-foto--Ángeles Carmona: Todas las muertes son un fallo del sistema".
Mientras el goteo de víctimas no cesa, hablamos
sobre violencia de género con la mujer que lucha desde un juzgado y
coordina a las instituciones implicadas en la Administración de
Justicia.
Mujerhoy. Usted preside el Observatorio de Violencia desde hace un año y medio. ¿Cómo valora este periodo? ¿Ha sido complicado?
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MH. Pero la cifra de víctimas mortales sigue creciendo hasta límites intolerables. ¿Nuestra legislación es suficiente para protegerlas?
AC. Sí, estoy convencida de que, con las últimas modificaciones, hay herramientas más que suficientes para protegerlas una vez que denuncian el delito. Pero hay que seguir trabajando. ¿Cómo? Coordinando a todas las instituciones e insistiendo en la prevención, porque la mayor parte de los casos que acaban en homicidio o en asesinato no han sido denunciados. Son el último estadío de una violencia que se ha gestado poco a poco y que no hemos sabido cortar. Hay que trabajar en la prevención, en la educación en el respeto, en la igualdad, en la resolución pacífica de los conflictos... Porque la violencia tiene su origen en conductas machistas y de dominación. Si reducimos la desigualdad, avanzaremos en erradicar la violencia.
MH. ¿Y hay alguna relación causa-efecto entre las manifestaciones y los últimos asesinatos?
AC. No hay relación directa. Según los estudios del Observatorio, no hay época del año, mes o día de la semana en que se produzcan mayor numero de asesinatos. El riesgo existe en todo momento.
MH. Este año, entre las víctimas mortales de la violencia de género, hay ocho niños.
AC. Los menores han sido los grandes olvidados. La Ley Orgánica de Protección del Menor, aprobada este año, les considera víctimas directas y eso es muy importante. Muchas veces son asesinados para producir el mayor dolor posible a una mujer. En los juzgados, pocas resoluciones los tenían en cuenta, no se privaba al condenado de la patria potestad o el régimen de visitas. Pero, en ese sentido, el Supremo acaba de dictar una sentencia muy importante, retirando por primera vez la patria potestad a un asesino condenado.
MH. Todas las instituciones dicen que la violencia es una cuestión de Estado. ¿Lo es?
AC. Estoy convencida de que para todas las instituciones lo es. Este es un problema de toda la sociedad. Implicar a todos es la única manera de acabar con la violencia.
MH. La Ley Integral contra la Violencia de Género ha cumplido 11 años. ¿Ha sido una herramienta positiva contra este problema?
AC. La violencia estaba silenciada en nuestra sociedad. Pero la entrada en vigor de la Ley permitió crear juzgados especializados, cuerpos de seguridad especializados, forenses... La ley ha sacado de la intimidad del hogar esos actos que son una auténtica vulneración de los derechos humanos. El incremento de las denuncias en estos años no significa que haya más casos, sino que las mujeres se están atreviendo a denunciar, a contarlo. Para una mujer que se encuentra en una escalada de violencia, denunciar es un acto de heroísmo y la única manera de poner en marcha el mecanismo de protección.
MH. Pero el 80% de las víctimas mortales no denuncian a su agresor.
AC. Porque sienten vergüenza, temor, porque piensan que sus hijos van a quedar desprotegidos, o porque teme que el agresor se los quite o les haga daño... A veces, prefieren ser agredidas a dejar de tener control sobre los niños. Por eso, hay que apoyarlas de todas las formas posibles, las instituciones y su entorno.
