El domingo -26- MAYO a las 18:00 por La Sexta, fotos,.
FELICIANA MUÑOZ,.
«Por las tardes apunto los pedidos y hago el encargo al panadero»,.
El Ayuntamiento de Gargüera lleva más de medio año encargándose de la distribución del pan en el municipio
Eso sí, la venta se hace por encargo. Los vecinos que vayan a querer pan deben solicitarlo con un día de antelación. Es la propia alcaldesa la que recoge esas demandas. «Por las tardes apunto los pedidos y se los traslado al panadero, para que traiga exactamente lo que se va a vender en la jornada y no sobre nada», expone Muñoz.
Sobre las once de la mañana llega el pedido, que suele estar compuesto por entre 35 y 40 panes diarios, aunque el sábado se duplica, porque el domingo no hay reparto. Es el panadero quien deja todos los encargos en un cuarto que se ha habilitado en el mismo edificio del ayuntamiento. Esa habitación se utiliza para despachar. Las jornadas laborales lo hace el personal municipal. «Va rotando, cada día lo hace un trabajador», explica la alcaldesa, que añade que es ella quien se encarga los sábados y los festivos, cuando los empleados públicos descansan.
La alcaldesa y los trabajadores municipales despachan los productos solicitados por los vecinos el día anterior a su venta
Cada jornada se venden entre 35 y 40 panes en el pueblo, aunque los sábados se duplican
El precio que los vecinos tienen que
pagar al ir a recoger su pan por el edificio municipal es el mismo que
pone el panadero. El Ayuntamiento solo hace de intermediario y entrega
al empresario el dinero que recibe. Como hace menos de un año que se puso en marcha esta iniciativa, los responsables municipales no pueden saber cómo evolucionarán las compras en los meses de verano, cuando el pueblo aumenta su población. «En la actualidad hay 178 empadronados, aunque hay algunas personas menos residiendo habitualmente», confirma Muñoz.
Sí notaron que en Semana Santa hubo más encargos y se multiplicaron las ventas, por lo que presumen que pasará algo similar en los próximos meses. «Lo cierto es que el pan es de tahona y a la gente le gusta mucho; estamos contentos por como se están desarrollando las cosas», certifica la edil.
Futuro
Pensando en el futuro cercano, la idea que hay en el municipio es que se recupere el comercio local y vuelva a haber una tienda. Como ya no hay colegio, los edificios de las escuelas están sin utilizar. Desde el Consistorio ya han iniciado el proceso de desafectación del inmueble para que pueda tener otro uso. La propuesta de la Alcaldía es que sirva para que se instale algún negocio. «Hemos pensado en ceder el local a alguien que quiera emprender para facilitar su ubicación aquí», expone Muñoz, que es consciente de la dificultad añadida que supone para un comerciante tener que hacer frente al pago del alquiler en un pueblo en el que el volumen de negocio es muy reducido debido a la poca población.Por el momento, hasta Gargüera los alimentos llegan gracias a la venta ambulante. Un día a la semana, casi siempre los jueves, una tienda móvil lleva pescado fresco, otro hay un vehículo que ofrece embutidos y carne y también pasa de forma habitual un camión con productos congelados.
Si, finalmente, alguna persona opta por abrir una tienda en la localidad, los vecinos volverán a disponer de un establecimiento durante toda la jornada comercial, por lo que podrán organizar mejor sus compras.
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Cuando todo un pueblo compra en media hora ,.
Cuando todo un pueblo compra en media hora,.
Más de una veintena de núcleos de población de la región carecen de comercios y sus vecinos dependen de tiendas móviles para llenar su despensa,.
Las prisas de Berta están justificadas. La puerta lateral del camión, tras la cual se encuentran dos cámaras refrigeradas con paredes transparentes para que los clientes puedan ver su interior, no está levantada más de media hora en cada sitio en el que aparca el vehículo. En varios puntos de la ruta ese tiempo es bastante más reducido.
Ovejuela es uno de los muchos núcleos de población de Extremadura en los que no hay tiendas de alimentos o de productos de primera necesidad. Sí hay un bar para los cerca de 60 vecinos que residen en esta pedanía de Pinofranqueado. Normalmente, Sergio toma café en ese establecimiento antes de continuar su recorrido por las pequeñas localidades diseminadas por el entorno del río Esperabán. Pero hoy el bar está cerrado y tiene que prescindir de esa breve parada.
