BLOC CULTURAL,

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sábado, 21 de noviembre de 2015

NOCHE LARGA - INGRES, SEMILLA DE LA MODERNIDAD,./ MUJERES EN PRIMERA LINEA -VALVANERA ULARGUI,.

TÍTULO: NOCHE LARGA  - INGRES, SEMILLA DE LA MODERNIDAD,.

Ingres, semilla de la modernidad,.

'La gran odalisca', uno de los lienzos de Jean-Auguste-Dominique Ingres, en El Prado.
'La gran odalisca', uno de los lienzos de Jean-Auguste-Dominique Ingres, en El Prado. foto
  • El Prado reúne más de sesenta obras nunca vistas en España del artista, entre ellas 'La gran odalisca' y 'El baño turco',.

    Apoyándose en el pasado, Ingres fue el gran impulsor de la pintura moderna. Esta es la tesis de la histórica muestra que el Museo del Prado dedica a Jean-Auguste-Dominique Ingres (Montauban, 1780 -París 1867), uno de los pintores más influyentes de la reciente historia del arte. Un genio del dibujo y el color, un gran maestro del retrato que no desdeñó ningún género, osado renovador del desnudo y la composición y sin cuya aportación sería imposible comprender a Picasso, Matisse o Dalí. «Ingres plantó la semilla de la modernidad y del arte contemporáneo», afirma Carlos González Navarro, uno de los dos comisarios de esta excepcional muestra que la Reina Letizia inaugura el próximo lunes y que se abre al público el martes. Es la primera gran retrospectiva que se dedica en España al genio de la pintura del XIX, de quien no hay una sola pieza en las colecciones públicas españolas.
    Ni una de las más de sesenta obras que reúne El Prado se había visto antes en España. Estarán aquí hasta la primavera próxima gracias a la generosidad del Louvre y otros grandes museos y colecciones belgas, inglesas, italianas y norteamericanas. Es un apasionante viaje por el poliédrico y germinal universo de Ingres jalonado por dos autorretratos: el de un pintor joven y arrogante que expresa en 1804, con 28 años, su admiración por Rafael, y el de un Ingres maduro y severo, que con 78 años, en 1858, ha impuesto su maestría tras vencer críticas feroces. Un artista reconocido que ha culminado su viaje del clasicismo y el academicismo a la modernidad huyendo de cualquier clasificación y abriendo sendas que transitarán los grandes de la vanguardia del siglo XX.
    Es un recorrido cronológico y temático con hitos como 'La gran odalisca', el 'Retrato del señor Bertin' o 'El baño turco', joyas de la historia del arte y termómetros de la genialidad de su autor. «Picasso se basa en 'El baño turco' para 'Las señoritas de Aviñón', Dalí se inspira en Ingres para sus icónicos retratos de Gala, e Ingres fue una referencia para Madrazo, su discípulo español, para Matisse, Man Ray o Picabia», apunta Miguel Zugaza. Para el director de El Prado, Ingres es «el último gran discípulo de Rafael, uno de los pintores más universales de Francia y una de las cimas de la pintura universal».
    «Miró hacia el pasado pero inició una aventura excepcional», coincide Vincent Pomarède, conservador del Louvre, comisario también de la muestra y toda una autoridad en Ingres. «Es uno de los mayores dibujantes de la historia, un genio del color, innovador del retrato y reinventor del desnudo mediante unas obras que tienen algo musical y con las que trata de hacer melodías», apunta Pomèrede. Destaca cómo Ingres, enemigo acérrimo de Delacroix, supo tornar en innovación una admiración por Rafael -«su Dios»-, David y Leonardo que le anclaban «en apariencia» al clasicismo de corte académico.
    Lienzo estrella
    La estrella de la muestra es 'La gran odalisca', uno de los desnudos más seductores, atractivos e influyentes de la historia de la pintura. Es la segunda vez que esta legendaria tela, fundacional del arte contemporáneo y reinterpretada sin descanso, sale del Louvre en el último siglo. «Ingres casa en ella el deseo platónico y la sensualidad carnal para mostrar a una mujer desnuda sin ningún pretexto, por pura sensualidad y en un ejercicio de placer. Es uno de los grandes desnudos de la historia de la pintura», explica González Navarro.
    Caroline Murat, hermana de Napoleón y reina de Nápoles, encargó a Ingres que pintara en 1813 una pareja de sensuales damas. 'La gran odalisca' y una 'Bella durmiente', que no se conserva. Ingres reconoció que la modelo de su odalisca no era Caroline Murat, y que quiso hacer un homenaje a la 'Fornarina' de Rafael, con un turbante a modo de pañuelo. Presentada en el salón de París de 1819, fue rechazada por obscena y por su escasa precisión anatómica.


