TITULO: REVISTA FARMACIA - La sanidad privada suma más de 10.000 clientes extremeños en la pandemia .
REVISTA FARMACIA - La sanidad privada suma más de 10.000 clientes extremeños en la pandemia . , fotos,.
La sanidad privada suma más de 10.000 clientes extremeños en la pandemia,.
Los seguros de salud registran en 2020 el mayor incremento de la última década en la región,.
En el año de la pandemia, el 2020, más de 10.000 extremeños se han apuntado a la sanidad privada, según Unespa, la asociación que reúne al 98% del volumen de negocio asegurador en el mercado español.
La crisis marcada por el coronavirus ha sido uno de los motivos para que la sanidad privada se dispare. Ha pasado de 142.499 asegurados en 2019,.
Batalla ganada. La Comunitat es una región de contrastes y pese a ser una de las autonomías con unos índices de vacunación más bajos, especialmente en relación a su población, se ha erigido como el ejemplo a seguir para combatir la pandemia, puesto que presenta los mejores indicadores, al menos en incidencia acumulada, de todo el territorio nacional. Las terrazas hosteleras se llenan, sobre todo desde que no hay limitaciones de aforo, alimentadas por el buen tiempo que ha traído el comienzo de la primavera; una agradable climatología que contribuye también a incrementar el optimismo de la población, hastiada de mascarillas y distanciamiento social. En esta línea, y tras superar los peores días de la tercera ola, hospitales y centros de salud también tratan de recobrar la normalidad con la confianza que ofrece tener a las plantillas inmunizadas, al menos en su mayor parte, pero mirando de reojo a la cuarta ola que vendrá tras las vacaciones de Semana Santa; una nueva acometida del virus que presumiblemente será mucho menos intensa que la de enero.
Flaquezas. El Covid-19 ha terminado de destapar las carencias que arrastra el sistema público de salud valenciano; tanto que fue necesaria la contratación de unos 8.000 profesionales más para poder atender el repunte de pacientes ocasionado por el virus. Refuerzos de personal, compra de material de protección, derivación de pacientes al sector privado y un sinfín de decisiones más han supuesto también un elevado gasto sanitario para las arcas públicas. Pan para hoy y hambre para mañana, como resume el dicho popular.
Futuro incierto. En el mejor de los casos, la concienciación social y el respeto a las restricciones que siguen vigentes -de momento hasta el 12 de abril- permitirán que la cuarta ola no presente una incidencia desbocada. Las vacunas contribuirán, con permiso de las nuevas cepas, a que sea menos letal, puesto que la mayor parte de la población vulnerable cuenta ya con al menos una dosis. La subida de las temperaturas, que invita a que los contactos sociales tengan lugar en el exterior, es otro de los puntos a favor para alcanzar la victoria en esta etapa final de la lucha contra el coronavirus. Pero eso siempre en el mejor de los casos, porque podría darse que esas precauciones individuales no sean tan escrupulosas, que las farmacéuticas vuelvan a anunciar retrasos en la distribución de viales o que alguna mutación como la inglesa, mucho más contagiosa, extienda de nuevo el virus.
Recuperación. Centrándonos en ese escenario favorable, y con el coronavirus en ese ansiado segundo plano, debe arrancar la reconstrucción de la red asistencial, un camino que será largo y costoso. De hecho, los profesionales ven con recelo el arma de doble filo que supone la reducción de los contagios, puesto que si no hay virus no será necesario mantener en nómina a los sanitarios que se sumaron a la lucha. Y el contrato se termina el 31 de mayo. La reconstrucción de la sanidad pública, con su histórico déficit de profesionales, ya era una necesidad antes de la pandemia, mientras que ahora se ha convertido en una urgencia, especialmente por el cúmulo de consultas, revisiones y operaciones pendientes. Pero para ello hace falta, sobre todo, inversión; justo en el momento en el que los bolsillos de la Administración se han visto sacudidos por el enorme gasto imprevisto que ha supuesto la pandemia. Y suficientes profesionales para sacar adelante todo lo que queda pendiente.
TITULO: CAFE, COPA Y Tierra de talento - María Villalon y Carmen Ferre homenajean a Silvio y Sacramento con "Rezaré" ,.
