Keira Knightley--foto,
Keira Knightley | ||
---|---|---|
Knightley en 2011. | ||
Nombre de nacimiento | Keira Christina Knightley | |
Nacimiento | Teddington, Londres, Inglaterra, Reino Unido 26 de marzo de 1985 (29 años) | |
Nacionalidad | Británica | |
Ocupación | Actriz, actriz de voz, modelo, activista | |
Años activo/a | 1993-presente | |
Características físicas | ||
Estatura | 1,70 m (5 ft 7 in)1 | |
Familia | ||
Cónyuge | James Righton (2013-presente) | |
Ficha en IMDb | ||
[ |
Biografía
Nació en Londres, Reino Unido, el 26 de marzo de 1985. Es hija de la dramaturga Sharman MacDonald y del actor Will Knightley. Tiene un hermano llamado Caleb, que se dedica al mundo de la música.Keira supo desde pequeña que quería ser actriz. Con tan sólo 3 años les pedía a sus padres que contrataran a algún representante artístico, ya que ella quería triunfar en la televisión.
Sus padres estuvieron de acuerdo en su elección, pero siempre fueron muy estrictos en cuanto a su educación.
Desde los seis años apareció en programas de televisión, debutando en la pantalla grande con el personaje de Natasha Jordan en la película británica Dos mujeres (1994), dirigida por Moira Armstrong.
Fue elegida como la actriz de películas más glamorosa por la revista Glamour en 2004, y en 2007 la mujer más bella de Gran Bretaña, según la encuesta de la cadena televisiva ITN. Ha sido portada de prestigiosas revistas como Vogue, Elle, Vanity Fair o Cosmopolitan, que la han incluido en numerosas ocasiones entre las mejor vestidas.
Keira ocupa el segundo lugar en la lista de los británicos menores de treinta años más ricos, con una fortuna estimada de 30 millones de libras. En el podio le acompañan los también actores Daniel Radcliffe, Emma Watson y Robert Pattinson.
Comienzo de su carrera artística
Poco después de cumplir los 17 años de edad la actriz británica abandona sus estudios para centrarse en su carrera cinematográfica. La carencia de estudios universitarios lleva a la actriz a leer y estudiar fuera de su actividad profesional hoy en día, a pesar de su dislexia, que padece desde sus 6 años. En una entrevista en la revista británica Tatler2 la actriz realiza una declaración diciendo:Soy, completamente, una inculta. No ir a la universidad me ha dado una fuerza increíble (para aprender cosas), pues eso te deja un ligero resentimiento.3
Carrera
Cine y televisión
Consiguió su primer papel como protagonista en 2001, cuando interpretó a la hija de Robin Hood en la película para televisión Princess of Thieves, producida por Walt Disney. Durante ese año también apareció en The Hole y en una adaptación para televisión de la película Doctor Zhivago. Se dio a conocer gracias a su papel co-protagonista en la comedia social británica Quiero ser como Beckham, en el año 2002.
Saltó al estrellato al participar en 2003 en Pirates of the Caribbean: The Curse of the Black Pearl, de Gore Verbinski, en el papel de Elizabeth Swann. Compartía protagonismo con Johnny Depp y Orlando Bloom. La película entró en la lista de las películas más taquilleras de la historia y convirtió a Keira en una hit-girl.
Luego participó en la comedia romántica británica Love Actually (2003). Su siguiente película fue El rey Arturo, del año 2004, en la que interpretaba a Ginebra. Para este papel tuvo que tomar lecciones de lucha e hípica.
En 2005 se estrenaron tres películas suyas. La primera fue The Jacket, un thriller protagonizado por Adrien Brody y que fue calificada por la crítica como poco original y desastrosa. La siguiente fue Domino, de Tony Scott, una película de acción basada en la vida de la cazarrecompensas Domino Harvey, que fue otro fracaso para la crítica, la cual insinuaba que Keira no era más que una cara bonita.
Sin embargo, todo cambió con el estreno de Orgullo y prejuicio, una adaptación de la novela de Jane Austen. Su papel como Elizabeth Bennet supuso una reconciliación con los críticos y le valió una nominación a los Globos de Oro y otra a los premios Óscar.
Su desayuno: 'Movido', pero sano «Tomo batidos de fruta y mucho plátano. Y si voy a salir pronto, añado una tostada para celiacos con miso, tahini o aceite de linaza y brotes de alfalfa o brócoli».
