TITULO: Cuadernos de paso - Cuaderno Limonero ,.
Una vez me preguntaron qué haría si tuviera muchísimo dinero. No lo
pensé mucho. Dije que me iría a vivir a una villa toscana, donde
cultivaría limones. Añadí lo de estudiar Historia del Arte en Italia, me
parece, pero el asunto de los limones llamó la atención de mi
interlocutor. ¡Luis! ¡Que en la Toscana no se plantan limones!, me dijo. Es tierra de viñas, si acaso. Como no me va el vino, no pensé más en ello. (foto )
Pero días después, mi interlocutor (que entonces vivía en Italia) volvió a tratar conmigo. ¿Te acuerdas de lo que me dijiste, de largarte a la Toscana a plantar limones?, me preguntó, casi de inmediato. Pues he conocido a un príncipe italiano que se fue a vivir a la Toscana y tiene limoneros,
me soltó. ¡Ahí queda eso! Primero, un príncipe, en una república, que
es cosa digna de mención. Segundo, porque el tal príncipe, de rancio
abolengo, se dedicó a plantar limoneros, como me hubiera gustado a mí.
Por eso, cuando Acantilado publicó El país donde florece el limonero,
de Helena Attlee, graciosamente traducido por María Belmonte, me
encontró predispuesto. Y sí, damas y caballeros, en la Toscana cultivan
limones (y otros cítricos), aunque suele resguardarse en invierno en una
limonaia, un invernadero especial para limones. Las macetas se sacan en primavera y en verano y se refugian en las limonaie
en el otoño y durante todo el invierno. Es una costumbre que se inició
durante el Renacimiento. El auge del Humanismo coincidió con una
curiosidad por la ciencia y la botánica que impulsó el estudio
sistemático de los cítricos y la colección de cítricos raros, dando paso
a una especie de gabinete de curiosidades vegetal.
De eso y de muchas otras cosas he tenido noticias gracias al delicioso
libro de la señora Attlee. Es magnífico. ¿Cómo es posible que un libro
que habla del cultivo de los cítricos en Italia sea tan agradable, tan
interesante, tan fascinante, como éste? Parecía que el tema no iba a dar
mucho de sí. Pues, no. Uno se entera de la relación entre la mafia y
las naranjas, de las fortunas que se hicieron en Sicilia gracias a los
contratos de la Royal Navy, de recetas sabrosísimas y perfumes raros...
No creo que acabe plantando limones en la Toscana, pero seguro que
exprimiré un par para hacerme una limonada tan pronto ponga fin a esta
entrada de El cuaderno de Luis. Y como se me está haciendo la
boca agua, no les diré nada más y nada menos que disfruten de esta
lectura, que es absolutamente recomendable.
TITULO:
DESAYUNO - CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - ¡ ATENCION
Y OBRAS ! CINE - Sixto debuta como escritor ,.
¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que,
en
La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial
atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
DESAYUNO
- CENA -
SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! -Sixto debuta como escritor ,.
DESAYUNO
- CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! -Sixto debuta como escritor ,. , fotos,.
Sixto debuta como escritor,.
El popular personaje del Casco Antiguo publica una novela de aventuras que reivindica el río y a sus barqueros,.
Experto en naranjas, regente del chiringuito del pico del Guadiana, mánager de boxeo, promotor de flamenco, marinero, camarero en Estados Unidos, albañil, pintor y quien reinventó La Nacencia de la Legión, a sus 67 años este popular personaje del Casco Antiguo, que siempre va con gorra marinera, debuta ahora como escritor.
«Aficionado -recalca insistentemente-, pero escrito con mucho amor» y aliñado con las vivencias de un hombre que tiene el máster de la calle y la creatividad que le ha dado el mundo que ha trotado. Con ese poso, ha escrito un libro de aventuras, apadrinado por Alberto González, cronista de Badajoz, quien además firma el prólogo.
