TITULO: DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES - Flaca es la fidelidad ,.
DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES - Flaca es la fidelidad. , fotos.
Flaca es la fidelidad,.
Un año después de anunciar un parón en su carrera tras haber batallado contra un cáncer, el líder de Jarabe de Palo, Pau Donés, publicó el miércoles por la noche un vídeo cantando su vuelta.
«Vuelvo porque de nuevo la música a mi cabeza ha vuelto (...) vuelvo porque pisar el escenario es en lo único que pienso», dice la canción interpretada por el artista de 53 años, acompañándose por una guitarra.
El vídeo publicado en las redes sociales del grupo, que habían estado inactivas desde enero de 2019, muestra a un Donés visiblemente más delgado y con una voz más rasgada, en un soleado balcón de Barcelona.
«Si la vida te da palos, Jarabe de Palo», canta para cerrar el vídeo, donde no ofrece detalles sobre cómo y cuándo será la vuelta.
En 2015, el autor de éxitos como «La flaca» o «Depende» fue diagnosticado con cáncer de colón, lo que obligó a suspender su gira por Estados Unidos y Suramérica.
Aunque al año siguiente anunció haberse recuperado, el tumor rebrotó a comienzos de 2017, lo que no impidió al grupo de pop español lanzar el álbum recopilatorio «50 palos», con una canción inédita, y presentarlo en una gira internacional culminada en diciembre de 2018.
Poco después, en enero de 2019, Donés anunció que interrumpía sus más de 20 años de carrera para «hacer otras cositas» y, desde entonces, desapareció de la vida pública y de las redes sociales, donde solía mostrarse muy activo.
Solo interrumpió este parón en diciembre para dos conciertos benéficos en Barcelona con los que recaudó 250.000 euros para el servicio de oncología de un hospital de la ciudad.
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EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. -¿ Viene ese caballo?. ,.
EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - ¿ Viene ese caballo?.. , fotos,.
¿ Viene ese caballo?.
El caballo al que los alemanes no podían matar y otros animales en la guerra,.
Pasamos revista a unos cuantos militares atípicos, con cuatro patas o con pico y alas,.
Un caballo con biografía y obituario
A los animales no se les ha perdido nada en la guerra, pero unos cuantos se han acabado haciendo un hueco en los anales bélicos. Entre ellos destacan los caballos, que al fin y al cabo dan nombre a una de las fuerzas del Ejército. Los hombres han luchado a caballo desde la antigüedad, y miles y miles de monturas se han jugado la vida –y a menudo la han perdido– por culpa de las pendencias humanas. En vez de detenernos en los clásicos Bucéfalo o Babieca, vamos a avanzar hasta Warrior, el caballo del
militar británico Jack Seely en la Primera Guerra Mundial. Juntos sobrevivieron a los fieros combates en el Somme e Ypres hasta adquirir cierta consistencia sobrenatural: a Warrior solían llamarlo «el caballo que los alemanes no pueden matar». Sobrevivió a ametrallamientos, al estallido de granadas, al barrizal de Passchendaele e incluso a dos incendios en sus establos y murió serenamente en 1941, con 33 años. Su obituario apareció en el 'Times' y le concedieron póstumamente la medalla Dickin, una especie de condecoración para animales. «Los hombres no decían 'aquí viene el general', sino 'aquí viene el viejo Warrior'», decía Seely, que escribió una biografía de su icónico caballo.
Un sargento de pies palmeados
Los caballos cuentan con una notoria tradición castrense, pero en la historia militar también aparecen especies tan improbables como los patos. O, al menos, aparece uno: en 1943, en Nueva Zelanda, un marine de EE UU ganó un pato en una rifa. El pequeño Siwash terminó participando en tres batallas de la Segunda Guerra Mundial y recibió grandes elogios por su valor, porque en la guerra siempre viene bien un contrapeso humorístico: «Con absoluta indiferencia por su seguridad personal, Siwash, tras alcanzar la playa, no dudó en comprometerse en fiero combate con el enemigo, más en concreto con un gallo de ascendencia japonesa. Pese a las lesiones en la cabeza por repetidos picotazos, pronto derrotó a su oponente. Rehusó la atención médica hasta que todos los demás heridos de su sección fueron asistidos», se lee en la distinción que mereció por su papel en la batalla de Tarawa. El 'sargento Siwash', aficionado a la cerveza templada, fue recibido con una fiesta en Chicago, 'habló' por la radio y participó en una campaña de reclutamiento. Murió en un zoo en 1954. Ah, sus camaradas humanos habían dado por hecho que el audaz Siwash era macho... hasta que puso un huevo.
