VAMOS FIESTA - LA LOTERIA YA NO LAVA TAN BLANCO,./ MARCA - MOURINHO REVIVE SU MAL DEL TERCER AÑO,.
TÍTULO: VAMOS FIESTA - LA LOTERIA YA NO LAVA TAN BLANCO,.
La lotería ya no lava tan blanco
A Roca le tocó 50 veces; aún más suerte tuvo el exalcalde de Santa
Cruz de Tenerife, bendecido en 145 ocasiones. La compra de décimos
premiados para limpiar dinero B se ha complicado desde que Hacienda se
lleva el 20% a partir de 2.500 euros,.
Hubo un tiempo en que Fabra era sinónimo de suerte. Un día como hoy
de hace unos años el dueño del apellido más afortunado de España,
entonces presidente de la Diputación de Castellón, celebraba un almuerzo
navideño con la prensa. Al despedirse deseó a los periodistas que «les
toque la lotería de la salud». Justificó sus buenos propósitos en que
«es muy probable que no tengan la suerte que tengo yo... y no les toque
la lotería». Hasta tal punto era popular el buen fario de Carlos Fabra
(PP) que la oposición nacionalista del Bloc d'Ontinyent imprimió su
número navideño, pero con la imagen del político tras sus icónicas
lentes negras, y un eslogan: 'La lotería que siempre toca'. Fabra les
denunció por dañar su imagen y logró de un juez un 'pellizco' de 3.000
euros.
Una cifra modesta que se sumaba a su idilio con la ventura. Hasta
400.000 euros ingresó en sus cuentas entre los años 2000 y 2005 gracias a
¡cuatro 'gordos'! Y otros dos millones más los ganó con el sorteo
navideño de 2008. Él acreditó diez golpes de fortuna en esos años.
Estaba bendecido por la suerte.
Pero el 'golpe' de verdad, el de la Justicia, le llegó en noviembre
de 2013 al ser condenado a cuatro años de cárcel por fraude fiscal. El
comodín de la buena estrella no bastó para explicar al juez sus
incrementos de patrimonio.
Cada mediodía del 22 de diciembre, después de que el bombo dicta su
ley, se repite la misma historia. Cuando todavía el champán riega las
gargantas de los premiados, gestores bancarios e intermediarios de todo
pelaje se acercan a los despachos de lotería para localizar a los
ganadores y ofrecerles una 'pedrea' adicional. «Lo habitual era comprar
el billete agraciado y ofrecer una comisión del 15% al 20%», resume el
secretario general del Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), José
María Mollinedo. Ocurre con otras modalidades de sorteos, pero el de
Navidad es el más goloso ya que mueve más de 2.000 millones en premios.
Todas las tramas de economía sumergida, desde la corrupción urbanística
al tráfico de drogas y la prostitución, señalan en rojo el 22 de
diciembre porque nada lava (dinero) más blanco que un billete de lotería
agraciado.
Y hasta hace poco, los bancos jugaban un papel decisivo en estas
operaciones. De hecho, la Audiencia de Murcia acaba de condenar por
blanqueo a dos exdirectores de sucursal de Cartagena a penas de entre
dos y tres años de cárcel y multas de casi 750.000 euros. Habían
conseguido 15 billetes premiados de todo tipo de juegos (quinielas,
lotería, ciegos...) para ayudar a limpiar 1,3 millones a Manuel F.
'Diente de Oro', uno de los mayores narcos de la región. «Ahora se puede
decir, los directores de los bancos lo fomentaban. Aunque ya no»,
reconoce el letrado de las asociaciones provinciales de Loterías, Miguel
Hedilla.
El antes y el después tiene una fecha: el 1 de enero de 2013. Desde
entonces, Hacienda aplica una retención del 20% a los premios mayores de
2.500 euros. «Ahora dan a un botón en tiempo real y saltan todas las
alarmas si te toca muchas veces», reconoce el vicepresidente de la
patronal lotera Fenamix (19.000 vendedores en España). Hubo un tiempo en
que no fue así. De hecho, el 'modelo Fabra' solo fue la evolución de
antecedentes que se remontan 20 años atrás. En la Navidad de 1992,
Manuel Charlín Gama, capo del clan gallego de 'los charlines', cumplía
condena en el penal de Córdoba por narcotráfico. Desde su celda vio cómo
tocaba el 'gordo' en esa ciudad. En juicios posteriores quedó
acreditado que varios miembros de su familia cobraron casi un millón de
euros de aquel sorteo. Entre 2002 y 2005 blanquearon por el mismo método
otros 2,2 millones.
El despacho de Manises
Era raro que detrás de un constructor o un político enriquecido de
golpe no apareciera la diosa fortuna. La cosa derivó en esperpento. A
Juan Antonio Roca, cerebro del saqueo de Marbella en el 'caso Malaya' le
tocó en 50 ocasiones para justificar 646.000 euros. En los juicios
confesó la compra de décimos premiados. Nada comparable al exalcalde de
Santa Cruz de Tenerife, Miguel Zerolo (Coalición Canaria), agraciado 145
veces. David Marjaliza, muñidor del 'caso Púnica', es el último en usar
la vieja y manida excusa: ocho premios en año y medio.
La suerte, como la justicia, es ciega. Pero era más generosa con el
Partido Popular. Porque, en el mismo despacho de Manises (Valencia)
donde le reservaban billetes a Fabra, el PP repartió 796 décimos del
segundo premio en la Navidad de 2012. Un juez reclamó las papeletas
premiadas y resultaron ser en realidad apenas unas pocas.
Con la nueva fiscalidad, las cosas se han complicado. «Con el premio
legal que uno vende adquiere también el 'marrón' de justificar ese
incremento de patrimonio. ¿Qué hacemos, lo metemos en un colchón?», se
pregunta Mollinedo. Quien entre en este juego se enfrenta a una multa
del 50% del premio, a pagar a Hacienda hasta el 47% de IRPF y a figurar
en la lista oficial de defraudadores. La suerte ya no hace tanta gracia.
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