El sabado -8- JUNIO a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Vivieron para contarlo Ernest Hemingway,.
Ernest Hemingway (1899 –1961) tenía la costumbre de acumular todo en
su casa de La Habana: fotos, periódicos, telegramas, cartas. Todo. De
acuerdo con su cuarta mujer, Mary, “era incapaz de tirar nada”, informa The New York Times.
Gracias a esta obsesión del escritor, ganador del premio Nobel de
Literatura en 1954, ha sido posible recopilar 2.500 documentos que descansaban
en su Finca Vigía, una granja a las afueras de La Habana (Cuba), y que
han sido digitalizados para poder disfrutarlos en la Colección
Hemingway, que será la exposición permanente en la Biblioteca Presidencial John Fitzgerald Kennedy de Boston.
“¿Que era una rata recolectora? Por supuesto”, explicó la encargada de la colección, Susan Wrynn. “Solo podemos estar agradecidos. Pero si tuvieras que vivir así, te volverías loco”, añadió. “Estamos encantados de contar con este material, que ofrece una nueva visión del día a día de Hemingway”, ha añadido el director del museo, Tom Putman, en un comunicado. “De la figura literaria, a darnos cuenta de la humanidad del hombre y así entender al escritor”, ha explicado.
Las copias digitales, que según las mismas fuentes llegaron el año pasado y que han sido recopiladas por Fundación Finca Vigía -encargados del material-, son el segundo cargamento que llega para la colección del escritor. El anterior fue en 2008, y en él se incluyó un final alternativo a Por quién doblan las campanas. Según los expertos, en esta ocasión no hay una pieza de igual valor, pero “sí muestra cómo Hemingway tuvo que abandonar Cuba. Sus zapatos, que estaban allí todavía. Aunque no hay ninguna bomba real en el nuevo material”, explicó al Times Sandra Spanier, la editora general del Proyecto Hemingway Letters. "El valor está en la textura de la cotidianidad, la forma en que completa nuestra foto de Hemingway”, concluye.
Además, se puede disfrutar por primera vez de un telegrama que
comunicaba muy buenas noticias para Hemingway: “En su sesión de hoy, la
academia sueca ha decidido darle el premio Nobel de literatura. Por
favor, notifíquenos si acepta el premio y si acudirá a Estocolmo el día
10 de diciembre a recogerlo”. También la colección incluye 44 borradores
para el final de Adiós a las armas; un registro de Pilar, su barco de pesca, y libros que pertenecían a su biblioteca privada, muchos con inscripciones en los márgenes, entre otros.
Hasta ahora, los documentos nunca habían abandonado Cuba. El escritor vivió en la Finca Vigía de 1939 a 1960, lugar en el que permaneció más tiempo que en ningún otro. De ahí viajó a España. Por su mal estado de salud tuvo que regresar a EE UU, hasta que enfermo de alcoholismo y depresivo se quitó la vida en 1961. Tras su muerte, justo cuando más deterioradas estaban las relaciones entre EE UU y Cuba, el expresidente asesinado, John Fitzgerald Kennedy consiguió que Mary viajará a la isla y tuviera una reunión con Fidel Castro. La mujer del escritor pudo sacar varias cosas, pero a cambio tuvo que dar la Finca y sus contenidos a los cubanos, explica el mismo diario.
“¿Que era una rata recolectora? Por supuesto”, explicó la encargada de la colección, Susan Wrynn. “Solo podemos estar agradecidos. Pero si tuvieras que vivir así, te volverías loco”, añadió. “Estamos encantados de contar con este material, que ofrece una nueva visión del día a día de Hemingway”, ha añadido el director del museo, Tom Putman, en un comunicado. “De la figura literaria, a darnos cuenta de la humanidad del hombre y así entender al escritor”, ha explicado.
