EN TIERRA HOSTIL,.
En tierra hostil es un programa de televisión español de reportajes-documental, producido y presentado por Alejandra Andrade y Jalis de la Serna,. foto
TÍTULO: LOS NIÑOS QUE LEVANTAN LA INDIA,.
Día Mundial por la Erradicación del Trabajo Infantil
Los niños que levantan la India / foto,.
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El Gobierno de este país asiático ha prohibido trabajar a los menores de 14 años
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También ha endurecido las sanciones para los infractores
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Los defensores de los Derechos Humanos creen que no es suficiente
Una niña carga con un saco de basura en un vertedero de Nueva Delhi.
Ding dong. Son las 8.30 de una mañana cualquiera y en los
barrios residenciales de Delhi suenan los timbres. Niños que cargan
bolsas en un carro tirado por una bici recogen la basura a domicilio y
demuestran que en la India no hace falta salir de casa para ver menores trabajando. Y, al salir, más de lo mismo en restaurantes, pequeñas tiendas o puestos de comida callejeros.
El trabajo infantil en la India es una realidad que no decae. El Gobierno ha tomado cartas en el asunto, pero los cambios que propone generan dudas entre los activistas, que consideran que los propósitos de los políticos y las consecuencias que generan las leyes van por caminos opuestos. Ayer se celebró el Día Mundial por la Erradicación del Trabajo Infantil y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo dependiente de Naciones Unidas, publicó un informe que alerta de que el 11% de la población infantil mundial trabaja.
La India sale con frecuencia en este estudio. El mes pasado, el gabinete del primer ministro Narendra Modi aprobó
la prohibición del empleo de menores de 14 años en cualquier trabajo,
excepto en empresas familiares o en actividades de entretenimiento o
deportivas (excluyendo el circo). En estos casos, el trabajo del menor
debe realizarse fuera del horario escolar o en vacaciones y siempre que no sea un empleo peligroso. La parte referida a la seguridad se aplicará también a adolescentes de entre 14 y 18 años.
En el paquete de medidas, que debe pasar por el Parlamento, los castigos por incumplimiento de la ley se han endurecido: dependiendo del número de infracciones, la pena puede llegar hasta los tres años de cárcel y 50.000 rupias (unos 700 euros) de multa.
Pero los activistas han calificado de «regresivos» los cambios del Gobierno de Modi, que de pequeño ayudó a su padre a vender té en los trenes. «Estamos legalizando una horrible realidad en vez de prohibirla», dice el abogado Vrinda Grover. También apunta que, a pesar de que el Gobierno quiera evitarlo, podrían afectar a la Ley de Educación, que establece la escolaridad obligatoria hasta los 14 años. Los activistas temen sobre todo el abandono escolar femenino, que ya dobla al masculino.
«Las industrias que se basan en el trabajo desde casa serán usadas para la explotación de niños y eso traiciona la verdadera intención de este Gobierno», dice Grover. Es el caso, por ejemplo, de la industria de los bidis, el tabaco barato fabricado por mujeres y niños que, sentados en el suelo de sus casas, enrollan unos 1.000 cigarrillos al día que luego dan a las tabacaleras.
En un país donde cientos de millones viven de la agricultura, el campo se convierte en el primer destino laboral de muchos menores. «Hasta que llegué a décimo curso tuve que compaginar trabajo y estudio; prefería estudiar pero tenía que ayudar a mi familia», cuenta Rahul Kumar, un joven que ayudaba a sus padres en su granja de Bihar, al norte de la India.
La Ley de Trabajo Infantil actual, de 1986, sólo prohíbe el empleo de menores de 14 en algunas ocupaciones peligrosas y su última modificación, en 2012, no cercena por completo esta práctica. Su cumplimiento es una utopía y millones de niños trabajan en fábricas y minas. Y eso que, en la primera década de este siglo, los menores de 14 años trabajadores han bajado de 12,6 a 4,3 millones.
«Esta lacra persiste por la corrupción de las autoridades y por la apatía de la sociedad. Detrás de la explotación infantil hay mucho dinero negro», afirmó a EL MUNDO Kailash Satyarthi cuando ganó el Nobel de la Paz por su lucha en defensa de los derechos de los más pequeños. En la India una cosa son las leyes y otra muy distinta su implementación.