María Villalon y Carmen Ferre homenajean a Silvio y Sacramento con "Rezaré",.
Además, Pastora Soler también nos sorprende como jurado esta semana en lugar de India Martínez, y nos regala una actuación con el tema "Amigas".
La cantante malagueña y copresentadora de "Tierra de talento", María Villalón junto a una de las concursantes de la anterior edición, Carmen Ferre, nos deleitan con una maravillosa interpretación de una de las canciones más conocidas de Silvio, uno de los exponentes más importantes del llamado rock sevillano.
"Rezaré" de Silvio y Sacramento es el tema elegido por ambas cantantes para iniciar este programa de sábado de pasión y a las puertas de la Semana Santa.
Además, Pastora Soler también nos sorprende como jurado esta semana en lugar de India Martínez, y nos regala una actuación con el tema "Amigas".
TITULO: Futbol - Eurocopa Sub -21- España -0- Italia -0-,.
España sub'21 se atasca ante una defensiva Italia,.
El combinado de Luis de la Fuente estará en la fase final del Europeo si empate el martes contra la República Checa,.
Como si quisiera imitar a sus mayores, España sub21 pasó de arrasar en un partido a quedarse seco en el siguiente. Claro que su caso es más lógico, puesto que la goleada el pasado miércoles fue a Eslovenia y el freno llegó este sábado contra Italia, otra de las grandes canteras del continente.
El punto no le sirve al combinado de Luis de la Fuente
para lograr su pase a la fase final del Europeo sub21, pero le deja el
camino expedito: le bastará con empatar el martes frente a República
Checa.
Fue superior España frente a una Italia muy conservadora, pero
no consiguió reventar su entramado defensivo, pese a que dos de sus dos
centrales titulares eran baja por haber sido expulsados en su encuentro
inaugural. Apenas sufrió y sólo le faltó ser más determinante en el
tercio final del campo, donde la acumulación de rivales exigía una
precisión y una velocidad de balón que España nunca logró poner en
práctica.
El empate, en cualquier caso, es positivo para la sub21 y
en cierta medida también para Italia, a la que le valdrá con derrotar a
la débil Eslovenia, anfitriona de esta fase de grupos, para colarse en
las eliminatoria que se jugarán dentro de dos meses. Al menos, nunca
aparentaron demasiada urgencia por sumar los tres puntos ante España.
El
partido fue bastante lineal, con los chicos de Luis de la Fuente
llevando el control e Italia esperando atrás. Pese a ello, la mejor
ocasión del partido corrió a cargo de Pobega, cuyo durísimo disparo fue neutralizado de manera espectacular por Álvaro Fernández.
Eso
ocurrió durante la primera mitad, en la que Italia tuvo pequeñas fases
en las que sí se mostró un poco más ambiciosa, pero sin presencia de sus
delanteros, entre ellos el valencianista Cutrone. La
segunda parte sí fue más monocromática, con Manu García y Puado tratando
de encontrar más opciones entre líneas. La entrada de Pipa tras el
descanso también dio mayor profundidad a la banda derecha.
Lo peor fue que el duelo se fue calentando, con tres rojas al final, dos para Italia y una de Mingueza.
No hizo nada el central del Barça, pero el ya expulsado Scamacca fingió
una agresión y el colegiado alemán picó el anzuelo. Justo después,
Puado tuvo el triunfo en sus botas, pero el portero le negó la gloria.
TITULO: Documental - En tierra de nadie del divorcio hostil,.
En tierra de nadie del divorcio hostil
Los mediadores. En España comienza a asentarse la figura del coordinador parental, un asesor del juez que ya se utiliza, no sin polémica, en siete comunidades autónomas en los casos más conflictivos,.
Por orden de una jueza, una niña de siete años, cuyos padres se habían divorciado, estuvo internada en un centro de menores durante más de seis meses, aislada de sus seres queridos incluso telefónicamente, como si le hubiera caído una condena de prisión. Ni siquiera podía ver a su hermano menor, de 4 años, del que jamás se había separado. Desde marzo hasta diciembre del año pasado la pequeña estuvo sometida a un «control exhaustivo por parte de todos los organismos y técnicos», según la sentencia del juzgado de Barcelona que decretó su internamiento después de que una psicóloga que asesoraba a la jueza recomendara separarla de su madre.
