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sábado, 16 de abril de 2022

DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES - Lecciones de un virus llamado SARS-CoV-2 ,. / EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - Cuidarse desde el interior ,. / Donde comen dos -Daniel Felipe Martínez se lleva la Vuelta al País Vasco,.

          TITULO:  DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES -Lecciones de un virus llamado SARS-CoV-2  ,.

 DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES -  Lecciones de un virus llamado SARS-CoV-2 ,.  , fotos. 

Lecciones de un virus llamado SARS-CoV-2,.


Cuando la pandemia termine, probablemente no acapare grandes titulares. En el momento en el que este coronavirus deje de ser un problema global, llevaremos tanto tiempo sin mascarillas, sin cuarentenas, aislamientos y cierres que seguramente no nos parecerá una noticia especialmente destacable. Por ahora, la pandemia continúa. Y quedan claros algunos aprendizajes.( Desayuno,. )

Cuando a finales de diciembre de 2019 China dio las primeras señales de alarma y reconoció oficialmente que estaba detectando neumonías de origen desconocido en la provincia de Hubei, los servicios de alerta del resto del mundo tomaron nota sin muchos aspavientos. Ningún reproche: reciben a diario señales sospechosas que en la gran mayoría de las ocasiones acaban en nada. Poco después, el 7 de enero, se secuenció el patógeno que las causaba. Estábamos delante de un nuevo coronavirus, que se bautizó como ­2019-nCoV (nuevo coronavirus de 2019) y que acabó recibiendo el nombre de SARS-CoV-2 por su parentesco con el que causa el síndrome respiratorio agudo severo (SARS)..( Cena,.) 

El nuevo virus de 2019 siguió sin despertar muchos recelos al principio: se pensaba que no se podía transmitir entre humanos. A tiro pasado es fácil detectar errores, pero si algo enseñó a la comunidad científica aquella experiencia es que a los coronavirus no se les debe atribuir presunción de inocencia. Para cuando se confirmó su capacidad de transmisión ya era tarde, había comenzado a circular por el mundo y a causar dos años de olas pandémicas.

Fueron multitud los analistas que, ante el mayor confinamiento de la historia hasta entonces en la ciudad de Wuhan, de 11 millones de habitantes, se apresuraron a aclarar que algo parecido era impensable en una democracia. Si los chinos encerraron a la gente en sus casas era porque vivían bajo un régimen totalitario que controlaba cada movimiento de sus ciudadanos. Pasaron menos de dos meses entre estas afirmaciones y que esos mismos comentaristas tuvieran que escribir o salir en la tele desde sus casas.

Un tercio de la humanidad estuvo encerrada en primavera de 2020. España, que había tardado en reaccionar, optó por uno de los confinamientos más duros de Occidente. Ni siquiera a dar un paseo se pudo salir durante mes y medio. Claro que era la época en la que íbamos a comprar al supermercado con guantes y sin mascarilla. Sabíamos todavía poco de ese bicho microscópico que se ha cobrado hasta el momento más de seis millones de vidas en todo el mundo. Oficialmente. A buen seguro, la cifra se queda corta; la revista The Lancet la eleva a 18 millones.

El lenguaje bélico ha sido habitual en la pandemia. Las diferencias con una guerra de verdad las estamos viendo ahora. Una de ellas es que, salvo unas cuantas mentes creativas que negaron la covid, el resto del mundo luchó contra ella unido. Había dos bandos: la humanidad y el coronavirus.

Desde el principio estuvo claro que si algo podía solucionar la situación era la ciencia. En pocas semanas ya había prototipos de vacunas y en menos de un año estaban listas las primeras seguras y eficaces. Aunque fueron perdiendo efectividad a la hora de evitar la transmisión a medida que el virus mutaba y que pasaba el tiempo desde el pinchazo, se mostraron como un arma muy valiosa para rebajar drásticamente las posibilidades de acabar en un hospital si una persona se infectaba.

Ese proceso también nos enseñó que aunque la gestión de la crisis en España no fue ejemplar, sí puso en marcha un programa de vacunación modélico, logró sus objetivos en tiempo y forma antes que la mayoría de los países homologables y hoy en día más del 90% de los mayores de 12 años tienen la pauta completa.

Después de la primera ola, pocos se imaginaban que llegarían, al menos, cinco más. “Hemos vencido al virus”, dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en junio de 2020. Por entonces, en España habían muerto, oficialmente, unas 27.000 personas por culpa de la covid. Desde esas palabras han fallecido al menos 75.000 más, según datos del Ministerio de Sanidad.