Las copias digitales, que según las mismas fuentes llegaron el año pasado y que han sido recopiladas por Fundación Finca Vigía -encargados del material-, son el segundo cargamento que llega para la colección del escritor. El anterior fue en 2008, y en él se incluyó un final alternativo a Por quién doblan las campanas. Según los expertos, en esta ocasión no hay una pieza de igual valor, pero “sí muestra cómo Hemingway tuvo que abandonar Cuba. Sus zapatos, que estaban allí todavía. Aunque no hay ninguna bomba real en el nuevo material”, explicó al Times Sandra Spanier, la editora general del Proyecto Hemingway Letters. "El valor está en la textura de la cotidianidad, la forma en que completa nuestra foto de Hemingway”, concluye.
En su sesión de hoy, la academia sueca ha decidido darle el premio Nobel de literatura. Por favor, notifíquenos si acepta el premio y si acudirá a Estocolmo el día 10 de diciembre a recogerlo
Hasta ahora, los documentos nunca habían abandonado Cuba. El escritor vivió en la Finca Vigía de 1939 a 1960, lugar en el que permaneció más tiempo que en ningún otro. De ahí viajó a España. Por su mal estado de salud tuvo que regresar a EE UU, hasta que enfermo de alcoholismo y depresivo se quitó la vida en 1961. Tras su muerte, justo cuando más deterioradas estaban las relaciones entre EE UU y Cuba, el expresidente asesinado, John Fitzgerald Kennedy consiguió que Mary viajará a la isla y tuviera una reunión con Fidel Castro. La mujer del escritor pudo sacar varias cosas, pero a cambio tuvo que dar la Finca y sus contenidos a los cubanos, explica el mismo diario.
TITULO: VIVA LA VIDA - Vivieron para contarlo Martha Gellhorn: . DOMINGO -9- JUNIO.
El domingo -9-JUNIO a las 16:00 por Telecinco , foto,.
Vivieron para contarlo Martha Gellhorn,.
Con 50 dólares y sin noción de español, la periodista estadounidense
Martha Gellhorn cruzó a pie la frontera para entrar, recién estrenada la
primavera de 1937, en un país en guerra. Iba en serio su anuncio.
—Me marcho a España con los chicos. No sé quiénes son los chicos, pero me voy con ellos.
Dos semanas después vivía en una ciudad asediada, en un hotel abarrotado de personajes, en una habitación ocupada por uno de aquellos chicos, Ernest Hemingway. La de España fue la primera guerra que pisó Gellhorn, que daría luego tumbos por los frentes de todo el mundo hasta despedirse con crónicas de la invasión de Panamá cuando ya había cumplido 81 años. La furia, su energía motriz, tardó en extinguirse casi nueve décadas y aún sobrevivió el ramalazo necesario para permitirle escribir el punto final a su biografía, al igual que su exmarido. Aunque la muerte de Gellhorn invita a pensar que había hecho las paces con ella misma y la de Hemingway indica que huía de su sombra.
En 1937, él todavía no era el escritor legendario, uno de esos autores-personajes que, a semejanza de su amigo Francis Scott Fitzgerald, daría tanto que hablar por su obra como por su vida. Ya sabía lo que era un frente, tras haber sido corresponsal, conductor de ambulancias y herido grave en la Gran Guerra. Estaba casado desde hacía una década con Pauline Pfeiffer, su segunda esposa. Había publicado libros de cuentos y dos novelas aclamadas como Fiesta (1926), primera incursión por España, y Adiós a las armas (1929), inspirada en la Primera Guerra Mundial.
Para entonces, Gellhorn había publicado dos libros. Uno malo y uno bueno. El primero (What Mad Pursuit) había sido una novela de poco éxito. El segundo (The trouble I've seen), un volumen redactado a partir de sus viajes como reportera especial de la administración de Roosevelt
—fue buena amiga y admiradora de Eleanor— para catar el estado real de
una sociedad atacada por una salvaje depresión, mereció grandes
aplausos.
En el Madrid en guerra, Hemingway gozaba de privilegios que también beneficiaron a Gellhorn, convertida en su amante al poco de llegar pese a su escasa atracción. "Lo que recuerdo del sexo con Hemingway es el invento de excusas y, si eso fallaba, la esperanza de que pronto se acabaría", contaría luego, según recoge Caroline Moorehead en Martha Gellhorn. Una vida, publicada por Circe en 2004 con traducción de Beatriz López-Buisán.