     TÍTULO:   MUJERES EN PRIMERA LINEA -VALVANERA ULARGUI,.

    La ambición del resto de países será la línea roja de la Unión Europea,.

  • La diretora de la Oficina de Cambio Climático, Valvanera Ulargui. -foto--Valvanera Ulargui, que lidera la negociación de España en la Cumbre del Clima de París, recuerda que aún quedan muchos escollos para un acuerdo,.

    Que en diciembre se logre un acuerdo global contra el cambio climático parece más probable que hace un año, pero aún no está listo ni es inevitable. A dos semanas de que arranque la Cumbre del Clima de París (COP21), que debería superar el Protocolo de Kyoto tanto en ambición como en países implicados, lo que queda por negociar son más que flecos. Fijar cuánto dinero se destinará a compensar a las naciones que más lo sufren y menos lo causan, decidir si el pacto es jurídicamente vinculante o establecer un sistema de revisión de objetivos periódico todavía están sobre la mesa. Valvanera Ulargui, directora de la Oficina de Cambio Climático del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, que ya se ha sentado a la mesa de negociación en varias cumbres y ya prepara su viaje a esta, traslada tanto optimismo como cautela. Y avisa de que, probablemente, de la capital francesa no saldrá un pacto que dé solución a todo. «Pero sí esperamos que nos dé un buen marco sobre el que trabajar», asegura.
    Aunque la COP21 empieza el 30 de noviembre y acaba el 11 de diciembre, técnicos de más de un centenar de países llevan meses trabajando sobre un texto de consenso -un borrador- que facilite el acuerdo. La ambición de la Unión Europea es que, esta vez, el pacto incluya a todos los países y no a unos pocos como ocurrió con el de Kyoto de 1992. También, que sea vinculante; es decir, de obligado cumplimiento y no solo una declaración de buenas intenciones. Incluso pone condiciones para sumarse. «No podemos permitir que el acuerdo no sea equitativo. La ambición del resto de países será la línea roja de la UE», sentencia Ulargui.
    Jurídicamente vinculante
    En los últimos meses, los dos principales países por emisión de gases de efecto invernadero del mundo, EE UU y China, que se quedaron fuera del Protocolo de Kyoto, ya han anunciado que están dispuestos a comprometerse. Incluso han presentado sus respectivas propuestas de reducción de emisiones. Pero, como contrapartida, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, anunció que su país no firmará «un tratado internacional». Es decir, un acuerdo que obligue. «Es un tema que Estados Unidos arrastra desde Kyoto. Hace años que dicen que necesitan un acuerdo que pueda pasar fácilmente por su Senado», recalca Ulargui.
    Junto a la UE, los estados insulares, África y América Latina apoyan que el acuerdo sea el equivalente a un tratado internacional. «Lo importante es que todos se comprometan a reducir sus emisiones, algo en lo que Estados Unidos está de acuerdo. La diferencia está en si estos compromisos los aceptas en un foro internacional o en uno nacional», explica
    «Es la idea con la que trabajamos desde Copenhague», afirma Ulargui, que también formó parte de las negociaciones de esa Cumbre, que concluyó en un acuerdo no vinculante y sin plazos -y que todos calificaron de fracaso-. «Desde Kyoto ha cambiado la dimensión del problema y la capacidad de abordarlo. Antes, el grueso de la reducción de emisiones recaía sobre los países desarrollados y ahora todos tienen que comprometerse». Todo lo que figure en el acuerdo, indica, será de obligado cumplimiento, aunque la prerrogativa de ratificarlo recaerá en las instituciones de cada país.
    Pese a todo, incluso si los países cumpliesen con las reducciones que han propuesto antes de la cumbre, la temperatura aumentaría entre 2,7 y 3,4 grados. Muy por encima del límite de 2 grados -ya ha crecido 0,9 desde comienzos del siglo XX- que los científicos fijan como límite. «Necesitamos ser más ambiciosos», reconoce Ulargui. «Desde la UE hemos propuesto implantar ciclos de revisión de objetivos cada cinco años para poder incorporar los avances de la técnica y compartir entre todos los progresos».


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