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jueves, 29 de septiembre de 2022

A vivir que son dos días - A vivir - Cadena SER - Estas son las 12 zonas de baño autorizadas en la provincia de León para este verano ,. / LA BRUJULA ONDA CERO - La Linterna La Cope - ¿Dónde empieza el civismo?,.

 

  TITULO:  A vivir que son dos días - A vivir -  Cadena SER - Estas son las 12 zonas de baño autorizadas en la provincia de León para este verano,.

 A vivir que son dos días - A vivir -  Cadena SER,. 

 Escucha 'A vivir', con Javier del Pino, el programa líder de las mañanas del fin de semana en la Cadena SER.

Estas son las 12 zonas de baño autorizadas en la provincia de León para este verano,.

La temporada se abrirá el próximo 15 de junio y se prolongará hasta el 15 de septiembre.

Esta son las 12 zonas de baño autorizadas en León para disfrutar este verano

 

foto / La provincia de León registra 12 espacios autorizados al baño aprobados por la Consejería de Sanidad.

La Junta de Castilla y León ha dado a conocer el censo oficial de zonas de baño en Castilla y León para la temporada 2022.

La Consejería de Sanidad ha autorizado hasta una docena de espacios en la provincia de León que podrán abrir al público estos espacios entre el 15 de junio y el 15 de septiembre.

En concreto se trata de nueve municipios y 12 localidades cuyas aguas son aptas para el baño en las playas fluviales, ríos o lagos de los que disponen.

Listado en la provincia

El municipio de Cimanes del Tejar contará con dos zonas habilitadas para darse un chapuzón este verano: Cimanes del Tejar y Alcoba de la Ribera. También contará con dos tramos el Ayuntamiento de Llamas de la Ribera: en Llamas y Quintanilla de Sollamas. Y mismo éxito ha logrado Vega de Espinareda que abrirá una zona de baño en el pueblo del mismo nombre y en San Martín de Moreda.

El resto de localidades que tendrán habilitada una zona fluvial para uso lúdico serán: Carucedo, IgÜeña, Cacabelos, Molinaseca, Toral de los Vados y Sopeña de Carneros -tm. Villaobispo de Otero-.

 

TITULO:  LA BRUJULA ONDA CERO - La Linterna La Cope - ¿Dónde empieza el civismo?  ,.

LA BRUJULA ONDA CERO,.


 La Brújula es un programa de radio de la emisora española Onda Cero, presentado y dirigido por David del Cura. Es el tercer espacio en audiencia en la franja nocturna, retransmitiéndose entre las 20 y las 24 horas, tiempo que dedica a un análisis de la actualidad, el deporte, la economía (con el espacio denominado La Brújula de la Economía) y el debate político., etc,.
 

  La Linterna La Cope ,.
 
  'La Linterna' es el programa de radio informativo, político y económico, cultural y de debate nocturno de la Cadena COPE. Dirigido y presentado desde 2009 por Ángel Expósito, se emite de lunes a viernes de 19:00 a 23:30 horas, correspondiendo la última hora de los viernes a 'La Linterna de la Iglesia', dirigida y presentada por Faustino Catalina,.

 ¿Dónde empieza el civismo?,.

 

Colau admite que no podrá aprobar su reforma de la ordenanza de civismo |  Cataluña | EL PAÍS

foto / Hace algún tiempo que el Ayuntamiento de Barcelona reclama con más o menos eficacia unas nuevas actitudes cívicas, una buena educación colectiva, un respeto por el decoro urbano, reconociendo, por lo tanto, que en muchos de nuestros barrios no abundan esas cualidades. Estos barrios son, efectivamente, sucios, descuidados, envejecidos, atacados por grafitistas maleducados, con procesos de construcción incontrolados, ensuciados por las pésimas instalaciones de las compañías suministradoras y por las inmensas acumulaciones de basura doméstica y comercial. Lo alarmante es que esto no ocurre en todos los barrios, sino especialmente en los ocupados por los ciudadanos más pobres, por inmigrantes y por los sin techo locales, que suelen ser, además, los más frecuentados por el turismo multitudinario, una población bastante desvinculada del orden colectivo. Ciutat Vella es un ejemplo, y lo son también los centros de los antiguos barrios agregados.

