TITULO: El Telediario La 1 - Al encuentro del virus,.
Al encuentro del virus,.
Medidas que han llevado a países asiáticos a doblegar el virus se aplican ahora en Occidente tras haberlas desdeñado,.
El proceso se ha repetido en varias ocasiones durante los últimos siete meses: los países asiáticos adoptan medidas contra el coronavirus y España las tacha de excesivas, innecesarias e incluso contraproducentes; los casos de covid-19 se reducen en Asia y se disparan en Europa; finalmente, el Viejo Continente se rinde a la evidencia y acaba adoptando las medidas orientales. Sucedió con el uso de las mascarillas, que muchos en Europa llegaron a considerar peligrosas cuando varios países asiáticos obligaron a su uso, y ha vuelto a suceder recientemente con la exigencia de una PCR negativa a quienes proceden del extranjero, un requisito que entró en vigor el pasado lunes en nuestro país y que China ya aprobó el 28 de marzo, cuando decidió cerrar las fronteras a todos los ciudadanos foráneos.
Las estadísticas demuestran que el dicho 'más vale tarde que nunca' no es cierto en la actual coyuntura de pandemia: Occidente hace suyas las restricciones de Asia demasiado tarde y eso compromete sus resultados. También las retira demasiado pronto, algo que propicia la interminable sucesión de rebrotes que se sufre actualmente. «China se propuso suprimir el coronavirus con medidas drásticas y Europa se ha planteado controlarlo y convivir con él», comentó el prestigioso virólogo sevillano Fernando Arenzana en una entrevista con este periódico. «El dilema entre salud y economía no debería existir, porque sin la primera no existe la segunda», añadió.
¿Es mejor entonces decretar un confinamiento estricto rápidamente y aguantar con él hasta que no haya nuevos casos que dictar una cuarentena a medio gas e iniciar el desconfinamiento cuando aún se registran decenas de muertos cada día? Los datos de diferentes países apuestan en esa dirección. China, por ejemplo, cerró la provincia de Hubei con 651 contagios y 17 fallecidos, mientras que España decretó el primer Estado de Alarma el 14 de marzo, cuando sumaba más de 5.700 casos y 136 fallecidos. La gran diferencia, no obstante, se encuentra en el momento en el que La Moncloa inició la primera fase del proceso de desescalada: el 4 de mayo se registraron 185 muertos por Covid-19 y más de mil nuevos contagiados, mientras que el 8 de abril Wuhan abrió sus puertas tras 76 días de confinamiento cuando en toda China no se registraban ya nuevas infecciones ni víctimas mortales.
Algo similar sucedió en Japón: el Estado de Emergencia se declaró el 6 de abril y no se levantó hasta el 25 de mayo, cuando todo el archipiélago registró solo medio centenar de contagios en una semana. Y el ejemplo más extremo es el de Nueva Zelanda, que decretó un confinamiento general el 26 de marzo sin haber registrado una sola muerte y con solo 102 infectados. Como en el caso de España, el país insular realizó una desescalada progresiva que se inició a finales de abril y que no concluyó hasta el 8 de junio, 40 días después de la última transmisión comunitaria y tras haber encadenado 17 jornadas sin casos activos.
Línea de defensa barata
La primera ministra, Jacinda Adern, declaró entonces la victoria sobre el coronavirus. «Ahora podemos reactivar nuestra economía de forma inmediata. No somos inmunes a lo que sucede en el resto del mundo, pero, si protegemos Nueva Zelanda, podemos tomar la delantera en ese reinicio económico», afirmó en una rueda de prensa en la que reconoció haber celebrado el fin de la pesadilla con un pequeño baile. Eso sí, el país no ha bajado la guardia. No en vano, el pasado lunes Auckland reintrodujo el requisito de llevar mascarilla en el transporte público y el Gobierno está sopesando la posibilidad de extender esa medida a toda Nueva Zelanda. «Es una línea de defensa barata, práctica y que supone un inconveniente menor para la población», explicó Chris Hipkins, ministro especial para la batalla contra la covid-19.
En cualquier caso, tanto Nueva Zelanda como otros países de la región han tenido claro desde muy pronto que el cierre de las fronteras es un escudo necesario. No en vano, el Ejecutivo de Adern prohibió la llegada de viajeros procedentes de China el 3 de febrero y fue añadiendo países de riesgo hasta incluir a todo el mundo el 19 de marzo. Aunque no exige PCR en origen a neozelandeses y residentes, sí que les hace el test a la llegada y les impone una cuarentena de 14 días en un lugar designado por las autoridades.
Ese confinamiento a los recién llegados es también una constante entre los países asiáticos. La única diferencia reside en lo estricto de estas dos semanas de aislamiento que España no ha exigido nunca y que los expertos consideran más efectivo que los tests: China exige que se realice en hoteles de cuya habitación no se puede salir, mientras que países como Corea del Sur permiten realizar la cuarentena en el domicilio. Eso sí, instalando previamente una aplicación móvil de rastreo.
