BLOC CULTURAL,

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martes, 19 de abril de 2022

VIVA LA VIDA - La comisaria Cecilia Alemani ,. SABADO-23- Abril ./ VIVA LA VIDA - Los que van a seguir usando mascarillas: “No me la voy a quitar. Es una salvajada que se relaje todo”,.DOMINGO - 24 - Abril ,. / Ese programa del que usted me habla con - Libia agrava su crisis con una bicefalia en el poder ,. / Tarde de toros - La peña taurina organiza un tentadero en la plaza de toros el día 30 de octubre,.

          TITULO:  VIVA LA VIDA - La comisaria Cecilia Alemani ,. SABADO- 23 - Abril  ,.

 El sabado-   - 23 - Abril  a las 16:00 por Telecinco , foto,.

La comisaria Cecilia Alemani,.

Una Bienal de Venecia contra “el ideal del hombre blanco”,.

La comisaria Cecilia Alemani, responsable de la High Line de Nueva York, ha seleccionado un 90% de mujeres para la gran cita del arte contemporáneo, que se inaugura esta semana en la ciudad italiana tras una pausa de tres años. Entre ellas figuran seis españolas,.

De los 213 artistas incluidos en la nueva edición de la Bienal de Venecia, que se inaugurará esta semana tras una pausa de tres años provocada por la pandemia, menos de un 10% serán hombres. Es la menor proporción en la historia de la gran cita del arte contemporáneo desde su creación en 1895, un gesto que la comisaria Cecilia Alemani (Milán, 44 años) concibió como un reequilibrio necesario. “Durante su primer siglo de historia, solo hubo un 10% de mujeres”, sostiene la responsable de la exposición principal, que también dirige el programa artístico de la High Line de Nueva York, el paseo elevado sobre el ferrocarril que en otro tiempo cruzaba el barrio de Chelsea.

En su declaración de intenciones para esta 59ª edición de la bienal, que abrirá sus puertas al público el próximo sábado (y a los profesionales, desde el miércoles), Alemani afirma que aspiraba a indagar en “la simbiosis, la solidaridad y la sororidad”, nociones en alza en la historiografía reciente. También quiso oponerse “al ideal universal del hombre blanco” como “centro inmutable del universo y medida para todas las cosas”, añade en una terraza del barrio veneciano de Castello, a pocos días de la inauguración de una edición accidentada, aplazada por la covid y que Alemani tuvo que preparar a distancia durante dos años, a base de innumerables entrevistas con cientos de artistas vía Zoom y de visitas virtuales a sus estudios. “El inicio de la guerra en Ucrania tampoco facilitó las cosas”, sonríe Alemani. El conflicto no estará presente en la muestra, que ya estaba cerrada antes de que estallara. “Pero tal vez podamos encontrar una relación: la guerra también es el resultado de esa misma visión del mundo, de la centralidad ocupada por un hombre solo que toma decisiones en el nombre de pueblos enteros”.

Pese a todo, la guerra ocupará un lugar importante en Venecia. En las últimas semanas, la bienal ha improvisado una exposición al aire libre, bautizada como Piazza Ucraina, que irá a cargo de los comisarios del pabellón del país, obligados a abandonar el proyecto en febrero tras el comienzo de la invasión rusa. “Una bienal tiene muchas funciones y una de ellas es reflejar el estado del mundo. Y aún más Venecia, al ser la más antigua del mundo. Ha sido testigo de los temblores de la historia, de las guerras mundiales y del Mayo del 68. No solo ha reflejado el arte de cada momento, sino que ha actuado como un sismógrafo”, opina Alemani, que anuncia una edición cargada de arte político. “Aunque será político de una manera más íntima e introspectiva, menos declamatoria, tal vez porque estos dos años el activismo se ha hecho de otra manera, sin protestas en la calle”, advierte.