«Esa medida es muy fuerte y no se debe tomar si no hay un riesgo extraordinario que justifique sacar al menor de la dinámica en la que está metido», comenta una fuente judicial consultada por este periódico.
En los divorcios hostiles, en los que los cónyuges han llegado al punto en que no logran acordar ni siquiera la custodia de sus hijos, algunos juzgados españoles han comenzado a recurrir a una figura externa similar a la del mediador. Conocido en los entornos judiciales como «coordinador de parentalidad», su función consiste en proponer medidas al juez, después de sostener entrevistas con ambas partes, juntas o por separado. Y aunque su dictamen no es vinculante y los padres pueden rechazar inicialmente su intervención, al final tienen capacidad para influir de manera decisiva en el futuro de los hijos.
Poco a poco y en silencio, este tipo de mediación se ha abierto camino en los tribunales de Familia de siete de las comunidades autónomas de España. Y aunque su trabajo resulta decisivo para resolver este tipo de casos, en realidad está fuera del radar: en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) no hay datos estadísticos sobre sus resultados, ni se conocen cuántos menores han sido separados de sus familias en los casos en los que intervienen. O al menos no han sabido detallarlo a preguntas de este periódico.
Su función es controvertida puesto que «no se encuentra regulada expresamente todavía dentro de nuestro ordenamiento jurídico», según un informe reciente publicado por el Poder Judicial en el que analiza esta incipiente figura.
El coordinador parental, como también se le llama, hizo su aparición en España por primera vez en Cataluña hace ya nueve años. «El primer caso fue el de una mujer que no veía a sus hijas, pero se recurrió a esta figura, la cosa empezó a funcionar y el problema se resolvió», rememora Pascual Ortuño, magistrado de la sala de Familia de la Audiencia Provincial de Barcelona, quien introdujo por primera vez en España este tipo de mediación.
Ortuño, gran defensor del trabajo de estos coordinadores y de su utilidad para los jueces, también fue el primero en implementar los puntos de encuentro judiciales para facilitar las visitas, iniciativas que luego han sido asumidas mayoritariamente por instituciones públicas, que han habilitado incluso pisos para hacer frente a estas tareas.
«No es una intervención jurídica, sino psicosocial, alguien que indaga y observa qué es lo que pasa. Si alguno de los dos progenitores no quiere que intervenga, no les podemos obligar. Hay personas que no lo aceptan, lo mismo entre hombres que mujeres», asegura este magistrado catalán, que intenta relativizar la influencia de esa figura en las decisiones que finalmente toman los jueces.
En España, los coordinadores de parentalidad están implantados de facto en Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana, Aragón, Madrid, Navarra y Galicia, y su presencia va desde proyectos pilotos hasta su reconocimiento en el Derecho Civil foral de Navarra.
Fuentes del Consejo General del Poder Judicial interpeladas por este periódico han alertado, no obstante, de que «su uso es dispar y en cada territorio puede responder a denominaciones diferentes».
Su participación en casos de divorcio complicados ha sido siempre polémica e incluso puede estar en entredicho en un futuro, porque la Audiencia Nacional ha apreciado un «presunto delito de usurpación» en la «imposición de un coordinador de parentalidad» en determinados casos de divorcio.
Duelo de versiones
Uno de los casos más polémicos relacionados con la figura del mediador es el que iniciaba este reportaje. Después de un largo proceso de divorcio y pleitos sucesivos entre los padres de la niña que finalmente sería recluida a la fuerza en un centro municipal, la jueza de primera instancia de Barcelona Regina Selva optó por la intervención de una coordinadora de parentalidad, en mayo de 2019. Las fricciones entre la coordinadora designada por la magistrada, Marisol Ramoneda, y la madre, Silvia Aquiles, no tardaron en producirse.
Aquiles incumplía el régimen de visitas impuesto por la jueza en 2018, y aseguraba que protegía así a la niña de «abusos sexuales» cometidos presuntamente por el padre, una denuncia que al comienzo hizo que se suspendieran los encuentros con él. El caso incluía también el incumplimiento reiterado del régimen de visitas.
