ME RESBALA - El poeta de la prensa vence por KO . / UN PAIS PARA COMERSELO -SI NOS TOCA, NOS CASAMOS,.
TÍTULO: ME RESBALA - El poeta de la prensa vence por KO .
ME RESBALA - El poeta de la prensa vence por KO, fotos.
El poeta de la prensa vence por KO,.
Alcántara se cubre en un típico gesto de boxeo, deporte del que ha escrito grandes crónicas.
Un libro indaga en las obsesiones de Manuel Alcántara, el decano de los columnistas españoles,.
Fernando Sánchez Gómez indaga en la vasta producción del
articulista, del que destaca su formación lírica y su pasión por el
boxeo,.
Pocas veces se ha ausentado de su cita diaria con los lectores.
Manuel Alcántara, autor de unas 20.000 columnas, es el decano de los
articulistas españoles. El profesor Fernando Sánchez Gómez ha indagado
en la vastísima producción de comentarios escritos por Alcántara, un
hombre que domina con maestría los juegos de palabras y neologismos, las
metáforas y las paradojas. Con el oficio y gracia acreditados en su
cita cotidiana con lectores de los diarios regionales de Vocento, el
escritor ha hecho de sus columnas auténticos «poemas en prosa».
Para Sánchez, autor de ‘Manuel Alcántara, el último columnista
diario’, el escritor malagueño es un ilustre exponente del humor en el
periodismo de opinión, lo que no es impedimento para que en sus
artículos se cuele a diario un «pesimismo antropológico». No en balde,
este hombre que cultivó con acierto la crónica pugilística y ganó en
1961 el Premio Nacional de Literatura tiene una desconfianza innata en
el ser humano. Ya lo dijo sin remilgos en uno de sus columnas: «La
ventaja de esperar lo peor es que rara vez resulta uno defraudado».
El profesor considera que los ejes temáticos de Alcántara son, por
este orden, el deporte, el toreo, la Guerra ‘Incivil’, la muerte, los
vicios como el tabaco y el alcohol, la bajeza política, el saqueo de
dinero público y casi nunca restituido, las referencias gastronómicas,
el tema de Dios y sus representantes en la tierra, la pobreza, la
infancia y el amor. El periodista «no se muestra en ningún momento
equidistante o frío ante los asuntos que trata, sino que sus opiniones
se convierten en protestas, ironías, rechazos o inclinaciones
absolutas».
Como Francisco Umbral o Jaime Campmany, Manuel Alcántara es un
maestro en el arte del insulto, si bien, en el caso del poeta y
columnista, la pulla es sutil y atenuada. A juicio del estudioso, sus
ataques, aunque a veces acerados, se visten con guante de seda.
El columnista, que lleva a gala intentar no aburrir nunca al lector,
es todo un poeta, y eso se nota en su prosa. Asiduo en su juventud de
los cafés literarios y ambientes bohemios, Alcántara se nutre de la
poesía y demuestra en frases breves su dominio del idioma. Acuña frases
inesperadas, de suerte que las palabras brillan como si se encontraran
por primera vez.
Alcántara adora el ingenio casi tanto como la poesía. Cree que a los
españoles se les da mejor zaherir que suscitar la risa, y estima que, a
diferencia del Reino Unido, en nuestro país la ironía adopta formas
abruptas. Fiel a ese pesimismo amable, cree que el español, pese a su
temperamento festivo, es un pueblo de gentes malhumoradas.
«En el estudio de la de poética de la columna personal de Manuel
Alcántara debemos considerar, además de la formación lírica del
columnista, su larga etapa como periodista deportivo en el diario Marca.
De ambos veneros procede la mayor influencia estilística de este autor a
la hora de afrontar la escritura diaria de sus columnas personales. El
deporte y la poesía acompañan a este escritor en periódicos», dice
Sánchez.
Para el escritor y columnista Santiago González, que firma el epílogo, Manuel Alcántara es «nuestro Norman Mailer».
Alcántara dejó de escribir por voluntad propia crónicas pugilísticas
cuando vio morir en 1978 a Juan Jesús Rubio Melero, que permaneció en
coma durante dos días al quedar fuera de combate. Después de que le
tumbaran, el cronista se acercó a los vestuarios, donde vio al púgil
exánime.
Con el franquismo se acostumbró a escribir entre líneas. Entonces la
censura, integrada muchas veces por ágrafos, era inmisericorde, lo que
obligó a los columnistas a hacer periodismo de evasión. Alcántara
sostiene que nunca cayó en en el halago, aunque sí se vio obligado al
«comedimiento». Por sus elogios a Neruda y Miguel Hernández, al escritor
se le llegó a calificar de «la cortina liberal de Arriba», órgano
oficial de la Falange.