Esa sensación de final de la pandemia ha sido recurrente: sucedió a principios del verano de 2021, cuando la quinta ola hizo su aparición entre los estudiantes, y sobre todo el pasado otoño. Parecía que todo había terminado cuando una mutación del virus lo convirtió en uno de los más contagiosos de la historia y causó el mayor número de infecciones que se han registrado. Las vacunas evitaron el colapso hospitalario y redujeron la letalidad, pero el coronavirus dejó patas arriba una atención primaria que todavía se está recuperando y más de 10.000 personas fallecieron como causa de la covid en España en la sexta ola.

En marzo de 2022 Sanidad ha dado por superada “la fase aguda” de la pandemia. Ya no hará pruebas a personas con síntomas (y tampoco tendrán que aislarse) si no son mayores de 60 años o vulnerables. El tiempo dirá si hemos vuelto a precipitarnos al cantar victoria.

Las medidas que el ser humano ha puesto en marcha para frenar el virus son variadas: confinamientos, mascarillas, reducción de aforos, gel hidroalcohólico, limitación de reuniones, toques de queda, restricción de viajes… Ha quedado bastante claro que esto puede amortiguar su impacto, pero en absoluto evitarlo. Hasta este mismo año podía caber alguna duda: muchos países asiáticos consiguieron reducir los contagios a cifras ridículas gracias a la estrategia cero covid, que consiste a grandes rasgos en cerrar sus fronteras a cal y canto y un aislamiento riguroso de cada infectado y sus contactos.

Pero la variante ómicron no entiende de estrategias. Los diagnósticos en países como China y Corea están disparados y temen vivir ahora tragedias similares a las de Occidente en otras olas. Aunque las vacunas reduzcan la mortalidad, el crecimiento de contagios es tan rápido que puede ser capaz de colapsar los hospitales.

Una pandemia no termina hasta que no deja de ser un problema global. Y ese momento todavía no ha llegado. Cuando lo haga ya no le importará a casi nadie.


TITULO:   EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - Cuidarse desde el interior,.

 EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - Cuidarse desde el interior,  fotos,.

Cuidarse desde el interior,.

Uno de los componentes del organismo que nos interesa mantener en perfecto estado de revista es el sistema inmunitario. Consumir cítricos, hidratarnos correctamente, dormir las horas necesarias y practicar ejercicio físico ayudan a ponerlo a punto,.



«Lea las instrucciones antes de empezar a utilizarlo».

¿Quién no ha reparado en esta frase al abrir el embalaje de un aparato nuevo? A veces hacemos caso y otras –demasiadas, quizás– ignoramos la recomendación y nos lanzamos a utilizar el aparato de manera intuitiva, a veces pagando caras las consecuencias de esa osadía.


En lo que todos coincidimos es en lo estupendo que sería que los humanos naciéramos también con un libro de instrucciones. De hecho, los científicos nos dedicamos en gran medida a descifrar cómo funciona cada célula, cada órgano, cada sistema y cada aparato humano para escribir nuestro propio «manual».


Entender cómo funciona todo en nuestro interior tiene muchas ventajas, aunque la principal es que nos permite cuidarnos y llevar una vida saludable. Esto es aplicable a todas las etapas de la vida, pero sobre todo a la infancia y la vejez. La infancia, por ser la mejor edad para adquirir buenos hábitos. Y la vejez, porque es una etapa muy vulnerable en lo que a la salud se refiere.

Sistema inmunitario a punto

Uno de los componentes del organismo que nos interesa mantener en «perfecto estado de revista» es el sistema inmunitario. Se trata de un sistema complejo, formado por muchos tipos diferentes de células que actúan de forma coordinada entre sí. Para complicar aún más las cosas, estas células se encuentran repartidas por diferentes lugares de nuestro organismo.

Cuando somos atacados por un patógeno, o se produce una alteración imprevista, las células del sistema inmunitario se ponen en marcha y organizan la respuesta para acabar con el agente responsable del daño.

¿Cómo podemos contribuir a que este engranaje esté bien engrasado? He aquí algunos consejos que ayudan a que el sistema inmunitario funcione eficazmente.

1. Hidratación adecuada

El 70 % de nuestro peso corporal es agua. Es un componente esencial para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, de todos los órganos en general.

En el caso concreto del sistema inmune, se combinan varios factores. Por un lado, el agua es esencial para que circulen correctamente los componentes del sistema inmune y los nutrientes que necesitan para funcionar. Por otro, se ha demostrado que estados de baja hidratación nos hacen más vulnerables a los gérmenes. Sin ir más lejos, en el caso concreto de la covid-19, hay estudios que demuestran que con las células poco hidratadas semanas antes de la exposición al virus se producen cambios en las células pulmonares que favorecen la infección.

