TITULO: Cuadernos de paso -Jorge Vilda: «Es una derrota que refuerza»,.
Jorge Vilda: «Es una derrota que refuerza»,.
El seleccionador se mostró «muy orgulloso de las jugadoras, del trabajo y del rendimiento del equipo, que ha sido superior al rival»,.
«Vamos a aprender. Es una derrota que refuerza. Si se puede perder contra Alemania, esta es la manera», proclamó el seleccionador nacional femenino, Jorge Vilda, que se mostró «muy orgulloso de las jugadoras, del trabajo y del rendimiento del equipo, que ha sido superior a Alemania». «Hemos sido superiores hasta el minuto 42, cuando hemos encajado un gol. Cuando más rabia da...», se lamentó Vilda.El técnico español destacó que la selección «reaccionó bien a todo lo que se enfrentó contra la segunda potencia mundial», pero recordó que «esto va de quién marca más goles, y ha sido Alemania». «Hemos tenido el control y ocasiones de gol y hemos estado por encima. Hemos ganado las segundas jugadas y hemos tenido el control. Lo hemos tenido muy cerca, pero no lo hemos conseguido», concluyó Vilda ante las cámaras de Gol.
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Y OBRAS ! CINE -Nahikari: «Es un día para estar orgullosas» ,.
¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que,
en
La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial
atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
DESAYUNO
- CENA -
SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - Nahikari: «Es un día para estar orgullosas»,. ,.
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fotos,.
Nahikari: «Es un día para estar orgullosas»,.
«La duda te hace equivocarte pero nos hemos salido sobreponer tras el descanso. Esta es la España que queremos ser», señaló por su parte Marta Torrejón, protagonista en la jugada del tanto alemán al no despejar un balón rechazado por Sandra Paños,.
Nahikari García reflejó sobre el césped del estadio de Hainaut de Valenciennes el sentir general del vestuario español tras un gran partido ante Alemania, en el que España mereció mayor premio que una derrota por la mínima ante la selección germana, una de las potencias del fútbol femenino. «Es un día para estar orgullosas del trabajo que hemos hecho. Hemos demostrado que podemos competir contra cualquier selección, hemos sido superiores en algunos tramos del partido y sólo nos ha faltado el gol. Hay que seguir así», explicó la delantera de la Real Sociedad.La jugadora vasca, que fue protagonista en la mejor oportunidad española en el partido, con un remate mano a mano ante la portería alemana que se le fue desviado, valoró las sensaciones positivas de un partido en el que España fue dominadora durante muchos minutos y que bajo su punto de vista, acabó decidiendo la puntería. «Esto es España, competir hasta el final. Hemos crecido mucho desde la última vez que nos enfretamos, pero hay que meterlas para llevarnos los puntos. Este es el camino a seguir», señaló la delantera.
«Ella no toca el balón. Es verdad que yo estoy de espaldas a portería pero los árbitros son los que deciden», explicó Nahikari en relación a una jugada de la que fue protagonista y en la que las jugadoras españolas reclamaron un posible penalti.
«Es una sensación amarga porque el equipo ha competido y ha luchado hasta el final. Un despiste te penaliza en estos campeonatos pero me quedo con la segunda parte. La duda te hace equivocarte pero hemos sabido sobreponernos tras el descanso. Esta es la España que queremos ser y este es el camino que tenemos que seguir», señaló por su parte Marta Torrejón, capitana española y protagonista junto a Sandra Paños en la jugada del tanto alemán al no poder despejar el balón rechazado por la portera española.
«Hemos estado bien, muy bien diría yo. Hemos hecho todo para merecer el gol, pero al final no se trata de merecer, sino de meterlo. Hemos fallado en las dos áreas y eso se paga caro», señaló Irene Paredes. «Tenemos otra oportunidad ante China y vamos a salir con todo, analizando y mejorando los errores de hoy», añadió la futbolista del Paris Saint-Germain.
TITULO: REVISTA MUJER HOY DE CERCA PORTADA - VIAJANDO
CON CHESTER - María Dueñas, diez años enhebrando lectores ,.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
María Dueñas, diez años enhebrando lectores ,.
La escritora celebra la primera década de 'El tiempo entre costuras' en los escenarios de Tetuán que inspiraron su legendaria novela,.