La cena dos huevos fritos con patatas fritas, pan, beber agua, postre una pera,.
TÍTULO: VIAJANDO CON CHESTER, Amistades de verano,.
VIAJANDO CON CHESTER, foto,.
Es verano, cambiamos de aires, de paisaje
y
de amigos. Recuperamos o iniciamos relaciones que se limitan a los días
de vacaciones. Son relaciones a veces efímeras, pero muy valiosas. Pero
¿sabemos mantenerlas vivas?
Desde hace 37 años paso el verano en el mismo pueblo, y cada año,
desde que llego hasta que me marcho, tengo la ocasión de recuperar
amistades que el invierno ha adormecido. He crecido junto a alguno de
ellos. A algunos los he conocido hace pocos años. Mis amigos veraniegos
incluyen un pescador, que además de gran amigo es mi vecino, y aunque
pasamos relativamente poco tiempo juntos (es precisamente en verano la
época en la que más trabajo tiene), nos sabemos cerca.
Incluyen también aquellos a quienes, como a mí, sus padres llevaron con 10 años a veranear al pueblo, y que ahora nosotros llevamos a nuestros hijos. Somos todos de la misma ciudad, pero solo nos vemos en verano. El resto del año no tenemos casi contacto.
Y sí, tengo que reconocerlo, he tenido también algunas amistades interesadas. Al menos en algunos momentos.
Siempre dejo el pueblo con la determinación de mantener el contacto con algunas de estas amistades, cosa que no hago en absoluto, y lo dejo también con el temor de que alguna la pierda al año siguiente, cosa que afortunadamente y hasta la fecha no ha ocurrido nunca.
Se cuentan entre mis amigos de verano algunas de las amistades más sólidas y valiosas que tengo. Y siempre me he preguntado por qué es así, si no son precisamente a las que más tiempo dedico.
espacio para la relación
"No busques al amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir" (Khalil Gibran)
Las vacaciones cambian nuestro ritmo vital, y propician disponer de tiempo y oportunidades para relacionarnos con los otros. Lo hacemos, además, en un ambiente relajado, desinhibido, que invita a compartir algo más que una intrascendente charla. Quizá por eso nos encontramos a menudo compartiendo experiencias, vivencias y sentimientos que muchas veces no hemos encontrado el espacio (o el tiempo) para hacerlo durante el resto del año. Y quizá por eso también establecemos con los demás conexiones muy profundas, que van más allá de la superficialidad con la que nos relacionamos a menudo socialmente y que alimentan verdaderas amistades.
Es sabido que compartir sufrimientos une, pero no es lo único. Disfrutar experiencias agradables también une. Eso sí, siempre que no nos dejemos arrastrar por una incesante y desbordada actividad y que sepamos apreciar y disfrutar de la compañía de los otros. Las tertulias, las largas sobremesas, las conversaciones llenas de complicidad, todos los pequeños momentos de relación que tan difíciles nos resultan durante el año, pueden darse de forma espontánea y natural en verano, propiciando el entorno ideal para forjar íntimas relaciones.
En vacaciones nos quitamos muchas máscaras. Somos, la mayoría de las veces, más nosotros que durante el año. Y esto también propicia que nuestros encuentros con los demás sean de gran valor. Atrás quedan los roles profesionales, la necesidad de quedar bien con todos, los compromisos, incluso muchas inseguridades y algún que otro complejo. Somos nosotros más que nunca, y puede ser que por eso existan los amigos de vacaciones, y al mismo tiempo el desinterés en verlos durante el año, pues en invierno no somos los mismos.
Las amistades de verano son de corta duración, pero pueden ser de intensa y muy profunda relación. Esto explicaría que algunos de estos fugaces amigos estén en nuestra lista de amistades más preciadas y nos llenen tanto, a pesar del esporádico contacto. Porque son, de alguna manera, nuestros espejos más nítidos, los que nos reflejan la mejor y más auténtica imagen de nosotros mismos.
cuidar la amistad
"Ve a menudo a la casa de tu amigo, pues la maleza prolifera en un sendero no recorrido"
(Ralph W. Emerson)
Las amistades de verano no se rompen por el hecho de no vernos durante el resto del año, simplemente hibernan. El invierno es un paréntesis en la relación, pero no implica en absoluto que se pierda. Pero que este tipo de amistades no se resientan de la larga pausa invernal no significa que funcionen solas. Cada verano, cuando las recuperamos, tenemos que alimentarlas y mimarlas si queremos que perduren. Les tenemos que dedicar atención y tiempo. Tanto o más que a nuestras amistades de siempre.