La exposición se titula The Milk of Dreams, como el cuento infantil Leche del sueño, que Leonora Carrington escribió para leerlo a sus hijos al acostarlos. “Es un relato que habla de seres mutantes e imagina un mundo en metamorfosis constante, en el que cada cual puede cambiar y adoptar una nueva forma”, resume la comisaria. La relación con el mundo de hoy, plagado de debates sobre la fluidez identitaria y el transhumanismo, le pareció obvia. La tesis de Alemani se centra en las mutaciones de los cuerpos en su relación con la tecnología y ante la amenaza de la crisis climática, que se han visto acentuadas por los cambios que la pandemia ha provocado en las interacciones sociales. También indagará en la vigencia del movimiento al que Carrington estuvo asociada, el surrealismo, en el que Alemani ve una insospechada actualidad: “Vuelve a estar en el aire, tal vez porque vivimos una época similar al periodo de entreguerras, con el nuevo auge del autoritarismo y una atmósfera reaccionaria. Los artistas usan métodos parecidos, como la imaginación y el inconsciente, no como forma de evasión, sino para ofrecer otra lectura del mundo”.

Esta será una “bienal transhistórica”, como la define su comisaria, en la que casi la mitad de los artistas participantes están muertos. La intención ha sido trazar una genealogía alternativa de movimientos como el futurismo, la Bauhaus o el mismo surrealismo que explique parte del arte que se produce hoy. “Cuesta que alguien me cite a una surrealista que no sea Frida Kahlo. No digo que el trabajo de las mujeres sea más relevante que los de Dalí o Max Ernst, y en ningún caso quería compararlos, pero yo voy a ver una exposición para aprender, por ingenuo que suene. Y no sé si recurrir siempre a los mismos nombres nos permite instruirnos”, dice Alemani. Por otra parte, la renovación de nombres es considerable: de los 213 nombres escogidos, 180 participan en la muestra por primera vez y 60 de ellos tienen menos de 40 años. En la lista de artistas incluidos, figuran nombres históricos como Sonia Delaunay, Sophie Taeuber-Arp, Dorothea Tanning, Hannah Höch o Claude Cahun, así como otros más recientes, como Nan Goldin, Rebecca Horn, Barbara Kruger, Paula Rego, Carol Rama, la cubana Belkis Ayón o la chilena Cecilia Vicuña, que recibirá el León de Oro de esta edición junto a la alemana Katharina Fritsch por el conjunto de sus trayectorias.

El mejor año para el arte español

Dos artistas españolas, Teresa Solar (Madrid, 36 años) y June Crespo (Pamplona, 40 años), figuran en la exposición principal de la bienal, rompiendo con la habitual ausencia de nombres del ámbito estatal en las grandes citas internacionales de los últimos años. Las dos participantes aplauden el gesto. “Faltan más miradas hacia España y ojalá nuestra presencia en la bienal permita que el interés aumente. Yo no soy un caso aislado en el desierto, formo parte de un ecosistema rico y con propuestas de calidad”, responde Solar, que acude a la bienal con una escultura de gran formato que unirá el lenguaje de la cerámica con el de la ingeniería. Crespo incide en lo mismo, aunque señala otros factores para explicar la invisibilidad de los artistas españoles de su generación en el extranjero. “Es una cuestión de cómo nos miran, pero también de tener la voluntad de salir. A veces nos acomodamos un poco, porque aquí todo nos resulta más fácil”, afirma Crespo, que presentará esculturas híbridas llenas de “huecos activos y cavidades eróticas”, que ligarán con la idea del cuerpo en metamorfosis que dictó Cecilia Alemani, que hasta ahora no conocía su trabajo, a diferencia del de Solar. Además, cuatro artistas muertas más aparecerán en las “cápsulas históricas” que ha preparado Alemani: Remedios Varo, Maruja Mallo, Josefa Tolrà y Georgiana Houghton, británica nacida en Canarias que se adelantó, junto a la sueca Hilma af Klint, a las pinturas abstractas de Kandinsky, consideradas hasta hace pocos años las primeras de la historia.


