BLOC CULTURAL,

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viernes, 5 de junio de 2015

TAPAS Y BARRAS, ¿ DONDE VIVE EL PUÑETAS ? / UN PAIS PARA COMERSELO, TENEMOS FE EN EL PROGRAMA,

TÍTULO : TAPAS Y BARRAS, ¿ DONDE VIVE EL PUÑETAS ?,.

TAPAS Y BARRAS, ¿ DONDE VIVE EL PUÑETAS ? fotos,.

Plaza de Valverde de Leganés, una referencia para no perderse en este pueblo extremeño. :: E.R.¿Dónde vive el Puñetas?

Plaza de Valverde de Leganés, una referencia para no perderse en este pueblo extremeño. 
  • Los pueblos extremeños son un laberinto urbano para perderse,.

    Durante la campaña electoral, siguiendo a los candidatos en sus excursiones rurales pidiendo el voto, he vuelto a constatar lo que ya sabía: los pueblos extremeños son un lío, un laberinto donde sabes que entras, pero nunca sabes cómo salir. Empiezas a dar vueltas con el coche y siempre acabas en la misma plaza, mientras los paisanos sonríen a la sombra, al verte aparecer por tercera vez, y te sueltan con sorna eso de: «Hombre, de nuevo usted por aquí», al tiempo que tú maldices los pueblos, el desarrollo rural, el Per, el Feder, los Proder, los Leader y el Sursum Corda.
    Resultat d'imatges de tapas y barrasTengo un hermano que disputa carreras de orientación y, parece ser, está entre los mejores de su categoría en Extremadura. Pero claro, es bombero, o sea, se orienta hasta en medio de las llamas, y esas carreras se hacen por el campo extremeño, donde yo también me oriento, aunque sea con torpeza. A mi hermano y a sus contrincantes los quería ver yo en medio de un pueblo extremeño, a ver si se orientaban.
    Cada vez que voy a Torrejoncillo, Aceuchal o Puebla de Sancho Pérez, me pierdo. Solo si pasa la carretera por el medio, caso de Riolobos, o si está en cuesta, caso de Feria, me oriento más o menos porque busco la referencia de la CC-293 o del castillo en lo alto.
    Decía Julio Camba que Nueva York no era una ciudad, sino una teoría aritmética donde era imposible perderse. Si estabas en la cale 114 e ibas a la 120, no había problema, sabías que te bastaba con cruzar seis calles. Pero si tomas algo en el bar Turró de Villa del Campo, que está en la travesía Diego de Almagro, y tienes que ir a la farmacia, que se encuentra en la plaza de España, te lías, seguro. Y eso que Villa del Campo no es grande. No te digo nada si acabas de llegar a Montehermoso, que es grandote, quieres hacer la compra y pretendes ir de la tienda de Victorino, en la calle de Argüelles, al súper Día de la calleja de Aguas. O preguntas o te pierdes.
    El laberinto urbano de los pueblos extremeños tiene origen medieval, entre moro y judío. Quizás fuera para que el enemigo se perdiera si entraba en plan conquistador. Ahora no hay conquistas, pero sí forasteros y al forastero es bueno tenerlo controlado.
    Si vas de forastero sobrado y crees que vas a encontrar fácilmente la dirección que te han dado, lo tienes crudo. O preguntas o llegará la noche y aún andarás perdido en el dédalo maldito. Cuando voy a hablar con algún vecino de, por ejemplo, Barcarrota, me lleno de suficiencia, le pido la dirección y le anuncio que llegaré yo solo hasta su casa. Al otro lado del teléfono, la respuesta es silencio e, imagino, una sonrisa irónica, como diciendo: «Que te crees tú eso». Pero no me desaniman, aunque me recomiendan que pregunte por su mote y ya me indicarán.
    Así que llego a Barcarrota o a Valdefuentes y ni allí ni en ningún pueblo sirven de nada los GPS ni los Google Maps. Doy vueltas sin parar hasta que decido dejar el coche y preguntar por Antonio el Pitaña o Diego el Puñetas. Y ahí empiezas a entender la razón del laberinto. Porque tu interlocutor te lleva hasta la casa del Pitaña o del Puñetas y por el camino te hace un tercer grado de tal manera que, al llegar a tu destino, ya sabe todo lo que necesita conocer de ti, se ha cerciorado de que vas en son de paz y luego, en los bancos soleados del parque o en la barra de la taberna de Cuchindri, dará razón de tu llegada, tus orígenes y tus pretensiones. Bien está que en Nueva York sea fácil orientarse, pero en Oliva, de Mérida, de la Frontera o de Plasencia, y en Malpartida, de la Serena, de Plasencia o de Cáceres, lo mejor es que te oriente un vecino y, de paso, te controle. Es un magnífico método de autodefensa.

