EL ARBOL DE TU VIDA - MARTES -18 - JUNIO ,.
Conducido por Toñi Moreno, el espacio investiga el árbol genealógico de los personajes más queridos de nuestro país. El martes -18- JUNIO , a las 22:30 por antena 3, etc.
EL SILENCIO POR FAVOR -
DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES - Enrique Urbizu Guionista ,.
EL SILENCIO POR FAVOR - DESAYUNO - CENA - DOMINGO -LUNES - Enrique Urbizu Guionista ,. , fotos.
Enrique Urbizu Guionista ,.
Enrique Urbizu,.
Enrique Urbizu | ||
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Enrique Urbizu en 2010
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Enrique Urbizu Jáuregui | |
Nacimiento |
1962 Bilbao, España | |
Nacionalidad | Española | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Director de cine y guionista | |
Premios artísticos | ||
Premios Goya |
Mejor dirección 2011 No habrá paz para los malvados Mejor guion original 2011 No habrá paz para los malvados | |
Biografía
Es licenciado en Ciencias de la Información (rama de Publicidad) por la Universidad del País Vasco. Tras varios cortos dirige en 1987 su primer largometraje, Tu novia está loca, comedia de enredo que contó con una pareja de actores ya conocidos: Antonio Resines y María Barranco. En 1991 dirigió Todo por la pasta, una especie de road movie.Urbizu se traslada a Madrid, donde dirige dos comedias de encargo para el productor Andrés Vicente Gómez, en 1994 Cómo ser infeliz y disfrutarlo y en 1995 Cuernos de mujer. Ambas películas estaban basadas en unos libros de la periodista Carmen Rico-Godoy. Paralelamente adapta un relato de Arturo Pérez-Reverte, Cachito, lo que le dará pie para trabajar también en el guion de la adaptación cinematográfica de otra novela de Pérez-Reverte, El club Dumas, que, con el título de La novena puerta, será dirigida por Roman Polanski en 1999.
En 2002 dirige La caja 507, un thriller que consigue dos Premios Goya y otros premios en diversos festivales. El año siguiente dirige La vida mancha.
El 17 de diciembre de 2006 se convirtió en vicepresidente primero de la Academia de Cine, al resultar ganadora la candidatura encabezada por Ángeles González-Sinde.
Actualmente, en 2017 está dirigiendo la serie Gigantes, producida por La Zona Films y protagonizada por José Coronado., etc,.
TITULO:
LUNES -17 - JUNIO - Imprescindibles -Muere Dr John, el mítico pianista de blues y jazz, ,.
LUNES --17 - JUNIO - Imprescindibles ,.
Imprescindibles, serie de documentales sobre los personajes más destacados de la cultura española del siglo XX cada semana en La 2, el lunes - 17 - JUNIO a las 21:00, etc.
Muere Dr John, el mítico pianista de blues y jazz,.
Su
personaje y sus canciones le dieron la gloria en los años 70. Grandes
álbumes y colaboraciones le dieron a Dr. John sus años de oro. Pero las
siguientes décadas, crueles con la música de raíz, y el alcohol,
apartaron al enorme músico de Nueva Orleans de los focos. /foto /,.
El pianista de nueve dedos se sumergió en su propia maldición de vudú.
Una que parecía no tener fin, sino oscurecerse cada vez más como las
negrísimas nubes del huracán Katrina sobre la bella ciudad de Louisiana.
Fue
esa maldición final, la del huracán, la que devolvió las miradas al
legendario enclave del sur, la tierra de los pantanos, el vergel del
jazz y el blues americano. Un blanco, David Simon, exitoso productor de
la seré “The Wire”, daría el primer empujón con una canción de amor en forma de serie de culto: “Treme”,
que toma su nombre de un barrio de Nueva Orleans, recuperaría ese
legado callejero y espontáneo. Dr. John y sus canciones resucitan, entre
otros muchos artistas, en la serie de HBO.
Pero el músico, a pocos le importa, lleva años de mala racha, acercándose peligrosamente a la indigencia.