Recrea el Badajoz de finales de los 60 e inicios de los 70, donde se mueven más de cien personajes
«Es como la Odisea de Homero pero a mi
manera» -compara-, una sucesión de aventuras. Algunas reales como el
robo del manto de la Virgen de la Soledad, otras que son verdades
enmascardas como el crimen del cinturón en la Plaza Alta y otras que son
pura ficción, como el túnel secreto desde la catedral a la Alcazaba.El trasfondo es el Badajoz de finales de los años 60 e inicios de los 70, con todos sus vicios y virtudes, con sus marteses e ilustrados y donde el autor añora los años dorados del Guadiana, los de la playa, los bañistas y los barqueros.
Precisamente, a Manolo, el último barquero que se mantuvo en la orilla con sus barcas para cruzar el río a los pacenses de la margen derecha, es a quien dedica el título del libro, elegido hace ya 30 años.
«En Badajoz hubo varias familias de barqueros, que antes fueron pescadores. Los Videla, el Vera, Serafín Tabares, Correa, el 'bicicleta' y Manolo, que hacían los pases del río por una peseta. Pero en los 70 empezaron a jubilarse y al final, Manolo fue el último en irse del Guadiana. Era un hombre extraño, que solo hablaba de peces, porque su vida era el río y sus perrinos», relata.
Lo conoció personalmente y entablaron amistad, pese a que -dice- era un hombre que no sabía o no quería amar. A Sixto le llamaba 'flamenco' y le llevaba en su barca los bloques de hielo hasta su chiringuito del pico que -presume- «era donde se servían las cervezas más frías de Badajoz».
El barquero y el Guadiana son los homenajeados, pero los protagonistas de su novela son el narrador, un andarín que llega de la sierra rumbo al norte y al que le acompaña Lezo (en homenaje a Blas de Lezo), un perro lisiado por las batallas. En su camino, para en Badajoz y algo le obliga a quedarse en la ciudad, convirtiéndose en el hilo conductor de todos los relatos de la novela.
El principio -describe- «es como un motor de gasoil, un poquito lento». Luego avanza con agilidad gracias a los más de cien personajes que salen y entran del libro en sus 470 páginas. Muchos son reales, casi todos del Casco Antiguo (donde Sixto es vecino cum laude), y muy pocos nombrados por su verdadero nombre, pese a que las referencias de lugar y tiempo -asegura- servirán a los lectores para identificarlos.
Sixto empezó a escribir a mano las primeras aventuras de su novela en los 90 para ahogar la pena que le producía pasear por un Guadiana, que había perdido su protagonismo urbano. Lo continuó en Miami -donde ya escribía a máquina-, a donde le llevó el amor de una americana a la que conquistó con cartas, pero con la que no regresó. Y lo retomó en Badajoz. «Estaba escribiendo para mí. Creía que le debía esa historia al barquero y a Badajoz».
Por eso, -se justifica- está escrito con «el lenguaje del pueblo, como yo hablo, como hablaban los personajes que conocí». Y, en las páginas, hay «conejitos que saltan», en referencia a los gazapos que haya podido cometer, dado que no ha tenido corrector antes de enviarlo a imprenta, porque no tenía ni dinero para pagarlo ni tiempo para retrasar la publicación. «Hay algunas piedras entre las lentejas, pero las lentejas están buenas».
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
La doctora de la UEx Concepción Monje gana el premio Ada Bayron a la Mujer Tecnóloga,.
Su trabajo de investigación gira en torno al robot humanoide TEO, concebido como un robot asistencial,.
La premiada forma parte de RoboticsLab, un grupo de investigación internacional en Robótica, situado en el primer puesto a nivel nacional y entre los primeros de Europa, informa la institución académica de los jesuitas en un comunicado.
Su trabajo de investigación gira en torno al robot humanoide TEO, un ingenio bípedo, de tamaño y peso humano, y concebido como un robot asistencial, que permite la mejora de la calidad de vida de las personas.
El premio le ha sido concedido a Concepción Alicia Monje Micharet tras evaluar el jurado del galardón 112 candidaturas, un 10 por ciento más que en la edición anterior.
Doctora por la Universidad de Extremadura en 2006, con Premio Extraordinario de Doctorado y Mención de Doctorado Europeo, Concepción Alicia Monje ha colaborado activamente con centros de investigación internacionales de Estados Unidos, Francia y Alemania, y dirige varios proyectos nacionales y europeos que versan sobre el desarrollo de robots asistenciales.
