BLOC CULTURAL,

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jueves, 29 de septiembre de 2022

El paisano - Viernes -7 , 14 - Octubre - La calle Trille en Cádiz, la zona con más densidad de población de Andalucía ,. / VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - La Palma, año uno ,. / HOSPITAL - Hallado muerto un joven muerciano en un arroyo de Valverde de Leganés,. / VUELTA AL COLE - Luis Rojas-Marcos - psiquiatra ,. / EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -5, 12 - Octubre - Mai Meneses (Nena Daconte) ,. / EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes -7, 14 - Octubre - ARTURO PÉREZ-REVERTE - Geometría del caos y la violencia,.

  TITULO: El paisano - Viernes - 7 , 14 - Octubre -  La calle Trille en Cádiz, la zona con más densidad de población de Andalucía,.

Viernes -7 , 14 - Octubre  a las 22:10 horas en La 1 , foto,.

 La calle Trille en Cádiz, la zona con más densidad de población de Andalucía,.

 Callejeando | La calle Trille en Cádiz, la zona con más densidad de  población de toda Andalucía - YouTube

Trille era el encargado de las bodegas Lacave, nos cuenta Antonio M. Peinado, presidente de la Asociación de Vecinos de la Calle Trille. 

"La familia Lacave le tenían mucho aprecio y en el reparto de los terrenos le cedieron una parte al maestro bodeguero y se construyeron unos pisos sociales que se denominaron también Trille" explica Peinado.

En el barrio se encuentra el edificio más antiguo de extramuros de Cádiz, "Tartessos", donde vivió Pedro Lacave cuando iba a Cádiz a veranear, añade Peinado.

Se trata de una de las zonas más pobladas en Europa ya que hay edificios de 14 plantas e incluso en un edificio hay hasta 201 viviendas en el mismo bloque, unas seis mil personas y conocemos un poco más de su historia con el presidente de la comunidad, Arturo Bragado.

El barrio es también el que cuenta con mayor número de afiliados a la Seguridad Social de Andalucía.

 

TITULO:   VACACIONES - EUROPA DE PELICULA  - La Palma, año uno ,.


 La Palma, año uno ,.



foto / La carretera que ganó al volcán de La Palma un año después,.

Una vía de tres kilómetros de largo, hecha sobre la colada de lava en condiciones insólitas e inaugurada recientemente, enlaza la isla y permite a la vida y a la actividad económica salir del colapso,.

 La Palma en EL PAÍS

El volcán de La Palma estalló hace un año y se agotó definitivamente el 25 de diciembre de 2021. Cuatro días después, el 29 de diciembre, llegaron las primeras excavadoras con la intención de recuperar una vieja y vital carretera de la isla que la lava había dejado sepultada. Sin ella, la vertiente oeste de La Palma, la más pujante, quedaba cortada en dos y cualquier gestión o desplazamiento —como llevar al niño al colegio, por ejemplo— podía suponer dar la vuelta entera a la isla y emplear casi dos horas. Sin esa carretera, ni la vida normal ni la actividad económica saldrían del colapso.

La empresa era ímproba: se trataba de abrirse paso entre un mar oscuro de lava solidificada, con alturas variables que van de los tres a los 30 metros, siguiendo el trazado de la antigua vía, a lo largo de tres kilómetros. A veces entre medias, a veces por encima. Como Moisés separando las aguas del mar Rojo, pero en piedra viva.

 

Todo discurrió como estaba previsto, amparándose en un decreto de emergencia del Gobierno canario que les facultaba a desarrollar las obras con urgencia, sin reparar en consideraciones ecológicas. Pero a los 20 días hubo que parar. La temperatura de la lava dormida derretía las mangueras de los compresores y la emanación de gases ponía en riesgo la salud de los empleados. Todo era consecuencia de los grados a los que se cocía el interior de la tierra. Los expertos decidieron que había que cambiar de táctica y olvidarse para siempre del trazado de la vieja carretera. El volcán, a fin de cuentas el creador del paisaje, imponía una nueva cartografía. Volaron drones con sensores térmicos para evaluar los lugares más fríos o menos calientes. Y después, un ingeniero y un topógrafo armados de una mochila y dos botellas de agua salieron a pie como exploradores a recorrer los tres kilómetros del océano de lava para ir eligiendo y anotando con unas banderitas rojas la deriva de la nueva carretera.

“Los tipos fundieron dos pares de botas andando por las piedras picudas, pero lo lograron: el camino que escogieron es el que se ha seguido”, comenta Fran Leal, concejal de Obras de Los Llanos de Aridane (25.000 habitantes), una de las localidades más afectadas por el volcán.

El 1 de agosto, tras ocho meses frenéticos, se abrió la carretera al tráfico. La isla volvía a estar comunicada. Hay algunas condiciones: la velocidad es de 20 kilómetros por hora, no se puede adelantar, ni parar ni estacionar por ningún motivo. Tampoco se puede circular por la noche hasta que no se recupere el tendido eléctrico, se instalen farolas y haya luz. Y hay que estar atento a unas señales insólitas y un tanto siniestras: una de ellas, con una elocuente calavera de dibujo, advierte de que en la zona por la que se pisa hay emanaciones peligrosas de gases.

Cruzar la carretera, para un forastero, es una experiencia sobrecogedora: los coches van y vienen en fila india, lentísimos, con el cono del volcán al fondo, sobre una pista que parece de tierra pero que en el fondo es lava triturada, que despide un calor apreciable, y que atraviesa una extensión amplísima de pura roca negra. Literalmente, parece una carretera que discurre por Marte. En la distancia, las ruedas de los coches reverberan por el calor.

Para muchos vecinos de la zona, la nueva carretera esconde también algo penoso, terrorífico y descorazonador. El viernes, el concejal Leal, que lleva un año entero dedicado a reparar los destrozos del volcán, señalaba un muñón negro en medio del paisaje y explicaba con algo de asombro: “Ahí estaba la iglesia de Todoque, y ahí el Spar y el campo de fútbol”. Y después señaló otro pedazo informe de lava ennegrecida y añadió: “Ahí tenía yo una pequeña explotación de plátanos y una segunda residencia”. Es muy difícil orientarse, encontrar viejos puntos de referencia en lugares que ya no existen. Los habitantes de la zona emplean Google Maps, donde aún figuran los pueblos, los barrios y las calles como estaban antes de ser devorados por el volcán y así tratan de adivinar dónde estaba su casa, o la casa de sus padres, la tienda de todos los días o el colegio de los hijos. “Pasas por esa carretera una vez y te desorientas. Pasas otra vez y cuando descubres dónde estás te quedas mudo. Porque no hay nada. Una inundación o un incendio destroza tu casa, se la lleva por delante, pero cuando se va el agua o el fuego, plantas una tienda de campaña y empiezas. Aquí se ha llevado el suelo, la tierra. Es como si todo hubiera desaparecido”, explica José Valentín, de 59 años, vecino de Las Manchas.