Las cuatrocientas misiones de Lucca
Las mascotas de los regimientos incluyen especímenes tan inesperados como el oso Wojtek, que acompañó a los soldados polacos en la Segunda Guerra Mundial, pero otros animales han desempeñado un papel activo y vital. Un buen ejemplo es la perra Lucca, un cruce de pastor alemán y malinois belga que recibió adiestramiento en Israel y EE UU para detectar explosivos. En más de 400 misiones en Irak y Afganistán, logró que los militares por los que velaba resultasen ilesos, pero en 2012 fue alcanzada por una explosión y hubo que amputarle una pata. Lucca fue adoptada por el que había sido su primer compañero humano, el sargento Chris Willingham, y disfrutó de una plácida jubilación hasta su muerte en 2018.
Baleada, disecada y condecorada
Además de los caballos, hay otra especie con gran arraigo marcial: las palomas. El Ejército español las tuvo desde 1879 hasta 2008, cuando se desmanteló la Sección Colombófila, al considerarla un vestigio inútil en estos tiempos tecnificados. En esa trayectoria de más de un siglo destaca un ave concreta, la paloma 46.415, condecorada por el franquismo: llevaba un mensaje de los guardias civiles sublevados en el Santuario de la Virgen de la Cabeza (Jaén) cuando fue alcanzada por una bala, pero se arrastró por la maleza hasta llegar a su destino. Hoy está disecada en el Museo del Ejército. Y sí, suena absurdo atribuir virtudes heroicas a un pájaro, tanto como atribuirle responsabilidad moral por el bando al que prestaba sus servicios.
TITULO: Donde comen dos - Picar sin pecar. ¿Es posible? ,.
Picar sin pecar. ¿Es posible?,.
Sucumbir es humano, pero, si vamos a caer, al menos que sea con alimentos poco nocivos,.
foto / Sí, el verano está a las puertas. Y con él, su ropita escueta que deja al aire los michelines. Por eso, ahora, muchos estamos intentamos eliminar algunos caprichos alimenticios para ver si hay suerte y podemos limar unos centímetros a nuestra silueta. ¿Y qué empezamos a quitar? Sí, esas patatas fritas de bolsa, esos bomboncitos que nos proporcionan un chispazo de placer, la chocolatina que nos sube la moral en el trabajo, los 'snacks' con sabor a queso (o algo así) que caen mientras vemos nuestra serie favorita... Dos secretos para no sucumbir. Uno: a veces lo que tienes es sed y tu cerebro se equivoca, así que bebe antes de lanzarte a comer. Dos: dicen los expertos que el impulso hacia este tipo de alimentos dura de tres a cinco segundos, de modo que, si aguantamos ese tiempo, hay menos posibilidades de caer.
Según un estudio de la consultora Nielsen realizado en 60 países, las ventas de 'snacks' superan los 300.000 millones de euros anuales en el mundo. Los dulces (chocolate, caramelos, chuches) dominan el mercado en Europa y África, mientras que en Estados Unidos se impone lo salado, en Asia los productos refrigerados y en Latinoamérica, las galletas y pasteles. Eso sí, parece que somos un pelín hipócritas, porque, cuando se pregunta a los 'picoteadores', el 18% dice que su 'snack' favorito es la fruta (ja, ja, ja...), seguida en la lista por el chocolate (15%). Solo el 5% elige las patatas fritas u otros productos por el estilo. Como dice Susan Dunn, de Nielsen, «los consumidores quieren un picoteo sano, pero siguen teniendo mucha fuerza las opciones que suponen un capricho».
