TITULO : MAS QUE COCHES - Tasa 0 de alcohol a los conductores menores de 18,.
foto / En la reformada Ley de Tráfico es la primera vez que se fija la tasa cero en el consumo de alcohol a conductores, pero solo a los menores de edad que pudieran conducir bicicletas, patinetes, ciclomotores e incluso motos de 125 c.c. con el carné A1.
Esta enmienda en la Ley está en consonancia con la prohibición de venta de alcohol a los menores ,.
TITULO: Para Todos La 2 - Europa frente a los tanques,.
fotos / En el frente de batalla se puede hablar de todo menos de desánimo, condiciones de vida o compañeros caídos. Así que los soldados de la brigada 92, precariamente instalados a unos 15 kilómetros de Rusia, pasan rápidamente del tema. ¿El estado de ánimo? Alto ¿Los compañeros caídos? Héroes ¿La familia? Lejos ¿Donbás? Lo recuperaremos.
Yakiv, Andréi, Eugen, Viktor son gente dura, acostumbrada a hacer la guerra a diez grados bajo cero, a comer latas durante semanas, a conciliar el sueño en un camastro cuando el suelo retumba y a avanzar con un tanque sobre las líneas enemigas. Los cuatro son parte de un grupo más amplio que tiene una única misión: resistir. Ellos son la punta de lanza de las Fuerzas Armadas ucranias en su conquista de las aldeas más cercanas a Járkov y desde hace tres semanas viven un pueblo recién recuperado ―cuyo nombre impide decir la autoridad militar― en el que el fuego de artillería suena cada pocos minutos.
Solo unos pocos locos están preparados para ser la avanzadilla de la reconquista del suelo perdido y la conversación, que comienza en el antiguo parque infantil del pueblo, tiene que seguir en el sótano por temor a que algún proyectil caiga en su pueblo.
El más veterano, Yakiv, de 38 años, tiene una enorme cicatriz con forma de L cosida en la cara que comienza en la frente, recorre la sien y llega hasta el ojo. En lo alto de la cabeza tiene también una marcada cicatriz de metralla. “Recuerdo del 1 de marzo”, asegura riendo en referencia a los primeros días de la guerra, en los que los ejércitos rusos se plantaron rápidamente en el centro de Járkov, la segunda ciudad más grande del país.
“Sabíamos que veníais vosotros, así que hemos quitado toda la decoración nazi del sótano”, dice entre bromas. “Y hemos puesto en marcha la máquina de las bombas”, añade otro entre risas. Si el grupo tiene miedo a cumplir la misión encomendada, esto no sale delante de los periodistas.
La guerra comenzó para ellos, como para toda Ucrania, también la mañana del 24 de febrero, cuando de la ciudad rusa de Belgorod (la localidad que tienen enfrente y de la que salen casi todos los misiles que caen en el este de Ucrania) salió una columna de soldados y vehículos con la intención de zamparse en pocas horas Járkov, de casi dos millones de habitantes. Mientras el mundo miraba hacia Kiev, una lluvia de misiles y proyectiles caía sobre Járkov hasta arrasar con todo. Mientras los tanques y la infantería rodeaban el casco urbano, los proyectiles destrozaban viviendas, tiendas, centros comerciales, mercados, la estación eléctrica, los gasoductos, aldeas, escuelas, academias… En pocos días cualquier cosa de más de dos alturas en la cara norte de la ciudad fue aniquilada. Luego, más soldados rusos cruzaron a Ucrania y a mediados de marzo los rusos habían penetrado medio centenar de kilómetros hasta plantarse muy cerca de la plaza central de la ciudad.
Poco a poco comenzó una reconquista que ha ido recuperando metro a metro territorio. Ahora, dos meses después de aquello, Yakiv, Andrei, Eugen, Viktor devoran un cigarro tras otro en un búnker que hace de cuartel, dormitorio, salón, cocina y sala de confesiones. Arriba, escondidos bajo los árboles, están sus instrumentos de trabajo: varios tanques modelo T-72 y un T-64, arrebatado a los rusos.