«El poeta, el columnista y el cronista de boxeo que hay en Alcántara
miran los sentimientos, la vida cotidiana y la pelea desde el
emplazamiento privilegiado del ringside y lo cuentan con una portentosa
capacidad de síntesis, en la que se cuentan hechos, sensaciones y
sentimientos con una descripción del ambiente que se toca y se respira»,
argumenta Santiago González.
Manuel Alcántara tiene muy buena memoria. El secreto de su capacidad
de retención es haber dormido siempre bien, prueba de que tiene la
conciencia tranquila. Circunstancia que ayuda a tocar la excelencia
cuando escribe a diario. Porque Alcántara es a la columna lo que Sugar
Ray Robinson al boxeo.
TÍTULO: UN PAIS PARA COMERSELO -SI NOS TOCA, NOS CASAMOS,.
UN PAIS PARA COMERSELO -SI NOS TOCA, NOS CASAMOS, fotos.
Si nos toca, nos casamos.
Churrería San Blas de Cáceres, con la cesta en su escaparate.
Una churrería de Cáceres rifa una cesta de 18.000 euros,
En la churrería San Blas de Cáceres todo lo hacen a lo grande: en
ella amasan, quizás, los churros más largos del mundo, 34 centímetros, y
sortean, quizás, la cesta de Reyes más valiosa del mundo: está valorada
en 18.000 euros. Este es el cuarto año que realizan el sorteo de la
macrocesta. En 2011 la exhibían en un rincón, en 2012 la tuvieron que
colocar en una pared, el año pasado ya ocupó todo el escaparate y este
año han sudado para colocar la cesta más generosa y mejor surtida que se
conoce.
Pedro Canalo abrió esta churrería hace nueve años, pero es su hijo
Miguel Ángel quien ha revolucionado el negocio con esta novedad de la
híper cesta. La churrería se ha convertido en algo así como la Doña
Manolita de las cestas y les vienen a comprar papeletas desde los
lugares más insospechados. Pero Miguel Ángel se ha marchado a estudiar a
Gijón y ha dejado a sus padres con el embolado de la cesta, despachando
sin parar churros y papeletas. «El año pasado acabamos las rifas a
principios de diciembre. Este año no pasan de noviembre», estima Pedro.
Esta vez se llama Cesta de Reyes y no de Navidad porque han quitado
los turrones, las peladillas y los polvorones para dejar sitio a
electrodomésticos, ordenadores y hasta un dron con cámara. Porque la
cesta de la churrería San Blas lleva de todo. Si el año pasado la
estrella era una moto, este año ya son dos guindas, es decir, dos
motocicletas: una ligera para hacer motocross y otra tremenda para hacer
de todo: una BMW espectacular con unos tubos de escape que parecen más
propios de un tanque y disparan los sueños de los cientos de cacereños
que vienen en busca del churro más largo, el chocolate más dulce y la
cesta más grande.
Además de las motos y el dron volador, la cesta tiene un ordenador
iMac de los de pantalla inmensa, una play último modelo, varios jamones,
un coche teledirigido de gasolina, una bicicleta de primera categoría,
una súper tele, botellas gigantes de todo tipo de bebidas,
electrodomésticos pequeños y medianos y cuantos regalos puedan
imaginarse.
Y todo de primera categoría, al menos eso aventura una clienta
experta en peinados, que no sueña con la BMW sino con la plancha del
pelo de la cesta, que, asegura, es de las muy buenas. «Alisa el pelo muy
bien y también deja estupendamente los cuellos de las camisas», explica
mientras agarra un megachurro, lo moja en menta poleo y se lo zampa
golosa en un santiamén. ¿En menta poleo, señora? «Es que estoy a dieta»,
se excusa antes de pedir otro churro y otra papeleta.
El año pasado, la cesta más grande del mundo le tocó a un vecino de
un barrio cercano. Un joven llamado Matías, que trabaja en el servicio
de atención de la ITV. Cuando vino a recoger el premio fue todo un
espectáculo. Se paralizó la vida en San Blas y tuvo que movilizar a los
amigos y a la familia para cargar en un remolque y varios coches la
Yamaha R125, la consola Play 4, los cinco jamones, los dos hornos, las
34 botellas de vino, 28 de licor, la aspiradora último modelo, la
limpiadora a presión, la sandwichera, la plancha para las gambas y la
plancha para las arrugas, el secador, la cafetera, la batidora, la
tostadora, etcétera.
Este año va a hacer falta un camión para llevarse todo. Pero hasta
que llegue ese día, hay tiempo para soñar. Es lo que hace una pareja
enamorada. Desayunan con una mano en la mano amada y otra en el churro
tentador. Se hacen un selfi con la cesta de fondo. Compran una papeleta y
anuncian ilusionados: «Si nos toca, nos casamos». Ella, mujer de
reflejos, avisa: «Para mí la BMW». Y él, hombre enamorado, concede:
«Claro, mi amor». El churro, la suerte, la vida...
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