La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - «El juego me robó la libertad, el trabajo, mis amigos y mi mujer» . , fotos.
«El juego me robó la libertad, el trabajo, mis amigos y mi mujer»,.
Al cacereño Javier Ponce de León los casinos le arrebataron su vida a los 29 años; hoy con 43 está rehabilitado y ayuda a personas que pasan por lo mismo que él sufrió,.
Hoy, con la fortaleza de haber recuperado su libertad y sin miedo al estigma social, rememora cómo empezó todo. «El juego siempre me gustó. Jugaba a las chapas o a las canicas con los amigos en el parque del Rodeo de Cáceres y ya apostaba la paga. Eso eran cosas de niños», recuerda antes de detenerse en sus 29 años.
«Empecé a ir a los casinos y me pasó lo peor que le puede suceder a una persona que tiene predisposición a este tipo de adicciones. Empecé ganando y pensé que era algo fácil. Cuando me quise dar cuenta estaba metido hasta las orejas». Con esa expresión se refiere al bucle en el que entró y al dinero que gastó durante los años en los que el juego dominó sus días y sus noches.
«Cada vez empiezan antes, los jóvenes ya no quedan en el parque, lo hacen en las casas de apuestas»
Cuando piensa en números, resopla. «Es
difícil dar una cifra exacta, pero sé que si no hubiera gastado tanto
dinero ahora tendría una muy buena casa y un gran coche», comenta. «Si
digo que en torno a 300.000 euros no me equivoco», añade.«Planeaba la estrategia con tiempo. Podía tirarme dos semanas analizando un plan. Luego, un día lo dedicaba exclusivamente a jugar y lo ponía en práctica. Llegaba al casino a las cinco de la tarde y estaba allí hasta las cinco de la madrugada», explica Javier para referirse a la etapa en la que vivía en Madrid. Por aquel entonces trabajaba en una empresa de seguridad.
De aquello ya no queda nada. «La que era mi mujer me echó de casa y, con una mano delante y otra detrás, regresé a Cáceres. El juego me quitó la libertad, el trabajo, a mi mujer y a mis amigos. Sobre todo me robó la capacidad para relacionarme en el entorno de la gente que me quería. Era un zombi. Los únicos que me quedaron fueron mis padres y mi hermana», reconoce.
Hoy puede decir que hace once años que no juega. A los 32 fue la última vez. Él se autoprohibió la entrada en este tipo de locales. «Fue cuando se descubrió el pastel y mi vida dio un giro de 180 grados. Mi padre subió a Madrid y me aseguró que algo no cuadraba. Debía dinero. A partir de ahí lo reconocí todo. Eso sí, esa fue la noche que mejor dormí. Fue una liberación», asegura tras explicar que tuvo que regresar a Cáceres. «Mi padre fue mi brújula y mi guía; él me ayudó a salir del pozo».
Sin embargo, el camino de la recuperación lo ha tenido que recorrer él. «Cuando empiezas la terapia primero te preguntas qué ha pasado. Luego pasas a tener miedo al juego, seguidamente lo odias y lo rechazas. Incluso te da asco. Más tarde llega la indiferencia», comenta. «Te das cuenta de que forma parte del paisaje e intentas obviarlo. Es complicado porque cada minuto te bombardean con imágenes que aluden al juego. En la calle, en la televisión, en la radio, cuando ves un partido de fútbol o en los bares. Sin embargo, sabes que te hace daño y lo evitas».
Javier Ponce de León actualmente ayuda a otras personas que están pasando por lo mismo que él padeció. Lo hace desde la Asociación Cacereña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Acajer). En ella llevan a cabo terapias dirigidas por un psicólogo a las que cada vez asisten más jóvenes. «Hay muchos chavales adictos al juego. En la asociación hay varios chicos que tienen 20 años y están recibiendo ayuda. Solo en las últimas semanas han llegado dos», apunta Javier, quien detalla que la media de edad del adicto ha bajado considerablemente y se sitúa por debajo de los 30.
Internet
«El juego online está haciendo mucho daño y contra eso es muy difícil actuar. Algunos jóvenes viven pegados al móvil y la legislación en este asunto tiene muchas lagunas. Los políticos solo se llevan las manos a la cabeza cuando les tocan el bolsillo y no saben cómo atajar este tsunami», dice Javier. Se apoya en su experiencia y en datos.La Unión de Consumidores de Exremadura destaca que entre el tres y el ocho por ciento de los adolescentes tiene una adicción al azar, en la mayoría de los casos relacionada con las apuestas deportivas. «Los jóvenes ya no quedan en el parque, ahora lo hacen en la puerta de las casas de apuestas», lamenta Javier. Alude a la cantidad de negocios de este tipo que han proliferado durante los últimos años. En 2014, la cifra de locales habilitados para apostar en Extremadura era de 14 establecimientos. En la actualidad, según la Consejería de Hacienda y Administración Pública de la Junta, la región cuenta con 114.
Javier Ponce asegura que no pisa ninguno de esos locales. Está totalmente rehabilitado y trabaja como asesor energético. «Ahora no me va nada mal», dice sonriente. «La ludopatía es algo que muy poca gente entiende. Es una adicción más, con los mismos patrones que las relacionadas con sustancias. Solo que aquí todo es psicológico», añade con la esperanza de que su historia ayude a muchos otros. «De esto se puede salir pero hay que estar dispuesto a hacer sacrificios. Hay que aprender a no mentir y a ser humilde».