MH. La ley integral contemplaba la creación de juzgados específicos, que en 10 años han instruido más de 1.400.000 delitos y dictado unas 200.000 sentencias
AC. Sí, gracias a ellos, las víctimas acceden a los servicios que les ayudan a salir de la violencia. La Ley dice que hay que proteger su vida, pero también reintegrarlas a la sociedad, darles trabajo, mejorar su salud psicológica, ayudar a sus hijos... Empezamos solo con 17, pero ahora hay 106 juzgados y seguimos intentando especializar los de lo penal, que dictan la mayor parte de las sentencias. Uno de los objetivos del Observatorio es que no haya víctimas de primera y de segunda. Por eso, la entrada en vigor el 1 de octubre de la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial contempla la posibilidad de modificar la competencia territorial para que esos asuntos lo lleven juzgados especializados. Asumirán más competencias o se crearán nuevos. En el entorno rural, muchas mujeres no tienen acceso a ellos. Y son las más vulnerables.
MH. ¿Los recortes presupuestarios también han afectado al funcionamiento de los juzgados de violencia?
AC. Los ajustes no han supuesto un merma en las dotaciones. Se ha priorizado todo lo que no suponga una merma efectiva en la prevención, asistencia y protección de las mujeres que sufren violencia. Y los presupuestos tanto de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género como de las comunidades autónomas con competencias han aumentado en los últimos dos años.
MH. Usted ha afirmado que el procedimiento judicial es "difícil, arduo y complicado para la mujer". ¿Cómo se puede mejorar?
AC. Haciéndola sentir que está apoyada y tiene todos los recursos a su disposición. Los juzgados especializados están preparados, pero otros no. Si la especialización llega a más sitios, esa mujer se puede sentir más amparada. A veces, su entorno puede impedirle continuar con el procedimiento. Ayer, una mujer nos decía que su suegra la acosaba para que siguiera con su agresor. En el entorno rural, una separación es más traumática, la conciencia sobre el papel de la mujer dentro de la pareja le puede impedir denunciar. Pero tiene que estar apoyada.
MH. ¿La crisis ha reducido las denuncias?
AC. No, pero sí hay más situaciones de desvalimiento y maltrato. Cuando hay problemas económicos, la mujer es más vulnerable a sufrir violencia económica, que está muy silenciada pero tiene efectos devastadores. Yo he visto en el juzgado a una señora que no podía encender la luz o la calefacción si no estaba su marido en casa, y que tenía que ducharse con él para ahorrar agua. Esas situaciones crean una degradación tremenda, son auténtico maltrato psicológico. Y en época de crisis, son más frecuentes. Por suerte, cada vez más victimas saben que no tienen que depender económicamente de su maltratador.
MH. En los últimos meses han aumentado las condenas y las órdenes de protección. ¿Cambia la tendencia?
AC. Creo que se está produciendo un cambio en la forma de dictar las sentencias. Normalmente, estos hechos se producen en la intimidad del hogar, sin testigos o solo ante los hijos. Para romper el principio de presunción de inocencia que recoge la Constitución, se necesitan pruebas que corroboren la declaración de la víctima. Por eso, una sentencia absolutoria no es lo mismo que una denuncia falsa. Las condenas a los agresores son complicadas, porque se cuidan de que no haya testigos. Que se dicten sentencias solo con la declaración de la víctima es importante porque se la está creyendo. Y respecto a las órdenes de protección, el juez tiene que discernir si hay un riesgo objetivo, porque supone la limitación de muchos derechos.
MH. Usted lleva muchos años en un juzgado de violencia. ¿Se sienten protegidas las víctimas cuando acuden a él?
AC. Como letrada de la administración de justicia, les explico lo que van a encontrarse e intento tranquilizarlas porque muchas veces vienen desbordadas psicológicamente. Ayer llegó una chica muy joven, madre de un niño, para denunciar por segunda vez en 15 días a su pareja. Ella, tras declarar la primera vez ante la magistrada, había retirado la denuncia. Lo que más nos preocupa y más impotencia nos causa es que una mujer que se haya atrevido a denunciar se eche atrás, porque pensamos que no confía en nosotros, que no le hemos prestado suficiente apoyo. Porque si no hay un juicio rápido, pueden pasar unos meses cruciales.
