Nuestra Navidad es multiorgásmica .LA ACTRIZ MARIA LEÓN,. foto
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Con callos picantes, flamenco, rancheras y varios días de celebración... Así son las fiestas navideñas en casa de María León y su familia, según relata la actriz,.
Son todos tan explosivos que la Navidad en casa de los León es la bomba. «Nos juntamos treinta y tantos. Y eso, contando solo los familiares, que luego cuando se unen los amigos ya pasamos de 40», explica María León, actriz, hermana del actor Paco León e hija de la indómita e inclasificable Carmina Barrios (en el papel de ella misma). Madrid celebró este pasado martes la Navidad por adelantado en una fiesta patrocinada por Hendrick’s Gin, una ginebra tan original como los León: es escocesa, lleva infusión de rosas de Bulgaria y un toque de pepino belga. Así que el lema de la fiesta era ‘Navidad impepinable’.
«A mí nunca me da pereza celebrar, ni siquiera lo impepinable -advierte la intérprete de la serie ‘Allí abajo’-. De hecho, yo celebro todo el año». Rodeada por un mar de ‘gintonics’, María intentó describir el ambiente navideño que se respira en la casa familiar que su abuelo posee en Sevilla. «Nos juntamos todos allí porque tiene un vivero muy grande. Es que somos 33 primos. Y siempre con la misma ilusión, las mismas ganas de celebrar y una energía brutal para darnos cariño. Vamos que, sin ser gitanos, hacemos una Navidad muy gitana». Las madres llevan cada una un plato: carne ‘mechá’, solomillo al whisky... «Porque nos pasamos una semana entera comiendo. La mía, como a mi tío Miguel Ángel le encantan los callos, le hace una olla de callos picantitos de la que al final comemos todos. Sobre todo al día siguiente. Porque para la resaca no hay nada mejor que una de callos y una de estufa».
El momento cumbre de la Nochebuena de los León llega cuando se arrancan todos a cantar y bailar. «Aunque momentos cumbre tenemos muchos, que para esto de la Navidad nosotros somos multiorgásmicos», bromea la actriz. Empiezan con villancicos por Triana y acaban por rancheras («el marido de una prima es mexicano») e incluso tangos... «Menos danza contemporánea hacemos de todo». Y luego está el momentazo ‘ritos y tradiciones’. «Yo un año en Nochevieja le enseñé el culo a la luna y me funcionó, así que animo a todo el mundo a que lo haga», aconseja María.
«Nos sentimos casados»Su novio, el cámara Juan Molina, se ha adaptado perfectamente a esa tribu singular. «Tenemos muchas cosas en común y mi familia le quiere un montón». Juan es para ella el hombre de su vida. «Puedo decir que tengo alguien que me acompaña y con el que puedo celebrar todos los días el amor». La actriz no descarta casarse ni tampoco lo contrario. «Total, ya nos sentimos casados». Y en cuanto a hijos... «Tenemos muchas ganas y ninguna prisa. Ya llegarán».
Hacer un Paco León se ha convertido en sinónimo de desnudarse en las redes sociales. María dice sentirse «orgullosa» de su hermano. «No cualquiera puede. Pero él tiene ese cuerpo... Yo vacilo de hermano, porque está estupendo. Si se desnuda puedo darle mi opinión pero regañarle nunca, porque es el mayor». Ella confiesa que de momento no se atreve a hacer un Paco León, pero sí está dispuesta a hacer un María León... «Siempre digo que de no haber sido actriz a mí me habría gustado ser la mujer bala. Hacer un María León vendría a ser dispararse. Y yo me disparo a diario; en el sentido de vivir con potencia, con ilusión y sin miedo. A mí me gusta utilizar toda la libertad de la que dispongo. En eso he salido a mi madre».
María está «emocionada y nerviosa» por la nominación al Goya de su amiga («y más que amiga, hermana») Inma Cuesta, con quien compartió rodaje en ‘La voz dormida’. Famosa que dice sentirse encantada de que le sigan los paparazis, la actriz ha echado un capote a su colega Clara Lago ante el chaparrón de críticas que le han llovido por quejarse de los fans que le piden fotos por la calle. «Clara no ha querido decir que tener fans sea malo. Lo que ha dicho es que hay veces... Y yo la entiendo. Pero hay que ser agradecidos, porque si no es por los fans, ¿qué hacemos aquí?». En política, León prefiere no decantarse. «Solo digo que después de tanto debate mi conclusión es que cada vez estamos más ficcionados. Hay demasiada puesta en escena». Lo dice una consumada intérprete.
TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - MUJERES EN COMBATE,.
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- Estados Unidos elimina la prohibición de acceso de las mujeres a los puestos de combate, justificándose con razones vergonzosas el motivo por que el su acceso antes estaba vetado.
Conozco la raíz de la indiferencia, pero no por eso deja de parecerme una enorme contradicción entre los defensores de la igualdad. Se trata de lo que algunas feministas consideran valores e ideales patriarcales moralmente cuestionables, como la guerra y la disposición a combatir en ella. De forma algo menos sofisticada, una feminista británica llegó a escribir que, entre los derechos reconocidos a las mujeres, la "capacidad para matar al enemigo" no le preocupa demasiado.
Olvidando que el principal objetivo de los soldados que entran en combate es defender la seguridad de sus países y de todos los civiles. Y obviando que el anterior desprecio hacia el derecho de las mujeres a combatir nos llevaría a eliminar la igualdad de aquellos campos con grandes debates morales. Por supuesto, una mujer no podría ser ministra de Defensa ni trabajar en ocupaciones relacionadas con el Ejército ni en otros muchos lugares.
Lo cierto es que ideas como las anteriores han ayudado a mantener ese anacronismo hasta este mes en un país tan avanzado como Estados Unidos. Junto a otros argumentos tradicionales que hacen sonrojar de tan ridículas y discriminatorias como son. Que las mujeres son más pequeñas y bajas, o que su presencia alteraría el espíritu de grupo de una unidad de combate, o que las mujeres podrían ser sexualmente asaltadas si son capturadas, o que, cuando caen, los hombres tienen una tendencia instintiva a protegerlas.
Me produce hasta vergüenza repetir las justificaciones anteriores, pero son las que se han alegado. Y sin que hubiera una movilización masiva en contra. Y no por una oposición de la opinión pública. Porque se han hecho encuestas sobre la cuestión y la gran mayoría de los estadounidenses es favorable, en una proporción de 74 a 20, casi igual entre hombres y mujeres y sin excesivas diferencias entre votantes republicanos y demócratas. Pensar de otra forma sería admitir que las mujeres no son válidas para otras muchas actividades, entre ellas, las policiales, y cualquiera que requiera de fuerza física o que implique la integración en un grupo de hombres.
Y, sin embargo, parece un derecho conquistado con desgana, quizá el único derecho alcanzado por las mujeres a pesar de algunas mujeres, reacias a aceptar la igualdad con todas sus consecuencias.
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