En buena medida por un castigo autoinfligido, por una espiral de la que
no es fácil salir, Dr. John le da la espalda al mundo tanto como este
se la había ofrecido a él. Sin embargo, otro blanco, Dan Auerbach, la
mitad del dúo The Black Keys, se pondrá en contacto con el para que
actúe en el festival Bonnaroo de Tennessee del que él es comisario. Es
2011, y The Black Keys han roto las listas con “El camino”.
De
ese encuentro y una vieja admiración (Dr. John dice conocer “Brothers”,
del dúo) comienzan una colaboración que devuelve al padrino a la
actividad. Publicará “Locked Down” (2012), es decir, “encerrado”, y
gozará de una gira mundial y del aplauso de los festivales indies de
EEUU y Europa. Y la maldición desapareció.
TITULO: ELLA & William Klein, el compromiso decisivo,.
William Klein, el compromiso decisivo,.
fotos / El pistolero está en la ciudad. William Klein, uno de los fotógrafos más grandes de la historia, el que puso patas arriba el arte de la imagen con sus crudas instantáneas callejeras de Nueva York, es objeto de una retrospectiva en la Fundación Telefónica, de Madrid, en la que pueden verse unas 250 de sus obras entre fotografías, pinturas, películas, libros... Todas las vidas creativas de este neoyorquino de 91 años, que prefiere hablar en francés -se instaló en París en 1947-, se reúnen en la exposición Manifiesto, dentro del festival PHotoEspaña, hasta el 22 de septiembre. En su breve estancia en Madrid acudió ayer a la inauguración de la muestra, ha concedido pocas entrevistas y hoy, sábado, firmará ejemplares de su nuevo libro, Celebration, en el Botánico de Madrid. Con fama de ser algo complicado en el cara a cara, Klein recibe en la terraza de un hotel de la Gran Vía, con barba de tres días, camisa azul con rayas blancas y jersey.Pregunta. Ha dicho alguna vez que una buena fotografía debe ser como un puñetazo. ¿Puede serlo también si es algo delicado?
Respuesta. Yo no he dicho eso...
P. ¿Qué van a encontrarse quienes acudan a su exposición?
R. Lo que quieran ver... Picasso explicaba que el Guernica no era una declaración, ni siquiera una posición ante algo, sino lo que la gente decida qué es. Del mismo modo, mi exposición no es una fotografía, es un conjunto de lo que llevo dentro y he intentado expresar.
P. Su libro más célebre es el revolucionario Life is Good and Good for You in New York: Trance Witness Rebels (1956), en el que retrató a los neoyorquinos. ¿Cómo se movía entre el gentío?
R. Tenía la sensación en ese momento de que la ciudad de Nueva York explosionaba ante mí y que toda esa gente, ese movimiento, venía hacía mí. Al verlo podía utilizarlo para fotografiar porque me transmitía emociones, sentimientos. Para mí, todo son sentimientos.
P. Esas mujeres, niños o miembros de comunidades antes apenas fotografiados, ¿les decía algo, les hacía posar?
R. Ambas cosas. Era una combinación de posados y de robados.
P. Luego fotografió, como puede verse en la exposición, las calles de Roma, Moscú, Tokio... ¿qué diferencia hay entre el ambiente de aquellas ciudades y el que ve hoy?
R. Hay una muy grande, hoy la gente está muy acostumbrada a que les fotografíen en la calle. Sin embargo, cuando yo lo hacía, se sorprendían de que estuviera ahí y me pegara tanto a ellos. Las emociones me inspiraban. A la vez, iba planificando, tenía mis ideas, creaba en mi cabeza cómo iba a maquetarlo, a prepararlo todo, pensaba en un conjunto...
William Klein muestra su lado más bromista, toma la mano de la traductora presente en la entrevista y le escribe con un rotulador "I love you".
P. De las distintas disciplinas que ha practicado, ¿cuál le ha llenado más?
R. Todo es lo mismo...
Alguien le avisa de que Rafa Nadal acaba de derrotar a Federer en Roland Garros (en tres sets) y que se ha clasificado para la final. ¿Ha pasado Nadal?, pregunta.