Precisamente con el tanque ruso, Andréi, de 24 años, aprendió a hacer la guerra. Todo lo que había conducido hasta el mes de marzo es un viejo Ford en el que iba a buscar a su novia a la peluquería, pero desde que atacaron su ciudad se vistió de verde olivo y no se ha vuelto a quitar la ropa militar. Aprendió a disparar en el tanque ruso que dejaron abandonado los invasores, que paradójicamente se han convertido en el principal proveedor de armas de los ejércitos ucranios. Ahora el grupo de hombres duerme junto a sus tanques en la ciudad que los inventó cuando el ingeniero Alexander Morozov dejó en 1927 de construir trenes y tractores para dar paso a la industria de los vehículos blindados más poderosa de la Unión Soviética, ubicada precisamente en Járkov.
La misión de Andréi y sus compañeros es mantener bajo su control la nada, una posición nada más, porque ni los gatos viven ya en un pueblo donde hace tres meses vivían mil familias, pero en el que no hay ni una casa que no esté destrozada, quemada o agujereada.
Armas y militares profesionales
“La proporción en tanques es de uno a cuatro en esta zona del país”, dice Eugen, su compañero tanquista de 24 años. La cifra cuadra con la que dio el presidente Volodímir Zelenski, que considera que por cada siete soldados de Rusia hay uno de Ucrania. Precisamente los tanquistas repiten como un mantra el discurso oficial que dice “necesitamos armas…”, pero también mano de obra. “Hay cientos de voluntarios que se ofrecen cada día, pero necesitamos militares profesionales. Hay gente de sobra, pero es necesario que venga alguien capaz de manejar un tanque, disparar. De hecho, cientos de voluntarios se ofrecen cada día, pero es necesario los militares profesionales que saben manejar un tanque”. El entusiasmo no es buen compañero de la guerra y todos ellos reconocen que la mayoría de accidentes se producen entre quienes se apuntaron a las Fuerzas Armadas sin haber visto nunca un fusil.
Aprender a conducir un tanque no es algo fácil. El habitáculo del T-64, un tanque creado hace 50 años, es un espacio asfixiante donde no caben los gordos porque hay que llevar los brazos pegados para no ser golpeado por el proyectil. El tanque ruso con el que Vladímir Putin aspiraba a conquistar Ucrania es un rústico aparato en el que viajan tres soldados, dos sentados y otro más en la torreta. El piloto debe encajarse en un diminuto espacio que tiene frente a la cara unas lentes a modo de periscopio con una cruz marcada para señalar el objetivo. Con una mano se mueve el cañón de derecha a izquierda y con la otra de arriba abajo hasta hacer coincidir la cruz. Justo a la espalda están almacenadas una decena de proyectiles similares a una gran botella de cava que se cargan de forma mecánica y salen disparados haciendo retumbar la angustiosa caja de máquinas. Precisamente esta forma de almacenar la munición se ha convertido en el punto débil de un tanque al que cualquier impacto del enemigo puede hacer saltar por los aires, lo que ha constatado su caducidad para la guerra moderna. A los más de mil tanques destruidos se suma el hecho de que cada vez es más frecuente que los soldados abandonen sus viejos tanques para huir. Es tan elevado el número de tanques abandonados que incluso el Gobierno ucranio ha dicho a la población que quien encuentre alguno de los “trofeos de combate” no necesita declararlo a Hacienda.
Precisamente por eso, Viktor, capaz de manejar con más soltura un tanque que su teléfono móvil, está convencido de la victoria. “Estamos defendiendo nuestra tierra, nuestros pueblos, nuestras ciudades y nuestras familias. Está claro que vamos a ganar esta guerra y expulsar al invasor porque nos va la vida en ello”, afirma antes de que una nueva explosión haga retumbar las paredes del búnker para recordar que su misión de resistir aún no ha terminado.