El escritor tenía coches a su disposición para moverse y era bien recibido por los militares. Un ayudante le conseguía comida y le mecanografiaba los textos. El grupo internacional parloteaba, bebía vino, whisky y cerveza, escuchaba sinfonías clásicas, pasaba hambre a ratos y acudía al frente en ocasiones. Al principio, la periodista iba de compras, de peluquerías, de copas. "No haga nada aquí, salvo comer, dormir, engordar, gastar dinero y perder el tiempo; soy como una mujer en Cannes, en plena temporada". Hemingway, que ya le había pedido que se casara con él pese a no estar divorciado, la anima a escribir su primer artículo para Collier's sobre la vida cotidiana en una ciudad bombardeada. Se sucederían otros —algunos en The New Yorker— y el fin del aburrimiento.
Las siguientes estancias de la pareja en la guerra —regresaron a EE
UU para hacer campaña a favor de la República— se desarrollarían en
peores condiciones materiales y mayor fervor político. "Nada en el mundo
me ha afectado tanto como perder esa guerra", recordaría con el tiempo
ella, que se rindió a Hemingway la noche que lo escuchó llorar en un
hotel de Barcelona, tras despedir a las Brigadas Internacionales.
En 1939 se instalan en Cuba y, al año siguiente, se casan. Para superar el caos hotelero en el que vivía el escritor, Martha alquila Finca Vigía, que acabarían comprando por 12.500 dólares, obtenidos gracias al éxito de ¿Por quién doblan las campanas?, que se vendía "como daiquiris helados en el infierno", en palabras de su autor. El original fluye en aquellos días, los más templados y productivos de la relación, y se publica en 1941, dedicado a Gellhorn, compañera en el frente español que sustenta la novela. Escriben ambos, hacen ejercicio y, por la noche, comparten charlas y alcoholes con pescadores y pelotaris vascos, "sabiendo los dos que el otro es la persona más violenta que conoce". Una noche Hemingway la abofetea en el coche y ella responde estrellando el Lincoln Continental contra un árbol.
Pero Gellhorn es una reportera de guerra antes que nada y acaba regresando a Europa, mientras su marido se hunde en el alcohol y el resentimiento. Él quiere hacerla regresar y ella intenta que viaje a Europa. Cuando Hemingway lo hace, la fustiga y la despedaza con su mordacidad en público. Después de descubrir con la ayuda de Robert Capa que tiene una aventura con la periodista Mary Welsh, logra que Hemingway acceda al divorcio en 1946. "Nunca más quiero oír mencionar su nombre", le avisó Gellhorn a su madre, "el pasado ha muerto y se ha vuelto feo; intentaré borrarlo como si padeciera amnesia".
Nos situamos en la década de 1930, en la que una pareja de fotógrafos veinteañeros judíos huían del alzamiento nazi que se producía en Europa; Tenían talento pero no terminaban de despegar, pensaron que sus nombres delataban demasiado sus orígenes, así que se inventaron un personaje triunfador y carismático, un supuesto periodista estadounidense, rico, exitoso, y recién llegado a Europa. Así se refugiaron Gerda Taro y Endre Friedmann bajo el nombre de Robert Capa.
En aquel momento, España era el lugar ideal donde forjarse una buena reputación en prensa, y la pareja se estableció en Madrid, no sólo por ganar un buen dinero, sino por la ideología que compartían con el bando republicano. Les movió la injusticia social, el antifascismo y sus ideales revolucionarios, no es extraño que su destino fuera la trinchera republicana de la Guerra Civil.
Gerda Taro solo usó el seudónimo compartido al comienzo de su estancia en España, ya que su compañero era el más conocido de los dos y les interesaba para vender las fotografías, pronto comenzó a firmar sus propias instantáneas como Taro.
Aún así, durante esta etapa cuesta determinar qué foto pertenece a a cada uno.
En julio de 1937, Taro es atropellada por un tanque y fallece, conservando Friedmann el nombre durante toda su carrera, ya en solitario.
