La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - Las ocho especies de aves que no se ven en España desde antes de 1950 ,. , fotos,.
Las ocho especies de aves que no se ven en España desde antes de 1950,.
El nuevo catálogo nacional incluye rarezas y una especie que ya solo existe disecada,.
No es difícil imaginarse las caras de los marineros holandeses que, a
finales de octubre de 1924, cuando surcaban las paradisíacas aguas de
la isla de Gran Canaria, vieron posarse sobre la cubierta de su barco un
majestuoso cárabo gavilán,
un búho de cola larga típico de la gélida taiga de Canadá. El animal
debía de estar tan exhausto que los miembros de la tripulación lo
capturaron fácilmente y lo mantuvieron encerrado hasta llegar al puerto
de Róterdam, desde donde lo llevaron al zoo de la ciudad. Allí murió el 7
de noviembre de aquel mismo año, poco después de que la Primera Guerra
Mundial arrasara Europa.
El biólogo Cosme Damián Romay todavía está asombrado. Su trabajo de investigación ha permitido localizar aquel cárabo gavilán —disecado y guardado en los almacenes del Centro de Biodiversidad Naturalis de Leiden (Países Bajos)— e intuir su periplo por el Atlántico. “Si hay mucha nieve, los cárabos gavilanes no puede acceder a su comida, que son los ratones, y se desplazan erráticamente hacia el sur. Y aquel octubre de 1924 se registró en Cuba el llamado Huracán sin precedentes”, señala Romay, de la Universidad de Coruña. Los vientos de hasta 270 kilómetros por hora habrían empujado al búho canadiense hasta las islas Canarias.
El cárabo gavilán es una de las ocho especies de aves que no se ven en nuestro país desde antes de 1950, según la nueva Lista de Aves de España, a la que ha tenido acceso EL PAÍS. El catálogo, elaborado por la organización conservacionista SEO/Birdlife, enumera las 622 especies de las cuales hay registros fidedignos en España, incluidas dos que ya se dan por extinguidas: el ostrero negro canario y el zarapito fino.
El último ejemplar cazado de ostrero negro canario fue obtenido en 1913 por el zoólogo británico David Bannerman en la isla de La Graciosa, recuerda Miguel Rouco,
coordinador de Taxonomía de SEO/BirdLife. Los expertos creen que el ave
—con plumaje negro y patas rosas— pudo sobrevivir hasta la década de
1940 en el islote de Alegranza. “Entre las causas de su extinción se
barajan la introducción de ratas y gatos y la competencia humana directa
por su principal alimento, las lapas”, explica Rouco. Es la única
especie extinta española. El zarapito fino,
con un largo pico curvado y motas negras, se vio por última vez de
manera fiable en 1898 en Doñana, donde se cazó una pareja de ejemplares,
pero se cree que puede quedar algún individuo fuera de la península ibérica.
La Lista de Aves de España no se actualizaba desde 2012. La nueva edición incluye otras cinco especies que no se observan desde antes de 1950. La ganga de Pallas, típica de las estepas de Asia central, irrumpía en grupos a menudo en Europa e incluso llegaba a España, donde se capturó un ejemplar en 1888 en la playa de la Devesa del Saler, en Valencia. No se ha vuelto a ver.
La grulla damisela,
con llamativos penachos blancos tras los ojos, también parece haber
desaparecido de España. Hasta finales del siglo XIX, la especie viajaba
desde las estepas asiáticas a Andalucía durante el invierno. Incluso
parece haber criado en Badajoz en 1923. Desde entonces, los escasísimos
ejemplares observados, como uno en Valladolid en 2004, “no se sabe si
son de origen salvaje o si se han escapado de algún centro zoológico”,
según detalla Rouco.
Los característicos colores blanco, negro, gris y crema del pluvial —un ave habitual de los ríos del África subsahariana— tampoco se han vuelto a ver en España desde que el naturalista Agustín Cabrera capturase un ejemplar en 1893 en La Laguna (Tenerife). El zorzal dorado de Siberia es otra de las especies desaparecidas. La primera y última vez que se observó uno en nuestro país fue en 1912, en Menorca. El ejemplar disecado se conserva en el Ateneo de Mahón, apunta Rouco.