MH. ¿Son conscientes del riesgo que asumen?
AC. Sí, muchas dicen que no saben cómo reaccionará él. El riesgo de agresión puede ser más alto. Hay que comprenderlas.
MH. ¿Cuál es el caso que más le ha impresionado?
AC. Hemos visto a muchas mujeres que, por suerte, han salido de la violencia y han podido proteger a sus hijos por las órdenes de alejamiento y los dispositivos electrónicos. En mi juzgado, tuvimos el caso de una mujer mayor, con una orden de alejamiento y un dispositivo que debía llevar siempre. Un día, su agresor, que vivía a un kilómetro, aprovechó el momento en que se lo quitó para ducharse y corrió hacia su casa. Ella no oyó la alarma, que también avisó a la policía. Cuando llegaron, él la tenía con un almohadón contra la cama. La salvaron. A diario, vemos a mujeres que salen adelante, pero los asesinatos te remueven. He asistido a declaraciones de imputados que helaban la sangre, por su frialdad y su jactancia.
MH. ¿Es duro trabajar con casos como estos?
AC. Sí, es muy duro para cualquiera, porque estás con personas que sufren y el nivel emocional es muy alto. Y nos afecta personalmente, sobre todo en casos de homicidio o asesinato. A todos, a los que trabajamos en los juzgados, a la policía, a los asistentes sociales, a los médicos forenses... Que una mujer sea agredida o asesinada tras pasar por nuestros servicios nos provoca una terrible sensación de impotencia. Todas las muertes son un fallo del sistema, porque no hemos sido capaces de que confíen en nosotros para denunciar. Y si han denunciado, porque la orden de alejamiento no ha funcionado.
MH. ¿Y qué está haciendo el Observatorio que preside para evitar esos fallos del sistema?
AC. En todas las instituciones que forman parte del Observatorio hay una enorme preocupación por acabar con el sufrimiento de estas mujeres. La incorporación del Ministerio del Interior nos ha abierto puertas, porque los cuerpos de seguridad son los que están más cerca de la víctima. Por ejemplo, hemos colaborado en la modificación de los formularios para valorar el riesgo de la víctima, incorporando items fundamentales.
MH. ¿Cuáles son esos aspectos?
AC. Por ejemplo, saber si hay acoso a través de la tecnología. Antes, la primera persona que trataba con la víctima quizá no preguntaba si recibía mensajes amenazantes. Pero esas conductas son el primer estadío de la violencia, como el aislamiento de la familia, el control en la forma de vestir o de los movimientos a través del móvil... No son agresiones, pero es importante controlar esa violencia sutil antes de que ocurran algo más grave. Se han propuesto modificaciones legislativas que se han incorporado al Código Penal, como el hostigamiento o el ciberacoso. Y el agravante de género, es decir, cometer un delito contra una mujer por serlo. Hasta ahora, costaba lo mismo matar a tu pareja que a un señor que pasaba por la calle.
MH. ¿Y dónde es necesario seguir insistiendo?
AC. Proponiendo medidas de coordinación e implementando novedades legislativas, como el Convenio de Estambul, que España acaba de firmar y que amplía la violencia de genero a la sexual, la trata de seres humanos, los matrimonios forzados...
MH. ¿Con todas esas medidas, será posible reducir las cifras de victimas de malos tratos?
Estamos convencidos, es nuestro objetivo. No considero una utopía acabar con los asesinatos. En contra de lo que se dice, no son inevitables, hay que evitarlos.
MH. ¿La generación de su hijo verá la erradicación de la violencia contra las mujeres?
AC. Ojalá fuera en tan pocos años. Vivo la violencia de género desde la primera línea de batalla y hablo con conocimiento de causa. Estoy segura de que esto va a acabar, ¿En cuánto tiempo? No lo sé. Ojalá en la próxima generación, aunque cada vez haya más casos entre los adolescentes.