La vivienda de Valentín aún se mantiene milagrosamente en pie, pero ha sido mordida por la lava. Por el lado derecho se llevó la huerta, el garaje y arañó una puerta lateral que se derrumbó. Por el otro trituró algunos cultivos y un cuarto de herramientas. Pero eso no es lo peor, cuenta, con la vista perdida. Lo peor es lo que tiene delante, lo que tiene detrás, lo que tiene a los lados: la misma masa de lava negra que ha tirado las casas de los vecinos —muchos parientes de su mujer— dejándolo aislado, inverosímilmente solo, como un superviviente en medio de la Luna. Las brigadas del concejal Leal han conseguido llevarle ya el agua y la electricidad mediante una red provisional y un laberinto de apliques, clavijas y tomas. Las conducciones no se pueden enterrar porque la temperatura dilata el plástico y arruina la operación. Con todo, el agua está allí y la electricidad también.

Valentín no sabe si volverá a vivir en esa casa que levantó hace más de 30 años y que ahora no reconoce. “Es deprimente. Mi mujer no ha querido venir nunca.” Él, con un amigo, se ha acercado hoy a poner una puerta nueva porque la vieja quedó inutilizada con la embestida de la colada y teme que alguien se cuele y le robe. Al lado de la barbacoa hay un gurruño gigante de metal blanco que parece una bola inmensa de papel y que en realidad es el tejado del garaje después de que la lava jugase con él. Valentín vive actualmente de alquiler, sufragado por la Administración, después de salir atropelladamente la tarde del domingo 19 de septiembre a las tres de la tarde, tras oír la detonación del volcán.

Viviendas nuevas y ayudas al alquiler

La erupción obligó en esos días al desalojo casi inmediato de más de 7.000 personas. Aún hay 190 que viven en hoteles. Las viviendas destruidas fueron cerca de 1.300. Ya se han entregado 130 casas nuevas a personas afectadas que se quedaron sin techo. Muchas otras casas están en construcción. Más de 400 afectados reciben ayudas para el alquiler. Otros viven en viviendas prestadas. No todos los desalojados perdieron su vivienda. Algunos, simplemente, fueron obligados a evacuar por precaución. Según se han ido limpiando las zonas de ceniza, se han ido habilitando los accesos y se ha restaurado el servicio de agua y de electricidad, que van regresando poco a poco.

Para esto, para que la vida regrese, es necesaria esta carretera de guerra. El viernes, el concejal Leal se encontró, no muy lejos de la casa de Valentín, a un grupo de operarios ocupándose de uno de los ramales. Entre ellos estaba el jefe de fontaneros de Los Llanos de Aridane, Rubén Barreto. Los primeros días después del estallido del volcán, el trabajo de Leal y Barrero consistió, paradójicamente, en cerrar todas las bocas de agua que el volcán iba inutilizando para evitar fugas. Ahora recorren el camino opuesto, empalmando tuberías, jugando con las presiones y las cotas para que barrios enteros vuelvan a tener agua. Hablan entre ellos. Discuten sobre la manera de acceder a una casa abandonada aquel 19 de septiembre y cuyo tiempo se paralizó desde esa tarde: el columpio sigue en el jardín, unas plantas se mantienen vivas y con flores gracias a la prodigiosa naturaleza de la isla y a que la ceniza del volcán tiene unos nutrientes tan poderosos que sirven de fertilizante. Luego Leal recibe una llamada no muy inusual en este universo disparatado. Un vecino que se ha enterado de que ya han abierto un camino concreto le pide que ponga una toma de agua en lo que fue su casa. Pero ahora, de su casa solo queda un saliente metálico torcido del pórtico y tres ladrillos aplastados. El resto es una masa informe de lava.

“Es duro”, dice Leal. “Él se imagina que tiene una casa, que el terreno es el de una casa que estaba al borde de este camino que acabamos de reabrir. Pero todo ha desaparecido. Y no podemos poner una toma de agua donde no hay nada sino rocas. ¿En función de qué le llevo el agua a este señor?”.

La nueva carretera ha permitido también que se aceleren las obras de rehabilitación del cementerio de Las Manchas, que fue alcanzado también por la colada. Parte del cementerio fue sepultado. Por eso no es raro encontrar flores en la lava, depositadas por parientes en el lugar donde se supone que, bajo muchos metros de roca, reposan los restos de sus muertos. Una zona fue desalojada a toda prisa, convocando a los parientes a razón de cinco al día a fin de que estuvieran presentes en el traslado de los restos a otros nichos más seguros. Hay otra parte que se salvó. Que escapó, como dicen en La Palma. En el fondo, el cementerio de Las Manchas es una especie de espejo de lo que sucedió en todo el valle de Aridane: parte quedó sepultado, parte se salvó, parte tuvo que moverse.

En esa lotería siniestra, a Mauro Pérez, un jubilado de 68 años, le tocó la moneda de cara. La colada de lava se frenó a un metro de su casa. Él, que aún vive de alquiler, pero que ya piensa en mudarse con su mujer porque su vivienda cuenta desde hace días con luz y agua, no se explica del todo el motivo de su suerte. Debe de haber razones físicas. Pero Mauro se encoge de hombros. “Yo no sé si creer en Dios”, murmura, aún extrañado, cuando ve el muro de rocas negras que, finalmente, perdonó la vida a su vivienda. Sólo a la suya: sus vecinos no tuvieron la misma fortuna. Además, su huerto de aguacates quedó sepultado, el chamizo donde guardaba herramientas y abonos también. Unas plataneras con las que pensaba redondear su jubilación también desaparecieron. Pero su casa, pequeña, cuadrada, salió indemne, con un par de grietas en el techo como única cicatriz. Desde una de sus ventanas ve al fondo la famosa carretera y más acá un paisaje de excavadoras amarillas y azules afanándose en abrir un nuevo camino. Hay desmontes, tuberías, bidones de agua y un tendido de luz de palo, con postes antiguos. En el futuro, ese camino comunicará la casa de Mauro con la de otros vecinos más alejados que, debido a los caprichos del volcán, también se salvaron y que también parecen como él, náufragos en medio de la tierra.

