilo con dos jugadores al lado como Neymar y Luis Suárez, con los que puede repartirse las responsabilidades ofensivas. Además, aprendió por aquella lesión muscular que sufrió en París en la Liga de Campeones 2012-13, con Tito Vilanova en el banquillo. Messi no quiere revivir esos malos tiempos. Esperará si no está bien. Y si cree que se encuentra en condiciones, jugará aunque Luis Enrique no le haya visto a tope en los entrenamientos.
El pasado martes incluso se montó un partidillo informal con algunos juveniles, jugadores del filial y del primer equipo para probarle. Superó el examen con un golazo y buen tono, pero, aunque no trascendieron las imágenes, seguro que nadie le entró con la contundencia de un partido oficial, como lo harían Pepe, Ramos o Varane en el clásico.
A favor del técnico juega que el ‘10’ ha madurado en el último año y medio hasta el punto de que ahora es capaz de controlar su ambición deportiva y esperar su momento si realmente no está convencido de su estado físico. Ya lo hizo esta misma temporada en el Vicente Calderón, aunque no por una lesión, sino por el nacimiento de su segundo hijo, que apenas le permitió descansar antes del encuentro. Entró en el campo en el 59’ con 1-1 y logró el 1-2. Y durante este periodo de baja siempre ha tenido claro que no iba a acortar los plazos para reaparecer con Argentina antes que con el Barça porque simplemente era imposible. Pese a la evidencia, no son pocos los que en su país le han acusado de dar prioridad al clásico sobre su selección.
Messi ya no está obsesionado con los Balones de Oro, aunque recuperará el trofeo en breve. La doble paternidad le ha sentado bien fuera del campo y en el terreno de juego está más tranquilo con dos jugadores al lado como Neymar y Luis Suárez, con los que puede repartirse las responsabilidades ofensivas. Además, aprendió por aquella lesión muscular que sufrió en París en la Liga de Campeones 2012-13, con Tito Vilanova en el banquillo. Messi no quiere revivir esos malos tiempos. Esperará si no está bien. Y si cree que se encuentra en condiciones, jugará aunque Luis Enrique no le haya visto a tope en los entrenamientos.
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