TITULO: REVISTA FARMACIA - Ola de calor: un peligro en enfermos cardíacos ,.
REVISTA FARMACIA - Ola de calor: un peligro en enfermos cardíacos , fotos,.
Ola de calor: un peligro en enfermos cardíacos,.
Los pacientes que tengan problemas cardiológicos deben seguir tomando la medicación pautada por su médico, pero consultando su adecuación a las condiciones climáticas.
El calor intenso hace que el corazón lata más rápido y que las arterias y venas se dilaten, bajando la presión arterial. En pacientes cardíacos que tomen medicación para dilatar las arterias o diuréticos, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) insisten en la importancia de ver con el médico si es necesario regular la medicación.
Si el calor extremo puede desencadenar problemas en cualquier persona, en los enfermos cardíacos puede ser cuestión de vida o muerte. “El calor, si es muy intenso, hace que el corazón lata más rápido y que las arterias y las venas se dilaten, con lo que baja un poco la presión arterial. Entonces, los pacientes que tienen problemas de corazón y que están tomando medicamentos que dilatan las arterias, o diuréticos que hacen que se pierda líquido, pueden encontrarse más cansados y necesitar consulta médica si, por ejemplo, sudan mucho y se deshidratan”, explica el doctor Julián Pérez-Villacastín, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). No obstante, este experto subraya que “lo habitual es que esto no suceda si uno no se expone a temperaturas muy elevadas”. En cualquier caso, los pacientes que tengan problemas cardiológicos deben seguir tomando la medicación pautada por su médico, pero consultando su adecuación a las condiciones climáticas.
Ante olas de calor…
- Sigue tomando la medicación como te haya pautado el médico y si te encuentras mal, acude a consulta para ver si hay que regular la medicación.
- Intenta no exponerte en exceso al sol, sobre todo en las horas centrales del día.
- Nunca hagas ejercicio en horas de mucho calor.
- Mantente hidratado y consume alimentos frescos.
- Descansa adecuadamente.
- Evita el tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas.
- Si vas a viajar elige el medio de transporte adecuado: en coche es aconsejable hacer paradas cada 200 km, para estirar las piernas; en caso de viajar en avión, tren o barco es recomendable dar algunos paseos para evitar sufrir el síndrome de la clase turista o trombosis de viajero, que consiste en la aparición de síntomas derivados de una trombosis venosa, habitualmente en los miembros inferiores.
Huyendo del síndrome de la clase turista
El poco espacio que hay fundamentalmente en los aviones, para mover las piernas enlentece la circulación venosa, proceso que desencadena a su vez esta enfermedad. El proceso se inicia con la impactación de esos trombos provenientes de los miembros inferiores en la circulación pulmonar, originando así el llamado embolismo de pulmón. Entre los factores de riesgo que pueden propiciar este síndrome, la Sociedad Española de Cardiología cita los siguientes: tener una alteración congénita de coagulación; alguna enfermedad como cáncer; insuficiencia cardíaca; tener una edad avanzada; tener varices; tomar anticonceptivos orales; tener antecedentes personales de trombosis; seguir algún tipo de terapia hormonal; ser obeso; haber sufrido un traumatismo o cirugía reciente o estar bajo condiciones de inmovilidad (ortostatismo y posición sedente prolongadas).
Médicos y aerolíneas recomiendan…
- Moverse y contraer los músculos de las piernas regularmente durante el vuelo.
- Evitar tener las piernas colgando o muy dobladas mientras se permanece sentado.
- No cruzar las piernas.
- En largos viajes, aprovechar las escalas durante el vuelo para mover ampliamente las extremidades inferiores.
- Beber mucha agua.
- No consumir alcohol ni tabaco.
- No llevar prendas ajustadas y utilizar medias de compresión hasta las rodillas en caso de ser paciente de alto riesgo.
- Escoger asientos de pasillo para facilitar la movilidad.
- Consultar con el médico la conveniencia de viajar o cualquier duda antes de iniciar el viaje.
TITULO: CAFE, COPA Y Documental - Recuerdo de la pandemia,.
Recuerdo de la pandemia,.
Hong Kong sustituye la tradicional vigilia anual del 4 de junio por una feria de comida china y arresta a quienes intentaban conmemorar la matanza,.
La tradicional imagen del Parque Victoria de Hong Kong convertido en un inmenso campo de luces reverberantes para conmemorar a quienes murieron en las protestas de Tiananmen, hace ahora 34 años, es definitivamente historia. La excolonia británica, la única ciudad china en la que se recordaba el movimiento estudiantil que derivó en la mayor protesta para exigir reformas democráticas en el país, acogió la última vigilia con velas en 2019, coincidiendo con las revueltas anticomunistas que sacudieron esta ciudad de siete millones de habitantes durante meses. Y todo apunta a que no volverá a organizarse.
Primero, la excusa para prohibirla fue la pandemia del coronavirus. Las medidas de distancia social implementadas en Hong Kong eran incompatibles con la congregación de decenas de miles de personas. Ahora, sin embargo, la razón es legal: en 2020, Pekín impuso la Ley de Seguridad Nacional (LSN) para desactivar de forma inmediata las protestas contra el régimen y, de paso, acabar con cualquier muestra de descontento político. Así, una decena de personas que anoche trataron de recordar a los cientos de fallecidos durante el desalojo de la plaza de Tiananmen, incluida la activista conocida como 'abuela Wong', fueron arrestadas sin miramientos por alterar el orden público o promover la sedición.
Así se pierde la libertad,.
En su lugar, el Parque Victoria acogió el pasado fin de semana una feria cultural y gastronómica china organizada por 26 grupos afines al Partido Comunista con motivo del próximo aniversario de la devolución de Hong Kong a Pekín. Es un momento histórico que se solía recordar el 1 de julio con una gran manifestación contra la dictadura que ahora tampoco parece que se vaya a repetir, porque cualquier crítica al gobierno chino puede ser interpretada como un delito tipificado en la LSN, cuyas penas pueden llegar a la cadena perpetua.
De esta manera, Hong Kong culmina la pérdida de gran parte de los derechos individuales y colectivos que tenía garantizados por la Ley Básica que Reino Unido y China acordaron como miniconstitución para esta localidad que se rige por el modelo 'un país, dos sistemas'. Según aquel pacto, la ciudad mantendría durante los 50 años posteriores a su integración en el gigante asiático sus peculiaridades como territorio capitalista -incluso con una moneda diferente-, en el que se protegen la libertad de prensa o manifestación y que, a pesar de que su gobierno no se elige democráticamente, se rige por la separación de poderes.
Es evidente que se equivocaron quienes en 1997 creyeron que para 2047 China se parecería más a Hong Kong. Las reformas económicas que han convertido al país en la segunda potencia mundial no se han traducido en más libertad política y social. Al contrario, desde que Xi Jinping alcanzó la presidencia, hace una década, se han producido pasos atrás que también han salpicado a la ciudad, donde antes incluso se publicaban libros contra los líderes chinos. Goliat es cada vez más grande y poderoso. Ahora, cientos de activistas han sido encarcelados o amonestados y miles de ciudadanos han decidido exiliarse en países como Reino Unido, que han establecido programas para facilitar la emigración y acogida. Poco a poco, la resistencia al Partido Comunista se ha marchado de Hong Kong.
La amnesia colectiva se extiende,.
Y con ella ha desaparecido el recuerdo de la masacre de Tiananmen, que permanece completamente censurado en la China continental. Las búsquedas y los comentarios relacionados con los acontecimientos de 1989 son borrados, e incluso las triquiñuelas que los internautas buscan para circunvalar esas restricciones son detectadas y pueden provocar la suspensión de la cuenta y, como el registro con una identidad real es obligatorio, en la detención de quien publica los mensajes.
