REVISTA XL SEMANAL - LA ULTIMA COMIDA DE CHIRBES, fotos.
La última comida de Chirbes
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Alejandro Nogales nos relata la etapa extremeña del gran novelista
Hemos venido a Zafra siguiendo las huellas de Rafarel Chirbes y hemos quedado con su íntimo amigo Alejandro Nogales. Rafael Chirbes, premios Nacional de la Crítica (2007 y 2014), Dulce Chacón y Francisco Umbral, vivió 12 años en Valverde de Burguillos (1988-2000), un pequeño pueblo de 302 habitantes próximo a Zafra, donde escribió seis de las 13 novelas que publicó.
Chirbes es un escritor de culto en Alemania, aunque en España, el reconocimiento solo le llegó al final de su vida, cuando sus novelas 'Crematorio', convertida en serie de televisión, y 'En la orilla', llevaron a la crítica a considerarlo como el gran novelista de la crisis. Aunque Nogales matiza esta consideración: «Esas novelas constatan el fracaso de la generación del 48-49, la nuestra. Nos planteamos un mundo diferente y no lo hemos conseguido».
Rafael Chirbes murió el pasado 15 de agosto a los dos de la tarde. Tenía 66 años y a los pies de su cama estaba Alejandro Nogales, que ha cumplido los 67. El político extremeño le preparó la última comida. «Fue el 7 de agosto. Subí unas coquinas y unas gambas a su casa de Beniarbeig, otro pueblo tan apartado como Valverde, aunque en Valencia. Preparamos un arroz a banda y nos lo comimos con dos botellas de vino. Fue el último día que comió».
¿Qué movió a este novelista valenciano a instalarse en Valverde de Burguillos? Existen imaginativas explicaciones, pero la mejor manera de averiguar la verdad es ir a las fuentes, o sea, acercarse a Valverde y charlar con Paco Coco Ramírez, 65 años. Él fue quien convenció a Chirbes para que se viniese a Extremadura a vivir de la escritura.
Paco vive a la entrada de Valverde. Está viendo Teledeporte cuando irrumpimos en su vivienda. Paco lee y escribe malamente, pero es un tipo entrañable que enseguida nos cuenta su encuentro con Chirbes en el Madrid de finales de los 80. «Lo conocí en un bar de La Latina. Al día siguiente, me lo encontré en la calle acompañado de dos personas que querían sacarle dinero. Los eché de allí, él quedó muy agradecido y nos fuimos a tomar algo. Era 1988, acababa de publicar su primera novela, buscaba un sitio tranquilo para seguir escribiendo. Yo le hablé de Valverde y de la casa de mis padres, que estaba en venta. Nos vinimos, compró la casa y se instaló aquí. Escribía y salíamos al campo a coger espárragos», detalla Paco.
Alejandro Nogales conoció a Chirbes a raíz de leer 'Mimoum', una novela que se desarrolla en la zona de Fez y refleja el mundo que conoció Nogales, nacido en Melilla y 18 años viviendo en Marruecos. «Me pareció muy real lo que contaba, supe que estaba en Valverde y fui a visitarlo. Estuvimos hablando desde la hora del café hasta las ocho de la mañana del día siguiente. Se apuntó a una peña gastronómica y de tertulia que tenemos en Zafra», recuerda.
Chirbes era muy reservado, muy de izquierdas y muy sincero. Empezó a sentirse incómodo cuando, sin haber solicitado ninguna ayuda, sonó su nombre como posible escritor becado por la Junta. Nunca aceptó ninguna subvención y donaba el dinero de los premios que recibía. En las Navidades del 1999 al 2000 decidió que había llegado la hora de dejar Extremadura e instalarse en su tierra valenciana. Cada año venía un par de semanas y Nogales le devolvía la visita. En enero, se publicará 'París-Austerlitz', una novela póstuma, corta e íntima que relata la vida en París de Rafael Chirbes. Su vida en Extremadura solo la relatan Paco y Alejandro, sus amigos de Valverde y Zafra.
TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO - CARME RIERA - ME DUELE LA TERRIBLE SITUACIÓN CATALANA,.
Me duele la terrible situación catalana,.
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Carme Riera gana el Premio Nacional de las Letras por combinar creación literaria e investigación,.
La escritora mallorquina Carme Riera - foto
Está «muy preocupada» por la «terrible» situación en Cataluña, donde lleva años asentada, aunque su alma está en Mallorca. Está también felizmente dividida entre dos idiomas, el catalán y el castellano, lenguas que Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948) alterna con naturalidad en una obra «polifacética y de repercusión universal» en la que «combina la creación literaria con la investigación y divulgación». Así lo entendió el jurado que concedió ayer a la escritora, académica y catedrática el Premio Nacional de las Letras Españolas 2015. Dotado con 40.000 euros, es el segundo en el escalafón institucional después del Cervantes y recae por cuarta vez en su historia en una mujer.
El jurado elogió «la altísima calidad de su obra en catalán y castellano», pero Riera lamenta que la alternancia entre ambas lenguas «se considere una rareza». «Ahí están Pere Gimferer y muchos otros grandes escritores que tienden puentes entre ambas», explica la escritora desde su casa de Barcelona, donde los teléfonos echan humo. Acepta «orgullosa e ilusionada» el alto galardón. Lo recibe como «un estímulo para seguir trabajando» y explica que parte de la dotación sufragará la inminente boda de su hija. «Me dice que quiere un traje de boda muy bonito», traslada.
Más en serio, no oculta su «gran preocupación y disgusto» por la crisis secesionista en Cataluña. «No soy independentista y contemplo con enorme dolor la situación». «Veo un panorama muy difícil que parece haber llegado a un callejón sin salida, una situación terrible y muy deteriorada. No soy independentista, reitero, y que lo que está ocurriendo en Cataluña me resulta muy doloroso», dice. Aunque le parece que la situación «se vive en la calle con cierta normalidad», cree que la salida al embrollo secesionista está «en adelantar las elecciones».
En dos lenguas
Riera escribe en castellano sus ensayos y en catalán sus novelas, pero no se traduce a sí misma. Es autora de ficciones como 'En el último azul', -'Dins el darrer blau', su novela emblema, que constituye un alegato contra el racismo-, 'El perro mágico', 'Cuestión de amor propio', 'Naturaleza casi muerta', 'Tiempo de inocencia', 'La mitad del alma' y 'El verano del inglés'. Lamenta, con todo, que «el catalán sea un gran desconocido para el resto de los españoles». «Habría que estimular a la gente para que conozca más la literatura y la cultura catalanas, y a lo mejor este premio ayuda», plantea.
Con una nueva novela entre manos, dice que «da mala suerte» hablar de lo que no está acabado y cree que una de las claves de su obra «es moverme, cambiar y trabajar diversos géneros». «Cuando el género histórico me aburre me paso al de terror, a la intriga o a cualquier otro. Quizá la clave esté en que no se me puede encasillar. ¿Que si soy por eso una tránsfuga de los géneros literarios? Pues sí, pero solo en eso», precisa.
Doctora en Filología Hispánica y catedrática de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Barcelona, especializada en el Siglo de Oro, a Carme Riera le preocupa también la situación de la docencia. «El panorama educativo está fatal, desgraciadamente, pero hoy no es momento de abordar este tema» se excusa.
Riera es miembro de la Real Academia Española (RAE), en la que ocupan el sillón 'n' desde 2012 -fue la octava mujer con sillón en los tres siglos de historia de la docta casa-. El Nacional de las Letras es la antesala del Premio Cervantes y a Riera le duele también que en el palmarés de estos galardones las mujeres sigan siendo minoría. Ella es la cuarta autora que gana el Nacional en 32 años, después de Rosa Chacel (1987), Carmen Martín Gaite (1994) y Ana María Matute (2007).
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