TITULO: Cartas Olvidadas - Último sábado de 2020,.
Último sábado de 2020,.
foto / Comencé
el año, sábado 4 de enero, escribiendo de las 'influencer', esas
muchachitas que se dedican a no dedicarse a nada, y lo concluyo con el
gran 'influencer' del último siglo, el de verdad, un invisible que ha
zarandeado al mundo y trastocado nuestro modo de vida., etc,.
TITULO: Cartas en el Cajon - Cuentos de Navidad,.
Cuentos de Navidad,.
foto / Igual es lo que toca. Después de un año para olvidar, de haber comprobado nuestras debilidades como sociedad, de padecer una pandemia que se ha cobrado miles de vidas y que ha dejado tiritando nuestra economía -y nuestros empleos-, parece que los cuentos de Navidad son el único antídoto que nos queda para recuperar cierta ilusión. Pero claro, hay cuentos y cuentos. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunció hace aproximadamente un mes que una gran multinacional negociaba ya trasladar su sede a la Comunitat Valenciana. Notición en tiempos de crisis económica, social y sanitaria. La estabilidad del Botánico ejerciendo de imán para atraer inversiones. La dichosa hipoteca reputacional levantada de una vez por todas. Los perros otra vez atados con longanizas... Un mes ha durado el anuncio. A estas alturas ya intuimos que los contactos, que los hubo, con Abengoa, formaban parte de la estrategia que permitió el relevo en la cúpula de esa empresa. Abengoa no se mueve de su sitio -el IVF es el primero que lo ha asumido- y ese castillo de naipes que iba a permitir crear numerosos puestos de trabajo -«ese es el compromiso. Si no, no vendrán», Puig dixit- se ha venido abajo antes de empezar. No hay final feliz. Tampoco lo ha habido con esa abstención de Ciudadanos a los presupuestos de la Generalitat. Ya saben, un ni sí ni no con el que ese camaleón que es Toni Cantó pretendía desmarcarse de la critica radical de PP y Vox, pero sin caer en la contradicción de hacerle un favor al mismo Consell que limita la elección de centro educativo de los padres, que intenta arrinconar al castellano o que reparte subvenciones en función de sus intereses particulares. Cs se queda en tierra de nadie, y el PSPV ve fracasar una estrategia con la que pretendía vestirse de dialogante y mantener al mismo tiempo el acuerdo con Podemos y Compromís. Tampoco acabará bien el expediente de la comisión de defensa de la competencia a las empresas de Francis Puig y los Adell Bover. El cuento de que «todo es una estrategia del PP que no llegará a ningún lado» se desmorona conforme se conocen más y más subvenciones públicas, siempre a las mismas empresas o a otras con distinto nombre pero idéntico propietario. El relato no tendrá final feliz si, como parece, el departamento que depende de la subsecretaría de la conselleria de Economía acaba concluyendo que se pactaron precios para ganar un concurso en À Punt -circunstancia tan evidente que ni los implicados se han atrevido a negar-. De modo que les resumo: los cuentos están bien para entretener. Pero no hay que perder de vista que son eso, cuentos, y que a veces acaban mal.
TITULO: REVISTA TENIS - El año en el que cambió todo, menos Nadal en Roland Garros ,.
El año en el que cambió todo, menos Nadal en Roland Garros,.
El
2020 de los torneos cancelados, los partidos a puerta cerrada y el
ranking congelado termina con el mismo ganador en París. foto,.
Cuando Rafael Nadal levantó el ATP 500 de Acapulco en febrero, el que era su título número 85, nada hacía presagiar el terremoto que sufriría el tenis apenas unas semanas después. A medida que la pandemia se abría paso, los torneos se fueron blindando. Primero se anunciaron medidas preventivas, como guantes, mascarillas y puestos con gel hidroalcohólico, y más tarde fue la suspensión total del circuito el 12 de marzo.
Nadal hasta entonces había jugado la ATP Cup con España, donde cayó en la final contra Serbia, alcanzado los cuartos de final de Australia (derrota con Dominic Thiem) y alzado el título de Acapulco. Justo antes de la disputa de los primeros Masters 1.000 de la temporada, el tenis bajó su telón. Al principio de forma provisional durante seis semanas y luego permanente, durante cinco meses.
Nadal, ubicado en el número dos del mundo, se marchó a su casa de Manacor, donde permaneció toda la cuarentena. Sin poder entrenar, por la falta de una pista de tenis en su casa, el español trabajó en lo físico y no fue hasta la relajación de las restricciones para los deportistas que pudo marchar a su academia para empezar a tocar pista. Lo hizo con la incertidumbre de qué ocurriría en los próximos meses, puesto que uno a uno iban cayendo todos los grandes torneos, ya fueran cancelados, como el caso de Wimbledon, o suspendidos hasta nuevo aviso, como hizo Roland Garros.
Casi en un ejercicio contrarreloj, la ATP y los jugadores se movilizaron para crear burbujas que permitieran la disputa de torneos en condiciones de pandemia y, pese a las galopantes cifras de casos, el circuito volvió en agosto en Nueva York, con la disputa del Masters 1.000 de Cincinnati y el US Open, ambos en las instalaciones de Flushing Meadows, convertida en fortaleza contra la covid. Nadal, sin embargo, declinó la invitación. La congelación del ranking provocaba que no perdiera los puntos de campeón (los descontará en 2021), por lo que su ausencia solo afectaba a la carrera por ser el que más Grand Slam ha ganado en la historia.
Temporada de tierra
Sin Roger Federer, que solo jugó Australia tras suspender el año por una lesión de rodilla, y sin Nadal, el camino se abrió para un Novak Djokovic que lo tiró todo por la borda al pegarle un pelotazo a una juez de línea y ser descalificado. Mientras Dominic Thiem conquistaba su primer US Open, Nadal puso su punto de mira en la reubicada gira de tierra. Volvió a la pista en Roma, con muchas dudas y pese a pasar por encima de un agotado Pablo Carreño (semifinalista en Nueva York), no pasó de cuartos, apartado por un gran Diego Schawrtzman.
Había dudas sobre su estado para Roland Garros, un torneo que además estaría marcado por el frío, la lluvia y el techo de la pista central. Se vendió como el más complicado para Nadal y este se encargó de aplastar los pronósticos. Tuvo un camino plácido hasta semifinales, donde se vengó de Schwartzman, y en la final, contra un Novak Djokovic camino de convertirse en el primer tenista en la Era Abierta en ganar dos veces todos los Grandes, Nadal fue el mejor Nadal. 6-0, 6-2 y 7-5 fue el marcador con el que el balear sumó su décimo tercer Roland Garros e igualó en 'majors' a Federer, reabriendo un debate que amenaza con romperse en 2021.
Nivelado el termómetro Federer, Nadal se tomó un descanso, vio desde su casa cómo Djokovic aseguraba el número uno a final de año en Viena y volvió para la temporada de pista cubierta, su superficie más dañina. Jugó París y las Finales ATP de Londres y ambas las cerró de manera amarga. Semifinales en ambos torneos y con la espinita clavada de Londres, donde tuvo muy cerca la final, exactamente a un saque de distancia.
Unas breves vacaciones precedieron a lo que ya es una realidad, los entrenamientos en su academia de cara a la temporada 2021. Como Nadal ya avisó, «hay que estar preparado para enero. Si no se juega Australia, se jugará otra cosa. Hay que trabajar». Y con ese objetivo encara Nadal otro año tenístico que va a nacer entre las garras de la pandemia y cuyos inicio, nudo y desenlace son por ahora solo especulación.
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