La propietaria del establecimiento de hostelería no está en el pueblo, pero no se queda sin su compra. Encargó sus productos el día anterior y otra vecina recoge las bolsas que ya estaban preparadas. «Ya pagará otro día, aquí no hay problema», comenta Sergio.
Él hace entre 55 y 90 kilómetros todos los días, dependiendo de la ruta, algunas jornadas con el camión y otras con la furgoneta. Siempre comienza en Pinofranqueado, donde está su almacén. «Los miércoles es la más larga, porque voy a todas las pedanías; empiezo sobre las nueve de la mañana y acabo cerca de las cuatro de la tarde», dice. Lleva seis años haciendo este trabajo, pero antes que él lo hicieron su cuñados, ya que la familia de su esposa es la dueña de una tienda física de Covirán en Pinofranqueado. «Esto empezó con el abuelo de mi mujer, que traía el pan desde Pinofranqueado en burro y lo dejaba en una tienda que ya no existe», cuenta.
Ahora, la variedad de productos es mucho más amplia, aunque el pan y la leche son los más vendidos. En el camión, aprovechando al máximo el espacio, en el que también tiene que reservar un hueco para el ordenador y el lector de códigos de barras, lleva fruta, productos lácteos, bollería, cortes de carne, azúcar o arroz, pero también lejía, pilas o palos de fregona. Todo lo que se puede necesitar en una casa. Y lo que no tiene, se encarga para el día siguiente. «Si queremos pescado fresco, lo pedimos; eso o cualquier otra cosa que necesitemos, solo hay que ser un poco previsores», apunta Teresa Sánchez, que también reside en Ovejuela.
Sergio apunta las demandas de sus clientas, porque sobre todo son mujeres las que se acercan a comprar. «¿No te vas a ir hasta que lo anote, verdad?», bromea con una de ellas en Pedro Muñoz, otra de las alquerías de la zona.
En este pequeño pueblo viven una treintena de vecinos. Algunos de ellos no se acercan al camión y hacen la compra a distancia, principalmente el pan. Al lado del lugar en el que se suele situar la tienda móvil hay una leñera con varios clavos en la pared. De ellos cuelgan bolsas de tela que parecen vacías. Sergio las recoge y busca en su interior hasta que extrae varias monedas. «Con el dinero que hay, ya sé el pan que tengo que dejar», explica. Incluso en una de ellas hay un breve listado de productos, que él también deposita con cuidado. Otra compra que fía sabiendo que tampoco dejará de cobrarla.
En total, menos de una decena de personas han pasado por la tienda en Pedro Muñoz y la lluvia es el tema de conversación. La preocupación es que afecte a las cerezas, principal fuente de ingresos, junto a los olivos, del territorio.
La media de edad de las clientas es elevada. No es casualidad. El envejecimiento de sus habitantes y la despoblación son los principales males que afectan a las localidades y a la comarca. «Se nota que los pueblos se van quedando sin gente; antes se vendía mucho más», dice Sergio, sentado al volante de su camión.
En Ovejuela no vive ningún niño pequeño. Los residentes más jóvenes rondan la treintena. Sí hay tres niños en edad escolar en Pedro Muñoz, donde no hay escuela y los padres llevan a sus hijos a Pinofranqueado, que es uno de los municipios más grandes de Las Hurdes.
«Casi todo lo compro en la tienda móvil, no suelo desplazarme a otros establecimientos» Leonarda Sánchez, Vecina de Robledo
«Si queremos algo, lo encargamos y al día siguiente lo tenemos, hay que ser previsores» Teresa Sánchez, Vecina de Ovejuela
«Aquí hace mucho tiempo que no tenemos comercios, por lo menos 20 años» Mari Cruz Vázquez, Vecina de Pedro Muñoz
Más productos
El camión de Sergio no es el único que recorre las alquerías de Pinofranqueado. «Los jueves viene el de los congelados», detalla María Milagros, que reside en Mesegal.Hace más de dos décadas que no hay tienda en esta pedanía de unos 25 vecinos. «Hay más gente empadronada, pero no vive aquí», señala Paco, que está esperando a que deje de llover para continuar su trabajo y aprovecha para comprar una docena de huevos.