TITULO : VIVA LA VIDA - Los que van a seguir usando mascarillas: “No me la voy a quitar. Es una salvajada que se relaje todo”, Domingo -24- Abril,.

El domingo -24- Abril  a las 16:00 por Telecinco , foto,.

Los que van a seguir usando mascarillas: “No me la voy a quitar. Es una salvajada que se relaje todo”,.

España levanta la obligatoriedad de usar el cubrebocas en interiores este miércoles, pero algunos seguirán usándolo. Por miedo a sufrir la covid, por tener un estado de salud delicado o para evitar infecciones por otros microorganismos,.

La mascarilla tiene los días contados. El Consejo de Ministros prevé suprimir este martes la obligatoriedad de usar el cubrebocas en interiores y, en cuanto esta directriz se publique en el Boletín Oficial del Estado al día siguiente, el miércoles, los españoles podrán entrar a cara descubierta en un restaurante o en un museo. Aunque habrá que seguir llevándola en los centros sanitarios, para visitas a residencias de ancianos, en farmacias, o en el transporte público. A falta de conocer los pormenores del BOE y nuevas excepciones que surjan, en los centros de trabajo queda la decisión en manos de los servicios de prevención de riesgos laborales.

En cualquier caso, habrá gente que seguirá utilizando la mascarilla dentro y fuera. Por obligación o porque sí, porque les da más seguridad, porque tienen miedo a sufrir la covid, porque tienen un estado de salud delicado o, simplemente, porque les resulta más cómodo y evitan infecciones por otros microorganismos, como la gripe.

“No voy a perder esta vida que me han regalado con el trasplante”

Joan Alba volvió a nacer el 20 de septiembre de 2017. Después de 48 años con una cardiopatía que lo mantenía al filo de la vida, un trasplante de corazón le dio “una segunda oportunidad”, sostiene. “No voy a perder esta vida que me han regalado. Yo no me voy a quitar la mascarilla y creo que es una salvajada que se relaje todo. La covid no se ha ido”, explica este vecino de Les Roquetes de Sant Pere de Ribes (Barcelona), de 53 años.

Para Alba la mascarilla “nunca fue un problema”. Tras el trasplante, estuvo un año moviéndose con ella a todas partes y, cuando las autoridades sanitarias ordenaron su uso obligatorio a causa de la pandemia, “ya estaba acostumbrado a llevarla”. Y ha cumplido —y cumple— a rajatabla: “Si voy a un restaurante, me la quito cuando como, pero me la vuelvo a poner entre plato y plato. Yo voy con una mascarilla FFP3 desde el primer momento y me siento protegido. A veces la gente se te queda mirando, cuando iba por la calle tras el trasplante me llamaban Michael Jackson, pero me da igual: ande yo caliente, ríase la gente”.

Antes del trasplante Alba sufrió cerca de una decena de fibrilaciones auriculares, infartos y taquicardias. Apenas podía moverse y ahora juega al tenis, al pádel y dice que, en el primer año tras la intervención, llegó a caminar 20 kilómetros al día. No quiere perder todo eso, “la calidad de vida y la autonomía” que tiene ahora: “Yo soy egoísta, miro por mí. Si la gente no quiere usar la mascarilla, el problema será de ellos. Yo seguiré protegiéndome y mi familia también es muy prudente. Yo interactúo poco, evito aglomeraciones y he creado automatismos, como poner la mano en lugar de dar dos besos cuando alguien viene a saludar”.

“Visito personas mayores. Tengo que llevar el cubrebocas por precaución”

En el casco antiguo de Casar de Cáceres, Vidal Arias, sacerdote de 57 años de la parroquia de la localidad, pasea su mano por los bordes de los bancos de la Iglesia. Vestido con el alba y la estola, susurra: “Ahora llega lo peor, cuando la gente se relaja”. Arias seguirá con la mascarilla durante algunos momentos de la eucaristía, como al dar la comunión, pero también durante su día a día. “Mi madre está enferma, en casa. Y también visito a enfermos y gente mayor. Tengo que llevarla puesta por precaución”, cuenta.