Llegó al lector el 9 de junio. Diez años después, 'El tiempo entre costuras' (Planeta) sigue siendo uno de los grandes fenómenos editoriales en español. Ha encadenado casi setenta ediciones, ha vendido más de cinco millones de copias en los 40 idiomas a los que se ha traducido y sigue ganando lectores. Su adaptación televisiva fue otro enorme éxito, amplificado ahora por su distribución en Netflix, que ha llegado a cientos de millones de personas en infinitud de países, algunos tan lejanos a nuestra cultura como China y Japón.
La escritora ha querido celebrar la primera década del sostenido éxito de su primera y legendaria novela recorriendo los escenarios que la inspiraron. «Jamás soñé que llegaría donde lo ha hecho», dice muy risueña tras desvelar en el Instituto Cervantes de Tetuán algunas de las claves del origen de una ficción tocada por la fortuna.
«Comencé a escribirla sin saber dónde me llevaría ni quién sería su protagonista. Solo quería volver la mirada a Tetuán, a ese mundo que tanto significó para mi familia. Tenía la memoria sentimental y una información privilegiada, pero no los personajes», explica la nieta de Manuel Vinuesa, un topógrafo que llegó a Tetuán en 1927, e hija de un ingeniero que debió abandonar la ciudad con su esposa tetuaní y sus cinco hijos cuando Marruecos ganó su independencia en 1956.
Sira Quiroga, la costurera de azarosa vida sobre la que acabó articulando la historia, tardó lo suyo en aparecer en escena. Dueñas comenzó armando su narración en torno a dos personajes muy reales: Juan Luis Beigbeder, Alto Comisario militar en Tetuán, un hombre de una privilegiada inteligencia que acabaría siendo ministro de Exteriores en el primer gobierno de Franco, y su amante, Rosalinda Powell Fox, una no menos inteligente belleza británica.
Con casi 70 ediciones y más de cinco millones de copias vendidas, el fenómeno editorial no se agota y sigue ganado lectores
«Beigbeder y Rosalinda me dieron la pista de
lo que sería la novela, pero decidí no escribir una historia real.
Necesitaba un personaje femenino, con amores, con caídas de las que
pudiera y supiera recuperarse, y es ahí donde apareció Sira Quiroga»,
explica la narradora sobre su audaz modista, que llegó a Marruecos sin
nada, huyendo del la guerra civil. «Decidí que a través de sus ojos se
viera aquel Tetuán con 40.000 españoles y cuya memoria se estaba
desvaneciendo», agrega. Dueñas lo explica en un recorrido por algunos de los escenarios de la novela y los vestigios del antiguo Protectorado. Un paseo por la Medina y el Ensanche español, las dos mitades de una ciudad mestiza donde nació una historia que ha marcado una época. El Hotel Nacional, la estación del ferrocarril, la Plaza de España, la pensión de Candelaria 'La Matutera', en la calle de La Luneta, donde se alojó Sira nada más llegar a Tetuán tras ser abandonada engañada por su amante, Ramiro, y donde empezó a coser y a atraer clientas. Y, desde luego, la casa donde instalaría su primer taller de costura –hoy sede del instituto Cervantes–, su catapulta para regresar a la península y abrirse camino en un Madrid plagado de espías ingleses y alemanes.Un átomo de memoria
Un átomo de memoria
«Fui incapaz de prever que Sira fuera a tener tal entidad. Fue mágico, como es mágico de o que la novela siga teniendo nuevos lectores», dice Dueñas risueña y agradecida a un personaje que la actriz Adriana Ugarte acabaría encarnado en la exitosa serie homónima. «A partir de un átomo de memoria familiar terminó siendo lo que nunca imaginé que sería», insiste la hoy hija predilecta de Tetuán.Diez años después de aquellas primeras puntadas literarias, Dueñas es una narradora de éxito que no ha dejado de enhebrar lectores con novelas como 'Misión Olvido (2012), 'La templanza' (2015) y 'Las hijas del capitán' (2018). Las tres han contado con el favor de los lectores, a pesar de no haber repetido el bombazo de 'El tiempo ente costuras', un 'long seller' que permite a su autora medirse de tú a tú con colegas como Carlos Ruiz Zafón, Arturo Pérez-Reverte y Javier Serra, el trío más internacional y vendedor de nuestra letras actuales.
