UN PAIS PARA COMERSELO - GRULLAS SIGUEN FIELES AL INVIERNO EXTREMEÑO, fotos.
Estas aves migratorias han volado en algunos casos 4.000 kilómetros hasta llegar a la región,.
Otto y Amelie no pueden evitar quedarse ensimismados mientras observan con sus prismáticos el elegante vuelo de unas aves que han volado más de 4.000 kilómetros para llegar a su paraíso invernal: Extremadura. Este matrimonio alemán admite que observar los desplazamientos diarios de las grullas, desde las áreas de alimentación hacia los dormideros donde se concentran por las noches, supone una experiencia única para apasionados del mundo ornitológico que lo contemplan por primera vez.A escasa distancia del Parque Periurbano de Conservación y Ocio 'Moheda Alta', en Navalvillar de Pela, en las parcelas de arroz de las traseras de la charca de Gorbea, está uno de los dormideros de grulla común más grandes que existen. Puede acoger más de 10.000 aves en algunos períodos. Se debe a la alternancia entre dehesa y regadío en sus 120 hectáreas.
Por eso, este fin de semana se ha celebrado el Festival de las Grullas, que ha coincidido, además, con el Día de las Grullas en Extremadura que también organiza Adenex desde hace ya 24 años. La jornada pretende divulgar la importancia de nuestra región para estas aves migratorias y la cita tuvo lugar en el Parque Periurbano de Conservación y Ocio 'Moheda Alta'. La previsión era que se acercaran hasta este lugar unos 3.000 aficionados a las aves, un atractivo que no se quiere desaprovechar. Por eso se han programado visitas a los dormideros de estas aves, rutas ornitológicas senderistas, rutas en bicicleta y bus, espectáculos de animación para niños, talleres y una recreación de la fiesta de Interés Turístico Regional 'La Encamisá'.
Para asistir al mismo, la Dirección General de Turismo de la Junta de Extremadura ha puesto a disposición de los visitantes autobuses para viajar a la Dehesa Moheda Alta, que partieron de Badajoz, Cáceres, Plasencia, Trujillo, Villanueva de la Serena, Don Benito y Mérida, ofertan do un total de 250 plazas.
Un hervidero
El fin de semana Pela ha sido un hervidero de personas. No obstante,
este trasiego es normal durante todo el invierno, indica la responsable
del centro de interpretación existente en Moheda Alta, Ana Isabel
Moreno: «Aquí todos los días viene gente. En octubre hemos tenido
excursiones de Madrid, Málaga, Cuenca, Tarragona, Galicia. Y luego
suelen venir muchos extranjeros, de Alemania, Francia, Inglaterra,
Holanda o Suecia. Muchos de ellos vienen siguiendo a las grullas e
incluso acaban en Marruecos».El centro de interpretación de Moheda Alta cuenta con tres salas: una audiovisual, otra dedicada a la grulla que expone una familia a tamaño real y otra sobre la dehesa.
Como indica Moreno, desde el mes de octubre se ven surcando los cielos extremeños a estos grupos de aves que vuelan en grupo dibujando una especie de 'V'. La bandada es además muy reconocible al oído gracias a su característico graznido.
Las grullas empiezan a arribar a Extremadura y se incrementa progresivamente su número hasta alcanzar la máxima población entre diciembre y enero. Las llegadas más tempranas se producen en las primeras semanas de octubre y las últimas aves aguantan hasta mediados de marzo. Hay ejemplares que no migran y que permanecen aquí durante el verano, pero suele tratarse de una minoría de aves débiles, enfermas o con alguna lesión.
Proceden de sus zonas de reproducción, áreas pantanosas en el norte de Europa, en de países como Suecia, Noruega, Finlandia, Letonia, Polonia o Alemania, y viajan hacia la Península Ibérica en busca de un invierno más suave y llevadero. Se estima que en torno a 139.000 ejemplares pasen los próximos tres meses en Extremadura, de los que más de 80.000 eligen la zona centro de la región. Suman casi el 40% de la población europea occidental y más de la mitad de la población española de grullas. Y es que, la comunidad autónoma extremeña es la principal área de invernada para las grullas comunes europeas en su migración.