Estas barreras han permitido identificar a miles de infectados procedentes del extranjero que podrían haber provocado nuevos rebrotes. Pero España se ha resistido a tomar medidas similares, afirmando que los puertos y aeropuertos son una fuente de infección marginal. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha cifrado en poco más de 4.000 los casos importados en nuestro país, pero no son pocos los que consideran que, además de que no se trata de una cifra desdeñable, tampoco es fiable, porque la ineficiencia del rastreo en España hace imposible conocerlo con fiabilidad.
Precisamente, el rastreo exhaustivo de los casos es lo que ha permitido a Corea del Sur y Taiwán contener la pandemia sin haber decretado nunca un confinamiento general como el de España. «Lo hemos logrado gracias a un liderazgo decidido y transparente movido por datos, no por emociones», afirmó el director del Instituto Internacional de Vacunación en Corea del Sur, Jerome Kim. «La cooperación voluntaria de una población bien informada ha sido clave en la respuesta del país», añadió en declaraciones al diario 'The Guardian'.
Mientras en nuestro país solo se hacían pruebas a los pacientes que presentaban síntomas claros de la enfermedad y el Gobierno luchaba por contratar a rastreadores, Seúl ordenaba hasta 20.000 pruebas diarias en puntos establecidos a tal efecto y la identificación y puesta en cuarentena de todo aquel que pudiese haber estado en contacto con un infectado. Así, Corea del Sur, con cinco millones de habitantes más que España, logró dejar su récord de infecciones diarias en menos de mil, mientras que el de España ha multiplicado esa cifra por cincuenta.
Ni medios ni leyes
«En Europa no contamos ni con los medios, ni con las leyes, ni con la gobernanza necesarias para hacer el rastreo y las pruebas PCR que ha hecho un país como China», añade Arenzana, en referencia a los tests masivos que el país comunista ha realizado allí donde se han producido rebrotes, independientemente de que hayan afectado solo a un puñado de personas. Occidente consideró inútiles e innecesarias esas pruebas masivas, pero ahora la Comunidad de Madrid plantea hacer el test de antígenos a todos los ciudadanos utilizando las farmacias como infraestructura clave. «Esos tests proporcionan la confianza necesaria para poder regresar a la vida normal si los contagiados son puestos en cuarentena», afirma Arenzana.
No le falta razón, porque la nueva normalidad que se vive en China es idéntica a la vieja normalidad. Con la salvedad de que llevar mascarilla es obligatorio en el transporte público y que aún se requiere mostrar el código QR que genera la aplicación de salud en algunos lugares. Las fiestas, los conciertos y el ocio en general ha vuelto a la normalidad. Así, el gigante asiático ha logrado que su economía vuelva a crecer, algo que también ha sucedido en Japón durante el tercer trimestre del año, en el que por fin ha dejado atrás la recesión.
Las instituciones mundiales lo tienen claro: los únicos países cuyo PIB puede acabar en positivo este año estarán en Asia. Es la recompensa de una decidida estrategia para erradicar el coronavirus. En el extremo opuesto, la de España será una de las economías más castigadas por la pandemia. Y, por si fuese poco, el país llorará una de las cifras de muertos por millón de habitantes más elevadas.
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - El Ayuntamiento busca una solución para evitar las inundaciones en El Reblinco ,.
El Ayuntamiento busca una solución para evitar las inundaciones en El Reblinco,.
Estudia anular el antiguo colector que vertía en la ría por el que entra el agua que anega la zona en los días de mareas altas,.
El pasado mes de octubre se vivió la última inundación de El Reblinco. En esta ocasión no estuvo acompañada de lluvia, sino que la causa fue la marea más alta del año, con 4,91 metros. El cierre del paso desde la avenida de Lugo a la ría por la Travesía del Cristal por inundaciones se repite varias veces al año y el Ayuntamiento estudia ahora soluciones a un problema relacionado con el antiguo saneamiento.
Entre las alternativas que barajan los técnicos municipales está anular la tubería de salida de aguas a la ría que pasa por esta calle, ya que actualmente este colector no es necesario al estar construida la nueva red que lleva las aguas residuales a través del colector general a la margen derecha de la ría, a la depuradora de Maqua.
Este antiguo colector de la Travesía del Cristal servía para verter a la ría, pero ahora en caso de mareas altas hace precisamente la labor contraria, permite la entrada de agua de la ría por la tubería hasta que se desborda y anega la zona del puente de El Reblinco.
Con anterioridad a la finalización del nuevo saneamiento que ha permitido eliminar todos los vertidos a la ría, existía una estación de bombeo en la confluencia del Cristal con Conde de Guadalhorce que evitaba los excesos de agua, pero ésta dejó de funcionar cuando comenzó su actividad el interceptor general.
Las mareas vivas son la principal causa de la inundación de esta zona de la ciudad en la mayor parte de las ocasiones, pero en otras también se anega esta carretera cuando coincide una pleamar con la caída de lluvia.