P. ¿Le gusta el tenis?
P. De todos los tenistas que ha visto, ¿cuál es el mejor?
R. Federer [se ríe].
P. Usted nació en Nueva York, pero es ciudadano francés. ¿Cómo vivió la llegada al poder de Trump?
R. ¡Es un escándalo! No sé si será reelegido.
P. ¿Qué consejo le daría a un joven fotógrafo que empiece?
R. Que se case con una mujer rica...
P. ¿Es un consejo solo para fotógrafos?
R. Para todos, excepto para las mujeres.
P. Dígame qué es una buena foto.
R. Algo que me cuente algo.
P. Y qué debe contar.
R. Sentimientos.
P. Cuando ve su obra expuesta, qué sensación le produce.
P. Para terminar, dígame si dijo esta frase o también estoy equivocado: "Hay que filmar las bodas como manifestaciones y las manifestaciones como bodas.
R. ¿Yo dije eso? Bueno, no digo que haya que hacerlo de esa manera... pero yo sí lo he hecho así.
Contactos pintados
La exposición Manifiesto, en la Fundación Telefónica, no
comienza precisamente con fotos, sino con los cuadros abstractos y
naturalezas muertas que William Klein pintó a finales de los años
cuarenta, con títulos como Cuadrados movidos o Bolas negras rodando.
Después llegan las fotos de Nueva York, "las que hizo cuando se echó a la calle con un gran angular y acercándose a la gente", dijo ayer la comisaria, Raphaëlle Stopin. Son imágenes desenfocadas, planos cortados, como la icónica 4 cabezas, en la que, dijo, se representaba a la perfección la ciudad neoyorquina, porque había "un judío, un afroamericano, un irlandés y un latino". Tras las imágenes de Roma, Moscú y Tokio, se llega a los contactos que pintó, en colores muy vivos, en los años noventa.
El último apartado es para su trabajo sobre moda. "Sacó a las modelos a las calles, era un tema que, a la vez, le incomodaba y le divertía, pero también fue original, al utilizar espejos para sacar múltiples perspectivas de las modelos", explicó Stopin.
TITULO:
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA
COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -20- JUNIO - Cocina -ASÍ IBA A SER LA COCINA DEL FUTURO ,.
PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -20- JUNIO ,.
Estamos en 2019, cuatro años después de la supuesta llegada de Marty McFly al futuro, y aún no tenemos ni patinetes voladores, ni zapatillas que se abrochan solas ni hidratadores instantáneos de pizza. A lo máximo que ha llegado la humanidad respecto a lo imaginado por Robert Zemeckis en 'Regreso al futuro II' (1989) es a los patinetes eléctricos y a las pizzas sin gluten, que la verdad, comparadas con aquel porvenir retrofuturista e hipertecnologizado que auguraba la película, parecen agua de borrajas.
El futuro de nuestros antepasados es el presente corriente y moliente, ése al que estamos acostumbrados y que nos parece siempre mucho menos emocionante que cualquier cosa imaginada por la febril mente de los antiguos profetas. En la imagen que acompaña estas líneas pueden ustedes ver cómo se imaginaba en 1902 el dibujante francés Albert Robida (1848-1926) una noche de parranda cualquiera del año 2000, con el cielo de París surcado por aviones individuales y naves-autobús que dejarían a los clientes a la puerta de un restaurante aéreo. Robida, una especie de Julio Verne de la ilustración, plasmó sus ideas visionarias en varios libros y en ellos tuvo, por supuesto, hueco la alimentación del futuro. Excitadas por las posibilidades de la electricidad y los vastos poderes de la tecnología moderna, las mentes de aquella época creyeron a pies juntillas que 100 años después de ellos las labores de cocina serían completamente automáticas y la comida llegaría a las casas a través de un sistema público de tuberías, directa hasta unos grifos situados en el comedor. Ahora tenemos servicios de comida a domicilio y la posibilidad de alimentarnos -tristemente, eso sí- sin necesidad de manchar ni una sola cazuela, pero nuestra realidad queda aún lejos del festival de predicciones locas que, estimuladas por diferentes descubrimientos científicos, se hicieron hace un siglo.