A comienzos de la primavera efectúan sus danzas y a finales del verano, cuando detectan una disminución en las horas de sol, inician la migración invernal hacia el sur. Las familias de grullas, con sus pollos nacidos el verano anterior, pasan el invierno alimentándose de bellotas en las dehesas, aunque también comen en los cultivos de cereal de secano, donde buscan las semillas de trigo, cebada y avena, mientras que en los rastrojos de regadío optan por las semillas de arroz y maíz. Al anochecer, los bandos de grullas regresan a los dormideros situados en tranquilas y apartadas orillas de los embalses extremeños,
Su número puede experimentar cambios cada temporada, ya que la cantidad de aves que llegan a Extremadura está estrechamente relacionada con las condiciones climatológicas imperantes y la disponibilidad de recursos. Los inviernos duros pueden provocar que las poblaciones que suelen invernar más al norte, especialmente en Francia (Las Landas, Lac du Der-Chantecoq) y Gallocanta (Aragón), vuelen hasta Extremadura. Del mismo modo, los inviernos suaves reducirían la presencia en la región en favor de zonas más norteñas.
La grulla común (Grus grus) es un ave zancuda incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Extremadura y catalogada como especie 'de interés especial'. Se trata de un ave de tamaño grande y silueta estilizada, con cuello y patas muy largas y plumaje grisáceo. El adulto presenta la cabeza negra, con una zona roja en el píleo de piel desnuda y una franja blanca que se dirige desde detrás del ojo hasta la parte posterior del cuello.
Degradación de las dehesas
Jesús Valiente, de Adenex, recuerda que su asociación lleva
desarrollando el Programa para la Conservación de los Hábitats de
Invernada de la Grulla Común en Extremadura desde 1998, y ha establecido
con el apoyo de la Unión Europea (UE) la primera Red de Reservas
Biológicas para las Grullas en España en las mejores áreas de invernada.
Sin embargo, quiere llamar la atención sobre la degradación de las
dehesas: «Las grullas europeas eligen mayoritariamente Extremadura
porque su hábitat fundamental en invierno son las dehesas de encinas y
aquí encuentran un alimento que conocen bien desde hace miles de años:
la bellota. Sin embargo, los cambios producidos en la agricultura en las
últimas décadas han modificado el paisaje de amplias zonas de nuestra
región, aportando a las grullas un alimento muy abundante y fácil de
obtener: maíz y arroz, que se encuentra desperdiciado en los rastrojos
tras la cosecha mecanizada. Esta forma de alimentación 'artificial', en
las extensas rastrojeras de cultivos de regadío, ha variado en los
últimos años la distribución invernal de las grullas en Extremadura,
produciéndose enormes concentraciones en áreas como las Vegas Altas del
Guadiana y disminuyendo su número en muchas localidades tradicionales.
Al mismo tiempo, las dehesas de encinas sufren un proceso de
degradación, con escasa o nula regeneración del arbolado. Además, para
el desarrollo de los regadíos que hoy se cultivan con maíz y arroz se
han arrancado en los últimos años miles de hectáreas de encinar. Pero no
hay que olvidar que el futuro de las grullas en Extremadura va a seguir
dependiendo de nuestras dehesas de encinas».Por eso, Valiente advierte: «Los cultivos de estos productos que hoy favorecen a las grullas, ofreciéndoles abundante alimento, pueden cambiar muy pronto, dependiendo de las tendencias de la Política Agraria Común de la UE. Cuando estos territorios se empiecen a cultivar con otros productos, las grullas necesitarán su hábitat invernal original, que es también el hábitat fundamental de los extremeños y que tenemos la obligación de preservar para las generaciones venideras».
TÍTULO: TAPAS Y BARRAS - LA HISTORIA DE ESPAÑA EN 82 OBJETOS,.
TAPAS Y BARRAS - LA HISTORIA DE ESPAÑA EN 82 OBJETOS, fotos.
La historia de España en 82 objetos,.
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Altamira, el garrote vil, el tricornio, la fregona, el Talgo, la lotería o Cobi, hitos de nuestra cultura material,.
Quiere su autor dejar muy claro que '82 objetos que cuentan un país' (Taurus) es un libro de historia y no una historia del diseño. Manuel Lucena Giraldo (Madrid, 1961) cuenta la historia de España por una original vía paralela a los hechos, a través de los objetos que la jalonan. Un viaje ilustrado de casi 500 páginas que parte de un hacha del yacimiento de Atapuerca tallada hace medio millón de años, salta del bisonte de Altamira al 'Guernica' de Picasso, pasando por inventos como la fregona, logros tecnológicos como el puente colgante de Bilbao, el autogiro, el Talgo, o el edifico de la T-4 del aeropuerto de Barajas diseñado por Antonio Lamela y Richard Rodgers en la primera década del siglo XXI.