Una tragedia en cifras
- 46 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas hasta el 12 de noviembre.
- Los juzgados reciben cada día 266 denuncias por violencia de género. En el segundo trimestre de 2015 han sido 32.023, un 1% más interanual. En ese período, crecieron también el 1% las sentencias condenatorias (62,4% de las dictadas).
- Las víctimas presentaron el 68% de las denuncias. Por intervención directa de la policía fueron el 15,41% y un 3,7% por familiares.
- Baleares y Murcia fueron las comunidades con más denuncias, y Navarra y La Rioja, las que menos.
- En el segundo trimestre del año, se han solicitado 10.598 órdenes de protección. En el 54% de los casos, la relación de pareja se mantenía.
El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género se creó en 2002 para abordar el tratamiento de estos delitos desde la Administración de Justicia. En él participan el Consejo General del Poder Judicial; el Ministerio de Justicia, el de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y el de Interior; la Fiscalía General del Estado; las comunidades autónomas con competencias transferidas en Justicia, el Consejo General de la Abogacía Española y el Consejo General de Procuradores de España. Su objetivo es mejorar la coordinación de las instituciones que lo forman y abordar iniciativas para erradicar este tipo de violencia.
La mirada psicológica: Isabel Menéndez, psicoanalista.
Recursos internos
- ¿Por qué una mujer se quiere tan poco que se deja pegar? ¿Por qué un hombre tiene que pegar a una mujer para colocarse en una posición de poder? Algo falla. Demasiadas mujeres han muerto sin hablar. No conocemos qué las llevó a soportar lo insoportable. l
- Cuando se está en situación de maltrato, el "yo" queda anulado y la mujer no sabe por qué no responde. Se confunde con el maltratador, en ocasiones le perdona. Tiene miedo, se culpa, se avergüenza. No sabe por qué actúa así. Las tendencias autodestructivas, abonadas desde la infancia, se hacen evidentes al caer en brazos de un maltratador. No sabe manejar su agresividad, no sabe defenderse. No sabe quererse.
- Los maltratadores odian lo femenino y necesitan demostrarse que son dueños de esa persona convertida en objeto. Pegan para dominar, porque odian la dependencia que tienen. Mientras la mujer inhibe su agresividad y soporta la del hombre, él inhibe sus debilidades y las proyecta sobre ella intentando destruirla. Depende tanto de ella que, tras matarla, muchas veces se suicida.
- Una situación de maltrato se puede cambiar. La mujer tiene que romper su silencio y adueñarse de la situación. Todas las ayudas son necesarias, pero es imprescindible darle recursos internos para defenderse. Tendría que disponer de medios para ser atendida psicológicamente, no solo tras la denuncia, sino antes. Necesita romper su dependencia emocional y aprender a comprenderse y a cambiar. Necesita organizar su deseo de vivir de otra manera, tras descubrir las trampas psíquicas en las que está atrapada.
- Las leyes aportan un marco para sancionar al maltratador y ayudar a la victima del maltrato, pero falta una ayuda imprescindible: necesitan conocer las causas del infierno que viven. Solo cambiando por dentro pueden cambiar su relación con el otro.
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- El nuevo libro de Cristina Morató que sale estas navidades a la venta destinará sus beneficios a UNICEF.
Fue en aquel viaje cuando conocí la extraordinaria historia de la condesa Marga d'Andurain, espía y aventurera vasco-francesa protagonista de mi libro 'Cautiva en Arabia'. A finales de los años 20, compró el único hotel junto a las ruinas, un edificio de cemento, de una planta y estilo neoclásico, situado frente al templo de Baal Shamin. Lo llamó hotel Zenobia en honor a la poderosa reina que, a mediados del siglo lll d.C., desafió al Imperio romano.