2. Alimentación sana y equilibrada, con poca sal

La dieta debe ser variada, comer de todo en su justa medida. El consumo de legumbres, verduras y frutas, especialmente los cítricos, es muy importante para cuidar el sistema inmunitario. Si ir más lejos, se ha demostrado que el consumo habitual de zumo de naranja reduce la inflamación.

Además, existen evidencias de que tanto el excesivo consumo de sal como una dieta rica en grasas debilitan al sistema inmune.

Por el contrario, este se ve reforzado si nuestra dieta es rica en zinc, selenio y vitaminas C, D o E.

Asimismo se ha demostrado que existe una estrecha relación entre la dieta, la microbiota intestinal y el correcto funcionamiento del sistema inmune.

3. Sueño reparador

Dormir lo suficiente es indispensable para gozar de buena salud. Sin embargo, los problemas del sueño están a la orden del día en la sociedad actual. Entre otras cosas porque la ansiedad y la prisa permanente afectan a la capacidad de dormir de la forma que necesitan tanto nuestro cuerpo como nuestro sistema inmunitario.

Por si fuera poco, dormir las horas necesarias (de 7 a 8 horas) influye en el correcto funcionamiento del ritmo circadiano (períodos de luz y oscuridad) y con ello en la acción de algunas hormonas como la melatonina, que a su vez es muy importante para el funcionamiento de los glóbulos blancos, células esenciales del sistema inmunitario.

4. Actividad física

Ni la edad, ni la condición física, ni siquiera la falta de tiempo pueden servir de excusa para dejar de practicar ejercicio. Según la OMS basta con 150 minutos de actividad aeróbica a la semana para tener una salud de hierro.

En lo que respecta a las defensas, la práctica de ejercicio está relacionada con la liberación de determinadas endorfinas beneficiosas para el sistema inmunitario, que movilizan a las células inmunes y mantienen a raya la inflamación. Además, recientemente se ha descubierto que el movimiento estimula la producción tanto de células óseas como de células del sistema inmune.

5. Higiene

Ni que decir tiene que la higiene es otra medida fundamental, empezando por la de las manos (en el foco desde la pandemia) y la salud bucodental. Tan importante como lavarse a conciencia es secarse, ya que de lo contrario la piel se queda húmeda y fomenta el crecimiento de hongos y otros microbios.

Desde el punto de vista del sistema inmune, el debate gira en torno a si el exceso de higiene en los primeros años de vida resulta contraproducente al impedir el funcionamiento óptimo del sistema inmune para su maduración, aumentando de esta forma la aparición de enfermedades autoinmunes y alergias.

6. Vacunación

En cierto modo, la vacunación se puede definir como el «aprendizaje» al que sometemos a las células del sistema inmunitario para que estén preparadas cuando llegue una infección y sepan cómo enfrentarse a ella. Esto es particularmente importante en infecciones que pueden producirnos enfermedades graves.

La vacunación es más frecuente en la edad infantil, porque en este periodo nuestro sistema inmunitario es más inmaduro y necesita aprender. Pero también es muy importante en las personas mayores o vulnerables. La edad es un factor fundamental en el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.

7. Optimismo y naturaleza

El concepto de salud global de la OMS incluye la importancia de la salud mental y emocional para la salud física de nuestro organismo. Por lo tanto, también es un punto importante a tener en cuenta. Mientras que el cortisol que liberamos en situaciones estresantes amordaza al sistema inmune, hay evidencias de que estar de buen humor lo estimula. A veces basta dar un paseo por la naturaleza o escuchar música que nos pone de buen humor para reforzar nuestras defensas.

8. Adiós a los hábitos nocivos

Finalmente también hay que evitar los malos hábitos que dañan nuestra salud. El abuso del alcohol es demostradamente dañino. Por otro lado, existen evidencias de que las personas fumadoras tienen más infecciones y son más graves.

¿Cómo podemos saber si estamos cuidando adecuadamente nuestro sistema inmunitario? Un indicador negativo puede ser la aparición de infecciones de forma continuada. En este caso debemos revisar los puntos anteriormente descritos e intentar mejorar nuestros hábitos.

Y si el problema persiste, lo mejor siempre es consultar a nuestro médico para que nos haga un estudio más detallado y seguir sus recomendaciones.

 TITULO:  Donde comen dos -Daniel Felipe Martínez se lleva la Vuelta al País Vasco,.