El trabajo infantil en la India es una realidad que no decae. El Gobierno ha tomado cartas en el asunto, pero los cambios que propone generan dudas entre los activistas, que consideran que los propósitos de los políticos y las consecuencias que generan las leyes van por caminos opuestos. Ayer se celebró el Día Mundial por la Erradicación del Trabajo Infantil y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo dependiente de Naciones Unidas, publicó un informe que alerta de que el 11% de la población infantil mundial trabaja.
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En el paquete de medidas, que debe pasar por el Parlamento, los castigos por incumplimiento de la ley se han endurecido: dependiendo del número de infracciones, la pena puede llegar hasta los tres años de cárcel y 50.000 rupias (unos 700 euros) de multa.
Pero los activistas han calificado de «regresivos» los cambios del Gobierno de Modi, que de pequeño ayudó a su padre a vender té en los trenes. «Estamos legalizando una horrible realidad en vez de prohibirla», dice el abogado Vrinda Grover. También apunta que, a pesar de que el Gobierno quiera evitarlo, podrían afectar a la Ley de Educación, que establece la escolaridad obligatoria hasta los 14 años. Los activistas temen sobre todo el abandono escolar femenino, que ya dobla al masculino.
Excepciones
Para justificar las excepciones laborales en el ámbito familiar, el Ejecutivo sostiene que se basa en un «equilibrio entre la necesidad de educar a un niño y la realidad socioeconómica del tejido social del país». Según el Banco Mundial, 300 millones de indios viven con menos de 1,25 dólares al día. En muchas familias, los niños acompañan a sus padres en trabajos como la artesanía o la agricultura «al mismo tiempo que aprenden los conceptos básicos de esas ocupaciones».«Las industrias que se basan en el trabajo desde casa serán usadas para la explotación de niños y eso traiciona la verdadera intención de este Gobierno», dice Grover. Es el caso, por ejemplo, de la industria de los bidis, el tabaco barato fabricado por mujeres y niños que, sentados en el suelo de sus casas, enrollan unos 1.000 cigarrillos al día que luego dan a las tabacaleras.
En un país donde cientos de millones viven de la agricultura, el campo se convierte en el primer destino laboral de muchos menores. «Hasta que llegué a décimo curso tuve que compaginar trabajo y estudio; prefería estudiar pero tenía que ayudar a mi familia», cuenta Rahul Kumar, un joven que ayudaba a sus padres en su granja de Bihar, al norte de la India.
La Ley de Trabajo Infantil actual, de 1986, sólo prohíbe el empleo de menores de 14 en algunas ocupaciones peligrosas y su última modificación, en 2012, no cercena por completo esta práctica. Su cumplimiento es una utopía y millones de niños trabajan en fábricas y minas. Y eso que, en la primera década de este siglo, los menores de 14 años trabajadores han bajado de 12,6 a 4,3 millones.
«Esta lacra persiste por la corrupción de las autoridades y por la apatía de la sociedad. Detrás de la explotación infantil hay mucho dinero negro», afirmó a EL MUNDO Kailash Satyarthi cuando ganó el Nobel de la Paz por su lucha en defensa de los derechos de los más pequeños. En la India una cosa son las leyes y otra muy distinta su implementación.
TÍTULO: AQUI LA TIERRA -El padre del niño ashya: con la radioterapia mi hijo no estaria hoy aqui,.
AQUI LA TIERRA,.
"Aquí la Tierra" es un programa diario de TVE,
de 20.30 a 21.00 donde Jacob Petrus nos ofrece una mirada inédita y
entretenida sobre nuestro planeta. foto,.
TÍTULO: El padre del niño ashya: con la radioterapia mi hijo no estaria hoy aqui,.
SALUD,.
Aún falta tiempo para su rehabilitación completa,.
El padre del niño Ashya King, sobre su curación: 'La terapia con protones era el mejor camino',.
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El pequeño acude junto a su familia a una fiesta de celebración en el hospital marbellí donde se recupera,.