«En el mundo occidental se consideró durante muchos siglos que las guerras eran lo único que valía la pena relatar. La historia consistía en narrar acontecimientos bélicos, heroicos y sobrecogedores, bajo una perspectiva ejemplarizante. El resto de los asuntos humanos no interesaba, se consideraban no relevantes y aburridos», apunta el historiador para justificar su radical cambio de perspectiva.
«Las preguntas de la historia son similares en diferentes épocas, si consideramos que la gran cuestión de la que se ocupa es el cambio y sus consecuencias en las sociedades humanas. Los caminos por los que se analizan sus dinámicas son, sin embargo, diferentes», plantea el historiador empeñado en buscar un nuevo discurso.
Materia y emociónRecorre Lucena esa nueva vía mediante los hitos de la cultura material que sustentan nuestra cultura emocional. No narra lo que los objetos «son», sino lo que «representaron y representan para los españoles a través de los tiempos». «Se trata de una relación identitaria, pasional y utilitaria», resume.
En su selección conviven los objetos más cotidianos con los más excepcionales, como el acueducto de Segovia, las constituciones de 1812 y la de 1978, el microscopio del Nobel Ramón y Cajal, el benemérito y centenario tricornio de la Guardia Civil, el carpetovetónico garrote vil, la muy ibérica fregona, la Lotería Nacional y el futbolín, la no menos castiza bombona de butano, los elegantes diseños de Balenciaga, o pinturas como 'Las lanzas' de Velázquez o el 'Guernica' de Picasso. También inventos como, el submarino, el autogiro, el Talgo que presagia el AVE, e iconos que marcan época, como el Seat 600, el toro de Osborne, el controvertido Cobi mascota de Barcelona 92 o la Copa del Mundo de fútbol, española al fin desde 2010.
Combina rigor y divulgación remontándose a la prehistoria, para seguir viaje por la España romana, la Edad Media, los Austrias, la Ilustración, y los siglos XIX, XX y XXI, en una cronología clásica. «La biografía de las cosas no se cuenta desde el combate estéril sobre 'lo que son' sino por el aura que contienen, el amor con que fueron fabricados y la movilidad de contenidos simbólicos que generan», escribe Lucena. Analiza iconos como el bisonte de Altamira, la Dama de Elche como paradigma la belleza de la mujer española, figuras clave como Nebrija, Carlos V, Felipe II, Quevedo, Velázquez, Carlos III, Goya, Gaudí, Picasso, pasando por la baraja española, el toreo a pie, el flamenco o el abanico, para acabar con la Terminal 4 de Barajas «que representa el trasiego del globalización».
La selección de los objetos «no hace distinciones arcaicas entre 'alta cultura' y 'cultura popular'» y se basa en «caracterizaciones canónicas procedentes de diversos ámbitos y disciplinas». Tampoco materialidades concretas, sino «en ocasiones difusas y flexibles», que representan el ingenio de los españoles plasmado en pinturas, esculturas, monedas, edificios, libros, banderas, mapas, joyas, vestidos y enseres, instrumental científico, o máquinas para volar o navegar.
En el ensayo que acompaña a cada objeto hay elementos descriptivos, analíticos sobre su contexto y evolución que explican cómo se consideraron únicos en cada momento.
La historia de los objetos no es una formulación nueva pero sí de creciente éxito debido al interés por la circulación global de ideas, mercancías, objetos que son «mediadores de la experiencia».
Ese interés por la cultura material de las sociedades ha propiciado que el Instituto Smithsonian de Washington publicara '101 objetos que fabricaron América' o el trabajo de Neil McGregor, director del Museo Británico y autor de 'La historia del mundo en 300 objetos' que toma los enseres «como manera de explorar los mundos del pasado y las vidas de los hombres y mujeres que vivieron en ellos».
Doctor en Historia de América, Manuel Lucena es investigador del CSIC y profesor de Humanidades en el Instituto de Empresa. Investigador de viajeros, descubrimientos, e imperios globales, es autor de ensayos como 'Naciones de rebeldes', 'La aventura de la política', 'La era de las exploraciones' y 'Las revoluciones de independencia latinoamericanas, Francisco de Miranda'.
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