Las amistades de verano se alimentan de los pequeños rituales, de las costumbres, de cosas como cenas que se repiten de año en año en fechas señaladas o de salidas conjuntas. Siempre hay en toda amistad alguien que toma la iniciativa, que persigue al otro, que contribuye decisivamente a mantener la relación viva. Y las amistades de verano -aunque se limiten en el tiempo- no son una excepción. De hecho, cuanto más las cuidemos durante el tiempo en el que permanecemos juntos, mejor resistirán la desconexión del invierno.
Amigos lugareños
"La amistad comienza donde termina el interés"
(Marco Tulio Cicerón)
Para aquellos que cambiamos de entorno, las vacaciones nos ofrecen también la oportunidad de crear amistades con las gentes del lugar. Es una oportunidad única de comprender de verdad el lugar que visitamos y de estar en contacto con la autenticidad de otras formas de vivir y entender la vida. Pero para ello es preciso respetar el fundamento básico de toda amistad, que no es otro que relacionarnos con los demás movidos por el aprecio y por el deseo de conocer, más que por el deseo de que nos conozcan.
Es una realidad que a menudo colonizamos pueblos enteros, sin respeto alguno por sus gentes o por la vida de sus gentes. En muchas poblaciones, los veraneantes somos una aplastante mayoría en vacaciones y pasamos por encima de los lugareños, que se sienten invadidos por una masa de turistas, que en algunos casos les dan para vivir, pero alteran brutalmente sus vidas y sus costumbres.
Cuando actuamos así perdemos grandes oportunidades. Porque entre los lugareños se esconden grandes e interesantísimas posibles amistades. A menudo nos despedimos de nuestros amigos de verano haciendo grandes planes para seguirnos viendo, aunque estamos convencidos íntimamente de que lo que ocurrirá es que no nos veremos de nuevo hasta las próximas vacaciones.
Y quizá sea lo mejor. Quizá sea precisamente esta la clave de poder mantener la fuerza de estas amistades. Porque se forjan en un ambiente de autenticidad y profundidad de relación difícilmente reproducible en nuestro día a día. Quizá hibernarlas sea, en efecto, la mejor manera de mantenerlas intactas y de que no pierdan sustancia.
Reiniciar el ciclo
"Guarda a tu amigo bajo la llave de tu propia vida"(William Shakespeare)
Pienso que no necesariamente deberíamos esforzarnos por mantenerlas vivas en invierno. Porque es otro entorno y son otras circunstancias. Y del mismo modo que la piña colada no sabe igual en una terraza de la ciudad que en la playa, las amistades de verano no saben igual en invierno. Pero pienso también que sí podemos aprender individualmente de la experiencia vivida con estas amistades, y hacer que esta autenticidad conseguida en verano, esta comunicación desprovista de máscaras, sobreviva, aunque sea un poco, en el día a día del resto del año.
Citas para la reflexión.
"El amigo de todo el mundo no es un amigo" (Aristóteles).
"La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos parece ameno" (Erasmo de Rotterdam).
"No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad" (Platón).
"Una amistad reanudada requiere más cuidados que la que nunca se ha roto" (François de la Rochefoucauld).
"Cambia de placeres, pero no cambies de amigos" (Voltaire).
"Un amigo merece cualquier riesgo de nuestra parte" (Edward Young).
"Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufan arse todo el mundo" (Antoine de Saint-Exupery).
TÍTULO: COCINA DOMINGO, JABALI CON SALSA LASARTE,.
Tiempo de preparación: 20 minutosIngredientes para: 4 personas
Ingredientes: 300 g de cabeza de jabalí. / foto,.
Para la salsa Lasarte: 3 huevos, 1 cucharada sopera de mostaza de Dijon, 45 g de aceite de oliva virgen extra, 3 cucharadas soperas de vinagre de Jerez, 3 pepinillos en vinagre, 1 cucharada sopera de alcaparras, 1 cucharada sopera de perejil picado, 1 cucharada sopera de estragón picado, sal, pimienta, brotes de espinaca y hojas de perifollo.