El párroco recuerda la angustia que sintió al no acompañar espiritualmente a las familias que perdieron a alguien. Las palabras del sacerdote reclaman una prudencia que contenga el regreso del virus, pero que no impida disfrutar de los días señalados del calendario, como las procesiones de Semana Santa: “Los feligreses tenían ganas de celebrarlas. Eso también es importante”.

“No es miedo, pero trabajo muy cerca de la cara de la gente”

Charo Meléndez, de 61 años, lleva 24 como maquilladora en Canal Sur Televisión. Tanto ella como el resto de compañeros de maquillaje y peluquería tenían claro que después del 20 de abril seguirían llevando la mascarilla FFP2. “No es por miedo, pero trabajamos muy cerca de los invitados y ellos no llevan protección. Es una forma de evitar contagiar y contagiarnos”, explica. En estos dos años de pandemia ella no ha enfermado por covid, aunque sí ha tenido que guardar cuarentena porque otra maquilladora se infectó.

Su decisión también ha sido avalada por la empresa, que les ha recomendado que sigan llevando mascarilla a partir del próximo martes. “Cuando estemos solos, como estamos habituados a trabajar juntos, nos la quitaremos, pero si hay que maquillar o peinar a alguien la llevaremos puesta”, puntualiza Meléndez. Ella recuerda la incomodidad que suponía trabajar con la pantalla de plástico en lo más duro de la pandemia. “Se nos empañaba el cristal”, dice. Desde que pudieron prescindir de ella siempre han llevado FFP2, y lo seguirán haciendo. “Hasta que la situación se normalice del todo”, apostilla Meléndez.

“El Gobierno se precipita, el virus aún no se ha ido del todo”

A Vicente Maya, su trabajo en el tanatorio de Casar de Cáceres nunca le había hecho pasar tanto miedo y desazón como los meses más mortíferos de la pandemia. “He levantado de la cama a decenas de ancianos muertos en las residencias por este virus. Parece mentira que se nos haya olvidado. El Gobierno se precipita, el virus aún no se ha ido”, explica Maya, a una semana de cumplir 61 años.

Dentro del velatorio, mientras recoloca unos cirios eléctricos, enumera anécdotas funestas de esas semanas, como apuntando que el sueño de este verano de respirar sin cubrebocas puede desembocar en una pesadilla el próximo otoño. “Yo no me la quito. No puedo obligar a la gente que venga aquí a que sigan siendo responsables. Esto no es una gripe como la gente piensa”, dice y enmudece por un momento. Y sigue describiendo salas llenas de ataúdes y camas vacías de hospitales.

“Si cojo la infección, se la puedo pasar a mucha gente”

Juan Vicente Vinseiro, de 42 años, trabaja como profesor de autoescuela de vehículos pesados en Palma. Seguirá llevando la mascarilla porque trabaja en un habitáculo cerrado con diferentes personas a lo largo del día. “Ahora mismo no me la voy a quitar. Por prevenir, por mí, por mis padres y los niños. Si lo cojo por culpa de alguien, se lo puedo pasar a mucha gente porque cada día estoy con diferentes alumnos un mínimo de 45 minutos con cada uno”, afirma.

Durante su jornada laboral, llevan las ventanas abiertas, siguen ventilando y desinfectando el vehículo cada vez que hay un cambio de alumno y se les pide que sigan llevando la mascarilla durante las prácticas. Pero toda precaución es poca, apunta Vinseiro. Para este profesor de autoescuela, la mascarilla ha resultado una herramienta útil en el trabajo desde que comenzó la pandemia porque todavía no ha pasado la covid. “He trabajado todo este tiempo, he tenido contacto, mínimo con 10 personas cada día, y no lo he cogido, así que la mascarilla me ha tenido que proteger”. Para él es una herramienta de protección “positiva” que tiene totalmente “asimilada”. “No le encuentro mayor pega”, concluye.