 

 

TITULO: HOSPITAL - Hallado muerto un joven muerciano en un arroyo de Valverde de Leganés,.


Hallado muerto un joven muerciano en un arroyo de Valverde de Leganés,.

 

 Aparece muerto un joven de Murcia en un arroyo de Valverde de Leganés | Hoy


foto - Zona en la que ha aparecido el cuerpo sin vida del joven.

Se trata de un joven murciano que trabajaba en las obras del centro logístico que Amazon está construyendo en la plataforma logística de Badajoz y residía en el municipio pacense desde hace dos meses,

Aparece el cadáver de un joven de Murcia en un arroyo de Valverde de Leganés. El cuerpo sin vida ha sido encontrado en el arroyo de la Nave, junto al auditorio municipal, en el parque de las piletas del municipio pacense que estos días celebra sus fiestas.

Según han confirmado fuentes consultadas, se trata de Daniel García, un joven murciano ,.


TITULO: VUELTA AL COLE - Luis Rojas -Marcos -  psiquiatra,.

 Luis Rojas-Marcos psiquiatra,.

 Luís Rojas Marcos | Offarm

foto / Luis Rojas-Marcos: “En España el optimismo está mal visto. El que está contento parece tonto”

Fue el psiquiatra de Nueva York. Asentado en la ciudad desde 1968, y antiguo responsable de su salud pública. Ha publicado dos docenas de libros que dan cuenta de algunos de sus propios problemas. Y explican cómo tratar de combatirlos. A sus 79 años, repasa su vida de alegrías y dolores, aciertos y desaciertos. Aconseja vivir en el aquí y el ahora.

 

La trayectoria de este psiquiatra que fue jefe de salud pública de la ciudad de Nueva York aflora en dos docenas de libros: su déficit de atención siendo un niño —y la profesora doña Lolina, “que me dio la oportunidad de ser Luis”—, sus dificultades con el idioma cuando emigró a Nueva York con 24 años, sus separaciones, su fe en el optimismo y en el diálogo. Acaba de publicar Estar bien aquí y ahora (Harper Collins) y ha venido a Madrid para hablar sobre envejecimiento en la Fundación Mapfre. La entrevista es en el hotel Palace. Los camareros lo conocen.

Defiende el optimismo para una longevidad vigorosa. Pero como modelo usted acompleja.

No busco acomplejar. Por eso cuento mis problemas, para que vean que soy una persona normal —estadísticamente hablando— y para sentirme normal.

¿Cuánta de su fuerza deriva de superar dificultades?

En la lucha por sobrevivir afloran cualidades que no sabíamos que teníamos.

¿Una reserva?

Sí. Entre un 30% y un 40% de quienes han pasado adversidades descubren cosas de sí mismos que no hubieran conocido. A nadie le compensa perder a un ser querido, pero lo llamamos crecimiento postraumático. No todo es anatomía. En 1990, la OMS definió la salud como el bienestar físico, psicológico y social.

¿Ha convertido su dolor en resiliencia?

La resiliencia es una mezcla de resistencia y flexibilidad: resistir el golpe y adaptarnos para no rompernos. Afrontando situaciones difíciles no he descubierto en mí cualidades excepcionales. Me han ayudado las personas: ángeles de carne y hueso.

Si hay ángeles de carne y hueso, habrá demonios.

Pocos, pero llaman la atención. La gente mala que no tiene problema en hacer sufrir a otros es una minoría. Hablo de personas que han torturado, por ejemplo en el ejército, y justifican el daño que han causado.

Somos buenos justificando.

¿Verdad? Eso no quita que el sadismo —de padres con hijos o de hijos con padres— te sorprenda. En un porcentaje alto ocurre por drogas o alcohol. Eso no quiere decir que las drogas o el alcohol siempre hagan perder el control. De lo que no hay duda es de que la solidaridad es más frecuente. Por eso no es noticia.

De niño, ¿por qué tenía necesidad de llamar la atención?

Crecí en un ambiente poco tolerante y muy autoritario por parte de mi padre y de la sociedad.

Pero sus hermanos se adaptaron.

Sí. Pasar inadvertido ayuda. Aunque no entiendas las cosas. Pero cuando tienes los impulsos de hablar antes de que te digan que hables y de subir a los tejados, la cosa se complica.

Eran cuatro. ¿Reclamaba cariño a su adorada madre?

Mi conducta me hacía obtener cachetes, no cariño. El cariño, la compasión, llegaba cuando te veían triste. Y te sentías triste porque no entendías casi nada.

Cuando le preguntó a su madre si quería que la enterraran o la incineraran, respondió: “¡Sorpréndeme!”. ¿Ha sido su modelo?

Me ayudó. Aunque a veces no he podido evitar tener un ramalazo autoritario. Fue uno de esos ángeles de carne y hueso porque lo que al sistema educativo y a mi padre les parecía un niño rebelde, ella lo veía normal.

¿Una mala madre no es lo mismo que un mal padre?

Esta pregunta es importante. Si una madre falla, llama la atención porque, en la historia, más padres que madres han fallado.

Una madre que duda si acertó al tener hijos es una mala madre. El mal padre es el que los abandona.

Cada día menos. Hoy se espera que el padre vaya al parque, cambie pañales y sea cariñoso. La buena madre es una autopresión promovida por la sociedad. Cualquier cambio en la maternidad genera un cambio en la paternidad.

Rafa Nadal anunció que sería padre y que no tenía previsto que eso afectara a su carrera. Ninguna madre puede decir eso.

Es una manera de tranquilizar a sus seguidores. En España el optimismo está mal visto. Aquí no estar contento es lo habitual. El que lo está parece tonto. Nos gusta reírnos y quejarnos.

Dedicó La pareja rota a los hombres y mujeres que desafían el miedo, la apatía y el dolor que se interponen a la búsqueda de la pareja feliz tras un primer intento. A usted no lo habían dejado.

No. Y admiro a la gente que se atreve a empezar de nuevo.