La pequeña, en efecto, narraba los abusos y su madre los registraba, a veces con grabadoras cosidas a la ropa. Una «juez suplente» otorgó credibilidad a la denuncia de la pequeña (cuyos datos se omiten) pero luego ningún otro experto, incluyendo los del prestigioso Centro de Desarrollo Infantil y Atención Precoz de Sant Joan de Déu, creyó que tales episodios sucedieran en realidad.
Así las cosas, la coordinadora parental, Marisol Ramoneda, aconsejó dar un giro a la situación y quitar la patria potestad de ambos hijos a la madre para dárselos al padre. Para dictar esa recomendación Ramoneda consideró que «privar a los niños» del padre era «maltrato», porque el «amor condicionado a la madre» se basaba en el «odio al padre», según la sentencia. La defensa de la progenitora respondió que ese criterio no estaba avalado por ningún perito de menores público y censuró que había emitido su informe «sin ver nunca a la menor».
Como en el libro 'Ifigenia en Forest Hills', de Janet Malcolm, una tragedia se fraguaba tras la disputa. «No los he visto desde marzo del año pasado y se incumplen las llamadas telefónicas semanales con mi hija», confirma Silvia Aquiles, quien sostuvo con la psicóloga agrios intercambios de correos electrónicos.
«En el caso de Silvia Aquiles está clarísimo que la coordinadora de parentalidad, que era absolutamente innecesaria, ha aplicado la terapia de la amenaza y el arrancamiento de los hijos», asegura María Ángeles Jaime de Pablo, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis. «Adoptar la solución simplista de decir que hay una madre malévola que influye en los hijos para que no quieran ver al padre, cuando muchas veces el vínculo está roto por diversas causas, es lo que llamamos síndrome de alienación parental (SAP), que es un constructo sin evidencia científica. Se aplica en las resoluciones que acogen la coordinación de parentalidad. Cuando toda la intervención social está destinada a restaurar en vínculo paterno filial, no se está atendiendo al interés prioritario del menor».
Ya en el centro de menores la niña tardó siete meses en ceder y retractarse en sus afirmaciones de abuso, según una fuente judicial. Mientras tanto, la madre decidió embestir contra todo el sistema y se querelló contra magistrados y psicólogos. En la Audiencia Nacional, la sala del juez Santiago Pedraz dictó instruir diligencias previas y ha consultado con el fiscal si ve indicios suficientes para iniciar actuaciones. La denuncia por prevaricación sigue abierta y Aquiles está dispuesta a acudir a instancias europeas.
Final abierto
Tras retractarse de sus acusaciones de abuso contra su progenitor, la niña comenzó a vivir con el padre y su hermano en vísperas de la Navidad pasada. El padre, a través de una de sus representantes legales, ha declinado hacer comentarios. «Se muestra muy contenta con la posibilidad de irse a vivir con su padre», escribió la coordinadora Marisol Ramoneda, que ha presentado «siete informes» que incluyen los criterios de los profesionales que han tratado a la niña.
«En una balanza siempre debemos poner el bien superior del menor por encima de todas las cosas y tratar de buscar el equilibrio», dice Félix Arias, psicólogo del Centro de Intervención Parental del proyecto piloto de Madrid, que comenzó en 2018, cuando el Ministerio de Justicia, en tiempos de Dolores Delgado, recomendó esta figura a todas las comunidades autónomas. «El mandato del juez no suele ser que se restituya el vínculo entre un progenitor y un hijo, pero sí que los padres se pongan de acuerdo para desjudicializar las relaciones familiares».
La figura del coordinador de parentalidad se asienta gracias a la jurisprudencia, sobre todo catalana, donde «hay más de 100 casos resueltos bajo esta fórmula, el 80% con resultados positivos», asegura Pascual Ortuño, magistrado de la sala de Familia de la Audiencia Provincial de Barcelona.
Mientras tanto, los hijos de los divorcios hostiles permanecen bajo fuego cruzado en una tierra de nadie donde en ocasiones como ésta nadie parece dispuesto a enarbolar la bandera blanca.
En su contexto
- 7
- comunidades aplican la coordinación parental en sus juzgados de familia: Cataluña, Aragón, Madrid, Comunidad Valenciana, Baleares, Navarra y Galicia. Una medida, sin embargo, que no está regulada expresamente en el sistema jurídico y se rige por normas autonómicas.