La octava especie que no se observa desde antes de 1950, el grévol común,
es un caso singular. Esta gallinácea del tamaño de una perdiz llegó a
criar en Pirineos, pero las últimas referencias fiables son de comienzos
del siglo XX en el valle de Arán. “Lo curioso es que después de
considerarse extinguida se ha iniciado un proyecto de reintroducción”, comenta Rouco. El pasado 16 de octubre, el Ministerio para la Transición Ecológica llevó a cabo la suelta de la primera pareja de grévoles en un bosque del Valle de Arán.
La anterior Lista de Aves de España, de 2012, recogía solo 569 especies, frente a las 622 actuales. Además de la observación de nuevas rarezas, los modernos análisis genéticos han permitido en algunos casos distinguir dos especies donde antes solo se veía una. Es el caso de la pardela cenicienta, que ahora se dividirá en dos especies diferentes, la del Mediterráneo y la del Atlántico, según explica el ornitólogo Blas Molina, coordinador del listado. “Analizando pájaros carpinteros se vio que el pito real de la península ibérica era diferente a los de las poblaciones europeas”, apunta Molina. La Lista de Aves de España de 2019 lo registra por primera vez como una nueva especie. Será el pito real ibérico.
TITULO: RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO -El traje ,.
RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO -El traje ,fotos.
El martes, cinco presos preventivos de la prisión de Soto del Real se levantaron al alba. Se asearon. Desayunaron el rancho penitenciario. Se pusieron su mejor traje planchado por algún colega destinado en la lavandería. Se montaron en un furgón policial que se sumó a la caravana de curritos que entra a Madrid en hora punta. Ocuparon cuatro escaños del Congreso y uno del Senado en la sesión de apertura de la XIII Legislatura y salieron oficialmente reconocidos como diputados y senador del Reino de España para volver a la trena a tiempo de cenar y acostarse. Ayer siguieron idénticos pasos y parecido viaje al Tribunal Supremo, donde llevan cuatro meses siendo juzgados por gravísimos delitos contra la Constitución que juraron la víspera. De la cárcel al escaño al banquillo en 24 horas, y no es una película.
Sobre la obra, milagros, delitos y faltas de los presidiarios está casi todo escrito. Lo que no lo está es lo que les pasa por la cabeza. Viéndoles las caras —ora divertidas, ora tristes, ora extraviadas— parecían niños de excursión vigilada en el mismo parque temático del que formaban parte hasta que se autoexpulsaron. Abducidos como adictos con mono por los móviles que les prestaban sus compañeros. Buscando contacto visual con todo el que se les cruzaba, como pidiendo ser reconocidos como uno de los suyos aunque fuera para despreciarlos. Pidiendo atención por acción u omisión como piden todos los príncipes destronados. Se me dirá que todo es estrategia, hoja de ruta, falsa revolución de las sonrisas, etcétera. Y lo es, seguro. Pero una cosa no quita la otra. El lunes, los senadores de ERC le regalaron a Raül Romeva un terno para que lo estrenara el día de su jura. Me imagino ese terno de padre de la patria y acusado del Supremo, y los de los otros cuatro, colgados junto al chándal y el pijama en la taquilla del maco y me pregunto si están cuerdos. Yo no lo estaría.
El biólogo Cosme Damián Romay todavía está asombrado. Su trabajo de investigación ha permitido localizar aquel cárabo gavilán —disecado y guardado en los almacenes del Centro de Biodiversidad Naturalis de Leiden (Países Bajos)— e intuir su periplo por el Atlántico. “Si hay mucha nieve, los cárabos gavilanes no puede acceder a su comida, que son los ratones, y se desplazan erráticamente hacia el sur. Y aquel octubre de 1924 se registró en Cuba el llamado Huracán sin precedentes”, señala Romay, de la Universidad de Coruña. Los vientos de hasta 270 kilómetros por hora habrían empujado al búho canadiense hasta las islas Canarias.