«Bajo el principio 'un país, dos sistemas' nos estamos integrando en China, donde tampoco se celebran vigilias, y haciendo de la economía nuestra prioridad», comentó el prominente presentador de televisión prochino Natalis Chan Pak-cheung, quien añadió que los hongkoneses deben acostumbrarse a que ya no hay espacio para recordar lo sucedido en Tiananmen. La línea roja en política está clara, y todo lo que suponga una crítica al liderazgo del Partido Comunista queda vetado. Los más jóvenes, que participaron en las protestas de 2019, temen que pronto se borre toda información sobre lo sucedido y la amnesia que hace tiempo se impuso en la China continental se apodere también de Hong Kong, una ciudad que cada vez se distingue menos del resto.
TITULO: El escarabajo verde - Resistencia a la despoblación rural ,.
Resistencia a la despoblación rural ,.
El parque habitado
foto / El programa visita la aldea de las Cefiñas, en el Parque Natural de Aracena, un ejemplo de resistencia a la despoblación rural. En la sierra de Huelva son especialmente valiosas, como en otros territorios protegidos de Andalucía, aquellas experiencias que permiten a su población seguir viviendo de los recursos naturales de una manera sostenible.
Ropa de doble uso
El reciclaje y la venta de segunda mano reducen el notable impacto ambiental de la industria textil. La industria textil consume enormes cantidades de recursos valiosos, como energía y agua, y genera una gran cantidad de desechos. El reciclaje, y el doble uso, también ha llegado a nuestra ropa.
La invasión azul
Aunque su pesca está autorizada, el cangrejo azul es una de las peores especies invasoras que ya se localiza en Andalucía. Se ha convertido en una seria amenaza para numerosos ecosistemas. En Andalucía preocupa su proliferación en el estuario del Guadalquivir. El Estrecho de Gibraltar y el Golfo de Cádiz, sus costas y ríos, son cada vez más vulnerables a las especies invasoras y hasta han sido considerado como punto caliente de especies exóticas. Entre los principales motivos se encuentran el intenso tráfico marítimo y sus aguas de lastre, la presión humana sobre la costa y el aumento de la temperatura del agua por efecto del cambio climático.
TITULO: Días de cine clásico - Cine - Patton , Miercoles -19- Julio,.
Este Miercoles - 19 - Julio a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
Reparto,.Franklin J. Schaffner , George C. Scott, Karl Malden, Stephen Young, Michael Bates, Michael Strong,.
Biografía del general norteamericano George S. Patton, quien, tras
vencer al mariscal alemán Rommel en el norte de África, condujo a sus
tropas de manera imparable a través de Europa,.
TITULO: Días de cine clásico - Cine - Patton , Miercoles -19- Julio,.
Este Miercoles - 19 - Julio a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
Reparto,.Franklin J. Schaffner , George C. Scott, Karl Malden, Stephen Young, Michael Bates, Michael Strong,.
Biografía del general norteamericano George S. Patton, quien, tras vencer al mariscal alemán Rommel en el norte de África, condujo a sus tropas de manera imparable a través de Europa,.
TITULO:
Un país para escucharlo - La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha ,.
Un país para escucharlo,. Este martes -18- Julio, a las 23.00 por La 2, foto,.
La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha,.
El Palau Martorell de Barcelona explora el legado artístico y teórico del checo, máximo exponente del 'art nouveau',.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
Explosión ‘art nouveau’. ‘Big Bang’ Mucho, todo
deslumbrante rotulación, colores pastel y letras decorativas, en la cuna
del modernismo catalán. Más de ochenta piezas, entre carteles, obras
decorativas, fotografías y proyecciones digitales de la monumental ‘La
epopeya eslava’, ocuparán el Palau Martorell y tomarán el relevo de la
‘alta pintura en miniatura’ de Sorolla. Mucho, ahí lo tienes, en el
dominio de Gaudí. “Hay una gran relación entre la obra de mi bisabuelo y
el paisaje de una ciudad como Barcelona”, dice Marcus Mucha, bisnieto
del que muchos consideran el padre del diseño e inventor de la
publicidad tal y como la conocemos.
“No estaba vendiendo un producto, estaba vendiendo un sueño”,
defiende a Marcus cuando pasa junto a un cartel de 1897 de la línea
ferroviaria Mónaco-Monte Carlo. En la imagen, ni rastro de locomotoras
ni referencia alguna a la ruta prometida. Sólo una mujer sonriente junto
a una bahía y elementos decorativos de la casa. Porque, claro, lo que
Mucha vendía no era un producto: era belleza. Y la mujer, añade Tomoko
Sato, comisaria de la exposición, era para la checa el centro del
universo. “Son el punto de partida de la creatividad, que tienen el
poder de la espiritualidad. Toman el centro del escenario porque
transmiten el mensaje”, dice ella. La mujer convertida en un icono, un
vehículo comercial y, en definitiva, la correa de transmisión de la
belleza.
«La misión del arte es expresar los valores estéticos de
cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La misión del artista es
enseñar a la gente a amar tanta belleza”, defendió. alfonso mucha
(Moravia, 1860-Praga, 1939). Esa belleza utópica e inspiradora, la
misma que enamoró a Sarah Bernhardt y causó sensación en el París ‘fin
de siècle’, es ahora el leitmotiv de la exposición que se puede ver en
Barcelona hasta el 15 de octubre y que gira en torno a los escritos. con
la que el creador checo, firme defensor del arte como medio de
comunicación de masas, dio forma al llamado ‘estilo Mucha’.
“Era
un teórico fantástico y un escritor maravilloso. Para él, la belleza
significaba armonía entre los contenidos internos y las formas
externas”, enfatiza Sato. Mucho, universalista y quimérico, creía en la
cultura como motor de cambio. “Estaba convencido de que el arte podía
mejorar la vida de las personas, que podía hacer del mundo un lugar
mejor”, dice su bisnieta. Él mismo, de hecho, era la prueba viviente:
llegó en 1887 a París, donde compartió piso con Gauguin, y el teatro lo
convirtió en una superestrella casi por accidente. «En 1895, Sarah
Bernhardt, la actriz más famosa del momento, representaba ‘Gismonda’ y necesitaba un cartel nuevo que atrajera a más espectadores”, recuerda Marcus Mucha.
La
taquilla era escasa y la necesidad apremiaba, pero con la Navidad a la
vuelta de la esquina, lo único que Bernhardt pudo encontrar fue un checo
desconocido, un ilustrador avezado como pintor decorativo en su Moravia
natal, que estaba haciendo algunas correcciones en el taller. . Pulgar
arriba y doble ración de suerte: su cartel, protagonizado por la actriz
francesa convertida en diosa bizantina, causó sensación. “Acabas de hacerme inmortal” Dicen que Bernhardt se lo contó cuando se vio empapelando medio París.
---La
fama llegó con ‘Gismonda’, sí, pero también los primeros contratos
sustanciales -Mucha trabajó para la actriz hasta 1900 realizando
carteles y escenografías para ‘Hamlet’ y ‘La dama de las camelias’-;
encargos publicitarios de marcas de cigarrillos, galletas, bicicletas,
licores y jabones; diseño de envases; y portadas de revistas. “Los
carteles fueron su laboratorio de pruebas para crear su propio estilo
basado en consideraciones estéticas y psicológicas”, explica Sato.
Implementó su idea de diseño analizando formas, composiciones y
movimientos de línea que hacían feliz a la gente».
Arte universal y accesible
Las
calles, celebradas Mucha, se convirtieron en exposiciones al aire libre.
“El cartel fue una buena manera de instruir al público en general”,
defendió. Porque si algo tenía claro el checo era que el arte, al menos
el suyo, tenía que ser accesible y universal. “Él fue capaz de crear una
forma de arte que no solo enriquecía las habitaciones privadas y las
casas de las personas adineradas”, dice su bisnieta frente a la Paneles decorativos,
piezas elegantes y exquisitas que se pueden ver en la exposición y con
las que Mucha aspiraba a “elevar moralmente a las personas”. «Me alegró
participar de un arte para el pueblo. Era barato, accesible al público
en general y encontró un hogar tanto en familias pobres como en círculos
más acomodados”, dijo el artista. En las paredes, paneles floridos y
coloridos dedicados a las estaciones y las artes y “exclusivamente
diseñados para el disfrute estético”.