- Un colaborador del juzgado sin tradición
- Propio de la cultura anglosajona, la figura del coordinador de parentalidad se introdujo en España en 2012, siguiendo la estela del mediador o el peritaje psicológico. Sus resultados estadísticos no están recogidos por el Poder Judicial, instancia que, eso sí, recomienda homologar la capacitación de quien la ejerza.
- Entre el feminismo y el patriarcado
- Los coordinadores parentales han sido criticados por asociaciones feministas, que les acusan de favorecer al «patriarcado» y les conecta con Vox, y, en el otro extremo, por asociaciones como la Fundación de Padres de Canaletas, conformada por hombres contra los que se han dictado sentencias que les impiden ver a sus hijos.
TITULO: El escarabajo verde - Crónica de un fracaso real ,.
Crónica de un fracaso real,.
El 19 de mayo de 2018 Meghan
Markle, una norteamericana mestiza y con voz propia, entraba a formar
parte de la casa de los Windsor. Dos años después, sus decisiones han
sumido a la familia real británica en la peor crisis en 85 años, fotos,.
«Debemos descubrir el poder del amor, el poder redentor del amor. Y cuando lo hagamos, convertiremos este viejo mundo en un mundo nuevo». No suele estar Martin Luther King entre la selección tradicional de lecturas en un enlace real británico. Tampoco reverendos como el afroamericano Michael Curry, que cabalgando las palabras del pastor y activista por los derechos civiles reflejó con sutileza el poder transformador que los futuros duques de Sussex insuflaban a la vetusta, almidonada y muy blanca monarquía británica el día de su boda.
Aquel 19 de mayo de 2018, una persona mestiza, Meghan Markle, entraba por primera vez a formar parte de la casa de los Windsor. Una mujer hecha a sí misma y con una voz propia, cuya historia de amor con el más díscolo de los nietos de la reina Isabel II traía una promesa de modernización a una institución condenada a renovarse o perder la sintonía con su pueblo, como dolorosamente había comprobado la propia monarca tras la muerte de la princesa Diana. Sin embargo, la ola que iba a impulsar la monarquía hacia nuevas orillas ha acabado por sumergirlos, arrastrando a la casa real a la peor crisis de los últimos 85 años.
Si la familia real británica tiene algo en común con el resto de los mortales es que las disputas en su seno no son ninguna novedad. Las intrigas palaciegas y los apuñalamientos por la espalda -en sentido figurado al menos en los tiempos modernos, otra cosa era la época de Enrique VIII- son más viejos que las propias monarquías y vienen a poner de relieve algo bastante obvio: detrás de la institución, hay personas de carne y hueso con sus grandezas y sus miserias. Que el príncipe de Gales no le coja el teléfono a su hijo Enrique, o que éste apenas se hable con su hermano Guillermo, como se deduce de la entrevista que los duques de Sussex han concedido a Oprah Winfrey, palidece en comparación con las broncas de Jorge II con su hijo Federico, que llegó a ser líder de la oposición, o las del propio Jorge II con su padre, que durante un tiempo hasta le quitó la custodia de sus hijos.
Aunque no hace falta remontarse hasta el siglo XVIII para encontrar ejemplos. Ahí está Eduardo VIII, el tío bisabuelo del príncipe Enrique, que en 1936 ocasionó una crisis constitucional al renunciar al trono para casarse con Wallis Simpson y con el que muchos han querido encontrar un paralelismo tras la decisión de la pareja, en enero de 2020, de dar un paso atrás en sus obligaciones reales e intentar encontrar una independencia económica, ruptura que se ha consumado un año después. Es cierto que Enrique solo es sexto en la línea sucesoria y no ha renunciado a sus derechos dinásticos, pero que en la ecuación entre otra glamurosa divorciada americana, añade factores al símil.
Más reciente aún es el caso de la malograda Diana de Gales, otro cuento de hadas con final infeliz en el que Enrique y Meghan no solo se han visto reflejados, sino que han replicado en su decisión de airear los trapos sucios de palacio, exclusiva con la reina de la televisión americana de por medio.
