Los
facultativos de esta comunidad, que tiene los peores sueldos del país,
desechan las ofertas de empleo de la región y emigran. La Junta prepara
un plan de retorno,.
Maribel Vicente, médica de familia de 47 años con dos hijas, rompió
el año pasado con su inestabilidad laboral en Granada que duraba décadas
para mudarse a Le Mans (Francia), donde ahora cuadruplica su sueldo (de
2.300 a 10.000 euros), atiende 20 pacientes por día cuya prioridad
decide ella misma y ha tenido alojamiento gratuito durante el primer
año. “Me fui por el maltrato del Servicio Andaluz de Salud (SAS),
tanto económico como de sobrecarga de trabajo:
tenía cinco minutos por paciente, hasta 50 al día, cuadrantes
incompatibles con la vida familiar y guardias cuando no estábamos
obligados. Te cansas de que te den un puntapié todos los días, un
maltrato verbal diario de los pacientes y amenazas desde la
Administración. Era sangrante”.
En
la región de Normandía hay al menos 50 facultativos andaluces que, como
ella, emigraron cansados de la precariedad laboral que arrastran desde
el inicio de la crisis en 2010. Y no son una excepción. No hay cifras
exactas del fenómeno, pero las organizaciones del sector confirman que
cada vez más facultativos de la comunidad se trasladan a otros países y
autonomías en busca de trabajo y desechan las ofertas de la región.
Ocurrió la semana pasada. La Junta ofrecía 133 contratos semestrales en
cuatro provincias. Solo 17 (un 12%) firmaron uno, según el Sindicato
Médico Andaluz. De los 919 médicos que han finalizado la formación como
residentes en Andalucía este año, han aceptado contratos semestrales
para quedarse 341, un 63% ha rechazado la oferta. Y
ahora mismo faltan profesionales para cubrir plazas vacantes, sobre todo pediatras y anestesistas,
a pesar de que el año pasado salieron 1.117 médicos con plaza MIR en
Andalucía. La sanidad de la región necesita con urgencia 1.800
facultativos, admite la Junta, que tras elevar la jubilación voluntaria
hasta los 70 años y reducir la eventualidad del 40% al 15%, según sus
datos, trabaja para revertir la situación. La Junta está preparando un
plan de retorno que incluye, entre otras medidas, aumentar el sueldo un
20% a lo largo de la legislatura, eliminar el complemento de
exclusividad, facilitar la contratación de médicos especialistas
extranjeros o conceder vivienda gratuita a médicos en las zonas de
difícil cobertura.
La falta de estos profesionales afecta a toda España.
El Ministerio de Sanidad cifró a principios de año esa carencia en 4.000 profesionales
y evidenció que, además, están mal repartidos. Pero en Andalucía han
confluido durante casi una década contratos por meses, semanas y días,
algunos al 50% de jornada, turnos agotadores por el recorte de
plantillas y una rebaja salarial en torno al 25%, que ha reducido aún
más el salario más bajo de todo el país, según la Organización Médica
Colegial. Dos ejemplos: un médico interino eventual percibe de media
1.940 euros en esta comunidad, mientras que en Murcia gana 3.038 euros,
según el estudio comparativo de la Organización Médica Colegial (OMC), y
un residente (médico en prácticas) de cuarto año gana más en esa
autonomía que un médico andaluz.
Las costuras del sistema —que también ha acusado el caos que generó
la celebración de una convocatoria de oposiciones en 2018 sin haber
resuelto aún la de 2015— han saltado ahora la Junta (PP y Ciudadanos)
intenta capear el temporal en una comunidad que sigue a la cola en gasto
sanitario por habitante, con 1.153 euros, muy lejos de la inversión de
1.710 euros del País Vasco. “Es malo para los médicos, pero ahora está
afectando a los pacientes. El
principio de equidad, que debería regir en todo el Servicio Nacional de Salud,
se ha roto”, critica Vicente Matas, vocal de Atención Primaria en la
OMC. “Ya no es como antes, cuando la gente tenía miedo a marcharse.
Ahora los países les reciben con los brazos abiertos y se los rifan.
Llevamos años advirtiéndolo”.
En paralelo, existe un cuello de botella porque los licenciados en
Medicina superan cada año a los que obtienen una plaza en el MIR para la
especialidad. El próximo otoño
el Ministerio subirá la oferta para formar especialistas en 450 plazas más que las 6.797 de este año (un 6,6%).
“Estamos chillando al Ministerio desde la Consejería de Salud para
obtener más plazas. Y el fallo ha sido la falta de previsión”, protesta
Pilar Bartolomé, director general de Personal del SAS.
El problema de falta de médicos es acuciante porque la plantilla —20.000 facultativos— está envejecida
y el 47% se jubilará en la próxima década,
denuncia el Consejo Andaluz de Consejos de Médicos. “Más del 40% de los
médicos estaban con contratos basura y llevamos 20 años sin que salgan
ciertas plazas. Como faltan médicos, los que hay no pueden dedicarse a
la investigación y también queremos investigar y seguir formándonos”,
lamenta Emilio García de la Torre, su presidente.
Sala donde se celebró la convocatoria para nuevas plazas de médico de familia en el Hospital Virgen del Rocío (Sevilla).
Yolanda Vázquez, vicepresidenta de la asociación de médicos
eventuales del SAS, censura: "Los profesionales médicos somos bastante
conformistas, nos han aplicado medidas extremas y reducción de derechos
que en cualquier otro colectivo hubiera provocado huelgas y
movilizaciones potentes (...) Si hubiera un gestor que conozca las
necesidades de los hospitales de especialistas, las necesidades futuras,
las jubilaciones, o las plazas MIR necesarias a 4-5 años, no se hubiera
llegado jamás a esta situación ni al descontento general de población y
profesionales".