Parece que el Ayuntamiento piensa corregir esta situación reclamando a los ciudadanos y a los turistas un mayor civismo, es decir, educándolos en términos teóricos para una correcta vida colectiva, una educación que no recibieron en las escuelas a las que asistieron en su juventud, cuando los principios de urbanidad no se consideraban prioritarios.

Un paso incuestionable, aunque con resultados lentos y a largo plazo, es corregir esos viejos defectos pedagógicos y lograr que las escuelas influyan en el futuro comportamiento cívico, no sólo de sus alumnos, sino de todo el ambiente familiar que les corresponde. Una escuela pública es un instrumento para mejorar todo un barrio, tal como se propusieron las escuelas municipales de la primera mitad del siglo pasado, dirigidas y potenciadas por insignes transformadores sociales bajo criterios políticos muy precisos. Aparte de esta reestructuración a fondo, no creo que el método de los discursos y las advertencias sea muy eficaz. De momento, no está dando resultados evidentes. El único método seguro es la actuación directa del Ayuntamiento y las demás administraciones responsables, imponiendo en sus propios ámbitos los mejores ejemplos de buena educación y corrigiendo rápidamente los abusos. Muchos problemas de inadecuación personal -la de los sin techo, los inmigrantes deslocalizados y las tribus urbanas propias y turísticas, el uso abusivo de los espacios públicos, etcétera- no se resolverán por sí solos ni con los discursos convencionales, sino con una profunda atención particularizada y con la oferta de adecuados auxilios que se imbriquen real y profundamente en las raíces de los desórdenes sociales.

Pero hay problemas concretos que se pueden solucionar -o atenuar- con acciones concretas que sean ejemplos de las propias administraciones. No se puede exigir que el ciudadano se comprometa al decoro urbano si ese decoro no se impone en la limpieza de las calles, en la lucha contra los grafitos, en la decencia física de los edificios oficiales, en la política de saneamientos de las viviendas obsoletas y depauperadas, en la prohibición de aglomeraciones inhumanas en casas destartaladas que se convierten en chabolas ignominiosas, en la reglamentación de unos usos temporales dignos y equitativos que sustituirían el sistema de los okupas, en la regulación fiscal de las viviendas desocupadas y abandonadas, en la exigencia de un mínimo decoro a las instalaciones comerciales, a los mercadillos, a la venta ambulante, a la publicidad abusiva, a las acumulaciones de ruidos insoportables.

Es evidente que en casi todos estos aspectos el Ayuntamiento ha hecho algunos esfuerzos y que la ciudad de hoy es incomparable con la de los años negros del franquismo. La operación Barcelona posa't guapa, la nueva actividad en la construcción y el mantenimiento de algunos -no todos- parques y jardines y, sobre todo, las grandes y las pequeñas actuaciones urbanísticas -el Raval, las áreas olímpicas, las reformas internas de los distritos, etcétera- aportan resultados positivos. Pero casi todos ellos marcan una tendencia no muy esperanzadora: ha tomado más importancia el arranque de la intervención que el esfuerzo para su adecuado mantenimiento como punto de apoyo de una política de nuevo civismo. No se puede generalizar porque hay excepciones muy meritorias, pero, a veces, parece que haya una interrupción ideológica entre los esfuerzos para transformar físicamente la ciudad y el empeño en hacer de esa transformación el contenedor de una nueva forma de vida y, en consecuencia, de un nuevo civismo. A menudo, la transformación física no garantiza su fundamental objetivo: enseñar a vivir mejor en términos sociales y políticos.

Los discursos éticos, por muy bien formulados que estén, no cambiarán las maneras de ser colectivas si no se acompañan con el ejemplo y la actuación radical del que los pronuncia, o si no vienen solidificados desde la enseñanza primaria e impuestos por unos núcleos sociales responsables y con autoridad. El ejemplo, la formación escolarizada y la autoridad sin quiebras tendrían que sustituir a los discursos demasiado abstractos y paternalistas, lo cual, naturalmente, es mucho más caro y exige unos programas más precisos, adaptados a la realidad tan cambiante e inesperada. Pero, a pesar de las dificultades, ésa es la política urbana que debemos exigir.

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