Las acusaciones de racismo y de indiferencia ante los problemas de salud mental que la ex actriz dice haber padecido y que le llevaron a tener pensamientos suicidas no ha sido, sin embargo, el único cañonazo que ha recibido la monarquía británica en los últimos y turbulentos dos años. Apenas un par de meses antes de que Enrique y Meghan dejaran Reino Unido para instalarse provisionalmente en Toronto, el príncipe Andrés, el hijo favorito de la reina Isabel II, se apartaba -o era apartado- de la vida pública tras haber sido acusado de participar en la trama pedófila del magnate Jeffrey Epstein. La desastrosa entrevista que concedió a la BBC pocos días antes para intentar rebatir las alegaciones terminó de darle la puntilla.
Cita a ciegas
Meghan y el príncipe Enrique se conocieron a través de una cita a ciegas organizada por una amiga en Londres en 2016. Su relación fue intensa y muy rápida. «Casi inmediatamente estaban casi obsesionados el uno con el otro», describe una de sus amistades en la edulcorada biografía conjunta, 'Meghan y Harry. En libertad', de los periodistas Omid Scobie y Carolyn Durand. El libro -que no es una biografía autorizada pero que, por su acceso ilimitado a fuentes muy cercanas a la pareja, hace sospechar que cuenta con el beneplácito de los duques- revela que la relación con la familia real, ahora agriada, empezó, no obstante, muy bien. La reina invitó a Meghan a pasar la Navidad de 2017 en el palacio de Sandringham a pesar de no estar aún casados, y el príncipe Carlos acompañó a su futura nuera al altar y guarda con cariño una foto enmarcada del momento en su residencia de Clarence House.
La relación con la prensa fue muy distinta. Desde el primer momento, los infames tabloides británicos sometieron a la entonces novia del nieto de la reina a un nivel de acoso al que ella, acostumbrada a los flashes por su estatus de estrella televisiva, jamás habría imaginado ni en sus peores pesadillas.
Las historias con tintes racistas -su madre es afroamericana y su padre blanco- no tardaron tampoco en aparecer, incluso en la prensa denominada 'seria' como el semanario 'The Spectator', que llegó a decir que «hace 70 años Meghan Markle habría sido el tipo de mujer que el príncipe habría tenido como amante, no como esposa». El acoso no cesó tras la boda. Un presentador de radio de la BBC fue obligado a dimitir tras anunciar en Twitter el nacimiento del niño de la pareja con la foto de un chimpancé.
A Meghan se le ha llegado a criticar por llevar pantalones en un evento, por pintarse las uñas de negro, hasta por gustarle el aguacate, con el que el 'Daily Mirror' aseguraba que podría estar «impulsando la sequía y el asesinato». Para añadir más leña al fuego, el padre y los hermanastros de la ex actriz se pasearon por platós y alimentaron a la bestia con historias, fantasiosas en su mayoría, y cotilleos sobre la pareja a cambio de suculentos cheques.
Enrique, que tenía 12 años cuando su madre murió en un accidente de coche perseguida por paparazzis, mantiene, según los reporteros que siguen de cerca a la casa real, una relación casi obsesiva con la prensa, y llega a leerse hasta los comentarios de las noticias. Convencido de que fue la prensa quien mató a su madre, temió entonces que la historia se repitiera.
La espontaneidad y ambición de los duques se topó, sin embargo, con el lema de la familia real: «nunca quejarse y nunca dar explicaciones». Incapaces de defenderse ante las críticas y las mentiras -«todos hemos pasado por esto», les dijeron, al parecer-, la pareja acusa ahora incluso al palacio de filtrar informaciones falsas para proteger a miembros más valiosos de la familia, como los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina.
La jaula de oro
En poco más de dos años, todo había saltado por los aires. La presión mediática y la angustia de la jaula de oro acabaron teniendo repercusiones en la salud mental de Meghan, según denuncia ella ahora. Como Diana de Gales en su día, sus llamadas de auxilio chocaron con la gelidez de la familia que, en sus propias palabras, le negó ayuda psicológica. En este fuego cruzado, miembros de su antiguo equipo la han acusado, sin embargo, de acoso laboral. Quienes la han tratado de cerca aseguran que es «muy trabajadora y exigente»; los más críticos que es «difícil trabajar con ella». El palacio de Buckingham -que no parece interesado en ahondar en lo sucedido con el príncipe Andrés- ha asegurado que investigará las denuncias.