Friedmann siempre fue un revolucionario, desde pequeño vivió bajo una serie de gobiernos conservadores y ultraderechistas, y el alzamiento nazi (todo el fascismo en general) terminó de determinar su postura en contra. En invierno, Endre solía tirar cubos de agua fría a las calles de Berlín para que los soldados nazis resbalaran con el hielo.
Siempre fue muy decidido, su primera publicación, en 1932, ya fue un imposible: Leon Trotsky dando una conferencia sobre la Revolución Rusa. ¿Cómo era posible? Las cámaras estaban prohibidas en esas reuniones, Endre se las ingenió para colar una y hacerse con esta fotografía.
El matador de toros extremeño Antonio Ferrera está decidido a comparecer el jueves en la plaza de toros de Córdoba para encabezar el cartel que compartirá con sus paisanos Emilio de Justo y Ginés Marín,
en una tarde en la que matarán una corrida de la ganadería de 'Virgen
María'. Fuentes cercanas al diestro de Villafranco han confirmado a HOY
la fuerte voluntad del torero de cumplir con su compromiso cordobés y
continuar con normalidad con el resto de su temporada.
La FIT, empresa organizadora de la feria de Córdoba, hizo público este martes un comunicado a través de sus redes sociales en el que expresaba que «ante las dudas y preguntas de medios de comunicación y aficionados, confirmamos que el cartel de la feria de Córdoba para el 30 de mayo es el anunciado (Antonio Ferrera, Emilio de Justo y Ginés Marín) con toros de la ganadería de Virgen María».
Tras Córdoba, Antonio Ferrera deberá afrontar su triple compromiso en la feria de San Isidro de Madrid, donde está anunciado el próximo sábado 1 de junio, junto a Curro Díaz y el mexicano Luis David Adame para estoquear una corrida de la ganadería extremeña de Zalduendo. Su segunda comparecencia será el jueves 6 de junio con toros de El Puerto de San Lorenzo y La Venta del Puerto y estará acompañado por Miguel Ángel Perera y Alberto López Simón. La última de sus participaciones en el ciclo isidril será el día siguiente, viernes 7 de junio, con toros de las ganaderías de Alcurrucén y Lozano Hermanos, encabezando un cartel en el que también aparecen el riojano Diego Urdiales y el oliventino Ginés Marín.
—Me marcho a España con los chicos. No sé quiénes son los chicos, pero me voy con ellos.
Dos semanas después vivía en una ciudad asediada, en un hotel abarrotado de personajes, en una habitación ocupada por uno de aquellos chicos, Ernest Hemingway. La de España fue la primera guerra que pisó Gellhorn, que daría luego tumbos por los frentes de todo el mundo hasta despedirse con crónicas de la invasión de Panamá cuando ya había cumplido 81 años. La furia, su energía motriz, tardó en extinguirse casi nueve décadas y aún sobrevivió el ramalazo necesario para permitirle escribir el punto final a su biografía, al igual que su exmarido. Aunque la muerte de Gellhorn invita a pensar que había hecho las paces con ella misma y la de Hemingway indica que huía de su sombra.
En 1937, él todavía no era el escritor legendario, uno de esos autores-personajes que, a semejanza de su amigo Francis Scott Fitzgerald, daría tanto que hablar por su obra como por su vida. Ya sabía lo que era un frente, tras haber sido corresponsal, conductor de ambulancias y herido grave en la Gran Guerra. Estaba casado desde hacía una década con Pauline Pfeiffer, su segunda esposa. Había publicado libros de cuentos y dos novelas aclamadas como Fiesta (1926), primera incursión por España, y Adiós a las armas (1929), inspirada en la Primera Guerra Mundial.
En el Madrid en guerra, Hemingway gozaba de privilegios que también beneficiaron a Gellhorn, convertida en su amante al poco de llegar pese a su escasa atracción. "Lo que recuerdo del sexo con Hemingway es el invento de excusas y, si eso fallaba, la esperanza de que pronto se acabaría", contaría luego, según recoge Caroline Moorehead en Martha Gellhorn. Una vida, publicada por Circe en 2004 con traducción de Beatriz López-Buisán.
