BLOC CULTURAL,

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domingo, 4 de agosto de 2019

Retratos con alma - Vuelven las multitudinarias juras de bandera con el aumento de alumnos en Cáceres,. / DIAS DE TOROS - Faena con chispa de Ginés Marín,.

TITULO:  Retratos con alma  - Vuelven las multitudinarias juras de bandera con el aumento de alumnos en Cáceres ,.
 
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.

 

  Lunes -5- Agosto a las 22:40 horas en La 1 / fotos,.


Vuelven las multitudinarias juras de bandera con el aumento de alumnos en Cáceres,.

Las gradas se llenaron para ver a 1.138 hombres y 81 mujeres besar la Bandera. /Jorge Rey
Las gradas se llenaron para ver a 1.138 hombres y 81 mujeres besar la Bandera.

Más de seis mil personas arroparon ayer a los 1.219 nuevos soldados del primer ciclo de 2019; en noviembre vendrán 1.445.


«Cada vez viene más gente a las juras de bandera. Hay un alumno que ha reservado hotel en Cáceres para doce familiares», comentaba ayer un mando del Cefot mientras veía a cientos de personas yendo de un lado para otro, colocándose en las gradas para ver el acto castrense en el que ayer pasaron a ser soldados de España 1.138 hombres y 81 mujeres.
Más de seis mil personas acudieron a la Jura. Había tanta gente que se cortó la Nacional 630, desde la rotonda del Ferial a la del Cefot. Se obligaba a los asistentes a aparcar los coches en el Recinto Ferial, para luego ir andando al acuartelamiento. Una vez que llegaban al recinto militar se encontraban con un espacio lleno de gente, en donde no faltaban puestos de venta de café y bocadillos, retretes portátiles y hasta vendedores de la ONCE.
Cada vez son más los alumnos que vienen a formarse a Cáceres, y también son más los familiares que acuden a sus juras de Bandera a los dos meses de su formación.
Arriba, desfile entre aplusos de los nuevos soldados del Ejército; abajo a la izquierda, asistentes al acto esperando a que salgan sus familiares de permiso; y a la derecha, el coronel jefe del Cefot con el alumno número 1, Fernándo Sánchez Jiménez. / Jorge Rey
El acto de toma de juramento de fidelidad ante la Bandera, supone ya ser soldados, y no todos llegan a esta meta. Los 1.219 jóvenes que ayer besaron la Bandera entraron en el Cefot de Cáceres el pasado 27 de mayo, y lo hicieron con otros 118 que en estos dos meses han abandonado. El coronel jefe del Cefot, Francisco de Asís Ramírez, indicaba que estas bajas, «demuestran que no solo es querer, también es poder. Hemos tenido bajas porque el grado de exigencia lo marca la propia formación, que hace que aquel que no tenga el suficiente carácter o fuerza de voluntad, voluntariamente se va».
Desfile entre aplausos de los neuvos soldados del Ejército. Las Juras normalmente comienzan a las doce de la mañana, pero la de ayer hacía tiempo que se había adelantado a las diez para evitar el calor; pero lo cierto es que hacía algo de fresco y la gente se abrigaba con lo que podía. «Estoy con una toalla del hotel - decía una mujer venida de Galicia que tenía la toalla sobre los hombros -. Mi hijo estaba diciendo todo el tiempo que en Cáceres hacía mucho calor y aquí estoy... pasando frío».
Desfile entre aplausos de los neuvos soldados del Ejército.
Las personas que asistieron a la Jura interrumpieron varias veces el acto con aplausos. «Ha estado muy bien - comentaba al final de la Jura Melchor Torreño - Nosotros hemos venido desde Cádiz a estar con mi hijo y me ha gustado. Me ha recordado cuando hice la mili en Tarifa».
Los 1.219 nuevos soldados desde ayer, estarán ahora un mes de permiso. Volverán en septiembre al Cefot para formarse otros dos meses. A los pocos días de irse, en noviembre llegarán otros 1.445 jóvenes que jurarán Bandera el 27 de enero de 2020. Una Jura que será aún más multitudinaria que la de ayer.

  TITULO: DIAS DE TOROS - Faena con chispa de Ginés Marín,.
 
 

Faena con chispa de Ginés Marín,.

Ginés Marín, que completó dos buenas faenas y cortó una oreja, da un pase de capote a su toro. / JOSÉ USOZ
Ginés Marín, que completó dos buenas faenas y cortó una oreja, da un pase de capote a su toro. / foto,

Corrida muy desigual de Salvador Gavira, con una oreja para Curro Díaz y otra para el extremeño. Serio, distinguido y capaz Ángel Téllez,.