Cuando Marga llegó en 1927 a Palmira con su familia era una polvorienta y remota aldea con un pequeño destacamento de militares franceses. Pronto se aburrió, era la única europea y el hotel apenas tenía clientes. Llevada por su afán de aventura, se divorció de su esposo Pierre, se casó con un beduino y se convirtió al islam. Quería ser la primera occidental en alcanzar La Meca, pero su viaje al corazón de Arabia fue una pesadilla al ser recluida en un harén y más tarde encarcelada en la prisión de Yidda.
Hoy, los escenarios que cautivaron a Marga d'Andurain ya no existen. Desde que en mayo el Estado Islámico ocupó la ciudad, sus principales monumentos han sido destruidos a golpe de dinamita y martillo. Los templos grecorromanos mejor conservados el de Baal Shamin y el de Bel, el Arco de Triunfo, varias torres funerarias y la famosa escultura del León de Alat son solo escombros.
El antiguo museo de Palmira es una prisión; el erudito arqueólogo y jefe de Antigüedades Jaled Assad ha sido asesinado; y las mafias excavan a sus anchas en busca de tesoros para vender en el mercado negro. 2.000 años de historia están a punto de desaparecer por a la barbarie. Los que amamos Siria vivimos con amargura este expolio y con inmenso dolor el sufrimiento de su pueblo. Porque a la destrucción de su rico patrimonio se suma una terrible tragedia humanitaria.
Cuatro millones de desplazados, más de 300.000 muertos y un país sumido en la pobreza, donde la esperanza de vida se ha reducido a 55 años. Ante estas cifras escalofriantes no podemos mirar hacia otro lado. Llega el invierno y miles de hombres, mujeres con sus niños en brazos y ancianos se hacinan en nuestras fronteras huyendo del infierno de la guerra. Ninguna alambrada les detendrá porque solo anhelan recuperar la vida que les han robado.
El libro 'Cautiva en Arabia' de Cristina Morató estará de nuevo en las librerías esta Navidad por un buen motivo: todos los beneficios obtenidos de su venta irán destinados a UNICEF para ayudar a los niños refugiados sirios.
TÍTULO: AÑOS CINE - EL CLAN GALLEGO DE LOS SHEEN,.
El clan gallego de los Sheen
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Los herederos de Paquiño Estévez Martínez han escrito con letras de oro su nombre en la historia del cine. Martin, Emilio, Charlie, Ramón y Renée, toda una saga de actores,.
Es más que probable que el gallego Francisco Estévez Martínez (Parderrubias, 1898-Ohio, 1974) dejara su tierra sin imaginar que un día sus descendientes inscribirían su nombre con letras de oro en la historia del cine. Paquiño, que con 16 años hizo el petate y embarcó rumbo a Cuba en busca de fortuna, decidió probar suerte en los Estados Unidos cuando se dio cuenta de que recolectar caña de azúcar a cambio de unos pocos pesos no le sacaría de la pobreza. Allí, el chaval se enamoraría de Mary Anne Phelan -una refugiada que consiguió escapar de la guerra civil de Irlanda gracias a sus conexiones con el IRA- y juntos criarían diez hijos. Ramón Antonio Gerardo Estévez, rebautizado con el paso de los años como Martin Sheen, fue uno de ellos.
Aquel nombre, sin duda más apropiado para alguien empeñado en ganarse la vida interpretando la de otros, ha contado que a su padre no le hizo ninguna gracia que su hijo se inclinara por una profesión tan incierta como apasionante y que, como el patriarca no quiso apoyarle, tuvo que pedir dinero prestado a un cura amigo de la familia cuando hizo las maletas decidido a probar suerte en Nueva York.
En la ciudad de los rascacielos Martin estudió, trabajó y se hizo un hueco entre los actores destacados del momento con el mismo tesón con el que fue tejiendo la profunda conciencia social que le ha acompañado hasta ahora. Poco a poco, el nieto de Manuel y Dolores, que dice haber dormido en el metro y pasado mucha hambre en el intento, terminó por conseguirlo: tenía 24 años cuando logró su primera nominación para los Tony de teatro, y el dinero y el prestigio comenzaron a correr de la mano.