El escritor tenía coches a su disposición para moverse y era bien recibido por los militares. Un ayudante le conseguía comida y le mecanografiaba los textos. El grupo internacional parloteaba, bebía vino, whisky y cerveza, escuchaba sinfonías clásicas, pasaba hambre a ratos y acudía al frente en ocasiones. Al principio, la periodista iba de compras, de peluquerías, de copas. "No haga nada aquí, salvo comer, dormir, engordar, gastar dinero y perder el tiempo; soy como una mujer en Cannes, en plena temporada". Hemingway, que ya le había pedido que se casara con él pese a no estar divorciado, la anima a escribir su primer artículo para Collier's sobre la vida cotidiana en una ciudad bombardeada. Se sucederían otros —algunos en The New Yorker— y el fin del aburrimiento.
Biografías cruzadas
Martha Gellhorn (St. Louis, 1908-Londres, 1998).
Hija de un ginecólogo y una sufragista, en 1937 se estrenó como
corresponsal en España. Ya nunca dejó de viajar ni acudir a zonas en
conflicto. Visitó 53 países, tuvo 11 casas y escribió más de 20 libros.
Su primera relación duradera fue con Bertrand de Juvenal (el joven
seducido por su madrastra Colette). Después de Hemingway, se casó y
divorció de Tom Matthews. Adoptó un hijo. A los 89, ciega y enferma de
cáncer, se suicidó con una pastilla.
Ernest Hemingway (Oak Park, 1899-Idaho, 1961). En la Gran Guerra se alistó como conductor en Italia, donde fue herido. A partir de entonces alternó los trabajos periodísticos, las piezas literarias y los frenesíes de la existencia. Vivía para contarlo. En 1940 alcanzó el techo del éxito con ¿Por quién doblan las campanas? Ganó un Pulitzer con El viejo y el mar. En 1954 recibió el Nobel de Literatura. Se casó con Hadley Richardson, Pauline Pfeiffer, Martha Gellhorn y Mary Welsh, y amó muchas más. Tuvo tres hijos. Se mató con una escopeta en 1961.
Ernest Hemingway (Oak Park, 1899-Idaho, 1961). En la Gran Guerra se alistó como conductor en Italia, donde fue herido. A partir de entonces alternó los trabajos periodísticos, las piezas literarias y los frenesíes de la existencia. Vivía para contarlo. En 1940 alcanzó el techo del éxito con ¿Por quién doblan las campanas? Ganó un Pulitzer con El viejo y el mar. En 1954 recibió el Nobel de Literatura. Se casó con Hadley Richardson, Pauline Pfeiffer, Martha Gellhorn y Mary Welsh, y amó muchas más. Tuvo tres hijos. Se mató con una escopeta en 1961.
En 1939 se instalan en Cuba y, al año siguiente, se casan. Para superar el caos hotelero en el que vivía el escritor, Martha alquila Finca Vigía, que acabarían comprando por 12.500 dólares, obtenidos gracias al éxito de ¿Por quién doblan las campanas?, que se vendía "como daiquiris helados en el infierno", en palabras de su autor. El original fluye en aquellos días, los más templados y productivos de la relación, y se publica en 1941, dedicado a Gellhorn, compañera en el frente español que sustenta la novela. Escriben ambos, hacen ejercicio y, por la noche, comparten charlas y alcoholes con pescadores y pelotaris vascos, "sabiendo los dos que el otro es la persona más violenta que conoce". Una noche Hemingway la abofetea en el coche y ella responde estrellando el Lincoln Continental contra un árbol.
Pero Gellhorn es una reportera de guerra antes que nada y acaba regresando a Europa, mientras su marido se hunde en el alcohol y el resentimiento. Él quiere hacerla regresar y ella intenta que viaje a Europa. Cuando Hemingway lo hace, la fustiga y la despedaza con su mordacidad en público. Después de descubrir con la ayuda de Robert Capa que tiene una aventura con la periodista Mary Welsh, logra que Hemingway acceda al divorcio en 1946. "Nunca más quiero oír mencionar su nombre", le avisó Gellhorn a su madre, "el pasado ha muerto y se ha vuelto feo; intentaré borrarlo como si padeciera amnesia".
TITULO: Ese programa del que usted me habla con -Vivieron para contarlo - Robert Capa ,.