TITULO: Gigantes de La 2 - Fernando Méndez-Leite, elegido presidente de la Academia de Cine .- Jueves -9- Junio,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves - 9- Junio - 23:50 de Televisión Española.
Pocos saben más que él sobre el cine español y acumulan su experiencia de gestión. ( foto ) Fernando Méndez-Leite (Madrid, 1944) sucederá a Mariano Barroso al frente de la Academia de Cine los próximos cuatro años. Su candidatura, formada por el productor Rafael Portela, actual vicepresidente primero, y la actriz Susi Sánchez, ha recibido 348 votos de un total de 820. De los 1.846 académicos con derecho a voto para renovar la mitad de la junta directiva lo han ejercido un 44%.
Méndez-Leite se ha impuesto a las otras tres candidaturas encabezadas por la actriz Luisa Gavasa, la documentalista Valérie Delpierre y la directora de fotografía Teresa Medina. Era el único hombre candidato y el mayor de todos con 78 años. Hijo de Fernando Méndez-Leite von Haffe, el crítico de cine oficial del franquismo, se licenció en Derecho y estudió en la Escuela Oficial de Cinematografía. Ejerció la crítica en diarios como 'Pueblo' y 'Diario 16' y la revista 'Fotogramas', y ha escrito varios libros dedicados a la historia del septimo arte y a realizadores como José Luis Cuerda. Debutó como director en 1980 con 'El hombre de moda' y ha firmado espacios culturales en televisión, series como 'La Regenta' y documentales como 'El productor', sobre Elías Querejeta.
Méndez-Leite fue asimismo director general de Cine de 1986 a 1988 con el gobierno socialista y dirigió la ECAM, la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid, desde su fundación en 1994 hasta 2012. Pareja de la actriz Fiorella Faltoyano y padre de la también intérprete Clara Méndez-Leite, lleva años vinculado al Festival de Málaga, donde forma parte del comité de dirección y se ocupa de moderar las ruedas de prensa de la sección oficial. También colabora y asesora en el programa 'La historia de nuestro cine' de La 2.
Los Goya en Sevilla
Su candidatura era la opción continuista en un momento especialmente dedicado del cine español. Con las salas sin recuperar la taquilla tras los dos años y pico de pandemia y con las plataformas dominando el discurso, Méndez-Leite se enfrenta a una Ley Audiovisual aprobada en el Congreso el pasado 26 de mayo, que, según los productores independientes, supone «la sentencia de muerte de la industria audiovisual española tal y como la conocemos».
Méndez-Leite es el presidente número 17 de la Academia en sus 36 años de historia, un cargo siempre controvertido –están recientes las dimisiones de Álex de la Iglesia y Antonio Resines– por el que no se cobra un euro. Entre sus primeros cometidos al frente de esta organización gremial, la organización de la gala de los Goya en Sevilla en el primer trimestre de 2023 y decidir si las películas de las plataformas pueden competir.
foto / Es evidente que la irrupción de las plataformas no ha ido de la mano de nuevas y brillantes ideas. Sí, se produce más que nunca, y sí, a poco que uno escarbe, se pueden encontrar joyas de calado como esa 'Undone', de la que Prime Video acaba de estrenar la segunda temporada, o 'Kidding', la ficción sobre el duelo producida por Showtime y protagonizada por Jim Carrey, que en nuestro país ha emitido Movistar Plus+. Sin embargo, el grueso de la oferta que acaba llegando a las plataformas huele a ya visto, a poco riesgo y, en algunos casos, a una reformulación de las historias que han triunfado décadas atrás.
Lo que pasa es que en algunos casos el esmero y el cariño que rezuman estas propuestas, las convierte en un apetitoso manjar. Es lo que ocurre con 'Harry Palmer: el expediente Ipcress', la nueva ficción que desde la pasada semana emite Movistar Plus+, a razón de un capítulo cada lunes. La serie, estructurada en seis capítulos, supone el regreso de uno de los espías británicos más queridos, con permiso del mismísimo James Bond.