Daniel Felipe Martínez se lleva la Vuelta al País Vasco,.

El colombiano desbanca a Evenepoel, agotado y sin equipo en la ascensión a Arrate, donde ganó Jon Izagirre, foto,.

En tiempos de la posguerra, Antón Barrutia, que murió hace menos de un año, ganó la subida a Arrate después de sobornar a un brigada del cuartel de Vitoria, donde hacía el servicio militar, con quinientas pesetas y dos raciones de champiñones. El suboficial le dejó irse hasta Eibar en su bicicleta. Viajó, corrió, ganó y se llevó 9.000 pesetas de premio. Ya no se hacen esas cosas, ni siquiera hay mili, y posiblemente, ningún chaval de las nuevas generaciones del ciclismo, sepan lo que era. Ahora hay más medios, los equipos protegen a los ciclistas en un deporte que ya no es individual sino colectivo.

Tal vez por ello, algunos se creen que lo saben todo. Le preguntaron a Remco Evenepoel, un talento indudable, por la etapa de la Itzulia; por su perfil montañoso, agotador para cualquiera, porque en la Tirreno-Adriático estuvo un poco flojeras en las cuestas, y contestó con suficiencia: “Es el motivo por el que pasé tres semanas en Tenerife, para mejorar mi perfil como escalador”. Como si las carreteras insulares fueran un curso CCC de radiomontador, de secretariado o de peluquería por correspondencia, como anunciaban los periódicos en los tiempos de Barrutia. La panacea, vamos.

Partía el belga con dos segundos de diferencia sobre Daniel Felipe Martínez, el ciclista agazapado, que tras pasar por la Itzulia de puntillas, sin hacer ruido, estaba ahí, como una gran amenaza, y lo peor de todo, Evenepoel no tenía un equipo sólido a su servicio. La habitual manada de lobos del Quick Step era una reunión de perrillos falderos en el parque. Solo Alaphilippe aguantó hasta donde pudo.

Así que el líder tuvo que hacerlo todo como en un curso CCC, en solitario. Por eso, cuando después de que el Ineos del colombiano Martínez pusiera un ritmo infernal con Carlos Rodríguez y, sobre todo, Omar Fraile, las cosas se pusieron serias en la ascensión a Krabelin, es decir, la subida a Arrate por el lado más duro. Roglic, haciéndole el trabajo a Jonas Vingegaard, porque no tenía piernas para más, rompió el grupo y Evenepoel, después de un esfuerzo supremo, consiguió enlazar cuando las rampas superaron el 17%. La primera vez, claro, porque a la segunda ya no pudo. Quedaban más de 37 kilómetros a la meta y viajaban por delante Enric Mas, Jonas Vingegaard, Jon Izagirre y la gran amenaza, Dani Martínez. En el santuario de Arrate, la diferencia era de 37 segundos.

En el descenso, todo lo que sucedió fue trepidante. Pello Bilbao se unió al grupo; una caída de Mas lo cortó y se quedaron delante el vizcaíno, Vlasov, Izagirre y Vingegaard. Martínez se retrasó, “porque tuve que echar pie a tierra”, y Evenepoel, con su clase descomunal, se le unió. En Urkaregi, la diferencia era de medio minuto, pero cuando la carrera llegaba a Eibar, el esfuerzo de Remco y Daniel Felipe Martínez propició el enlace. En las calles de la localidad armera, Evenepoel esprintó para llevarse los tres segundos de bonificación.

Pero quedaba Arrate, el espejo en el que debían mirarse los favoritos, que ya no podían esconder nada. Y en las rampas de ascensión al Santuario se precipitó el desenlace de la Itzulia. Evenepoel, que había ido de esfuerzo en esfuerzo, se descolgó enseguida y se despidió del jersey amarillo cuando todavía quedaban cinco kilómetros para la meta. Quedaban Daniel Felipe Martínez, Vlasov, Vingegaard e Izagirre, que se cayó en plena ascensión. Para el colombiano era cuestión de aguantar, y lo hizo. Sin problemas. El mérito de la etapa se lo llevó Jon Izagirre, que después de caer hizo el esfuerzo de enlazar, ganar en la meta del Santuario y subir al podio como segundo clasificado, a once segundos de Martínez, el ganador. “Nos salió perfecto. Debíamos agotar a Remco”, y lo hicieron. Tercero acabó Vlasov. Evenepoel termina cuarto. La próxima vez tendrá que quedarse un mes en Tenerife en lugar de tres semanas, que nunca es mala opción.

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