Se separó en 1978. Y escribió La decisión de divorciarse cuando en España no existía el divorcio.

Eso me marcó. Cuando entraba un paciente casado con ansiedad le preguntaba qué tal iban las cosas con su esposa. Acababan viniendo los dos. La consulta se llenó de parejas con problemas. Tuve que conseguir otro sillón porque entraban de dos en dos.

¿Se nutre de su experiencia personal?

Sí. Mi mujer, Leonor, y yo fuimos a un terapeuta familiar. A una sesión llevamos a los niños. Nos ayudó a ver que teníamos una relación irresoluble.

También se separó de su segunda esposa, estado­unidense y psiquiatra.

En 2012. No he vuelto a casarme.

En sus libros dice que la unión con otra persona es una obsesión universal. Y cita a Freud: “Necesitamos el amor de una pareja para sobrevivir”. ¿Ha cambiado de opinión?

La situación ideal para mí es en pareja. He tenido muy buenas parejas. Hoy tengo una compañera.

¿Más joven que usted?

20 años menos. Trabaja en la administración del hospital.

¿Ser el primero para otra persona solo sucede en la infancia?

No lo sé. De pequeño tuve la incondicionalidad de mi madre y la de mi hermana, que cuando yo salía, ponía la almohada tapada en la cama para que mi padre no se diera cuenta. Hoy creo que ser el primero para alguien es algo temporal. Es fundamental serlo, pero no hace falta que sea siempre la misma persona.

Cuanto más nivel educativo tiene la mujer, más se divorcia. El hombre, al revés.

Una mujer hace 50 años era, estadísticamente, alguien pasivo. Una persona formada deja de ser pasiva.

¿El movimiento feminista ha liberado también al hombre?

Ha liberado a muchos de la dureza. La historia trágica de la humanidad todavía la escriben los hombres impulsivos, los que matan, aunque haya hombres que salvan a la humanidad. La violencia es característica masculina estadísticamente hablando. La liberación de la mujer ha tenido y tendrá grandes consecuencias para la humanidad. La naturaleza compasiva hoy ya no es vista como un atributo femenino.

Escribe del padre como el eslabón débil en la cadena afectiva familiar. ¿Qué tipo de padre ha sido?

Eso está cambiando. He sido el mejor que he sabido y podido ser. ¿Haría cosas de otra manera? Seguro: reduciría mis horarios de trabajo. Llegué a EE UU como inmigrante. Y perseguí las oportunidades. Recuerdo que pregunté a quien me nombró jefe de psiquiatría por qué me había elegido: “Porque te llevas muy bien con la gente y trabajas mucho”. Trabajar mucho tenía un coste.

Lo que escribe refleja sus problemas excepto la muerte de su hijo Joseph, hace cuatro años.

No puedo. [Se quiebra]. Podría si fueras mi psiquiatra o mi terapeuta. No me lo guardo porque sé que guardarlo es veneno. Fue una pérdida inesperada, un accidente. Tenía 38 años. Era amigo. Una enfermedad es mala, pero que un día te llamen y te digan que ya no está…

Defiende el optimismo. ¿Cómo lo encuentra?

Espero poder superarlo, pero entristecerte porque un ser querido se va es normal. Estar triste no es pesimismo.

Ha contado en sus libros que sufrió depresión. ¿Qué la causó?

Existe la depresión sin una causa aparente. Te sientes con falta de entusiasmo. Pero fue por mi hijo. Le das vueltas, no duermes, dejas de ver sentido. Un psiquiatra puede intentar salir de sus malos momentos solo hasta cierto punto buscando una explicación a lo que le pasa. Pero a veces hay que ir al psiquiatra y hablar.

Somos lo que hablamos es otro de sus libros.

Stephen Hawking escribió que se consiguen grandes logros por hablar, grandes fracasos por no hacerlo.

Pero en el colegio hablaba demasiado.

Se supone que te enseñaban a hablar. Pero te decían: “No interrumpas”. Nadie te decía; “Trátate con cariño, confía en ti”.

En 50 años, ¿quién ha cambiado más, usted o la psiquiatría?

Los dos. Ahora la medicina trabaja en la calidad de vida. No es solo el ejercicio. También la píldora anticonceptiva o la Viagra han mejorado la vida.

¿Todavía corre el maratón de Nueva York?

Sí, pero lento.

Su último libro, Estar bien aquí y ahora, aprende del budismo.

Y de la incertidumbre que nos rodea. Ya no aspiramos a la felicidad, queremos estar bien ahora, no cuando nos jubilemos. Tenemos el sentido de futuro resquebrajado.

¿Escribe en castellano o en inglés?

Temas psiquiátricos, en inglés. Libros, en castellano.

Fellini decía que cada idioma proporciona un modo distinto de ver la vida.

Hablo relativamente bien inglés y castellano. Me defiendo en francés porque cuando mis padres vieron que no estudiaba dijeron: “Que aprenda un idioma”, y me enviaron a Francia.

¿Entonces tiene dos maneras de ver la vida?

Pues sí. Porque asocias emociones con palabras.

José Guimón hablaba de la bipersonalidad en personas bilingües.

Hicimos juntos el doctorado y demostramos que pacientes que han pasado la primera parte de su vida con un idioma y luego migran deben ser evaluados en su primera lengua. Si les pedíamos en inglés que pintasen un perro, lo hacían diferente que si se lo pedíamos en castellano.

Freud tenía un perro, Jofie, y hacía que los pacientes tímidos le hablaran a él. ¿Tiene perro?

Tuve uno, Charlie. Los animales me han ayudado mucho. Les hablo. [Me muestra en el móvil un vídeo con sus dos pinzones sueltos por su casa).

¿Cómo los vuelven a meter en la jaula?

Poniéndoles la comida.

¿Hablarse puede ser autoengañarse?

No, si eres honesto contigo mismo. “Mira, Luis, lo que has dicho no deberías haberlo dicho” es una cosa. Si has cometido una barbaridad y te dices que importa poco, no te estás hablando, te estás engañando. Lo haces si te niegas algo que es real. “Yo no fui el que empezó la pelea”. Una cosa es darte ánimos: “No fue tan terrible”. Eso es bueno. Pero si creas una mentira, tienes un problema.

¿Hablar es arriesgar?