Sí, a veces necesitamos dulce, grasa, sal a tope... Y no se trata de matar el hambre, sino de satisfacer una ansiedad. Según Núria Coll, experta en salud y alimentación y CEO de la comunidad de nutrición saludable Soycomocomo y Etselquemenges, estos arrebatos que solemos 'solucionar' de la peor manera se deben a que la pirámide alimenticia clásica (la de la OMS, la que tiene en la base los hidratos de carbono como la fuente de la mitad de calorías que deberíamos ingerir al día) «hace que en nuestro cuerpo se generen múltiples picos glucémicos a lo largo del día y el cerebro manda constantemente señales de que hay que comer». En su opinión, si en nuestra dieta ya hubiese azúcares sanos (provenientes, por ejemplo, de la fruta) y grasas saludables (aguacate, pescados, conservas, frutos secos...), nuestro organismo no nos boicotearía pidiendo picoteos dulces y grasos de los 'malos'. Por eso, ella aboga por 'atender' a esas ansias de picoteo, sí, pero sustituyendo los alimentos nocivos y con calorías vacías por otros que contengan lo que nos pide el cuerpo, pero con valor nutricional y menos engorde. Es decir, si te suele apetecer una doble hamburguesa con queso, toma más aguacate y salmón (grasas buenas).
Si vas a hacerlo... haazlo bien
- Picoteo saludable. Aportan grasas y azúcares 'buenos'
- Almendras: 20 unidades son unas 125 calorías. Gajos de pomelo, garbanzos tostados, crudités (zanahoria, apio, rábano...), uvas, palomitas de maíz, yogur, hummus, avena, encurtidos (cuidado con la sal), altramuces... Un puñadito o una tacita como de café es suficiente.
- A evitar ¡Nos van a dar más hambre!
- Patatas fritas: 230 kcal cada bolsa pequeña (45 gramos), igual que dos filetes medianos de ternera a la plancha. Otros caprichos a evitar: bollería, chocolate con leche o blanco, queso, embutidos...
Un estudio del año pasado de la universidad holandesa de Utrecht concluyó que «mucha gente tiene la intención de comer de manera saludable, pero su picoteo real está marcado a menudo por un consumo elevado de comida con muchas calorías o poco saludable. «Una razón para esta discrepancia puede ser que la gente tiende a asociar lo poco saludable con lo sabroso –explican–. Además, estamos sujetos a un entorno alimentario que anima al consumo de picoteo poco saludable». Sólo hay que ver los pasillos de los supermercados, sobre todo en el entorno de las cajas.
La mayoría picamos entre horas al menos una vez al día (43%), aunque el 35% lo hace en dos o tres ocasiones, según un estudio llevado a cabo por la marca de alimentación saludable Natruly, que señala, además, que más del 60% pica más ahora que antes, tanto si teletrabaja más (26,3%) como si no ha cambiado su situación laboral (35%). ¿Por qué lo hacemos? Casi siempre por razones psicológicas: el 42% de los encuestados asegura que le apetece algo rico para alegrarse el día y un 27% que le gusta descansar así del trabajo. También nos hacen picar la ansiedad (37%), el aburrimiento y la tristeza (24%) y el insomnio (7%). Según este informe, tres de cada cuatro 'picoteadores' se sienten culpables después de 'pecar'.
Si no podemos evitar picar –cada vez son más los expertos que dicen que con tres comidas bien hechas al día no tendríamos que hacer cinco–, debemos optar por algo 'reflexionado' y casero: un pequeño bocadillo vegetal o de fiambre de pavo, por ejemplo, o un yogur, un puñado de frutos secos, fruta, chocolate negro... Algo que nos aleje de las tentaciones de los lineales del supermercado o de las máquinas de 'vending', donde hasta lo marcado como 'light', 'bio' o sano esconde muchas calorías vacías. Es decir, debemos adelantarnos al impulso de comer cualquier cosa y tener a mano (y medidos) tentempiés caseros y sanos.
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