Desastroso encuentro de los blanquinegros pese a gozar de un futbolista más la última media hora,. foto,.
El Badajoz ofreció ayer su peor cara ante un Coria muy efectivo que se llevó los puntos del Nuevo Vivero. Los pacenses no inquietaron la meta de Jiménez en los 90 minutos porque, para tener ocasiones claras, antes hay que crearlas. Y los de Pastelero están poco creativos en los últimos meses. Una actuación coral la de este domingo que, de permanecer en adelante, obligará a los albinegros a mirar más hacia la defensa de la cuarta plaza que al abordaje de la tercera.El técnico local apostaba por la continuidad respecto a los futbolistas que conquistaron Don Benito con el tanto in extremis de Mikel, que ayer repetía en la punta nuevamente en detrimento de Copito, que fue convocado pero finalmente descartado para no arriesgar. En la ofensiva pacense, Pablo Carmona y Abraham Pozo muy abiertos en los carriles, con Edu y Sergio Ramos por detrás y Sandro en tareas defensivas en el eje. En defensa, Javichu ocupaba el problemático lateral diestro acompañando a Suso, Rodolfo y Carlos Arias. No era cuestión de nombres propios porque no era el día. No salió nada y el Coria, donde Miguel Rubio dejaba en el banquillo al tocado Mahillo y a David Alejo, supo pescar en las aguas revueltas de un perdido adversario.
El primer susto serio visitante llega en el minuto 13 por medio de Pino con un disparo envenenado cuyo rebote casi se cuela por la escuadra de Ímola. Apenas cinco después, aquel susto se convierte en pesadilla y Aparicio aprovecha el rechace de un lanzamiento de Pino desde la derecha para estirar la pierna como nunca y batir cruzado al meta argentino del Badajoz. Mazazo para la parroquia local que pudo multiplicarse pues en el 23 Liberal manda el esférico al larguero después de un error de marcaje de la zaga. Los caurienses no solo no sufrían problema alguno atrás sino que se acercaban con más peligro que el oponente.
Mejor Coria, peor Badajoz
Con el paso del tiempo, el Coria se fue sintiendo mejor sobre el
maltrecho césped del Nuevo Vivero mientras la grada se impacientaba.
Cumplida la media hora de juego, el Badajoz seguía atenazado, nervioso,
carente de fútbol y de llegadas al arco de un tranquilo Jiménez, mero
espectador que no necesitó demasiado esfuerzo para repeler un tiro de
Pozo en el 37, casi lo único reseñable del Badajoz. Muy escaso bagaje
atacante de los blanquinegros, con Mikel desabastecido, Pozo y Carmona
sin entrar por banda y Sergio Ramos y Edu Torres sin conexión, al menos
vertical. 0-1 al descanso y malas sensaciones locales. Tras la reanudación, Pastelero no quiere esperar acontecimientos y de inicio pone en el campo a Cajoto y al solicitado por la hinchada Rooney. No cambia a los extremos Carmona y Pozo sino a Sandro y a Javichu, lateral y mediocentro defensivo, y ratrasa a Carmona hacia el lateral derecho. Alternancia de piezas que en los primeros compases no se sintió. Además, el juego se endureció por momentos con amarillas para Cajoto y Juanma Morán. El Coria seguía a lo suyo, casi sin sufrir y sin desdeñar alguna aproximación que finiquitara el choque. Poco que contar del primer cuarto de hora.
A falta de 30 minutos, Aparicio es expulsado por Rangel Merchán al ver su segunda amarilla y al Badajoz se le abre una puerta hasta entonces cerrada. Faltaba saber si la aprovecharía. El partido seguía muy trabado, con más juego detenido que efectivo. Algún intento vía saque de esquina de Rodolfo y un disparo lejano del propio central. Poco inquietante para un Jiménez que tenía una tarde lo más plácida pese a que visitaba un feudo de los complicados. En el 74, Rooney la manda a las nubes en la que fue la mejor jugada local fruto de la internada de Carlos Arias por la izquierda y la dejada atrás de Mikel. El mismo Rooney repetiría con la testa la escapada de Carmona por el otro costado. El Badajoz apretaba con más ganas que razones en la recta final y el Coria, bien situado como siempre, comenzaba a sentir la inferioridad numérica pese al incansable trabajo destructivo de los Juanma Morán, Sergio Alonso y compañía.