En 1906, por ejemplo, los periódicos españoles hablaban de los banquetes químicos del mañana, espoleados por la noticia de un festín 100% sintético organizado en el Instituto Tecnológico de Nueva York. En él se sirvieron cócteles hechos con alcohol extraído de ácido sulfúrico, enfriados con gas líquido y teñidos con colorantes artificiales, ostras regadas con una salsa compuesta de ácido cítrico, aceite sintético y anilina, bizcochos preparados con sacarina, bicarbonato, glicerofosfato de sosa y caseína. todo regado por distintas bebidas destiladas en laboratorio. Al revés que hoy en día, la posibilidad de que los productos sintéticos sustituyeran completamente a los naturales se consideraba algo completamente positivo y deseable.
Pero dentro de la maraña de predicciones sobre el futuro gastronómico hubo unas cuantas muy acertadas y que sorprenden por su precisión. Entre ellas, la manifestada en 1943 por María Mestayer, alias 'marquesa de Parabere', en su obra 'Historia de la gastronomía' (esbozos) al decir que andando el tiempo nadie podría «ejercer el oficio de cocinero si no está capacitado para ello con una buena preparación científica; en fin, que andando el tiempo los 'jefes' serán químicos, y las cocinas, laboratorios». También creía esta gastrónoma bilbaína que la dieta del mañana estaría asociada a las necesidades de cada individuo y podría ser elegida según el estado de salud de los comensales, de modo que se inventarían «instrumentos especiales, que les comunicarán diariamente su estado sanitario. Un termómetro gástrico informará cada mañana del régimen a seguir: lácteo, vegetariano o graso; otro dirá si será necesario o no reposo; etc, etc».
El vaticinio más certero se lo tenemos que adjudicar no obstante al gran cocinero aragonés Teodoro Bardají (1882-1958), reputado chef y autor de varios y magníficos recetarios, que en 1917 contribuyó con un curioso texto al libro 'Historia de un cocinero' de Melquíades Brizuela. En la carta titulada 'Antaño y hogaño', Bardají habla sobre el estado del arte culinario y su evolución, avisando de que la cocina del siglo XX debía ir indisolublemente unida a la química y la medicina. «El verdadero cocinero analiza, descompone, estudia las materias que integran cada substancia alimenticia, para conocer a fondo su composición y saber científica y seguramente de qué mezclas es susceptible, y cuáles son los elementos que avaloran un condimento sin perjudicar sus cualidades nutritivas y digestivas». Coincidiendo con su amiga la Parabere, don Teodoro creía que la medicina, la salud y en consiguiente el estudio de los regímenes apropiados para distintas condiciones debían regir los destinos del fogón: «Hoy el cocinero que pretenda seguir la senda marcada por el progreso, debe 'halagar' el apetito con la presentación de sus composiciones, y 'reglamentar' la cocina de forma que las mezclas que de ellas salgan sean perfectas en sus cualidades químicas e irreprochables bajo el punto de vista médico». Para Bardají, los buenos cocineros merecían sin duda el título de artistas, pero, según su opinión, si en el pasado se habían apoyado en las bellas artes estéticas, era hora ya de que la profesión culinaria utilizara como aliadas las disciplinas del método científico como eran «la química, que da a conocer las propiedades de los alimentos, y la medicina, que enseña a dosificarlos y combinarlos en forma grata al paladar, agradable a la vista, digestible para el estómago y que reúna las cualidades necesarias para el sostenimiento de la economía».
Ahora que parece que la carne sintética está a la vuelta de la esquina, se habla de robots cocineros completamente autónomos y las impresoras de comida 3D son una realidad tangible, no vendría mal que repasáramos nuestras prioridades y dedicásemos un minuto a apreciar que, alginatos y enchufes aparte, el proceso de creación y elaboración de una buena comida sigue siendo sorprendentemente parecida al de hace 100 o 500 años. Producto, idea y buena mano. Por algo será que no tenemos hidratador de pizzas.