Una superestrella de la ‘belle epoque’, Mucha se llevó bien con Strindberg,
cultivó el misticismo y conoció a Van Gogh al menos en una ocasión (la
Fundación Mucha localizó recientemente una carta en la que le contaba a
su familia cómo “aquel pelirrojo loco” había regresado borracho al piso
que compartía con Gauguin), pero el bohemia parisina no
logró disipar su gran ambición: poner su arte al servicio de la
independencia de Checoslovaquia. “Era consciente de lo que representa
como creador publicitario y de su poder para unir a la gente”, enfatiza
Sato. Así que en 1910 regresó a su país y comenzó a trabajar en la que
sería su gran obra: veinte lienzos que muestran el desarrollo de la
civilización eslava desde la Antigüedad hasta la Primera Guerra Mundial.
Una epopeya eslava mostrada aquí en formato digital y terminada
justo a tiempo para ser entregada como regalo a la ciudad de Praga
coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de la Primera
República Checoslovaca. La alegría, sin embargo, duró poco y Mucha, Gran
Maestro de la Masonería y artista nacional, murió en 1939, poco después
de ser arrestado y encarcelado durante diez días por la Gestapo.
“Estaba desconsolado porque el país que había ayudado a construir había
sido invadido por los nazis”, lamenta Marcus.
TITULO:
Un país para escucharlo - La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha ,.
Un país para escucharlo,. Este martes -18- Julio, a las 23.00 por La 2, foto,.
La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha,.
El Palau Martorell de Barcelona explora el legado artístico y teórico del checo, máximo exponente del 'art nouveau',.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
Explosión ‘art nouveau’. ‘Big Bang’ Mucho, todo
deslumbrante rotulación, colores pastel y letras decorativas, en la cuna
del modernismo catalán. Más de ochenta piezas, entre carteles, obras
decorativas, fotografías y proyecciones digitales de la monumental ‘La
epopeya eslava’, ocuparán el Palau Martorell y tomarán el relevo de la
‘alta pintura en miniatura’ de Sorolla. Mucho, ahí lo tienes, en el
dominio de Gaudí. “Hay una gran relación entre la obra de mi bisabuelo y
el paisaje de una ciudad como Barcelona”, dice Marcus Mucha, bisnieto
del que muchos consideran el padre del diseño e inventor de la
publicidad tal y como la conocemos.
“No estaba vendiendo un producto, estaba vendiendo un sueño”,
defiende a Marcus cuando pasa junto a un cartel de 1897 de la línea
ferroviaria Mónaco-Monte Carlo. En la imagen, ni rastro de locomotoras
ni referencia alguna a la ruta prometida. Sólo una mujer sonriente junto
a una bahía y elementos decorativos de la casa. Porque, claro, lo que
Mucha vendía no era un producto: era belleza. Y la mujer, añade Tomoko
Sato, comisaria de la exposición, era para la checa el centro del
universo. “Son el punto de partida de la creatividad, que tienen el
poder de la espiritualidad. Toman el centro del escenario porque
transmiten el mensaje”, dice ella. La mujer convertida en un icono, un
vehículo comercial y, en definitiva, la correa de transmisión de la
belleza.
«La misión del arte es expresar los valores estéticos de
cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La misión del artista es
enseñar a la gente a amar tanta belleza”, defendió. alfonso mucha
(Moravia, 1860-Praga, 1939). Esa belleza utópica e inspiradora, la
misma que enamoró a Sarah Bernhardt y causó sensación en el París ‘fin
de siècle’, es ahora el leitmotiv de la exposición que se puede ver en
Barcelona hasta el 15 de octubre y que gira en torno a los escritos. con
la que el creador checo, firme defensor del arte como medio de
comunicación de masas, dio forma al llamado ‘estilo Mucha’.
“Era
un teórico fantástico y un escritor maravilloso. Para él, la belleza
significaba armonía entre los contenidos internos y las formas
externas”, enfatiza Sato. Mucho, universalista y quimérico, creía en la
cultura como motor de cambio. “Estaba convencido de que el arte podía
mejorar la vida de las personas, que podía hacer del mundo un lugar
mejor”, dice su bisnieta. Él mismo, de hecho, era la prueba viviente:
llegó en 1887 a París, donde compartió piso con Gauguin, y el teatro lo
convirtió en una superestrella casi por accidente. «En 1895, Sarah
Bernhardt, la actriz más famosa del momento, representaba ‘Gismonda’ y necesitaba un cartel nuevo que atrajera a más espectadores”, recuerda Marcus Mucha.
La
taquilla era escasa y la necesidad apremiaba, pero con la Navidad a la
vuelta de la esquina, lo único que Bernhardt pudo encontrar fue un checo
desconocido, un ilustrador avezado como pintor decorativo en su Moravia
natal, que estaba haciendo algunas correcciones en el taller. . Pulgar
arriba y doble ración de suerte: su cartel, protagonizado por la actriz
francesa convertida en diosa bizantina, causó sensación. “Acabas de hacerme inmortal” Dicen que Bernhardt se lo contó cuando se vio empapelando medio París.
---La
fama llegó con ‘Gismonda’, sí, pero también los primeros contratos
sustanciales -Mucha trabajó para la actriz hasta 1900 realizando
carteles y escenografías para ‘Hamlet’ y ‘La dama de las camelias’-;
encargos publicitarios de marcas de cigarrillos, galletas, bicicletas,
licores y jabones; diseño de envases; y portadas de revistas. “Los
carteles fueron su laboratorio de pruebas para crear su propio estilo
basado en consideraciones estéticas y psicológicas”, explica Sato.
Implementó su idea de diseño analizando formas, composiciones y
movimientos de línea que hacían feliz a la gente».
Arte universal y accesible
Las
calles, celebradas Mucha, se convirtieron en exposiciones al aire libre.
“El cartel fue una buena manera de instruir al público en general”,
defendió. Porque si algo tenía claro el checo era que el arte, al menos
el suyo, tenía que ser accesible y universal. “Él fue capaz de crear una
forma de arte que no solo enriquecía las habitaciones privadas y las
casas de las personas adineradas”, dice su bisnieta frente a la Paneles decorativos,
piezas elegantes y exquisitas que se pueden ver en la exposición y con
las que Mucha aspiraba a “elevar moralmente a las personas”. «Me alegró
participar de un arte para el pueblo. Era barato, accesible al público
en general y encontró un hogar tanto en familias pobres como en círculos
más acomodados”, dijo el artista. En las paredes, paneles floridos y
coloridos dedicados a las estaciones y las artes y “exclusivamente
diseñados para el disfrute estético”.
Una superestrella de la ‘belle epoque’, Mucha se llevó bien con Strindberg,
cultivó el misticismo y conoció a Van Gogh al menos en una ocasión (la
Fundación Mucha localizó recientemente una carta en la que le contaba a
su familia cómo “aquel pelirrojo loco” había regresado borracho al piso
que compartía con Gauguin), pero el bohemia parisina no
logró disipar su gran ambición: poner su arte al servicio de la
independencia de Checoslovaquia. “Era consciente de lo que representa
como creador publicitario y de su poder para unir a la gente”, enfatiza
Sato. Así que en 1910 regresó a su país y comenzó a trabajar en la que
sería su gran obra: veinte lienzos que muestran el desarrollo de la
civilización eslava desde la Antigüedad hasta la Primera Guerra Mundial.
Una epopeya eslava mostrada aquí en formato digital y terminada
justo a tiempo para ser entregada como regalo a la ciudad de Praga
coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de la Primera
República Checoslovaca. La alegría, sin embargo, duró poco y Mucha, Gran
Maestro de la Masonería y artista nacional, murió en 1939, poco después
de ser arrestado y encarcelado durante diez días por la Gestapo.