El trasvase de médicos no va solo hacia otras comunidades y al
extranjero. “Los médicos se van a la privada porque les pagan más y
trabajan mejor. Hablamos siempre del éxodo a otros países, pero el éxodo
a la privada es cada vez más acusado”, alerta Rafael Carrasco,
presidente del Sindicato Médico Andaluz. Un médico suele comenzar su
vida laboral sobre los 29 años después de un bachillerato con nota
extraordinaria, una Selectividad excelente y 11 años de formación, que
incluye seis años de estudios universitarios, otro para superar el
examen MIR y entre cuatro y cinco años para la especialidad.
La hematóloga María José Romero terminó su formación en 2010 y entre
los contratos de tres meses en Andalucía o el de interina en Castilla-La
Mancha, optó por este último y hoy trabaja en el hospital de Manzanares
(Ciudad Real). “Aquí cobramos un poco más y en general las condiciones
son mejores. No me importaría volver a Andalucía, pero al menos buscas
condiciones parecidas y ahora movilizar a la familia cuesta más”,
expone. En esta especialidad, un centro de referencia como el Virgen
Macarena de Sevilla solo una médica tiene plaza y otros 11 son
eventuales, incluida la jefa de servicio. “La jefa de servicio firma
contratos mes a mes. ¿Cómo vas a estar motivado a hacer investigación si
en cualquier momento te echan?”, interroga una de las facultativas.
Abel García, otro hematólogo que trabajó en Cambridge (Reino Unido)
ha vuelto a Málaga por razones personales. “Es denigrante que esté
contento por un contrato de seis meses que me han hecho ahora. Todo el
mundo sabe que la empresa de trabajo temporal más grande del país es el
SAS [Servicio Andaluz de Salud]”, lamenta sobre una plantilla pública
con 105.000 profesionales. Este verano serán 18.000 más. La Junta
anunció ayer que los contratará para prestar asistencia en los 49
hospitales y más de 1.500 centros de salud de Andalucía, una región en
la que algunos aspirantes a médico sueñan con asentarse. "Me encantaría
quedarme y realizarme profesionalmente en mi tierra durante el periodo
de la residencia", expone Ana Sanz, estudiante recién licenciada que
prepara el MIR y aspira a especializarse en ginecología. "Le doy
prioridad a elegir la especialidad que quiero hacer, por encima de la
ciudad o del hospital donde me quiera quedar", aclara Sanz, que sin
embargo también resalta los 1.600 euros de diferencia anual entre una
autonomía y otra en el sueldo sin guardias de un médico residente.
Consultas remotas y fatigosas
JAVIER ARROYO, Granada
Todas las profesiones tienen sitios menos atractivos que otros. Para
los médicos, los destinos menos apetecibles se llaman “puestos de
difícil cobertura de atención primaria”, aquellos lejos de un hospital
de referencia de primer nivel. A la distancia hay que sumarle un extra
de dificultad en el ejercicio diario de la profesión.
María Ángeles Olmo, doctora y responsable del centro de salud de
Ugíjar, en la Alpujarra granadina, redefine: "Son centros de salud
situados en pueblos aislados, pequeños y de difícil acceso. Con
frecuencia se pasa consulta en varios pueblos en el mismo día o dos días
en un sitio y tres en otro. Además, la formación presencial es difícil
por lo complicado de asistir a cursos presencialmente, así que hacer uso
de la formación
online”.
Ugíjar está en una de las 96 zonas de difícil cobertura en Andalucía,
para las que la Junta prevé ofrecer alojamiento gratuito como gancho
para los facultativos. A 110 kilómetros de Granada, ese viaje requiere 1
hora y 45 minutos de viaje. Olmo añade un rasgo de mayor dificultad a
estos lugares de trabajo. “Las bajas por enfermedad las cubren los
compañeros, por lo que ponerse enfermo es sobrecargar a los demás. Nadie
quiere venir a estos sitios a trabajar unos pocos días. También
organizar las vacaciones es un problema por el mismo motivo”.
Óscar Fernández, coordinador del centro de Salud de Montefrío
(Granada), tiene a su cargo 4 médicos y un pediatra en esa localidad y
dos médicos más en Algarinejo, a 20 kilómetros, que requieren media hora
de trayecto. Fernández dibuja un complejo panorama: “Todas las
dificultades se multiplican por diez. Vacaciones, formación,
enfermedad”. Fernández cuenta que ha visto compañeros llegar al trabajo y
al ver el panorama, renunciar. “Saben que es cuestión de tiempo que los
llamen para otro sitio”. Este profesional ha llegado a trabajar 48
seguidas por no haber médicos para hacer guardias.
Las urgencias también son un asunto complicado. ¿Y cómo se hace un
desplazamiento de tres cuartos de hora sabiendo que alguien está
esperando con un problema grave de salud? “Se lleva mal ese viaje, con
el tiempo aprendes a mantener tranquilidad pero nunca dejas atrás el
‘vamos, vamos, que tenemos que llegar a tiempo’. Sabes que a una curva
le sigue otra, hasta que llegas y vives con eso”.
Las dificultades provocan el rechazo inicial en los médicos para
cubrir esos puestos. Ante eso, al igual que Andalucía, Aragón y
Castilla-León tienen planes con incentivos económicos y más puntos para
futuros concursos públicos por el tiempo trabajado en estos lugares.