Elaboración: se corta la cabeza de jabalí en finas láminas. Se cuecen los huevos en agua fría con sal, diez minutos a partir de que el agua hierva. Se refrescan en agua con hielos, se pelan y se separan las claras de las yemas. Se aplastan las yemas con la mostaza, ayudándonos de un tenedor. Se incorporan el vinagre y el aceite en forma de hilo, como si se tratara de una mayonesa. Se salpimienta y se añaden las alcaparras y los pepinillos picados y se mezcla. Se agregan las hierbas y la clara de huevo finamente picada. Se mezcla bien y se mantiene en frío, cubierto con papel film que quede e/ n contacto.
Acabado y presentación: se montan en un plato grande y plano la cabeza del jabalí extendida, se agregan unas lágrimas de salsa Lasarte por encima y algunos brotes de espinaca y hojas de perifollo.
El vino
Rueda 2014. La fuerte apuesta de Marqués de Cáceres por la D. O. Rueda se manifiesta en su nueva bodega en la finca de Serrada, que dispone de 125 hectáreas de viñedo propio. Íntegramente elaborado en la propiedad, este nuevo vino de color pajizo, fragante nariz (entre cítrica y mineral) y un paso de boca fresco y voluminoso posee un largo y agradable posgusto. Ideal como aperitivo, es gran compañero de la cocina mediterránea. 6 ¬. J. L. RECIO
REINOS DE HUMO Por Benjamín Lana
De media hora para comer
Me está entrando complejo de Robin Hood de lo castizo. Me veo, cada vez más, defendiendo costumbres de esas que los modernos llaman 'viejunas'. No me refiero a cuestiones como la estigmatización del mondadientes, sino a temas serios como la cultura de los dos platos y postre o el vaso de vino reglamentario en las comidas. Comprendo la necesidad patria de racionalizar los horarios laborales, de conciliar en casa e irnos a dormir a la hora de los noruegos. Pero, como somos un pueblo dado a pasar de un extremo al otro, me da miedo. Traigo este cuento porque, en una de las empresas mejor valoradas por sus empleados en España y en el mundo, una tecnológica de campanillas, con cocinas de restaurante de vanguardia, comida gratis y zonas de descanso, está mal visto reservarse en la agenda más de media hora para comer. No lo he leído por ahí, me lo dijeron en persona y con testigos. Es verdad que su cultura empresarial es americana y ningún europeo entiende bien cuál es la relación de los gringos con la comida. Pero todo ese despliegue para tener que almorzar en media hora... da un poco de pena. Serán un ejemplo de eficiencia y conciliación, pero mi madre siempre me ha dicho que coma despacio y mastique más. Que las prisas son de mala educación y sientan mal al estómago. ¿Media hora? Me suena a cita con el dentista y a ese deseo de que se acabe cuanto antes.
Incluyen también aquellos a quienes, como a mí, sus padres llevaron con 10 años a veranear al pueblo, y que ahora nosotros llevamos a nuestros hijos. Somos todos de la misma ciudad, pero solo nos vemos en verano. El resto del año no tenemos casi contacto.
"En vacaciones establecemos conexiones que van más allá de la superficialidad con la que nos relacionamos a menudo socialmente"
Siempre dejo el pueblo con la determinación de mantener el contacto con algunas de estas amistades, cosa que no hago en absoluto, y lo dejo también con el temor de que alguna la pierda al año siguiente, cosa que afortunadamente y hasta la fecha no ha ocurrido nunca.
Se cuentan entre mis amigos de verano algunas de las amistades más sólidas y valiosas que tengo. Y siempre me he preguntado por qué es así, si no son precisamente a las que más tiempo dedico.
espacio para la relación
"No busques al amigo para matar las horas, sino búscale con horas para vivir" (Khalil Gibran)
Las vacaciones cambian nuestro ritmo vital, y propician disponer de tiempo y oportunidades para relacionarnos con los otros. Lo hacemos, además, en un ambiente relajado, desinhibido, que invita a compartir algo más que una intrascendente charla. Quizá por eso nos encontramos a menudo compartiendo experiencias, vivencias y sentimientos que muchas veces no hemos encontrado el espacio (o el tiempo) para hacerlo durante el resto del año. Y quizá por eso también establecemos con los demás conexiones muy profundas, que van más allá de la superficialidad con la que nos relacionamos a menudo socialmente y que alimentan verdaderas amistades.
Es sabido que compartir sufrimientos une, pero no es lo único. Disfrutar experiencias agradables también une. Eso sí, siempre que no nos dejemos arrastrar por una incesante y desbordada actividad y que sepamos apreciar y disfrutar de la compañía de los otros. Las tertulias, las largas sobremesas, las conversaciones llenas de complicidad, todos los pequeños momentos de relación que tan difíciles nos resultan durante el año, pueden darse de forma espontánea y natural en verano, propiciando el entorno ideal para forjar íntimas relaciones.