“Estaba desconsolado porque el país que había ayudado a construir había
sido invadido por los nazis”, lamenta Marcus.
TITULO:
Un país para escucharlo - La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha ,.
Un país para escucharlo,. Este martes -18- Julio, a las 23.00 por La 2, foto,.
La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha,.
El Palau Martorell de Barcelona explora el legado artístico y teórico del checo, máximo exponente del 'art nouveau',.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
Explosión ‘art nouveau’. ‘Big Bang’ Mucho, todo
deslumbrante rotulación, colores pastel y letras decorativas, en la cuna
del modernismo catalán. Más de ochenta piezas, entre carteles, obras
decorativas, fotografías y proyecciones digitales de la monumental ‘La
epopeya eslava’, ocuparán el Palau Martorell y tomarán el relevo de la
‘alta pintura en miniatura’ de Sorolla. Mucho, ahí lo tienes, en el
dominio de Gaudí. “Hay una gran relación entre la obra de mi bisabuelo y
el paisaje de una ciudad como Barcelona”, dice Marcus Mucha, bisnieto
del que muchos consideran el padre del diseño e inventor de la
publicidad tal y como la conocemos.
“No estaba vendiendo un producto, estaba vendiendo un sueño”,
defiende a Marcus cuando pasa junto a un cartel de 1897 de la línea
ferroviaria Mónaco-Monte Carlo. En la imagen, ni rastro de locomotoras
ni referencia alguna a la ruta prometida. Sólo una mujer sonriente junto
a una bahía y elementos decorativos de la casa. Porque, claro, lo que
Mucha vendía no era un producto: era belleza. Y la mujer, añade Tomoko
Sato, comisaria de la exposición, era para la checa el centro del
universo. “Son el punto de partida de la creatividad, que tienen el
poder de la espiritualidad. Toman el centro del escenario porque
transmiten el mensaje”, dice ella. La mujer convertida en un icono, un
vehículo comercial y, en definitiva, la correa de transmisión de la
belleza.
«La misión del arte es expresar los valores estéticos de
cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La misión del artista es
enseñar a la gente a amar tanta belleza”, defendió. alfonso mucha
(Moravia, 1860-Praga, 1939). Esa belleza utópica e inspiradora, la
misma que enamoró a Sarah Bernhardt y causó sensación en el París ‘fin
de siècle’, es ahora el leitmotiv de la exposición que se puede ver en
Barcelona hasta el 15 de octubre y que gira en torno a los escritos. con
la que el creador checo, firme defensor del arte como medio de
comunicación de masas, dio forma al llamado ‘estilo Mucha’.
“Era
un teórico fantástico y un escritor maravilloso. Para él, la belleza
significaba armonía entre los contenidos internos y las formas
externas”, enfatiza Sato. Mucho, universalista y quimérico, creía en la
cultura como motor de cambio. “Estaba convencido de que el arte podía
mejorar la vida de las personas, que podía hacer del mundo un lugar
mejor”, dice su bisnieta. Él mismo, de hecho, era la prueba viviente:
llegó en 1887 a París, donde compartió piso con Gauguin, y el teatro lo
convirtió en una superestrella casi por accidente. «En 1895, Sarah
Bernhardt, la actriz más famosa del momento, representaba ‘Gismonda’ y necesitaba un cartel nuevo que atrajera a más espectadores”, recuerda Marcus Mucha.
La
taquilla era escasa y la necesidad apremiaba, pero con la Navidad a la
vuelta de la esquina, lo único que Bernhardt pudo encontrar fue un checo
desconocido, un ilustrador avezado como pintor decorativo en su Moravia
natal, que estaba haciendo algunas correcciones en el taller. . Pulgar
arriba y doble ración de suerte: su cartel, protagonizado por la actriz
francesa convertida en diosa bizantina, causó sensación. “Acabas de hacerme inmortal” Dicen que Bernhardt se lo contó cuando se vio empapelando medio París.
---La
fama llegó con ‘Gismonda’, sí, pero también los primeros contratos
sustanciales -Mucha trabajó para la actriz hasta 1900 realizando
carteles y escenografías para ‘Hamlet’ y ‘La dama de las camelias’-;
encargos publicitarios de marcas de cigarrillos, galletas, bicicletas,
licores y jabones; diseño de envases; y portadas de revistas. “Los
carteles fueron su laboratorio de pruebas para crear su propio estilo
basado en consideraciones estéticas y psicológicas”, explica Sato.
Implementó su idea de diseño analizando formas, composiciones y
movimientos de línea que hacían feliz a la gente».
Arte universal y accesible
Las
calles, celebradas Mucha, se convirtieron en exposiciones al aire libre.
“El cartel fue una buena manera de instruir al público en general”,
defendió. Porque si algo tenía claro el checo era que el arte, al menos
el suyo, tenía que ser accesible y universal. “Él fue capaz de crear una
forma de arte que no solo enriquecía las habitaciones privadas y las
casas de las personas adineradas”, dice su bisnieta frente a la Paneles decorativos,
piezas elegantes y exquisitas que se pueden ver en la exposición y con
las que Mucha aspiraba a “elevar moralmente a las personas”. «Me alegró
participar de un arte para el pueblo. Era barato, accesible al público
en general y encontró un hogar tanto en familias pobres como en círculos
más acomodados”, dijo el artista. En las paredes, paneles floridos y
coloridos dedicados a las estaciones y las artes y “exclusivamente
diseñados para el disfrute estético”.
Una superestrella de la ‘belle epoque’, Mucha se llevó bien con Strindberg,
cultivó el misticismo y conoció a Van Gogh al menos en una ocasión (la
Fundación Mucha localizó recientemente una carta en la que le contaba a
su familia cómo “aquel pelirrojo loco” había regresado borracho al piso
que compartía con Gauguin), pero el bohemia parisina no
logró disipar su gran ambición: poner su arte al servicio de la
independencia de Checoslovaquia. “Era consciente de lo que representa
como creador publicitario y de su poder para unir a la gente”, enfatiza
Sato. Así que en 1910 regresó a su país y comenzó a trabajar en la que
sería su gran obra: veinte lienzos que muestran el desarrollo de la
civilización eslava desde la Antigüedad hasta la Primera Guerra Mundial.
Una epopeya eslava mostrada aquí en formato digital y terminada
justo a tiempo para ser entregada como regalo a la ciudad de Praga
coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de la Primera
República Checoslovaca. La alegría, sin embargo, duró poco y Mucha, Gran
Maestro de la Masonería y artista nacional, murió en 1939, poco después
de ser arrestado y encarcelado durante diez días por la Gestapo.
“Estaba desconsolado porque el país que había ayudado a construir había
sido invadido por los nazis”, lamenta Marcus.
TITULO:
Un país para escucharlo - La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha ,.
Un país para escucharlo,. Este martes -18- Julio, a las 23.00 por La 2, foto,.
La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha,.
El Palau Martorell de Barcelona explora el legado artístico y teórico del checo, máximo exponente del 'art nouveau',.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
Explosión ‘art nouveau’. ‘Big Bang’ Mucho, todo
deslumbrante rotulación, colores pastel y letras decorativas, en la cuna
del modernismo catalán. Más de ochenta piezas, entre carteles, obras
decorativas, fotografías y proyecciones digitales de la monumental ‘La
epopeya eslava’, ocuparán el Palau Martorell y tomarán el relevo de la
‘alta pintura en miniatura’ de Sorolla. Mucho, ahí lo tienes, en el
dominio de Gaudí. “Hay una gran relación entre la obra de mi bisabuelo y
el paisaje de una ciudad como Barcelona”, dice Marcus Mucha, bisnieto
del que muchos consideran el padre del diseño e inventor de la
publicidad tal y como la conocemos.