Cuatro ventas rápidas y continúa la ruta de Sergio, que conoce por el nombre a la inmensa mayoría de las personas que se acercan a comprar. Su siguiente destino son dos domicilios particulares, por los que pasa casi todos los días. En ambos siempre vende pan y algún otro producto, como comida para gatos, que también lleva en el camión.
Una de estas paradas es en la casa de Leonarda Sánchez, clienta de esta tienda móvil desde hace varios años. Antes residía en Robledo, pero ahora vive a las afueras de Pinofranqueado. «Yo casi todo se lo compro a él», reconoce señalando a Sergio. «No suelo desplazarme a otros establecimientos», apostilla.
La existencia de otros vehículos con productos más específicos ayuda a los habitantes de las pequeñas poblaciones en las que ya no hay tiendas. Gargüera, en la comarca de La Vera, se quedó sin tienda hace algo más de medio año. Los jueves se instala en su plaza la pescadería Hermanos Ruano. De esta forma, los vecinos pueden comprar pescado fresco sin tener que desplazarse a otros pueblos.
Detrás del mostrador de esta tienda móvil, que está habilitada con todo lo necesario para la atención a los clientes, se encuentra Jon Andoni Ruano. Normalmente acude a un solo pueblo al día, aunque la jornada en la que se sitúa en Gargüera pasa parte de la mañana en Barrado, ya que son municipios más pequeños. Precisamente, Gargüera es el único pueblo en el que se instala Jon que carece por completo de tiendas, en el resto hay comercios, pero no pescaderías. Lleva ocho años dedicado a esta tarea, pero nota que las ventas disminuyen poco a poco. «La idea es abrir una tienda física en Malpartida de Plasencia, desde donde inicio el recorrido todas las mañanas», relata Jon, que apostilla que lo que más vende son sardinas, merluza o boquerones. «En Extremadura el pescado no es lo que más se compra», lamenta.
Igualmente, la carne y los embutidos llegan hasta Gargüera gracias a la venta ambulante. Algo que no sucede en Collado de la Vera, donde desde el Ayuntamiento confirman que hace años iba una furgoneta con distintos productos desde Jaraíz, pero que cuando se jubiló su dueño, los vecinos perdieron este servicio y tienen que comprar todo fuera del pueblo. Lo mismo ocurre en Pajares de la Rivera, que depende de Riolobos, donde tampoco hay tiendas.
Berrocalejo o Campillo de Deleitosa son otros ejemplos de localidades que no disponen de comercios y cuyos vecinos deben hacer frente a esta incomodidad.
Pan
Furgonetas rotuladas de empresas de panadería son habituales por las carreteras comarcales que unen los pueblos extremeños. En muchos casos, los panaderos aprovechan las rutas de reparto a las tiendas para vender directamente en los núcleos de población que pueden quedar desabastecidos por la ausencia de negocios.Esto sucede en Trevejo, en Sierra de Gata, o en Cachorrilla, de la mancomunidad Rivera de Fresnedosa, a los que todos los días acude algún panadero. Este último pueblo también está en los recorridos de un camión que transporta y vende productos congelados, pero para la mayor parte de las necesidades sus habitantes se deben desplazar hasta Coria.
La provincia de Cáceres es la que más núcleos de población tiene afectados por la falta de tiendas. Benquerencia no es el único pueblo sin comercio de la comarca Sierra de Montánchez, que está en las rutas de empresas reparten alimentos a domicilio por encargo.
Las Hurdes, debido a las numerosas alquerías que componen su territorio y a su lejanía de grandes poblaciones, es una comarca en la que la venta ambulante, más allá de los tradicionales días de mercado, goza de gran protagonismo.
En la pequeña plaza que tiene Fragosa, el último punto de esta localidad hurdana al que se puede acceder en coche, escasean los huecos para aparcar en las proximidades del mediodía. «¿Te vas ya, Manuel?», pregunta alguien desde una furgoneta blanca con la intención de ocupar el espacio para ofrecer sus productos. Un vehículo muy parecido tiene el destinatario de la cuestión, Manuel Sánchez, que asiente con la cabeza mientras baja de su tienda rodante desde la que vende dulces, principalmente. «Salgo de Béjar (Salamanca) y hago la ruta por esta zona una vez a la semana», especifica el propietario de la empresa Dulces Manolo, que tampoco tiene un punto de venta fijo y cada día se hace cerca de cien kilómetros. «Papel higiénico y otros productos de primera necesidad son otras de las cosas que traigo», aporta, consciente de que varios de los pueblos en los que se detiene carecen de otros establecimientos.