Después llegan las fotos de Nueva York, "las que hizo cuando se echó a la calle con un gran angular y acercándose a la gente", dijo ayer la comisaria, Raphaëlle Stopin. Son imágenes desenfocadas, planos cortados, como la icónica 4 cabezas, en la que, dijo, se representaba a la perfección la ciudad neoyorquina, porque había "un judío, un afroamericano, un irlandés y un latino". Tras las imágenes de Roma, Moscú y Tokio, se llega a los contactos que pintó, en colores muy vivos, en los años noventa.
El último apartado es para su trabajo sobre moda. "Sacó a las modelos a las calles, era un tema que, a la vez, le incomodaba y le divertía, pero también fue original, al utilizar espejos para sacar múltiples perspectivas de las modelos", explicó Stopin.
TITULO:
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA
COMERSELO -PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -20- JUNIO - Cocina -ASÍ IBA A SER LA COCINA DEL FUTURO ,.
PESADILLA EN LA COCINA - JUEVES -20- JUNIO ,.
Pesadilla en la Cocina es un programa de
televisión español de telerrealidad culinaria, presentado por el chef
Alberto Chicote, emitido habitualmente los jueves a las 22:30 en La
Sexta.
Nuevas broncas, enfrentamientos y arcadas; Alberto Chicote regresará con nueva temporada de Pesadilla en la cocina. Tras una temporada de descanso, Pesadilla en la cocina
vuelve Alberto Chicote con las pilas bien cargadas. El chef de laSexta
intentará reflotar nuevos restaurantes y se enfrentará a nuevos retos, etc.
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO - LUNES - COCINA -ASÍ IBA A SER LA COCINA DEL FUTURO,.
EL BAR ESQUINA - REVISTA CAMPO - TAPAS Y BARRAS - UN PAIS PARA COMERSELO - LA COCINA DOMINGO - LUNES - COCINA -ASÍ IBA A SER LA COCINA DEL FUTURO ,. fotos,.
ASÍ IBA A SER LA COCINA DEL FUTURO,.
Visionarias unas y equivocadas otras, la historia de la gastronomía está repleta de profecías que intentaron adivinar cómo sería la alimentación del siglo XXI,.
Estamos en 2019, cuatro años después de la supuesta llegada de Marty McFly al futuro, y aún no tenemos ni patinetes voladores, ni zapatillas que se abrochan solas ni hidratadores instantáneos de pizza. A lo máximo que ha llegado la humanidad respecto a lo imaginado por Robert Zemeckis en 'Regreso al futuro II' (1989) es a los patinetes eléctricos y a las pizzas sin gluten, que la verdad, comparadas con aquel porvenir retrofuturista e hipertecnologizado que auguraba la película, parecen agua de borrajas.
El futuro de nuestros antepasados es el presente corriente y moliente, ése al que estamos acostumbrados y que nos parece siempre mucho menos emocionante que cualquier cosa imaginada por la febril mente de los antiguos profetas. En la imagen que acompaña estas líneas pueden ustedes ver cómo se imaginaba en 1902 el dibujante francés Albert Robida (1848-1926) una noche de parranda cualquiera del año 2000, con el cielo de París surcado por aviones individuales y naves-autobús que dejarían a los clientes a la puerta de un restaurante aéreo. Robida, una especie de Julio Verne de la ilustración, plasmó sus ideas visionarias en varios libros y en ellos tuvo, por supuesto, hueco la alimentación del futuro. Excitadas por las posibilidades de la electricidad y los vastos poderes de la tecnología moderna, las mentes de aquella época creyeron a pies juntillas que 100 años después de ellos las labores de cocina serían completamente automáticas y la comida llegaría a las casas a través de un sistema público de tuberías, directa hasta unos grifos situados en el comedor. Ahora tenemos servicios de comida a domicilio y la posibilidad de alimentarnos -tristemente, eso sí- sin necesidad de manchar ni una sola cazuela, pero nuestra realidad queda aún lejos del festival de predicciones locas que, estimuladas por diferentes descubrimientos científicos, se hicieron hace un siglo.
