ENTREVISTA - EL ORGULLO DE LA ARMADA ESPAÑOLA EN EL CARIBE,./ PRIMER PLANO Y A FONDO -LA CUMBRE APRUEBA UN BORRADOR QUE DEJA EN EL AIRE LOS PUNTOS CONFLICTIVOS,.
TÍTULO: ENTREVISTA - EL ORGULLO DE LA ARMADA ESPAÑOLA EN EL CARIBE,.
El orgullo de la Armada española en el Caribe
En sus bodegas atesora, entre otras piezas, once millones de monedas de oro, valoradas en unos 4.500 millones de euros,.
Hallado el 'San José', un galeón imperial hundido en 1708 por la flota inglesa frente a Cartagena de Indias,.
El pecio del galeón español 'San José', uno de los más importantes de
la flota, ha sido encontrado frente a las costas de Cartagena de Indias
(Colombia), donde fue hundido en 1708 por barcos ingleses, que en actos
de piratería asediaban a los buques que transportaban a la península
las riquezas de las colonias. En el momento de ser atacado, el 'San
José' llevaba en sus bodegas
un cargamento de once millones de monedas de oro, un tesoro cuyo valor
sería actualmente unos 4.500 millones de euros, una colosal fortuna que
llevaba lustros movilizando en su búsqueda a entidades privadas y
públicas.
El propio presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dio ayer cuenta
del hallazgo tras los trabajos de sondeo del fondo marino realizados
por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), el buque
de la Armada Nacional 'ARC Malpelo' y un equipo internacional de
arqueólogos marinos. «Es un hito de importancia mundial, constituye uno
de los más grandes hallazgos e identificaciones de patrimonio sumergido,
si no el más grande, dicen algunos, en la historia de la humanidad»,
enfatizó el presidente Santos.
Todo ocurrió a principios del verano de 1708. La nave capitana de la
flota española en el Caribe -lo que en términos modernos se denominaría
buque insignia-, el 'San José', se estaba aparejando y estibando para
zarpar rumbo a España desde el puerto de Portobelo, en lo que hoy es
Panamá. Esta nave había sido construida en 1698, en el astillero de
Mapil, ubicado en un meandro del río Oria, cerca de Usurbil (Guipúzcoa).
Hasta Cartagena de Indias había sido trasladado un gran cargamento de
oro, plata y piedras preciosas procedente del virreinato de Nueva
Granada y Perú. Los 600 hombres, entre tripulación y tropa, se
despidieron de las Indias Occidentales para regresar a sus hogares. Iban
a realizar una escala en Cartagena de Indias. La nave capitana zarpó
junto al galeón 'San Joaquín', escoltadas por otros barcos de la flota
imperial española. Sin embargo, nunca llegaron a destino.
El 8 de junio, ya hechos a la mar, la guardia alertó de la presencia
de piratas, tal como se denominaban a los barcos ingleses, que abordaban
y robaban todo lo que los españoles llevaban en sus buques. El peso del
cargamento hizo imposible que los navíos aumentaran su velocidad, pese a
que los marineros españoles soltaron todas las velas. Nada podían hacer
frente a la rapidez de los ingleses, mucho más ligeros y modernos.
Había que rendir batalla a las naves enemigas.
El combate fue arduo, pero finalmente, las cargas de los cañones del
navío 'The Expedición' dieron con el 'San José' en el fondo del mar
Caribe. Pero la certera puntería de los artilleros ingleses, que hizo
que el barco se hundiera rápidamente, no permitió que los atacantes
pudieran cobrarse el jugoso botín del 'San José'. Tal vez tuvieran
noticias de este transporte tan valioso por los espías que en aquellos
tiempos tenían en tierra. No sobrevivió ninguno de los 600 hombres.
Los siglos pasaron. Siempre se habló del importante tesoro que
llevaba el 'San José', lo que motivó que en 1979, la Dirección General
Marítima de Colombia contratara a la empresa estadounidense Sea Search
Armada para peinar los fondos marinos en los que se especulaba que
reposaban los restos. Los expertos anunciaron en 1982 que habían dado
con el 'San José', pero en aquel momento el Gobierno colombiano quiso
impugnar el contrato con la empresa estadounidense, a la que solo le
ofreció el 5% del tesoro encontrado. Veinte años después, en 2011, un
tribunal de Washington dio la razón al Gobierno de Colombia y rechazó
las pretensiones de Sea Search Armada.
TÍTULO: PRIMER PLANO Y A FONDO - LA CUMBRE APRUEBA UN BORRADOR QUE DEJA EN EL AIRE LOS PUNTOS CONFLICTIVOS,.
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Los negociadores del acuerdo de lucha contra el cambio climático
forcejearon hasta el último minuto ayer para cerrar un borrador que deja
en el aire los grandes temas de discusión, desde la financiación hasta
los esfuerzos de cada país en función de su responsabilidad. El texto
contiene 47 páginas, escasamente seis menos que el lunes pasado, cuando
150 líderes inauguraron una conferencia del clima (COP21) que quiere ser
histórica.
El objetivo del acuerdo es contener el aumento de la temperatura
mundial a un máximo de dos grados centígrados, pero detrás hay un
gigantesco entramado de intereses económicos y compromisos jurídicos,
puesto que cada palabra podrá ser interpretada durante décadas como
derecho adquirido u obligación.
El texto que recibieron este sábado los ministros de las 195 naciones
debe decidir si los países desarrollados son los únicos responsables de
la actual situación de urgencia climática, o si eso cambió con la
aparición de nuevas potencias como China o Brasil, dos de los diez
mayores emisores de gases con efecto invernadero. Eso implica decidir
quién paga y cómo. Si se aprueba, el acuerdo de París entrará en vigor
en 2020, y los países menos desarrollados tendrán acceso a un fondo
anual de 92.000 millones de euros.
La clave está en los corchetes, unos 750 en la actualidad, según
cálculos de ONG, la mitad respecto al lunes pasado. Por ejemplo,
«[países capaces de]» o «[dispuestos a]» contribuir al fondo. Para el
principal grupo negociador en la COP21, con 134 países en vías de
desarrollo (o G-77), esas dos expresiones deben desaparecer. En la
historia de la lucha contra el cambio climático, que empezó en 1992 en
Río, quedó muy claro quiénes eran responsables: «[los países
desarrollados]» explica el corchete que estos últimos defienden.
Para la UE o EE UU, el mundo cambió desde 1992, y países como China
pueden contribuir. Y de hecho, ya lo hacen por su cuenta.
«Históricamente, los países desarrollados han sido los países donantes
(...) Eso continuará, pero ya hay países en vías de desarrollo que han
empezado a convertirse en contribuyentes», explicó el negociador jefe
estadounidense, Todd Stern.
En el borrador, la expresión clave en este apartado es «[obligaciones
comunes pero diferenciadas]», que provoca también enconados debates.
Las pequeñas islas del Pacífico o del Caribe son las más inquietas por
la amenaza del aumento imparable del nivel del mar. Esos países quieren
que el texto de París contenga claramente la mención «menos de 1,5 ºC»
como objetivo. En el borrador persiste la duda entre «mantener el
aumento de la temperatura media mundial [por debajo de 1,5 °C] [o] [muy
por debajo de 2 °C]». El punto lo bloqueó el grupo liderado por Arabia
Saudita, gran productor petrolífero y muy poco motivado.
Otros difíciles escollos son la propuesta de que el mundo abandone la
energía de origen fósil y las «pérdidas y daños» por el cambio
climático.
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