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sábado, 5 de diciembre de 2015

REVISTA MUJER HOY PORTADA DE CERCA -Gwendoline Christie la dama del lado oscuro - ,./ SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - LA CERILLERA Y LA PRIMERA DAMA,.

TÍTULO: REVISTA MUJER HOY PORTADA DE CERCA - Gwendoline Christie la dama del lado oscuro - ,.
Gwendoline Christie
-foto--Gwendoline Christie la dama del lado oscuro -

Está acostumbrada a desafiar lo establecido en la vida real y en la ficción. Y está orgullosa de su diferencia. Su último personaje, en la saga galáctica más famosa de la historia, no es una excepción. 
Es una mujer muy alta y grande mide 1,91 m. Pero, sentada en la suite de un lujoso hotel de Londres, lo que sobresale en Gwendoline Christie (1978, Worthing, Reino Unido) es la perfección de su piel, nívea y resplandeciente, y su elegante acento británico. Se mueve con delicadeza, aunque estalla de vez en cuando en ruidosas carcajadas. Es probablemente la actriz más sorprendente de los últimos años enorme y musculada y ha encarnado a una de las heroínas más rompedoras de la televisión: la leal Brienne de Tarth de Juego de Tronos, la primera mujer-caballero con la que sueñan las chicas.
Después llegó la comandante Lyme en la última parte de Los juegos del hambre, tras protagonizar la campaña otoño/invierno de Vivienne Westwood, desafiante y unisex. Y el 18 de diciembre, por fin, descubriremos el tercer personaje con el que ha roto los estereotipos femeninos: la Capitán Phasma, en el episodio séptimo de Star Wars, El despertar de la fuerza.
La ciencia ficción y la fantasía parecen haberse convertido en su especialidad, pero Gwendoline Christie era ya una prestigiosa actriz de teatro en la Royal Shakespeare Company cuando Juego de tronos la lanzó a la fama. Fue precisamente viéndola actuar en Grandes esperanzas cuando el director de casting de la serie decidió que ella "era" Brienne de Tarth. Su cuidada gestualidad proviene también, probablemente, de la estricta educación casi victoriana que recibió de sus padres, un ama de casa y un profesional del marketing, en el pequeño pueblo inglés en el que creció.
Hasta los 11 años fue bailarina y gimnasta rítmica, pero tuvo que dejarlo tras sufrir una lesión en la espalda. Fue entonces cuando decidió ser actriz y se convirtió en una apasionada lectora de los clásicos. A los 14, casi había alcanzado su estatura adulta, así que es fácil imaginar que la escuela no fuera un lugar agradable para ella.
Su estatura tampoco pasó desapercibida como actriz y en más de una ocasión tuvo que escuchar un "lo siento, guapa, pero eres demasiado alta". Christie ha confesado que en esa época llegó a sentirse "agénero" y profundamente frustrada e indignada. No podía aceptar que los estereotipos sobre la apariencia de una mujer castraran sus ambiciones. Parecía predestinada a romper las normas de lo que es bello y femenino. "No planeé en absoluto mi carrera, las cosas fueron viniendo así, pero estoy encantada porque he podido romper estereotipos", asegura.
¿Está preparando algo diferente del género de fantasía? "Puede ser...", responde. Pero no da detalles. De momento, sus explicaciones se centran en la Capitán Phasma, una militar de alto rango de la Primera Orden, que ha sustituido al Ejército del Imperio, 30 años después de la batalla de la Luna de Endor con la que terminaba 'El retorno del jedi'. Su figura de andares poderosos, con capa negra y roja y reluciente armadura muy parecida a la de Darth Vader, vislumbrada en uno de los trailers de la película, ha cautivado ya a los fans.
Phasma es la primera villana femenina del lado oscuro y desafía la estética habitual de las mujeres en la ciencia ficción: su uniforme no revela sus formas ni muestra su rostro. "Bueno matiza prudente, hay que ver la película para saber qué es lo que vemos realmente de ella.
Pero ese traje tan ascético, que cubre todo su cuerpo, su cuello, sus manos, no la identifica como hombre o mujer, y eso me obligó a que cada gesto suyo significara algo. Debía mostrar que es una mujer sin basarme en si es o no atractiva, sino en sus elecciones, en su carácter, en lo que transmite su voz o en cómo se mantiene erguida, camina o mueve las manos. No en las convenciones sobre lo que es o no femenino".
Christie mide sus palabras, para no romper el secreto con spoilers. "Es duro, hago lo que puedo", dice entre carcajadas. Y retomando la seriedad, continúa: "Cuando empezamos a trabajar, me pidieron que pensara en las heroínas galácticas que conocía. Pero todo lo que recordaba eran figuras muy atractivas en un sentido femenino muy estereotipado, con vestimentas que marcaban mucho su cuerpo. Phasma solo lleva un uniforme práctico, una armadura. Al igual que Brienne de Tarth, un personaje inédito en una serie para el gran público, pienso que puede ayudar a cambiar la manera en que la gente ve a las mujeres, porque es absolutamente anticonvencional. Y eso es algo pionero y especialmente emocionante en una película que va a llegar a tanta gente".
"Es una armadura. Y la lleva una mujer. No tiene por qué parecer femenina". Esta fue, de hecho, la respuesta de la productora en Facebook ante el desacuerdo de un fan. La página especializada www.tor.com explica, además, por qué una armadura al estilo de Afrodita, la "novia" de Mazinger Z, sería mortal, además de sexista. "Me encantó esa reacción y me encantó ver a niños y niñas disfrazados de Phasma en Halloween, sin distinción de sexo añade la actriz. Todo eso introduce más diversidad en nuestro mundo". Y da al personaje una dimensión social, más allá de la ficción, que no la abruma en absoluto.
Pero es que Gwendoline Christie es también una fan. Ni siquiera sintió que el famoso casco fuera incómodo. "Estaba tan entusiasmada con el rodaje que no puedo recordar ni calor, ni que fuera pesado, estrecho, o que me hiciera daño. ¡Todo era perfecto! Es alucinante trabajar en una película que has admirado de niña". Christie recuerda su fascinación con los personajes, especialmente los robots, y con su sentido del humor, la primera vez que vio la película, una Navidad.
"Me impresionó mucho R2D2, su forma de meterse en líos, su carácter, casi humano. Y, por supuesto, Leia, porque sabía perfectamente lo que quería y no se callaba. Era así como yo quería ser. Mi relación con las películas ha seguido evolucionando. Creo que conservan la misma frescura. Por eso son un icono", sentencia.
¿Y los miles de fans y sus expectativas? ¿No se siente abrumada por la responsabilidad? "En absoluto. Es maravilloso formar parte de algo que tanta gente aprecia. Cuando acepté el papel, solo me preocupaba si era o no interesante y cómo enriquecerlo. Además, todo lo que rodea a este rodaje ha sido muy divertido, así que nunca pensé en la presión, viví en una especie de magia".
Y eso que no es la buena de la historia. "Es más interesante ver diferentes actitudes de mujeres, sus defectos. No creo que debamos ser siempre las heroínas para influir en el público. Es evidente que se está produciendo un cambio. La audiencia quiere ver esa diversidad, creo que esto es solo el principio". En las pantallas ha empezado una revolución. Y ella quiere estar en la vanguardia.
  • Combatiendo estereotipos
La misma robusta anatomía que le puso tantas zancadillas al inicio de su carrera ha sido la que, finalmente, le ha franqueado las puertas del éxito. En Juego de tronos es Brienne de Tarth, la primera mujer-caballero, que supera en fuerza y tamaño a la mayoría de los hombres y que acepta el desafío de elegir un destino reservado para ellos.
'En Star Wars. El despertar de la fuerza', no es precisamente la buena de la película, y aun así, la Capitán Phasma, enfundada en una armadura unisex (léase, sin curvas), impartirá –a partir del 18 de diciembre– una importante lección sobre diversidad.


 TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - LA CERILLERA Y LA PRIMERA DAMA,.

 LA CERILLERA Y LA PRIMERA DAMA, foto,.

  • Reflexión sobre el segundo plano que ocupan las mujeres en la política. ¿Llegaremos algún día a la igualdad?
Edurne Uriarte sobre el papel de la mujer en la políticaHace unos días me reencontré con Silvia, mi gran amiga argentina, en Miami, adonde viajamos para acudir a una reunión de la Fundación Eisenhower. Nos fuimos a cenar a la zona más turística de la ciudad, a una terraza a cuya puerta estaba apostada una cerillera que llamaba enormemente la atención no por su bandeja de tabaco sino por unos tacones de vértigo, un mini body negro muy ajustado y una larga melena rubia.
Me hizo pensar en imágenes de chicas de las viejas películas de gánsteres y mafiosos. Y a mi amiga Silvia, experta en educación, le provocó una reflexión sobre lo triste de que una mujer tuviera que exhibir de esa manera su cuerpo para vender.
Estuve de acuerdo, con las dudas habituales. Sobre otros trabajos, presentadoras de televisión, por ejemplo, donde las mujeres tienen que exhibir igualmente sus cuerpos aunque sus programas sean perfectamente respetables. Actividades donde el papel principal de la mujer parece la posesión y exposición de un bello cuerpo.
Quizá, simplemente, una fortuna laboral para las chicas bellas, pero que contrasta, he ahí el problema, con el número mínimo de casos en que ocurre con los chicos. Porque las cerilleras sexys y semidesnudas siempre son ellas y no ellos.
Claro que esa misma noche otra imagen completamente diferente vino a complicar nuestra reflexión. Era el día del primer debate televisivo en la historia de las elecciones presidenciales argentinas y mi amiga conectó su móvil al wifi para saber qué había ocurrido.
Una fotografía dominaba las portadas digitales de los periódicos: el apasionado beso de Juliana Awada a su marido, Mauricio Macri, en el escenario de su debate con Daniel Scioli. "¿Y eso? ¿No te parece igual de triste?" pregunté a mi amiga. La mujer protagonista por el beso espectáculo al marido aspirante a presidente, la mujer como complemento y adorno del poder del hombre.
Por supuesto, el beso de la ya primera dama a la hora de escribir estas líneas fue todo un éxito en Argentina. Les encantó. Al día siguiente, hice una pequeña encuesta entre las argentinas de la reunión y también hubo mayoría clara a favor. Demostró su amor, hasta me dijeron de un beso perfectamente planificado por los asesores electorales.
Y no dudo, claro está, del gran amor entre Macri y Awada, tampoco cuestiono que los presidentes o los aspirantes a presidentes sean acompañados por sus parejas en sus actividades políticas. El problema, nuevamente, es que las acompañantes son siempre ellas, y las que se ocupan de los besos, como las cerilleras.
Días después, utilicé otra imagen, esta vez de ficción, para explicar a mis alumnos las diferencias de género en política: el día en que una candidata presidencial sea besada así por un esposo, quince años menor, además, habrá completa igualdad en el poder. Sin duda.

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