Ashya King ya está curado, aunque aún falta tiempo para su rehabilitación completa. Con motivo del éxito de su tratamiento, el pequeño ha participado en una fiesta para 22 niños con cáncer organizada por la asociación Por una sonrisa, que ha tenido lugar en los jardines del HC International Hospital de Marbella, centro donde Ashya se está recuperando de un tumor cerebral tras someterse a la terapia de haz de protones en un hospital de Praga.
Su padre, Brett King, ha defendido con firmeza este tratamiento, asegurando que "si hubiera seguido el protocolo que nos indicaron en el hospital de Southampton [una radioterapia convencional] mi hijo no estaría hoy aquí con nosotros" y ha afirmado que tanto él como su mujer y el resto de sus hijos, también presentes en la celebración, están "muy contentos de estar disfrutando de nuestro tiempo con Ashya". La mejora del pequeño es evidente: cuando llegó en 2014 al centro marbellí, no podía hablar ni moverse, y ahora camina y gesticula sin dificultad.
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"Antes de que Ashya tuviera cáncer, esa enfermedad era algo nuevo para nosotros", ha explicado King, "así que tuvimos que aprender todo sobre los distintos tratamientos". Finalmente, ha aseverado el padre del pequeño, "estuvimos convencidos de que la terapia con protones era el mejor camino". King ha querido agradecer las miles de muestras de cariño que la familia ha recibido desde que el cáncer de su hijo se hizo público. Paquetes con juguetes, correos electrónicos, mensajes por Facebook... "Esos mensajes nos dieron mucho ánimo para seguir", ha declarado.
El oncólogo Hernán Cortés Funes, uno de los mayores expertos en la materia y el doctor que les recomendó a los King seguir la terapia de protones en Praga, ha incidido en los beneficios de este tratamiento. "Es el más importante actualmente para tratar el cáncer", ha asegurado. La tecnología del haz de protones incide únicamente en las células cancerígenas, no en las sanas, a diferencia de otros métodos para tratar el cáncer, por lo que su efectividad es alta y sus efectos secundarios son muy reducidos. A día de hoy, España no cuenta con ninguna Unidad de Protones en sus centros hospitalarios, pero el HC International Hospital se encuentra en negociaciones para poder incorporar esta tecnología en sus instalaciones a medio plazo.
De cualquier forma, cuando salió a la luz el caso de Ashya King, varios oncólogos señalaron a EL MUNDO que "este tipo de terapia está indicada para una serie de tumores muy limitada".
La asociación Por Una Sonrisa ha sido la encargada de la celebración, que ha contado, además de con Ashya King, con 22 niños con cáncer de distintos hospitales del Campo de Gibraltar, que han disfrutado de una jornada de juegos y diversión de mano de payasos y animadores del Hospital Materno Infantil de Málaga. Su directora, Eva Ledesma, ha explicado que la asociación cubre "esa parte emocional que falta a la hora de tratar a un niño con una enfermedad oncológica" y ha declarado admirar "la valentía" de los padres de Ashya, que "no se conformaron con un diagnóstico y siguieron luchando".
La historia del pequeño Ashya King, de cinco años, salió a la luz el pasado agosto, cuando sus padres decidieron sacarlo sin consentimiento del hospital de Southampton (Reino Unido) donde el pequeño estaba a punto de recibir quimioterapia para combatir el tumor cerebral que sufría. La justicia inglesa emitió una orden de búsqueda y captura a nivel internacional contra los padres, al entender que Ashya sufría grave peligro sin un tratamiento urgente.
La familia fue encontrada a los pocos días en Benajarafe (Málaga), donde se encontraban intentando vender un piso de su propiedad para pagar el tratamiento de protones para Ashya. Los progenitores, Brett y Naghemeh King, fueron detenidos y encarcelados en la prisión de Soto del Real (Madrid), mientras que el pequeño de los King fue ingresado en el Hospital Materno Infantil. Una vez los padres obtuvieron la libertad sin cargos, se dirigieron a Praga con Ashya para que recibiera el tratamiento con haz de protones, que resultó un éxito. Actualmente, el joven se recupera de las secuelas de su grave enfermedad en el HC International Hospital de Marbella. Aún queda un largo camino para su recuperación completa, pero lo peor ya ha pasado.
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