Copiloto también se nace / foto,.
-
El almendralejense Alberto Espino ha ganado junto al piloto Sergio Vallejo un rally en Portugal,.
Badajoz. El copiloto almendralejense Alberto Espino ganó el pasado fin de semana junto a Sergio Vallejo el IX CAM Rally Festival. Una prueba de 28 kilómetros cronometrados disputada en el kartódromo internacional de la ciudad portuguesa y que el tándem Vallejo-Espino dominó de principio a fin.
Alberto tuvo el privilegio de ser el copiloto de Sergio Vallejo, bicampeón de España de Rally en 2009 y 2014, porque participó en uno de los cursos de copilotaje que organiza el gallego junto a su hermano. Tras ser seleccionado entre los mejores de su curso se unió a la final con otros cuatro aspirantes. En Lugo, donde se disputo la final superó las pruebas teóricas y fue el mejor en el dictado de tramo con el coche. Esto le dio la oportunidad de vivir una gran experiencia junto a uno de los mejores pilotos del país. «Ha sido una oportunidad increíble el poder correr un rally junto a Sergio Vallejo» comenta el copiloto.
El extremeño es aficionado a los rallyes desde pequeño, ya que asistía con su padre a las pruebas cercanas, al ser menor no podía participar y empezó a hacer fotos en las competiciones para luego vendérselas a los pilotos y de paso poder conocerles. De este modo fue entrando poco a poco en este deporte, y cuando cumplió los 18 años se metió de lleno a través de Claudio Sánchez, piloto que conoció precisamente gracias a su faceta de fotógrafo.
Alberto eligió ser copiloto y no piloto porque se siente mucho más cómodo en el asiento de la derecha. «Piloto se nace y yo no nací para ello, pero soy competitivo y en lo que sea que hago quiero ser el mejor» afirma Espino.
Lleva subido a los coches desde 2008, Con Claudio Sánchez estuvo sus primeras tres temporadas, después siguió cogiendo experiencia otros dos años con Juan Manuel Moleno. En 2014, ya con más kilómetros a sus espaldas, corrió junto a Manuel Casimiro, pero sería junto a su hermano Antonio Luis Casimiro con el que ganaría su primer rally debido a que el piloto se quedo sin compañero. Espino, recomendado por Manuel, se subió al coche para ganar el Rally de Campanario. El almendralejense recuerda esa victoria por lo anecdótica que fue. «Antonio Luis me llamó el día antes de la prueba, fue todo muy precipitado pero afortunadamente salió todo bien» comenta.
Seis pilotos enun añoEste 2015, ha corrido con cinco pilotos: Manuel Casimiro, José Antonio Caballero, Antonio Sánchez, Juan Manuel Mañá y Justo Franco, además de Sergio Vallejo. Este año, salvando el triunfo del pasado fin de semana, ha ganado el Rally del Norte junto a José Antonio Caballero. Con la temporada acabada puede decir que ha sido un año muy positivo. «He ganado un rally en regional y otro con Sergio Vallejo estoy muy contento», expone el almendralejense.
Para el año que viene le gustaría competir en categoría nacional de forma regular, ya que este año solo ha participado en dos pruebas. De momento, no tiene piloto para ello, pero sí algunas propuestas de cara a afrontar la próxima temporada. Pese a este objetivo, Alberto Espino tiene muy claro que quiere seguir corriendo el Campeonato Regional junto a Manuel Casimiro, y por lo tanto buscará poder compatibilizar ambas categorías en el próximo curso.
A pesar de ser joven, Alberto Espino ha competido en los últimos ocho años junto a diez pilotos en más de 30 carreras, lo que le ha hecho sumar experiencia y madurar en el lado derecho del coche. El copiloto dice que se sigue montando en el coche como el primer día. «Cada vez que me monto en el coche tengo la misma ilusión y ganas de seguir aprendiendo que la primera carrera» concluye el copiloto extremeño.
TÍTULO: A FONDO -HUGO BETTAUER, EL HERALDO DEL HORROR,.
Hugo Bettauer, el heraldo del horror,.
-
El olvidado escritor austriaco anticipó el acoso y la expulsión de los hebreos de las ciudades europeas. 'Una ciudad sin judíos', feroz sátira sobre el antisemitismo y un gran éxito cuando se publicó en 1922, se rescata ahora para el lector español,.