Cuándo Dueñas terminó su manuscrito, en la primavera de 2009, no sabía bien qué hacer. Sin contactos en el mundo editorial, buscó una agente y se encontró con la eficaz e infalible Antonia Kerrigan. A partir de ahí, los astros se alinearon en su favor. 'Temas de hoy', una editorial del grupo Planeta nacida unos años antes para publicar libros apegados a la actualidad, buscaba dar un giro y abrirse a los temas de ficción. Allí confluyeron la editora Raquel Gisbert y la directora Blanca López Celada, quienes dieron un sí entusiasta a la propuesta de Kerrigan. Se facturaba así el que sigue siendo el mayor éxito en toda la historia del sello. «Confiaron en una profesora desconocida que hablaba de una modista cuando la moda era los crímenes nórdicos» se felicita Dueñas.
TITULO: Viaje al centro de la tele - Phumeza contra el imperio farmacéutico,.
Phumeza contra el imperio farmacéutico,.
La joven sudafricana, superviviente de la tuberculosis, lidera la lucha por abaratar los medicamentos contra la enfermedad infecciosa más mortífera. Le secundan un príncipe zulú, la miss de su país, la cantante pop de moda, una doctora blanca,.
Phumeza Tisile, de 28 años, se ha propuesto desligar la supervivencia de los enfermos de su estatus económico. Esa enfermedad constituye la principal causa de fallecimiento para las personas que padecen sida y Sudáfrica, su país, soporta la mayor epidemia conocida de VIH. Si en España se registran 4.000 nuevos contagios de tuberculosis al año, allí hay que multiplicarlos por cien y, en ese mismo tiempo, además, enterrar a otras 33.000 personas. Ella tampoco ha esquivado la maldita infección. Se la diagnosticaron en 2010, cuando apenas había cumplido los veinte. Resultó que la había desarrollado en su peor versión, una extremadamente resistente a los medicamentos, que la mantuvo durante más de 36 meses atada a un agresivo tratamiento que le robó el oído. Aquel infierno de dolorosas inyecciones diarias y festines de pastillas provocó que perdiera el 100% de la audición, uno de los devastadores efectos secundarios de aquella terapia caduca, junto con los fallos hepáticos o renales o la psicosis. En casi medio siglo, la industria farmacéutica no había encontrado motivos, entre las legiones de muertos y de discapacitados en todo el mundo, para ensayar otro fármaco más eficaz y menos tóxico. Phumeza no comprendía nada.
Ocho a dos. Con su tipología de infección, la XPR, la más tenaz de todas, y con la medicación disponible en esos días, tenía todas esas probabilidades de acabar en una tumba. Sorda, debilitada y desesperada, decidió acudir a un centro de Médicos sin Fronteras (MSF) de su distrito, Khayelitsha, la mayor barriada negra de Ciudad del Cabo, con más de 400.000 habitantes. Allí le encendieron una luz. Había un antibiótico que no había sido creado para tratar su patología pero que le ayudaría, el linezolid. El problema era conseguirlo. Para ella y para otros pacientes en su misma situación. El laboratorio que lo alumbró, Pfizer, tenía su monopolio en Sudáfrica, lo que taponaba la importación de genéricos. Comprar el original para un tratamiento completo, de dos años de duración, suponía un desembolso de 36.000 euros. Inasumible para cualquier ONG. «¿Cómo podía ser posible»?, se preguntaba Phumeza, confundida y enfadada.
Una movilización contrarreloj permitió a MSF conseguir el permiso necesario para adquirir otras versiones de ese fármaco en la India, un país donde el activismo propició hace unos años que las leyes nacionales de patentes incluyeran el derecho a impugnar las que se consideran injustas, una victoria histórica que garantiza el flujo de genéricos. El linezolid surtió efecto. En 2013, un análisis devolvía la esperanza y la vida a la joven. Estaba limpia. La primera paciente sudafricana de esa ONG en superar la tuberculosis multirresistente ya nunca sería la misma. Cómo serlo con tantas personas a su alrededor condenadas al sufrimiento y la muerte por una falta de diagnóstico, de tratamiento o de recursos para acceder a ellos. «Desde ese momento supe que quería involucrarme en esta pelea para que todas las personas tengan la oportunidad de curarse, para que todos los seres humanos tengan acceso a los medicamentos que curan», explica, con más fuerza que nunca, desde su barrio de Khayelitsha.