La Policía Local corta el tráfico bajo el puente en los días que se producen las mareas vivas en previsión de posibles averías de vehículos que traten de pasar por la zona y se queden averiados, como ha sucedido en más de una ocasión, por el agua que llena la calle y que se acumula especialmente debajo del puente. Es una medida que no gusta a los usuarios de este vial y especialmente a los vecinos de la zona que ven cerrado el paso a sus casas, por lo que vienen reclamando desde hace años una solución a estas inundaciones.
Nuevo asfalto
El pasado mes de julio el Ayuntamiento asfaltó la Travesía del Cristal y el tramo de la Travesía de la Industria que la une con Las Arobias junto con una decena más de viales, invirtiendo alrededor de 225.000 euros. Las inundaciones que se repiten a lo largo del año bajo el puente de El Reblinco hacen temer que en poco tiempo se vuelva a la situación previa al verano, con socavones de grandes dimensiones que en el caso de la calle que lleva hasta Las Arobias incluso provocaron averías en vehículos que circulaban por ella. Tras el asfaltado de esta zona en verano, esta calle ha pasado a ser de una única dirección.
TITULO: Volando voy - Jesús Calleja - Amin Maalouf ,.
Amin Maalouf: «El mundo avanza hacia el naufragio»,.
Publica 'Nuestros inesperados hermanos', un libro que cuenta en forma de alegoría una historia distópica,.
Hace más de un año Amin Maalouf, el autor de la aplaudida novela 'León el Africano', escribió sobre el naufragio de las civilizaciones, una especie de testamento intelectual en el que imaginaba un mundo casi aterrador, azotado por «tempestades identitarias». El escritor, nacido en Beirut y con pasaporte francés, acaba de entregar a la imprenta 'Nuestros inesperados hermanos' (Alianza editorial), un libro en el que reitera su idea de que la humanidad camina hacia su destrucción. El escritor ha alumbrado una distopía que parte de un hecho pavoroso: el planeta se queda a oscuras debido a un apagón súbito. De las cenizas de la antigua civilización surge una nueva que se proclama heredera de la Grecia clásica. El resultado es una sociedad que ha conquistado un saber médico mucho más avanzado que el nuestro. «El mundo de hoy necesita ser repensado. Algo nuevo está sucediendo. En este momento, la humanidad tiene todos los medios para resolver los problemas que se le plantean, pero no sabe hacia dónde va ni lo que querría construir. Me siento consternado por la evolución de la historia. El mundo está a un paso de la Guerra Fría y de una carrera armamentística desbocada», asegura el escritor desde su casa de París, en una rueda de prensa telemática.
Maalouf terminó la novela antes del confinamiento, circunstancia que le apremió a publicarla con la mayor rapidez posible. Por esas raras coincidencias, el libro parecía revestir un tono profético. Empleando el raciocinio, cree que el mundo va por mal camino; pero si atiende a las razones del corazón, no arroja la toalla y se muestra esperanzado. Su parábola indaga en la Atenas clásica, la que inventó el teatro, la filosofía y los comienzos de la democracia. «Esta novela se inspira en un tiempo muy importante de la aventura humana: el milagro ateniense. Transcurre en un tiempo en que la humanidad da sus primeros pasos y se produce un florecimiento inesperado, algo que siempre me ha fascinado».
Sobrevivir a la catástrofe
Bajo la historia que se urde en 'Nuestros inesperados hermanos' subyace el deseo de que la especie humana sea capaz de sobrevivir a la catástrofe. Para el escritor y periodista, la humanidad vive en la cuerda floja, sumida en un trance que pone en peligro a todos porque todos estamos interconectados. Eso hace que la humanidad se sienta extremadamente vulnerable, al tiempo que comparte el mismo destino. Y lo paradójico de todo el problema es que el orden mundial ha desaparecido. «No es el final del mundo, aunque avanzamos al naufragio. Hay una vida después y hay que repensarla. Nos encaminamos hacia confrontaciones y crisis infinitas, y para superarlas es preciso reconstruir el orden internacional. Algo importante va a cambiar. El mundo está cambiando. Algo termina y algo empieza», aduce el ensayista y miembro de la Academia francesa.
«Esta ficción nace del temor, de una angustia. La historia avanza hacia una dirección que no me gusta. Por eso la novela trata de un mundo donde pasa algo espectacular que cambia esa historia», señala el autor. Sobre el Líbano, su patria de origen, el escritor se expresa en términos muy pesimistas. Piensa que el país está abocado a la quiebra económica. Los ciudadanos solo pueden sacar a cuentagotas el dinero de los bancos, y en medio de este desastre la clase media se ha empobrecido a una velocidad de vértigo. A la vista de este siniestro panorama, no hay cambio de sistema. «El que opera en la actualidad es extremadamente incompetente, pero nadie puede desenraizarlo. Mi sueño es que el país quede en manos de una gerencia internacional que suponga una alianza de las principales potencias».
Llegados a este momento, no hay otra forma de sortear el abismo que aplicando la inteligencia. «Un escritor desesperanzado es inútil para la humanidad. Creo que hay que tener esperanza, que veremos la luz al final del túnel».
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