“Ni me la quito ni me la quitaré. Soy de alto riesgo”

María Antonia Pastor, de 65 años, está en lista de espera para un trasplante renal. A causa de una enfermedad autoinmune que le diagnosticaron a los 25 años, su riñón falla. De hecho, ya fue sometida a un trasplante hace 24 años, pero el órgano donado ha comenzado a achicarse y vuelve a sufrir una insuficiencia renal que la ha abocado de nuevo a la lista de espera para otra intervención y, mientras aguarda un nuevo riñón, tiene que someterse a un tratamiento de diálisis peritoneal en su casa. El escenario familiar, con su marido también trasplantado, es complicado y de quitarse la mascarilla ni se habla: “Ni me la quito ni me la quitaré. Mi marido y yo somos de alto riesgo”.

Ambos han pasado la covid de forma leve, pero eso no ha restado prudencia en casa: “No tengo miedo. Lo tenía antes de infectarnos, pero ahora ya no. Lo que tengo es respeto porque hay gente que ha estado muy mal y ha fallecido en diálisis”, explica Pastor. Se cuidan mucho, usando mascarilla y vigilando las salidas, apenas van a lugares concurridos, solo a pasear o a hacer ejercicio, pero nada de restaurantes ni multitudes: “No vamos a esos sitios porque es un riesgo que corres. Antes, de hecho, tampoco íbamos en bus o en metro, aunque ahora sí lo hacemos en horas donde hay poca afluencia de gente”, apunta.

“Somos un servicio público y tendremos que seguir usándola”

Para Eleazar Cortés, conductora de autobús de 34 años, la retirada de la mascarilla es un alivio. El uso de cubrebocas le provoca acné e inflamación en la piel. “Es horrible”, cuenta mientras acaricia su barbilla, levemente enrojecida. Pero, se lamenta, no podrá disfrutar de esta nueva realidad durante su jornada laboral. “Somos un servicio público y tendremos que seguir utilizándola. No tenemos más opción, pero es muy incómodo. Los conductores de autobús, de manera casi indispensable, tenemos que llevar gafas de sol. Y con mascarillas, siempre se empañan”, explica esta trabajadora. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha adelantado, en una entrevista a EL PAÍS, que la mascarilla será obligatoria en el transporte público sin excepciones, para usuarios y conductores.

Los pasajeros, dice Cortés, apoyada en uno de los vehículos que maneja, son un problema adicional: “¿Crees que toda la gente llevará en el bolsillo una mascarilla solo para el bus? Al final, tendremos que pelearnos con los pasajeros para que se la pongan, y nosotros no somos guardias”. Esta conductora se resigna. “Por lo que nos han dicho, esto va para largo. Así que ¡ya me estoy comprando cremas buenas para la cara!”, exclama.


TITULO: Ese programa del que usted me   habla con - Libia agrava su crisis con una bicefalia en el poder,.

El martes -26- Abril por La 2 a las 21:30, foto,.

Libia agrava su crisis con una bicefalia en el poder,.

El jefe del Gobierno de transición sale ileso de un ataque en Trípoli. El Parlamento nombra nuevo primer ministro, pero el actual no dejará su cargo,.

El Parlamento de Libia, con sede en la ciudad de Tobruk —este del país—, ha nombrado a mano alzada este jueves a Fati Basaga, anterior ministro del Interior en el Gobierno de transición, como primer ministro interino. Mientras tanto, en Trípoli —en el oeste—, el primer ministro del llamado Gobierno de unidad o de transición, Abdelhamid Dabeiba, ya declaró el miércoles que no abandonará su cargo, que solo entregará el poder a alguien salido de las urnas y que en junio pretende convocar elecciones legislativas. La ONU informó de que seguirá apoyando el papel de Dabeiba, según confirmó el portavoz Stéphane Dujarric.