“No estaba vendiendo un producto, estaba vendiendo un sueño”,
defiende a Marcus cuando pasa junto a un cartel de 1897 de la línea
ferroviaria Mónaco-Monte Carlo. En la imagen, ni rastro de locomotoras
ni referencia alguna a la ruta prometida. Sólo una mujer sonriente junto
a una bahía y elementos decorativos de la casa. Porque, claro, lo que
Mucha vendía no era un producto: era belleza. Y la mujer, añade Tomoko
Sato, comisaria de la exposición, era para la checa el centro del
universo. “Son el punto de partida de la creatividad, que tienen el
poder de la espiritualidad. Toman el centro del escenario porque
transmiten el mensaje”, dice ella. La mujer convertida en un icono, un
vehículo comercial y, en definitiva, la correa de transmisión de la
belleza.
«La misión del arte es expresar los valores estéticos de
cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La misión del artista es
enseñar a la gente a amar tanta belleza”, defendió. alfonso mucha
(Moravia, 1860-Praga, 1939). Esa belleza utópica e inspiradora, la
misma que enamoró a Sarah Bernhardt y causó sensación en el París ‘fin
de siècle’, es ahora el leitmotiv de la exposición que se puede ver en
Barcelona hasta el 15 de octubre y que gira en torno a los escritos. con
la que el creador checo, firme defensor del arte como medio de
comunicación de masas, dio forma al llamado ‘estilo Mucha’.
“Era
un teórico fantástico y un escritor maravilloso. Para él, la belleza
significaba armonía entre los contenidos internos y las formas
externas”, enfatiza Sato. Mucho, universalista y quimérico, creía en la
cultura como motor de cambio. “Estaba convencido de que el arte podía
mejorar la vida de las personas, que podía hacer del mundo un lugar
mejor”, dice su bisnieta. Él mismo, de hecho, era la prueba viviente:
llegó en 1887 a París, donde compartió piso con Gauguin, y el teatro lo
convirtió en una superestrella casi por accidente. «En 1895, Sarah
Bernhardt, la actriz más famosa del momento, representaba ‘Gismonda’ y necesitaba un cartel nuevo que atrajera a más espectadores”, recuerda Marcus Mucha.
La
taquilla era escasa y la necesidad apremiaba, pero con la Navidad a la
vuelta de la esquina, lo único que Bernhardt pudo encontrar fue un checo
desconocido, un ilustrador avezado como pintor decorativo en su Moravia
natal, que estaba haciendo algunas correcciones en el taller. . Pulgar
arriba y doble ración de suerte: su cartel, protagonizado por la actriz
francesa convertida en diosa bizantina, causó sensación. “Acabas de hacerme inmortal” Dicen que Bernhardt se lo contó cuando se vio empapelando medio París.
---La
fama llegó con ‘Gismonda’, sí, pero también los primeros contratos
sustanciales -Mucha trabajó para la actriz hasta 1900 realizando
carteles y escenografías para ‘Hamlet’ y ‘La dama de las camelias’-;
encargos publicitarios de marcas de cigarrillos, galletas, bicicletas,
licores y jabones; diseño de envases; y portadas de revistas. “Los
carteles fueron su laboratorio de pruebas para crear su propio estilo
basado en consideraciones estéticas y psicológicas”, explica Sato.
Implementó su idea de diseño analizando formas, composiciones y
movimientos de línea que hacían feliz a la gente».
Arte universal y accesible
Las
calles, celebradas Mucha, se convirtieron en exposiciones al aire libre.
“El cartel fue una buena manera de instruir al público en general”,
defendió. Porque si algo tenía claro el checo era que el arte, al menos
el suyo, tenía que ser accesible y universal. “Él fue capaz de crear una
forma de arte que no solo enriquecía las habitaciones privadas y las
casas de las personas adineradas”, dice su bisnieta frente a la Paneles decorativos,
piezas elegantes y exquisitas que se pueden ver en la exposición y con
las que Mucha aspiraba a “elevar moralmente a las personas”. «Me alegró
participar de un arte para el pueblo. Era barato, accesible al público
en general y encontró un hogar tanto en familias pobres como en círculos
más acomodados”, dijo el artista. En las paredes, paneles floridos y
coloridos dedicados a las estaciones y las artes y “exclusivamente
diseñados para el disfrute estético”.
Una superestrella de la ‘belle epoque’, Mucha se llevó bien con Strindberg,
cultivó el misticismo y conoció a Van Gogh al menos en una ocasión (la
Fundación Mucha localizó recientemente una carta en la que le contaba a
su familia cómo “aquel pelirrojo loco” había regresado borracho al piso
que compartía con Gauguin), pero el bohemia parisina no
logró disipar su gran ambición: poner su arte al servicio de la
independencia de Checoslovaquia. “Era consciente de lo que representa
como creador publicitario y de su poder para unir a la gente”, enfatiza
Sato. Así que en 1910 regresó a su país y comenzó a trabajar en la que
sería su gran obra: veinte lienzos que muestran el desarrollo de la
civilización eslava desde la Antigüedad hasta la Primera Guerra Mundial.
Una epopeya eslava mostrada aquí en formato digital y terminada
justo a tiempo para ser entregada como regalo a la ciudad de Praga
coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de la Primera
República Checoslovaca. La alegría, sin embargo, duró poco y Mucha, Gran
Maestro de la Masonería y artista nacional, murió en 1939, poco después
de ser arrestado y encarcelado durante diez días por la Gestapo.
“Estaba desconsolado porque el país que había ayudado a construir había
sido invadido por los nazis”, lamenta Marcus.
TITULO:
Un país para escucharlo - La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha ,.
Un país para escucharlo,. Este martes -18- Julio, a las 23.00 por La 2, foto,.
La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha,.
El Palau Martorell de Barcelona explora el legado artístico y teórico del checo, máximo exponente del 'art nouveau',.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
Explosión ‘art nouveau’. ‘Big Bang’ Mucho, todo
deslumbrante rotulación, colores pastel y letras decorativas, en la cuna
del modernismo catalán. Más de ochenta piezas, entre carteles, obras
decorativas, fotografías y proyecciones digitales de la monumental ‘La
epopeya eslava’, ocuparán el Palau Martorell y tomarán el relevo de la
‘alta pintura en miniatura’ de Sorolla. Mucho, ahí lo tienes, en el
dominio de Gaudí. “Hay una gran relación entre la obra de mi bisabuelo y
el paisaje de una ciudad como Barcelona”, dice Marcus Mucha, bisnieto
del que muchos consideran el padre del diseño e inventor de la
publicidad tal y como la conocemos.
“No estaba vendiendo un producto, estaba vendiendo un sueño”,
defiende a Marcus cuando pasa junto a un cartel de 1897 de la línea
ferroviaria Mónaco-Monte Carlo. En la imagen, ni rastro de locomotoras
ni referencia alguna a la ruta prometida. Sólo una mujer sonriente junto
a una bahía y elementos decorativos de la casa. Porque, claro, lo que
Mucha vendía no era un producto: era belleza. Y la mujer, añade Tomoko
Sato, comisaria de la exposición, era para la checa el centro del
universo. “Son el punto de partida de la creatividad, que tienen el
poder de la espiritualidad. Toman el centro del escenario porque
transmiten el mensaje”, dice ella. La mujer convertida en un icono, un
vehículo comercial y, en definitiva, la correa de transmisión de la
belleza.
«La misión del arte es expresar los valores estéticos de
cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La misión del artista es
enseñar a la gente a amar tanta belleza”, defendió. alfonso mucha
(Moravia, 1860-Praga, 1939). Esa belleza utópica e inspiradora, la
misma que enamoró a Sarah Bernhardt y causó sensación en el París ‘fin
de siècle’, es ahora el leitmotiv de la exposición que se puede ver en
Barcelona hasta el 15 de octubre y que gira en torno a los escritos. con
la que el creador checo, firme defensor del arte como medio de
comunicación de masas, dio forma al llamado ‘estilo Mucha’.
