BLOC CULTURAL,

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sábado, 7 de noviembre de 2015

DESAYUNO - CENA - SABADO - DOMINGO - LUNES - UNA COMIDA EN ATRIO,./ ENREDATE - QUE HAY DE NUEVO - LA CASA DE GABILONDO Y LOS TROSPIDOS,.

TÍTULO: DESAYUNO - CENA - SABADO - DOMINGO - LUNES - UNA COMIDA EN ATRIO,.

Imagen del restaurante Atrio, en Cáceres. :: HOYUna comida en Atrio

Imagen del restaurante Atrio, en Cáceres. foto,.
  • Donde desvelamos el secreto del mejor restaurante de Extremadura,.

    El otro día me invitaron a comer en Atrio. No pienso renunciar a mi cutre condición de comensal low cost, pero me invitaron al mejor restaurante de Extremadura y no supe decir que no. Lo primero que quiero explicarles es por qué Atrio es como es. Yo lo resumo en dos detalles. Uno: sus camareros llevan trajes negros de Zara y camisas blancas y corbatas oscuras de Primark, pero lucen las prendas con tal gracia y desenvoltura que parecen confeccionadas al alimón por Giorgio Armani y Hugo Boss. Y dos: en Atrio, un plato con ingredientes tan humildes como el nabo y el arenque alcanza la categoría de sublime. En resumen, consiguen la perfección a partir de lo sencillo.
    Se puede escoger entre dos menús: 119 euros y 129, bebida aparte. ¿Es caro? Evidentemente, sí, pero como escribe un cliente en la web de Trip Advisor: «Estoy un poco cansado de leer y escuchar tópicos sobre Atrio como qué caro, sales con hambre, platos pequeños y chorradas varias. Definitivamente es un tema cultural. En el norte jamás lo escuché».
    Así que ya estamos sentados en una mesa magnífica, ante una servilleta de hilo con el anagrama del restaurante, un precioso plato de Raynaud-Limoges, un florerito con tres rosas blancas, copas magníficas y una jarra plateada con agua Solán de Cabras. ¡Maldición, ya he escrito florerito! Es lo que peor llevo de los restaurantes sofisticados: enseguida se me pega la manía de los diminutivos: ensaladita, almejita, salsita... La luz indirecta es armónica y suficiente para percatarte de que los camareros son guapos y tocados con la gracia de la desenvoltura y las camareras, tan profesionales, tan naturales, parecen haber sido escogidas en un casting dirigido por 'Julio Romero de Torres pintó la mujer morena'.
    Llega el sumiller y nos explica el vino sin aspavientos. Es extremeño y blanco, un Payva de uva cayetana blanca, con perfil verdejo y sauvignon blanc, toque fresco de jara y amargor amable. Exactitud descriptora y lo fundamental: el blanco entra solo. Y comienza la sucesión de platos. Los camareros depositan ante cada comensal un plato hondo y grande con una especie de zumo verde y dos raviolis de nabo con arenque. El zumo es un licuado de pepino, manzana verde y apio. Y todo eso se sabe porque el servicio lo explica, pedagógico y clarito. Lo probamos y... A ver... Yo sé que quien come en Atrio luego dice muchas tonterías describiendo sus sensaciones, pero es que no hay otra manera de contarlo que poniéndose estupendo. Porque ese caldito (ito, ito) verde con esos raviolis son capaces de conformar el sabor más limpio y puro que mi paladar haya degustado nunca.
    ¿Éxtasis, cima de la delicia, misticismo...? Escojan la tontería que prefieran, pero eso es lo que se siente al probar este plato y los que se van sucediendo: una crema de guisantes con wasabi y crujiente de cochinillo, unos berberechos con bloody mary y helado de cebolleta, un brioche con tinta de calamar, calamar e ibérico (algunos compañeros de mesa se animaron a buscar alguna pega y sentenciaron que el brioche era demasiado grande y crujía poco), unas gambas de Huelva marinadas en carpaccio con caviar y ensalada de brotes (según mis acompañantes: un clásico de Atrio).
    El pan me dejó de lado: una deliciosa torta de aceite de oliva con aceitunas. Después, trajeron un bollito más canónico y un vino tinto sorpresa, sorpresa: extremeño, de Feria, Sueño de Facio (garnacha con toque de petit verdot y cariñena, 15 grados, envejecido ocho meses en tinajas centenarias de arcilla y seis meses en barricas de roble francés y americano) ¡Estamos haciendo unos vinos buenísimos (increíbles, que diría un moderno)! La comida siguió con risotto, merluza, steak tartar, helado de torta del Casar, varias texturas de chocolate... Comprimo los títulos de los platos y obvio postres y golosinas. Es la única manera de contar una comida que duró tres horas sin parar y fue más bien ceremonia, fiesta, rito. Eso que llaman una experiencia inolvidable.