Su entrevista ha abierto una brecha generacional en el apoyo británico a la monarquía: los más jóvenes apoyan a la pareja en la que ven reflejados nuevos valores; los mayores, al resto de la familia. Asentados ahora en Los Ángeles, al inicio de una nueva vida americana -los duques son más populares a ese lado del Atlántico-, no han dudado en quemar las naves.
La familia aprieta los dientes, convencidos de que la crisis, como las anteriores, acabará pasando. La reina tiene, además, otras preocupaciones de las que ocuparse, con su marido, de 99 años, ingresado desde mediados de febrero en el hospital. Pero el hilo invisible que sostiene en pie a la monarquía, ese encantamiento que depende de un equilibrio sutil de la percepción popular, ha sufrido un nuevo golpe. Isabel II sabe que no puede cortarlo, y esta semana ha tendido un puente desde la vieja isla: «Enrique, Meghan y Archie siempre serán miembros muy queridos de la familia real».
El ocaso de los 'Cuatro fantásticos'
En la foto eran perfectos: cuatro jóvenes, atractivos, trabajando juntos por causas nobles; la nueva cara de la monarquía. La prensa los bautizó como los 'Cuatro fantásticos'. Guillermo, Catalina, Enrique y Meghan, todo sonrisas. El idilio, sin embargo, duró poco y el tiempo ha desvelado que la realidad tras la foto no era tan amable.
Los hermanos empezaron a distanciarse poco después de la boda del pequeño con Meghan Markle. Hasta entonces compartían equipo de comunicación en el palacio de Kensington, pero los roces se hicieron tan evidentes que los duques de Sussex solicitaron separar su oficina de la de los de Cambridge para poder emprender proyectos propios.
Las cuñadas, al parecer, nunca llegaron a conectar. Según la versión más moderada, «son personas muy diferentes». Los más incisivos aseguran que no se soportan. Todas las comparaciones son odiosas. Pero más odiosas aún si proceden de los tabloides británicos, que destacaban en sus páginas la discreción y adhesión al protocolo de Guillermo y Catalina, ante la espontaneidad -siempre criticada en esos medios- de Enrique y Meghan.
La rivalidad entre las casas y el cruce de acusaciones y mezquindades ha sido una constante casi desde el principio. Los de Sussex alegan celos de los demás miembros de la familia real por la popularidad de la pareja, mientras que los otros les tachan de ir por libre. Como cuando colgaron en internet una nueva foto de su hijo el día que Guillermo presentaba una nueva iniciativa contra el cambio climático, añadiendo, para más inri, el comentario de que él y Meghan solo pensaban tener dos hijos por el bien del medio ambiente (Guillermo tiene tres). De ahí a la separación había tan solo un paso, que no tardaron en dar.
TITULO: Días de cine clásico - Cine - El Mago de Oz ,. , Miercoles -31- Marzo ,.
Este Miercoles -31- Marzo a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
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Reparto - Judy Garland, Frank Morgan, Ray Bolger, Bert Lahr, Jack Haley, Billie Burke, Clara Blandick, Margaret Hamilton, Charley Grapewin
- Dorothy, que sueña con viajar "más allá del arco iris", ve su deseo hecho realidad cuando un tornado se la lleva con su perrito al mundo de Oz. Pero la aventura sólo acaba de comenzar: tras ofender a la Malvada Bruja del Oeste (Margaret Hamilton), aconsejada por la Bruja Buena del Norte (Billie Burke), la niña se dirige por el Camino Amarillo hacia la Ciudad Esmeralda, donde vive el todopoderoso Mago de Oz, que puede ayudarla a regresar a Kansas. Durante el viaje, se hace amiga del Espantapájaros (Ray Bolger), el Hombre de Hojalata (Jack Haley) y el León Cobarde (Bert Lahr). El Espantapájaros desea un cerebro, el Hombre de Hojalata quiere un corazón, y el León, el coraje que le falta; convencidos de que el Mago también les puede ayudar a ellos, deciden unirse a Dorothy en su odisea hasta la Ciudad Esmeralda.
TITULO:
Un
país para escucharlo - Un experimento al ritmo de Love of Lesbian: así
fue el primer gran concierto de la pandemia sin distancia social,.
Este martes -30- Marzo , a las 23.00 por La 2, foto.
Un experimento al ritmo de Love of Lesbian: así fue el primer gran concierto de la pandemia sin distancia social,.
Más de 5.000 personas asistieron en el Palau Sant Jordi de Barcelona a un recital al que se accedió tras un test de antígenos
El concierto en el Palau de Sant Jordi de la banda Love of Lesbian, que este sábado ha deleitado a 5.000 seguidores que han vuelto a bailar y corear sus temas tras la mascarilla, se ha convertido en la esperanza de los promotores y el público para que los grandes eventos vuelvan a ser una realidad desde este verano.
El primer concierto masivo de la pandemia, con la luz verde del PROCICAT y un equipo médico supervisando el operativo, se ha podido celebrar sin incidencias significativas y después de someter a todos los asistentes a un test de antígenos.
Así, los músicos, la organización, el público y demás personal han convertido el Sant Jordi en una súper burbuja de 5.000 personas, que han podido cantar y bailar sin distancia de seguridad.
"Bienvenidos al que es uno de los conciertos más emocionantes de nuestra vida. Hacía un año y medio que no pisábamos un escenario", ha arrancado el solista Santi Balmes, quien ha rogado responsabilidad al público para que no se quitase la mascarilla: "El mundo nos mira" y "este concierto es una pequeña batalla dentro de la guerra".
"Quiero dedicar este concierto, aunque parezca un tópico, a los sanitarios y al resto del personal esencial. Y que nunca más se nos ocurra hacer más recortes en salud, por favor", ha añadido reivindicativo. La veterana banda barcelonesa ha arrancado la velada con un tema clásico de su repertorio: Nadie por las calles, canción que como Si salimos de ésta, Los males pasajeros o Allí donde solíamos gritar fueron escritas mucho antes del Covid-19, pero cuyas letras ahora parecen tener aún más significado para los fans.
Sobre las 17.15 horas han podido entrar los primeros asistentes, que no han podido ni si quiera esperar a que saliera el grupo para bailar con la música de espera, pues esta noche los protagonistas no eran tanto los artistas sino la posibilidad misma de poder volver a bailar, cantar, abrazarse e incluso rozarse accidentalmente con el resto de la gente como pasaba en la vieja normalidad.
En la entrada, que se ha realizado de manera gradual y a través de cuatro puntos de acceso, se ha entregado al público una mascarilla FPP2 de la organización, que debía sustituir la traída de la calle, y también se ha hecho pasar a los asistentes por un punto de gel hidroalcóholico.
La mayoría de los 5.000 asistentes se han realizado entre las 8 y las 16 horas de este mismo sábado un test de antígenos en las tres salas dispuestas para ello (Luz de Gas, Razzmatazz y la Sala Apolo), mientras que los más rezagados han podido hacerlo en el propio Sant Jordi hasta minutos antes de empezar. De todas las pruebas realizadas, seis han resultado positivas por coronavirus, según la organización.
Todo el control de entrada y de pruebas negativas se ha canalizado a través de una aplicación móvil, casi más importante esta vez que la propia entrada del concierto. Todo ello ha repercutido en que el concierto empezara treinta minutos tarde, un margen aceptable, según la organización. Expertos del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona han tutelado todas las medidas sanitarias para la seguridad del evento, tal y como ocurrió en diciembre con otro concierto piloto de pequeño formato, 500 personas, en la sala Apolo.
En la iniciativa de "Festivales para la Cultura Segura", de la que el concierto de este sábado es la prueba de fuego, han participado todos los directores del Primavera Sound, Sonar, Cruïlla, Canet Rock, Vida o de la promotora The Project, y han contado con el acompañamiento de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.
Dos de los organizadores, Jordi Herreruela y Ventura Barba, han explicado a Efe que para el público del Sant Jordi era "más seguro estar dentro que fuera paseando por la calle o en una terraza". Las entradas para el concierto de Love of Lesbian de este sábado se agotaron en ocho horas, lo que para los organizadores también da muestras de "las ganas y la ilusión" del público de volver a disfrutar de música en directo.
Love of Lesbian presentará el 16 de abril su último trabajo "V.E.H.N. (Viaje Épico Hacia la Nada)" que si todo va bien esperan poder presentar con una gira ya anunciada por toda España este verano y otoño.
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