“Era
un teórico fantástico y un escritor maravilloso. Para él, la belleza
significaba armonía entre los contenidos internos y las formas
externas”, enfatiza Sato. Mucho, universalista y quimérico, creía en la
cultura como motor de cambio. “Estaba convencido de que el arte podía
mejorar la vida de las personas, que podía hacer del mundo un lugar
mejor”, dice su bisnieta. Él mismo, de hecho, era la prueba viviente:
llegó en 1887 a París, donde compartió piso con Gauguin, y el teatro lo
convirtió en una superestrella casi por accidente. «En 1895, Sarah
Bernhardt, la actriz más famosa del momento, representaba ‘Gismonda’ y necesitaba un cartel nuevo que atrajera a más espectadores”, recuerda Marcus Mucha.
La
taquilla era escasa y la necesidad apremiaba, pero con la Navidad a la
vuelta de la esquina, lo único que Bernhardt pudo encontrar fue un checo
desconocido, un ilustrador avezado como pintor decorativo en su Moravia
natal, que estaba haciendo algunas correcciones en el taller. . Pulgar
arriba y doble ración de suerte: su cartel, protagonizado por la actriz
francesa convertida en diosa bizantina, causó sensación. “Acabas de hacerme inmortal” Dicen que Bernhardt se lo contó cuando se vio empapelando medio París.
---La
fama llegó con ‘Gismonda’, sí, pero también los primeros contratos
sustanciales -Mucha trabajó para la actriz hasta 1900 realizando
carteles y escenografías para ‘Hamlet’ y ‘La dama de las camelias’-;
encargos publicitarios de marcas de cigarrillos, galletas, bicicletas,
licores y jabones; diseño de envases; y portadas de revistas. “Los
carteles fueron su laboratorio de pruebas para crear su propio estilo
basado en consideraciones estéticas y psicológicas”, explica Sato.
Implementó su idea de diseño analizando formas, composiciones y
movimientos de línea que hacían feliz a la gente».
Arte universal y accesible
Las
calles, celebradas Mucha, se convirtieron en exposiciones al aire libre.
“El cartel fue una buena manera de instruir al público en general”,
defendió. Porque si algo tenía claro el checo era que el arte, al menos
el suyo, tenía que ser accesible y universal. “Él fue capaz de crear una
forma de arte que no solo enriquecía las habitaciones privadas y las
casas de las personas adineradas”, dice su bisnieta frente a la Paneles decorativos,
piezas elegantes y exquisitas que se pueden ver en la exposición y con
las que Mucha aspiraba a “elevar moralmente a las personas”. «Me alegró
participar de un arte para el pueblo. Era barato, accesible al público
en general y encontró un hogar tanto en familias pobres como en círculos
más acomodados”, dijo el artista. En las paredes, paneles floridos y
coloridos dedicados a las estaciones y las artes y “exclusivamente
diseñados para el disfrute estético”.
Una superestrella de la ‘belle epoque’, Mucha se llevó bien con Strindberg,
cultivó el misticismo y conoció a Van Gogh al menos en una ocasión (la
Fundación Mucha localizó recientemente una carta en la que le contaba a
su familia cómo “aquel pelirrojo loco” había regresado borracho al piso
que compartía con Gauguin), pero el bohemia parisina no
logró disipar su gran ambición: poner su arte al servicio de la
independencia de Checoslovaquia. “Era consciente de lo que representa
como creador publicitario y de su poder para unir a la gente”, enfatiza
Sato. Así que en 1910 regresó a su país y comenzó a trabajar en la que
sería su gran obra: veinte lienzos que muestran el desarrollo de la
civilización eslava desde la Antigüedad hasta la Primera Guerra Mundial.
Una epopeya eslava mostrada aquí en formato digital y terminada
justo a tiempo para ser entregada como regalo a la ciudad de Praga
coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de la Primera
República Checoslovaca. La alegría, sin embargo, duró poco y Mucha, Gran
Maestro de la Masonería y artista nacional, murió en 1939, poco después
de ser arrestado y encarcelado durante diez días por la Gestapo.
“Estaba desconsolado porque el país que había ayudado a construir había
sido invadido por los nazis”, lamenta Marcus.
TITULO:
Un país para escucharlo - La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha ,.
Un país para escucharlo,. Este martes -18- Julio, a las 23.00 por La 2, foto,.
La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha,.
El Palau Martorell de Barcelona explora el legado artístico y teórico del checo, máximo exponente del 'art nouveau',.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
Explosión ‘art nouveau’. ‘Big Bang’ Mucho, todo
deslumbrante rotulación, colores pastel y letras decorativas, en la cuna
del modernismo catalán. Más de ochenta piezas, entre carteles, obras
decorativas, fotografías y proyecciones digitales de la monumental ‘La
epopeya eslava’, ocuparán el Palau Martorell y tomarán el relevo de la
‘alta pintura en miniatura’ de Sorolla. Mucho, ahí lo tienes, en el
dominio de Gaudí. “Hay una gran relación entre la obra de mi bisabuelo y
el paisaje de una ciudad como Barcelona”, dice Marcus Mucha, bisnieto
del que muchos consideran el padre del diseño e inventor de la
publicidad tal y como la conocemos.
“No estaba vendiendo un producto, estaba vendiendo un sueño”,
defiende a Marcus cuando pasa junto a un cartel de 1897 de la línea
ferroviaria Mónaco-Monte Carlo. En la imagen, ni rastro de locomotoras
ni referencia alguna a la ruta prometida. Sólo una mujer sonriente junto
a una bahía y elementos decorativos de la casa. Porque, claro, lo que
Mucha vendía no era un producto: era belleza. Y la mujer, añade Tomoko
Sato, comisaria de la exposición, era para la checa el centro del
universo. “Son el punto de partida de la creatividad, que tienen el
poder de la espiritualidad. Toman el centro del escenario porque
transmiten el mensaje”, dice ella. La mujer convertida en un icono, un
vehículo comercial y, en definitiva, la correa de transmisión de la
belleza.
«La misión del arte es expresar los valores estéticos de
cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La misión del artista es
enseñar a la gente a amar tanta belleza”, defendió. alfonso mucha
(Moravia, 1860-Praga, 1939). Esa belleza utópica e inspiradora, la
misma que enamoró a Sarah Bernhardt y causó sensación en el París ‘fin
de siècle’, es ahora el leitmotiv de la exposición que se puede ver en
Barcelona hasta el 15 de octubre y que gira en torno a los escritos. con
la que el creador checo, firme defensor del arte como medio de
comunicación de masas, dio forma al llamado ‘estilo Mucha’.
“Era
un teórico fantástico y un escritor maravilloso. Para él, la belleza
significaba armonía entre los contenidos internos y las formas
externas”, enfatiza Sato. Mucho, universalista y quimérico, creía en la
cultura como motor de cambio. “Estaba convencido de que el arte podía
mejorar la vida de las personas, que podía hacer del mundo un lugar
mejor”, dice su bisnieta. Él mismo, de hecho, era la prueba viviente:
llegó en 1887 a París, donde compartió piso con Gauguin, y el teatro lo
convirtió en una superestrella casi por accidente. «En 1895, Sarah
Bernhardt, la actriz más famosa del momento, representaba ‘Gismonda’ y necesitaba un cartel nuevo que atrajera a más espectadores”, recuerda Marcus Mucha.
La
taquilla era escasa y la necesidad apremiaba, pero con la Navidad a la
vuelta de la esquina, lo único que Bernhardt pudo encontrar fue un checo
desconocido, un ilustrador avezado como pintor decorativo en su Moravia
natal, que estaba haciendo algunas correcciones en el taller. . Pulgar
arriba y doble ración de suerte: su cartel, protagonizado por la actriz
francesa convertida en diosa bizantina, causó sensación. “Acabas de hacerme inmortal” Dicen que Bernhardt se lo contó cuando se vio empapelando medio París.