En un momento de tensión, sí. Hacerlo puede ser un signo de madurez o de inoportunidad. No podemos categorizar. En general es positivo. Se puede meter la pata, pero ahí está tu capacidad, o incapacidad, para darte cuenta.

El habla depende de las neuronas del área de Broca que convierten los sentimientos en palabras. ¿Todos las tenemos?

Todos.

¿Por qué algunos hablamos más?

Todos, menos los sordomudos, tenemos la capacidad de hablar, pero los genes marcan nuestra personalidad. El primer rasgo que se estudió fue la introversión y la extraversión.

¿Las mujeres viven más porque hablan más?

Hay motivos biológicos: su sistema hormonal —mezcla de estrógenos y progesterona— prolonga la vida. Los valores sociales fomentan en las mujeres la importancia de la supervivencia.

¿Hay más suicidas hombres o mujeres?

Hombres. La mujer aguanta más.

¿Hay maneras de ser que se asocien a la longevidad?

Sí. La extraversión, por ejemplo. O el optimismo. La esperanza de alguien que cree que va a conseguir algo, no gracias a Dios, gracias a él. Las personas disciplinadas que hacen ejercicio…

Está científicamente demostrado que quien dice “voy a rezar por ti” te perjudica.

Sí. Hicieron un estudio con personas que habían sufrido un infarto. Si quieren rezar que recen, pero que no te lo digan.

El “debería” es venenoso.

Sí. Se puede convertir en un martirio para la persona: debería estar contento, debería arreglarme más… Consumes tu autoestima en objetivos poco realistas.

¿Desde cuándo se conoce?

Diría que desde los 40 años sé más o menos por dónde voy a ir. Aunque a veces me sorprendo.

Tiene una hija psicóloga.

Sí, Laura. Bruno se dedica a hacer videojuegos. Y Carolena, la pequeña, es médica. No los veo lo suficiente.

¿Debería?

[Carcajada]. Podría intentarlo.

Asegura que el efecto placebo cura.

El estado de ánimo, la voluntad de curarse —que implica la conciencia de enfermedad y la determinación de buscar ayuda— influye. La mente mantiene una conexión continua con el cuerpo a través de los sistemas nervioso y endocrino. Pero este tema no les interesa investigarlo a los laboratorios porque facturan millones vendiendo fármacos.

¿Qué puede hacer usted, que ha sido responsable de salud pública de la ciudad de Nueva York, frente al negocio de la sanidad?

Poco. La industria farmacéutica da dinero a los partidos. Esa prioridad económica evita que EE UU negocie con la industria farmacéutica como lo hace España. Lo que aquí cuesta 70 allí puede costar 700. No exagero. Allí, para tener seguro médico, tienes que ser pobre no inmigrante, mayor de 65 años o estar a punto de morir. Pero claro, ¿qué pasa si sobrevives? Cuando manda el dinero, pierde la sanidad. Es un círculo vicioso. En Estados Unidos los médicos se licencian con una deuda de 100.000 dólares. Necesitan ganar dinero.

¿Cómo preparar una vejez optimista?

La desdicha y la dicha tienen una parte subjetiva, que es la importancia que les damos. Podemos vivir sin agua, pero tal vez no sin esperanza.

¿Sigue tocando la batería?

Sí. Y un poco el piano. Pese a la edad, el oído me funciona. Y la música me llega al alma. Eso, y hablar conmigo mismo y los amigos.

¿Tiene muchos?

No tantos. Tengo muchos conocidos.

¿Ante un fallo médico?

Hay que pedir perdón. He tenido tres suicidios de pacientes que no vi venir. Uno era un ingeniero que ya se había cortado la muñeca. Al mes me pidió que le quitaran los puntos donde se los habían puesto. A las ocho de la mañana, cogió el metro y, en cuanto llegó, se tiró. Otra fue una paciente coreana con la que hablaba a través del marido, él se quedaba parte de la información porque la consideraba humillante. Se tiró al río. Solo cabe disculparse. Cuando lo haces, tienes además menos probabilidad de que el paciente pues… se queje.

¿Cómo se disculpa a usted mismo?

Tienes que aceptar que te has equivocado. Aprender qué has hecho mal y cómo evitarlo. Aceptar el error es útil desde todos los puntos de vista.

¿Se ha vuelto loco alguna vez?

Que yo sepa no.

Al Luis de 14 años le gustaba.

Volverse loco para mí es tener un problema serio y para la sociedad, tirar la casa por la ventana. El estrés tiene buena prensa porque se vincula al trabajo, y la ansiedad no porque se asocia a alguien incapaz de manejarse. Nos pueden ayudar a manejarnos. No hace falta volverse loco.

 

 

TITULO:  EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -5, 12 - Octubre  -  Mai Meneses (Nena Daconte) ,.

 

En la tuya o en la mía  - Miercoles - 5, 12 - Octubre  ,.

 En la tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles  - 5, 12 - Octubre , etc.

  

EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -5, 12 - Octubre -  Mai Meneses (Nena Daconte) ,. 

 

  Mai Meneses (Nena Daconte),.

 

 Tenía tanto que darte: Mai Meneses (Nena Daconte): “Necesitaba quitarme  todas esas caretas y que la gente se acercara a quien soy de verdad” | EL  PAÍS Semanal | EL PAÍS

fotos - Mai Meneses (Nena Daconte): “Necesitaba quitarme todas esas caretas y que la gente se acercara a quien soy de verdad”,.

La que fuera ‘alma mater’ de Nena Daconte, revela en su libro de memorias ‘Tenía tanto que darte’ el misterio de un grupo injustamente recordado por muchos como banda de un solo ‘hit’. Un grupo musical que se esfumó de forma tan abrupta como meteórico fue su éxito.

 

“Tenía tanto que darte. / Tantas cosas que contarte. / Tenía tanto amor guardado para ti”. Probablemente todo aquel que tuviera entre 15 y 50 años en 2008 sea capaz de canturrear este estribillo sin pestañear. Una sonora magdalena de Proust en toda regla. Aquel año se editaba Retales de carnaval (Universal Music), el segundo álbum de un grupo llamado Nena Daconte, formado por la compositora Mai Meneses (Madrid, 44 años) y el productor Kim Fanlo (Barcelona, 43 años) y que llegó a ser disco de platino y uno de los más vendidos del año. No había bar en el que no sonaran, emisora en la que no los pincharan o lugar en el que no tocaran. “Desde la Tomatina de Buñol hasta los sanfermines de Pamplona, desde las Fallas de Valencia hasta la feria de Málaga. Todo, lo hicimos todo. En torno a las 5.000 personas en casi todos los conciertos, si no más”, recuerda en su libro.