Dabeiba sufrió en la noche del miércoles al jueves un atentado del que salió ileso mientras los asaltantes que dispararon contra su coche lograron escapar sin ser identificados, según informó en un primer momento el canal Al Arabiya TV. El coche del mandatario fue tiroteado sin que hubiera víctimas mientras Dabeiba se dirigía a casa, según informó el diario The Libya Observer. Las circunstancias del ataque, del que informó el Ministerio del Interior, según la agencia France Presse, plantean tantos interrogantes como el contexto político de un país con dos jefes de Gobierno.

Tanto Basaga, de 59 años, como Dabeiba, de 62 años, nacieron en la ciudad de Misrata, que tradicionalmente estuvo enfrentada a las fuerzas del este. Basaga disputó a Dabeiba en febrero del año pasado el puesto de primer ministro de transición, pero la candidatura de Dabeiba ganó con 39 de los 73 votos emitidos en un foro promovido por la ONU. A partir de ese momento, Basaga fue estrechando más y más sus lazos con las autoridades militares del este.

Libia vuelve ahora a la misma situación esquizofrénica de tener dos autoridades paralelas, algo que este país de 6,8 millones de habitantes sufrió desde 2014 hasta febrero de 2021. La ONU consiguió hace justo un año que las dos partes enfrentadas eligieran un Gobierno de transición que tenía como principal misión celebrar elecciones legislativas y presidenciales el 24 de diciembre.

Pero llegada esa fecha, todo el mundo sabía que no se estaban dando las condiciones políticas ni de seguridad necesarias para celebrarlas. Finalmente, el 21 de diciembre, solo tres días antes de la fecha prevista, una comisión del Parlamento libio declaró que era imposible celebrar los comicios. No había ninguna fecha alternativa para celebrarlos ni una hoja de ruta clara. Dabeiba dijo en un primer momento que no concurriría a las presidenciales, pero luego presentó su candidatura. Y en el este también presentó su candidatura el mariscal Jalifa Hafter, de 78 años, que está considerado entre una parte de la población, sobre todo en el oeste del país, como un criminal de guerra.

Ahora, Libia se encuentra una vez más bloqueada. Y la ONU, en busca del enésimo plan de transición. El portavoz de la ONU, Farhan Haq, advirtió este lunes desde Nueva York de que duplicar instituciones supone “volver a esa especie de desacuerdo y desorden que ha marcado al país en la pasada década”, en declaraciones recogidas por la agencia Efe. Pero en Libia hay demasiadas potencias extranjeras jugando al ajedrez geopolítico y no se atisba la opción de un consenso entre el este y el oeste.


En el este del país, el hombre fuerte sigue siendo el mariscal Hafter. Los países que le han respaldado hasta ahora son Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Rusia y, en el plano diplomático, Francia. En Trípoli, el Gobierno de unidad o de transición tiene como aliado indispensable a Turquía. Y como gran socio diplomático, Italia.


TITULO:  Tarde de toros -  La peña taurina organiza un tentadero en la plaza de toros el día 30 de octubre,.  


La peña taurina organiza un tentadero en la plaza de toros el día 30 de octubre,.

Se lidiarán cinco reses de las ganaderías de Diego García de la Peña y Miguel Higuero y tras ello habrá tapeo y música en directo,.

foto / La peña taurina Luis Reina de Almendralejo organiza el sábado 30 de octubre un desafío ganadero en la plaza de toros de la ciudad, en la que se lidiarán cinco reses de las ganaderías de Diego García de la Peña y Miguel Higuero.

Se trata de una actividad habitual en esta peña taurina, que reúne cada año a decenas de aficionados en una jornada taurina, según fuentes de la organización.

La actividad comenzará a primera hora de la tarde de ese sábado y después del tentadero, se servirán comidas a los asistentes y habrá música en directo con el coro rociero Puente Real.

Esta V Jornada Práctica Cultural Taurina servirá para retomar la agenda de actividades por parte de esta peña taurina.

El precio para los asistentes es de 8 euros para los socios y de 15 euros para los que no sean socios. Es imprescindible inscribirse previamente en la peña para poder asistir.

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