---La
fama llegó con ‘Gismonda’, sí, pero también los primeros contratos
sustanciales -Mucha trabajó para la actriz hasta 1900 realizando
carteles y escenografías para ‘Hamlet’ y ‘La dama de las camelias’-;
encargos publicitarios de marcas de cigarrillos, galletas, bicicletas,
licores y jabones; diseño de envases; y portadas de revistas. “Los
carteles fueron su laboratorio de pruebas para crear su propio estilo
basado en consideraciones estéticas y psicológicas”, explica Sato.
Implementó su idea de diseño analizando formas, composiciones y
movimientos de línea que hacían feliz a la gente».
Arte universal y accesible
Las
calles, celebradas Mucha, se convirtieron en exposiciones al aire libre.
“El cartel fue una buena manera de instruir al público en general”,
defendió. Porque si algo tenía claro el checo era que el arte, al menos
el suyo, tenía que ser accesible y universal. “Él fue capaz de crear una
forma de arte que no solo enriquecía las habitaciones privadas y las
casas de las personas adineradas”, dice su bisnieta frente a la Paneles decorativos,
piezas elegantes y exquisitas que se pueden ver en la exposición y con
las que Mucha aspiraba a “elevar moralmente a las personas”. «Me alegró
participar de un arte para el pueblo. Era barato, accesible al público
en general y encontró un hogar tanto en familias pobres como en círculos
más acomodados”, dijo el artista. En las paredes, paneles floridos y
coloridos dedicados a las estaciones y las artes y “exclusivamente
diseñados para el disfrute estético”.
Una superestrella de la ‘belle epoque’, Mucha se llevó bien con Strindberg,
cultivó el misticismo y conoció a Van Gogh al menos en una ocasión (la
Fundación Mucha localizó recientemente una carta en la que le contaba a
su familia cómo “aquel pelirrojo loco” había regresado borracho al piso
que compartía con Gauguin), pero el bohemia parisina no
logró disipar su gran ambición: poner su arte al servicio de la
independencia de Checoslovaquia. “Era consciente de lo que representa
como creador publicitario y de su poder para unir a la gente”, enfatiza
Sato. Así que en 1910 regresó a su país y comenzó a trabajar en la que
sería su gran obra: veinte lienzos que muestran el desarrollo de la
civilización eslava desde la Antigüedad hasta la Primera Guerra Mundial.
Una epopeya eslava mostrada aquí en formato digital y terminada
justo a tiempo para ser entregada como regalo a la ciudad de Praga
coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de la Primera
República Checoslovaca. La alegría, sin embargo, duró poco y Mucha, Gran
Maestro de la Masonería y artista nacional, murió en 1939, poco después
de ser arrestado y encarcelado durante diez días por la Gestapo.
“Estaba desconsolado porque el país que había ayudado a construir había
sido invadido por los nazis”, lamenta Marcus.
TITULO:
Un país para escucharlo - La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha ,.
Un país para escucharlo,. Este martes -18- Julio, a las 23.00 por La 2, foto,.
La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha,.
El Palau Martorell de Barcelona explora el legado artístico y teórico del checo, máximo exponente del 'art nouveau',.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
Explosión ‘art nouveau’. ‘Big Bang’ Mucho, todo
deslumbrante rotulación, colores pastel y letras decorativas, en la cuna
del modernismo catalán. Más de ochenta piezas, entre carteles, obras
decorativas, fotografías y proyecciones digitales de la monumental ‘La
epopeya eslava’, ocuparán el Palau Martorell y tomarán el relevo de la
‘alta pintura en miniatura’ de Sorolla. Mucho, ahí lo tienes, en el
dominio de Gaudí. “Hay una gran relación entre la obra de mi bisabuelo y
el paisaje de una ciudad como Barcelona”, dice Marcus Mucha, bisnieto
del que muchos consideran el padre del diseño e inventor de la
publicidad tal y como la conocemos.
“No estaba vendiendo un producto, estaba vendiendo un sueño”,
defiende a Marcus cuando pasa junto a un cartel de 1897 de la línea
ferroviaria Mónaco-Monte Carlo. En la imagen, ni rastro de locomotoras
ni referencia alguna a la ruta prometida. Sólo una mujer sonriente junto
a una bahía y elementos decorativos de la casa. Porque, claro, lo que
Mucha vendía no era un producto: era belleza. Y la mujer, añade Tomoko
Sato, comisaria de la exposición, era para la checa el centro del
universo. “Son el punto de partida de la creatividad, que tienen el
poder de la espiritualidad. Toman el centro del escenario porque
transmiten el mensaje”, dice ella. La mujer convertida en un icono, un
vehículo comercial y, en definitiva, la correa de transmisión de la
belleza.
«La misión del arte es expresar los valores estéticos de
cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La misión del artista es
enseñar a la gente a amar tanta belleza”, defendió. alfonso mucha
(Moravia, 1860-Praga, 1939). Esa belleza utópica e inspiradora, la
misma que enamoró a Sarah Bernhardt y causó sensación en el París ‘fin
de siècle’, es ahora el leitmotiv de la exposición que se puede ver en
Barcelona hasta el 15 de octubre y que gira en torno a los escritos. con
la que el creador checo, firme defensor del arte como medio de
comunicación de masas, dio forma al llamado ‘estilo Mucha’.
“Era
un teórico fantástico y un escritor maravilloso. Para él, la belleza
significaba armonía entre los contenidos internos y las formas
externas”, enfatiza Sato. Mucho, universalista y quimérico, creía en la
cultura como motor de cambio. “Estaba convencido de que el arte podía
mejorar la vida de las personas, que podía hacer del mundo un lugar
mejor”, dice su bisnieta. Él mismo, de hecho, era la prueba viviente:
llegó en 1887 a París, donde compartió piso con Gauguin, y el teatro lo
convirtió en una superestrella casi por accidente. «En 1895, Sarah
Bernhardt, la actriz más famosa del momento, representaba ‘Gismonda’ y necesitaba un cartel nuevo que atrajera a más espectadores”, recuerda Marcus Mucha.
La
taquilla era escasa y la necesidad apremiaba, pero con la Navidad a la
vuelta de la esquina, lo único que Bernhardt pudo encontrar fue un checo
desconocido, un ilustrador avezado como pintor decorativo en su Moravia
natal, que estaba haciendo algunas correcciones en el taller. . Pulgar
arriba y doble ración de suerte: su cartel, protagonizado por la actriz
francesa convertida en diosa bizantina, causó sensación. “Acabas de hacerme inmortal” Dicen que Bernhardt se lo contó cuando se vio empapelando medio París.
---La
fama llegó con ‘Gismonda’, sí, pero también los primeros contratos
sustanciales -Mucha trabajó para la actriz hasta 1900 realizando
carteles y escenografías para ‘Hamlet’ y ‘La dama de las camelias’-;
encargos publicitarios de marcas de cigarrillos, galletas, bicicletas,
licores y jabones; diseño de envases; y portadas de revistas. “Los
carteles fueron su laboratorio de pruebas para crear su propio estilo
basado en consideraciones estéticas y psicológicas”, explica Sato.
Implementó su idea de diseño analizando formas, composiciones y
movimientos de línea que hacían feliz a la gente».
Arte universal y accesible
Las
calles, celebradas Mucha, se convirtieron en exposiciones al aire libre.
“El cartel fue una buena manera de instruir al público en general”,
defendió. Porque si algo tenía claro el checo era que el arte, al menos
el suyo, tenía que ser accesible y universal. “Él fue capaz de crear una
forma de arte que no solo enriquecía las habitaciones privadas y las
casas de las personas adineradas”, dice su bisnieta frente a la Paneles decorativos,
piezas elegantes y exquisitas que se pueden ver en la exposición y con
las que Mucha aspiraba a “elevar moralmente a las personas”. «Me alegró
participar de un arte para el pueblo. Era barato, accesible al público
en general y encontró un hogar tanto en familias pobres como en círculos
más acomodados”, dijo el artista. En las paredes, paneles floridos y
coloridos dedicados a las estaciones y las artes y “exclusivamente
diseñados para el disfrute estético”.