Hiltler llevó al paroxismo un sentimiento antijudío de fuerte raigambre en Europa Central. Dos décadas antes de la macabra y abominable solución final un escritor austriaco anticipaba la terrible realidad del gueto de Varsovia, infausto prolegómeno en 1940 del genocidio. Hugo Bettauer (1872-1925) escribió 'La ciudad sin judíos', un profético texto que recupera la editorial Periférica y que supone el rescate de un visionario. Bettauer, que acertó a retratar con inteligencia y humor el secular odio los judíos y que sería asesinado por un sicario antisemita, gozó de enorme éxito en vida. Varias de sus novelas se llevaron al cine y consagraron a una joven Greta Garbo.
Aparecida en 1922 y traducida entonces a varias lenguas, 'La ciudad sin judíos' es una sátira feroz del antisemitismo centroeuropeo. Una ficción que se vería superada con creces por la realidad pocos años después, cuando las ciudades europeas fueron vaciadas de judíos que serían luego asesinados en masa en los campos de exterminio nazis.
Entre la ficción y la realidad, Bettauer nos sitúa en un Viena posterior a la Primera Guerra Mundial. Buena parte de su población está desesperada ante el desempleo, la inflación y la miseria. '¡Fuera los judíos!' es la consigna de los adalides y acólitos del antisemitismo que señalan a los hebreos como culpables de su penosa situación. Un lema xenófobo que corean en sus actos de propaganda para atizar el resentimiento antisemita.
Tras ganar las elecciones con mayoría abrumadora, la ultraderecha cambiará la Constitución para poder expulsarlos a todos. En un pasaje aterradoramente profético, Austria pide prestados treinta trenes de carga a los países vecinos para deportar a los judíos al este. La ley antisemita acarreará una sangría demográfica de casi un millón de personas, pero generará un ambiente de euforia en la ciudad. Aunque la resaca no tardará en llegar, y con fatales consecuencias. Sin judíos, la economía se desploma y el desastre financiero y comercial alienta a un movimiento popular a exigir el retorno de los expulsados para recuperar la economía. Sin judíos a quien culpar, el partido ultra se derrumba, de modo que la ley de expulsión se deroga y los judíos regresan a Viena.
A pesar de la severidad de su argumento, la novela está llena de personajes seductores; de un joven y atrevido artista judío, a un mesurado consejero áulico que encarna lo mejor de la vieja Austria, o un canciller lleno de dobleces. No faltan momentos hilarantes. No en vano, humor e inteligencia son dos claves esenciales en la obra de Bettauer brutalmente asesinado acaso por la agudeza crítica de sus novelas y casi enterrado por la historia para el lector español.
Escritor y periodista judío, Maximilian Hugo Bettauer, nació en Baden en 1872. Hijo de un agente bursátil, huyó de casa con 16 años hasta llegar a Alejandría, en Egipto. Devuelto a casa por la Policía, se convierte a la fe evangélica para hacer carrera en el Ejército, del que sería expulsado. Viajó por medio mundo. Vivió en Zúrich, Nueva York -obtuvo la ciudadanía norteamericana-, Berlín, Múnich y Hamburgo. Fue abatido a tiros en Viena el 10 de marzo de 1925 por un antisemita de la extrema derecha. El asesino del 'poeta rojo' y 'corruptor de jóvenes', un técnico dental llamado Otto Rothsto, sería absuelto por la justicia con una sentencia que la prensa austríaca justificó por la «inmoralidad» de Bettauer que defendía una sexualidad abierta y publicó revista eróticas. El hijo del escritor, Helmut, sería deportado en 1942 a Auschwitz, donde se supone que murió.
Progresista, muy crítico con la sociedad de su época y pionero en la defensa de la emancipación de la mujer, ejerció el periodismo y escribió una veintena de novelas analizadas con lupa y expurgadas por los censores de las SS. Entre sus títulos destacan 'La lucha por Viena' ('Der Kampf um Wien', 1923), 'La calle sin alegría' ('Die freudlose Gassem', 1923 en cuya versión fílmica debutó Greta Garbo en 1925) o 'La Viena desenfrenada' ('Das entfesselte Wien', 1924). Casi un decena de sus novelas serían adaptadas al cine, entre ellas 'La ciudad sin judíos' dirigida por Hans Karl Breslauer en 1924.
No hay comentarios:
Publicar un comentario