En 1906, por ejemplo, los periódicos españoles hablaban de los banquetes químicos del mañana, espoleados por la noticia de un festín 100% sintético organizado en el Instituto Tecnológico de Nueva York. En él se sirvieron cócteles hechos con alcohol extraído de ácido sulfúrico, enfriados con gas líquido y teñidos con colorantes artificiales, ostras regadas con una salsa compuesta de ácido cítrico, aceite sintético y anilina, bizcochos preparados con sacarina, bicarbonato, glicerofosfato de sosa y caseína. todo regado por distintas bebidas destiladas en laboratorio. Al revés que hoy en día, la posibilidad de que los productos sintéticos sustituyeran completamente a los naturales se consideraba algo completamente positivo y deseable.
Pero dentro de la maraña de predicciones sobre el futuro gastronómico hubo unas cuantas muy acertadas y que sorprenden por su precisión. Entre ellas, la manifestada en 1943 por María Mestayer, alias 'marquesa de Parabere', en su obra 'Historia de la gastronomía' (esbozos) al decir que andando el tiempo nadie podría «ejercer el oficio de cocinero si no está capacitado para ello con una buena preparación científica; en fin, que andando el tiempo los 'jefes' serán químicos, y las cocinas, laboratorios». También creía esta gastrónoma bilbaína que la dieta del mañana estaría asociada a las necesidades de cada individuo y podría ser elegida según el estado de salud de los comensales, de modo que se inventarían «instrumentos especiales, que les comunicarán diariamente su estado sanitario. Un termómetro gástrico informará cada mañana del régimen a seguir: lácteo, vegetariano o graso; otro dirá si será necesario o no reposo; etc, etc».
El vaticinio más certero se lo tenemos que adjudicar no obstante al gran cocinero aragonés Teodoro Bardají (1882-1958), reputado chef y autor de varios y magníficos recetarios, que en 1917 contribuyó con un curioso texto al libro 'Historia de un cocinero' de Melquíades Brizuela. En la carta titulada 'Antaño y hogaño', Bardají habla sobre el estado del arte culinario y su evolución, avisando de que la cocina del siglo XX debía ir indisolublemente unida a la química y la medicina. «El verdadero cocinero analiza, descompone, estudia las materias que integran cada substancia alimenticia, para conocer a fondo su composición y saber científica y seguramente de qué mezclas es susceptible, y cuáles son los elementos que avaloran un condimento sin perjudicar sus cualidades nutritivas y digestivas». Coincidiendo con su amiga la Parabere, don Teodoro creía que la medicina, la salud y en consiguiente el estudio de los regímenes apropiados para distintas condiciones debían regir los destinos del fogón: «Hoy el cocinero que pretenda seguir la senda marcada por el progreso, debe 'halagar' el apetito con la presentación de sus composiciones, y 'reglamentar' la cocina de forma que las mezclas que de ellas salgan sean perfectas en sus cualidades químicas e irreprochables bajo el punto de vista médico». Para Bardají, los buenos cocineros merecían sin duda el título de artistas, pero, según su opinión, si en el pasado se habían apoyado en las bellas artes estéticas, era hora ya de que la profesión culinaria utilizara como aliadas las disciplinas del método científico como eran «la química, que da a conocer las propiedades de los alimentos, y la medicina, que enseña a dosificarlos y combinarlos en forma grata al paladar, agradable a la vista, digestible para el estómago y que reúna las cualidades necesarias para el sostenimiento de la economía».
Ahora que parece que la carne sintética está a la vuelta de la esquina, se habla de robots cocineros completamente autónomos y las impresoras de comida 3D son una realidad tangible, no vendría mal que repasáramos nuestras prioridades y dedicásemos un minuto a apreciar que, alginatos y enchufes aparte, el proceso de creación y elaboración de una buena comida sigue siendo sorprendentemente parecida al de hace 100 o 500 años. Producto, idea y buena mano. Por algo será que no tenemos hidratador de pizzas.
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