Una superestrella de la ‘belle epoque’, Mucha se llevó bien con Strindberg,
cultivó el misticismo y conoció a Van Gogh al menos en una ocasión (la
Fundación Mucha localizó recientemente una carta en la que le contaba a
su familia cómo “aquel pelirrojo loco” había regresado borracho al piso
que compartía con Gauguin), pero el bohemia parisina no
logró disipar su gran ambición: poner su arte al servicio de la
independencia de Checoslovaquia. “Era consciente de lo que representa
como creador publicitario y de su poder para unir a la gente”, enfatiza
Sato. Así que en 1910 regresó a su país y comenzó a trabajar en la que
sería su gran obra: veinte lienzos que muestran el desarrollo de la
civilización eslava desde la Antigüedad hasta la Primera Guerra Mundial.
Una epopeya eslava mostrada aquí en formato digital y terminada
justo a tiempo para ser entregada como regalo a la ciudad de Praga
coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de la Primera
República Checoslovaca. La alegría, sin embargo, duró poco y Mucha, Gran
Maestro de la Masonería y artista nacional, murió en 1939, poco después
de ser arrestado y encarcelado durante diez días por la Gestapo.
“Estaba desconsolado porque el país que había ayudado a construir había
sido invadido por los nazis”, lamenta Marcus.
Este martes -18- Julio, a las 23.00 por La 2, foto,.
La utopía de la belleza, según Alphonse Mucha,.
El Palau Martorell de Barcelona explora el legado artístico y teórico del checo, máximo exponente del 'art nouveau',.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
La muestra, centrada en la búsqueda de la armonía y los valores estéticos, reúne carteles, lienzos y fotografías,.
Explosión ‘art nouveau’. ‘Big Bang’ Mucho, todo deslumbrante rotulación, colores pastel y letras decorativas, en la cuna del modernismo catalán. Más de ochenta piezas, entre carteles, obras decorativas, fotografías y proyecciones digitales de la monumental ‘La epopeya eslava’, ocuparán el Palau Martorell y tomarán el relevo de la ‘alta pintura en miniatura’ de Sorolla. Mucho, ahí lo tienes, en el dominio de Gaudí. “Hay una gran relación entre la obra de mi bisabuelo y el paisaje de una ciudad como Barcelona”, dice Marcus Mucha, bisnieto del que muchos consideran el padre del diseño e inventor de la publicidad tal y como la conocemos.
“No estaba vendiendo un producto, estaba vendiendo un sueño”, defiende a Marcus cuando pasa junto a un cartel de 1897 de la línea ferroviaria Mónaco-Monte Carlo. En la imagen, ni rastro de locomotoras ni referencia alguna a la ruta prometida. Sólo una mujer sonriente junto a una bahía y elementos decorativos de la casa. Porque, claro, lo que Mucha vendía no era un producto: era belleza. Y la mujer, añade Tomoko Sato, comisaria de la exposición, era para la checa el centro del universo. “Son el punto de partida de la creatividad, que tienen el poder de la espiritualidad. Toman el centro del escenario porque transmiten el mensaje”, dice ella. La mujer convertida en un icono, un vehículo comercial y, en definitiva, la correa de transmisión de la belleza.
«La misión del arte es expresar los valores estéticos de cada país siguiendo la belleza de su espíritu. La misión del artista es enseñar a la gente a amar tanta belleza”, defendió. alfonso mucha (Moravia, 1860-Praga, 1939). Esa belleza utópica e inspiradora, la misma que enamoró a Sarah Bernhardt y causó sensación en el París ‘fin de siècle’, es ahora el leitmotiv de la exposición que se puede ver en Barcelona hasta el 15 de octubre y que gira en torno a los escritos. con la que el creador checo, firme defensor del arte como medio de comunicación de masas, dio forma al llamado ‘estilo Mucha’.
“Era un teórico fantástico y un escritor maravilloso. Para él, la belleza significaba armonía entre los contenidos internos y las formas externas”, enfatiza Sato. Mucho, universalista y quimérico, creía en la cultura como motor de cambio. “Estaba convencido de que el arte podía mejorar la vida de las personas, que podía hacer del mundo un lugar mejor”, dice su bisnieta. Él mismo, de hecho, era la prueba viviente: llegó en 1887 a París, donde compartió piso con Gauguin, y el teatro lo convirtió en una superestrella casi por accidente. «En 1895, Sarah Bernhardt, la actriz más famosa del momento, representaba ‘Gismonda’ y necesitaba un cartel nuevo que atrajera a más espectadores”, recuerda Marcus Mucha.
La taquilla era escasa y la necesidad apremiaba, pero con la Navidad a la vuelta de la esquina, lo único que Bernhardt pudo encontrar fue un checo desconocido, un ilustrador avezado como pintor decorativo en su Moravia natal, que estaba haciendo algunas correcciones en el taller. . Pulgar arriba y doble ración de suerte: su cartel, protagonizado por la actriz francesa convertida en diosa bizantina, causó sensación. “Acabas de hacerme inmortal” Dicen que Bernhardt se lo contó cuando se vio empapelando medio París.
---La fama llegó con ‘Gismonda’, sí, pero también los primeros contratos sustanciales -Mucha trabajó para la actriz hasta 1900 realizando carteles y escenografías para ‘Hamlet’ y ‘La dama de las camelias’-; encargos publicitarios de marcas de cigarrillos, galletas, bicicletas, licores y jabones; diseño de envases; y portadas de revistas. “Los carteles fueron su laboratorio de pruebas para crear su propio estilo basado en consideraciones estéticas y psicológicas”, explica Sato. Implementó su idea de diseño analizando formas, composiciones y movimientos de línea que hacían feliz a la gente».
Arte universal y accesible
Las calles, celebradas Mucha, se convirtieron en exposiciones al aire libre. “El cartel fue una buena manera de instruir al público en general”, defendió. Porque si algo tenía claro el checo era que el arte, al menos el suyo, tenía que ser accesible y universal. “Él fue capaz de crear una forma de arte que no solo enriquecía las habitaciones privadas y las casas de las personas adineradas”, dice su bisnieta frente a la Paneles decorativos, piezas elegantes y exquisitas que se pueden ver en la exposición y con las que Mucha aspiraba a “elevar moralmente a las personas”. «Me alegró participar de un arte para el pueblo. Era barato, accesible al público en general y encontró un hogar tanto en familias pobres como en círculos más acomodados”, dijo el artista. En las paredes, paneles floridos y coloridos dedicados a las estaciones y las artes y “exclusivamente diseñados para el disfrute estético”.
Una superestrella de la ‘belle epoque’, Mucha se llevó bien con Strindberg, cultivó el misticismo y conoció a Van Gogh al menos en una ocasión (la Fundación Mucha localizó recientemente una carta en la que le contaba a su familia cómo “aquel pelirrojo loco” había regresado borracho al piso que compartía con Gauguin), pero el bohemia parisina no logró disipar su gran ambición: poner su arte al servicio de la independencia de Checoslovaquia. “Era consciente de lo que representa como creador publicitario y de su poder para unir a la gente”, enfatiza Sato. Así que en 1910 regresó a su país y comenzó a trabajar en la que sería su gran obra: veinte lienzos que muestran el desarrollo de la civilización eslava desde la Antigüedad hasta la Primera Guerra Mundial.
Una epopeya eslava mostrada aquí en formato digital y terminada justo a tiempo para ser entregada como regalo a la ciudad de Praga coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación de la Primera República Checoslovaca. La alegría, sin embargo, duró poco y Mucha, Gran Maestro de la Masonería y artista nacional, murió en 1939, poco después de ser arrestado y encarcelado durante diez días por la Gestapo. “Estaba desconsolado porque el país que había ayudado a construir había sido invadido por los nazis”, lamenta Marcus.
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