Operada por 'crowdfunding'
Phumeza, quien ha podido recuperar su capacidad auditiva gracias a una intervención quirúrgica sufragada mediante una campaña de recogida de fondos privados, no ha perdido el tiempo. Si ya aún padeciendo el aislamiento de la sordera tuvo el valor de plantarse ante la Asamblea Mundial de la Salud, en Ginebra, para contar su calvario a todos los ministro de Sanidad y exigirles que diagnostiquen y traten a las personas, ahora su lucha está enfocada a conseguir abaratar uno de los nuevos compuestos químicos que combaten las formas resistentes de la tuberculosis, la bedaquilina. Y es que, de nuevo, su alto coste lo deja fuera del alcance de la inmensa mayoría de los enfermos. Por ello, ha decidido ponerse al frente de la lucha que MSF lidera contra su fabricante, esta vez Johnson&Johnson, para desafiar su patente en la India. Al igual que ocurrió cuando ella estaba contagiada y necesitaba tratamiento sin dilación, ahora urge una versión más asequible de ese fármaco para salvar a miles de personas sin que tengan que pagar el peaje en forma de graves secuelas, como las que ella padeció. «Tengo la suerte de que se me escuche; tengo el deber de poner voz a las personas que no la tienen», defiende Phumeza.No se refiere solo a sus compatriotas. Sudáfrica se convirtió hace diez meses en el primer país del mundo en dispensar gratuitamente la bedaquilina a través de su sistema público de salud. La corporación farmacéutica dispensa al Gobierno cada 'pack' de tratamiento completo (para seis meses) a una tarifa 'blanda' equivalente a 360 euros, pero en el resto de países lo comercializa a partir de 2.700 euros, hasta los 27.000, un precio prohibitivo para la mayoría de las Administraciones del mundo. «El resultado es que el 90% de quienes necesitan la bedaquilina no puede acceder a ella», sintetiza Laura Moretó, experta en tuberculosis de MSF España. «Tanto es así que, hasta el pasado mes de noviembre, únicamente 28.700 pacientes habían sido tratados con este medicamento en todo el mundo; cerca del 70% de ellos, en Sudáfrica», agrega.
La situación puede recrudecerse si Johson&Johnson consigue, como pretende, renovar su patente sobre ese compuesto, una táctica que emplean algunas farmacéuticas para extender en el tiempo los monopolios de sus productos mediante el registro de una nueva forma, presentación o uso que no aporta mejoras terapéuticas. En este caso, la exclusiva de la multinacional estadounidense sobre la bedaquilina se extiende hasta 2023 y está tratando de ampliarla otros cuatro años más, hasta 2027. Impedirlo es la misión de Phumeza y de otros diecisiete supervivientes sudafricanos, un equipo de valerosas mujeres y hombres, de estratos sociales dispares, a los que les une la dramática experiencia de la enfermedad, la superación y su compromiso absoluto de ayudar a erradicarla. Cada uno, eso sí, en su estilo.
«Miedo a que te rechacen»
Al hijo mayor del rey Goodwill Zwelithini y de la reina Buthle MaMathe de Dlamahlahla, en la provincia sudafricana de KwaZulu-Natal, le diagnosticaron tuberculosis en 2011. Permaneció hospitalizado durante tres meses. Cuando le dieron el alta le faltaba un pulmón. Se lo tuvieron que extirpar. Ahora, el príncipe Nhlanganiso dedica buena parte de su tiempo a dar charlas en comunidades zulúes. Especialmente a hombres, a los que siempre acaba mostrando su cicatriz. «Quiero que comprueben que mi cuerpo ya no está completo y que imaginen el dolor que eso genera. Muchos varones zulúes rehúyen acudir al médico, es una forma antigua de pensar, y creo que de esta manera puedo animarles a que den el paso y vayan. Mi ambición es provocar ese cambio», expone.Para Tamaryn Green, la tuberculosis no es solo una enfermedad física, «sino también emocional y mental». Por eso juzga «esencial» crear «una estructura de apoyo». La actual Miss Sudáfrica contrajo la infección en la facultad de Medicina, en la que estudia el último curso, «y si he seguido yendo a clase es porque he tenido el respaldo de mis padres», admite. «Muchos enfermos no siguen adelante con sus cosas por miedo a que los demás se enteren y les rechacen. Incluso hay quienes llegan a interrumpir por eso el tratamiento. En el otro lado, hay gente que trata muy mal a los enfermos por temor a que les contagien. Este es un mal que estigmatiza», reconoce Green, quien ha lanzado en las redes sociales la campaña #BreakTheStigma, desencadenando un aluvión de reacciones «gratificantes» y catárticas para muchos pacientes a lo largo y ancho del planeta.