En vacaciones nos quitamos muchas máscaras. Somos, la mayoría de las veces, más nosotros que durante el año. Y esto también propicia que nuestros encuentros con los demás sean de gran valor. Atrás quedan los roles profesionales, la necesidad de quedar bien con todos, los compromisos, incluso muchas inseguridades y algún que otro complejo. Somos nosotros más que nunca, y puede ser que por eso existan los amigos de vacaciones, y al mismo tiempo el desinterés en verlos durante el año, pues en invierno no somos los mismos.
Las amistades de verano son de corta duración, pero pueden ser de intensa y muy profunda relación. Esto explicaría que algunos de estos fugaces amigos estén en nuestra lista de amistades más preciadas y nos llenen tanto, a pesar del esporádico contacto. Porque son, de alguna manera, nuestros espejos más nítidos, los que nos reflejan la mejor y más auténtica imagen de nosotros mismos.
cuidar la amistad
"Ve a menudo a la casa de tu amigo, pues la maleza prolifera en un sendero no recorrido"
(Ralph W. Emerson)
Las amistades de verano no se rompen por el hecho de no vernos durante el resto del año, simplemente hibernan. El invierno es un paréntesis en la relación, pero no implica en absoluto que se pierda. Pero que este tipo de amistades no se resientan de la larga pausa invernal no significa que funcionen solas. Cada verano, cuando las recuperamos, tenemos que alimentarlas y mimarlas si queremos que perduren. Les tenemos que dedicar atención y tiempo. Tanto o más que a nuestras amistades de siempre.
Las amistades de verano se alimentan de los pequeños rituales, de las costumbres, de cosas como cenas que se repiten de año en año en fechas señaladas o de salidas conjuntas. Siempre hay en toda amistad alguien que toma la iniciativa, que persigue al otro, que contribuye decisivamente a mantener la relación viva. Y las amistades de verano -aunque se limiten en el tiempo- no son una excepción. De hecho, cuanto más las cuidemos durante el tiempo en el que permanecemos juntos, mejor resistirán la desconexión del invierno.
Amigos lugareños
"La amistad comienza donde termina el interés"
(Marco Tulio Cicerón)
Para aquellos que cambiamos de entorno, las vacaciones nos ofrecen también la oportunidad de crear amistades con las gentes del lugar. Es una oportunidad única de comprender de verdad el lugar que visitamos y de estar en contacto con la autenticidad de otras formas de vivir y entender la vida. Pero para ello es preciso respetar el fundamento básico de toda amistad, que no es otro que relacionarnos con los demás movidos por el aprecio y por el deseo de conocer, más que por el deseo de que nos conozcan.
Es una realidad que a menudo colonizamos pueblos enteros, sin respeto alguno por sus gentes o por la vida de sus gentes. En muchas poblaciones, los veraneantes somos una aplastante mayoría en vacaciones y pasamos por encima de los lugareños, que se sienten invadidos por una masa de turistas, que en algunos casos les dan para vivir, pero alteran brutalmente sus vidas y sus costumbres.
Cuando actuamos así perdemos grandes oportunidades. Porque entre los lugareños se esconden grandes e interesantísimas posibles amistades. A menudo nos despedimos de nuestros amigos de verano haciendo grandes planes para seguirnos viendo, aunque estamos convencidos íntimamente de que lo que ocurrirá es que no nos veremos de nuevo hasta las próximas vacaciones.
Y quizá sea lo mejor. Quizá sea precisamente esta la clave de poder mantener la fuerza de estas amistades. Porque se forjan en un ambiente de autenticidad y profundidad de relación difícilmente reproducible en nuestro día a día. Quizá hibernarlas sea, en efecto, la mejor manera de mantenerlas intactas y de que no pierdan sustancia.
Reiniciar el ciclo
"Guarda a tu amigo bajo la llave de tu propia vida"(William Shakespeare)
Pienso que no necesariamente deberíamos esforzarnos por mantenerlas vivas en invierno. Porque es otro entorno y son otras circunstancias. Y del mismo modo que la piña colada no sabe igual en una terraza de la ciudad que en la playa, las amistades de verano no saben igual en invierno. Pero pienso también que sí podemos aprender individualmente de la experiencia vivida con estas amistades, y hacer que esta autenticidad conseguida en verano, esta comunicación desprovista de máscaras, sobreviva, aunque sea un poco, en el día a día del resto del año.