El álbum anterior, He perdido los zapatos, lo fue de oro y también entró directo a las listas de mejores ventas de 2006. Poco después, en agosto de 2010, Meneses y Fanlo se separarían sin dar muchas explicaciones. La marca Nena Daconte continuó, pero ya solo con Meneses al frente, provocando toda clase de rumores, suposiciones y comentarios maledicentes. Doce años después, ella ha querido contar su versión de los hechos y lo hace en formato libro. Tenía tanto que darte (Plaza & Janés) sale el 15 de septiembre y lo ha bautizado, sí, como esa canción que fue, en cierto modo, el principio del fin y que resume el sentimiento agridulce tras la separación: haberse quedado sin darle a su público todo lo que ella hubiera deseado. Porque pocas cosas peores para un grupo en activo que ser considerado one hit wonder. “En realidad, cuando lo pienso seriamente me digo que, aunque fuera cierto lo de tener un solo éxito [y no lo es; ahí están ‘Idiota’, ‘El Aleph’ o ‘En qué estrella estará’, sintonía de la Vuelta Ciclista a España en 2006], ya forma parte de la historia del pop de este país. ¿Qué más quiero? Tengo que estar contentísima. Por eso me he reconciliado con la canción: le estoy agradecida”, cuenta Meneses en su casa de un barrio residencial de Madrid cuyo interiorismo es obra suya, una de las múltiples actividades que ha desempeñado cada vez que decidía que la música le hacía demasiado daño, que era como dice en el libro su “kriptonita”.

Una kriptonita que parece haber neutralizado definitivamente: “Necesito las canciones. Sin ellas no soy capaz de conectar con la gente, ni con mis propios sentimientos. Cuando estoy medio rara, cojo la guitarra, empiezo a componer y ya sé lo que me pasa. Estoy feliz. Mi relación con la música es, por fin, estable”. Tanto como para que en marzo se edite Casi perfecto en el sello Subterfuge, un disco que tira de referentes de la artista: “Pop-rock muy cañero, rollo años noventa”. Una proeza para una industria en la que, asegura la compositora, es complicado seguir siendo mujer y mayor. “¿Quiénes están? Luz Casal, Christina Rosenvinge, Eva de Amaral, Ana Belén… En cambio, hombres hay muchos. Ellos sí pueden envejecer. Nosotras enseguida pasamos a otro mercado. Un mercado inexistente”, lamenta Mai Meneses.

Este libro quizás ha contribuido a dejar atrás todas esas idas y venidas con la música que la han llevado a emular el estilo nómada de sus padres y a vivir mil vidas: desde paisajista, interiorista, abogada, arquitecta frustrada, casi conductora de la furgoneta de M-Clan (“ahora cuando me encuentro con algún miembro de M-Clan, me recuerdan como Nena Daconte, ¡no como la groupie que era!”) o invocadora de lluvias (“he dejado de hacerlo, ¡era un lío enorme!”). Una escritura que, en definitiva y según ella misma confiesa, ha tenido mucho de terapia. “Quería saber quién soy. Un día me levanté y me dije: ‘Necesito poner orden, saber cómo he llegado hasta aquí, cuál ha sido mi bagaje cultural y vital, cuáles han sido mis experiencias’. No tenía la intención de meterme con nadie. Quería crecer con este libro. Opino que, en la vida, lo que te acaba pasando es responsabilidad tuya. Esto tiene muchos matices obviamente, pero creo que sí hay que hacerse responsable de sus propias decisiones”.

Con esta declaración de intenciones, alude a toda la parte del libro en la que hace referencia a su espinosa relación con Kim Fanlo, pareja sentimental además de artística por aquel entonces, y con el resto de los músicos de la banda. Y es que probablemente uno de los incidentes que disparó la necesidad de poner por escrito su vida fue la polvareda que levantaron en enero de 2021 unos stories de Instagram en los que la artista contaba, a través de unas infantiles viñetas, el maltrato psicológico del que había sido víctima por parte de su excompañero de grupo. “Lo he retomado desde otro lugar. He intentado huir del papel de víctima. Cuando hice aquellos dibujos fue para sacar la mierda fuera, pero sin analizarlo demasiado. Al cabo de un mes de publicarlos pensé que debía contarlo de verdad asumiendo mi parte de culpa en toda aquella historia. He intentado ser lo más objetiva posible. He contado cosas que me hicieron daño, pero dejando claro que me dolieron, sobre todo, porque yo no estaba bien. Si hubiera sido segura, nada habría sido tan grave”, asegura.

Curiosamente, para muchos —incluso fans de la formación— la mala de la historia siempre fue ella. La que se quedó con el nombre, la que desertó de la noche a la mañana de una banda que estaba llamada a encadenar hits… “En la discográfica se hablaba más de la producción que de las canciones. Y mucha gente pensaba que el compositor era él, porque como yo hablo como hablo parece que no tengo mucha capacidad para escribir canciones [risas]. ¡Es la magia de las personas tímidas! ¡Luego resulta que somos capaces de hacer cosas! Si tuviera la oportunidad de volver a hacerlo todo, habría trabajado con Kim como productor, papel que considero importantísimo en un grupo, pero no habría hecho un dúo. No hacía ninguna falta”.

Pero este no es el único asunto espinoso que se aborda en el libro. Pánfila, empanada, dramática, olvidadiza, desastre, pelota, cobarde… El panegírico de adjetivos que la autora se dedica es como poco revelador. Entonces, ¿cómo alguien tan joven, inestable y frágil como se define la propia Mai Meneses en este relato asimila un éxito de semejante envergadura? “Bebiendo. Me tiraba todo el día de fiesta, sin pararme en el momento presente. Corriendo hacia delante”. Consumos de sustancias, noches que no acaban y una serie de adicciones que Meneses no esquiva en sus recuerdos de aquella convulsa época. “En realidad, lo cuento muy por encima. Mi editora quería más sangre, pero es que yo viví todo aquello desde el punto de vista de alguien que no estaba enganchada realmente. Disfrutaba de todo lo que estaba consumiendo hasta que llegó un punto en el que se dio la vuelta la tortilla. Pero hasta ese momento yo era feliz en Barcelona fumando 10 porros al día sin darme cuenta de lo que eso me estaba provocando…”, recuerda.