El primero de corrida, muy badanudo, mayúsculo colgajo y papada de pavo, y el cuarto, el mejor rematado de los seis, salieron en el tipo tan original de la ganadería de Gavira, que es la que ahora está tratando de recuperar uno de los vástagos del difunto Antonio Gavira. Serios por delante, peso ligero, con plaza los dos toros, que resultaron de signo y condición muy dispares.
Después de corretear y apretar, el primero rodó por la arena, claudicó -y eso iba luego a hacer más veces-, salió tronchado de un medido puyazo trasero, patinó y se derrumbó en banderillas, y llegó a la muleta inválido. Para general sorpresa brindó Curro Díaz al público. En cuanto venía obligado, se desparramaba sin remedio el toro. Pausas y paseos del torero de Linares fueron casi árnica para el toro, que muy a última hora se quedó debajo y le pegó a Curro una voltereta terrible. La taleguilla añil y oro, rasgada por un pitonazo en la nalga.

FICHA DEL FESTEJO

Toros
Seis toros de Salvador Gavira García.
Toreros
Curro Díaz, saludos y una oreja. Ginés Marín, una oreja tras aviso y silencio tras un aviso. Ángel Téllez, saludos tras aviso en los dos.
Plaza
Azpeitia. 3ª de San Ignacio. Soleado, templado. 2.400 almas. Dos horas y veinticinco minutos de función.
Sería doloroso, pero Curro aguantó hasta el final. Una buena estocada fue rúbrica de una faena entrecortada pero salpicada de pinceladas buenas. De la enfermería salió Curro antes de soltarse el tercero de corrida. Una generosa banda de esparadrapos donde la cogida. A cambio del percance, la fortuna de llevarse el mejor de los cinco toros negros de la corrida, un cuarto de bello cuajo que galopó de salida con ganas, humilló repetidor, cumplió en un puyazo cobrado al relance y apenas tardó en romper.
Toro de buen son. Un desarme por la mano izquierda dejó sin despejar la incógnita de si habría tenido por ella la misma entrega que por la diestra. Por ella y solo por ella fue, en los medios primero y casi en las rayas después, una faena de logros y calado desiguales. De recorrer mucha plaza, y no solo porque es costumbre en Curro separar las tandas con paseos larguísimos. En Azpeitia Curro es algo así como el torero de la casa. Los chispazos se celebraron. El asiento y el empeño, también. Y una estocada cobrada a ley pero de efecto muy retardado. En tablas se levantó el toro malherido hasta tres veces, Curro renunció a descabellar. La agonía del toro, aplaudido en el arrastre, provocó algunas protestas.
En el balance de la corrida, además del buen cuarto, contó el único colorado del envío, un segundo carifosco -la huella de algún semental de Salvador Domecq- que se movió mucho y bien. Fijeza y nobleza. Toro pronto y con entrega que solo en vísperas de la igualada escarbó sin previo aviso. La faena de Ginés Marín fue como la horma del zapato. Acoplado al son del toro -se prodigó con el capote en suertes mixtas-, se recreó en los muletazos a pies juntos, trabajó mucho más con la mano derecha que con la izquierda, aunque la zurda sea en su caso la mejor de las dos que tiene. Espaciada en pausas y paseos, faena de tandas más cortas que largas, de airosos remates. El todo llegó a la gente. Las temeridades -sedicentes bernadinas- tanto como el repertorio canónico, la soltura y una gracia ligera.
Ya no hubo más toros propicios que llevarse a la boca. Ni el quinto de la tarde, que, después de fijado en doblones notables, se paró casi en seco, y Ginés, tan fino con la espada por norma, pinchó hasta seis veces. Ni tampoco ningunos de los dos del lote del joven Ángel Téllez, que, igual que Ginés, era nuevo en Azpeitia. Novedad de interés por su seriedad, entereza, firmeza y recursos. Torero de corte académico, aparentemente frío de cuello, pero con un perfil de pureza muy particular.
La manera de ligar el natural con el de pecho -clave de bóveda del clasicismo-, y de hacerlo no una ni dos sino unas cuantas veces, todas ellas con pulso y riesgo, fue la huella del estreno de Téllez en plazas del norte. También su sencilla manera de resolver dificultades. El tercero, tardo, hizo hilo y repuso viaje, y el sexto, de noble fondo pero remolón y sin celo, los dos pusieron a prueba la pericia del torero: ni un pisotón, ni un paso atrás, la muleta por delante y sentido del temple, que no es un sentido común. Tan serio trabajo no provocó a los músicos -siempre afinados- y los dos trasteos pecaron por concienzudos de largos.

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