A los más talludos del lugar les sonará su nombre porque Michael Caine ya se puso en la piel de Harry en tres películas 'Ipcress' (1965), 'Funeral en Berlín' (1966) y 'Un cerebro de un billón de dólares' (1967), así como en dos largometrajes para televisión, ajenos ya a las novelas que escribió Len Deighton entre los sesenta y los setenta: 'El expreso de Pekín' (1995) y 'Medianoche en San Petersburgo' (1996).
Porque sí, el retrato de este oficial de inteligencia de clase trabajadora, resolutivo y cínico, se trazó primero en los libros que escribió Deighton, un autor que calza ya 93 años y entre cuyas obras, ademas de las novelas de espionaje por las que se hizo conocido, se encuentran libros de cocina, historia e historia militar. Después de completar el servicio militar en la Royal Air Force, Leighton se graduó en el Royal College of Art en 1955 y se dejó la piel en varios trabajos antes de convertirse en ilustrador de libros y revistas. No en vano, fue el responsable de la primera edición británica de 'En el camino', de Kerouac, en 1957. Unos años más tarde, durante unas largas vacaciones en Francia, Leighton escribió su primera novela, 'El expediente Ipcrees', que se publicó en 1962. Su éxito fue tal que dio pie a otras seis novelas, todas centradas en este atípico espía.
Curiosamente, el protagonista ni siquiera tenía nombre. Aquello era un problema a la hora de abordar su adaptación a la gran pantalla, así que el equipo de producción de las películas se las ingenió para ponerle uno. Optaron por el más mundano y discreto posible, para alejarlo del sonoro Bond de Ian Fleming, que para entonces contaba ya con tres películas de éxito incontestable. Cuenta Caine en sus memorias que el productor Saltzman dio primero con el apellido, Palmer, y después le preguntó al actor: «¿Cuál es el nombre más aburrido que se te ocurre?». Sin dudarlo, Caine contestó que Harry, sin percatarse de que ese era también el nombre del productor. Esa idea del protagonista anónimo dio también pie a una curiosa situación: cuando en 1976 se adaptó 'Spy Story' a la gran pantalla, el personaje cambió su nombre al de Patrick Armstrong. En aquella ocasión Michael Petrovitch se puso en la piel del espía.
Un clásico moderno
Caine es mucho Caine, pero hay que reconocer que John Hodge (guionista de 'Trainspotting' y 'La playa') y James Watkins (creador de 'McMafia'), escritor y director de la ficción, respectivamente, han acertado a la hora de colocar a Joe Cole -dio vida a John Shelby en 'Peaky Blinders' y a Sean Wallace en 'Gangs of London'- en el rol de este sargento británico que, al comienzo de la ficción, es arrestado por trapichear en el mercado negro en Berlín, en plena Guerra Fría. Su mirada resabiada, su rostro frío y ese porte intelectual son sencillamente perfectos para un personaje que hace más uso de su inteligencia que de su fuerza bruta. Tras unos días en prisión, Harry recibe una oferta de William Dalby (Tom Holander), un caballero del servicio de inteligencia inglés. Han secuestrado a un científico nuclear inglés; si logra dar con él, se librará de acabar sus días en una celda.
Con unos diálogos inteligentes y elegantes, donde la ironía, el sarcasmo y la mala baba salpican casi cada línea, y una ambientación estupenda, el primer capítulo de 'Harry Palmer: el expediente Ipcress' entusiasma. Su cuidada y personal fotografía, que apuesta por inclinar la cámara a menudo, buscando encuadres originales, da un toque moderno a un contenido más bien clásico, que se mira en el cine de los años sesenta y setenta. Como en una buena historia de espías e intriga, no faltará tampoco el romance, a juzgar por los primeros tiras y aflojas entre Harry Palmer y Jean Courtney, la espía británica a la que da vida la genial Lucy Boynton.
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