El martes -4- Junio por La 2 a las 21:30, fotos,.
Vivieron para contarlo - Robert Capa,.
Las dos caras de la moneda.
Antes de narrar la historia de Robert Capa hay que determinar quién era Robert Capa, pues este conocido nombre es un seudónimo.Nos situamos en la década de 1930, en la que una pareja de fotógrafos veinteañeros judíos huían del alzamiento nazi que se producía en Europa; Tenían talento pero no terminaban de despegar, pensaron que sus nombres delataban demasiado sus orígenes, así que se inventaron un personaje triunfador y carismático, un supuesto periodista estadounidense, rico, exitoso, y recién llegado a Europa. Así se refugiaron Gerda Taro y Endre Friedmann bajo el nombre de Robert Capa.
En aquel momento, España era el lugar ideal donde forjarse una buena reputación en prensa, y la pareja se estableció en Madrid, no sólo por ganar un buen dinero, sino por la ideología que compartían con el bando republicano. Les movió la injusticia social, el antifascismo y sus ideales revolucionarios, no es extraño que su destino fuera la trinchera republicana de la Guerra Civil.
Gerda Taro solo usó el seudónimo compartido al comienzo de su estancia en España, ya que su compañero era el más conocido de los dos y les interesaba para vender las fotografías, pronto comenzó a firmar sus propias instantáneas como Taro.
Aún así, durante esta etapa cuesta determinar qué foto pertenece a a cada uno.
En julio de 1937, Taro es atropellada por un tanque y fallece, conservando Friedmann el nombre durante toda su carrera, ya en solitario.
Capa en solitario
Nos centraremos en Endre Friedmann, por el mero hecho de que su carrera fue más larga, conozcámosle mejor.Friedmann siempre fue un revolucionario, desde pequeño vivió bajo una serie de gobiernos conservadores y ultraderechistas, y el alzamiento nazi (todo el fascismo en general) terminó de determinar su postura en contra. En invierno, Endre solía tirar cubos de agua fría a las calles de Berlín para que los soldados nazis resbalaran con el hielo.
Siempre fue muy decidido, su primera publicación, en 1932, ya fue un imposible: Leon Trotsky dando una conferencia sobre la Revolución Rusa. ¿Cómo era posible? Las cámaras estaban prohibidas en esas reuniones, Endre se las ingenió para colar una y hacerse con esta fotografía.
TITULO: TIERRA DE TOROS - Antonio Ferrera, decidido a torear el jueves en la feria de Córdoba,.
TIERRA DE TOROS,.
Tierra de Toros | Canal Extremadura
Programa presentado por Juan Bazaga dedicado al mundo del toro en nuestra región. Estamos atentos cada semana a la actualidad taurina Programa semanal de información taurina que se encarga de mostrar las tareas cotidianas de las faenas del toro en el campo, así como del perfil más humano , etc.Antonio Ferrera, decidido a torear el jueves en la feria de Córdoba,.
La FIT, empresa organizadora de la feria de Córdoba, hizo público este martes un comunicado a través de sus redes sociales en el que expresaba que «ante las dudas y preguntas de medios de comunicación y aficionados, confirmamos que el cartel de la feria de Córdoba para el 30 de mayo es el anunciado (Antonio Ferrera, Emilio de Justo y Ginés Marín) con toros de la ganadería de Virgen María».
Tras Córdoba, Antonio Ferrera deberá afrontar su triple compromiso en la feria de San Isidro de Madrid, donde está anunciado el próximo sábado 1 de junio, junto a Curro Díaz y el mexicano Luis David Adame para estoquear una corrida de la ganadería extremeña de Zalduendo. Su segunda comparecencia será el jueves 6 de junio con toros de El Puerto de San Lorenzo y La Venta del Puerto y estará acompañado por Miguel Ángel Perera y Alberto López Simón. La última de sus participaciones en el ciclo isidril será el día siguiente, viernes 7 de junio, con toros de las ganaderías de Alcurrucén y Lozano Hermanos, encabezando un cartel en el que también aparecen el riojano Diego Urdiales y el oliventino Ginés Marín.
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