Unos años después, Martin fue el elegido por Francis Ford Coppola para interpretar al protagonista de su laureada 'Apocalypse Now' (1979). El capitán Benjamin Willard se convertiría en uno de los mejores papeles de su carrera a pesar de que aquellos meses de rodaje en Camboya le sentaran realmente mal. Sheen, que para entonces tenía 36 años, sufrió un infarto pocos días después de diagnosticarle un pico de estrés que el actor se había encargado previamente de regar con una buena dosis de alcohol. El trabajo no podía detenerse, los productores entraron en pánico y, sin ninguna certeza sobre su recuperación -llegaron a darle la extremaunción-, se arreglaron sin él como pudieron durante un mes. En aquellos días, discutiendo con varios representantes del estudio, Coppola llegó a gritarles: «Martin Sheen no se muere hasta que yo lo digo». Y así fue: unas semanas después volvió al trabajo, terminó la película... y jamás volvió a beber.
Cultiva pimientos de PadrónPor más que la suya haya sido una carrera sembrada de éxito -aunque en su filmografía no falta algún que otro bodrio-, Martin siempre ha mantenido que su mejor trabajo ha sido su familia, la que creó junto a la también actriz Janet Templeton sin saber que con ellos estaba naciendo una saga. Emilio, Ramón, Charlie y Renée, sus cuatro hijos, se han dedicado al cine.
Sin duda, de entre todos, Charlie es el más conocido. No solo porque su filmografía incluya títulos como 'Amanecer Rojo' (1984), 'Platoon' (1986) o 'Wall Street' (1987), y haya sido protagonista de series de televisión como 'Dos hombres y medio', convirtiéndose en el actor mejor pagado de la televisión -1,8 millones de dólares por cada capítulo de la última temporada-, sino porque su afición a las drogas, el sexo y el alcohol, lo mantienen desde hace décadas en el punto de mira.
Ahora, cuando además todo el mundo sabe que el más pequeño de los hijos varones del protagonista de 'El ala oeste de la Casa Blanca' es seropositivo, los Sheen cierran filas en torno al más díscolo de la estirpe. «Cuando lo veía solo, revelando su secreto más oscuro y profundo, no podía creer el nivel de valentía del que estaba siendo testigo y que fuera mi hijo. Le dejé un mensaje y le dije que si yo tuviera tanta valentía, cambiaría el mundo», ha dicho hace solo unas horas el patriarca refiriéndose al momento en el que hizo pública su enfermedad en televisión.
La vida de Charlie, que en su última película, 'Machete kills' (2013), ha recuperado su nombre de pila y aparece en los créditos como Carlos Estévez, incluye sexo con cerca de cinco mil mujeres y una fortuna (10 millones de dólares) dilapidada tratando de evitar que contaran su secreto; desde luego, nada que ver con la del resto de sus hermanos.
Emilio, el otro Estévez que ha cosechado éxito y dinero como actor, director y productor, hizo sus primeros pinitos cuando, con solo once años, su padre le regaló una cámara portátil. Luego llegarían los cortos rodados con su hermano Charlie y amigos de la secundaria como Sean y Chris Penn y Chad y Rob Lowe.
El último trabajo como director de quien es el más tímido y discreto de la casa, se convirtió en todo un homenaje a la tierra de su abuelo. 'The Way' (2010), la película en la que su padre interpreta el papel protagonista, es la historia de un hombre que recorre el Camino de Santiago honrando la memoria de su hijo y la oportunidad de los Sheen para rendir tributo a sus antepasados y declararse ante el mundo «gallegos de corazón». Y algo de eso debe de ser cierto, porque Emilio tiene en casa una huerta en donde cultiva sus propios pimientos de Padrón.
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