El encuentro acabaría sin sobresaltos en el área cauriense. Los tímidos acercamientos del Badajoz nunca pusieron en peligro el botín del Coria, que saca tres puntos del coliseo pacense a base de seriedad táctica en el segundo acto y buen juego en el primero. Los blanquinegros vuelven a pinchar en casa -y ya van unas cuantas-, continúan sin dar con la tecla para edificar juego y su problema parece más grave que la ausencia de su máximo artillero Copito. Porque, no es que falte remate, es que falta fútbol.
TÍTULO: EL OBJETO Y YO, LAS ANÉCDOTAS DE LA BARCELONA HISTORICA,.
Escritor--Chufo Lloréns,.foto,.
Chufo Lloréns viaja con 'La ley de los justos' a la convulsa Barcelona de finales del siglo XIX,.
Cuando dio el último repaso a su libro, observó que su última creación tenía unas 1.500 páginas. Y Chufo Lloréns (Barcelona, 1931) volvió a meterse en faena para intentar reducir el tamaño de ‘La ley de los justos’ (Grijalbo), su última creación. Lo consiguió a medias. «Quité trescientas páginas que no aportaban nada», confiesa. En cualquier caso, dejó la obra en 1.152 páginas, su proyecto más extenso. «Una novela corta se puede hacer muy larga y una larga se puede hacer muy corta. Ésta es muy entretenida», dice risueño, sabedor de que a sus seguidores no les importa la longitud del libro.En esta ocasión, Lloréns abandona la Edad Media que trató en ‘Te daré la tierra’ y ‘Mar de fuego’ para trasladarse a los últimos años del siglo XIX a su ciudad. «Busco una parte de la historia que tenga anécdotas. Y la Barcelona de esa época las tiene», indica. La ciudad vivía una situación convulsa con la celebración de la Exposición Universal, que se tenía que haber celebrado para 1887, pero se pospuso un año. «Para hacer los pabellones, acuden personas de toda España. Y cuando se terminan, los echan a todos a la calle, con el conflicto que se genera», añade Lloréns.
A este hecho, gente sin trabajo, se unen el derribo de diez mil casas para conseguir que la vía Laietana llegue hasta el mar y la explosión de los movimientos sindicales y políticos con fuerza: aparece Errico Malatesta como el gran pope del anarquismo y se celebra en la ciudad condal el primer congreso nacional obrero, donde se funda la UGT. «Se agrandan las diferencias sociales y se entiende, en algunos casos, que mejorar las cosas es atacar a los burgueses y promover las movilizaciones», incide el escritor catalán.
En este contexto, Lloréns juega con una historia con toques de thriller en el que son protagonistas dos familias: los Ripoll, pertenecientes a la alta burguesía, y los Bonafont, familia humilde cuya madre viuda, Luisa, trabaja de costurera para los primeros. Pero toda esta situación se enzarza cuando el hijo menor de Luisa se enamora de la sobrina de la familia rica. Y todo transcurre en una Barcelona industrial donde los roles cambian. «El patrono que era un padre para sus trabajadores se acaba. Aparece también el enfrentamiento entre los padres y los hijos, que quieren llevar las fábricas de diferentes maneras», apunta.
Además, aparece la guerra de Cuba (1898), a la que van los pobres porque los ricos “pagan por no ir”. “Y cuando los pobre vuelven, algunos amputados, no tienen nada”, remacha el Lloréns, que ha tardado cuatro años en terminar la novela: tres para escribir y uno para documentarse. Y en esa búsqueda de datos se topó con hechos curiosos, como que el Liceo tenía una noche para las queridas. “Allí se demostraba la categoría dependiendo del número de joyas que llevara ella”, comenta el escritor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario