La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.
Lunes -5- Agosto a las 22:40 horas en La 1 / fotos,.
Vuelven las multitudinarias juras de bandera con el aumento de alumnos en Cáceres,.
Más de seis mil personas arroparon ayer a los 1.219 nuevos soldados del primer ciclo de 2019; en noviembre vendrán 1.445.
Más de seis mil personas acudieron a la Jura. Había tanta gente que se cortó la Nacional 630, desde la rotonda del Ferial a la del Cefot. Se obligaba a los asistentes a aparcar los coches en el Recinto Ferial, para luego ir andando al acuartelamiento. Una vez que llegaban al recinto militar se encontraban con un espacio lleno de gente, en donde no faltaban puestos de venta de café y bocadillos, retretes portátiles y hasta vendedores de la ONCE.
Cada vez son más los alumnos que vienen a formarse a Cáceres, y también son más los familiares que acuden a sus juras de Bandera a los dos meses de su formación.
Las Juras normalmente comienzan a las doce de la mañana, pero la de ayer hacía tiempo que se había adelantado a las diez para evitar el calor; pero lo cierto es que hacía algo de fresco y la gente se abrigaba con lo que podía. «Estoy con una toalla del hotel - decía una mujer venida de Galicia que tenía la toalla sobre los hombros -. Mi hijo estaba diciendo todo el tiempo que en Cáceres hacía mucho calor y aquí estoy... pasando frío».
Las personas que asistieron a la Jura interrumpieron varias veces el acto con aplausos. «Ha estado muy bien - comentaba al final de la Jura Melchor Torreño - Nosotros hemos venido desde Cádiz a estar con mi hijo y me ha gustado. Me ha recordado cuando hice la mili en Tarifa».
Los 1.219 nuevos soldados desde ayer, estarán ahora un mes de permiso. Volverán en septiembre al Cefot para formarse otros dos meses. A los pocos días de irse, en noviembre llegarán otros 1.445 jóvenes que jurarán Bandera el 27 de enero de 2020. Una Jura que será aún más multitudinaria que la de ayer.
TITULO: DIAS DE TOROS - Faena con chispa de Ginés Marín,.
Faena con chispa de Ginés Marín,.
Corrida muy desigual de Salvador Gavira, con una oreja para Curro Díaz y otra para el extremeño. Serio, distinguido y capaz Ángel Téllez,.
Después de corretear y apretar, el primero rodó por la arena, claudicó -y eso iba luego a hacer más veces-, salió tronchado de un medido puyazo trasero, patinó y se derrumbó en banderillas, y llegó a la muleta inválido. Para general sorpresa brindó Curro Díaz al público. En cuanto venía obligado, se desparramaba sin remedio el toro. Pausas y paseos del torero de Linares fueron casi árnica para el toro, que muy a última hora se quedó debajo y le pegó a Curro una voltereta terrible. La taleguilla añil y oro, rasgada por un pitonazo en la nalga.
FICHA DEL FESTEJO
- Toros
- Seis toros de Salvador Gavira García.
- Toreros
- Curro Díaz, saludos y una oreja. Ginés Marín, una oreja tras aviso y silencio tras un aviso. Ángel Téllez, saludos tras aviso en los dos.
- Plaza
- Azpeitia. 3ª de San Ignacio. Soleado, templado. 2.400 almas. Dos horas y veinticinco minutos de función.
Toro de buen son. Un desarme por la mano izquierda dejó sin despejar la incógnita de si habría tenido por ella la misma entrega que por la diestra. Por ella y solo por ella fue, en los medios primero y casi en las rayas después, una faena de logros y calado desiguales. De recorrer mucha plaza, y no solo porque es costumbre en Curro separar las tandas con paseos larguísimos. En Azpeitia Curro es algo así como el torero de la casa. Los chispazos se celebraron. El asiento y el empeño, también. Y una estocada cobrada a ley pero de efecto muy retardado. En tablas se levantó el toro malherido hasta tres veces, Curro renunció a descabellar. La agonía del toro, aplaudido en el arrastre, provocó algunas protestas.
En el balance de la corrida, además del buen cuarto, contó el único colorado del envío, un segundo carifosco -la huella de algún semental de Salvador Domecq- que se movió mucho y bien. Fijeza y nobleza. Toro pronto y con entrega que solo en vísperas de la igualada escarbó sin previo aviso. La faena de Ginés Marín fue como la horma del zapato. Acoplado al son del toro -se prodigó con el capote en suertes mixtas-, se recreó en los muletazos a pies juntos, trabajó mucho más con la mano derecha que con la izquierda, aunque la zurda sea en su caso la mejor de las dos que tiene. Espaciada en pausas y paseos, faena de tandas más cortas que largas, de airosos remates. El todo llegó a la gente. Las temeridades -sedicentes bernadinas- tanto como el repertorio canónico, la soltura y una gracia ligera.
Ya no hubo más toros propicios que llevarse a la boca. Ni el quinto de la tarde, que, después de fijado en doblones notables, se paró casi en seco, y Ginés, tan fino con la espada por norma, pinchó hasta seis veces. Ni tampoco ningunos de los dos del lote del joven Ángel Téllez, que, igual que Ginés, era nuevo en Azpeitia. Novedad de interés por su seriedad, entereza, firmeza y recursos. Torero de corte académico, aparentemente frío de cuello, pero con un perfil de pureza muy particular.
La manera de ligar el natural con el de pecho -clave de bóveda del clasicismo-, y de hacerlo no una ni dos sino unas cuantas veces, todas ellas con pulso y riesgo, fue la huella del estreno de Téllez en plazas del norte. También su sencilla manera de resolver dificultades. El tercero, tardo, hizo hilo y repuso viaje, y el sexto, de noble fondo pero remolón y sin celo, los dos pusieron a prueba la pericia del torero: ni un pisotón, ni un paso atrás, la muleta por delante y sentido del temple, que no es un sentido común. Tan serio trabajo no provocó a los músicos -siempre afinados- y los dos trasteos pecaron por concienzudos de largos.
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