La vuelta de la tortilla a la que se refiere se produce cuando toma conciencia de que tiene una enfermedad mental a la que le pusieron demasiados nombres, pero que, como era de esperar, no casaba demasiado bien con el famoso trinomio de sexo, drogas y rock and roll. “La gente bipolar nos tiramos a la piscina incluso sabiendo que algo nos va a sentar mal. Yo no juzgo las drogas desde un punto de vista moral. Si mis hijos cuando sean mayores se quieren fumar un porro o meterse una raya lo harán, pero mi deber es advertirles de que, si tienen lo mismo que yo, es muy peligroso”.

Curiosamente este libro coincide con el hecho de que, posiblemente por primera vez, empiece a hablarse abiertamente, incluso y por fin en la esfera política, de salud mental. Por no hablar del exitoso precedente de Por si las voces vuelven (Planeta), de Ángel Martín, en el que el cómico relata su travesía por la locura. “Cuando me leí su libro pensé que era el primer loco al que le pasaba lo mismo que a mí. De repente, sentirse vinculada a una persona en estos aspectos te hace sentir menos sola. El cerebro es como el páncreas o el hígado: se puede estropear y no es culpa de uno”. Y en esta crónica vital la franqueza es tal que la autora no duda en declararse “adicta a la psicosis”. “¡Claro! En las épocas en las que no tienes medicación es como vivir en una película todo el tiempo. Tu día no dura 24 horas, es como si fuera una semana. Ocurren medio millón de cosas y volver a la vida rutinaria y normal es aburrido”.

Pero Tenía tanto que darte no funciona solo como una sentida y sincera bitácora personal. También opera como un desprejuiciado y liviano recordatorio de cómo es la industria discográfica por dentro. Ese lugar en el que es difícil salirse de ciertos claustrofóbicos encasillamientos. A fecha de hoy, a Mai Meneses le siguen preguntando por su anecdótico y efímero paso por Operación Triunfo. “¡En aquel momento era un reality! Había cámaras por todas partes. Nos grababan constantemente. Desayunando, comiendo… Llevábamos micro y petaca y no te lo podías quitar ¡ni en el baño! Yo pensaba: ‘Voy a cagar y me va a escuchar todo el mundo. ¡Pues que lo oigan!” [risas].

Un programa, Operación Triunfo, que, más allá de la escatológica anécdota, le hizo confrontar por primera vez cuán presa podía llegar a ser de su personaje, esa imagen de una dulzura desarmante a la que no se le admitía ninguna sombra. Una imagen meticulosamente construida que, en el caso de Kim y Mai, pasó por decisiones comercialmente tan absurdas como negar que eran pareja o que Mai fuera fan de Barbra Streisand: “Yo tenía mis gustos musicales y no me dejaban decirlos. Teníamos pautada una imagen con la que estábamos de acuerdo en ese momento. Visto ahora, pienso ¡qué tontería! ¿Por qué no podíamos decir que llevábamos cinco años juntos? ¿Por qué teníamos que ocultar nuestra vida? Esto provocaba una grandísima dicotomía entre lo real y lo que estábamos contando. En Operación Triunfo, a base de contar y contar mentiras, al final acababas por no saber quién eras. ¡Parecíamos políticos! Ahora ya no planeo nada. Voy a tumba abierta”. Quizás por eso la asustadiza y parca Mai que algunos entrevistamos hace una década y media tiene bien poco que ver con la que, sin pensárselo mucho, responde hoy.

Una apuesta por una honestidad brutal que pasa por ser ella misma hasta sus últimas consecuencias. “Llevaba mucho tiempo con infinidad de máscaras. Me estaba parapetando continuamente en montones de disfraces. Tras escribir este libro y salir a la palestra, más desnuda no puedo estar. Necesitaba quitarme todas esas caretas y que la gente se acercara a mi personaje real, a quien soy de verdad”. Y aunque ha aprendido a verle la parte positiva a esa cosa llamada fama de la que siempre ha renegado (“ahora me reconocen las mamis del colegio y me doy cuenta de que eso me da puntos”), cualquier atisbo de polémica que la roce sigue provocándole terror. Solo hay que recordarle aquel episodio en el que cantó en un concierto provida (“no tenía nada que ver con quien soy. A veces por contentar… Ahora mismo no participaría. Me informaría bien primero”) o aquel otro en el que se filtraron las fotos de su boda (“seguimos sin saber cómo sucedió aquello. Alguien tuvo que dar la noticia. Es un misterio que quedará para siempre en nuestra historia matrimonial [risas]”.

Asegura tener curiosidad por las reacciones que va a provocar el libro. ¿Y con lo que pueda decir Fanlo? “Como no hemos vuelto a hablar tampoco sé cómo piensa, si lo va a leer o no o si me va a demandar por decir que las drogas las tomaba también con él”. Esa despreocupación se corta en seco cuando hablamos de sus padres. Les ha prohibido leer el libro, a pesar de que en 2010 les contó todo. “Fue cuando ellos tomaron la decisión de ir al psiquiatra, pero desde entonces no hemos vuelto a hablar de nada de esto. Ellos me ven felizmente casada, con mis dos niños, y de pronto hacerles leer algo que les va a revolver las tripas… Mi madre me ha prometido que no lo van a hacer, ella ya prefiere no meterse en jaleos conmigo”. Al resto del mundo ha dejado, por fin, de tenerle miedo. “Le tenía pánico a la gente. A cualquier lado al que iba, siempre pensaba que iban a tener una opinión negativa de mí. Al final descubres que todos somos iguales. El confinamiento también nos ha hecho volver a recordar lo vulnerables que somos y que dependemos de algo tan sencillo y simple como es la salud. De repente, me sentí con energía para enfrentarme a la gente y descubrir que somos todos iguales”. Con razón dicen que de todo se aprende,.

 

 

TITULO:   EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes -7, 14 - Octubre - ARTURO PÉREZ-REVERTE - Geometría del caos y la violencia,. 

 

MI CASA ES LA TUYA - VIERNES - 7, 14 - Octubre  ,.

MI CASA ES LA TUYA -', presentado por Bertín Osborne,.

acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco  a las 22:00, el viernes - 7, 14 - Octubre ,etc.

 EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes-7, 14 - Octubre -ARTURO PÉREZ-REVERTE -  Geometría del caos y la violencia,. 

ARTURO PÉREZ-REVERTE - Geometría del caos y la violencia,. 

 Arturo Pérez-Reverte: Geometría del caos y la violencia | XLSemanal
 
ARTURO PÉREZ-REVERTE - foto,.


María nos cuenta esta historia en un café: “Mi marido me pegaba, le denuncié hace cinco años, acabó en la cárcel, cumplió su condena y salió a la calle hace una semana. Llevo una pulsera que suena si se acerca a menos de trescientos metros, y el otro día sonó. Ha venido la policía, ha puesto una orden de búsqueda y captura y lo han detenido. Ahora tengo que explicarle a mi hija de 15 años que su padre vuelve a entrar en la cárcel. Trabajo de comercial en una empresa con un contrato temporal y hace una semana que no vendo. Hoy me han despedido alegando que no estoy cumpliendo con mi trabajo. Es el cuarto trabajo que pierdo en cinco años por culpa de ser una mujer maltratada. Soy la víctima pero parece que he sido yo la que ha hecho algo mal y cuando intento seguir adelante, me pasa algo que me vuelve a hundir en la miseria.”

La violencia de género va mucho más allá de las mujeres muertas. Este pequeño episodio nos mostró la cruda realidad que sufren las mujeres víctimas de violencia, el poco apoyo que reciben por parte de las instituciones y la incredulidad a la que se enfrentan en sus trabajos. Se encuentran, sin quererlo, en el círculo de la violencia. Salir de ese agujero no es sólo mantenerse vivas, sino tener el derecho a empezar de nuevo, un derecho que está muy lejos de ser una realidad.

Se cumplen diez años de la entrada en vigor de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Y, haciendo balance, nos encontramos con datos alarmantes: el 73% de los casos de violencia de género no se denuncian, desde 2009 el número de denuncias ha ido en descenso, siendo la tendencia actual. Además, en los últimos siete años ha aumentado en un 158% el sobreseimiento de las causas, las denuncias se archivan por falta de pruebas.

Estos datos nos indican que hay algo que no está funcionando. Parece que desde la entrada en vigor de la ley nos hubiéramos dormido pensando que el problema de la violencia contra las mujeres se iba a resolver. El Gobierno escurre el bulto de manera insultante, las campañas institucionales de sensibilización contra la violencia de género se dirigen hacia la mujer maltratada, como si la única responsable de salir de esa situación fuera ella. Un cartel institucional de hace unos años, en el que aparecía una mujer con un ojo morado, rezaba: “No te saltes las señales del maltrato, elige vivir”. Cuánta rabia y cuánta impotencia. El Gobierno debería saber que las mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas y las mujeres que sufren la violencia en sus hogares no están eligiendo esa situación. Y lo que menos necesitan es que las instituciones del Estado, que son las que deberían garantizar su derecho a vivir una vida libre de violencia, las increpen y les exijan que denuncien, porque “si no denuncian, no podemos hacer nada por ellas”, según palabras de la ministra de Sanidad, Ana Mato.

Se trata de una ley que no penetra en las causas estructurales de la violencia de género y que además no se está cumpliendo. Las leyes son como papel mojado si no se las dota de presupuesto para que sean efectivas. Esta ley, mejorable en muchos aspectos, proponía avances con respecto a la violencia en el ámbito de las parejas, como por ejemplo, proponer alternativas para garantizar una asistencia integral a las mujeres. Todo se quedó en promesas. Y esto hizo sumirse a las mujeres en una espiral de violencia, de la que cada vez es más difícil salir.

Mientras tanto, la sociedad influenciada por un sentido común sobradamente machista, promovido por las élites, criticaba a la ley por dar privilegios a las mujeres frente a los hombres. Nada más lejos de la realidad. Por no hablar de la desacertada creencia sobre las denuncias falsas, que en la realidad representan el 0,0038% de los casos (según datos de 2012 de la Fiscalía General del Estado). Esta tesitura nos enseña otro indicador machista asentado en la mentalidad social: las mujeres mienten, porque tienen oscuras intenciones. Para que una mujer demuestre el maltrato se le piden en los juzgados pruebas de todo tipo, sin entender el desgaste emocional y la falta de autoestima en la que están inmersas, además de lo difícil que es ponerte a grabar una pelea ante el miedo a que el enfado aumente. Es como si cuando denuncias que te han robado el coche, la policía, en vez de abrir una investigación, te preguntara: ¿Pero estás segura de que te lo han robado?¿No será que te lo cogieron prestado y no te has dado cuenta? Incredulidad de partida es más violencia.

También se sabe poco acerca del significado de la violencia de género. La Ley Integral la define en su primer punto: “La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”. Esta definición deja fuera una gran variedad de casos de violencia de género, como lo pueden ser los casos de prostitutas muertas a manos de sus clientes o las parejas homosexuales. Por no hablar de los “daños colaterales” de la violencia: las hijas e hijos, familiares, nuevas parejas.

La violencia de género va mucho más allá de las muertes y no se solucionará hasta que la sociedad no se implique activamente y cuente con leyes que vayan a la raíz del problema, que el Estado incida y se tome en serio la educación en valores de igualdad en las escuelas. En Podemos pensamos que hay que dar un paso más allá en el tratamiento de la violencia de género y una de las iniciativas que se está preparando plantea un encuentro abierto en el que se invitará a profesionales de este ámbito, a expertas, agentes de la sociedad civil y movimientos sociales, en el que se debatirá y del que se sacarán propuestas concretas en torno a esta temática. Porque creemos que son las y los profesionales que trabajan con víctimas y otros agentes especializados de la sociedad civil quienes saben mejor cómo incidir en esta realidad.

Queda mucho por hacer, pero debemos empezar por escuchar y apoyar a las personas que tenemos cerca, intervenir en las situaciones que percibamos, porque lo personal es político, y dotarnos de recursos para poder salir del ciclo de violencia, o ayudar a otras a salir. Porque las mujeres tenemos clarísimo que elegimos vivir, llevamos toda nuestra historia sobreviviendo, pero para eso necesitamos derechos que deben ser garantizados por las instituciones y respetados por la sociedad. Dejemos de escurrir el bulto y asumamos el problema que tenemos delante. Por una vida libre de violencias.

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