Actualmente codirige también un proyecto europeo denominado RoboCom++, que cuenta con más de una veintena de socios de toda Europa, y cuyo objetivo es desarrollar el robot compañero asistencial del futuro.
También lidera otro proyecto nacional con financiación pública llamado HumaSoft, en el que desarrollan extremidades blandas para robots.
Ha trabajado, además, como asesora científica de la película 'Autómata', producida y protagonizada por Antonio Banderas.
Premio para seguir investigando
Concepción Alicia Monje Micharet ha comunicado que dedicará la cuantía del premio al proyecto de investigación que desarrolla sobre extremidades blandas para robots asistenciales y exoesqueletos, para la rehabilitación de personas afectadas por accidentes cerebrovasculares.Por otra parte, el Premio Ada Byron Joven ha recaído en Ana María Freire Veiga, ingeniera y doctora en Informática, investigadora y docente en la Escuela de Ingeniería de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona), directora del Centro sobre Sostenibilidad de la misma Universidad, y fundadora del concurso internacional Wisibilízalas.
Con 36 años, ha firmado más de 40 publicaciones científicas, logrado tres patentes y su trabajo acumula reconocimientos internacionales entre los que destaca el Google Anita BorgScholarship, Big Data Talent Award y el Artificial Intelligence Woma nChallenge.
Fue incluida en la lista de la revista Business Insider entre los 23 jóvenes españoles llamados a liderar la revolución tecnológica del futuro.
Ambas galardonadas recibirán el premio el jueves 16 de mayo, durante la inauguración de ForoTech, encuentro para la difusión y debate sobre las últimas tendencias en diversos campos tecnológicos, organizado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto.
TITULO: Viaje al centro de la tele - El aliento del planeta ,.
El aliento del planeta,.
La concentración de CO2, principal causante del cambio climático, acaba de superar los niveles de hace tres millones de años. El récord se batirá de nuevo en 2020,.
El dióxido de carbono es un gas necesario que la Tierra y sus habitantes producen y absorben de forma natural -por ejemplo, nosotros lo expulsamos al respirar y las plantas lo capturan para hacer la fotosíntesis-, y su presencia en la atmósfera está estrechamente vinculada a la temperatura del globo: es permeable a la energía solar, pero no a la radiación terrestre, que atrapa y retiene. Es el 'efecto invernadero': a más CO2 en el aire, más calor.
Su concentración siempre ha experimentado fluctuaciones como resultado de las diferencias en la cantidad de vegetación o las explosiones volcánicas, entre otros factores. Lo sabemos porque los científicos han estudiado capas profundas de hielo fósil que, en su formación, atrapó aire y sentó un registro químico certero sobre la composición del aire en distintas épocas del pasado.
Calentamiento La Tierra era en el Plioceno 2 o 3 grados más cálida;
hacia ahí volvemos Pesimismo Las 415 ppm es otro umbral psicológico: el
límite 'seguro' se superó en 1990
Hasta que llegamos
Pero antes de que el Homo sapiens hiciera su aparición estelar en este planeta, se había mantenido relativamente estable en unas 280 ppm durante cerca de un millón de años. Entonces nuestra especie empezó a talar árboles como si no hubiera un mañana, literalmente, y a quemar carbón, petróleo y gas natural a lo bestia, primero para calentarse, después para producir cosas y, finalmente, para desplazarse. La revolución industrial aceleró el proceso a partir del siglo XVIII.El primero en medir este gas incoloro, inodoro, insípido y soluble en agua fue el científico norteamericano Charles Keeling, del Instituto Scripps de Oceanografía de California, que en 1958 se subió a la base del Mauna Loa, analizó el aire y comenzó a apuntar sus registros. El primero fue de 315 ppm. Al cabo de un par de años observó que la cantidad de dióxido de carbono en el aire presentaba fuertes variaciones estacionales. La explicación a este fenómeno es el ciclo de carbono de la Tierra. Los picos se producen en el hemisferio norte en mayo, producto de la descomposición natural de materia orgánica. Con el explosivo crecimiento de la vegetación de primavera y la masiva fotosíntesis, las plantas terrestres y marinas capturan grandes cantidades de CO2, por lo que a finales de verano se alcanza el mínimo anual. Es como si el planeta entero respirase.
