REVISTA PANTALLA SEMANAL - ZAFRA TENDRA UN MERCADILLO LOS DOMINGOS QUE GENERA 200.000 EUROS ANUALES, fotos.
Zafra tendrá un mercadillo los domingos que generará 200.000 euros anuales
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El alcalde anuncia que cambiarán el pavimento de la calle Sevilla y soterrarán los contenedores de las Plaza de España,.
El alcalde de Zafra, José Carlos Contreras Asturiano, anunció que a principios de año 2016 se pondrá en marcha un mercadillo municipal que se instalará en el paseo central del recinto ferial de Zafra. Se desarrollará todos los domingos y supondrá unos beneficios de entre 150.000 y 200.000 euros aproximadamente al año.
Estos ingresos permitirán al equipo de gobierno trabajar en la creación de empleo y en las diferentes políticas sociales. El alcalde de Zafra se ha estado entrevistando en estos meses con comerciantes de la venta de ambulante de los mercadillos y con los diferentes representantes de las asociaciones de empresarios de Zafra y comerciantes de la ciudad con el objetivo de conocer su opinión y que puedan participar en el mercadillo.
José Carlos Contreras manifestó que el mercadillo se celebrará los domingos con el objetivo de no hacer una competencia al comercio de la localidad, que tendrá la posibilidad de instalarse en estos puestos. Además se beneficiará a los ciudadanos, que lo tendrán muy cerca para que puedan realizar sus compras.
Por otro lado, el alcalde de Zafra anunció que se cambiará el pavimento de la calle Sevilla de Zafra para mejorar su aspecto y se efectuará el enterramiento de los contenedores de la plaza España con un presupuesto de 270.000 euros del convenio entre Liberbank y Junta de Extremadura que le ha correspondido a Zafra. El cambio del suelo se realizará de acuerdo con las asociaciones de empresarios y comerciantes, que son las más afectadas, y se buscará la fecha más oportuna. La obra que se acometerá será menos importante que la realizada ya hace años, porque no se tendrán que canalizar ni los conductos de agua ni la electricidad.
TÍTULO: TAPAS Y BARRAS - ASI DECORA UNA MADRE,.
TAPAS Y BARRAS - ASI DECORA UNA MADRE, fotos.
Así decora una madre,.
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Cómo adornar una casa con vírgenes, budas y gatos climáticos,.
El sábado estuve comiendo en un restaurante de decoración inexplicable. En sus paredes alternaban las láminas impresionistas con las cubistas y los motivos renacentistas con los naturalistas. Hasta ahí, todo bien: eclecticismo. Pero si te fijabas, de pronto aparecía un cuadro de punto de cruz junto a un retrato de Van Gogh o un tapiz gigantesco con un ciervo enorme y desafiante junto a un termómetro. Aquello no era eclecticismo, aquello era una decoración de madre abnegada.
Se veía que el dueño había colocado los cuadros de su gusto junto a los detalles que le iban dejando amigos y parientes: florerinos con rosas de plástico, un Buda de alabastro, un tríptico bizantino... Todo un ejercicio de diplomacia decorativa. ¿Cómo voy a quitar el tríptico que me regaló la cuñada... El cuadro de punto de cruz de la prima Deolinda... El Buda de alabastro que puso mi suegra cuando abrí el negocio?
El restaurante y las casas de nuestras madres se unían en una vocación de cacharrería en la que no cuentan los gustos, sino los compromisos y los recuerdos. Cada vez que mis padres volvían de un viaje, me espantaba al contemplar cómo dejaban sobre un estante del comedor una Virgen del Pilar con pilar incluido, una piedra del Monasterio de Piedra, una ampolla de agua milagrosa... Sabía que permanecerían ahí per saecula saeculorum.
Y efectivamente, 30 años después, ahí perdura la ampolla de agua, que sí, era milagrosa, pues no se ha evaporado a pesar de los lustros. Y a su lado, la virgen, los abuelinos de Macao, el Gran Libro de Cocina Nauta, donde aprendí de niño la diferencia entre un rosbif y un turnedó, la piedra del Monasterio aragonés y la otra piedra de la Ciudad Encantada manchega. Un dislate decorativo salpicado de fotos de hijos casándose, hijos graduándose e hijos con hijos. A mi suegra le regalaron en cierta ocasión un gallino portugués horrible. Lo escondía durante la semana y lo sacaba los viernes, no fueran a venir las visitas y se corriera la voz de que despreciaba los regalos. A veces, mi mujer le dice que aligere de detalles el aparador. No sé, que tire el gato climático (en su día, cambiaba de color según las borrascas y los anticiclones), que jubile el reloj de cuco parado o el almirez guadalupense. Pero ella dice que nones, que si tú te crees, niña, que las cosas no cuestan dinero.
Y no te digo nada si se empiezan a jubilar los parientes y se apuntan a cursos de arte y artesanía. Entonces es el despiporre decorativo. La cuñada llega con un cuadro monísimo que, dice ella, retrata con mucho realismo la dehesa extremeña; el primo Juanito regala una pieza de cerámica que pasa por botijo posmoderno, pero no deja de ser un piporro mal planteado y peor acabado del que, si bebes, no te vistas porque tu ropa acabará empapada; la tía Monchita aporta cada cumple un motivo ornitológico ganchillado en macramé, que hay que colgar en sitio visible, aunque de ornitológico solo tenga el motivo. Y así todo.
El otro día estaba en Rosso, una tienda cacereña de regalos bonitos, buenos y baratos, cuando reparé en una hija de 30 que le decía a su madre de 50: «Mira mama, ¡qué bonito!». «Sí hija, es precioso... ¿Pero qué es?», se sorprendía la mama. La hija no se arredraba ante la extrañeza materna: «¿No lo ves?, pues una jaula».
La madre miraba aquello muy mosqueada y por fin dijo lo que pensaba: «Pero hija, si ahí no puedes meter un pájaro». «Mama, no es para meter pájaros, es para poner una vela», aclaraba muy ufana la muchacha. La madre se escandalizaba: «¿Pero cómo vas a encender una vela en una jaula de madera?, se incendiará».
«Si es que no es para encenderla, mama. A que es mona. Te la voy a regalar», anunció la hija. Y se la regaló mientras la madre cargaba con la jaula para velas apagadas y se resignaba: otro zarrio inútil para colocar, hasta que la muerte nos separe, junto a la copa que ganó el padre jugando al mus en 1971.
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