RADIO - TELEVISION - Extremadura siempre llega tarde , fotos,.
Extremadura siempre llega tarde,.
Mientras en el resto de España se levantaban fábricas y se construían urbanizaciones turísticas sin tener que cumplir ni una ley ambiental, que entonces no existían, Extremadura se convertía en un paraíso natural. Eso sí, miles de extremeños tuvieron que emigrar en busca de trabajo. Y siguen emigrando porque hay pocas iniciativas que creen empleo y las pocas que se presentan se enfrentan a incontables obstáculos. Ahí está el proyecto polémico y fallido de la refinería como ejemplo más notable. La Isla de Valdecañas es otro caso que ilustra hasta qué punto Extremadura ha llegado tarde al desarrollo. ¿Cuántas urbanizaciones turísticas se han construido en los últimos 50 años en España sin atender a controles medioambientales?
El resort de Valdecañas se aprobó por la Junta deprisa y mal en la última etapa de Ibarra, en 2007. Años después los tribunales dieron la razón a las organizaciones ecologistas que defendieron que la construcción era ilegal. Los jueces dictaron su demolición y después de largos pleitos el informe que acaba de entregar la Estación Biológica de Doñana da argumentos para seguir adelante con el derribo porque considera que las edificaciones dañan la avifauna de la zona, que está especialmente protegida.
Y así estamos, pendientes de que la piqueta se lleve por delante una urbanización que, según los vecinos de los pueblos afectados, aporta actividad económica al entorno. Salvo que los jueces cambien de opinión y tengan en cuenta factores socioeconómicos y no solo las leyes medioambientales la Marina Isla de Valdecañas está abocada al derribo. Que será legal, por descontado, pero catastrófico para unos pueblos a los que no les sobra el empleo. La pregunta que se deberían hacer todos los políticos y la propia sociedad es si a Extremadura le compensa que la mayor parte de su territorio goce de unos niveles de protección ambiental tan altos que coartan la actividad económica, que siempre causa un impacto, no lo olvidemos.
Es probable que si se derriba Valdecañas los milanos reales críen con más libertad y los cormoranes tengan todo el embalse por suyo para ensayar sus hermosos vuelos, pero también que algún que otro paisano de El Gordo o Berrocalejo que ahora tiene empleo en el complejo tenga que buscarse trabajo en Madrid o quién sabe dónde. Lo que es seguro es que el 'hábitat' que va a poder pagarse ese emigrante en el extrarradio madrileño es más estrecho y de peor calidad que el de los cormoranes de Valdecañas.
Los ecologistas cumplen con su función al reclamar que se apliquen las leyes que protegen el medio ambiente. Pero los políticos deberían legislar y gobernar para que la protección de la naturaleza sea compatible con la actividad humana.
Si hay una comunidad en España en la que sobran hectáreas de campo virgen es Extremadura. Las figuras de protección de la naturaleza, que fueron aplaudidas a rabiar hace unas décadas porque pusieron freno a barbaridades urbanísticas en toda España, se pueden convertir en Extremadura en un corsé que limite el desarrollo humano más allá de lo razonable.
Los territorios españoles que tienen unos niveles de renta más altos, empezando por las comunidades del norte, han logrado combinar ambos objetivos: tener empleo bien pagado en industrias y preservar zonas naturales valiosas. Eso demuestra que la naturaleza no es incompatible con un crecimiento ordenado. En Extremadura no se van a cometer la tropelías que se produjeron en los años 60 o 70 del pasado siglo en muchas costas españolas porque las leyes actuales lo impiden. Ya no existe el desarrollismo salvaje de esa época. Valdecañas no es Benidorm.
Pero si convenimos en que aquí no se toque ni una hoja Extremadura seguirá condenada a un futuro incierto. Continuará siendo una región amable y atractiva para el viajero ocasional (y para el extremeño que goza de un buen empleo) y será un madrastra ingrata para quienes no tienen más remedio que marcharse porque no encuentran trabajo aquí. Cada vez más hermosa y cada vez más vacía.
TITULO: EL TRANVÍA DEL TIEMPO - José Antonio Monago ,.
«El acuerdo con Vox en Andalucía puede ser suscrito por cualquier presidente del PP»
José Antonio Monago Presidente del PP extremeño y candidato a la Junta de Extremadura
El presidente regional del PP considera que igual que Fernández Vara pacta con Podemos su partido puede hacerlo con otras formaciones,.
-Tras cuatro años en el Gobierno de la Junta perdió las elecciones de 2015. ¿Con qué expectativa se presenta a las de 2019?
-Con toda la ilusión del mundo, creo que si no hubiera ilusión no habría opción. De todas formas, no tengo abuela y lo tengo que decir, estoy más acostumbrado a ganar que a perder. Formé parte de los equipos de Miguel Celdrán, que se han caracterizado por ganar en Badajoz en la inmensa mayoría de las legislaturas que se presentaron. Y en Extremadura una vez gané, otra vez perdí y ahora tengo la ilusión de volver a liderar un equipo y un proyecto para la región.
«Si no queremos que se vayan, no podemos hacer que los extremeños vivan un infierno fiscal»
«Todo es posible, lo que no es posible es que lleguemos a un acuerdo con Podemos o el PSOE»
«Es tierno cuando me piden que gobierne la lista más votada; eso se acabó ya»
No hay comentarios:
Publicar un comentario