El cárabo gavilán es una de las ocho especies de aves que no se ven en nuestro país desde antes de 1950, según la nueva Lista de Aves de España, a la que ha tenido acceso EL PAÍS. El catálogo, elaborado por la organización conservacionista SEO/Birdlife, enumera las 622 especies de las cuales hay registros fidedignos en España, incluidas dos que ya se dan por extinguidas: el ostrero negro canario y el zarapito fino.
La Lista de Aves de España no se actualizaba desde 2012. La nueva edición incluye otras cinco especies que no se observan desde antes de 1950. La ganga de Pallas, típica de las estepas de Asia central, irrumpía en grupos a menudo en Europa e incluso llegaba a España, donde se capturó un ejemplar en 1888 en la playa de la Devesa del Saler, en Valencia. No se ha vuelto a ver.
Los característicos colores blanco, negro, gris y crema del pluvial —un ave habitual de los ríos del África subsahariana— tampoco se han vuelto a ver en España desde que el naturalista Agustín Cabrera capturase un ejemplar en 1893 en La Laguna (Tenerife). El zorzal dorado de Siberia es otra de las especies desaparecidas. La primera y última vez que se observó uno en nuestro país fue en 1912, en Menorca. El ejemplar disecado se conserva en el Ateneo de Mahón, apunta Rouco.
La anterior Lista de Aves de España, de 2012, recogía solo 569 especies, frente a las 622 actuales. Además de la observación de nuevas rarezas, los modernos análisis genéticos han permitido en algunos casos distinguir dos especies donde antes solo se veía una. Es el caso de la pardela cenicienta, que ahora se dividirá en dos especies diferentes, la del Mediterráneo y la del Atlántico, según explica el ornitólogo Blas Molina, coordinador del listado. “Analizando pájaros carpinteros se vio que el pito real de la península ibérica era diferente a los de las poblaciones europeas”, apunta Molina. La Lista de Aves de España de 2019 lo registra por primera vez como una nueva especie. Será el pito real ibérico.
TITULO: RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO -El traje ,.
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El traje,.
Sobre la obra, milagros, delitos y faltas de los presidiarios está casi todo escrito. Lo que no lo está es lo que les pasa por la cabeza,.
El martes, cinco presos preventivos de la prisión de Soto del Real se levantaron al alba. Se asearon. Desayunaron el rancho penitenciario. Se pusieron su mejor traje planchado por algún colega destinado en la lavandería. Se montaron en un furgón policial que se sumó a la caravana de curritos que entra a Madrid en hora punta. Ocuparon cuatro escaños del Congreso y uno del Senado en la sesión de apertura de la XIII Legislatura y salieron oficialmente reconocidos como diputados y senador del Reino de España para volver a la trena a tiempo de cenar y acostarse. Ayer siguieron idénticos pasos y parecido viaje al Tribunal Supremo, donde llevan cuatro meses siendo juzgados por gravísimos delitos contra la Constitución que juraron la víspera. De la cárcel al escaño al banquillo en 24 horas, y no es una película.
Sobre la obra, milagros, delitos y faltas de los presidiarios está casi todo escrito. Lo que no lo está es lo que les pasa por la cabeza. Viéndoles las caras —ora divertidas, ora tristes, ora extraviadas— parecían niños de excursión vigilada en el mismo parque temático del que formaban parte hasta que se autoexpulsaron. Abducidos como adictos con mono por los móviles que les prestaban sus compañeros. Buscando contacto visual con todo el que se les cruzaba, como pidiendo ser reconocidos como uno de los suyos aunque fuera para despreciarlos. Pidiendo atención por acción u omisión como piden todos los príncipes destronados. Se me dirá que todo es estrategia, hoja de ruta, falsa revolución de las sonrisas, etcétera. Y lo es, seguro. Pero una cosa no quita la otra. El lunes, los senadores de ERC le regalaron a Raül Romeva un terno para que lo estrenara el día de su jura. Me imagino ese terno de padre de la patria y acusado del Supremo, y los de los otros cuatro, colgados junto al chándal y el pijama en la taquilla del maco y me pregunto si están cuerdos. Yo no lo estaría.
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