     TÍTULO : UN PAIS PARA COMERSELO, TENEMOS FE EN EL PROGRAMA,.

    UN PAIS PARA COMERSELO, TENEMOS FE EN EL PROGRAMA, fotos.

    César y Jorge Cadaval presentarán desde el lunes este espacio cada tarde a las 20.00 horas en La 1. Los Morancos estrenan el lunes en TVE el concurso 'Jugamos en casa'. «Ojalá duremos tanto tiempo como Jordi Hurtado»,.

    Resultat d'imatges de UN PAIS PARA COMERSELO,Jorge y César Cadaval (Sevilla, 54 y 51 años) se estrenan como presentadores de concurso. TVE prueba suerte desde el lunes con 'Jugamos en casa', su nuevo programa de tarde (de lunes a viernes a las 20.00).
    Una nueva faceta...
    César: El programa nos divierte muchísimo porque con este plató parece que estamos en nuestra casa, pero al principio nos sentíamos un poco raros.
    Jorge: ¡No creas, eh! Hemos cogido rápidamente el hilo del tema y hemos sido nosotros mismos. Por supuesto, con mucho respeto a la profesión y a todos los presentadores que hay en este país.
    ¿Tienen un guión cerrado?
    César: Hay un guión previo, sobre todo a la hora de explicar las normas de cada prueba. Lo que pasa es que nosotros somos tan anárquicos que nos ha costado trabajo ponernos serios.
    Jorge: ¡Hacemos las bromas que nos da la gana!
    ¿Tienen miedo a fallar?
    Jorge: Las cosas se hacen para que salgan bien, ya después la audiencia es la que tiene el poder en la mano. Vamos a competir con 'Pasapalabra' y 'Boom', pero creo que éste es un programa muy divertido que lo puede ver toda la familia. Ojalá seamos como Jordi Hurtado y duremos tanto tiempo.
    César: No tendríamos ningún problema en que nos cayera cadena perpetua en TVE. Tenemos mucha fe en el producto y creo que va a encontrar su sitio. No tenemos ningún tipo de presión.
    ¿Cuál es el secreto para estar treinta años en televisión?
    César: Un día dijimos que íbamos a terminar en el geriátrico actuando los dos (risas) y lo mantenemos. Creo que hemos sabido dosificar nuestro trabajo y crear nuestros personajes. Gila tenía su teléfono, Martes y Trece su 'Encarna', y nosotros tenemos a Omaíta y a Antonia. Nos ha acompañado la suerte pero también hemos trabajado mucho los dos.
    Jorge: Influye el respeto que nos tenemos. Conocemos los límites de cada uno, por dónde tenemos que rascar y desde hace unos años tenemos una gira de teatro que está funcionando fenomenal.
    «No estará Omaíta»
    ¿Van a hacer guiños a Omaíta y Antonia?
    César: ¡A todo! Pero que la gente no se confunda, no veremos a Omaíta presentando el programa.
    ¿Cuándo salen del plató siguen quedando?
    Jorge: ¡Somos muy pesados los dos! Nos vemos muchísimo.
    César: Evidentemente, Jorge tiene sus amistades y yo las mías, pero es raro el día que no quedamos para tomar algo. Además, estamos todos los fines de semana trabajando juntos.
    La mayoría de invitados son cómicos, ¿han tirado a lo seguro?
    Jorge: No, vendrá todo tipo de gente, 'El Cordobés', por ejemplo. Lo importante es tener buen talante y desinhibirte. En la versión americana de este programa participan artistas de primera línea y van a pasárselo bien.
    ¿Se está haciendo mayor su público o van renovando?
    Jorge: En el teatro vemos que viene público de todas las edades y en las redes sociales nos sigue mucha gente joven.

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