Carentes del brillo que imprime poseer un título de la realeza o de belleza, la adhesión a este movimiento de Dalene von Delft o de Ingrid Schoeman, una doctora y una dietista de Ciudad del Cabo, respectivamente, resulta sin embargo fundamental. Ambas blancas y bien posicionadas, sus testimonios sirven para recalcar cómo la línea divisoria entre la vida y la muerte, entre la oportunidad y la nada, está hecha casi siempre de papel moneda. Las dos contrajeron una de las versiones más virulentas de la enfermedad. Von Delft experimentó la «extrema dureza» del viejo tratamiento hasta que sus contactos y los de su marido, también médico, le permitieron conseguir la ración de bedaquilina y reestablecerse. Algo similar le ocurrió a Schoeman, quien desde entonces se reconoce como una «afortunada» en un océano de enfermos para quienes el futuro es un agujero negro. A fuerza de ser succionados por él, han aprendido que «la salud es un derecho de todos». Ahora quieren precintarlo para siempre desde el activismo. Junto a Phumeza, contra el imperio farmacéutico.
TITULO: Me voy a comer el mundo -«Vivo junto a 20 gatos que se cuelan en mi casa»,.
«Vivo junto a 20 gatos que se cuelan en mi casa»,.
Los vecinos de la calle Alberto Oliart Saussol, en San Roque, piden que se limpien y sellen dos inmuebles abandonados,.
Se trata de los inmuebles que ocupan los números 8 y 10. María Ángeles Moreno, otra vecina, recuerda que llevan vacías más de 20 años. «Al principio intentaron meterse gente y por eso cerraron las puertas con ladrillos». El problema es que una de las ventanas sigue abierta y en estos años se ha acumulado la basura. Dentro se refugian, además, unos 20 gatos.
Lo que más afecta a los residentes es el olor. En el caso de María Ángeles Moreno, por ejemplo, el hedor a basura, humedad, orines y excrementos de gatos se cuela en su casa. No puede usar su terraza y en los meses de verano el olor se cuela incluso en su salón. Además esta vecina teme que el mal estado de las viviendas vacías deteriore la suya. Por la ventana se observa que una de las paredes de la vivienda vacía se ha ido desprendiendo y asoman los ladrillos del garaje de esta vecina.
Los afectados también señalan que es un foco de insalubridad. Hace poco un menor sufrió una picadura que se le infectó y creen que la razón puede ser el estado de estas dos viviendas.
Los gatos también son un problema grave. Además del olor, no hay ningún control sanitario sobre ellos y se mueven por los tejados, por lo que entran en las casas de los vecinos.
La más afectada es Consuelo Cruz. Desde su terraza se ve a los animales correr de una casa a otra. Hay varios que son cachorros. «Cada vez hay más. Hay gente que les pone de comer y beber», se lamenta esta vecina. Los afectados explican que no tienen nada en contra de estos animales, pero que no creen que sea bueno que estén en esas condiciones, viviendo entre la basura.
Marta Rodríguez, otra vecina de San Roque, considera que la mejor solución es limpiar y sellar estas casas o incluso demolerlas para acabar con el problema. Explica que varios vecinos se han dirigido al Ayuntamiento para que intervenga, pero que la solución no llega y siguen pasando los años.
«Es un peligro»
El verano pasado una de las casas, la que está en el número 10, ardió. Los vecinos desconocen la causa. Temen que alguien lanzase algo dentro y el fuego se extendió rápidamente debido a la acumulación de basura. Los bomberos llegaron con rapidez y apagaron el incendio, pero los vecinos temen que el próximo se produzca de noche y pueda extenderse a las casas cercanas. «Es un peligro», dice un vecino que pasa delante y señala la casa con su bastón.Otro riesgo de estas viviendas, según denuncian los vecinos cercanos, son los cables de electricidad que pasan por la fachada. Apenas están sujetos, por lo que en más de una ocasión se han descolgado. «Vimos a unos niños jugando con los cables. Vinieron los bomberos y los subieron arriba, pero se pueden volver a caer», se lamenta Marta Rodríguez.
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