Desde el principio, el científico norteamericano observó que la línea media entre los dientes de sierra de su gráfica no era una horizontal sino una inequívoca curva, siempre ascendente: cada año, los picos eran más y más altos. Keeling fue el primero en alertar de que la humanidad estaba contribuyendo a acelerar el 'efecto invernadero'. Él murió en 2005, pero su hijo Ralph tomó el relevo y el 11 de mayo el Instituto Scripps anunció que una nueva plusmarca acababa de ser alcanzada.
En realidad, los récords en la 'curva de Keeling' no son estrictamente noticia: los registros superan cada año a los del anterior. Lo novedoso ahora es que, por primera vez, se ha superado el máximo en la historia de la Tierra. El meteorólogo Eric Holthaus lo hizo viral al ponerlo en perspectiva en un tuit: «Es la primera vez que la atmósfera de nuestro planeta ha alcanzado más de 415 ppm de CO2. No solo en la historia registrada. No solo desde la invención de la agricultura hace 10.000 años. Desde antes de que los humanos modernos existieran, hace millones de años. Nunca hemos conocido un planeta como este».
Vuelta al cálido Plioceno
Hay que remontarse al Plioceno, hace entre 5,3 y 2,6 millones de años, para encontrar concentraciones de CO2 superiores a 400 ppm. La Tierra que vio nacer a los primeros homínidos bípedos era mucho más cálida -2 o 3 grados más-, el nivel del mar era 25 metros superior al actual, las regiones árticas estaban cubiertas de árboles y el hielo de los polos se fundía cada verano. De hecho, ese es el modelo climático al que miran los científicos cuando tratan de imaginar a dónde nos llevará el calentamiento global en las próximas décadas: más olas de calor, tormentas, sequías, tsunamis, inundaciones, tornados, incendios y enfermedades, y menos diversidad biológica, suelos fértiles y agua.Si en el último decenio la cifra había crecido en 2,5 ppm al año, en esta ocasión lo ha hecho en 3. «Cada vez que sube así nos decimos: 'No, esto no debería estar pasando. No es normal'. Este incremento no es sostenible», ha dicho Keeling hijo.
No es normal, pero se ha normalizado. La preocupación por el calentamiento global comenzó en los años noventa, cuando los expertos alertaron de que una concentración de este gas por encima de 350 ppm no era «segura». El 9 de mayo de 2013 se alcanzaron por primera vez las 400 ppm. «Que se haya superado el umbral de 415 ppm nos coloca en territorio inexplorado para la humanidad», admitió el martes el Ministerio de Transición Ecológica.
El director del observatorio de Izaña no da mucha importancia al hecho de que el auténtico récord (416,7 ppm) se alcanzara en su estación. «Son datos provisionales y, en todo caso, la tendencia a largo plazo es la misma en todos los observatorios», afirma.
Bajo los auspicios de Naciones Unidas, los países industrializados se comprometieron en 1997 a reducir sus emisiones de seis gases de efecto invernadero: dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y tres gases industriales fluorados. El balance es agridulce: se alcanzó una reducción del 22% entre los firmantes, pero quedaron fuera los países en vías de desarrollo, potencias emergentes como China o India y la entonces nación más contaminante del mundo, Estados Unidos. El Acuerdo de París, suscrito por 195 países, no es vinculante. Washington, esta vez con Trump, no lo ha firmado.
El director del Centro de Investigación Atmosférica de Tenerife vaticina que la situación no va a mejorar a medio plazo. En primer lugar, recuerda, son muy pocos los países que realmente están disminuyendo sus emisiones. Y además está la inercia: los gases que causan el calentamiento global hoy, recuerda, llevan veinte o treinta años en nuestra atmósfera y ahí van a quedarse unos cuantos más. Emilio Cuevas cree que, si algún día las energías renovables consiguen imponerse por precio y disponibilidad a los combustibles fósiles, la tendencia podría, si no invertirse, al menos frenarse.
Pero ese punto de inflexión aún no ha llegado: la quema del petróleo y sus derivados por la industria, los hogares y los vehículos continúa al alza globalmente, mientras se talan millones de árboles y el fitoplancton se reduce a causa de la contaminación de los mares y el cambio climático. Es un círculo vicioso.
El físico canario no es que sea pesimista, es que tiene datos: «Si la mitad del CO2 que se produce cada año se queda en la atmósfera y la otra mitad la absorben los bosques y los océanos, para reducir la concentración habría que emitir cero. Nosotros no vamos a verlo».
TITULO: Me voy a comer el mundo -Pedro Almodóvar: “Nunca me obsesionó la Palma de Oro y menos ahora”,.
Pedro Almodóvar: “Nunca me obsesionó la Palma de Oro y menos ahora”,.
El director presenta en el concurso 'Dolor y gloria', asegura estar "impresionado" por el cariño del público español con este filme y "aliviado" con el resultado de las elecciones generales,.
En la azotea del hotel Marriott, el mediodía de Cannes, habitualmente caluroso, se empieza a enfriar. En uno de los sofás, Penélope Cruz se abriga con una rebeca. En otra sala cerrada, el resto del equipo artístico y de la productora El Deseo empieza a comer. Antonio Banderas se despide hasta la tarde. Y Pedro Almodóvar
(Calzada de Calatrava, Ciudad Real, 69 años) encara la última
entrevista de su jornada matinal de este viernes. La proyección en
Cannes coincide con los estrenos franceses e italianos de Dolor y gloria.
“No voy a darte lo mejor de mí, estoy algo descerebrado”, asegura el
director, que vuelve al festival francés, donde ha llegado hasta a
presidir el jurado, a competir por sexta ocasión. A Cruz se le escapa un
“él nunca está descerebrado”, que se confirma según avanza la charla.
Pregunta. Hace unos días un director francés aseguraba que para un creador europeo es más importante la Palma de Oro que el Oscar, por lo que significa el cine de autor. ¿Y para usted?
Respuesta. Probablemente sea la impresión que tengan el público y la industria europea. Obviamente, yo no he ganado la Palma de Oro y tengo dos Oscar, lo que es dificilísimo. Sobre todo, el de mejor guion, que en 90 años solo lo han logrado tres películas que no fueran de habla inglesa. Allí los gremios, como el de escritores, empujan mucho en pos de que ganen sus miembros.
P. Pero usted es un cineasta de autor europeo. ¿No le atrae ese premio?
R. Yo no tengo ansia por la Palma, porque si no, no podría venir a concursar. He estado dos veces en el jurado y sé cómo funciona la mecánica de los premios, el difícil regateo. Nunca voy a estar más cerca que en 1999 con Todo sobre mi madre. A David Cronenberg, presidente de aquel jurado, esa pregunta le perseguirá de por vida [el porqué no obtuvo el premio la película de Almodóvar]. Y no creo que esta edición sea parecida. Cuando vas a un concurso, debes mentalizarte de que el palmarés es imprevisible, más allá de la calidad de las películas, que la presupongo. He leído que estoy obsesionado con la Palma. Nunca lo he estado y menos que nunca, ahora.
P. Cuando vino a presentar Julieta en el certamen en 2016, habló mucho del legado. Ahora presenta un filme que es puro legado.
R. Sí, recuerdo mucho aquella conversación. Se da por hecho que Dolor y gloria es una película de despedida y no lo es. De hecho, estoy escribiendo dos guiones y uno será mi próximo filme. Pero Dolor y gloria, es cierto, reflexiona sobre mí mismo como director y como persona, me detengo a observarme. Y no sé por qué ha pasado. Evidentemente, tenía de necesidad de hacerlo, si no, no hubiera escrito ese guion. Lo mismo un psiquiatra me explicaría la razón, pero no voy a preguntárselo. Aunque el personaje de Antonio está en una situación más crítica que la mía, yo sufría un miedo parecido a no poder rodar por enfermedad, a que no hubiera ninguna película más. Tengo una gran dependencia por hacer cine, es absoluta. Ese es, para mí, el tema más personal de Dolor y gloria. Ha sido… terapéutica, aunque odio esa palabra, porque nadie dirige como terapia. Haces cine porque quieres contar una historia. ¿Por qué yo elegí exponerme así? No lo sé. A cambio disfruté un efecto balsámico al acabarla que no esperaba.
P. ¿Ha sentido que ha recuperado el cariño del público?
R. Sí, es muy impresionante. E imprevisible. Pensé, mientras escribía, que el efecto iba a ser el contrario. Porque el público español ve otras películas, comedias producidas por las cadenas de televisión o de superhéroes. El espectador actual en España es menos interesante que hace 10 años. Y si nos vamos hacia atrás… Recuerdo cómo se llenaban los primeros cines de arte y ensayo. En fin, esperaba lo contrario. Y parece que el hecho de mostrarme ha provocado que la gente me sienta más cercano. Más allá de mi firme voluntad de hacerla, la incertidumbre ha rodeado casi todas las decisiones de esta película. He recibido mucho cariño, sentimiento que siempre es bienvenido.
P. Está apoyando en su campaña a Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid.
R. Tras las elecciones generales he sentido un enorme alivio, como volver a respirar. Voté por correo, porque tenía que estar en Nueva York y desde allí seguí pegado al ordenador el recuento. Yo no tenía ninguna seguridad del resultado. Leía la prensa los días previos, donde decían que Vox subía como la espuma, y tenía mucho miedo. Respiré, sobre todo, porque durante la campaña yo no reconocía el país en que estaba viviendo. Nunca había habido tal degradación en la clase política como en los últimos meses. En ninguna otra profesión la gente se permite ese nivel de insultos, de crispación, de mala hostia como ocurría en el Congreso de los Diputados. Me escandalizaba. Afortunadamente, el país ha tomado conciencia y ha acudido masivamente a votar. Y los humos de la ultraderecha se calmarán. Se les oye mucho, son muy voceras, pero representan a menos gente de lo que parece. En realidad, Trump ha despertado lo peor de cada país y los locos de cada casa. Hay un plan para desestabilizar Europa desde la ultraderecha. Y sí, mi opción es Carmena.
P. ¿Lo siguiente va a ser una serie o una película?
R. Lo que estoy preparando es una película; estoy escribiendo dos guiones que adaptan novelas anglosajonas. Y quiero hacer las dos. Y para una serie, hay un libro de relatos que me gusta muchísimo y ese sería su formato. Pero yo impondría la duración natural de cada historia, los capítulos durarían según cada cuento. Les uniría que proceden de la misma autora. Bueno, estamos hablando de un futuro de aquí a cuatro años.
P. Es un gran cambio como guionista. ¿Se siente cómodo como adaptador?
R. He reducido tanto mi vida que, aunque estoy al tanto de la realidad española, no controlo los pequeños detalles de la vida de los españoles, sobre todo de las generaciones que no son la mía. Debería documentarme porque ya no sé cómo son, por ejemplo, las peluquerías. Por eso me he pasado a adaptar obras literarias [reflexiona]. Algún día me gustaría filmar alguna novela española como La tía Tula. Me atraen mucho las películas que ocurren en los pueblos.
Pregunta. Hace unos días un director francés aseguraba que para un creador europeo es más importante la Palma de Oro que el Oscar, por lo que significa el cine de autor. ¿Y para usted?
Respuesta. Probablemente sea la impresión que tengan el público y la industria europea. Obviamente, yo no he ganado la Palma de Oro y tengo dos Oscar, lo que es dificilísimo. Sobre todo, el de mejor guion, que en 90 años solo lo han logrado tres películas que no fueran de habla inglesa. Allí los gremios, como el de escritores, empujan mucho en pos de que ganen sus miembros.
R. Yo no tengo ansia por la Palma, porque si no, no podría venir a concursar. He estado dos veces en el jurado y sé cómo funciona la mecánica de los premios, el difícil regateo. Nunca voy a estar más cerca que en 1999 con Todo sobre mi madre. A David Cronenberg, presidente de aquel jurado, esa pregunta le perseguirá de por vida [el porqué no obtuvo el premio la película de Almodóvar]. Y no creo que esta edición sea parecida. Cuando vas a un concurso, debes mentalizarte de que el palmarés es imprevisible, más allá de la calidad de las películas, que la presupongo. He leído que estoy obsesionado con la Palma. Nunca lo he estado y menos que nunca, ahora.
P. Cuando vino a presentar Julieta en el certamen en 2016, habló mucho del legado. Ahora presenta un filme que es puro legado.
R. Sí, recuerdo mucho aquella conversación. Se da por hecho que Dolor y gloria es una película de despedida y no lo es. De hecho, estoy escribiendo dos guiones y uno será mi próximo filme. Pero Dolor y gloria, es cierto, reflexiona sobre mí mismo como director y como persona, me detengo a observarme. Y no sé por qué ha pasado. Evidentemente, tenía de necesidad de hacerlo, si no, no hubiera escrito ese guion. Lo mismo un psiquiatra me explicaría la razón, pero no voy a preguntárselo. Aunque el personaje de Antonio está en una situación más crítica que la mía, yo sufría un miedo parecido a no poder rodar por enfermedad, a que no hubiera ninguna película más. Tengo una gran dependencia por hacer cine, es absoluta. Ese es, para mí, el tema más personal de Dolor y gloria. Ha sido… terapéutica, aunque odio esa palabra, porque nadie dirige como terapia. Haces cine porque quieres contar una historia. ¿Por qué yo elegí exponerme así? No lo sé. A cambio disfruté un efecto balsámico al acabarla que no esperaba.
P. ¿Ha sentido que ha recuperado el cariño del público?
R. Sí, es muy impresionante. E imprevisible. Pensé, mientras escribía, que el efecto iba a ser el contrario. Porque el público español ve otras películas, comedias producidas por las cadenas de televisión o de superhéroes. El espectador actual en España es menos interesante que hace 10 años. Y si nos vamos hacia atrás… Recuerdo cómo se llenaban los primeros cines de arte y ensayo. En fin, esperaba lo contrario. Y parece que el hecho de mostrarme ha provocado que la gente me sienta más cercano. Más allá de mi firme voluntad de hacerla, la incertidumbre ha rodeado casi todas las decisiones de esta película. He recibido mucho cariño, sentimiento que siempre es bienvenido.
P. Está apoyando en su campaña a Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid.
R. Tras las elecciones generales he sentido un enorme alivio, como volver a respirar. Voté por correo, porque tenía que estar en Nueva York y desde allí seguí pegado al ordenador el recuento. Yo no tenía ninguna seguridad del resultado. Leía la prensa los días previos, donde decían que Vox subía como la espuma, y tenía mucho miedo. Respiré, sobre todo, porque durante la campaña yo no reconocía el país en que estaba viviendo. Nunca había habido tal degradación en la clase política como en los últimos meses. En ninguna otra profesión la gente se permite ese nivel de insultos, de crispación, de mala hostia como ocurría en el Congreso de los Diputados. Me escandalizaba. Afortunadamente, el país ha tomado conciencia y ha acudido masivamente a votar. Y los humos de la ultraderecha se calmarán. Se les oye mucho, son muy voceras, pero representan a menos gente de lo que parece. En realidad, Trump ha despertado lo peor de cada país y los locos de cada casa. Hay un plan para desestabilizar Europa desde la ultraderecha. Y sí, mi opción es Carmena.
P. ¿Lo siguiente va a ser una serie o una película?
R. Lo que estoy preparando es una película; estoy escribiendo dos guiones que adaptan novelas anglosajonas. Y quiero hacer las dos. Y para una serie, hay un libro de relatos que me gusta muchísimo y ese sería su formato. Pero yo impondría la duración natural de cada historia, los capítulos durarían según cada cuento. Les uniría que proceden de la misma autora. Bueno, estamos hablando de un futuro de aquí a cuatro años.
P. Es un gran cambio como guionista. ¿Se siente cómodo como adaptador?
R. He reducido tanto mi vida que, aunque estoy al tanto de la realidad española, no controlo los pequeños detalles de la vida de los españoles, sobre todo de las generaciones que no son la mía. Debería documentarme porque ya no sé cómo son, por ejemplo, las peluquerías. Por eso me he pasado a adaptar obras literarias [reflexiona]. Algún día me gustaría filmar alguna novela española como La tía Tula. Me atraen mucho las películas que ocurren en los pueblos.
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