Para los vendedores no es sencillo cuadrar el presupuesto mensual. Los gastos son cada vez mayores gastos, como el de la gasolina, y el descenso de la ventas que causa la despoblación va en aumento. «Si mis ingresos dependieran exclusivamente de los beneficios de la tienda móvil, tendría que buscar otro empleo», afirma Sergio, mientras conduce hacia Mesegal, su segunda parada del día. Si no deja el camión es porque la caja que hace diariamente sirve para completar los ingresos de la empresa familiar que gestiona la tienda física que tiene abierta en Pinofranqueado. Así, seguirá con su ruta, por lo menos mientras los pueblos que recorre continúen vivos.
TITULO: Escala humana - Suspense en la ciudad' , Miercoles -22- Mayo ,.
El miercoles -22- MAYO a las 21:00 por La 2, foto.
Suspense en la ciudad',.
¿Quiénes van a ser los alcaldes de Cáceres y Badajoz? Dado que ningún partido tiene demasiadas opciones de lograr la mayoría absoluta, el nombre del elegido dependerá de los pactos. Ya saben ustedes que en los ayuntamientos no es posible repetir elecciones, por lo que por muy enrevesado que sea el reparto de concejales los partidos están obligados a entenderse para elegir un alcalde.
La encuesta de Sigma Dos permite casi cualquier combinación: pactos a la derecha y a la izquierda y alcaldes de todos los colores. Todo dependerá de quién sea más hábil a la hora de concitar acuerdos de gobierno.
El mapa municipal es mucho menos diabólico en Mérida y Plasencia. Al menos en los sondeos, a los que no hay que tomar como la verdad revelada, pero que sí marcan tendencias importantes. Pues según esos sondeos, los alcaldes Antonio Rodríguez Osuna y Fernando Pizarro, uno socialista y otro popular, tienen muchas posibilidades de revalidar su mandato, e incluso de conseguir mayorías absolutas que nos les hagan depender de grupos más pequeños.
No deja de resultar curioso que las cuatro ciudades más grandes de Extremadura tengan panoramas políticos tan distintos. Esa disparidad demuestra algo que a menudo olvidamos: que las siglas pesan, pero también cuentan las personas, el perfil de los candidatos. Y esto se aprecia con más fuerza en las elecciones locales, en las que los vecinos ponen nota a la gestión de sus alcaldes, sin mirar tanto a qué partido pertenecen.
Si las elecciones generales son la consulta con más carga ideológica, las municipales son las que escapan más a menudo de la división derecha/izquierda. No hay marea, roja, azul, naranja o morada que tumbe a un alcalde bien valorado por sus electores. Y son esos alcaldes, sobre todo en ciudades pequeñas y medianas, los que pueden quedarse al margen del multipartidismo que divide el voto y aleja las mayorías absolutas.
Lo hemos visto en las generales y, salvo excepciones, lo veremos en las autonómicas y locales. De repente, los políticos españoles, que tan poca tradición de pacto tienen, se van a ver obligados a sentarse a negociar con sus rivales cuotas de poder.
El reparto del voto entre al menos cinco fuerzas, tal como se ha visto en la generales y como se prevé que ocurra en las autonómicas y locales, abocará a buscar acuerdos. Y salvo en aquellos casos en que la suma de PSOE y Podemos alcanza la mayoría absoluta, la llave de muchos ayuntamientos va a estar en manos de Ciudadanos. Para que gobiernen socialistas como Luis Salaya en Cáceres, por ejemplo, o populares como Francisco Fragoso en Badajoz. O, ¿por qué no? para reclamar Ciudadanos alguna Alcaldía. A cambio de qué ya se verá. El suspense político estriba en eso, en que hay muchas piezas en el tablero y los movimientos de unos y de otros no están determinados de antemano.
Las elecciones del 26 de mayo van a ser vistas también como la segunda vuelta del 28-A, como los comicios que apuntalen el triunfo de Pedro Sánchez o resarzan a Pablo Casado de la derrota sufrida. Pero esa es otra historia con todas las dosis de intriga política.
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