    Desayuno - Cafe con leche - fruta,.
     
    Cena - Pollo asado con esparragos trigueros - beber agua -  pan - postre fruta,. 
     
     TÍTULO: ENREDATE - QUE HAY DE NUEVO - LA CASA DE GABILONDO Y LOS TROSPIDOS,.

    La casa de Gabilondo y los 'tróspidos',.

    Iñaki Gabilondo fue el primer rostro de la cadena. -foto--Iñaki Gabilondo fue el primer rostro de la cadena.
    • 10 años de Cuatro, la cadena que popularizó los reportajes callejeros y los programas de 'coaching' y citas, incluyendo los desnudos,.

       Hola, bienvenidos a Cuatro, ya estamos aquí». Con estas palabras del periodista Iñaki Gabilondo nacía el 7 de noviembre de 2005, hace justo hoy diez años, Cuatro, la primera cadena en incorporarse al mercado de la televisión nacional en el siglo XXI. El propio Iñaki se pondría aquella noche a los mandos del primer informativo de la casa, que al principio ocupó la frecuencia analógica que dejaba libre Canal +. «Una televisión creíble, divertida y diferente», prometían los principales rostros durante el primer día de emisión como Eva Hache, Boris Izaguirre y Raquel Sánchez-Silva, que ya se han marchado, y otros que siguen vinculados a la cadena.

      Es el caso de Iker Jiménez, presentador de 'Cuarto Milenio', que lleva pilotando 'la nave del misterio' desde el primer domingo de Cuatro hasta ahora. O 'Los Manolos', el dúo formado por Manolo Lama y Manu Carreño que importó desde la radio una forma de contar las noticias deportivas que más tarde imitaron el resto de cadenas.
      Pero lo que caracterizó desde el primer momento a Cuatro fue su innovación a la hora de apostar por géneros televisivos que eran desconocidos en nuestro país. Como los 'coach' con hijos difíciles de 'Hermano Mayor' y la 'Supernanny' u otros como 'El líder de la manada', 'Negocios al límite' y 'El encantador de perros', con César Millán.
      Su gusto por el humor irreverente también ha quedado claro con formatos como 'Quién quiere casarse con mi hijo', el 'dating show' que popularizó el término 'tróspido', es decir, chicos apegados a sus madres y sus pretendientes. O 'Adán y Eva', el primer programa en el que los protagonistas concursaban completamente desnudos y que no han destacado por su nivel cultural. Al comienzo de su emisión también apostó por el 'late night' con 'Noche Hache' que conducía la humorista Eva Hache y cuya primera aparición cumple hoy justo 10 años.
      Pero Cuatro ha sabido ponerse seria cuando ha hecho falta. El programa de reportajes 'Callejeros' se especializó en temas sociales. Igual que '21 días', en el que Samanta Villar experimentaba en carne propia distintas situaciones, como la cárcel, las drogas o incluso el mundo de la pornografía.
      La cadena rescató también el género de aventuras descubriendo a un entonces desconocido Frank Cuesta que se ganó el título de 'Frank de la Jungla' a base de toquetear cada reptil y serpiente que le pasaba por delante, o a Jesús Calleja, que ahora se codea con los principales famosos y políticos del país y consigue someterlos a situaciones de riesgo.
      Fusión con Telecinco
      En enero de 2011 se produce la fusión con Telecinco, lo que al principio le costó a Cuatro un descenso de audiencias, aunque actualmente ha recuperado fuelle. Su principal batalla la ha librado siempre con su rival La Sexta. Ambas pelean por la tercera plaza en el ranking nacional. El mes pasado el canal de Atresmedia superó al de Mediaset por escasas décimas (7,3 y 6,7% de 'share' respectivamente), pero el mes anterior se invirtieron los papeles (6,4 y 7,3%) por lo que la lucha entre ambas no está decidida.
      Lejos quedan los datos de la emisión más vista de la historia de la cadena. Se alcanzó con la final de la Eurocopa de 2008, en un partido que enfrentó a España con Alemania y que acabó con una sequía de 'La Roja' de 44 años. Aquel partido fue seguido por 14.482.000 espectadores y marcó un contundente 80,2% de 'share'', lo más visto en los diez años de Cuatro. El lema que Cuatro eligió para promocionar las retransmisiones queda para la historia: 'Podemos'.

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