Emociones y reflexiones para ver
La película 'Héroes', dirigida por Pau Freixas y protagonizada por Eva Santolaria y Álex Brendemühl, y galardonada con el Premio del Público en el XIII Festival de Cine de Málaga, es un retrato nostálgico lleno de emociones sobre las amistades de verano.Citas para la reflexión.
"El amigo de todo el mundo no es un amigo" (Aristóteles).
"La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos parece ameno" (Erasmo de Rotterdam).
"No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad" (Platón).
"Una amistad reanudada requiere más cuidados que la que nunca se ha roto" (François de la Rochefoucauld).
"Cambia de placeres, pero no cambies de amigos" (Voltaire).
"Un amigo merece cualquier riesgo de nuestra parte" (Edward Young).
"Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufan arse todo el mundo" (Antoine de Saint-Exupery).
TÍTULO: COCINA DOMINGO, JABALI CON SALSA LASARTE,.
Tiempo de preparación: 20 minutosIngredientes para: 4 personas
Ingredientes: 300 g de cabeza de jabalí. / foto,.
Para la salsa Lasarte: 3 huevos, 1 cucharada sopera de mostaza de Dijon, 45 g de aceite de oliva virgen extra, 3 cucharadas soperas de vinagre de Jerez, 3 pepinillos en vinagre, 1 cucharada sopera de alcaparras, 1 cucharada sopera de perejil picado, 1 cucharada sopera de estragón picado, sal, pimienta, brotes de espinaca y hojas de perifollo.
Elaboración: se corta la cabeza de jabalí en finas láminas. Se cuecen los huevos en agua fría con sal, diez minutos a partir de que el agua hierva. Se refrescan en agua con hielos, se pelan y se separan las claras de las yemas. Se aplastan las yemas con la mostaza, ayudándonos de un tenedor. Se incorporan el vinagre y el aceite en forma de hilo, como si se tratara de una mayonesa. Se salpimienta y se añaden las alcaparras y los pepinillos picados y se mezcla. Se agregan las hierbas y la clara de huevo finamente picada. Se mezcla bien y se mantiene en frío, cubierto con papel film que quede e/ n contacto.
Acabado y presentación: se montan en un plato grande y plano la cabeza del jabalí extendida, se agregan unas lágrimas de salsa Lasarte por encima y algunos brotes de espinaca y hojas de perifollo.
El vino
Rueda 2014. La fuerte apuesta de Marqués de Cáceres por la D. O. Rueda se manifiesta en su nueva bodega en la finca de Serrada, que dispone de 125 hectáreas de viñedo propio. Íntegramente elaborado en la propiedad, este nuevo vino de color pajizo, fragante nariz (entre cítrica y mineral) y un paso de boca fresco y voluminoso posee un largo y agradable posgusto. Ideal como aperitivo, es gran compañero de la cocina mediterránea. 6 ¬. J. L. RECIO
REINOS DE HUMO Por Benjamín Lana
De media hora para comer
Me está entrando complejo de Robin Hood de lo castizo. Me veo, cada vez más, defendiendo costumbres de esas que los modernos llaman 'viejunas'. No me refiero a cuestiones como la estigmatización del mondadientes, sino a temas serios como la cultura de los dos platos y postre o el vaso de vino reglamentario en las comidas. Comprendo la necesidad patria de racionalizar los horarios laborales, de conciliar en casa e irnos a dormir a la hora de los noruegos. Pero, como somos un pueblo dado a pasar de un extremo al otro, me da miedo. Traigo este cuento porque, en una de las empresas mejor valoradas por sus empleados en España y en el mundo, una tecnológica de campanillas, con cocinas de restaurante de vanguardia, comida gratis y zonas de descanso, está mal visto reservarse en la agenda más de media hora para comer. No lo he leído por ahí, me lo dijeron en persona y con testigos. Es verdad que su cultura empresarial es americana y ningún europeo entiende bien cuál es la relación de los gringos con la comida. Pero todo ese despliegue para tener que almorzar en media hora... da un poco de pena. Serán un ejemplo de eficiencia y conciliación, pero mi madre siempre me ha dicho que coma despacio y mastique más. Que las prisas son de mala educación y sientan mal al estómago. ¿Media hora? Me suena a cita con el dentista y a ese deseo de que se acabe cuanto antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario